lunes, 18 de agosto de 2025

Las Jaulas que Nos Creamos: Dept. Q (Netflix)

 


Al final del primer episodio de Dept. Q, encontré una especie de leitmotiv: los espacios cerrados como jaulas que sirven para ocultar víctimas de secuestro por años, pero también son sitios para que se cree un equipo de rescate para la víctima. Eso hace que esta serie de Netflix se asemeje más a Las Azules que a Slow Horses con la cual se la ha comparado. Por otro lado, hay jaulas invisibles en las que se encierran los personajes para defenderse del mundo y que acaban siendo su prisión.

Fieras Enjauladas

Si no me creen, aun antes de comenzar, puedo indicar que si a Carl Morck (Matthew Goode) su jefa enjaula en un sótano para mantenerlo alejado de los demás policías, él se ha creado una coraza para protegerse del mundo exterior y que al final le impide comunicarse con este. En ese sentido se parece a Merritt Lingard, la victima de secuestro que lleva cuatro años enjaulada en una cámara descompresora. No me ha sorprendido que el titulo original en danés se traduzca como La mujer en la jaula. En español también el titulo La mujer que arañaba las paredes crea una impresión de encierro.



Sin embargo, antes de su secuestro, Merritt se había confeccionado una celda interior que encerraba sus secretos del pasado, su angustia del presente y sus constantes remordimientos. Mas encima, vivía en una casa en un páramo donde tenía escondido a su hermano que era la encarnación de su culpa. Eventualmente su pasado vino a enjaularla en una prisión real como castigo, ya que sus secuestradores la veían como una alimaña dañina.

Los Q encontraron a William enjaulado en un elegante manicomio, pero el pobre chico ya vivía en una prisión, privado del habla y de la facultad para escribir. En su lecho de hospital, Hardy, está enjaulado por su paraplejia. Carl lo saca de esa jaula demostrándole que mentalmente puede ser libre y útil.

Jasper se queja que su padrastro se aísla de él, pero el chico también se construye una mazmorra en su cuarto, incluso ocultando su rostro con una máscara. Otros personajes están enjaulados por sus complejos, sus prejuicios y sus miedos. Quizás por eso, la gran queja que he oído de una serie  es lo odioso de los personajes.



Departamento Q vs Slow Horses

Me aburre y hasta fastidia la comparación constante entre estas dos series. Es cierto que ambas se basan en exitosas series de novelas, que están pobladas por personajes desubicados, con problemas mentales y que son despreciados por su gremio. Ahí paran las similitudes.

La serie de Jussi Adler-Olssen pertenece al género policial, en cambio las novelas de Mick Herron se mueven en el mundo del espionaje. Físicamente, Carl Morck es mucho más atractivo que Jackson Lamb, pero el personaje de Sir Gary Oldman no tiene trabas mentales y es, a pesar de su lengua sarcástica, devoto del bienestar de sus “protegidos”. Tampoco podemos comparar a Morck con el idealista e ingenuo River Cartwright que es el héroe (Lamb es el antihéroe) de Slow Horses.

                        Jackson Lamb vs Carl Morck

Mas importante  es que al final de la Temporada 1 de los Caballos Lentos  yo ya tenía mis personajes favoritos: la dulce y devota Catherine, el romántico dúo compuesto por Min y Louisa, y por supuesto, River. Los demás me hacían reír y me caían bien. Tenía claro que los Buenos eran los de Slough House, no los siniestros burócratas de MI5.

En cambio, llevaba veinte o más minutos de ver el primer episodio de Dept. Q y estaba llegando a una conclusión: no había personaje querible ni con quien me identificase y solo la estaba viendo por Matthew Goode. Pensaba si podría aguantar siete capítulos más (después de todo no me interesan los misterios policiales a menos que sean históricos) cuando ocurrió el milagro.  Apareció un personaje que me interesó (y no por que posea la galanura de MG) y en los últimos diez minutos la trama dio una voltereta que me la hizo super interesante.

La Tragedia de Ser Carl Morck

La acción tiene lugar en Edimburgo, y el primer episodio consiste en viñetas semi corales que nos presentan a los personajes. Comenzamos con el detective Morck y su compañeroy tal vez su único amigo Hardy (Jamie Sives, mi queridísimo Ser Jory Cassel), paseando por las calles de Edimburgo cuando se encuentran con una patrulla policial ante la puerta abierta de una casa.

                              El ultimo paseo de Carl y Hardy

Contraviniendo el manual que indica como deben comportarse en una escena de crimen, los policías se entrometen y encuentran un cadáver con un cuchillo incrustado en el cráneo y un patrullero novato llamado Anderson custodiándolo. Morck se complace en humillar a Anderson, señalándole todos los errores que ha cometido. En medio de eso, emerge de la cocina un sospechoso cubierto con un pasamontaña que les dispara al trio.

Corte a los créditos y para cuando regresamos han pasado cuatro meses. El pobre Anderson murió en la balacera, Hardy está paralizado en un lecho de hospital. Morck recibió una herida en la cara que cubre con barba más espesa (lo que hace a MG triple slurp), pero lo que no salta a la vista es que está triple traumatizado.

Aun así la policía le ordena que se someta a una terapia a manos de una psicóloga que…errrr…es el único personaje que me complica en Departamento Q y eso que lo interpreta mi querida Kelly McDonald. Hablaré más de ella cuando me toque repasar el feminismo en la serie.



Morck intenta reincorporarse a la fuerza policiaca donde nadie está contento de verlo. Da la impresión que la tragediade la que lo culpanes la última gota de un vaso que él ha llenado con su sarcasmo y soberbia. Visitar a Hardy en el hospital es poca ayuda. El único amigo de Morck es presa de pensamientos suicidas y no está para escuchar cuitas ajenas.

Morck quisiera ocuparse de la investigación de su caso y descubrir la identidad de su atacante, pero esto ha quedado en manos de un trio de ineptos que comparten el mismo mal gusto en peinado y  no son muy ocurrentes. Para colmo, el detective tiene problemas personales.



Divorciado, ha quedado con la custodia de un hijastro adolescente, un arreglo que disgusta a ambos. El chico es típico Z inútil que se la pasa escuchando música estridente con audífonos y una máscara, tipo Darth Vadar, tras la cual se oculta del mundo. Cuando ya Jasper no sabe cómo irritar a su padrastro y a Martín (a quien Morck renta un cuarto en su casa) aporta un nuevo cambio, saltarse días de escuela y pasárselos en casa encamado con una compañerita.

                      Jasper en la puerta de su jaula

Un Baño-Oficina: Ni que fuera Betty La Fea

Morck no sabe qué hacer con Jasper y su jefa (Karen “Lisa Arryn” Dickie) no sabe qué hacer con Morck. La solución la traen sus superiores. Se ha descubierto que su comisaria tiene un récord de casos no resueltos. Quieren instalar un departamentoellos pondrán el dineropara que trabajen en esos cold cases y así satisfacer a la quejosa prensa.

Moira se pasa de lista, crea el Departamento Q, y pone a Carl Morck a cargo. El solito con su propia oficina en el subterráneo donde una vez estuvieron los baños compartidos. Todavía hay orinales adosados a la pared. Ni a Betty, La Fea le dieron una covacha tan hedionda.



Esto me ha recordado a Las Azules cuando les instalaron su oficina en el sótano. De nuevo tenemos una comisaría que no sabe qué hacer con un/unas indeseables, pero que no puede quitarse el bulto de encima. Para eso sirven estas jaulas para escondrijos de los elementos incomodos.

                  La guarida del Departamento Q

Como ocurriera con Las Azules, Morck y su equipo (del que hablaré en un segundo) limpian, arreglan, humanizan el subterráneo, y emprenden desde ahí una campaña para resolver su primer cold case. Eso, sin ayuda, de los de arriba donde Moira ha revertido los fondos que la ciudad le ha dado para el Departamento Q a sus Caballeros del Valle que ahora gozan de computadores nuevos.

No todo el mundo es oportunista y ratero en la superficie. Ahí tenemos a Rose (Leah Byrne), la recepcionista, quien una vez fuera policía, pero ha sido degradada ya que, como Carl, también está un poco cucú. Aunque a ratos es exasperante, y su peinado es mitad Bozo, el Payaso y Larry, el de los Tres Chiflados, me cae bien. Es gordita, le gustan los pastelillos y tiene buen corazón e intuición.

Intuye que Akram (Alexei Manvelov), un tímido refugiado sirio que ha venido en busca de empleo,  puede ser útil en el precinto y lo envía donde Moira. Justo ese día Carl anda berreando porque necesita alguien que archive y organice el centenar de cajas de casos no resueltos. Moira le manda a Akram Salim.



Resulta que el refugiado fue detective en su país antes que la situación política lo empujase a huir con su familia. Morck nota que es avispado, organizado y muy intuitivo, así que lo convierte en su asistente en la investigación. Akram es cortes, compasivo y quiere hacer las cosas según el manual, algo difícil con Morck, Sin embargo, Akram es bueno para saltarse las reglas y literalmente se salta vallas. El mejor momento es cuando visita una casa abandonada y se enfrenta a una banda de delincuentes-ocupa a los que reduce solo con las manos.

Será Akram quien, satisfaga a Moira consiguiendo un caso cerrado: la desaparición hace cuatro años de la fiscal Merritt Lingard. Con eso Moira convoca a una conferencia de prensa y coloca a un Carl ,sin ninguna preparación, a cargo de esta. Todo va bien hasta que un periodista se le ocurre cambiar el tema e interrogar a Carl sobre su caso que ha dejado un muerto, un invalido y un traumatizado policía.

                       Ni una corbata puede esconder el trauma de Carl Morck

Morck se descompone, sufre un ataque de pánico y huye de la conferencia. Nuevamente es Akram quien acude en su ayuda. A pesar de que para todos los presentes y hasta quienes lo vieron por televisión, es obvio que el detective no está bien, Morck sigue con la investigación y logra componer un equipo confiable compuesto por Akram, Rose y Hardy que, desde su cama de hospital y vía laptop, contribuye a resolver el misterio de Merritt Lingard.

                          Hardy desde su jaula-cama de hospital

¿Dónde está Merritt?

Después de haber leído el libro de Jussi Adler Olsen (en ingles se llama The Keeper of Lost Causes; en castellano es La mujer que arañaba las paredes) en la que han basado la serie, es evidente  que Scott Frank ha cambiado bastante el argumento.  Es interesante como ha navegado/conservado los saltos cronológicos del original. El primer episodio es una presentación de los dramatis personae, pero hay un personaje con el que Morck y su equipo nunca se entrecruzan.

Nos pasamos el tiempo esperando que este personaje y su historia paralela se unan a la línea argumental. Esto solo ocurre al final cuando descubrimos que la mujer que hemos visto es la misma del caso que Akram ha escogido para que debute el flamante Departamento Q. Todo lo que hemos visto de Merritt son flashbacks que llevan a su misteriosa desaparición de un ferry camino a la isla de Mohr que la fiscal, y su hermano, William, tomaron de regreso al hogar paterno.

Gracias a los flashbacks descubrimos que Merritt era una planta espinosa, brillante pero arrogante, audaz pero imprudente. Acababa de arruinar un caso importante y conseguido la indeseada libertad de un millonario que había asesinado a su esposa. Sin embargo, no fue el presente lo que precipitó el secuestro de la mujer. Eso es lo que descubrirá el Departamento Q.

                      Merrit amonestada por su superior

A pesar de los esfuerzos de Frank por mejorar, agilizar y hacer más interesante la trama, Departamento Q ofrece muy poco para atraparme y confieso haberla visto solo por Matthew G. Quizás sea porque no soy connoisseur del género, tal vez porque su énfasis en lo wokesobre todo el aura semi feminista me cohíben, pero la serie no me es atractiva.

Recalco  que los personajes, con la excepción de Akram y Rose (y tal vez Clare ),son detestables, llegando al punto que le tengo lastima a Morck por estar rodeado de tarados insensibles. Las actuaciones son desiguales. Solo Matthew está magnifico. Deja atrás esa aura de niño bonito que cultivó desde sus días de Brideshead Revisited y ofrece la mejor actuación de su vida (aparte de su Bob Evans en The Offer)




Matthew como Bob Evans

  Mathew en Dept. Q y en Discovery of Witches. Noten el cambio

Estéticamente la serie no brinda mucho. Es difícil recordar que está situada en la Edimburgo de María Estuardo y de Robert Louis Stevenson, a pesar de que hay escenas en zonas antiguas. Como todo lo de Netflix, es deprimentemente oscura y los personajes además de antipáticos están empeñados en verse feos y desaliñados. Sobrevive Mathew G. por qué ...aceptémoslo, es Matthew Goode.



Contenido Violento o Gory: Se supondría que un Noir debe tener su buena cuota de violencia, pero por primera vez veo como el wokismo trata el tema. La violencia es casi toda verbal, se describen hechos violentos (El asalto que dejó a William impedido de sus facultades; el ataque que mató a Anderson y dejó malheridos a Hardy y Morck, etc.). La tortura que sufre Merritt en su bóveda es física, pero más afecta su psiquis que su cuerpo.



Por supuesto que eso va cambiando al final. Tenemos gore galore cuando a la mujer enjaulada se le infecta un molar y sus captores le proporcionan un alicate para que se lo extirpe por si sola. El episodio final ve asesinatos, balaceras, etc. Antes, Akram tortura a un maleante en una escena casi cómica y Carl golpea a un gánster que amenazó a Jasper.

Sin embargo, hay en toda la serie un terror a la violencia. Las reacciones bruscas de Morck, que pueden catalogarse de impulsivas o inusitadas, alteran a quienes lo rodean, tal como ciertas palabras son vistas con tanto miedo como si quien las usa apuntara con un arma.

El caso más patético y desagradable es cuando Akram se encuentra con la pandilla de ocupas que inmediatamente se le enfrentan, sin haber agresión por parte del policía. Una incluso grita que el sirio no está armado. Ella lo sabe porque su padre era patrullero. Akram rápidamente demuestra que no necesita de armas para dominar a bullies cobardes.



¿Qué consigue con eso? Que él ocupa al que controló lo demande y Jacobson le endilgue un sermón a la persona más serena de la serie. Dos factores emergen de este encuentro. El primero es el casi racista recordatorio de Moira de que en Europa no se hacen las cosas como en el Medio Oriente. El otro, la evidencia de la nulidad de un departamento de detectives que no portan armas, ni siquiera un taser.

Ya bastante ridículo es que, en Londres,  los Bobbies ,deban defenderse de manifestantes y terroristas con un misero bastoncito, pero ¿dónde se ha visto que detectives en un espacio peligroso no tengan con que defenderse?  Más encima reciben regaños de sus superiores por usar ciertas palabras o darle un empujoncito a un periodista que invade su espacio. ¿Qué es esto? ¿Un internado de señoritas?



Contenido Sexual y Desnudos: Casi 0, lo normal en una serie donde amor y ternura son los grandes ausentes. Martin y Carl se impresionan ante la actividad sexual de Jasper. En un flashback vemos que Merritt tuvo una relación pasajera con un periodista y el actor que lo interpreta muestra nalgas. Luego los vemos desnudos de perfil, pero no son escenas eróticas. Como tampoco lo es la de Moira secuestrada, masturbándose ante la mirada de su secuestradora.

Factor Diversidad: Para ser una serie británica, no hay mucha diversidad. La ex asistente de Merritt es de origen africano; Martin y el personal médico que atiende a Hardy parecen venir del subcontinente indio.

El mayor exponente de un mundo “exótico” es Akram Selim que irónicamente es interpretado por un actor ruso de origen kurdo. Como saben, Akram es un personaje canon aunque en el libro se llama Assad. En la serie es mayor que en el libro y más misterioso, pero conserva tres características, su humanidad que a ratos choca con el cinismo de Morck; los enigmas de su pasado; y una cualidad que me recuerda a un arquetipo dieciochesco.



A ratos pareciera que viésemos la vileza y absurdísimo de nuestro Occidente a través de los sorprendidos ojos de Akram quién representa un sentido común y una compasión perdida por nuestro mundo. En ese sentido nos lo acerca a los protagonistas de Les Lettres Persiennes de Montesquieu y Las Cartas Marruecas de Jose Cadalso

Un poco extraño que en una serie de Netflix haya poca diversidad sexual. Apenas un policía gay que Rose conoce en la Isla Mohr. Por otro lado tenemos minusválidos y gente en el Espectro por doquier. Como también tenemos un pésimo retrato de las psiquiatras modernas, pero de eso que es parte del pésimo retrato que Scott Frank ha confeccionado de la “mujer empoderada”  hablaré, D-s mediante, en mi próxima entrada

2 comentarios:

  1. I did not watch either this nor Slow Horses, but I am glad you found something nice to view in them, we know how little of that there is in todays TV landscape. I finished The Teacher season two and The Twelve season two last week, so I will have to bring up two new shows to watch this week next to Gilded, All Creatures season 4 and Sisi final chapter (which is crazy gorgeous visually). I am also watching Leanne and Mandy and Georgie sitcoms on Saturdays for a bit of laugh, not that they make me laugh much LOL Will you watch Hostage on Netflix, it starts on Thursday?

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    1. Yes, it had its points, but it hd dark, horrible female characters and Matthew did very good creating a rather pathetic character. I don’t think I’ll be watching more modern drama. Honestly, even period pieces suck. I couldn’t watch more than two episodes of A Thousand Blows, lasted only one episode of Wednesday and turned off Disney after fifteen minutes of Dope Girls. I understand that they tried at a feminine Peaky Blinders, but honest…PB is not worth copying and it borrowed a lot from better series like Boardwalk Empire and Ray Donovan. The problem with Steven Knight is that he can create great characters like he did in Eastern Promises and Taboo, but he chooses not to. It’s why I’m a bit scared for House of Guinness.
      On the other hand, I’m enjoying the new version of Dalgliesh, and loving every second of Blood of my Blood. Please, keep safe in a land in turmoil.

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