Steven Knight
hace rato que anda buscando una familia disfuncional como la de los Shelby en Peaky
Blinders. Ahora la ha encontrado en los cuatro vástagos de Sir Benjamín Guinness,
el de la famosa cervecería. No tengo problemas con la falta de historicidad del
relato, porque han tenido la cortesía de ofrecer un disclaimer indicando
que es ficción “inspirada” en personajes reales. Mi problema es Knight, y su
amoralidad que se refleja desde sus personajes antipáticos hasta la obsesión
con la palabra “F” que sale de boca de hampones, criados y damas de sociedad.
Un Entierro
muy Movido
Estamos en Dublín,
1868. El cortejo fúnebre de Sir Benjamin Guinness, dueño de la cervecería más
importante del mundo, va a cruzar la ciudad hasta la catedral (protestante por
supuesto), pero el populacho tiene otras ideas, o se las imponen un par de
agitadores profesionales. Uno es un pastor que cree en la temperancia. O sea no
bebe alcohol, pero se mete cocaína. Supongo que para curar la sinusitis, el
único uso de la coca en ese tiempo.
El otro grupo lo
dirige Patrick Cochrane, leader de la Hermandad Feniana. Su rabia contra el
difunto es que era protestante y abusaba de sus empleados. Patrick parece bonachón,
sabe que viene la policía y le pide a su gente que no hieran a los caballos
porque “todos los caballos son católicos”. Que no te oiga la diosa Epona.
Al parecer los
empleados no eran tan desafectos del patrón, porque ya los ha armado Sean Rafferty
(James Norton), el capataz de la cervecera ,y juntos marchan a impedir que los
revoltosos interrumpan el cortejo. Entretanto, los cuatro hijos y herederos del
difunto están reunidos, no muy apenados, ya que cada uno tiene algún problema
propio que espera solucione la muerte del padre.
Arthur, el mayor
(Anthony Boyle), ha vivido tanto tiempo en Londres que ya no parece irlandés.
Su hermano Edward (Louis Partridge , el Lord Tewksbury de Enola Holmes)
es ambicioso, tiene planes y se siente capacitado para manejar el negocio. Su
hermana Anne, es la voz de la razón de la familia, y Benjamin, el menor, duerme
una borrachera en el sofá. Estos son los protagonistas del cuento.
Los Cochrane y
sus Planes
Mientras los Guinness,
con lujo de hipocresía, entierran al padre y lo homenajean con un baile (deseos
del difunto); en los bajos fondos dublinesas, Cochrane prepara otro golpe contra
sus enemigos. Esa noche quemarán el cargamento de cerveza que espera en el
puerto. Aparece su hermana Ellen, presidenta del Comité de Fenianas, carga
cuchillo en la liga y tiene planes más nefastos, pero más coherentes que los de
su hermano.
Usará los
secretos de los Guinness para destruirlos. Aconseja a su hermano no andar
quemando barriles que con eso solo afecta al pueblo que necesita de sus empleos
en la cervecera y que goza su pinta de cerveza negra. Está claro que Ellen es más
inteligente que Patrick, pero me
desagrada esa premisa de lucha de clases que siempre enarbola Knight y en la
que ahora la clase domestica es la destructora de oligarquías.
Como defensora
del servicio doméstico digo que no necesitamos de más ejemplos como Parasito
que solo sirve para desacreditar un trabajo digno y tremendamente útil. Es el
rechazo de quienes no saben de los lazos que se establecen entre amo y
sirviente y que superan diferencias de clases. Aunque exagerado, el modelo “Upstairs
Downstairs” que Lord Julian Fellowes ha promovido en cine y televisión, no está
tan alejado de la realidad.
Lo que es cierto
que los Guinness tienen muchos secretos, Ellen Cochrane no ha podido
encontrarle ninguno a Arthur. En busca de esa información, Ellen va a
entrevistarse con el hampón Bonnie Champion , pero este solo conoce las deudas
de Benjamin. Durante esa entrevista, Ellen presencia el incendio de los barriles
y es vista por Rafferty. Yo estaba
temerosa de que tuviéramos romance ente el capataz y la feniana, pero Rafferty
va a estar ocupado preñando a las mujeres de la Familia Guinness.
En el segundo
episodio presenciamos la lectura del testamento: Edward y Arthur se ocuparán el
negocio, a pesar de que la verdadera carrera de Arthur es la política. Para eso
está dispuesto a llevar una doble vida e incluso casarse por interés. Benjamin
es desheredado por su alcoholismo y por jugador. Huye de sus acreedores,
yéndose a Londres a unirse al ejército y también a casarse por interés.
Anne es excluida por
ser mujer. Se dedicará a la beneficencia y a cuidar de sus achaques mientras expía
la única vez que dejó que su carne pecara. En cuanto a Edward, sus planes
incluirán expandir su negocio al otro lado del Atlántico y también a hacer un
provechose matrimonio del cual descienden hasta hoy los dueños de la cervecera
y todos los Guinness que hayan aparecido en las portadas de periódicos o en las
crónicas sociales. En cuanto a Ellen, seguirá con sus planes de recaudar secretos,
pero Edward dará vuelta su vida y proyectos de una manera que ella no podría imaginar
ni evitar.
Lo Mejor y lo
peor de The House of Guinness
Por ese motivo, voy
a recomendar esta serie para los fans de Steven Knight. Sin ser aparatosamente
exagerada como su último esfuerzo A Thousand Blows, pero sin llegar al
pathos profundo de Taboo, cumple con los requisitos que han hecho al
director reconocido. Puedo recomendarla para el fandom de Anthony Boyle y James
Norton. Aquí interpretan roles vigorosos aunque no muy simpáticos. Para los
amantes del género de época les cuento que es una combinación de The Gilded
Age y Warrior. El parecido con esta última reside en que los irlandeses
no están retratados con mucha justicia.
Ahora que he sido
objetiva, puedo decirles que no me gustó. No es por no considerarla histórica.
No hubo un escándalo público en el entierro de Sir Benjamín Guinness, pero le
quedó divertido a Knight ese episodio. No hay registros de que Arthur Guinness
fuese gay, pero su tío y tocayo si lo era. Una licencia legitima y un bono para
la diversidad de Netflix. Los americanos estaban bebiendo cerveza desde 1817 y
no hay registro de ningún primo Byron, pero , vamos, que ver nuevamente la
sonrisa diabólica de Joffrey Baratheon valió la pena.
Visualmente la
serie es oscura, la recreación de Dublín está hecha con CGI (tal como la Birmingham
de Peaky Blinders) y fue filmada
en Liverpool. La banda sonora es totalmente contemporánea salpicada de folk
rock y de canciones en gaélico. El vestuario es feo, tan oscuro como la
iluminación y no hay personaje que me atraiga, con el que me identifique o que me arrebate el
sueño. El libreto sigue los tropos tan amados por Knight. Un clérigo villano,
fenianos bobos peligrosos, enemigos que olvidan sus ideologías en la cama.
En suma, House of Guinness me aburrió. Parece increíble, pero pasada la batalla
del cortejo, la serie me pareció tan poco original, los personajes tan poco
atractivos, que la seguí viendo con bostezos
y reticencia. Me alegra saber que muchos espectadores comparten mi sentir. En
IMDB me encuentro con adjetivos como “banal” y “aburrida”. El incorregible James
Delingpole la calificó en The Spector de “excruciating”. Mas o menos es lo que encuentro en Rotten Tomatoes
donde la batalla de la cerveza obtiene un puntaje más bajo del auditorio que el
de IMDB (7, 5 de IMDB y 6,6 en RT).
En Rotten
Tomatoes, la crítica le ha dado un alto rating a la serie, algo común con
el producto Netflix. Sin embargo, quienes aprueban no parecen ser de sitios muy
conocidos y aun los conocidos reconocen que le falta algo.
Miren lo que dice
Robert Levin en Newsday: “Casa de Guinness es siempre entretenida,
pero presenta una insipidez que es difícil de ignorar”. John Anderson en el Wall Street Journal,
describe a la serie como algo para los que gustan de lo irlandés, lo
sexy-violento y con una actitud casual hacia lo histórico, y termina con “ te dejará cómodamente atontado”.
India Block en the London Standard dice que para gozar esta serie hay que
“apagar el cerebro”.
Aun los críticos
en nuestra lengua han tenido quejas. En MundoCine, Marta Medina revela dos falencias de la serie: “Donde la serie tropieza es en su
incapacidad para profundizar en los conflictos sociales de la Irlanda de la
época. La tensión entre la familia Guinness, protestante y unionista, y la
clase obrera feniana que lucha por la independencia de Irlanda, aparece
esbozada de manera muy superficial. A ello se añade una cierta querencia por
las subtramas amorosas, articuladas con un aire telenovelesco de sobremesa, que
no necesariamente seducirá a todo tipo de público.”
Quienes se han
lanzado en picada en contra de la serie han sido los medios irlandeses y con
motivo de causa. Knight ha vilipendiado a los Hijos de Erin adjudicándoles
todos los estereotipos posibles, O son
brutos o brutales o borrachos, o todo eso. Ya solo falta que los vistan de
verde.
Anna Marie
Hourihan, escribiendo para el Irish Independent acumula “piropos” sobre la Casa de
Guinness: llena de clichés, poco realista, aburrida y previsible. Ed Harris
en The Irish Times describe el conocimiento de Steven Knight
sore la experiencia colonialista de Irlanda bajo los ingleses como
“rudimentaria” y lo acusa de aglomerar a todos los irlandeses bajo un mismo
rotulo, incluyendo a los fenianos a los que ha caracterizado y vestido de “leprechauns
ferales”. En The Irish Examiner, Pat Fitzpatrick resume la poca
originalidad de la historia con un “lo hemos visto antes”.
Contenido
Violento y Gory:
Comenzamos con fenianos, policía y empleados de la Guinness agarrándose de las greñas
en medio de Dublín, . En típico humor Knight tenemos a los Fenianos a través de
la serie confirmando la reputación de peleones de los irlandeses.
Contenido
Sexual y Desnudos: Es
Netflix…
Factor
Feminista: Cero. Las
mujeres de Steven Knight son osadas, transgresoras y furibundas, pero siempre
terminan pagando sus pecados y los de sus hombres, sean estos sus amantes o sus
hermanos. La verdadera Anne Guinness fue una mujer perseguida y limitada por
sus achaques físicos. Aquí han querido empoderarla convirtiéndola en adúltera y
no lo han logrado.
Factor
Diversidad: Por ahí hay algunos
actores de color, pero ningún rol importante. (El incorregible Delingpole dijo
que había que agradecer que de los cuatro Hermanos Guinness ¡ninguno
fuese negro!) La diversidad sexual está representada por dos personajes importantes,
pero Knight no es un campeón del wokismo en ese sentido. En cuanto a la
enfermedad de Anne es tratada como un aspecto de su debilidad (tal como su
adulterio) no como un estudio de como una minusválida lucha por ser relevante
en un mundo donde las mujeres sanas ya son vistas como inútiles








Poor Jamesy Norton, he had three promising series at the same time and none of them scored much success, I was surprised that even Guinness has not been a hit at Netflix, given that they have all kinds of uter shit become hits there. Probably poor marketing.
ResponderEliminarI was opting weather to start this last night, but decided in the end for Chief of War which made me fall asleep in the first episode even though it is filled with nekkid male buttocks LOL It is so violent and boring and Momoa too fugly to keep me entertained or enticed. I will finish it, though.... or at least I hope I will. King and Conqueror is, meanwhile, watchable, but does not have that something something to stand out. It is also very frustrating given that the heroes suffer constantly, like some kind of suffer porn or something.