martes, 4 de noviembre de 2025

Cerveza y Ambiciones: House of Guinness (Netflix)



Steven Knight hace rato que anda buscando una familia disfuncional como la de los Shelby en Peaky Blinders. Ahora la ha encontrado en los cuatro vástagos de Sir Benjamín Guinness, el de la famosa cervecería. No tengo problemas con la falta de historicidad del relato, porque han tenido la cortesía de ofrecer un disclaimer indicando que es ficción “inspirada” en personajes reales. Mi problema es Knight, y su amoralidad que se refleja desde sus personajes antipáticos hasta la obsesión con la palabra “F” que sale de boca de hampones, criados y damas de sociedad.

Un Entierro muy Movido

Estamos en Dublín, 1868. El cortejo fúnebre de Sir Benjamin Guinness, dueño de la cervecería más importante del mundo, va a cruzar la ciudad hasta la catedral (protestante por supuesto), pero el populacho tiene otras ideas, o se las imponen un par de agitadores profesionales. Uno es un pastor que cree en la temperancia. O sea no bebe alcohol, pero se mete cocaína. Supongo que para curar la sinusitis, el único uso de la coca en ese tiempo.

El otro grupo lo dirige Patrick Cochrane, leader de la Hermandad Feniana. Su rabia contra el difunto es que era protestante y abusaba de sus empleados. Patrick parece bonachón, sabe que viene la policía y le pide a su gente que no hieran a los caballos porque “todos los caballos son católicos”. Que no te oiga la diosa Epona.



Al parecer los empleados no eran tan desafectos del patrón, porque ya los ha armado Sean Rafferty (James Norton), el capataz de la cervecera ,y juntos marchan a impedir que los revoltosos interrumpan el cortejo. Entretanto, los cuatro hijos y herederos del difunto están reunidos, no muy apenados, ya que cada uno tiene algún problema propio que espera solucione la muerte del padre.

Arthur, el mayor (Anthony Boyle), ha vivido tanto tiempo en Londres que ya no parece irlandés. Su hermano Edward (Louis Partridge , el Lord Tewksbury de Enola Holmes) es ambicioso, tiene planes y se siente capacitado para manejar el negocio. Su hermana Anne, es la voz de la razón de la familia, y Benjamin, el menor, duerme una borrachera en el sofá. Estos son los protagonistas del cuento.

Los Cochrane y sus Planes

Mientras los Guinness, con lujo de hipocresía, entierran al padre y lo homenajean con un baile (deseos del difunto); en los bajos fondos dublinesas, Cochrane prepara otro golpe contra sus enemigos. Esa noche quemarán el cargamento de cerveza que espera en el puerto. Aparece su hermana Ellen, presidenta del Comité de Fenianas, carga cuchillo en la liga y tiene planes más nefastos, pero más coherentes que los de su hermano.



Usará los secretos de los Guinness para destruirlos. Aconseja a su hermano no andar quemando barriles que con eso solo afecta al pueblo que necesita de sus empleos en la cervecera y que goza su pinta de cerveza negra. Está claro que Ellen es más inteligente que  Patrick, pero me desagrada esa premisa de lucha de clases que siempre enarbola Knight y en la que ahora la clase domestica es la destructora de oligarquías.

Como defensora del servicio doméstico digo que no necesitamos de más ejemplos como Parasito que solo sirve para desacreditar un trabajo digno y tremendamente útil. Es el rechazo de quienes no saben de los lazos que se establecen entre amo y sirviente y que superan diferencias de clases. Aunque exagerado, el modelo “Upstairs Downstairs” que Lord Julian Fellowes ha promovido en cine y televisión, no está tan alejado de la realidad.

Lo que es cierto que los Guinness tienen muchos secretos, Ellen Cochrane no ha podido encontrarle ninguno a Arthur. En busca de esa información, Ellen va a entrevistarse con el hampón Bonnie Champion , pero este solo conoce las deudas de Benjamin. Durante esa entrevista, Ellen presencia el incendio de los barriles y es vista por  Rafferty. Yo estaba temerosa de que tuviéramos romance ente el capataz y la feniana, pero Rafferty va a estar ocupado preñando a las mujeres de la Familia Guinness.

                                                 Sean Rafferty

En el segundo episodio presenciamos la lectura del testamento: Edward y Arthur se ocuparán el negocio, a pesar de que la verdadera carrera de Arthur es la política. Para eso está dispuesto a llevar una doble vida e incluso casarse por interés. Benjamin es desheredado por su alcoholismo y por jugador. Huye de sus acreedores, yéndose a Londres a unirse al ejército y también a casarse por interés.

                             Arthur tratando de no parecer gay

Anne es excluida por ser mujer. Se dedicará a la beneficencia y a cuidar de sus achaques mientras expía la única vez que dejó que su carne pecara. En cuanto a Edward, sus planes incluirán expandir su negocio al otro lado del Atlántico y también a hacer un provechose matrimonio del cual descienden hasta hoy los dueños de la cervecera y todos los Guinness que hayan aparecido en las portadas de periódicos o en las crónicas sociales. En cuanto a Ellen,  seguirá con sus planes de recaudar secretos, pero Edward dará vuelta su vida y proyectos de una manera que ella no podría imaginar ni evitar.

Lo Mejor y lo peor de The House of Guinness

Por ese motivo, voy a recomendar esta serie para los fans de Steven Knight. Sin ser aparatosamente exagerada como su último esfuerzo A Thousand Blows, pero sin llegar al pathos profundo de Taboo, cumple con los requisitos que han hecho al director reconocido. Puedo recomendarla para el fandom de Anthony Boyle y James Norton. Aquí interpretan roles vigorosos aunque no muy simpáticos. Para los amantes del género de época les cuento que es una combinación de The Gilded Age y Warrior. El parecido con esta última reside en que los irlandeses no están retratados con mucha justicia.

Ahora que he sido objetiva, puedo decirles que no me gustó. No es por no considerarla histórica. No hubo un escándalo público en el entierro de Sir Benjamín Guinness, pero le quedó divertido a Knight ese episodio. No hay registros de que Arthur Guinness fuese gay, pero su tío y tocayo si lo era. Una licencia legitima y un bono para la diversidad de Netflix. Los americanos estaban bebiendo cerveza desde 1817 y no hay registro de ningún primo Byron, pero , vamos, que ver nuevamente la sonrisa diabólica de Joffrey Baratheon valió la pena.

                           Joffrey cambio la corona por un sombrero hongo

Visualmente la serie es oscura, la recreación de Dublín está hecha con CGI (tal como la Birmingham de Peaky Blinders)  y fue filmada en Liverpool. La banda sonora es totalmente contemporánea salpicada de folk rock y de canciones en gaélico. El vestuario es feo, tan oscuro como la iluminación y no hay personaje que me atraiga,  con el que me identifique o que me arrebate el sueño. El libreto sigue los tropos tan amados por Knight. Un clérigo villano, fenianos bobos peligrosos, enemigos que olvidan sus ideologías en la cama.

En suma,  House of Guinness me aburrió. Parece increíble, pero pasada la batalla del cortejo, la serie me pareció tan poco original, los personajes tan poco atractivos,  que la seguí viendo con bostezos y reticencia. Me alegra saber que muchos espectadores comparten mi sentir. En IMDB me encuentro con adjetivos como “banal” y “aburrida”. El incorregible James Delingpole la calificó en The Spector de “excruciating”. Mas o menos es  lo que encuentro en Rotten Tomatoes donde la batalla de la cerveza obtiene un puntaje más bajo del auditorio que el de IMDB (7, 5 de IMDB y 6,6 en RT).

En Rotten Tomatoes, la crítica le ha dado un alto rating a la serie, algo común con el producto Netflix. Sin embargo, quienes aprueban no parecen ser de sitios muy conocidos y aun los conocidos reconocen que le falta algo.



Miren lo que dice Robert Levin en Newsday: “Casa de Guinness es siempre entretenida, pero presenta una insipidez que es difícil de ignorar”. John Anderson en el Wall Street Journal,  describe a la serie como algo para los que gustan de lo irlandés, lo sexy-violento y con una actitud casual hacia lo histórico,  y  termina con “ te dejará cómodamente atontado”. India Block en the London Standard dice que para gozar esta serie hay que “apagar el cerebro”.

Aun los críticos en nuestra lengua han tenido quejas. En MundoCine, Marta Medina revela dos falencias de la serie:Donde la serie tropieza es en su incapacidad para profundizar en los conflictos sociales de la Irlanda de la época. La tensión entre la familia Guinness, protestante y unionista, y la clase obrera feniana que lucha por la independencia de Irlanda, aparece esbozada de manera muy superficial. A ello se añade una cierta querencia por las subtramas amorosas, articuladas con un aire telenovelesco de sobremesa, que no necesariamente seducirá a todo tipo de público.”

Quienes se han lanzado en picada en contra de la serie han sido los medios irlandeses y con motivo de causa. Knight ha vilipendiado a los Hijos de Erin adjudicándoles todos los estereotipos posibles,  O son brutos o brutales o borrachos, o todo eso. Ya solo falta que los vistan de verde.

                                  A Ellen la vistieron de verde

Anna Marie Hourihan, escribiendo para el Irish Independent acumula “piropos” sobre la Casa de Guinness: llena de clichés, poco realista, aburrida y previsible. Ed Harris en The Irish Times describe el conocimiento de Steven Knight sore la experiencia colonialista de Irlanda bajo los ingleses como “rudimentaria”  y lo acusa de  aglomerar a todos los irlandeses bajo un mismo rotulo, incluyendo a los fenianos a los que ha caracterizado y vestido de “leprechauns ferales”.  En The Irish Examiner, Pat Fitzpatrick resume la poca originalidad de la historia con un “lo hemos visto antes”.

Contenido Violento y Gory: Comenzamos con fenianos, policía y empleados de la Guinness agarrándose de las greñas en medio de Dublín, . En típico humor Knight tenemos a los Fenianos a través de la serie confirmando la reputación de peleones de los irlandeses.

Contenido Sexual y Desnudos: Es Netflix…

Factor Feminista: Cero. Las mujeres de Steven Knight son osadas, transgresoras y furibundas, pero siempre terminan pagando sus pecados y los de sus hombres, sean estos sus amantes o sus hermanos. La verdadera Anne Guinness fue una mujer perseguida y limitada por sus achaques físicos. Aquí han querido empoderarla convirtiéndola en adúltera y no lo han logrado.

                                  Anne enfermiza e infiel.

Factor Diversidad: Por ahí hay algunos actores de color, pero ningún rol importante. (El incorregible Delingpole dijo que había que agradecer que de los cuatro Hermanos Guinness ¡ninguno fuese negro!) La diversidad sexual está representada por dos personajes importantes, pero Knight no es un campeón del wokismo en ese sentido. En cuanto a la enfermedad de Anne es tratada como un aspecto de su debilidad (tal como su adulterio) no como un estudio de como una minusválida lucha por ser relevante en un mundo donde las mujeres sanas ya son vistas como inútiles