martes, 30 de abril de 2024

Sic Semper Tyrannis: El asesinato de Lincon en Manhunt ( Appletv+)

 


Están de moda los shows de detectives. Hay una obsesión con resolver asesinatos incluso en escenarios de época. Y no hay nada tan fascinante como perseguir asesinos,  sobre todo si son magnicidas. Eso está aprovechando esta primavera Appletv+ con su Manhunt, la investigación y cacería del asesino (s) del presidente Abraham Lincoln.

Una Conspiración y un Asesinato

Manhunt está basada en Manhunt the 12-day Chase for Lincoln’s Killer de James L. Swanson . El primer episodio nos describe el final de La Guerra de Secesión, el asesinato del Presidente Abraham Lincoln, perpetrado por el actor John Wilkes Booth,  y otros sucesos ocurridos esa misma noche y que forman parte de una conspiración de los Estados Confederados para apoderarse del gobierno.

                                             Los Lincoln en familia

Fracasada la conspiración y fugado el asesino, la trama se cifra en la investigación del Ministro de Guerra Edwin Stanton (Tobías Menzies de Outlander, Juego de Tronos etc.) por capturar a Booth y sus cómplices. Al mismo tiempo debe batallar contra fuerzas pro-Confederadas en altos puestos gubernamentales que incluyen hasta el nuevo presidente Andrew Johnson. Stanton debe luchar por mantener vivo el sueño de Lincoln de liberar a los esclavos y de darles un puesto digno en la sociedad blanca. Su salud no lo acompaña y hasta su esposa lo abandona.

                                 lOs dos Jognson, el real y el ficticio, igualmente chuecos

Confieso no haber visto The Conspirator, el filme de Robert Redford, y aunque cubrimos el gobierno de Lincoln en mi penúltimo año de secundaria,  yo no tenía idea de la magnitud de la conspiración. Debido a mi ignorancia me es fácil aceptar licencias históricas de la miniserie.

No me interesa saber que pierna se rompió Booth al saltar al escenario, ni que oreja le voló su balazo al presidente. Me es fácil aceptar que Edwin Stanton fuese amigo personal de Lincoln (“has sido su esposa durante la guerra” gruñe Mary Lincoln) y que convierta la búsqueda del asesino en algo personal. Aparentemente, Stanton y Lincoln tuvieron muchos desencuentros durante su relación política y no eran tan cercanos para que le llamase “Abe”. De hecho, a Lincoln no le gustaba ese apodo.

Pero vamos, la historia fluye mejor con esa motivación de Stanton de vengar a su mejor amigo. Como tampoco había yo he visto daguerrotipos del caballero no me incomoda que lo interprete Tobias Menzies, más delgado y alto que el verdadero Edwin Stanton y sin la larga barba que caracterizaba al Secretario de Guerra.

  Como que Tobias Menzies no se parece mucho al verdadero Stnton. ¿Verdad?

Las mayores quejas de los puristas han sido por el elenco, principalmente en contra de Hamish Linklatter y su interpretación de “Honest Abe”. Aunque hemos visto a grandes actores, desde Henry Fonda hasta Sir Daniel Day Lewis,  dar vida al presidente mártir, me ha gustado del trabajo de Linkletter,  su caracterización física y la mixtura de cansancio y entusiasmo que imprime a su personaje.



Ha habido quejas de que lo han puesto pusilánime y perdona vidas . Todos los datos que hemos heredado sobre Abraham Lincoln nos lo describe como compasivo, pacifico, ansioso de acabar con la violencia fratricida y de unificar a la nación.

Por último, debemos recordar que la serie se ha basado en un libro y en el punto de vista de su autor. Es por eso que dos personajes ambiguos a los que la historia ha otorgado el beneficio de la duda, Mary Surratt y el Dr. Samuel Mudd,  son retratados aquí como villanos gracias a nuevas pruebas desenterradas que los incriminan.

La historia comienza justo después de la rendición de Los Confederados en Appomatox. Para Lincoln y su gabinete es un triunfo mayor. Por fin el presidente decide relajarse y llevar a su esposa al teatro a ver una comedia, Nuestro Primo Americano. Edwin Stanton va a seguirlo cuando recibe noticias de que William H. Seward, el Secretario de Estado,  ha sido victima de un atentado.

                        Los Lincoln en el Teatro Ford

Cuando los Actores se Vuelven Asesinos

Mientras Stanton va casa del herido, vemos como John Wilkes Booth prepara su atentado con ayuda de gente dentro del mismo teatro. Lo vemos incluso tomándose una copa en el bar con uno de los guardaespaldas del presidente.



Booth se conoce de memoria la pieza, ha actuado en ella. Lo vemos fuera del palco presidencial recitando el parlamento hasta que llega al momento escogido. Irrumpe en el palco,  le dispara al presidente y salta al escenario con su famoso grito de otro celebre magnicida (Junius Bruto) Sic Semper Tyrannis. (¡Así mueran los tiranos!)

                   ¡Así mueran los tiranos!

Se han hecho tantas películas sobre Lincoln, pero poco o casi nada sobre su asesinato. Yo solo me imaginaba a John Wilkes Booth como John Derek (asombroso parecido entre ambos actores) el villano de Prínce of Players, la biopia de su hermano Edwin Booth, el mejor actor de su época.

           John Derek y Sir Richard Burton como Los Hermanos Booth

Siempre vi a JWB como un actor fracasado, envidioso de su hermano,  dominado por delirios de grandeza. Nunca supuse que hubiese una nación, al menos un servicio de inteligencia , apoyándolo. No sabía que era famosísimo, un galán,  y un shock para el público saberlo magnicida. Es como si mañana Ryan Gosling matase a Joseph Biden (G-d forbid!)



Lo inesperado para Booth es romperse una pierna y tener que llegar rengueando a su caballo. De ahí la trama bifurca por dos caminos: la huida de Booth que lo lleva al Sur y la investigación de Stanton que es conjunta (aunque a ratos no lo parezca) con la policía de Washington y el ejército.

Lo fascinante es que siempre se conoció la identidad del asesino. En una época con medios de comunicación en pañales, pre radio, pre filme, pre fotografía,  los retratos a mano y daguerrotipos de John Wilkes Booth circulaban por todos lados, al igual que afiches anunciando sus actuaciones. Era tan famoso que una de las sorpresas del cuento es como lo van reconociendo los muchos que lo ayudarán en su huida.

Booth logró cruzar el puente que separaba el Distrito de Columbia con Maryland porque el guardia era fan. Por eso lo dejó pasar a pesar de que ya había superado el horario de clausura. Swann, el guía mestizo que lleva a Booth y a su compañero David por terreno pantanoso a Virginia admite haber visto al asesino en un escenario en Baltimore.



Yo diría que esta es la mejor parte del relato. Este roadtrip en el que Booth va aumentando en arrogancia y megalomanía y va perdiendo el norte,  y  aun así hay gente que lo auxilia sea por dinero como el guía, por miedo como Mary,  o porque realmente creen en su causa y admiran sus acciones.

Ni Mudd era un Martir, Ni Johnson un Abolicionista

Hay ciertas exageraciones como el mostrar a todos los Confederados confabulados en un movimiento de resistencia contra la rendición de sus fuerzas y que ven en Booth un ejemplo al que hay que proteger.  Diferente es el caso del Dr. Mudd. Se ha descubierto que había dado refugio a agentes confederados antes,  por lo que no es accidental que haya atendido al actor a quien entablilló la pierna. Fin de la imagen de Mudd, el mártir injustamente castigado por ejercer el juramento de Hipócrates.



Mudd era entonces un Rebelde como se les llamaba a los sureños ¿pero era tan mala persona con sus esclavos como nos lo muestra la serie? Durante el juicio de Mudd, Mary testificó que su amo una vez le había disparado en la pierna a su hermano.

                          El Doctor Mudd no era tan inocente

El tema de los esclavos emancipados es prominente en la trama y no solo por el personaje de Mary Simms (Lovie Simone). Edwin Stanton está atrapado entre vengar la muerte de su amigo y presidente (ni hablar de sus conflictos familiares y de salud) y respaldar la visión de una nueva categoría de ciudadanos estadounidenses, el conglomerado afroamericano,

Solo que tiene poca ayuda. Muchos políticos en Washington creen que fue un error (y motivo de su asesinato) de Lincoln darles la libertad a los esclavos. Lo cree hasta Robert Lincoln y ciertamente lo cree el nuevo presidente Andrew Johnson. De Johnson, que muchos piensan (en la serie) que anduvo metido en la conspiración de Booth-Surrat,  Manhunt nos da una visión de un hombre sucio y oportunista que cambia de idea como de calzoncillos y que se va por lo que le conviene a él, no por los ideales por los que se ha peleado una guerra fratricida.

La visión del Norte, al menos la de Washington y Nueva York,  es la de ricachones que velan por su pecunio y son, en el fondo,  simpatizantes del Sur. Es cierto que hubo un complot para incendiar Nueva York, ¿pero es verdad que una de sus causas era atraer el estado a la Confederación?  Nada más significativo que la escena en la cual la policía irrumpe en Wall Street a arrestar especuladores y los encuentra entonado “Dixie”.  Ellos son quienes quieren apoderarse del gobierno

El gran villano del cuento es un personaje pintoresco de la historia estadounidense,  George N.  Sanders de Kentucky (¿pariente del Coronel Sanders creador del Kentucky Fried Chicken?) En la vida real, Sanders había cumplido funciones consulares en Europa donde destacó por su amistad con los revolucionarios de su tiempo,  el italiano Giuseppe Mazzini y el húngaro Lajos Kossuth. Aparte de admirar a revoltosos,  Sanders, creía firmemente en la legalidad del magnicidio de tiranos.



Durante la Guerra de Secesión, y aun residiendo en el Norte, Sanders fue abiertamente pro sureño. Según él,  Abe Lincoln era un tirano que merecía ser asesinado. La investigación de Stanton vinculó a Sanders con el cadre de conspiradores, pero el ex cónsul alcanzó a huir a Europa donde continuaría apoyando revueltas.

La serie nos retrata a Sanders como un epitome de los millonarios de su época, un Robber Baron, que especula en Wall Street, compra periódicos con los que manipula a la opinión pública,  y cree que la justicia es un artículo de compraventa.  ¿Existió Sanders? Si, pero no creo que fuese parecido al Hombre del Saco de la cultura estadounidense contemporánea.

Cuando intenta matar a Edwin Stanton, Sanders suelta un “Podría matar a un hombre a plena luz del día en Wall Street sin que me ocurriera nada”. Ya sabemos de donde salió esa bravata. Ese presentismo afea la serie ya que le quita credibilidad.



Espías Confederados

Otra fascinante premisa, pero que puede ser falsa,  es la importancia del Servicio Secreto Confederado. Falso es creer que era dominado por Judah Benjamin. Tenemos un soldado afroamericano que escupe ese nombre con un odio que va más allá del que merecen esclavistas. Ya siento las voces de Tamika Mallory y Shaun King usando al personaje como mono de ventrílocuo.

Como todos los servicios de inteligencia del mundo el Confederado tenia la obligación de reportarse a solo a tres personas, el Presidente,  el Vicepresidente y el Scretario de Estado. Sucede que el gordito Benjamín era el Secretario de los Estados Confederados. Lo que sí es verdadero es que Montreal era un centro de espionaje Confederado y que la ciudad canadiense estaba llena de simpatizantes de la causa sureña.

                                   Judah T. Benjamin

Otra cosa es hacernos creer que eran los espías confederados a los que había que temerles más que a su ejército. A pesar de los esfuerzos de la serie para colocarlos detrás de la conspiración que costó la vida a Lincoln, la mayoría de los planes del servicio de espionaje sureño fracasaron. Tal como el plan de Lincoln-Stanton para asesinar a Jefferson Davis también fracaso. No conocía este plan  para acabar con el líder Confederado, pero no me molesta ni me hace mirar con desprecio a Honest Abe. Las guerras a veces exigen movidas desperadas y no muy legales ni morales.

Otra falsedad de Manhunt es mostrarnos que Samuel Cox, en su sótano,  tiene instalado un sistema de telégrafo con el que manda despachos a Richmond. También tengo mis dudas sobre lo que le cuenta a Booth que ya todo el Sur conoce y celebra su hazaña. De hecho, Booth no piso ni el sótano ni el salón de Cox quien no lo dejó entrar a su casa. En su diario,  Booth expresa amargura por el magro recibimiento de quien se limita a enviarlo al bosque en busca del misterioso River Ghost, un guía Confederado.





En mi breve investigación he descubierto un par de factores asombrosos. Hay gente que hoy en día todavía creen que Booth hizo bien en matar al “tirano” Lincoln y existe una teoría que muchos abrazan que John Wilkes Booth no murió abatido por el ejército estadounidense en el establo de los Garrett.  Muchos creen que logró huir a Europa donde formó una familia y siguió promoviendo ideas que todavía caracterizan al Sur moderno.



En general, recomiendo Manhunt.  Tiene trama interesante que navega una delicada línea entre la investigación policiaca y las intrigas políticas de Washington. Logra crear una atmosfera de época sobre todo de la tensión que se vive en una nación acabada de salir de una guerra civil.  

Ha sido un muy logrado libreto y producción a cargo de la afro-judía Monica Beletsky quien ya nos diese la mejor (la Tercera)  temporada de Fargo. En su equipo de guionistas ha incluido una diversidad de estilos desde Jan Oxenberg que se especializa en temas lésbicos hasta Ben H. Winters quien fuese el autor de la parodia del género fantástico: Sense and Sensibility and Sea Monsters.

La dirección está mayormente en manos del excelente Carl Franklin, “culpable” de muchas obras conocidas, pero al que siempre agradeceré su estupendo Noir,  El Diablo Viste de Azul. Las actuaciones son impecables, el vestuario adecuado, la escenografía bien constituida. Una lástima que tenga tan poca exposición porque Appletv+ se está convirtiendo en una biblioteca de pequeñas joyas de época.



Contenido Violento o Gory: El asesinato. El enfrentamiento entre soldado afroamericanos y policías blancos enfrente de la casa de Stanton, pero nada Gory

Contenido Sexual o Desnudos: Ninguno

Factor Feminista: Aunque nos habíamos acostumbrado a visualizar a Mrs. Lincoln con el rostro de Mary Tyler Moore o Sally Field, Lilly Taylor llena muy bien los escarpines de la Primera Dama. Se las ha arreglado para mostrarnos todos los matices de Mary Lincoln: su derroche, sus nervios frágiles que pueden haber evidenciado problemas mentales mayores, pero también nos la muestran conmovedora ante la tragedia. Magnifica es esa escena en que suplica a su esposo y a Stanton que no envíe a su hijo al campo de batalla.





Si Mary Lincoln representa a las mujeres blancas divididas por un conflicto fratricida que no han iniciado (Mary le recuerda a Edwin Booth que sus hermanos han servido en el Ejército Confederado), su tocaya de Maryland representa a la afroamericana que necesita de doble emancipación, porque es esclava del color de su piel y de su condición femenina. En cambio, Elizabeth Keckley (Betty Gabriel) es un personaje histórico que merece su propia serie.


Esta mujer de raza mixta nació esclava y soportó una vida de abusos (incluso sexuales) de parte de su familia blanca que eran sus amos. Cuando descubrieron que era una maga de la aguja,  explotaron este talento. Aun así, la joven costurera consiguió suficiente dinero para comprar su libertad y la de su hijo (producto de una violación).



Elizabeth no es solo la primera costurera que la historia americana recuerda de nombre. Es la primera diseñadora de modas tanto de Los Estado Confederados como de los Estados Unidos. Ella vestía a las grandes señoras de Richmond, incluyendo a Varina Davis antes de esta ser Primera Dama del Sur. Elizabeth se trasladó a Washington donde Mary Lincoln solicitó sus servicios. Así la ex esclava se convirtió,  no solo en la modista de la Primera Dama del Norte,  sino también en su amiga, su confidente y hasta su administradora. Merece una miniserie dedicada a su vida y obra.



Factor Diversidad: He preferido dejar a Mary Simms  para esta sección, porque no la veo como un icono feminista, a pesar de representar las injusticias cometidas en contra de los esclavos en los albores de la emancipación. Mary,  que huyó junto a su familia de la casa del infame D. Mudd, es secuestrada ( aun estando en territorio abolicionista)  por órdenes de su amo y llevada de regreso a la esclavitud.



Cuando la conocemos, teóricamente es libre, pero sigue siendo criada sin sueldo. Un día se harta, arroja el mandil a la cara de su amo y se esmera en enseñar a leer a los niños libertos. La verdadera Mary había abandonado a Los Mudd en 1964 y solo reaparecería para testificar en contra de su ex amo. En la serie, en cambio, han creado un estereotipo de los esclavos recientemente liberados. Esto sucede con casi todos los personajes de color de la serie.

Esos son los casos de George Bell, el fiel criado del Secretario Seward que es herido en el atentado en contra de su patrón; del soldado negro, rezumando odio por Judah Benjamin, que irrumpe en las oficinas del vicepresidente Confederado para buscar los códigos de espionaje; y el soldadito mártir que es asesinado por la policía de Washington. Todos ellos no pasan de ser símbolos de una raza abusada y atropellada aun después de su liberación.

Por eso es que mis personajes favoritos son, no los que trascienden la barrera del color que es algo imposible de superar, pero los que logran salir de casilleros impuestos por los blancos. Me refiero obviamente a Elizabeth Keckley, que es una figura histórica, y a Oswell Swann.



Aunque efectivamente Swann guio a Booth y a David, lo han convertido en un personaje fascinante del cual lo único verdadero es su nombre. En la serie,  Swann es mitad negro y mitad nativo, se dedica a contrabandear gente que supuestamente milita en contra de los esclavos, pero él hace hincapié en su raza indígena y en su libre albedrio. No se siente esclavo porque toma sus propias decisiones. Es un personaje interesante, sobre todo porque muestra otro rostro del— para nada monolítico— conglomerado afroamericano, y aun así la serie no lo retrata negativamente.

Recomiendo Manhunt, un bien contado capítulo de la historia de los Estados Unidos.

jueves, 25 de abril de 2024

Mademoiselle Dior: Catherine, otra víctima de The New Look

 



Decir Catherine Dior evoca imágenes heroicas para los historiadores de la Resistencia Francesa.  Es un nombre que también apela al olfato de los conocedores de perfumes. Sin embargo,   para la mayoría de los franceses es un nombre casi desconocido. Lamentablemente, The New Look nos ha dado una imagen tan difusa y acartonada que los logros de esta valiente mujer siguen sin ser celebrados.

El gran problema de Catherine Dior es que nunca llegó a ser una personalidad publica, a pesar de ser una heroína condecorada y hermana de uno de los más famosos diseñadores de la historia. Yo apenas vine a saber de ella porque Anne Sebbas la menciona en su recuento de la francesas durante la Segunda Guerra Mundial, Les Parisiennes.

Una Infancia Privilegiada

Justine Picardie intentó remediar este error escribiendo la primera y más completa biografía de Mademoiselle Dior.  Solo que La Picardie puede ser superficial y confusa,  tal como en su biografía de Coco Chanel, por lo que la verdadera Miss Dior sigue siendo un personaje digno de investigar.



Sobre sus primeros años hay bastante información. Ginette Marie Catherine Dior (más tarde se pondría solo Catherine) era la menor de cinco hermanos y nació en una familia de la alta burguesía francesa en 1917. Mucho menor que sus hermanos, la nena seria la favorita del padre y mimada por toda su familia. Lo que no es cierto es que fuese la favorita de la madre.

Años más tarde, Catherine recordaría que su madre era una mujer fría y reservada, para nada afectuosa. Tampoco es cierto que Madeleine Dior le encargase a Christian especialmente el cuidado de su hermanita puesto que , cuando murió, su hija era adolescente.

La infancia de Catherine ( o “Caro” como la llamaban) fue típica de una familia burguesa. Se crio en la gran propiedad normanda de Granville. Asistió un tiempo a una escuela en Normandía, pero la mayor parte de su educación fue en casa y estuvo a cargo de institutrices. Algo que Caro y Christian aprendieron de su madre fue el amor a las flores.

                        Los Hermanitos Dior, Christian y Catherine son los últimos

El padre de Los Dior tenía un próspero negocio de venta de fertilizantes, pero perdió ahorros y empresa debido al Pánico del ’29. Su esposa murió en 1931, tras lo cual Maurice Dior se trasladó, junto a su hija menor, a una granja en el sur de Francia,  en Grasse.  Apenas tuvo edad, Catherine se mudó a Paris, a vivir con su hermano Christian quien le encontró trabajo en una sombrerería. Caro y Christian eran muy unidos, y a ella le encantaba la compañía de los amigos bohemios del futuro diseñador.

La guerra, el Armisticio y la Ocupación alemana tuvieron un gran impacto en la vida de Catherine. Aunque regresó a la granja, ardía en deseos de resistir de alguna manera. Ya para 1941,  andaba en busca de una radio de transistores que le permitiese seguir los despachos del General De Gaulle, líder de la Francia libre. Estas transmisiones de la BBC estaban prohibidas por el gobierno de Vichy y Catherine vivía en ese territorio dominado por el General Petain, una marioneta de los alemanes.

Amor y Resistencia

Fue en una tienda de artículos eléctricos de Cannes donde Catherine encontró la radio y al amor de su vida. Georges Papillaut,  Barón des Charbonnerie no es un nombre que se asocie con dueños de negocios, pero el titulo no había aportado una fortuna a este hombre que sería el destino de Caro.

                                       El verdadero Barón des Charbonnerie

Para cuando se conocieron, el Barón (al que Catherine llamaría Hervé) llevaba varios años de casado y tenía tres hijos. Sin embargo,  Hervé y Lucie tenían un matrimonio abierto. A ella le gustaban más las mujeres que su marido, pero de común acuerdo mantenían una fachada por los hijos, porque eran católicos,  y porque en su círculo no se estilaba el divorcio.

Otra cosa que tenían Lucie y Hervé en común era su deseo de liberar a Francia y para 1941 ambos eran parte de los jóvenes grupos de resistentes en la zona no-ocupada. Hervé contactaría a su amante a esos grupos. Voy a detenerme aquí para aclarar muchos enredos que la sensibilidad contemporánea ha tejido alrededor de esta relación.

La serie ha intentado ocultar el “lado oscuro” de los amores de Hervé y Mademoiselle Dior. En cambio, los críticos han descrito el romance como un grooming de parte de Hervé, un zorro viejo (tenía 37 años, la edad de Christian Dior) que no solo seduce a una jovencita,  además la incorpora a sus actividades criminales.

                      En la serie ni Hervé ni Catherine son bien representados

Y es que la serie no dice nada bueno de La Resistencia a la que muestra como una banda de asesinos comunistas que después de la guerra cargan en contra de mujeres inocentes como Arletty y Chanel. En la escena en la que Arletty es rapada (algo que nunca sucedió) vemos a sus verdugos levantar el puño en alto en típico saludo comunista.

Vamos por partes. Caro tenía 23 años cuando conoció a Hervé. No era una niña a la que se pudiese manipular fácilmente y su labor como resistente nunca incluyó practicas cuestionables como ser accesorio de asesinatos o andar seduciendo alemanes. A pesar de lo que muestren otras series sobre los movimientos de resistencia europeos como la deplorable World on Fire, la rusa Espías y hasta Wartime Girls, las resistentes no eran entrenadas para ser Mata Haris. Caro nunca fue ni Femme Nikita ni Red Sparrow.



El grupo al que la integró Hervé, llamado F2, había sido constituido en 1940 por polacos que habían logrado huir de su patria masacrada y deseaban continuar su lucha desde suelo francés. Aunque más agentes franceses se les habían unido, el grupo era suplementado por los británicos y respondía tanto a estos como al Gobierno Polaco en el Exilio. La especialidad del grupo,  que hasta 1942 operó en la zona no ocupada, era recolectar información,  no practicaban actos de sabotaje como nos muestra la serie.

En los casi tres años que Caro participó en F2, fue radioperadora y correo, actividades sumamente peligrosas. F2 estaba encargado de cubrir las actividades en toda la costa de Provenza,  sobre todo las de la Marina de Vichy y la Kriegsmarine. A partir de diciembre de 1942, toda Francia fue ocupada y la Zona Sur quedó a merced de la astuta investigación de la Gestapo. F2 se vio infiltrado y diezmado.

Fue entonces que Hervé aconsejó a su pareja trasladar sus actividades al piso parisino de Christian Dior. Hervé envió a Lucie y a los niños a un pueblo cerca de la frontera Suiza,  para luego él buscar diferentes escondites con los que evadir a los alemanes. No es como dice la serie que Catherine siempre hubiese resistido desde la Ciudad Luz. 



En La Rue de La Pompe

Tampoco Hervé hubiese insultado a su “cuñado” por trabajar con Lelong mientras se embolsaba dinero que Dior ganaba haciendo vestidos para el invasor . Todo ese episodio es falso como el cuento de la ex compañera de escuela de Catherine (quien había sido educada en casa por institutrices) que ahora está encamada con un SS.



Seria en Paris donde Catherine caería en la trampa de la Gestapo local , un grupo marginal conocido como “de la Rue de la Pompe” puesto que operaba en esa calle. Algo que vi por primera vez en Das Boot y que luego supe que era cierto es que, para degradar aún más a sus aliados colaboracionistas, la Gestapo insistía en que, aunque un representante alemán de la Gestapo debería conducir el interrogatorio,  la tortura debía estar en manos de franceses.

En este caso, el equipo era liderado por un sajón llamado Friederich Berger que había estado en la Legión Extranjera. Tras abandonar el servicio,  se instaló en París y se dedicó al mercado negro. Arrestado por sus compatriotas, se le dio la oportunidad de dirigir su propia escuadra de tortura. Berger contrató a algunos franceses, todos hampones, más un par de emigrados georgianos. El grupo incluía un trio de mujeres, una de las cuales tenía como misión infiltrar células de resistencia. Las otras eran las infames Hermanas Delfau, ambas amantes de Berger.

Un resistente llamaría a la casa de la Rue Pompe, “un rincón del infierno”. Era un domicilio normal que una vez perteneció a una familia judía, ahora deportada. La casa era amplia, muy bien amueblada, incluso con un piano de cola , y con varias recamaras donde dormían Berger y las Delfau.

Denisse Delfau servía de secretaria y tomba apuntes durante las sesiones de tortura. Se sabe que vivía ahí, porque muchas veces los torturados la veían llegar en bata de levantarse. Aparte de tomar notas, sujetaba las piernas de las torturadas. Una estúpida mentira de la serie es mostrarla arrepentida y ayudando a Catherine.

                  Dufau aparece en The New Look, pero también es falso lo que muestran de ella

Era una casa en la que se vivía en francachela, algo que descubrirían los desdichados que,  mientras eran torturados,  oían carcajadas y música. Mucha veces el acompañamiento musical lo ponía Berger al piano, en el salón contiguo. Otras veces, los mismos torturadores llegaban ebrios, copa de champan en mano,  a la sala de tortura. En medio de esas orgias era cuando se llevaban a cabo los interrogatorios con apremios físicos.

Ahí eran torturadas todo tipo de personas incluyendo embarazadas y mujeres con hijos pequeños cuyos niños también eran obligados a ser testigos del trato brutal al que se sometía a los padres y del que no escapaban ellos. Se sabe que las torturas incluían asaltos sexuales a personas de ambos sexos.

Caro en un Rincón del Infierno

Lo que sabemos de la tortura de Caro se basa en sus declaraciones hechas durante el juicio de los integrantes de la Gestapo de La Rue de la Pompe. Durante el interrogatorio la patearon, y le propinaron bofetadas y puñetazos para luego arrastrarla al baño donde la sometieron al bagnoir, hundiendo su cabeza en la tina llena de agua hasta casi sofocarla.



La Resistencia solicitaba que sus miembros intentasen mantener silencio por 24 horas, antes de delatar a compañeros. Esto les daba a ellos la posibilidad de ocultarse. De Catherine no se supo nada por cuatro días. Tanto,  que se la creyó muerta. Mucha gente fallecía gracias a los “tratamientos “de Berger y sus secuaces. A Jean Desbordes, resistente y amante de Jean Cocteau, le arrancaron los ojos antes de matarlo a golpes. Se encontró su cadáver en un basurero y solo se le reconoció por su dentadura.

Catherine mantuvo la calma en medio del horror. Tenía un Plan B, les inventó a sus torturadores que conocía un escondite de la Resistencia y los llevó allá. Al no encontrar nada, se la regresó a la Rue de la Pompe donde fue sometida a nuevas golpizas y ahogamientos. Luego se la encerró en la prisión de Frenes para “recuperarse”. Dos días más tarde se la llevó nuevamente a la Rue de la Pompe donde se la obligó a hincarse por horas en un trozo de madera afilado,  siempre esposada,  y luego se la sumergió en una bañera llena de hielo. Las torturas se hicieron más pavorosas y se cree que quedó estéril debido a ellas.

Después de esta última sesión, la Gestapo se dio por vencida y decidió enviar a la prisionera a un campo de concentración. Aunque la serie no miente en lo que respecta a todos los esfuerzos de Dior por liberar a su hermana, el martirio de Catherine es retratado de una manera anticuada casi infantil,  en su esfuerzo por no escandalizar con escenas graficas. Catherine siempre está vestida, apenas parece golpeada y hasta encuentra ayuda en la generosa secretaria.

                       Denisse nunca se compadeció de Catherine

Aunque Denisse Delfau tomó notas de las torturas de Madeimoselle Dior, nunca habló con la torturada ni la asistió ni demostró compunción por su feo trabajo. Es como la inserción de la amiga del SS (que ya les conté en otra nota que nunca existió) que está dispuesta a ayudar a Dior a rescatar a Caro. Es como si, a través de una imagen de mujeres forzadas a colaborar por amor, se excusase el comportamiento porcino de Coco Chanel.

El episodio de la amiguita del SS sirve para ensuciar aún más a Hervé y a La Resistencia. Charbonnerie nunca estuvo en Paris en esa época. Estaba ocultándose en el Sur,  por lo tanto, Dior no lo acusó (acusación totalmente injusta) de haber destruido a su familia. Tampoco Dior le robó telas a Lelong ni fue a suplicar ayuda de Chanel. No se puede acusar a los guionistas de falta de imaginación, pero mejor se dedican a escribir mangas que meterse en este vano esfuerzo de tratar de reconstruir hechos históricos.

                     Hervé no estaba en Paris y jamás se involucró en acciones de sabotaje

La Falsa Descripción de Ravensbruck

Lo que es imperdonable es la visión fugaz de Ravensbruck. Pareciera que no leyeron ningún libro ni ningún testimonio de este espantoso campo creado solo para mujeres. La mayoría de las presas eran disidentes políticas alemanas (entre las que se contaban algunas acusadas de lesbianismo) y resistentes de países ocupados como Catherine.

Ravensbruck era como un micro Auschwitz. Todos los horrores del lager polaco se perpetraron ahí,  desde infanticidio hasta espeluznantes experimentos médicos. Para cuando Madeimoselle Dior llegó,  en agosto de 1944, se había instalado una cámara de gas en el campo.

En la serie no vemos nada de esto. En cambio, nos muestran a Catherine llegando a un lugar con rejas de alambre de púas y siendo rapada con sus compañeras en el patio. Totalmente falso, no se trasquilaba a la prisionera en un lugar al aire libre puesto que el cabello era guardado para fabricar una especie de fieltro. El proceso de peluquería debía tener lugar en un cuarto interior, limpio,  donde se pudiese recuperar el cabello.





Para cuando Catherine hubiese sido rapada ya hubiese tenido que despojarse de su ropa. Entiendo que Apple TV+ quiera abstenerse de desnudos—y aplaudo su decisión— pero bien pudieron mostrar a Maisie Williams de los hombros para arriba para indicarnos su estado de desnudez. Sobre todo, porque ya la ex Arya Stark había hecho un topless en el primer capítulo.

En fin, otro embuste es el cuento de Tania-que-nunca-existió. Catherine estuvo poco tiempo en Ravensbruk, siendo trasladada rápidamente a una fábrica de municiones satélite de Buchenwald. Lo único cierto de esa tediosa historia es que en Ravensbruck se solía lanzar a las prisioneras al crematorio sin gasearlas primero. Ese fue el horroroso final de la Baronesa de Rothschild.

Adentrándose los Aliados en suelo alemán, en la primavera de 1945, Hitler da la orden de que ningún prisionero debe caer en manos de sus enemigos. En los lagers como en los stalags (lo vimos en Masters of the Air) se comienza a arrear prisioneros por los caminos bajo nieve y lluvia hacia el centro de Alemania. Buchenwald y sus campos satélites no son excepción, Catherine Dior y sus compañeras son alejadas del avance de las tropas del General Patton y del Ejército Rojo.



Los Enredos de Picardie

Es aquí donde los biógrafos se enredan. Justine Picardie dedica paginas a hablar de otras prisioneras, olvidándose de quien es la protagonista de su libro. Solo nos dice que Caro es liberada cerca de Dresde por el ejército estadounidense y que “posiblemente” fue violada por los rusos durante su huida ( WTF?) De dónde saca lo que no es más que una conjetura que no es acreditada por ningún documento o testimonio.

En su afán de hacer más sensacionalista un libro muy mal documentado, Picardie ni siquiera nos cuenta que hicieron los americanos con su liberada. ¿En qué hospital convaleció?  ¿Presentó una evidencia inmediata de su cautiverio?  Todo eso debe ser parte de los archivos de la Resistencia sobre cada prisionero liberado y que incluyen una carpeta médica. Esto último si lo cubre Picardie.

Quienes atendieron a la hermana de Christian Dior exponen su estado físico muy malogrado con espalda, caderas y pies siendo las partes más lesionadas del cuerpo. Al momento de ser liberada, Catherine sufría de desnutrición, reumatismo, artritis y muchos problemas psicológicos como insomnio, pesadillas, depresión y leves perdidas de memoria. Muy lejos de la amnesia total que retrata The New Look. En todo el documento no hay ninguna alusión a ataques sexuales.

                              

Por otro lado, la serie busca dramatizar el regreso de Catherine a Paris. El desencuentro de los hermanos en la estación de tren , la amnésica Caro retornando al piso (¿cómo se acordó de donde vivía si había perdido la memoria?), la obsesión con Tania, un personaje ficticio, la desaparición total de Hervé de la vida de la resistente. Todo para acabar en fanfarria, el retorno triunfal de Catherine convertida en un perfume para apoyar a su hermano y el New Look. Cuanto enredo y cuanta mentira.

Aún más triste, cuánto ocultamiento de los logros de Catherine: sus medallas (la serie solo menciona una); como se reinventó en una profesión que era únicamente para hombres; su lucha por mantener el legado de su hermano; como se realizó como madre, etc..  Se dice que Apple tv+ prepara una segunda temporada, tal vez ahí.. ¿Y si no la hay?  Es por eso que en Latinas de Ayer esperó tener en mayo, mes de flores, algo sobre los Hermanos Dior y el famoso perfume. Será mi contribución para taponear los baches en la mal contada historia de Mademoiselle Dior en The New Look.

Bibliografía Consultada

Picardie, Justine. Miss Dior

Sebbas, Anne: Les Parisiennes: How the women of Paris lived, loved and died under the Nazis. 2016







lunes, 22 de abril de 2024

Coco, Criminal de Guerra: Lo que The New Look no nos contó de Chanel

 


A pesar de que The New Look intente colocarla en el sitial de víctima, hemos visto que Coco Chanel era una sobreviviente nata . Lo demostró durante la guerra, pero su astucia la ayudó a evadir la justicia que castigaba a los colaboradores de los nazis, a recuperar su fortuna e incluso a volver a ser la reina de la costura mundial. Vamos a ver como lo consiguió.

Una Colabo Horizontal

El fin de la ocupación alemana de Paris colocaba a muchas mujeres en peligro, solo por haber sido amantes de alemanes. ¿Por qué Coco Chanel sería una excepción?  Muchos habían visto a la modista muy amartelada con su Boche en Maxim’s y en la ópera. Su amiga Arletty,  culpable del mismo crimen,  fue condenada a prisión. Nunca raparon a Arletty,  si quieren pueden leer su historia que he contado en otro lado.

                             Arletty pide ayuda a Chanel

Tal como muestra The New Look,  Chanel fue arrestada e interrogada por Fifís. Anne Sebbas cuenta que Chanel se mostró altanera con sus captores, se indignó que tutearan a su portero, negó todos los cargos y exigió que solicitaran referencias de su buena conducta a su “amigo Winston Churchill”.

                        Chanel  es interrogada                                                                                                                     

Parece que Winston si mandó tales referencias porque Chanel salió libre. Desde hace una década que los biógrafos de la couturier han buscado razones para explicar el que el Primer Ministro interviniera a favor de ella. La respuesta es simple y no tiene nada que ver con viejas amistades. A Churchill y a los ingleses no les convenia que Coco se fuese de boca y públicamente recitase una lista de los ingleses que conocía con simpatías nazis y en altos cargos (comenzando por los Duques de Windsor).

                                   Chanel  y Winston Churchill

Por esa misma razón,  el General De Gaulle también intervino para que no hubiera cargos en contra de Coco Chanel. Estaba harto de que se publicitase que todas las grandes personalidades francesas habían colaborado de alguna manera con el invasor. Fue en este entonces que Chanel accedió a dar una entrevista al (hoy famoso) periodista Malcolm Muggeridge. Es cierto que Muggeridge era agente encubierto del MI6 , pero todo el cuento del suicidio del agente doble, amigo de universidad de André, es falso.

La entrevista que nunca se publicó fue hallada entre los papeles de Muggeridge a su muerte en 1982,  y es clave para definir la postura política de la modista y sus actividades durante La Ocupación. Con gran candor y soberbia,  Coco habla de su desprecio por la causa aliada . Solo Churchill sale limpio de sus exabruptos (claro, si la acababa de rescatar). 

Se refiere a la Resistencia como “rufianes” y “enanos”. Del General De Gaulle dice “demasiado alto para ser enano”.  Alude a su anticomunismo como una de las razones para despreciar la causa aliada. Sobre el patriotismo,  dice que es “el último refugio del canalla”.

                       Malcolm Muggeridge conoce a Chanel

Lo importante es que Chanel confiesa su relación con los nazis solo que explicando que si se acercó a ellos fue para salvar a Andre (al que llama “mi hijo”). Insiste que lo de Spatz fue estrictamente romántico y tiene el descaro de decir que su acercamiento a los nazis fue para evitar   que la vinculasen a sus socios Wertheimer,  que eran abiertamente gaullistas.

Incluso habla de sus viajes a Berlín,  de su asociación con Schellenberg y admite el viaje a Madrid, pero solo como un subterfugio para poder huir de la Francia Ocupada. No se sabe que es más increíble al leer sus declaraciones, si su cinismo o estupidez de pensar que alguien va a creer que su colaboración con el enemigo nació de motivos puros.

Aunque no se publicó la entrevista, su contenido si se “likeó”.  Ya era secreto a voces que Chanel era más que una çolabo horizontal:. La diseñadora entendió que su estadía en París era peligrosa. Hasta el Duque de Westminster, su ex amante, le escribió urgiéndola a salir de Francia. La modista hizo las maletas y huyó a Suiza.

                Amantes de los alemanes son rapadas, Chanel no quería ese destino para ella.

Fugitiva en Suiza

Ni André ni sus hijas la acompañaron, pero allá la esperaba Spatz quien había cruzado la frontera. The New Look miente al hacernos ver una Chanel humillada hasta por camareros de hotel, necesitada de dinero, asaltada por el chofer. La diseñadora salió de Francia con los bolsillos llenos. Spatz le trajo dinero que ella le había dado a guardar y Chanel tenía cuentas en bancos de Zúrich. De esa manera logró reabrir su negocio en Suiza sin problemas.

                                   Spatz y Chanel en Suiza, 1946

Ni Los Wertheimer fueron a Suiza a entrevistarse con ella el ’45, ni lo hizo su abogado. Los judíos estaban ocupados recuperando sus perfumerías en Francia y Rene de Chambrun es otro caso interesante en este circo de colaboracionistas.

Hijo de una americana emparentada con Los Roosevelt y descendiente directo del Marques de Lafayette,  tenía automáticamente la ciudadanía americana. Tras pasar el examen de la Barra de Nueva York, podía practicar la abogacía en dos países, pero cometió un error que lo pondría para siempre en el lado de los colabos. En 1935, el mismo año en que Chanel lo contrató, se casó por amor con Josee Laval, hija única de un diputado por Auvernia.

         Boda de Chambrun y Josee. Los padres de los novios, el Conde de Chambrun y Pierre Laval, flanquean a los novios.

Pierre Laval iba a convertirse en el rostro más criminal de Francia cuando en 1940, el Mariscal Pétain lo nombró su primer ministro y ejecutor de los peores actos del gobierno de Vichy: deportación de judíos, represalias, creación de la Milicia para aplastar resistentes y secuestro de jóvenes para cumplir con el Servicio de Trabajo Obligatorio que los convirtiese en esclavos del Tercer Reich.

Acabada la guerra no solo Laval fue apresado, el nombre de Chambrunne apareció en listas de colaboracionistas. Aun así, representó legalmente a su suegro en un juicio que terminó con Laval en el paredón. Aunque Chambrunne se salvó de cárcel y ejecución, en 1945 tenía vetada la salida del país. No iba a ir a Suiza a visitar una cliente. Sin embargo, Chanel no cesaba en sus intentos por recuperar sus perfumes.



Rescatada por Los Wertheimer

Era tan escandalosa que Los Wertheimer finalmente le ofrecieron una solución. En 1947, compraron totalmente la perfumería Chanel . El precio fue extraordinario. Chanel exigió que se la mantuviera, a todo lujo, por el resto de su vida. ¿Por qué aceptaron Los Wertheimer? Porque todo lo que iban a gastar en Chanel ni se comparaba con lo que perderían si la firma quedaba enlodada por el pasado nazi de su creadora.

                               Chanel y Paul Wertheimer

Chanel y sus socios deseaban lo mismo, pero por motivos diferentes. A ella tampoco le convenia que se supiera de sus travesuras bélicas. Para eso había que hacer callar a los testigos. El primero era Spatz que ya estaba envejeciendo y no podía encontrar su nicho en Suiza. Chanel lo mandó a unas vacaciones de por vida, a Las Baleares. ¿Costeadas por quién? Los Wertheimer.

                Este Spatz, chantajista y violento, no apareció en la vida real.

Un caso diferente era Walter Schellenberg quien había sido arrestado por los aliados en Dinamarca. Enjuiciado,  fue condenado a seis años de prisión, pero se le liberó por razones humanitarias cuando se le diagnostico cáncer al hígado. Channel se hizo cargo de su tratamiento médico y cuando Schellenberg falleció en 1947, la modista se encargó económicamente, hasta su muerte, de Irene Schellenberg y su hijos. Hasta les compró una villa en Italia. Todo pagado por ..¡Los Wertheimer!

                                        Walter Schellenberg

El Fracaso de Chanel y la Revancha de Los Wertheimer

Aun así, Coco Chanel no estaba todavía libre de persecuciones. En 1946 le tocó al Barón de Vaufreland sentarse en el banquillo de los acusados e inmediatamente acusó a su antigua colega. Chanel fue obligada a regresar a Francia. En su testimonio la modista cometió perjurio descaradamente, pero también intentó liberar de cupas al acusado. Dijo haberse encontrado de casualidad con el Barón en el tren a Madrid y que de él solo sabia de “sus gustos” y que si Vaufreland tenía relaciones con los alemanes era unicamente con chicos guapos.

Sobre las acusaciones dio respuestas ”engañosas” o mintió. Spatz era su amante, lo conocía de antes de la guerra,  “estaba casado con una Israelita”. Si se acercó a los alemanes fue para liberar a su sobrino. Si fue a la Embajada Británica en Madrid fue para recibir noticias de su amado Bendor que estaba enfermito Cuando la interrogaron sobre si realmente era” la Agente Westminster” respondió indignada que eso era ”un absurdo”.

Revisando las notas del juicio se ve que para el juez era evidente que Chanel mentía, sin embargo, se la dejó en libertad y permitió volver a su negocio y villa en Lausana. Lo más sorprendente, como menciona Frame en su libro,  fue que los medios de comunicación se abstuvieron de cubrir el juicio.  Dejaron pasar una magnífica fuente de escándalo. Al parecer,  nuevamente los ángeles guardianes de la modista la protegieron.

Chanel no volvería a Francia sino hasta 1954. Se dice que la convenció su clienta la Baronesa Marie-Helene de Rothschild y que contaba con el apoyo de Carmel Snow de Vogue. El regreso no fue para nada triunfal. La prensa estadounidense elogió la colección, pero la francesa la hizo pedazos. Mas grave aún, Chanel perdió el equivalente a $500.000 y su arcones quedaron vacíos.

                                   Diseño del Desfile Chanel de 1954

                         La Casa Chanel revivió el modelo en 1975


Fue entonces que Los Wertheimer golpearon a su puerta,   dispuestos a pasar la cuenta por años de humillaciones, persecuciones y calumnias. Chanel, ni corta ni perezosa, les vendió toda su brand, modas, diseños, perfumes, accesorios etc.. Siempre a cambio de ser mantenida a todo lujo  (ella y sus cómplices) por el resto de su vida.

                          Chanel y Paul Wertheimer en Los 50

Chanel se quedó en Paris,  siguió diseñando y siguió acumulando clientas,  antiguas como la Duquesa de Windsor y nuevas como Jackie Kennedy.  Frame enfatiza la soledad que acompañaría sus últimos años. Su ultimo amante fue su mayordomo, Francois Mironnet, aunque Frame dice que también “probaba” a sus jóvenes modelos. La bisexualidad de Coco Chanel es un tema que los biógrafos no exploran mucho. Que tuvo amores lésbicos, los tuvo, pero siempre prefirió a los varones. ¿Más fáciles de manipular?

                          Jackie en Chanel en ese fatídico día en Dallas

Chanel murió en 1971. Hasta su muerte la persiguieron rumores de sus fechorías pasadas. Cuando Madame Pompidou, Primera Dama de Francia y clienta de Chanel,  quiso homenajear su fallecimiento con un duelo nacional, la disuadieron recordándole la pésima actuación de la modista durante la guerra. Sin embargo, faltaban décadas para que se hiciese público su mal proceder.

A medida que acababa el siglo se abrían nuevos documentos en diferentes países. Estos traerían a la luz pública secretos que Chanel creyó comprar con dinero en vida para llevárselos a la tumba. El primer libro en documentar las aventuras de Coco durante la Ocupación lo escribió Pierre Galante, ex Resistente, editor de Paris-Match y esposo de Dame Olivia de Havilland. Se tituló Mademoiselle Chanel y salió al mercado en 1973. Aun así, biógrafas como Lisa Chaney y Justine Picardie preferían seguir idolatrando a su modista fetiche.



Fue en el 2012 que Hal Vaughan finalmente arrastraría a Chanel por la calle, exponiéndola a ese escarnio que tanto temía la modista. Documentos en francés, inglés, alemán y hasta polacos,  consultados por el autor desmentían cualquier inocencia que los Chanel fans habían adjudicado a su ídolo.



¿Chanel en La Resistencia?

Desde entonces Chanel ha pasado a portar un estigma difícil de borrar, a pesar de que Justine Picardie ha intentado hacerlo de la manera más burda. En el 2023, el Museo Victoria y Alberto de Londres presentó una exposición sobre Chanel. Entre los objetos exhibidos se encontraban dos documentos que acreditaban que Gabrielle Chanel había sido miembro de la Resistencia (¡!!)

Las autoridades del museo afirmaron haber recibido confirmación de la autenticidad de tales documentos por parte del gobierno galo. Ni Macron ni su camarilla dijeron nada al respecto, pero Justine Picardie salió al escenario a darse crédito por el documento que exoneraba a Chanel de todos su delitos.


                   Documento que "prueba" que Chanel "temporalmente" ayudó a la Resistencia

Picardie sacó a relucir una combinación de mitos y medias verdades como que Robert Spreitz había utilizado los sótanos de La Pausa para transmisiones clandestinas a Londres, que la villa era una parada para judíos que buscaban cruzar a la zona Italiana, que Coco colaboró con Pierre Reverdy. Ninguno de estos factores prueba que Chanel estuviese al tanto de la actividad resistente en una propiedad que visitaba de vez en cuando. Y hasta la serie muestra como Chanel manipuló su relación con el Coronel Reverdy para “vender” a Vaufreland.

En cuanto a los “documentos” ha sido el historiador de la Resistencia, Guillaume Pollack quien ha demostrado su poco valor como pruebas del heroísmo de la cutourier durante la guerra. Al enterarse de las revelaciones de Picardie, Pollak mostró gran sorpresa porque en su carrera de investigación histórica nunca se había tropezado ni con un rumor que vinculase a la gran diseñadora con la Francia combatiente.

Fue en los Archivos Militares en Vincennes que Pollack halló,  en los registros de los miembros de la Resistencia,   una carpeta con el nombre de Gabrielle Chanel. La primera sorpresa es que la carpeta estaba semi vacía. Normalmente ese tipo de fichero es abultado ya que debe contener toda una crónica de la actividad del resistente,  más testimonios,  de mínimo tres personas,  que verifiquen tal actividad. Nada de eso se encontraba ahí. Únicamente los dos papeluchos presentados por Picardie.

Uno de ellos era una tarjeta que confirmaba la militancia de Chanel por el espacio de más de un año entre 1943 y 1944 (enero). La segunda certificaba que había sido agente activa (con el apodo de “Coco”) en un grupo conocido por las siglas de ERIC.



Más investigación arrojó los siguientes resultados. ERIC era un grupo de la Resistencia que operó mayormente en los Balcanes. En la tarjetita el nombre de “Eric” estaba sobrepuesto sobre otro nombre que había sido borrado con whiteout. Los documentos habían sido solicitados en 1957. Si ya todo esto no olía a inventado,  el sentido común dictaba algunas preguntas.

¿Por qué lo tardío de los documentos cuando la gran mayoría de los resistentes solicitó su tarjeta de identidad inmediatamente acabada la guerra?  ¿Por qué nunca se había publicitado esta información ni Chanel la había presentado durante sus interrogatorios?  La respuesta es que la falsedad de los documentos es tan obvia que no hubiesen aguantado mucho escrutinio.

Si se crearon estos documentos en 1957 fue para tranquilizar a los jueces del Premio Nieman-Marcus (el Oscar de la perfumería) que Chanel recibiría en 1958. Tras superar el bache que impedía que la modista ganase su galardón, las tarjetitas fueron sepultadas en un viejo archivo solo para ser recuperadas por Picardie y presentadas en una exhibición que necesitaba acallar la mala prensa que siempre acompañaba a Coco Chanel.

                            Chanel recibe el Premio Nieman-Marcus en 1957

Picardie es casi infantil en su fanatismo por Chanel. Su admiración por iconos de la moda supera los sucios manejos de estos fuera de pasarelas y talleres. Tal como las Annes (Sebbas y De Courcy)  Picardie adora a otra ramera flacuchenta y oportunista que también jugó a ser nazi. Me refiero a la Duquesa de Winsor.

Mademoiselle Chanel: Un Perfume que Valía Hongo

Puedo perdonar a Picardie su veneración por Santa Chanel, pero es inexcusable que para defenderla llegue a condenar a otros con mentiras. Estoy hablando de Los Wertheimer. Obviamente estos hermanos eran buenos comerciantes y optaron mantener a Chanel y protegerla del vilipendio público porque le convenía a su negocio. Pero Picardie inventa una fábula, que Sebbas repite y The New Look perpetua.

Los Wertheimer aceptaron mantener de por vida a su socia para evitar un juicio en el que ella quedaría tan desprestigiada que su vergüenza ensuciaría a la marca Chanel. En cambio, Picardie-Sebbas-Kessler insisten que temían perder su mercado si Chanel les hacia la competencia con Madeimoselle Chanel.  Eso no es cierto. Los Wertheimer eran dueños de Chanel N° 5,  no de la perfumería entera. Por años,  Chanel había lanzado al mercado diversas fragancias. Incluso después de cerrar su taller y casa de modas, seguía trabajando con nuevas fórmulas de Ernest Beaux.

                        Un olvidado perfume de Chanel

He revisado Parfumo, Fragrantica y otros destacados listados de perfumes. Todos coinciden en que Mademoiselle Chanel (numero 1 y 2) salió al mercado en 1941. En esa época,  el gobierno de Vichy seguía manteniendo relaciones con Estados Unidos. Es más que posible que Chanel hubiese enviado muestras al otro lado del Atlántico.

                        Productos Chanel vendidos en América en 1941

Esa faramalla de que los Wertheimer querían impedir que Nieman-Marcus comprase este nuevo aroma y compitiese con N° 5 es absurda. ¿Saben por qué? Porque Mademoiselle nunca fue un éxito y pronto esa fragancia fue descontinuada y olvidada. La realidad es que, en vida,  Chanel sacó al mercado una veintena de perfumes de los cuales solo perduran dos:  Cuero de Rusia (1927) y Numero°5 (1921).  Los demás han pasado sin pena ni gloria.

La serie está tan cargada en contra de los socios judíos que,  antes de gritar “antisemitismo”,  decidí investigar y descubrí que, para escribir el libreto, los guionistas solicitaron acceso a los archivos de ambas casas de moda,  Dior y Chanel. Aunque la primera accedió gustosa, Maison Chanel negó el permiso. Me imaginó que por temor a volver a destapar la controversia que siempre amenaza a su firma cuando sale a relucir su fundadora.

                   Alain y Gerard Wertheimer, actuales dueños de Chanel. 

En castigo, la producción cargó,  no en contra de Coco, sino de Los Wertheimer que siguen manejando la Casa Chanel. Aunque infantil y mezquina,  es una decisión que puedo comprender . No así la de Picardie y menos la de Sebbas (que es judía,  a diferencia de Justine que es mischlinge). Leyendo Miss Dior me doy cuenta de que Justine Picardie no escribe bien, es una biógrafa poco confiable y, como investigadora,  deja mucho que desear.

Sobre su visión de Catherine Dior, espero hablar este jueves, pero en esa biografía los problemas surgen de falta de datos. En el caso de Chanel, la autora evita cubrir información que deje mal a su ídolo sin pensar que difama a inocentes para proteger a una culpable. Una lástima que Apple TV+ se haya apoyado en sus poco veraces afirmaciones.

Bibliografía Consultada

Chaney, Lisa. Coco Chanel: An Intimate Life: 2012

De Courcy, Anne: Chanel’s Riviera: Glamour, Decadence and Survival in Peace and War 1930-1944.2020

Fiemeyer, Isabelle: Chanel, The Enigma. 2016

Frame, Alan: Toto Koopman &Coco Chanel: Spies, Seduction, and the Fight for Survival.2020

Picardie, Justine: Coco Chanel, New Edition:  The Legend and the Life.2023

Riding, Alan: And the Show Went On: Cultural Life in Nazi-Occupied Paris. 2011

Sebbas, Anne: Les Parisiennes: How the Women of Paris Lived, Loved and Died Under the Nazis. 2016

Vaughan, Hal: Sleeping with the Enemy: Coco Chanel’s Secret War. 2011