Había dos razones
para vencer mi repugnancia al mundo Netflix y ver Belascoarán. La
primera era mi interés en ver cómo iban a caracterizar a uno de los detectives ficticios
ms icónicos del Noir latinoamericano. La otra era observar si sabían recrear el
México Setentero con el cuidado, nostalgia y amor que Poncho Cuarón lograse en Roma.
Entrémosle a
Los 70
La Primera
Temporada está compuesta por tres episodios, cada uno de hora y media de
duración, que corresponden sucesivamente a las tres primeras novelas de la
serie de Belascoarán : Días de combate, Cosa fácil y No habrá
final feliz . Estas novelas fueron
publicadas sucesivamente en 1976, 1977 y 1980. ¿Entonces por qué situar la
historia en 1978? ¿Por qué hacerla en marco de época cuando las adaptaciones
fílmicas de la saga de Belascoarán siempre fueron en marcos contemporáneos?
Lo extraño es que
en términos de ropa y ambientación se siente en 1976. La banda sonora contiene
hits de Camilo Sesto como “Fresa Salvaje”(1974) y baladas sesenteras como la adaptaciones
de Los Rogers de “We Belong Together” de Ritchie Valens que se usa de música de
fondo para el primer encuentro sexual del detective y de La Muchacha de la Cola
de Caballo.
Las únicas pistas
que tenemos del año en que transcurre la historia nos la dan el diario del
asesino con fechas del 78 y la mención del Grupo Niche (que Belascoarán descubre
suena como Nietzsche) que se formó en Bogotá en 1978. Lo definitivo son las
eliminatorias al Mundial de Futbol del 78. El partido clave México-Alemania nos
coloca en mayo de 1978.
Estamos en la
segunda parte del década de Los Setenta y eso lo consigue transmitir la serie,
lo que ya es un mérito. No he leído las novelas, pero todo me suena coherente. Héctor
Belascoarán Shayne es un ingeniero que trabaja para una firma estadounidense y
lleva un matrimonio muy burgués y aburrido. Un día se harta de todo, abandona
trabajo y esposa y se convierte en detective. Bueno, no tan fácil.
Toma un curso de correspondencia
que le otorga una licencia semi legitima y se consigue un “despacho” en un cuartito
ya ocupado por Silverio, un plomero. Ahí
usando el teléfono de su “vecino” rechaza ofertas. Es que, en esta primera
entrada, Belascoarán PI, le ha entrado a
la profesión con un único propósito: capturar a un misterioso estrangulador de
mujeres que asola la ciudad de México.
Las Mujeres de
Belascoarán
En su búsqueda,
el detective conoce y encuentra ayuda en una serie de pintorescos personajes;
el plomero Silverio, Doña Isolda, la maternal
confeccionadora y vendedora de tacos; y
la enigmática “Muchacha de la Cola de Caballo”, a la que el detective primero
confunde con el asesino.
Irene, rica
heredera y corredora de autos sports, vive traumatizada por el asesinato de su
madre que presenció cuando niña. Desde entonces , Irene está obsesionada con
vengar la muerte de su madre y ayudar a capturar a este misógino estrangulador.
Eso la lleva a unirse a Belascoarán.
Sin embargo, la
gran ayudante y confidente del detective es Elisa (Irene Azuela), su hermana, una maestra de
la UNAM, asesora de obreros abusados y sindicalistas descontentos. Elisa ha
heredado la bandera de la lucha de clases de sus padres, un nacionalista vasco
y una brigadista irlandesa que se conocieron en La Guerra Civil y buscaron
refugio en el México cardenista. Es Elisa quien le proporciona a su hermano un
arma, el revolver que portó su madre durante su servicio en las Brigadas
Internacionales.
Para atrapar al asesino,
Belascoarán desarrolla una estrategia.
Se comunica con el criminal tras presentarse en un programa de concurso
televisivo (este concurso existió en realidad) respondiendo preguntas relacionadas
con famosos estranguladores de la historia. El truco surte efecto, y el
estrangulador (que firma como “Cerevro”) entabla contacto con el detective vía
citas de Nietzsche en el teléfono y un recibo de tintorería que lleva a Belascoarán
y a Irene a un diario escrito por el asesino. Me detengo aquí para contarles el
origen de estos relatos.
Héctor Belascoarán
Shayne nace de la imaginación del mexicano (nacido en Asturias) Francisco
Ignacio Taibo conocido como “Paco” o simplemente PIT. Taibo es celebre por tres
razones: ser el maestro de la novela negra mexicana; promover el Noir latino
con la creación La Semana Negra en su natal Gijón y ser un sindicalista de
izquierda, muy activo en el Partido Morena,
y que desde el 2019 funge como secretario
del Fondo de Cultura del gobierno de AMLO.
Con ese trasfondo
es imposible desligar la historia de las ideas políticas de su autor, pero aun
para una anti-izquierda como yo, no afecta mi apreciación de la obra. El
siniestro Comandante Paniagua, némesis del protagonista, parece escapado de
telenovela larrosiana, pero es una realidad. La policía mexicana es corrupta.
El énfasis en el clasismo y racimo de las clases pudientes es reflejo de la
tremenda desigualdad social que existe en el país azteca.
Paniagua
La serie ha
efectuado algunos cambios que equilibran la trama. No sé si existe en el libro
la guardia Valentina, hembra gordita coquetona que ayuda a Belascoarán en la
segunda novela, y que representa el lado
amable de la autoridad. También se le ha bajado el perfil al hecho de que, en
la obra de Taibo, Belascoarán es hijo del privilegio, viene de clase alta, deja
atrás un mundo de lujos y dinero. Como se ha eliminado al tercer miembro de la familia
Belascoarán, no creo que tengamos el episodio en que los hermanos reciben una
herencia que los tres rechazan, por su desprecio por el vil metal.
Una
característica curiosa es que el detective no acepta pago por sus servicios. ¿De
que vive entonces? Ni siquiera lo acepta
de una cliente rica como la diva Marisa Ferrer a la que toma de cliente con
mucha desconfianza. Es cierto que Marisa entra en la oficina semi denuda
encarnando a la feme fatale del Noir (y eso que Nailea Norvind ya está en
la etapa de vieille femme fatale). El transcurso de la historia, sin embargo, nos la revelará como otra víctima del mundo de
la clase dominante mexicana.
Noir a la Mexicana
Lo que, si considera
la serie, y me hace disfrutarla, es la fascinación de autor y personaje por el DF,
que los críticos literarios ven como muestra del amor-odio que el protagonista siente
por la capital de México. Belascoarán a cada rato alaba el espíritu de
solidaridad chilango que se refleja en gente casi anónima que lo socorre desde
un conductor de un programa radial hasta las prostitutas.
Belascoarán no
cobra precisamente para ser parte de esa red de apoyo. Eso lo pone a un nivel
de héroe justiciero de comic, que a ratos funciona y en otros
infantiliza o simplifica el relato porque contradice la oscuridad del Noir.
Otra grandeza de
la obra de Taibo es recopilar los clichés del género e insertarlos en un cuento
netamente mexicano. El autor renueva estos lugares comunes como en el caso de
La Muchacha de la Cola de Caballo que supera los estereotipos femeninos de la
novela negra: la mujer fatal o la idealizada victima que el detective debe
rescatar.
Irene no es un arquetipo,
es una mujer de carne y hueso que se involucra en los casos de su amante. (”No soy su novia. Soy más que eso” dice al
definir su relación). Ella es el apoyo
del detective, pero también su compañera de lucha, una que toma decisiones
propias. Su dinámica recuerda a la de la Lisbeth Salander con Michael Blomkvist
en la trilogía de Lars Stiegsson.
Me ha gustado
mucho ver a en ese rol a Paulina Gaitán. Como nunca vi Narcos mi
recuerdo de Paulina es de Andreita, la nena rebelde que por castigar a su madre
acaba sirviendo sentencia en Capadocia. Ha madurado mucho como actriz. Yo
A Luis Gerardo Méndez lo he visto, pero no lo recuerdo de Lola, Érase una
Vez y Capadocia.
Debe ser difícil
llenar los zapatos de don Pedro Armendáriz Jr., y de mi amado Sergio
Goyri quienes dieron vida Héctor Belascoarán Shayne en el cine. Aun así, LGM le
ha dado su dimensión más compasiva y cómica que también el humor es importantísimo
en este cuento. Belascoarán y sus compañeros son muy agudos. Aun en situaciones
críticas sacan un gracejo que ayuda a alivianar la tensión sin disminuir el
drama.
Sergio Goyri como Belascoarán
Me gusta que
hayan conservado la voz narradora—una característica del Noír— del protagonista.
Nos permite estar siempre en la cabeza de Belascoarán,conocer sus planes,saber lo que opina. Aunque profundo, , este
detective no es un Sherlock Holmes, algo
que críticos y lectores han notado. No está dotado de una mente analítica, su
instinto le falla, puede incluso ser torpe como cuando en la segunda novela se
le ocurre tratar de solucionar dos casos (tres en el libro) a la vez y acaba
provocando más caos que imponiendo el orden.
Puede que a los
conocedores del género detectivesco les moleste este modalidad, pero Taibo y la
serie quieren mostrar un detective de carne y hueso, con fallas humanas, aunque
dotado de conciencia social. Lo importante es que el autor creó un personaje
que era producto de su ambiente, y que
actuaba y enfrentaba situaciones que derivaban de problemas contemporáneos o
nacidos de realidades históricas como la muy presente Masacre de Tlatelolco. La
grandeza de la serie ha sido reproducir ese ambiente sociohistórico en casi
todo lo relacionado con la adaptación.
Digo casi todo
porque me enoja que insistan en ponerles minifaldas a los personajes femeninos
en una época en que esa prenda desapareció de nuestro guardarropas. Ni las
“señoritas de la calzada” como llama Silverio a las trabajadoras sexuales andarían
con faldas cortas. Han sido tan cuidadosos en el vestuario masculino que no se
entiende que cuando no ande de pantalones Irene luzca microminis que parece edecán
de las Olimpiadas del ‘68. ¡Con lo bonita que era la moda el 78-79!
Saltándonos este
detalle, la serie está buenísima y se las recomiendo. Es una recreación de un
mundo perdido donde los cursos a domicilio vienen en casetes, donde se
necesitan monedas para hacer llamadas telefónicas, y donde un detective puede convertirse en
héroe como el Santo y El Pantera para poder luchar contra las fuerzas del mal.
Contenido
Violento y Gory: Es un
Noir, está lleno de asesinatos, atentados, balaceras, pero es menos Gory,
aunque hay cadáveres mal cosidos en la morgue, es y menos gráfica que otras
historias policiales.
Contenido Sexual
y Desnudos. Sexo obligado
entre Belascoarán e Irene en cada episodio. Sexo en un tren, sexo en la ducha,
striptease en la terraza. Desnudos de espalda de varones, pero la Gaitán
muestra orgullosa sus chichis.
Contenido Feminista: Aunque es una serie mexicana y que
ocurre en los 70, existen personajes femeninos fuertes sin necesidad de
mensajes MeToo. Irene es un intento de destruir a la femme fatale y
reemplazarla por una mujer que, aunque sea independiente, también puede proteger a su hombre. Irene es
el Anima jungiana, pero el puesto de hada madrina del detective lo ocupa Elisa
(Irene Azuela, la hermana mayor.
Las mujeres de Belascoarán
Elisa es la
consejera, confidente y ayudante del detective, pero también es una mujer muy
completa. Conjuga su empleo de catedrática de la UNAM con su asesoría de
sindicalistas. Entremedio, se da tiempo
para tener romances fugaces, uno de los cuales (chileno tenía que ser) trae
consecuencias. Una subtrama del tercer episodio es el dilema de Elisa entre
tener o no a la que ya llama “mi chamaca”.
Un toque humorístico,
pero tierno que suaviza a las protagonistas, sin sentimentalizarlas es la
aparición del conejo Rataplán, el rocinante del Quijote Belascoarán. El que sea
Irene que se lo regale a Belascoarán y Elisa quien más lo apapache, denota lo
que hoy es mala palabra: sentimiento
maternal.
Rataplán
No todas las mujeres
de la trilogía son fuertes. Tenemos victimas como la diva Marisa Ferrer a quien
el patriarcado elevó para luego degradar, y la bailarina exótica Casandra quien, por mentiras y enredos de sus hombres casi
pierde la vida.
Marisa y Casandra, víctimas de los hombres
Contrastan con
estas frágiles victimas unas mujeres fuertes que van desde profesionales como
la forense Amada (¡Qué viejita está Paloma Woolrich!) a mujeres del pueblo como Doña Isolda, la taquera. Hay que mencionar a Cristal, la
prostituta que encabeza un equipo de colegas para administrarle una buena
madriza a unos juniors que se las quieren dar de secuestradores. U ejemplo de cómo
el poder femenino de clase humilde puede aplastar al patriarcado blanco y
clasista.
Factor
Diversidad: Este es un
detalle soberbio con el que se desliga a la adaptación de las novelas de TIP
con lo que estamos acostumbrados a ver en la televisión mexicana: un universo
de blanquitos, ojiverdes y teñidos de güero. Aparte de los Belascoarán ,Amada
(y Paloma Woolrich es judía), Marisa y
su hija, el resto del elenco, sean
ingenieros, policías o vendedores ambulantes, tienen rasgos nativos, se ven como la gente
que uno observa en la calle del DF. Incluso Irene que es “niña bien” y que ha
sido interpretada anteriormente por una “mexicana blanca” como Rebeca Jones ahora en manos de Paulina Gaitán ,estila un look exótico a lo Salma Hayek y se ve más étnica que sus predecesores
en el mismo rol.
En la Tercera
Temporada, vemos a Lenú crecer, convertirse en catedrática, publicar novelas,
casarse, tener hijas, pero nunca madurar emocionalmente. Tal como en su infancia
y adolescencia, su vida depende de su
pasión por Nino Serratore y su rivalidad con Lila. El que ya no exista nada
entre ellos, el que Lila encuentre su propio camino en el proletariado, y el que Nino continue una vida falsa e
irresponsable como la de su padre, no entran en la idealización de Lenú del
amor y la vida de pareja.
(NOTA: Disculpen
lo largo del artículo, pero mi dilema estaba entre hacer reseñas individuales
por capítulo, o una visión global. Ganó la última y de ahí lo larga que me
salió.)
Lenú y su
Porno-novela
La temporada
inicia donde quedamos. Durante una presentación de su primera novela, La Dotorezza Greco es atacada por un crítico.
Entra Nino y la defiende. A Lenú se le
ilumina el mundo, pero no se da cuenta que Nino sigue pensando en Lila y que si
ha venido es para cosechar amistades importantes como la de Adele Ariota,
futura suegra de la incipiente novelista.
La presencia de
Nino deprime a Lenú que se siente descontenta con todo lo que tiene: Pietro, su
prometido; , la posibilidad de ser catedrática; el apoyo y guía de la Familia
Ariota. Tan descontenta está que cuando se reencuentra, en casa de su cuñada,
con Franco, su ex pareja, coquetea con él a pesar de saberlo emparejado con
Maria Rosa.
Es en casa de
Maria Rosa, donde Lenú conoce a Silvia, una joven madre soltera abrumada con un bebé llorón
. Lenú se encariña con el pequeño MIrko, pero descubre que el padre desobligado
que abandonó a la embarazada Silvia es Nino Serratore. Se ha repetido el caso
de Lila. Aun así, Lenú sigue amando a Nino.
Lenú regresa al
Rione antes de su boda. Immacolata busca motivos para pelear típicos de madre
envidiosa. Le dice a su hija que se siente superior, pero que su inteligencia le viene de la madre
que la parió. Pone el grito en el cielo al enterarse que debido a que los Ariota
son libres pensadores, la boda será en
el registro civil.
Lenú la ignora,
tiene problemas mayores. Antes de viajar la ha deprimido una crítica negativa
del Corriere de la Sera que tilda su novela de trivial y frívola. Lo
cierto es que el gran mérito de la novela son sus escenas de alcoba que no caen
muy bien entre los vecinos de la Familia Greco.
Lenú se encuentra
con un ex novio,Gino, hijo del boticario,
que sigue mirándole las tetas (”las tienes más grandes”)y que ahora es fascista, pero que es uno de
los que ha oído que su ex ha escrito una novela porno. Una estanquera le dice a
Lenú que no se atreve a leer su novela porque es “fuerte”. Donato Serratore
(que debe haberse reconocido en la obra) escribe una crítica devastadora
diciendo que el relato de la chica que desfloró debería no ser leído por
menores, y Michele Solara le dice a Lenú
que sabe que ella es una doncella inocente, pero que describe en su libro las
porquerías que ha hecho Lila (¿?)
Hasta los hermano
de Lenú deben defender su honor a golpes. Después de imaginarse a todo el Rione
persiguiéndola, la escritora huye de regreso a Milán. Regresará un poco después
acompañada de Pietro que cae bien a todos (aunque Inmacolatta gruña que es feo
y tiene pies chuecos). Pietro pide formalmente la mano de Lenú.
Cuando Inmacolatta
le exige boda con la iglesia, Pietro es muy honesto, ir a misa va en contra de
sus principios y si lo hace Lenú lo despreciará. Inmacolatta dice que Lenú no
es como otras niñas, que nunca la ha desilusionado, que es su gran orgullo. Si alguien la hace
sufrir, ella lo hará sufrir a él. Todo es emotivo, tierno, casi romántico, pero Lenú no está contenta y
nos molesta saber que es porque sigue pensando en Nino.
Lila y el
Infierno Obrero
Una noche, Enzo y Pasquale vienen a buscar a Lenú,. Lila está
mal y suplica que su Amiga Estupenda venga a verla. Lenú encuentra a Lila en cama
afiebrada y alterada. Le exige que le jure que si pasa algo será Lenú quien
crie a Genarinno. Viéndola tan mal, Lenú se lo promete. Acto seguido, Lila le
cuenta su tragedia.
Tras abandonar a Stefano,
Lila ha conseguido empleo en la fábrica de salchichones de Bruno Socavvo, amigo
de Nino. Es un empleo duro y humillante. Lila debe soportar acosos de sus
compañeros. Bruno no la defiende. Un día es él quien intenta abusar de su
empleada.
Es entonces que
Lila acepta acompañar a Pasquale—ahora secretario del Partido Comunista regional—a un
mitin político. En el mitin Lila se reencuentra con Nadia Galiani, la hija de
la maestra de Lenú, la ex novia de Nino. ¿Se acuerdan cuando Lila exigió que
Nino rompiera con ella por carta? La
rabia de volver a verla empuja a Lila a hablar. Les cuenta a los presentes las
condiciones inhumanas e insalubres en las que trabajan en la Fábrica Socavvo.
Muestra sus manos hechas pedazos. Acaba confesando que las obreras son acosadas
sexualmente por los jefes.
Impresionada, Nadia
hace que impriman las palabras de Lila en panfletos que repartirán por la calle.
El enfurecido Bruno acusa a Lila de escribirlos. Lila jura por su hijo que es
inocente, pero su patrón amenaza con llamar a los fascistas.
Lila va casa de Nadia
donde es bien recibida, pero se siente humillada ante el dinero de la familia e
irritada debido al idealismo abstracto de los jóvenes comunistas. Tiene una
crisis y se desmaya. Dario, un médico del grupo le diagnostica malnutrición y
un posible soplo cardiaco. Le aconseja verse con un cardiólogo y descansar.
Imposible, Lila
sigue en problemas. Aparecen los fascistas capitaneados por Gino. El ex de Lenú
se atreve a decirle a Lila que Stefano le ha dado permiso para volarle los
dientes a su mujercita. No se necesita más para hacer que La Cerullo se emplume
como un gallo de pelea, pero no se la puede contra tantos. La salva Pasquale.
Al día siguiente,
la indignada Lila sube a reclamarle al patrón y …se encuentra con Michele
Solara. Lila se da cuenta que Bruno está en manos de los Solara (y de la
Camorra), que Michele (que la desea), Stefano
y todo el Rione ahora saben dónde ella está, no hay escapatoria. La aterrorizada obrera
regresa a casa esperando un ataque, esto le provoca un colapso, vuelven sus
problemas mentales. Así es como la encuentra Lenú.
Lenú le dice a Enzo
y Pasquale que Lila no debe volver al trabajo y que necesita de un médico. Pasquale
se ríe de ella, la llama “una burguesa
intelectual”, dice que Lila solo tiene una fiebre pasajera y que eso no debe
impedirle seguir en su militancia obrera. Antes de irse, Lenú le dice a Enzo
que no deje que Pasquale se acerque a Lila.
A pesar de que su
madre la persigue (hasta cuando está sentada en el baño) diciéndole que se
aleje de Lila, que es una perdida
escandalosa, Lenú está empeñada en ayudar a su amiga. Se pone a llamar
refuerzos. Pietro le consigue el nombre de un funcionario de la IBM que puede
darle un buen empleo a Enzo y así evitar que Lila siga trabajando. También le
da el nombre de un abogado que consiga que Bruno le pague a su empleada lo que
le debe por ley.
Pero es la suegra
quien sorprende a Lenú, recordándole que como escritora puede ayudar a su
amiga. Adele la pone en contacto con un editor de una revista que publica un artículo
de la ahora celebre “Elena Greco” quien expone las terribles condiciones
laborales de la fábrica de Bruno.
Lenú también
quiere atender la salud de su amiga. Aunque Lila vuelve a ponerse terca, la
escritora la lleva a una serie de excelentes médicos que insisten en ignorar a
la paciente como si esta fuese una niña, o una viejita, dedicando toda su
atención a la famosa escritora, a la novia de Pietro, a la mujer que pronto será
parte de la renombrada Familia Airota.
Los médicos no
encuentran problemas cardiacos en Lila, pero si un estrés nervioso. Lila le
dice al médico que solo las damas sufren “problemas nerviosos” y ella no es
dama. Lo único bueno que saca es conseguir la píldora anticonceptiva. Aunque el
medico no le da la receta, la contacta
con alguien que si puede dársela.
Resulta que la Píldora
en ese entonces (por la ropa creo que es 1972-73) solo se prescribía en Italia
para mujeres casadas o para regular la menstruación. Las chicas se encuentran
con una representante de una farmacéutica en un café y ella les consigue
recetas a ambas. Aunque ante Lila, Leni sigue fingiendo ser virgen, le explica
que no desea tener hijos muy pronto después de casada.
Comienza un
periodo de amistad cómplice para Lenú y Lila que las regresa a su niñez. A
medida que recorren Nápoles comienzan las confidencias. Lila le cuenta a Lenú
que nunca le ha gustado el sexo (he ahí la explicación al “no es buena en la
cama” de Nino), que se ha acercado al
amor físico solo por curiosidad. Por eso no le es difícil vivir en castidad con
Enzo. Aunque Lenú solo la escucha, las confesiones de su amiga la empujan al
autoanálisis. A ella le gusta el sexo, pero teme la opinión de los hombres y
deja que sus parejas controlen su intimidad.
Entonces Lila
deja caer la bomba. Quiere retornar al Rione. Ya no vale la pena esconderse. Por
su madre, Lenú sabe que la familia de Lila no quiere verla. Decide hacer una
incursión para tantear terreno. Primero va a la zapatería ahora en manos de
Alfonso, el cuñado de Lila. Alfonso parece vivir para satisfacer los deseos de Michele
Solara. Incluso va a casarse con Marisa (la hermana de Nino) porque así lo
desea Michele. Alfonso le confiesa a Lenú que no le gustan las mujeres. Solo su
cuñada Lila conocía su secreto.
Lenú entonces
visita a Gigliola, amante-prometida de Michele. A pesar de vivir como una reina,
Gigliola es muy infeliz. Michele la maltrata, la humilla y le es infiel.
Tranquiliza a Lenú. Michele jamás le hará daño a Lila. El mismo le confesó
llorando que es la única mujer a quien él ama y respeta. Por ella siente más
que deseo, la admira.
Después de
recibir su finiquito completo de la fábrica. Lila y Enzo buscan un departamento
en el Rione. Gennarino y Lenú lo acompañan. A la desubicada Lila se le ocurre
ir a saludar a su padre. Como antes, Lila en medio de la calle grita su
intención de presentar a su hijo con Il nonno. A pesar de que está
descansando en la puerta de su taller, el padre finge no oiría y la ignora.
Lila, sin darse
por vencida, se le acerca y le muestra a
Gennarino al abuelo. El zapatero acaricia al niño, pero le dice “cuando veas a
tu madre dile que es una gran puta”. Lila se aleja escamada. Su próxima parada
es en la puerta del Almacen Caracci. Stefano sale y, con grandes aspavientos, saluda a Lenú, ignorando al resto del grupo
Finalmente le
hace cariños a Gennarino. En eso aparece La Loca Melina (ahora suegra de
Stefano).Viene acompañada de su nieta
Maria. Stefano saluda con mucho cariño a su hija, se despide siempre ignorando
a su esposa y al amante, y entra en la tienda
Melina también
casi estrangula a Lenú al abrazarla, pero es la primera en dirigirse
directamente a Lila a la que dice que parece “un cadáver” y que con razón Stefano
la dejó. “Anda a comer un bistec. A los hombres
no les gustan las flacas”. Conteniendo la risa, Lila le susurra a Enzo “así
acabaré yo”.Pero Melina hace algo
extraordinario. Les dice a los niños que son hermanos. Felices, las criaturas
se abrazan. Melina, antes de despedirse comenta en lo que se parecen María y
Gennarino a “su padre”. Lila comienza a reírse. Un rato más tarde le explica su
familia que Melina le ha confirmado algo que no quería aceptar, Gennarino es
idéntico a Stefano, no es hijo de Nino.
Lenú, Camino
al Altar
Tras dejar
instalada a Lila en su piso en el Rione, Lenú presta atención a los
preparativos de su boda. Antes de volver al Norte, visita a la Profesora
Galiani. Quiere invitarla a su boda y darle su libro autografiado. La Galiani,
por teléfono la cita en compañía “de tu amiga”. A Lenú la incómoda esta
petición, más aún cuando Lila decide aceptar la invitación.
La molestia
aumenta cundo no encuentran a su anfitriona, y quien le abre la puerta es Nadia
en ropa interior. “¡Esta en calzones! ”susurra Lila entre divertida y escandalizada.
La razón para el deshabillé de Nadia está sentada en la mesa. Pasquale, a medio vestir, toma desayuno en el comedor. Apenas ve a Lenú
comienza a atacarla frontalmente. La acusa de haberle impedido a Lila que
continue con su lucha por los derechos de las trabajadoras, también de que con
su artículo solo ha beneficiado a Lila no a la clase obrera. Nadia se une al
ataque. Lila admite que tienen razón.
Lenú está casi al
borde de las lágrimas. Cuando llega la profesora. también se incomoda al ver a
su hija y al amante semi desnudos. Nadia regaña a la madre. Le dice que le avise
cuando vaya a tener invitados. Molesta, la Profesora se descarga en contra de Lenú.
Mira con desprecio el libro, implica que Lenú se casa por dinero, etc.. En cambio,
alaba el discurso de Lila que Nadia ha convertido en panfleto. La anima a
escribir.
Lenú se ve
apenada. Su amiga , con sonrisa irónica, echa leña al fuego contándole que Lenú
no la ha invitado a su boda porque la avergüenzan las gentes del Rione. Por fin
se marchan. Lila intenta consolar a su amiga, pero Lenú siente que le divierte
echarle sal en la herida. Lila se ríe, le dice a Lenú que no les haga caso, son
unos socialistas de pacotilla y la Profesora una envidiosa. Le da rabia que una
chica humilde como Lenú vaya a casarse con un catedrático. En cambio, Nadia, tan
fina, se revuelca con un albañil. Lenú no la escucha, se promete alejarse de Lila.
En Florencia, Lenú
y Pietro se casan en una sencilla ceremonia civil a la que solo asisten los
padres de los contrayentes. Aunque no han planeado fiesta, una amiga de la
familia les ha preparado un coctel donde Adele, suegra de Lenú, la presenta a todo
un círculo de intelectuales, no como su nuera sino como una de ellos. Inmacolatta
está conmovida ante lo importante que es su hija.
Lenú, Madre de
Familia
Pietro no quiere
que Lenú use la Píldora y consecuentemente ella queda embarazada
inmediatamente. Para su sorpresa, le
encanta este nuevo estado. Se le ocurre llamar a Lila para comentar esta buena nueva.
Descubre que Lila ha iniciado vida
marital con Enzo y si está en La Píldora. Lila hace todo un discurso sobre los
horrores del embarazo y maternidad sin saber que su amiga ha puesto el
auricular a un lado.
Lenú no comparte
la opinión de su amiga/rival. Adora el embarazo, el parto, a su hija Adele a la que apoda “Dede”. Esa adoración cesa con la dentición de
Dede, un periodo en el que el más angelical de los bebés se convierte en una
perpetua sirena de bomberos. Exhausta, Lenú culpa su marido de no ayudarla con
la niña, de tener una vida cuando ella esta encerrada en casa con una cría
chillona, y de no querer ponerle una asistenta.
La excusa de
Pietro es patética. “No quiero esclavos en mi casa’. Siempre me hacen reír
estos izquierdistas con sus reparos en contra del servicio doméstico. Ya
parecen Peter Dinklage, que en su wokeness le quitan trabajo a quienes lo
necesitan. “Esclavo” es el trabajador cuyo patrón desea esclavizarlo. Ya basta
con ningunear el necesario y digno trabajo de criados.
En su desesperación,
Lenú sufre alucinaciones en las que cree
que su desdicha es obra de Lila y su aura oscura. Ve visiones de Gigliola que grita
que Lila es capaz de matar bebés. Tiene sueños en los que ve a su madre
preparando hechizos para protegerla de los de Lila. Por suerte, Pietro entra en
razón. Llega Clelia a ayudar a la joven madre y a Dede le salen los dientes.
Ahora Lenú no tiene excusa para no escribir, pero el bloqueo creativo no la
abandona.
En una reunión en
casa de su cuñada, Lenú se reencuentra con el ingeniero Mario a quien conociese
en la recepción de su boda. Decide tomarlo por amante, pero una vez en la cama,
se arrepiente. Vuelve a casa y tiene una
tórrida sesión amatoria con el marido. Esto, y una conversación telefónica con Lila, la ayudan a desbloquearse.
Lila le cuenta la
terrible violencia que azota al Rione. Los fascistas golpean a todos los de
izquierda. A Pasquale le rompen los dientes. A Enzo lo apalean en la puerta de
su casa. Lila piensa que esa violencia trasciende tiempo y política, que se
remonta al asesinato de su suegro, Achille Caracci. Lenú recuerda que en su
infancia. Lila pensaba que se trataba de
una asesina. Ahora está segura de que fue la madre de los Solara para quedarse
con el negocio del prestamista Caracci.
Armada con esta
anécdota de su infancia, Lenú escribe su próximo manuscrito. Es un desastre. Su
marido se niega a leerlo. Su suegra sobre té y galletitas, le lanza dardos. “Heroína
antipática”, “Redacción caótica”, “libro
pretencioso”, etc.
En su frustración,
la gran Elena Greco recurre a su peor juez. Lila la llama llorando. La regaña
por obligarla a decirle la verdad. No le han gustado ninguno de sus libros. No
son genuinos. No representan el sentir de Lenú. Y acaba con una excelente
reflexión. No basta haber vivido una experiencia. Se necesita de imaginación
para describirla, Ahí nos damos cuenta de que imaginación es lo que le sobra a Lila
y le falta a Lenú.
Esta Tercera
Temporada continúa siendo un bildungsroman, pero ahora es la maduración de
la protagonista en un marco de un Italia convulsa, en la que el comunismo y el fascismo
vuelven a disputarse el alma de la nación. Vemos a Lila recaer en sus problemas mentales
agravados por la miseria, el estigma social de ser mujer separada con un hijo y
un amante, y el miedo a los Solara.
Lo triste es que Lenú
no es muy diferente. Aunque posee armas que le faltan a Lila, su dependencia emocional de su rival, su insatisfacción
y su obsesión con Nino, la hacen también
tomar decisiones impulsivas que, a diferencia de Lila, la hacen caer parada, incólume.
Esto es evidente
en el más estremecedor episodio, el quinto, en que los sucesos profetizan la
desgracia que va a caer muy pronto. Estamos a mediados de los 70. Lila y Enzo
están surgiendo en el mundo de la IBM, pero ahora en el Rione, Lila
constantemente se topa con Michele que desea que trabaje para él. A pesar de
las negativas de Lila, Michele insiste y encuentra un punto débil; em Gennarino.
El gordito se deja sobornar por los pasteles Solara y un día desaparece. Ver a
Lila buscándolo histérica por el Rione, rompe el corazón, sobre todo porque los
lectores abemos que es un anticipo de lo que vendrá.
La Visita del
Terrorista
Toda Italia está
en guerra, y Nápoles no es la excepción. Unos encapuchados matan a Gino y ponen
una bomba en uno de los mercados de los Solara. Se cree que fue Pasquale el
autor de ambos crímenes. Carmela llama nerviosa a Lenú. A su hermano lo está
buscando la policía. Antes de desaparecer, Pasquale ha solicitado la dirección
de la amiga de la infancia. En una de esas irá a refugiarse con ella.
Efectivamente,
Pasquale y su “compañera ”Nadia se dejan caer intempestivamente en el piso de
los Ariota. Lenú no sabe cómo reaccionar y cae en lo pasivo-agresivo que es lo más
detestable de su personalidad. Obliga a su marido a recibirlos, pero actúa de
manera ambigua con sus invitados como temerosa de ellos y defensiva en lo que
respecta a Pietro que no entiende nada, pero percibe mala vibra en el aire.
Los invitados
notan esa tensión y se aprovechan de ella. Parece esos filmes de suspenso donde
unos delincuentes secuestran a una familia pudiente en su propia casa. Pasquale
pone las patas en la mesa, se sirve toda la fuente de pasta, se mueve como Pedro
por su casa. El y Nadia beben, fuman marihuana y acaban en la ducha de los Ariota,
pero lo peor es la agresividad verbal de ambos, extraña en una pareja que viene buscando
amparo.
Pasquale acusa a Pietro de ser un burgués que
renta una casa de dos pisos, se burla de su izquierdismo intelectual, le dice
que los únicos que valen son la gente como él, un albañil de manos callosas.
Nadia llega más lejos. Cuando Lenú, por congraciarse, le dice que siempre la ha
admirado. Nadia responde que siempre la ha odiado. Porque su madre quería a Lenú
más que a su hija y porque por ella perdió a Nino por su culpa. Nadia sabe que
fue Lila quien se lo arrebató, pero culpa a Lenú . Le dice “tu y Lila son la
misma mierda. La diferencia es que tú quieres hacerte la simpática”.
Lenú no acusa
recibo. De pronto la embarga una nostalgia por el Rione, por el Pasquale que
una vez vio como pretendiente. No piensa que albergue en su casa a un asesino,
a alguien a quien busca la policía, no nota como asusta la presencia de los
extraños a Dede, como afrentan a Pietro. Cuando por fin se marchan, Pasquale
suelta un inexplicable frase. Creyó que venía buscar a una amiga de la infancia
, pero no la encontró. ¿Qué quería de Lenú que ella no le ofreció?
Sin embargo, Lenú
se siente culpable y se descarga con Pietro. Cuando este exige que Páscquale no
regrese y añade que lo que dijo el albañil sobre el poco valor de la cultura
suena a fascismo, su mujer le susurra con voz llorosa que es él quien no sabe
nada y quien debe cerrar la boca. Pietro le da una cachetada, para Lenú es una más
de las muchas bofetadas que ha recibido en la vida, pero comenta que para su
marido es un acto desconocido que lo avergüenza y horroriza. ¿Por qué siento
que hasta en eso, Lenú, heredera de la violencia del Rione, desprecia a Pietro?
Lenú Feminista
Mencioné que este
fue un capítulo sobrecogedor y es porque vemos la fragilidad de los hijos de
estas amigas, tan brillantes en los estudios y tan torpes como madres.
Comenzamos con Lenú buscando respuestas en la hermandad feminista. El inicio es
una marcha de las feministas florentinas, entre ellas circula una niña
pequeñita llamando a su madre. Corte a las marchantes, sus rostros expresan
ira, otros felicidad. Esto es lo de ellas. La oradora lanza eslóganes en contra
del machismo, seguimos viendo a la niña perdida buscando a su madre.
Lo extraordinario
es que ninguna de esas mujeres hace lo que cualquier persona normal haría. Detenerse,
tranquilizar a la criatura, buscar a la madre. No, porque estas son hembras que
rechazan los estereotipos aun el más simple, el de solidaridad con una criatura
perdida.
Finalmente, la
nena encuentra su madre. se trata de Lenú, la niña es Dede, y la escritora no parece ni muy preocupada por
la ausencia de la niña la regaña por haberse alejado como si una cría de cinco
años tuviese mucho sentido de responsabilidad. Siguen marchando. Lenú carga a
Elsa, su hija menor. En su cara no vemos ni entusiasmo, ni ira, solo esa
expresión de mártir frustrada que rara vez desaparece de su rostro.
Una vez en casa,
Dede delata a la madre. Pietro se indigna. Una protesta no es un lugar para
niños. Lenú culpa a su cuñada que iba a fungir como baby-sitter y nunca llegó.
Discuten y Lenú lanza eslóganes recién aprendidos, como un periquito, sin pensar si vienen a cuento.
Es en ese estado
de beligerancia conyugal que Lenú recibe la llamada de Carmela, la visita de
Pasquale, y una extraña llamada de Lila en la que le encarga a su Amiga
Estupenda que se lleve a Gennarino en sus vacaciones veraniegas. Como siempre, Lenú
es incapaz de negarse .
Curiosamente a
Pietro no le parece mala idea. Recibe bien al niño y a Enzo que ha venido a dejarlo.
Su relación con la pareja de Lila es diferente a su encuentro con Pasquale. Lo
trata como a un igual, se enfrascan en conversaciones sobre el trabajo de Enzo.
Tanto Lila como Enzo han progresado en la IBM. Como siempre Lila, destaca por
su poder intelectual y está creando programas de computadora.
La conciencia
social de Petro se sobrepone a la admiración que le produce el progreso
cibernético. Alerta a Enzo sobre la posibilidad de que la computadora reemplace
al obrero y genere desempleo. Enzo le da una repuesta acertada y simple de su
mujer. No hay necesidad de cumplir con trabajos degradantes si puede hacerlo
una máquina.
No se me había
ocurrido, pero es cierto. La idea no es quitar empleos sino generar otros. Mientras
las maquinas trabajan se puede educar y entrenar a los ex operarios para
monitorearlas, programarlas y repararlas. De ese modo se crean empleos mejor pagados
y más dignos y se tiene un segmento de la población más instruido.
Lenú está
sorprendida todavía con la insistencia de Lila de alejar a su hijo de Nápoles.
Antes de la partida de Enzo, Lenú lo interroga. Así se entera del acoso de Michele
Solara y de la desaparición del niño, pero Enzo está tranquilo. Tiene un plan,
convencer a Michele de contratarlos a él y a Lila. Teniéndola cerca Michele se
tranquilizará . “ ¿Y si trata de quitártela?”, pregunta Lenú. “Lo mato”
responde Enzo, quien amortigua su bragadiccio napolitano diciendo que Michele
no necesita sexualmente de Lila (confirma lo dicho por Gigliola). Solara tiene
esposa y amante, Marisa, hermana de Nino, esposa de Alfonso Carracci, a quien
ha embarazado nuevamente.
Este inquietante episodio
acaba con otra criatura perdida. En la playa, comentando en el teléfono con
Lila, la muerte de Rocco, Lenú pierde a los niños bajo su cargo. Después de una angustiante búsqueda los
encuentra en un descampado, donde es testigo de algo más perturbador.Genarinno le enseña su pene a Dede. Lenú
actúa tal como lo haría su madre. Regaña y culpaa su hija. No intenta hablar
con el chico. Como siempre es pasiva cuando debería actuar. En casa Dede la acusa “Tu sei cattiva ,
mamma”. Recordamos la profecía de Nadia. Algún día sus hijas odiaáan a Lenú.
Voy a detenerme
aquí y solo comentaré un poco del final para no dar más spoilers. En el penúltimo
episodio, Lenú cumple su sueño de retornar al Rione, pero descubre que Los
Solara lo dominan todo incluso a su familia. Entretanto Pietro observa todo el
espectáculo napolitano con mirada objetiva y estas son sus observaciones. Lila
es un ser destructivo, su belleza e inteligencia son destructivas, y Lila
detesta a Lenú. Esto es algo que Lenú sabe, pero no quiere darle la razón a su
marido. Ese matrimonio está en las últimas.
La gota que
desborda el vaso es el reencuentro de Lenú con el amor de su vida. Nino está
casado tiene un hijo, pero sigue siendo el objeto de deseo de la insatisfecha Dotorezza
Greco. Nino parece perfecto, lava platos, le cae bien a las hijas de la
escritora y es magnífico entre las sábanas. ¿Significará este adulterio que Lenú
podrá por fin estar satisfecha?¿O es
solo otro triunfo sobre Lila en esa enfermiza competencia que tienen ambas
“amigas”?
Contenido
Violento y Gory:
Asesinatos políticos, palizas entre partidos rivales. Bruno ataca sexualmente a
Lila. Pietro le da una cachetada su mujer.
Contenido
Sexual: Muchas escenas de
cama, desnudo de Pietro.
Contenido
Feminista: Toda la obra
es feminista, desde la lucha de Lila por los derechos de las obreras hasta las
observaciones de Lenú, Gigliola y otros sobre la posición de una mujer tanto en
la sociedad como en su vida en pareja.
Factor
Diversidad: Aparte de la
revelación de Alfonso de ser gay, no vemos un país muy diverso. Las divisiones
y diferencias son provocadas por clases e ideologías.