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martes, 8 de noviembre de 2022

Un héroe justiciero en el México Setentero: Belascoarán en Netflix

 


Había dos razones para vencer mi repugnancia al mundo Netflix y ver Belascoarán. La primera era mi interés en ver cómo iban a caracterizar a uno de los detectives ficticios ms icónicos del Noir latinoamericano. La otra era observar si sabían recrear el México Setentero con el cuidado, nostalgia y amor que Poncho Cuarón lograse en Roma.

Entrémosle a Los 70

La Primera Temporada está compuesta por tres episodios, cada uno de hora y media de duración, que corresponden sucesivamente a las tres primeras novelas de la serie de Belascoarán : Días de combate, Cosa fácil y No habrá final feliz .  Estas novelas fueron publicadas sucesivamente en 1976, 1977 y 1980. ¿Entonces por qué situar la historia en 1978? ¿Por qué hacerla en marco de época cuando las adaptaciones fílmicas de la saga de Belascoarán siempre fueron en marcos contemporáneos?

Lo extraño es que en términos de ropa y ambientación se siente en 1976. La banda sonora contiene hits de Camilo Sesto como “Fresa Salvaje”(1974) y baladas sesenteras como la adaptaciones de Los Rogers de “We Belong Together” de Ritchie Valens que se usa de música de fondo para el primer encuentro sexual del detective y de La Muchacha de la Cola de Caballo.





Las únicas pistas que tenemos del año en que transcurre la historia nos la dan el diario del asesino con fechas del 78 y la mención del Grupo Niche (que Belascoarán descubre suena como Nietzsche) que se formó en Bogotá en 1978. Lo definitivo son las eliminatorias al Mundial de Futbol del 78. El partido clave México-Alemania nos coloca en mayo de 1978.

Estamos en la segunda parte del década de Los Setenta y eso lo consigue transmitir la serie, lo que ya es un mérito. No he leído las novelas, pero todo me suena coherente. Héctor Belascoarán Shayne es un ingeniero que trabaja para una firma estadounidense y lleva un matrimonio muy burgués y aburrido. Un día se harta de todo, abandona trabajo y esposa y se convierte en detective. Bueno, no tan fácil.

Toma un curso de correspondencia que le otorga una licencia semi legitima y se consigue un “despacho” en un cuartito ya ocupado por Silverio,  un plomero. Ahí usando el teléfono de su “vecino” rechaza ofertas. Es que, en esta primera entrada, Belascoarán PI,  le ha entrado a la profesión con un único propósito:  capturar a un misterioso estrangulador de mujeres que asola la ciudad de México.



Las Mujeres de Belascoarán

En su búsqueda, el detective conoce y encuentra ayuda en una serie de pintorescos personajes; el plomero Silverio, Doña Isolda,  la maternal confeccionadora y vendedora de tacos;  y la enigmática “Muchacha de la Cola de Caballo”, a la que el detective primero confunde con el asesino.

Irene, rica heredera y corredora de autos sports, vive traumatizada por el asesinato de su madre que presenció cuando niña. Desde entonces , Irene está obsesionada con vengar la muerte de su madre y ayudar a capturar a este misógino estrangulador. Eso la lleva a unirse a Belascoarán.



Sin embargo, la gran ayudante y confidente del detective es Elisa (Irene Azuela), su hermana, una maestra de la UNAM, asesora de obreros abusados y sindicalistas descontentos. Elisa ha heredado la bandera de la lucha de clases de sus padres, un nacionalista vasco y una brigadista irlandesa que se conocieron en La Guerra Civil y buscaron refugio en el México cardenista. Es Elisa quien le proporciona a su hermano un arma, el revolver que portó su madre durante su servicio en las Brigadas Internacionales.



Para atrapar al asesino,  Belascoarán desarrolla una estrategia. Se comunica con el criminal tras presentarse en un programa de concurso televisivo (este concurso existió en realidad) respondiendo preguntas relacionadas con famosos estranguladores de la historia. El truco surte efecto, y el estrangulador (que firma como “Cerevro”) entabla contacto con el detective vía citas de Nietzsche en el teléfono y un recibo de tintorería que lleva a Belascoarán y a Irene a un diario escrito por el asesino. Me detengo aquí para contarles el origen de estos relatos.



Héctor Belascoarán Shayne nace de la imaginación del mexicano (nacido en Asturias) Francisco Ignacio Taibo conocido como “Paco” o simplemente PIT. Taibo es celebre por tres razones: ser el maestro de la novela negra mexicana; promover el Noir latino con la creación La Semana Negra en su natal Gijón y ser un sindicalista de izquierda,  muy activo en el Partido Morena,  y que desde el 2019 funge como secretario del Fondo de Cultura del gobierno de AMLO.

Con ese trasfondo es imposible desligar la historia de las ideas políticas de su autor, pero aun para una anti-izquierda como yo, no afecta mi apreciación de la obra. El siniestro Comandante Paniagua, némesis del protagonista, parece escapado de telenovela larrosiana, pero es una realidad. La policía mexicana es corrupta. El énfasis en el clasismo y racimo de las clases pudientes es reflejo de la tremenda desigualdad social que existe en el país azteca.


                                         Paniagua

La serie ha efectuado algunos cambios que equilibran la trama. No sé si existe en el libro la guardia Valentina, hembra gordita coquetona que ayuda a Belascoarán en la segunda novela,  y que representa el lado amable de la autoridad. También se le ha bajado el perfil al hecho de que, en la obra de Taibo, Belascoarán es hijo del privilegio, viene de clase alta, deja atrás un mundo de lujos y dinero. Como se ha eliminado al tercer miembro de la familia Belascoarán, no creo que tengamos el episodio en que los hermanos reciben una herencia que los tres rechazan, por su desprecio por el vil metal.

Una característica curiosa es que el detective no acepta pago por sus servicios. ¿De que vive entonces?  Ni siquiera lo acepta de una cliente rica como la diva Marisa Ferrer a la que toma de cliente con mucha desconfianza. Es cierto que Marisa entra en la oficina semi denuda encarnando a la feme fatale del Noir (y eso que Nailea Norvind ya está en la etapa de vieille femme fatale).  El transcurso de la historia,  sin embargo,  nos la revelará como otra víctima del mundo de la clase dominante mexicana.



Noir a la Mexicana

Lo que, si considera la serie,  y me hace disfrutarla,  es la fascinación de autor y personaje por el DF, que los críticos literarios ven como muestra del amor-odio que el protagonista siente por la capital de México. Belascoarán a cada rato alaba el espíritu de solidaridad chilango que se refleja en gente casi anónima que lo socorre desde un conductor de un programa radial hasta las prostitutas.

Belascoarán no cobra precisamente para ser parte de esa red de apoyo. Eso lo pone a un nivel de héroe justiciero de comic, que a ratos funciona y en otros infantiliza o simplifica el relato porque contradice la oscuridad del Noir.

Otra grandeza de la obra de Taibo es recopilar los clichés del género e insertarlos en un cuento netamente mexicano. El autor renueva estos lugares comunes como en el caso de La Muchacha de la Cola de Caballo que supera los estereotipos femeninos de la novela negra: la mujer fatal o la idealizada victima que el detective debe rescatar.



Irene no es un arquetipo, es una mujer de carne y hueso que se involucra en los casos de su amante.  (”No soy su novia. Soy más que eso” dice al definir su relación).  Ella es el apoyo del detective, pero también su compañera de lucha, una que toma decisiones propias. Su dinámica recuerda a la de la Lisbeth Salander con Michael Blomkvist en la trilogía de Lars Stiegsson.

Me ha gustado mucho ver a en ese rol a Paulina Gaitán. Como nunca vi Narcos mi recuerdo de Paulina es de Andreita, la nena rebelde que por castigar a su madre acaba sirviendo sentencia en Capadocia. Ha madurado mucho como actriz. Yo A Luis Gerardo Méndez lo he visto, pero no lo recuerdo de Lola, Érase una Vez y Capadocia.

Debe ser difícil llenar los zapatos de don Pedro Armendáriz Jr., y de mi amado Sergio Goyri quienes dieron vida Héctor Belascoarán Shayne en el cine. Aun así, LGM le ha dado su dimensión más compasiva y cómica que también el humor es importantísimo en este cuento. Belascoarán y sus compañeros son muy agudos. Aun en situaciones críticas sacan un gracejo que ayuda a alivianar la tensión sin disminuir el drama.



                                     Sergio Goyri como Belascoarán

Me gusta que hayan conservado la voz narradorauna característica del Noír del protagonista. Nos permite estar siempre en la cabeza de Belascoarán,  conocer sus planes,  saber lo que opina. Aunque profundo, , este detective no es un Sherlock Holmes,  algo que críticos y lectores han notado. No está dotado de una mente analítica, su instinto le falla, puede incluso ser torpe como cuando en la segunda novela se le ocurre tratar de solucionar dos casos (tres en el libro) a la vez y acaba provocando más caos que imponiendo el orden.

Puede que a los conocedores del género detectivesco les moleste este modalidad, pero Taibo y la serie quieren mostrar un detective de carne y hueso, con fallas humanas, aunque dotado de conciencia social. Lo importante es que el autor creó un personaje que era producto de su ambiente,  y que actuaba y enfrentaba situaciones que derivaban de problemas contemporáneos o nacidos de realidades históricas como la muy presente Masacre de Tlatelolco. La grandeza de la serie ha sido reproducir ese ambiente sociohistórico en casi todo lo relacionado con la adaptación.

Digo casi todo porque me enoja que insistan en ponerles minifaldas a los personajes femeninos en una época en que esa prenda desapareció de nuestro guardarropas. Ni las “señoritas de la calzada” como llama Silverio a las trabajadoras sexuales andarían con faldas cortas. Han sido tan cuidadosos en el vestuario masculino que no se entiende que cuando no ande de pantalones Irene luzca microminis que parece edecán de las Olimpiadas del ‘68. ¡Con lo bonita que era la moda el 78-79!



Saltándonos este detalle, la serie está buenísima y se las recomiendo. Es una recreación de un mundo perdido donde los cursos a domicilio vienen en casetes, donde se necesitan monedas para hacer llamadas telefónicas,  y donde un detective puede convertirse en héroe como el Santo y El Pantera para poder luchar contra las fuerzas del mal.



Contenido Violento y Gory: Es un Noir, está lleno de asesinatos, atentados, balaceras, pero es menos Gory, aunque hay cadáveres mal cosidos en la morgue, es y menos gráfica que otras historias policiales.

Contenido Sexual y Desnudos. Sexo obligado entre Belascoarán e Irene en cada episodio. Sexo en un tren, sexo en la ducha, striptease en la terraza. Desnudos de espalda de varones, pero la Gaitán muestra orgullosa sus chichis.

Contenido Feminista: Aunque es una serie mexicana y que ocurre en los 70, existen personajes femeninos fuertes sin necesidad de mensajes MeToo. Irene es un intento de destruir a la femme fatale y reemplazarla por una mujer que, aunque sea independiente,  también puede proteger a su hombre. Irene es el Anima jungiana, pero el puesto de hada madrina del detective lo ocupa Elisa (Irene Azuela, la hermana mayor.

                                            Las mujeres de Belascoarán

Elisa es la consejera, confidente y ayudante del detective, pero también es una mujer muy completa. Conjuga su empleo de catedrática de la UNAM con su asesoría de sindicalistas. Entremedio,  se da tiempo para tener romances fugaces, uno de los cuales (chileno tenía que ser) trae consecuencias. Una subtrama del tercer episodio es el dilema de Elisa entre tener o no a la que ya llama “mi chamaca”.

Un toque humorístico, pero tierno que suaviza a las protagonistas, sin sentimentalizarlas es la aparición del conejo Rataplán, el rocinante del Quijote Belascoarán. El que sea Irene que se lo regale a Belascoarán y Elisa quien más lo apapache, denota lo que hoy es mala palabra:  sentimiento maternal.

                                           Rataplán

No todas las mujeres de la trilogía son fuertes. Tenemos victimas como la diva Marisa Ferrer a quien el patriarcado elevó para luego degradar,  y la bailarina exótica Casandra quien,  por mentiras y enredos de sus hombres casi pierde la vida.


                                            Marisa y Casandra, víctimas de los hombres

Contrastan con estas frágiles victimas unas mujeres fuertes que van desde profesionales como la forense Amada (¡Qué viejita está Paloma Woolrich!)  a mujeres del pueblo como Doña Isolda,  la taquera. Hay que mencionar a Cristal, la prostituta que encabeza un equipo de colegas para administrarle una buena madriza a unos juniors que se las quieren dar de secuestradores. U ejemplo de cómo el poder femenino de clase humilde puede aplastar al patriarcado blanco y clasista.

Factor Diversidad: Este es un detalle soberbio con el que se desliga a la adaptación de las novelas de TIP con lo que estamos acostumbrados a ver en la televisión mexicana: un universo de blanquitos, ojiverdes y teñidos de güero. Aparte de los Belascoarán ,Amada (y Paloma Woolrich es judía),   Marisa y su hija, el resto del elenco,  sean ingenieros, policías o vendedores ambulantes,  tienen rasgos nativos, se ven como la gente que uno observa en la calle del DF. Incluso Irene que es “niña bien” y que ha sido interpretada anteriormente por  una “mexicana blanca” como Rebeca Jones ahora en manos de Paulina Gaitán ,  estila un look exótico a lo Salma Hayek y se ve más étnica que sus predecesores en el mismo rol.



 

jueves, 21 de abril de 2022

Los que se Quedan y los que se Van: My Brilliant Friend (Tercera Temporada)

 


En la Tercera Temporada, vemos a Lenú crecer,  convertirse en catedrática, publicar novelas, casarse, tener hijas, pero nunca madurar emocionalmente. Tal como en su infancia y adolescencia,  su vida depende de su pasión por Nino Serratore y su rivalidad con Lila. El que ya no exista nada entre ellos, el que Lila encuentre su propio camino en el proletariado,  y el que Nino continue una vida falsa e irresponsable como la de su padre, no entran en la idealización de Lenú del amor y la vida de pareja.

(NOTA: Disculpen lo largo del artículo, pero mi dilema estaba entre hacer reseñas individuales por capítulo, o una visión global. Ganó la última y de ahí lo larga que me salió.)

Lenú y su Porno-novela

La temporada inicia donde quedamos. Durante una presentación de su primera novela,  La Dotorezza Greco es atacada por un crítico.  Entra Nino y la defiende. A Lenú se le ilumina el mundo, pero no se da cuenta que Nino sigue pensando en Lila y que si ha venido es para cosechar amistades importantes como la de Adele Ariota, futura suegra de la incipiente novelista.



La presencia de Nino deprime a Lenú que se siente descontenta con todo lo que tiene: Pietro, su prometido; , la posibilidad de ser catedrática; el apoyo y guía de la Familia Ariota. Tan descontenta está que cuando se reencuentra, en casa de su cuñada, con Franco, su ex pareja, coquetea con él a pesar de saberlo emparejado con Maria Rosa.



Es en casa de Maria Rosa, donde Lenú conoce a Silvia,  una joven madre soltera abrumada con un bebé llorón . Lenú se encariña con el pequeño MIrko, pero descubre que el padre desobligado que abandonó a la embarazada Silvia es Nino Serratore. Se ha repetido el caso de Lila. Aun así, Lenú sigue amando a Nino.



Lenú regresa al Rione antes de su boda. Immacolata busca motivos para pelear típicos de madre envidiosa. Le dice a su hija que se siente superior,  pero que su inteligencia le viene de la madre que la parió. Pone el grito en el cielo al enterarse que debido a que los Ariota son libres pensadores,  la boda será en el registro civil.

Lenú la ignora, tiene problemas mayores. Antes de viajar la ha deprimido una crítica negativa del Corriere de la Sera que tilda su novela de trivial y frívola. Lo cierto es que el gran mérito de la novela son sus escenas de alcoba que no caen muy bien entre los vecinos de la Familia Greco.



Lenú se encuentra con un ex novio,  Gino, hijo del boticario, que sigue mirándole las tetas (”las tienes más grandes”)  y que ahora es fascista, pero que es uno de los que ha oído que su ex ha escrito una novela porno. Una estanquera le dice a Lenú que no se atreve a leer su novela porque es “fuerte”. Donato Serratore (que debe haberse reconocido en la obra) escribe una crítica devastadora diciendo que el relato de la chica que desfloró debería no ser leído por menores,  y Michele Solara le dice a Lenú que sabe que ella es una doncella inocente, pero que describe en su libro las porquerías que ha hecho Lila (¿?)

Hasta los hermano de Lenú deben defender su honor a golpes. Después de imaginarse a todo el Rione persiguiéndola, la escritora huye de regreso a Milán. Regresará un poco después acompañada de Pietro que cae bien a todos (aunque Inmacolatta gruña que es feo y tiene pies chuecos). Pietro pide formalmente la mano de Lenú.

Cuando Inmacolatta le exige boda con la iglesia, Pietro es muy honesto, ir a misa va en contra de sus principios y si lo hace Lenú lo despreciará. Inmacolatta dice que Lenú no es como otras niñas, que nunca la ha desilusionado,  que es su gran orgullo. Si alguien la hace sufrir, ella lo hará sufrir a él. Todo es emotivo, tierno,  casi romántico, pero Lenú no está contenta y nos molesta saber que es porque sigue pensando en Nino.



Lila y el Infierno Obrero

Una noche,  Enzo y Pasquale vienen a buscar a Lenú,. Lila está mal y suplica que su Amiga Estupenda venga a verla. Lenú encuentra a Lila en cama afiebrada y alterada. Le exige que le jure que si pasa algo será Lenú quien crie a Genarinno. Viéndola tan mal, Lenú se lo promete. Acto seguido, Lila le cuenta su tragedia.



Tras abandonar a Stefano, Lila ha conseguido empleo en la fábrica de salchichones de Bruno Socavvo, amigo de Nino. Es un empleo duro y humillante. Lila debe soportar acosos de sus compañeros. Bruno no la defiende. Un día es él quien intenta abusar de su empleada.



Es entonces que Lila acepta acompañar a Pasqualeahora secretario del Partido Comunista regionala un mitin político. En el mitin Lila se reencuentra con Nadia Galiani, la hija de la maestra de Lenú, la ex novia de Nino. ¿Se acuerdan cuando Lila exigió que Nino rompiera con ella por carta?  La rabia de volver a verla empuja a Lila a hablar. Les cuenta a los presentes las condiciones inhumanas e insalubres en las que trabajan en la Fábrica Socavvo. Muestra sus manos hechas pedazos. Acaba confesando que las obreras son acosadas sexualmente por los jefes.

Impresionada, Nadia hace que impriman las palabras de Lila en panfletos que repartirán por la calle. El enfurecido Bruno acusa a Lila de escribirlos. Lila jura por su hijo que es inocente, pero su patrón amenaza con llamar a los fascistas.

Lila va casa de Nadia donde es bien recibida, pero se siente humillada ante el dinero de la familia e irritada debido al idealismo abstracto de los jóvenes comunistas. Tiene una crisis y se desmaya. Dario, un médico del grupo le diagnostica malnutrición y un posible soplo cardiaco. Le aconseja verse con un cardiólogo y descansar.



Imposible, Lila sigue en problemas. Aparecen los fascistas capitaneados por Gino. El ex de Lenú se atreve a decirle a Lila que Stefano le ha dado permiso para volarle los dientes a su mujercita. No se necesita más para hacer que La Cerullo se emplume como un gallo de pelea, pero no se la puede contra tantos. La salva Pasquale.

Al día siguiente, la indignada Lila sube a reclamarle al patrón y …se encuentra con Michele Solara. Lila se da cuenta que Bruno está en manos de los Solara (y de la Camorra), que Michele (que la desea),  Stefano y todo el Rione ahora saben dónde ella está,  no hay escapatoria. La aterrorizada obrera regresa a casa esperando un ataque, esto le provoca un colapso, vuelven sus problemas mentales. Así es como la encuentra Lenú.



Lenú le dice a Enzo y Pasquale que Lila no debe volver al trabajo y que necesita de un médico. Pasquale se ríe de ella,  la llama “una burguesa intelectual”, dice que Lila solo tiene una fiebre pasajera y que eso no debe impedirle seguir en su militancia obrera. Antes de irse, Lenú le dice a Enzo que no deje que Pasquale se acerque a Lila.

A pesar de que su madre la persigue (hasta cuando está sentada en el baño) diciéndole que se aleje de Lila,  que es una perdida escandalosa, Lenú está empeñada en ayudar a su amiga. Se pone a llamar refuerzos. Pietro le consigue el nombre de un funcionario de la IBM que puede darle un buen empleo a Enzo y así evitar que Lila siga trabajando. También le da el nombre de un abogado que consiga que Bruno le pague a su empleada lo que le debe por ley. 



Pero es la suegra quien sorprende a Lenú, recordándole que como escritora puede ayudar a su amiga. Adele la pone en contacto con un editor de una revista que publica un artículo de la ahora celebre “Elena Greco” quien expone las terribles condiciones laborales de la fábrica de Bruno.

Lenú también quiere atender la salud de su amiga. Aunque Lila vuelve a ponerse terca, la escritora la lleva a una serie de excelentes médicos que insisten en ignorar a la paciente como si esta fuese una niña, o una viejita, dedicando toda su atención a la famosa escritora, a la novia de Pietro, a la mujer que pronto será parte de la renombrada Familia Airota.



Los médicos no encuentran problemas cardiacos en Lila, pero si un estrés nervioso. Lila le dice al médico que solo las damas sufren “problemas nerviosos” y ella no es dama. Lo único bueno que saca es conseguir la píldora anticonceptiva. Aunque el medico no le da la receta,  la contacta con alguien que si puede dársela.



Resulta que la Píldora en ese entonces (por la ropa creo que es 1972-73) solo se prescribía en Italia para mujeres casadas o para regular la menstruación. Las chicas se encuentran con una representante de una farmacéutica en un café y ella les consigue recetas a ambas. Aunque ante Lila, Leni sigue fingiendo ser virgen, le explica que no desea tener hijos muy pronto después de casada.

Comienza un periodo de amistad cómplice para Lenú y Lila que las regresa a su niñez. A medida que recorren Nápoles comienzan las confidencias. Lila le cuenta a Lenú que nunca le ha gustado el sexo (he ahí la explicación al “no es buena en la cama” de Nino),  que se ha acercado al amor físico solo por curiosidad. Por eso no le es difícil vivir en castidad con Enzo. Aunque Lenú solo la escucha, las confesiones de su amiga la empujan al autoanálisis. A ella le gusta el sexo, pero teme la opinión de los hombres y deja que sus parejas controlen su intimidad.



Entonces Lila deja caer la bomba. Quiere retornar al Rione. Ya no vale la pena esconderse. Por su madre, Lenú sabe que la familia de Lila no quiere verla. Decide hacer una incursión para tantear terreno. Primero va a la zapatería ahora en manos de Alfonso, el cuñado de Lila. Alfonso parece vivir para satisfacer los deseos de Michele Solara. Incluso va a casarse con Marisa (la hermana de Nino) porque así lo desea Michele. Alfonso le confiesa a Lenú que no le gustan las mujeres. Solo su cuñada Lila conocía su secreto.

Lenú entonces visita a Gigliola, amante-prometida de Michele. A pesar de vivir como una reina, Gigliola es muy infeliz. Michele la maltrata, la humilla y le es infiel. Tranquiliza a Lenú. Michele jamás le hará daño a Lila. El mismo le confesó llorando que es la única mujer a quien él ama y respeta. Por ella siente más que deseo, la admira.



Después de recibir su finiquito completo de la fábrica. Lila y Enzo buscan un departamento en el Rione. Gennarino y Lenú lo acompañan. A la desubicada Lila se le ocurre ir a saludar a su padre. Como antes, Lila en medio de la calle grita su intención de presentar a su hijo con Il nonno. A pesar de que está descansando en la puerta de su taller, el padre finge no oiría y la ignora.



Lila, sin darse por vencida,  se le acerca y le muestra a Gennarino al abuelo. El zapatero acaricia al niño, pero le dice “cuando veas a tu madre dile que es una gran puta”. Lila se aleja escamada. Su próxima parada es en la puerta del Almacen Caracci. Stefano sale y,  con grandes aspavientos,  saluda a Lenú, ignorando al resto del grupo

Finalmente le hace cariños a Gennarino. En eso aparece La Loca Melina (ahora suegra de Stefano).  Viene acompañada de su nieta Maria. Stefano saluda con mucho cariño a su hija, se despide siempre ignorando a su esposa y al amante, y entra en la tienda

Melina también casi estrangula a Lenú al abrazarla, pero es la primera en dirigirse directamente a Lila a la que dice que parece “un cadáver” y que con razón Stefano la dejó.  “Anda a comer un bistec. A los hombres no les gustan las flacas”. Conteniendo la risa, Lila le susurra a Enzo “así acabaré yo”.  Pero Melina hace algo extraordinario. Les dice a los niños que son hermanos. Felices, las criaturas se abrazan. Melina, antes de despedirse comenta en lo que se parecen María y Gennarino a “su padre”. Lila comienza a reírse. Un rato más tarde le explica su familia que Melina le ha confirmado algo que no quería aceptar, Gennarino es idéntico a Stefano, no es hijo de Nino.



Lenú, Camino al Altar

Tras dejar instalada a Lila en su piso en el Rione, Lenú presta atención a los preparativos de su boda. Antes de volver al Norte, visita a la Profesora Galiani. Quiere invitarla a su boda y darle su libro autografiado. La Galiani, por teléfono la cita en compañía “de tu amiga”. A Lenú la incómoda esta petición, más aún cuando Lila decide aceptar la invitación.

La molestia aumenta cundo no encuentran a su anfitriona, y quien le abre la puerta es Nadia en ropa interior. “¡Esta en calzones! ”susurra Lila entre divertida y escandalizada. La razón para el deshabillé de Nadia está sentada en la mesa. Pasquale,  a medio vestir,  toma desayuno en el comedor. Apenas ve a Lenú comienza a atacarla frontalmente. La acusa de haberle impedido a Lila que continue con su lucha por los derechos de las trabajadoras, también de que con su artículo solo ha beneficiado a Lila no a la clase obrera. Nadia se une al ataque. Lila admite que tienen razón.

Lenú está casi al borde de las lágrimas. Cuando llega la profesora. también se incomoda al ver a su hija y al amante semi desnudos. Nadia regaña a la madre. Le dice que le avise cuando vaya a tener invitados. Molesta,  la Profesora se descarga en contra de Lenú. Mira con desprecio el libro, implica que Lenú se casa por dinero, etc.. En cambio, alaba el discurso de Lila que Nadia ha convertido en panfleto. La anima a escribir.



Lenú se ve apenada. Su amiga , con sonrisa irónica, echa leña al fuego contándole que Lenú no la ha invitado a su boda porque la avergüenzan las gentes del Rione. Por fin se marchan. Lila intenta consolar a su amiga, pero Lenú siente que le divierte echarle sal en la herida. Lila se ríe, le dice a Lenú que no les haga caso, son unos socialistas de pacotilla y la Profesora una envidiosa. Le da rabia que una chica humilde como Lenú vaya a casarse con un catedrático. En cambio, Nadia, tan fina, se revuelca con un albañil. Lenú no la escucha, se promete alejarse de Lila.



En Florencia, Lenú y Pietro se casan en una sencilla ceremonia civil a la que solo asisten los padres de los contrayentes. Aunque no han planeado fiesta, una amiga de la familia les ha preparado un coctel donde Adele, suegra de Lenú, la presenta a todo un círculo de intelectuales, no como su nuera sino como una de ellos. Inmacolatta está conmovida ante lo importante que es su hija.



 

Lenú, Madre de Familia

Pietro no quiere que Lenú use la Píldora y consecuentemente ella queda embarazada inmediatamente. Para su sorpresa,  le encanta este nuevo estado. Se le ocurre llamar a Lila para comentar esta buena nueva.   Descubre que Lila ha iniciado vida marital con Enzo y si está en La Píldora. Lila hace todo un discurso sobre los horrores del embarazo y maternidad sin saber que su amiga ha puesto el auricular a un lado.



Lenú no comparte la opinión de su amiga/rival. Adora el embarazo, el parto,  a su hija Adele a la que apoda  “Dede”. Esa adoración cesa con la dentición de Dede, un periodo en el que el más angelical de los bebés se convierte en una perpetua sirena de bomberos. Exhausta, Lenú culpa su marido de no ayudarla con la niña, de tener una vida cuando ella esta encerrada en casa con una cría chillona, y de no querer ponerle una asistenta.

La excusa de Pietro es patética. “No quiero esclavos en mi casa’. Siempre me hacen reír estos izquierdistas con sus reparos en contra del servicio doméstico. Ya parecen Peter Dinklage, que en su wokeness le quitan trabajo a quienes lo necesitan. “Esclavo” es el trabajador cuyo patrón desea esclavizarlo. Ya basta con ningunear el necesario y digno trabajo de criados.



En su desesperación,  Lenú sufre alucinaciones en las que cree que su desdicha es obra de Lila y su aura oscura. Ve visiones de Gigliola que grita que Lila es capaz de matar bebés. Tiene sueños en los que ve a su madre preparando hechizos para protegerla de los de Lila. Por suerte, Pietro entra en razón. Llega Clelia a ayudar a la joven madre y a Dede le salen los dientes. Ahora Lenú no tiene excusa para no escribir, pero el bloqueo creativo no la abandona.

En una reunión en casa de su cuñada, Lenú se reencuentra con el ingeniero Mario a quien conociese en la recepción de su boda. Decide tomarlo por amante, pero una vez en la cama,  se arrepiente. Vuelve a casa y tiene una tórrida sesión amatoria con el marido. Esto,  y una conversación telefónica con Lila,  la ayudan a desbloquearse.



Lila le cuenta la terrible violencia que azota al Rione. Los fascistas golpean a todos los de izquierda. A Pasquale le rompen los dientes. A Enzo lo apalean en la puerta de su casa. Lila piensa que esa violencia trasciende tiempo y política, que se remonta al asesinato de su suegro, Achille Caracci. Lenú recuerda que en su infancia.  Lila pensaba que se trataba de una asesina. Ahora está segura de que fue la madre de los Solara para quedarse con el negocio del prestamista Caracci.

Armada con esta anécdota de su infancia, Lenú escribe su próximo manuscrito. Es un desastre. Su marido se niega a leerlo. Su suegra sobre té y galletitas, le lanza dardos. “Heroína antipática”,  “Redacción caótica”, “libro pretencioso”, etc.

En su frustración, la gran Elena Greco recurre a su peor juez. Lila la llama llorando. La regaña por obligarla a decirle la verdad. No le han gustado ninguno de sus libros. No son genuinos. No representan el sentir de Lenú. Y acaba con una excelente reflexión. No basta haber vivido una experiencia. Se necesita de imaginación para describirla, Ahí nos damos cuenta de que imaginación es lo que le sobra a Lila y le falta a Lenú.



Esta Tercera Temporada continúa siendo un bildungsroman, pero ahora es la maduración de la protagonista en un marco de un Italia convulsa, en la que el comunismo y el fascismo vuelven a disputarse el alma de la nación.  Vemos a Lila recaer en sus problemas mentales agravados por la miseria, el estigma social de ser mujer separada con un hijo y un amante, y el miedo a los Solara.

Lo triste es que Lenú no es muy diferente. Aunque posee armas que le faltan a Lila,  su dependencia emocional de su rival, su insatisfacción y su obsesión con Nino,  la hacen también tomar decisiones impulsivas que, a diferencia de Lila, la hacen caer parada, incólume.

Esto es evidente en el más estremecedor episodio, el quinto, en que los sucesos profetizan la desgracia que va a caer muy pronto. Estamos a mediados de los 70. Lila y Enzo están surgiendo en el mundo de la IBM, pero ahora en el Rione, Lila constantemente se topa con Michele que desea que trabaje para él. A pesar de las negativas de Lila, Michele insiste y encuentra un punto débil; em Gennarino. El gordito se deja sobornar por los pasteles Solara y un día desaparece. Ver a Lila buscándolo histérica por el Rione, rompe el corazón, sobre todo porque los lectores abemos que es un anticipo de lo que vendrá.



La Visita del Terrorista

Toda Italia está en guerra, y Nápoles no es la excepción. Unos encapuchados matan a Gino y ponen una bomba en uno de los mercados de los Solara. Se cree que fue Pasquale el autor de ambos crímenes. Carmela llama nerviosa a Lenú. A su hermano lo está buscando la policía. Antes de desaparecer, Pasquale ha solicitado la dirección de la amiga de la infancia. En una de esas irá a refugiarse con ella.



Efectivamente, Pasquale y su “compañera ”Nadia se dejan caer intempestivamente en el piso de los Ariota. Lenú no sabe cómo reaccionar y cae en lo pasivo-agresivo que es lo más detestable de su personalidad. Obliga a su marido a recibirlos, pero actúa de manera ambigua con sus invitados como temerosa de ellos y defensiva en lo que respecta a Pietro que no entiende nada, pero percibe mala vibra en el aire.

Los invitados notan esa tensión y se aprovechan de ella. Parece esos filmes de suspenso donde unos delincuentes secuestran a una familia pudiente en su propia casa. Pasquale pone las patas en la mesa, se sirve toda la fuente de pasta, se mueve como Pedro por su casa. El y Nadia beben, fuman marihuana y acaban en la ducha de los Ariota, pero lo peor es la agresividad verbal de ambos,  extraña en una pareja que viene buscando amparo.



 Pasquale acusa a Pietro de ser un burgués que renta una casa de dos pisos, se burla de su izquierdismo intelectual, le dice que los únicos que valen son la gente como él, un albañil de manos callosas. Nadia llega más lejos. Cuando Lenú, por congraciarse, le dice que siempre la ha admirado. Nadia responde que siempre la ha odiado. Porque su madre quería a Lenú más que a su hija y porque por ella perdió a Nino por su culpa. Nadia sabe que fue Lila quien se lo arrebató, pero culpa a Lenú . Le dice “tu y Lila son la misma mierda. La diferencia es que tú quieres hacerte la simpática”.



Lenú no acusa recibo. De pronto la embarga una nostalgia por el Rione, por el Pasquale que una vez vio como pretendiente. No piensa que albergue en su casa a un asesino, a alguien a quien busca la policía, no nota como asusta la presencia de los extraños a Dede, como afrentan a Pietro. Cuando por fin se marchan, Pasquale suelta un inexplicable frase. Creyó que venía buscar a una amiga de la infancia , pero no la encontró. ¿Qué quería de Lenú que ella no le ofreció?

Sin embargo, Lenú se siente culpable y se descarga con Pietro. Cuando este exige que Páscquale no regrese y añade que lo que dijo el albañil sobre el poco valor de la cultura suena a fascismo, su mujer le susurra con voz llorosa que es él quien no sabe nada y quien debe cerrar la boca. Pietro le da una cachetada, para Lenú es una más de las muchas bofetadas que ha recibido en la vida, pero comenta que para su marido es un acto desconocido que lo avergüenza y horroriza. ¿Por qué siento que hasta en eso, Lenú, heredera de la violencia del Rione, desprecia a Pietro?

Lenú Feminista

Mencioné que este fue un capítulo sobrecogedor y es porque vemos la fragilidad de los hijos de estas amigas, tan brillantes en los estudios y tan torpes como madres. Comenzamos con Lenú buscando respuestas en la hermandad feminista. El inicio es una marcha de las feministas florentinas, entre ellas circula una niña pequeñita llamando a su madre. Corte a las marchantes, sus rostros expresan ira, otros felicidad. Esto es lo de ellas. La oradora lanza eslóganes en contra del machismo, seguimos viendo a la niña perdida buscando a su madre.

Lo extraordinario es que ninguna de esas mujeres hace lo que cualquier persona normal haría. Detenerse, tranquilizar a la criatura, buscar a la madre. No, porque estas son hembras que rechazan los estereotipos aun el más simple, el de solidaridad con una criatura perdida.

Finalmente, la nena encuentra su madre. se trata de Lenú, la niña es Dede,  y la escritora no parece ni muy preocupada por la ausencia de la niña la regaña por haberse alejado como si una cría de cinco años tuviese mucho sentido de responsabilidad. Siguen marchando. Lenú carga a Elsa, su hija menor. En su cara no vemos ni entusiasmo, ni ira, solo esa expresión de mártir frustrada que rara vez desaparece de su rostro.

Una vez en casa, Dede delata a la madre. Pietro se indigna. Una protesta no es un lugar para niños. Lenú culpa a su cuñada que iba a fungir como baby-sitter y nunca llegó. Discuten y Lenú lanza eslóganes recién aprendidos,  como un periquito,  sin pensar si vienen a cuento.




Es en ese estado de beligerancia conyugal que Lenú recibe la llamada de Carmela, la visita de Pasquale, y una extraña llamada de Lila en la que le encarga a su Amiga Estupenda que se lleve a Gennarino en sus vacaciones veraniegas. Como siempre, Lenú es incapaz de negarse .

Curiosamente a Pietro no le parece mala idea. Recibe bien al niño y a Enzo que ha venido a dejarlo. Su relación con la pareja de Lila es diferente a su encuentro con Pasquale. Lo trata como a un igual, se enfrascan en conversaciones sobre el trabajo de Enzo. Tanto Lila como Enzo han progresado en la IBM. Como siempre Lila, destaca por su poder intelectual y está creando programas de computadora.

La conciencia social de Petro se sobrepone a la admiración que le produce el progreso cibernético. Alerta a Enzo sobre la posibilidad de que la computadora reemplace al obrero y genere desempleo. Enzo le da una repuesta acertada y simple de su mujer. No hay necesidad de cumplir con trabajos degradantes si puede hacerlo una máquina.

No se me había ocurrido, pero es cierto. La idea no es quitar empleos sino generar otros. Mientras las maquinas trabajan se puede educar y entrenar a los ex operarios para monitorearlas, programarlas y repararlas. De ese modo se crean empleos mejor pagados y más dignos y se tiene un segmento de la población más instruido.

Lenú está sorprendida todavía con la insistencia de Lila de alejar a su hijo de Nápoles. Antes de la partida de Enzo, Lenú lo interroga. Así se entera del acoso de Michele Solara y de la desaparición del niño, pero Enzo está tranquilo. Tiene un plan, convencer a Michele de contratarlos a él y a Lila. Teniéndola cerca Michele se tranquilizará . “ ¿Y si trata de quitártela?”, pregunta Lenú. “Lo mato” responde Enzo, quien amortigua su bragadiccio napolitano diciendo que Michele no necesita sexualmente de Lila (confirma lo dicho por Gigliola). Solara tiene esposa y amante, Marisa, hermana de Nino, esposa de Alfonso Carracci, a quien ha embarazado nuevamente.



Este inquietante episodio acaba con otra criatura perdida. En la playa, comentando en el teléfono con Lila, la muerte de Rocco, Lenú pierde a los niños bajo su cargo.  Después de una angustiante búsqueda los encuentra en un descampado, donde es testigo de algo más perturbador.  Genarinno le enseña su pene a Dede. Lenú actúa tal como lo haría su madre. Regaña y culpaa su hija. No intenta hablar con el chico. Como siempre es pasiva cuando debería actuar.  En casa Dede la acusa “Tu sei cattiva , mamma”. Recordamos la profecía de Nadia. Algún día sus hijas odiaáan a Lenú.

Voy a detenerme aquí y solo comentaré un poco del final para no dar más spoilers. En el penúltimo episodio, Lenú cumple su sueño de retornar al Rione, pero descubre que Los Solara lo dominan todo incluso a su familia. Entretanto Pietro observa todo el espectáculo napolitano con mirada objetiva y estas son sus observaciones. Lila es un ser destructivo, su belleza e inteligencia son destructivas, y Lila detesta a Lenú. Esto es algo que Lenú sabe, pero no quiere darle la razón a su marido. Ese matrimonio está en las últimas.



La gota que desborda el vaso es el reencuentro de Lenú con el amor de su vida. Nino está casado tiene un hijo, pero sigue siendo el objeto de deseo de la insatisfecha Dotorezza Greco. Nino parece perfecto, lava platos, le cae bien a las hijas de la escritora y es magnífico entre las sábanas. ¿Significará este adulterio que Lenú podrá por fin estar satisfecha?  ¿O es solo otro triunfo sobre Lila en esa enfermiza competencia que tienen ambas “amigas”?



Contenido Violento y Gory: Asesinatos políticos, palizas entre partidos rivales. Bruno ataca sexualmente a Lila. Pietro le da una cachetada su mujer.

Contenido Sexual: Muchas escenas de cama, desnudo de Pietro.

Contenido Feminista: Toda la obra es feminista, desde la lucha de Lila por los derechos de las obreras hasta las observaciones de Lenú, Gigliola y otros sobre la posición de una mujer tanto en la sociedad como en su vida en pareja.

Factor Diversidad: Aparte de la revelación de Alfonso de ser gay, no vemos un país muy diverso. Las divisiones y diferencias son provocadas por clases e ideologías.