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martes, 18 de junio de 2024

Que vi esta primavera 2024 y No tuve Tiempo de Reseñar

 


Aunque todavía me falta criticar Gentleman in Moscow y El Tatuador de Auschwitz, quedan varias series que no alcanzaré a reseñar y no por ser inferiores. Desde Tokio hasta el Lago Tiberias,  he vivido aventuras dentro de la pantalla de mi Ruhami que también quiero compartir con ustedes. .

Call the Midwife Temporada 13 (PBS)

Uno cree que ya no hay necesidad de alargar la serie, pero esta sigue dándonos placer y sorpresas. Estamos en 1970, las monjitas esta temporada tienen poco que decir. Las nuevas estrellas son las alumnas que se incorporan al equipo de parteras. Estas incluyen a Joyce,  una caribeña que oculta un oscuro pasado, y la ingenua , llorona, pero,  generosa Rosalind . Me recuerda a la difunta Bárbara.



Esta temporada tiene varios puntos importantes. Violet se convierte en alcaldesa de Poplar (y casi pierde a Fred por culpa del tetanos); Los Turner vuelven a enfrentar el miedo de perder a Mai, su hija adoptiva;  y Miss Higgins se reencuentra con el hijo que dio en adopción en su juventud, pero el personaje más trágico esta temporada es Trixie que descubre que ser Lady Aylward no es un cuento de hadas.



Toda la generosidad de Sir Mathew Aylward, que derramó compasión en diferentes puntos de Poplar,  que intentó salvar el edificio de San Ramon Nonato, y que derrocha dinero a manos llenas cumpliendo cada capricho de su esposa, tiene un precio. Matthew pone sus empresas al borde de la bancarrota. El comité,  encabezado por su propia madre,  lo destituye dejándolo en la calle.

Trixie viene a enterarse de la verdad demasiado tarde. Su marido está demasiado humillado y traumatizado para apoyarse en ella. Una puerta se abre,cuando unas propiedades que Matthew adquiriera en Nueva York parecen poder dar dividendos, pero él debe viajar a USA para manejar este negocio y Trixie se niega a acompañarlo.



SPOILER cuando yo me imaginaba que íbamos a tener de nuevo un caso como el de Lucille en que una historia de amor se resquebrajaba por orgullo y egoísmo, la serie toma otro rumbo. Sola,  Trixie es incapaz de cumplir con su deberes de comadrona y cuando está a punto de caer en otra adicción, se compone y decide que su destino está cerca de su marido.



Brigands: The Quest for Gold (Netflix)

 

Yo siempre pensé que el termino Briganti (brigantes) se refería a asaltantes de caminos decimonónicos tipo Fra Diávolo o el mismísimo Curro Jiménez. Hace unos meses, conocí en Hollywood Spy a una chica que me explicó que estos bandoleros italianos eran contra revolucionarios. Poco después de la reunificación de Italia,  tomaron armas contra La Casa de Saboya, y apoyados por el Vaticano,  buscaron restaurar a los Borbones en la Calabria.

Me interesó ver como Netflix retrataba a una fuerza católica, conservadora y reaccionaria. Tal como me esperaba,  fue un desastre. Nuevamente lo único que sabe Netflix es mostrar que las desgracias del mundo son culpa de ricos y poderosos (como si ellos fuesen pobres y débiles).

La protagonista es Filomena,  una mujer del pueblo que ha tenido la desgracia de casarse con un ricachón que la maltrata. Una noche,  luego que el marido asesina a su hermana y la deja malherida al fondo de un pozo, Filomena logra llegar a la casa y matarlo. Acto seguido huye al monte y se une a los Briganti convirtiéndose en una guerrillera en contra de los poderosos. Como se han quejado los críticos italianos, la serie enaltece a los criminales.





El gobierno ha enviado a meter en cintura a los bandoleros a una especie de general de las S.S. con uniforme del ejército del Risorgimento. Además, hay un personaje estrambótico, un tal Sparviero,  que se dedicaba a cazar brigantes, pero lo encuentran en la escena del crimen y creen que mató al esposo de Filomena.

Mas encima le quitan la capucha así que ahora todos conocen su identidad y se convierte en un hombre marcado. Me interesaría sino fuera tan bufonesco que su destino importa un rábano. Al lado del Sparviero,  el nuevo Anjin San de Shogun, es un gallardo héroe de novela rosa.



Toda este especie de spaghetti western es tan fea como el elenco:  iluminación amarillenta, paisaje reseco, oscuridad, gente de aspecto malsano y miserable. Imposible no compararla con la Tercera Temporada de El Comisario Ricciardi donde se siguen las reglas que por medio siglo han caracterizado a la RAI: elenco atractivo; vestuario glamoroso y paisajes deslumbrantes. O sea, todo lo que falta en Briganti y todo lo que desmejoró la versión Netflix de Ripley.

Il Comisario Ricciardi Segunda Temporada (PBS Amazon, Walter Presents)

Por supuesto que una historia detectivesca que tiene lugar en bajos fondos napolitanos, bajo la opresión del fascismo,  va a incluir violencia y sangre, pero nunca sordidez. Comisario Ricciardi es trágica, a ratos brutal, pero hermosa.

Mientras continuamos con la saga de Mauricio Di Giovanni, seguimos encontrándonos con un protagonista dominado por su don de ver fantasmas que lo alertan sobre los crímenes que debe resolver. Nos acostumbramos a su nueva criada, nos encariñamos con sus amigos,  el buen Brigadier Maione y el Doctor Modo,  que en esta temporada vive una trágica historia de amor.




Al final de esta temporada acabamos con el dilema romántico de Ricciardi. Tras creer que la impulsiva Enrica va a casarse con un oficial alemán, el Comisario rompe el corazón de la exquisita Livia y pide la mano de su vecina a su padre.



Recuerden que Ricciardi con subtítulos en inglés está en todas las plataformas que incluyan Walter Presents (PBS Amazon en USA) y en América Latina puede verse con subtítulos en español por Film&Arts.

Tokyo Vice

Si creía que la primera temporada era insuperable, me equivoqué. La temporada final de esta poco apreciada serie de HBO acaba en una fanfarria de fuegos artificiales donde los buenos y el amor triunfan. Al comienzo de la temporada no vemos tantas posibilidades. Jake se convierte en la antítesis del gran Salvador Blanco,  El Gran Chambón Blanco que con sus torpezas, impulsividad e incapacidad de comprender la cultura japonesa destruye las posibilidades de su cómplice, el detective Katagiri para dar un golpe fuerte a la Yakuza y al peor grupo, el del cruel y ambicioso Tozawa.

Sato ha sobrevivido y adquirido poder en su Yakuza. El Oyabun Ishida admira la lealtad, la sensatez, y hasta la compasión de su joven sicario, pero la salida de la cárcel de su antigua mano derecha pone en peligro lo adquirido por Sato y pone en peligro hasta al hermano menor de este.




Tozawa huye a Estados Unidos a curarse de una enfermedad terminal. “Esta es una mala idea “dice Jake, pero igual se encama con MIzaki, la querida de Tozawa. Algo bueno que haga, porque por su culpa a Katagiri lo han degradado y ahora atiende el mesón de quejas de la policía. Esto acaba cuando aparece una inspectora con ovarios que le devuelve los co---es perdidos . Ambos se embarcan en golpe tras golpe para acabar on la Yakuza de Tokio.






Entonces viene el gran clímax. Ishida es asesinado en el club de Samantha quien se convierte en una paria para todos los sectores de la sociedad japonesa. Sato es expulsado del Clan Chihira-kai y la inspectora es trasladada a provincia. Es que Tozawa ha regresado más diabólico y poderoso que nunca. Ahora curado de su mal,  está dispuesto a convertirse en el shogun, a transformar la Yakuza en una gran empresa y que los otros clanes se vuelvan filiales sumisas de su nuevo jefe.

Katagiri, Jake y Sato tendrán que unir fuerzas para vencerlo, pero la caída del soberbio asesino solo la conseguirán las mujeres que lo rodean.





Fire Dance (ChaiFlicks)

Después de casi cuatro años de buscarla, por fin Chaiflicks me ha traído esta primavera esta perturbadora y conmovedora miniserie israelí que repercute en recuerdos de mi pasado personal.

Rama Burshstein-Shai es una mujer Haredi,  observadora de todas las leyes del judaísmo, esposa y madre, pero que también ha incursionado en el mundo del cine, creando historias que reflejan la vida de las judías ortodoxas.  Sin llegar a la denuncia,  retrata lo difícil que es ser mujer en un mundo donde los hombres llevan la batuta. Para conseguirlo utiliza,  lo que Simi Horwitz ha notado en su reseña en Forward, una combinación de tradición, espiritualidad y pasiones primitivas.



La acción ocurre dentro de una comunidad jasídica en las riberas del Lago Tiberias en Galilea. Aunque tiene lugar en un mundo contemporáneo, la reclusión y aislamiento de una sociedad sin celulares, televisores e internet,  nos transportan a un tiempo antiguo y tradicional.

Como toda dinastía Jasídica,  el liderazgo pasa de padre a hijo. Tras la muerte del Tzadik Shulman, nace una disputa entre sus hijos Natan y Srulik. Aunque por derecho le toca el cargo a Natán (Yehuda Levy, Premio Mejor Actor en el Festival de SeriesMania)por ser el mayor, por tener un hijo varón y por ser el predilecto del padre, la congregación y la misma madre de ambos,  prefieren a Srulik, más centrado, más serio y sin pasado.



Sucede que Natán estuvo alejado de Tiberias por mucho tiempo. Se cree-—y esto se cuenta en susurros—que fue porque mantuvo una relación adúltera con su cuñada Miriam. Para complicar las cosas, Natán ha instalado un taller para mujeres ‘desafortunadas de la comunidad. Léase con problemas mentales, agunot (las abandonadas por los maridos); y adictas (si ,eso también existe en las comunidades jasídicas).

Estas mujeres vulnerables veneran al Rabino Natán y lo usan de psicólogo y confesor. Muchas dependen de él emocionalmente. En la comunidad se burlan de Natán y lo apodan “El rabino de las mujeres”. Aunque lo secunda su esposa,  la Rabanit Yocheved, ella debe guardar reposo debido a un embarazo de alto riesgo.

En el taller de Natán trabaja Rayzel Rosemberg, una viuda desequilibrada que desahoga su depresión en su única hija,  agrediéndola física y verbalmente. A sus dieciocho años, Feige es extremadamente tímida, se oculta del mundo detrás de su acné y enormes bifocales,  y sufre en silencio los exabruptos inexplicables de su madre. Como todas las que hemos vivido esas circunstancias,  se siente culpable. Incapaz de buscar ayuda, intenta suicidarse y es rescatada por Natán. De ahí se desarrolla una relación peligrosa para ambos.



Para proteger a Feige, Yocheved se la lleva a trabajar a su casa. No solo esto aumenta la cercanía entre su marido y la chica, pero también hace que Feige entienda la naturaleza del trabajo de Natán a la vez que conoce los miedos y desdichas de las mujeres de su comunidad. A pesar de ser tan joven, Feige se vuelve confidente de estas mujeres. Va saliendo de su caparazón y encontrando su propia voz.

La familia Shulman elige a Natán como su líder y esto causa revuelo. A pesar de la alegría de las mujeres, sus esposos e hijos se rebelan ante la decisión y sitian la casa del rabino exigiendo que ninguna mujer entre ahí,  llegando a apedrear los vidrios. Feige se les enfrenta exponiendo hasta su integridad física en un esfuerzo que va más allá de su amor,  puesto que abraza a todas las mujeres que necesitan ayuda.



Es una historia preciosa con un final feliz muy original, pero cuyo mensaje sobrepasa las leyes de un judaísmo. La historia se centra en la importancia de la unidad entre mujeres para poder encontrar su propia voz dentro de comunidades cerradas.



Es triste que Simi Horwitz,  solo vea en Fire Dance abuso sin reparar en la moraleja feminista de esta fábula. No ve como Feige usa su amor por Natán para crecer como persona y como lo supera,  al convertirse en un baluarte de apoyo para mujeres mayores y con más experiencia que ella.

¿Vieron algunas de estas series? ¿Cual les gustaría ver?

martes, 24 de mayo de 2022

Los Misterios de la Yakuza: Tokyo Vice en HBO

 


Hace un poco más de una década que los gánsteres se han tomado por asalto las series de televisión, sobre todo las de época. Así hemos conocido los bajos mundos de Odessa, Belgrado, Varsovia y por supuesto el Birmingham de Los Hermanos Shelby. Ahora el modelo ha tomado nuevas formas en un espacio “retro”, Tokio en 1999. Eso es lo que encontramos en Tokyo Vice, nueva serie de HBO.

La serie describe una investigación periodística sobre el bajo mundo de Tokio y los quehaceres de la Yakuza, el crimen organizado japones. Como otras mafias, la Yakuza (que se remonta al Siglo XIX) está dividida en clanes y posee rituales y tatuajes muy particulares, aparte de un código de honor que castiga a quienes revelan sus secretos.


Las Desventuras de un Periodista Gaijin

Tokyo Vice está inspirada en el libro homónimo (traducido al castellano) de Jake Adelstein, un periodista americano que por una década trabajó en la crónica roja del Yomiuri Shinbune, entonces el periódico más grande del mundo. La serie ha tomado muchos aspectos del libro, pero en otros se ha concentrado en una ficción propia dirigida por Michael Mann, creador de la legendaria Miami Vice.



A comienzos del siglo, Adelstein descubrió una noticia que involucraba a una importante figura de la Yakuza. A pesar de que su periódico se negó a publicarla, y que hubo amenazas en contra suya, Adelstein logró sacar al aire la noticia. Renunció a su empleo, pero no se exilió del Japón que sigue siendo su hogar. En el 2008 publicó Tokyo Vice, un recuento de sus aventuras como cronista de noticias policiales.

Por razones de tiempo y espacio, la producción de Mann ha reducido la etapa de Adelstein en el Yomiuri (cuyo nombre ha sido cambiado a Meisho Shimbun ). La acción comienza en el 2001, con Adelstein siendo amenazado por miembros del Clan Tozawa, De ahí hacemos un salto a 1999 a cuando Jake postuló al periódico.

Aunque han cambiado la cronología a nuestro siglo 21, se siente de a comienzos de los 90 en que todavía reinan los faxes, no se menciona la Internet, y la gente porta beepers. Cuando aparecen los celulares son de esos antiguos sin cámara y con antenitas. No hay CD-ROM, ni DVD ni Blu-ray. La información circula en casetes y videocasetes. Curiosamente, el vestuario masculino parece de los 80, con esos trajes holgados que pusieran de moda Don Johnson y Philip Michael Thomas en Miami Vice.




Al comienzo,  la historia es un poco lenta y aburrida y se cifra en las peripecias de Jake Adelstein (Ansel Elgort de West Side Story) en el periódico. Tras tres años en Tokio, y hablando japonés, el chico de Missouri todavía no comprende la cultura nipona (hay quienes han vivido 30 años en Japón y todavía no la dominan). Efectivamente, Adelstein fue el primer extranjero (Gaijin es el término despectivo que se le aplica) en trabajar para el periódico, factor que no hace gracia ni a sus supervisores ni a sus compañeros.




El origen judío de Adelstein también parece preocupar a sus colegas. Durante la entrevista de trabajo le preguntan si “los judíos comen sushi”. “Todos los días” responde el judío de Missouri. Es cierto,  en algunos casos, inclusive un judío ortodoxo puede comer sushi si no contiene mariscos.

La segunda pregunta es más incomoda. Le preguntan si es verdad que los judíos controlan las riquezas mundiales. Parecerá descortés que Jake Adelstein responda “si lo fuera,  yo no aceptaría este empleo ni este salario”, pero es la adecuada para una interpelación inconveniente de parte de gente que aprecia la cortesía.

Desde el primer día de trabajo,  el pobre Gaijin lleva las de perder. Comienza llamando a su supervisora por su nombre de pila. Emi Murayama lo pone en su sitio con un par de coscorrones verbales, pero esa noche,  en una fiesta del periódico,  Jake nota que Murayama -San es obligada a atender el bar solo por ser mujer. En esta fiesta,  el novel periodista descubre que lo apodan a sus espaldas “Mossad” por creerlo un espía israelí.



En Japón No Hay Asesinatos

El segundo gafé es más grave. Murayama-San encarga a Jake escribir una nota sobre un asesinato reciente. Adelstein ha estado en la escena del crimen y sabe con certeza que no es muerte accidental. El apuñalado tiene cortes en las manos que indican que intentó defenderse.



Jake va a casa del muerto y descubre por su correo que la víctima debía cuantiosas sumas a una compañía que parece no existir. El periodista pone todo eso en su artículo. Tanto él como Murayama-San reciben un tremendo regaño. Se suponía que debía copiar verbatim el informe policial. Nadie le ha solicitado que investigue por su cuenta.

El frustrado Jake busca la ayuda del más famoso policía de Tokio quien le da un primer consejo. En los medios japoneses jamás se habla de “asesinato”. Hay homicidios y muertes accidentales, nada más. Esa noche Jake conocerá a dos personas que serán importantes en su estadía en Japón: Samantha, la hostess estadounidense del bar de Duke,  y Sato. Jake no sabe distinguir lo que los niños de la calle si pueden reconocer (gracias a características como el cabello engominado y un elaborado tatuaje en el brazo).  Sato es un Yakuza.



La noche acaba con Jake y otros asistiendo a un suicidio público, un hombre se incendia en medio de la calle. Cerca del sitio del suicidio,  Jake encuentra una caja de fósforos con el mismo logo de la compañía fantasma. Será la anciana viuda quien dé una explicación al periodista. Su esposo pidió un préstamo a esta compañía y no pudo pagarlo. Entonces comenzaron las presiones. Es propio de una cultura en la que el honor sigue siendo importante, que la primera medida en contra del deudor moroso es hacer saber a todo su entorno que es un ente despreciable que no cumple con sus compromisos. Se le cancela exponiéndolo como alguien sin honor.

La segunda movida es amenazar a su familia. La anciana le explica a Jake que su esposo se suicidó para protegerla. Muerto el deudor, las deudas se entierran con él. Paralelas a la trama de Jake, hay otras subtrama, una de ellas es la del policía Hiroto Katagiri ( Ken Watanabe de El último samurái) que hace años que anda tras la Yakuza y cree que estos préstamos vienen de una de sus familias.

El periódico se niega a seguir la historia de Jake que se ve condenado o a escribir falsedades o a hacer nada. Ya para el segundo episodio, la ingenuidad del chico de Missouri se ha convertido en estupidez, y su ambición en arrogancia desubicada. Ya no le tengo lástima cuando mete las patas, y lo reprenden o estafan.  Mas me interesa la trayectoria de Sato que presenta similitudes con el Gaijin, en su deseo de ascender en el mundo de la Yakuza tal como Adelstein quiere ascender en el mundo periodístico, pero ambos cometen errores que los llevan a ser regañados por sus superiores.





Sato viene de la pobreza. La Yakuza le ha proporcionado una identidad, pero no es suficiente. El joven gánster se ha enamorado de Samantha cuya historia también es una subtrama. Hasta el capítulo cinco, no sabemos quién fue, a Jake le cuenta dos versiones de su vida anterior. Si sabemos dónde quiere llegar. Tiene sus ahorros escondidos tras un panel de la cocina y su sueño es abrir su propio night-club. Entretanto es la azafata codiciada de un bar donde las chicas, la mayoría extranjeras , son sujetas a abusos verbales y extorsiones por parte de los patrones.

En el tercer episodio los caminos de Jake y el policía Katagiri se entrecruzan. Una noche que se ha quedado a dormir en la oficina, Adelstein recibe una llamada avisando sobre una situación de rehenes en un bar local. Se trata de una intromisión del Clan Tozawa en territorio Ishida. Llega Katagiri que con solo palabras desarma a los armados y acaba con el problema. Impresionado, el periodista saca fotografías. El ruido de la cámara alerta a que le quita el filme y le ordena no escribir sobre lo visto.




Adelstein obedece, pero cargado de regalos,  se aparece en la casa de los Katagiri, conquista a la familia y convence al policía con su franqueza. Katagiri le explica que la Yakuza está tan integrada a la cultura japonesa que es imposible erradicarla. La labor de la policía es mantener la paz entre los clanes y evitar violencia. Debido a lo que presenció Adelstein, los culpables de haber puesto en peligro esa frágil tregua,  serán entregados por sus mismos clanes a la autoridad.

En agradecimiento por su silencio, Jake es invitado por su nuevo mentor a cubrir el arresto de los gánsteres díscolos. El policía y el periodista intercambian confidencias . Ambos vinculan los suicidios y los préstamos a la Yakuza.  El crimen organizado también se ha interesado en esta sinergia Katagiri-Adelstein. Sato informa a sus jefes de las intromisiones e investigaciones de “Mossad” y la Yakuza lo secuestra.



Tokyo Vice es una serie interesante, pero con altibajos. Me temo que el elenco japones actúa mejor que los actores caucásicos. En la trama, no hay manera que puedan interesarme los problemas familiares de Jake y su hermana, una especie de maniaco suicida, que lo abruma con casetes donde lo acusa de haberlos abandonado. Me atraen mucho más los personajes japoneses. Sato y Emi Murayama son mis favoritos, pero toma la mitad de la temporada descubrir quienes son.

Jake-Sato-Samantha: Un Triángulo Fatal

Nunca pensé que abogaría por un poco de violencia en una historia, pero para pertenecer al género gansteril Tokyo Vice ofrece al comienzo, muy pocas fuentes de conflicto y todas se solucionan muy rápido, y con intercambio de palabras y no de tiros. Está claro que se trata de una sociedad muy controlada, al punto que todo impulso humano es reprimido. Mas que un país de asesinos, parece ser un país de suicidas. Ese es el único acto de pasión permitido.

Lo notamos en el tercer episodio. Sato enfurecido ante un comentario ofensivo en contra de Samantha, desafía al ofensor a un duelo de puños. La furia reprimida del joven gánster lo lleva a casi a matar a su contrincante por lo que es severamente amonestado por sus superiores. Un gánster debe ser disciplinado. Sin embargo, la violencia tiene su lugar y lo vemos cuando Katagiri golpea a un sospechoso durante su interrogatorio.




A mediados de la temporadaexactamente en el cuarto episodio las cosas comienzan a moverse. El secuestro de Jake es para que el Oyabun (padrino) de Sato solicite su ayuda. El Clan Tozawa quiere su territorio,  para eso esparce rumores de que Ishida soborna policías y delata a su propia gente. Si sus hombres llegan a creerse esos cuentos, Ishida es hombre muerto.

Jake contacta a Katagiri que se encarga de ese asunto. Finalmente, Adelstein logra convencer a Emi de investigar la misteriosa empresa prestamista y su conexión con la Yakuza. Tras una visita al viudo de una peluquera obligada a suicidarse, consiguen la dirección de la elusiva firma y la visitan, pero vuelven a foja cero al descubrir que el supuesto director es un anciano paralitico. No hay a quien colgarle los muertos.



Mientras Emi se va a investigar por su lado, Jake se va de parranda con Sato.  No sabemos si el joven gánster lo hace para recaudar información o es su soledad y enajenación las que lo empujan a buscar amistad con el Gaijin. Comienzan en una disco donde Jake “se levanta” una chiquita japonesa. Van a un lindo motel parejero y solo a la salida, cuando Sato le paga, el periodista descubre que su acompañante es una prostituta.



Acaban la noche en un distinguido restaurante chino, todo pagado por el rumboso Sato. En el restaurante divisan al Oyabun Tozawa. En uno de sus compulsivos ataques de imprudencia, Jake lo interpela, sin ningún respeto (le dice “gánster”) y se ofrece a hacerle una entrevista.

Se ha hablado que una razón para desviar la serie del libro es que la crónica de Adelstein está llena de actuaciones poco heroicas y políticamente incorrectas que no corresponden a un protagonista de la Era Woke (acostarse con fuentes de información, chantajear, etc..) por eso eligieron hacerlo insufriblemente ingenuo.

Es menos mundano que el personaje de Mel Gibson (que se le asemeja) en The Year of Living Dangerously. Es más parecido al Americano Impasible que creara Graham Green, y como tal es arrogante hasta el punto de ponerse en peligro él y exponer a los que lo rodean. El problema con Jake es que al ser políticamente correcto se vuelve aburrido, bobo, incluso pesado. Hasta su manera de correr es antipática y recuerda la descripción que su jefe hace de el “mitad judío, mitad simio).



Adelstein es también egoísta y dado a crisis infantiles. En una de sus pataletas de chiquilín les grita a Sato y a Samantha “Ustedes son tal para cual”. No es cierto. De hecho, Samantha y Jake son tal para cual en su entitlement caucásico. Ambos son ingenuos cuando deberían ser listos, y egoístas cuando deberían ser responsables.  Por el contrario, Sato camina siempre sobre una cuerda floja entre las reglas de la Yakuza y su compasión.



Jake y la rubia comparten algo más. Ambos están huyendo de familias que desean que regresen. No se entiende por qué ambos están obsesionados con vivir en un país que no los quiere y una cultura que no entienden. Podrían cumplir sus sueños en USA, no necesariamente en Missouri o Utah (de donde proviene Samantha). Sato, en cambio, sin arrepentirse de ser un gánster, sufre de nostalgia de la familia que le cerró las puertas cuando se unió a la Yakuza.

Entretanto, Samantha enfrenta sus propios demonios. Ha conseguido local para su club, pero comete el error de confiar en la más boba y boquisuelta de sus compañeras. Pronto el Clan Ishida se entera de la defección de la rubia-trofeo y envían a Sato a amenazarla Samantha comienza burlándose de la cortesía del joven sin reparar en sus advertencias. Notando una debilidad donde debería existir amenaza, se vuelve agresiva. Cuando Sato le dice que quiere protegerla, le lanza una despectiva: “¿Soy acaso una damisela en peligro?”



Sin embargo, el peligro rodea a la Gaijin. Su cliente más atractivo resulta ser un detective privado contratado por gente a quien Samantha desfalcó en el pasado. Samantha es una damisela en peligro y el único caballero que la puede rescatar es Sato.  Aunque es una relación muy romántica, también será el talón de Aquiles del joven pistolero. Samantha,  en su egoísmo e implacable búsqueda de sus sueños, se convierte en la femme fatale de un cuento que básicamente es un Noir japones.



En todos los Noir que involucran familias de gánsteres hay hampones buenos y hampones villanos. Tokyo Vice no es una excepción. El jefe del Clan Tozawa es un sujeto siniestro que golpea mujeres y mata inocentes. En cambio, Sato, además de sensible y melancólico, es un hombre de honor. Una cualidad que comparte con su Oyabun Ishida, una especie de Don Corleone,  que, por seguir apegado a tradiciones antiguas,  está siendo amenazado por una nueva Yakuza, despiadada, corrupta, sin lealtad ni respeto por costumbres ancestrales.

En resumen, los mejores personajes y subtramas están en el bando japones. Por eso, a pesar de la lentitud del comienzo, la recomiendo. Tokyo Vice puede encontrarse en la plataforma de streaming HBO/MAX

Contenido Violento y Gory: Un par de suicidios espectaculares, la pelea violenta de Sato, en el quinto episodio hay una fantástica lucha entre los Tozawa en contra de Sato e Ishida que recuerda a películas de samuráis. .



Contenido Sexual: Muy equilibrada en el tema paridad. Escena de sexo de Jake y prostituta con desnudo de la nena; escena de sexo entre Sato y Samantha con el chico desnudo de espaldas; escena muy gráfica (con felación incluida) entre Tozawa y Mizaki su querida oficial.

Contenido Feminista; En esa sociedad tradicional y tremendamente patriarcal venos que las mujeres son relegadas constantemente,  y no solo las extranjeras. Vemos a Emi darles órdenes a varones en su jornada laboral, pero llegar casa y recibir gritos de un hombre que parece vivir echado en el sofá viendo televisión. Por otra parte, vemos a Sato cocinarle a Samantha en un reverso de roles.



 La escena más representativa de la sumisión femenina es cuando,  tras pasar un mal rato en la cama,  Mizaki se acusa de ser la culpable de la impotencia de su pareja, el poderoso gánster Tozawa. La más representativa del poder de la mujer sometida es de Emi cenando con detectives a los que quiere sonsacar. Uno, borracho, comienza a manosearla. Murayama-San lo calma recordándole que él tiene una hija adolescente que lo respeta mucho.

                       Mizaki se culpa de la impotencia de su amante

Factor Diversidad: En un vuelco del escenario normal, vemos como el racismo puede funcionar en contra de los blancos cuando son minoría. En el caso de Jake Adelstein opera más en contra suya el ser judío que ser Gaijin.  Me encanta que los niños al verlo griten “¡Tengu!”(duende) porque solo así se explican su palidez y tamaño.