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martes, 4 de febrero de 2020

Ana la Postergada: Lo que no vimos en la Tercera Temporada de “The Crown”



En la Tercera Temporada de “The Crown” conocemos a los hijos mayores de la princesa Isabel, pero tanto amigos de la historia como fans de la realeza británica están descontentos con el retrato de la Princesa Ana a la que la serie nos muestra como raisonneur u objeto sexual, sin darle la importancia merecida. Peter Morgan ha situado la acción de la última temporada entre los años 1964-1977. Durante esos años, Anne fue soltera cotizada, novia de ensueño, equitadora olímpica, esposa y madre,  y protagonista de un sonado intento de secuestro. ¿Por qué “The Crown” no nos cuenta estos hechos?

La Más Difícil de la Familia
Siempre se ha hablado de la Princesa Ana como la más “difícil” de La Familia Real. Sir Cecil Beaton, en sus diarios, confesaría que lo más agotador de fotografiar a los Windsor-Mountbatten era lidiar on la pequeña Ana que nunca obedecía órdenes. Ana ha sido acusada de muchas cosas, principalmente de rebelde, de hosca y de llevarse muy mal con la prensa. Lo cierto es que es la más dedicada y trabajadora de los hijos de la Reina Isabel. Es franca, independiente y ama su privacidad. Con eso se entiende que ni anda con zalamerías ni le gustan las entrevistas.
Carlos besando a su hermanita. Fotografía de Sir Cecil Beaton
Ana en sus "años dificiles"(fotografía de Sir Cecil Beaton)

Sabido es que es la niña de los ojos de su padre, pero su relación con Carlos ha sido compleja desde su infancia. La esposa de Michael Adeane contaba que vacacionando en Balmoral fue al bosque en busca de hongos comestibles. Se le ocurrió dárselos a los principitos, Carlos y Ana, para que se los regalaran a su madre. Inmediatamente comenzó una discusión entre los hermanos que acabó con bolsa y hongos en el suelo.

Enfurecida, Anita agarró un látigo y azotó a Carlitos que lloraba a gritos. Atraída por el ruido, llegó Isabel que solucionó todo dándoles una cachetada a cada uno de sus hijos y enviándolos a buscar una escoba para limpiar los hongos. Este cuento muestra la fragilidad de Carlos en contraste con una hermana más impaciente y agresiva. A diferencia de Carlos, Ana nunca sintió que se la trataba con negligencia. Las pullas del padre le hacían coquillas y desarrolló un estilo de conversación acentuada por un humor caustico heredado del Duque de Edimburgo.
Ana y Carlos com su Tía Margarita

En otro sitio relaté esta anécdota como también que Margarita, que entonces servía de algo, se ocupó de la educación básica de su sobrina, vigiló sus deberes, la integró a las Girl Guides, y trajo amiguitas de su edad a jugar con Ana.. El resultado de esta etapa preadolescente es que la princesa creció libre de complejos y de las dudas que atormentaron a su hermano mayor.
La Reina Isabel y la Princesa Margarita con Ana.

Cuando llegó el momento de ir a la escuela, Felipe eligió el internado de Benenden para su hija, pero Ana le dejó claro que no pensaba ir a la universidad. Su sueño era ser una gran equitadora y el Príncipe Consorte decidió ayudarla contratándole los mejores maestros.

Ana se graduó de la secundaria en 1968, pero ya antes los shiperos del corazón la estaban emparejando. A pesar de que, hasta los 18 años, no se le permitió tener citas, solo salir en grupo, la prensa ya hablaba de su cercanía con los Príncipes Hanover, hijos de su tía Sophie, y de las muchas visitas que el heredero al trono sueco hacia a Inglaterra. Por años yo creí que se casaría con Carlos Gustavo. Me alegro de que no lo hiciera, porque él es un mal marido.

A “Good Sport”
A los 18 años, Ana comienza a representar a sus padres y a salir en fotografías de la prensa del corazón. Nunca ha sido bonita, los genes germanos del duque de Edimburgo son más evidentes en su hija que en los hermanos de la princesa. Pero a los 18 años Ana posee una hermosa cabellera, una estupenda figura y se viste de acuerdo con la moda, pero con un estilo propio.

A pesar de sus desplantes es considerada entretenida, deportista, sin melindres ni sensibilidades femeninas. Es lo que los ingleses llaman “a good sport”, alguien que amaba los caballos, hablar de deportes y reírse un rato. Ana prefiere la compañía de hombres que compartan su amor por la equitación y que pertenezcan a la casta militar.

Sin embargo, muchos de los ‘noviazgos” que hoy le adjudican son falsos. Por ejemplo, se dice que su primer novio fue Gerald Ward. En 1968, Mr. Ward, padrino del Príncipe Harry, ya está casado. En cuanto a Sandy Harper solo fue un gran amigo de Ana. Hijo de un criador de ponis, Sandy es el compañero de juego de la princesa. Van a bailar, a comer, a ver carreras. En una ocasión, ambos se dedican a volar a balazos limpio los faroles de la calle. La amistad dura hasta la boda de Sandy en 1971.
Ana y Sandy Harper

Entretanto, a Ana se le ha visto con otros galanes: el Conde Caithnes, el futuro Lord Halifax, Brian Alexander y el Barón Cameron al que ella describe como simpático, pero “húmedo” (“wet” en slang británico significa “aburrido”). El que no es para nada aburrido es Richard Meade, campeón olímpico de equitación. Cuando se les ve demasiado junto, la Reina Isabel interviene. No es bueno para la reputación de Ana ser vista con un plebeyo que le lleva doce años. Isabel prohíbe esa relación y Ana obedece. No es tan rebelde como parece.
Ana y Richard Meade

Sin embargo, el próximo galán es más peligroso y nadie impone prohibiciones. ¿Será porque Andrew Parker Bowles es hijo de amigos de la Queen Mom? ¿O porque como católico no tiene posibilidades de entrar a “la firma”?
Ana y Andrew 

Yo recuerdo fotos, el romance fue público. Pero la prensa era más discreta entonces. Morgan nos ha dado una visión de Ana como una descarada que se acuesta con Andrew para pasar el rato y divertirse un poco. Y así se lo lanza en la cara su familia.

Eso es otra invención. No hay manera de saber si Ana tuvo intimidad con el Mayor Parker Bowles, pero ciertamente no lo anunciaría con ese desparpajo. Ninguna hija de familia lo hubiese hecho en esa época. Sally Badell Smith en su biografía del Príncipe Carlos considera que la relación Ana-Andrew fue breve y sin esperanzas, por lo que no cree que haya sido física.

Tina Brown, periodista de Vanity Fair, discrepa. Según lo que vio y oyó como periodista, Ana si estuvo muy enamorada de Andrew Parker Bowles. Una lástima, porque más allá de la religión, él era un hombre sin escrúpulos y si sedujo a una jovencita inexperta, más encima hija de su soberana, entonces era un canalla.
Diosa Ecuestre
Lo bueno es que, en 1971, Ana está demasiado ocupada para andar llorando por los rincones por un individuo tan poco recomendable. En ese año, y montando el caballo Doublet, regalo de la reina, Ana participa y gana la Medalla de Oro del Campeonato Europeo de Equitación. Es un caso inaudito. Nunca un miembro de la familia real ha alcanzado distinción en los deportes. La BBC nombra a Ana “Figura Deportiva del Año”.
Ana y Doublet

Ahora acapara portadas no por rebelde o por los pretendientes, sino por sus propios méritos. Las chicas la admiran y le copian el vestuario. Comienza a sentar tendencias y a acaparar portadas.  Parker-Bowles es el pasado. 

En los próximos años, Ana seguirá entrenando y compitiendo. En 1975 volverá a ganar medallas en el Campeonato Europeo, estas veces dos de platas.Con tan buena reputación, Ana es incluida en el equipo británico para participar en las Olimpiadas de Montreal en 1976. Es la primera vez que un miembro de la Familia Real participa en ese tipo de eventos. 
Ana y Goodwill en las Olimpiadas de Montreal

Para mucha gente lo principal de Ana ha sido su labor deportiva. nunca la ha abandonado y su mejor logro ha sido criar a su hija Zara para reemplazarla. En el 2006 Zara Phillips (hoy Tyndall) ganó el Campeonato Europeo de Equitación y fue nombrada Personalidad Deportiva del Año por la BBC. Pero Zara ha llegado más lejos que su madre, ganando la Medalla de Plata en las Olimpiadas de Londres.

Ana ajustando la medalla olímpica a su hija.

1972 es un año curioso. La prensa que tiene un olfato especial para esas cosas siente que, aunque a la princesa no se la ve con ningún pretendiente en especial, anda enamorada y esta vez va en serio. A cada rato los periodistas van a importunar al Palacio de Buckingham a preguntar si ya se anuncia un compromiso. A cada rato se les despide con cajas destempladas.

Finalmente, en mayo de 1973, se termina el misterio. La Reina y el Duque anuncian oficialmente la boda de su única hija con el Capitán Mark Phillips. Aunque Ana y Mark se conocen desde 1968, y el corresponde al perfil de hombre (militar equitador) que gusta a Ana, no se les ha visto juntos en público. ¿Como lo han conseguido?

Pues con gran astucia, Ana y Mark han evadido a los paparazis con un método bastante ingenioso. Se han encontrado siempre en lugares privados y las salidas del publico había sido una clase de sagacidad. A menudo, a la princesa se la veía paseando en su autito al que le ha enganchado una especie de casa rodante para transportar caballos. Solo que, en los últimos años, Ana la usa para transportar al novio. La prensa chasqueada nunca la perdonará.
La Boda del Año
Hubo muchas conjeturas de como Mark, totalmente plebeyo, se incorporaría la Familia Real. Un chistoso miembro del parlamento preguntó si se le daría al oficial un título nobiliario, como lo hicieran con Tony Armstrong-Jones y si acaso (aludiendo a como el padre de Mark hiciera su fortuna) se le nombraría “Lord Salchicha de Puerco”.

A todas estas muestras de desprecio Ana y Mark respondieron con gran dignidad. Se negaron a recibir títulos, rechazaron el derecho de sus hijos a llevarlos y costó mucho para que el Capitán Phillips aceptase entrar al servicio de su Soberana-Suegra.

La boda tuvo lugar el 25 de noviembre de 1973. y fue todo un espectáculo no visto desde la boda de Margarita. Una lástima que no la transmitieran en Chile en directo, aunque los noticieros la cubrieron en abundancia. Por eso puedo decir que fue preciosa. 

El vestido confeccionado por la firma de Susan Small era en estilo Tudor bordado con perlas. La novia lucia peinado edwardiano y la tiara de su bisabuela. Se veía realmente linda, y en la escala de novias reales solo es superada por su madre. Se veía más espectacular que Diana.

Un detalle interesante fue que a diferencia de la reina Isabel, Ana no tuvo damas de honor, solo su primita de 12 años, Lady Sarah Armstrong-Jones (quien ocho años más tarde sería dama de honor de Lady Diana) y un pajecito, su hermano Eduardo. El pastel de bodas estaba coronado con la figurita de una amazona en homenaje a la profesión de la novia.

Otra novedad fue que, en el registro civil del enlace, Ana firmó como “Anne Windsor-Mountbatten” siendo esta la primera vez que un miembro de la Familia Real firmaba con el polémico apellido. Perdón que me detenga en tanto detalle, pero me parece injusto que esta boda, que capturó la imaginación del pueblo británico ese año, haya sido menospreciada por “The Crown”.

El Secuestro de una Princesa
Aun así, hay otro episodio que el público encuentra que fue más injusto dejar fuera y ocurrió a menos de un año de la boda. Es la ocasión en que Ana como princesa de cuento tuvo un encontronazo con un dragón armado y ocurrió en marzo de 1974.

Regresando de un evento de caridad, el auto de la princesa fue interceptado por un Ford del cual descendió un demente llamado Ian Bell que se puso a dispararle al auto de la princesa. Jim Beaton, guardaespaldas de Ana, descendió del vehículo e intentó desarmar al asaltante, pero su revolver se trabó. Bell aprovecho de balear a Beaton en el pecho y también hirió al chofer, Alexander Callender.

Bell se acercó al auto y le comunicó a Ana que planeaba raptarla y pedir rescate por ella. Enseguida le ordenó que se bajara a lo que la princesa respondió con un Not Bloody Likely! (¡en buen chileno “¡ni ca…!”) Bell entonces amenazó con rematar a los heridos. Ante lo cual, Ana y su dama Rowena Brassey descendieron del vehículo.
Asi es como el Ford de Bell interceptó el auto de la princesa.

En eso llegó a la escena Brian McConnell, un paparazzi que andaba la zaga de la comitiva, e intentó desarmar a Bell siendo herido en la trifulca. Justo pasó Ron Russell, un boxeador retirado que derribó al secuestrador de un golpe en la cabeza y alcanzó a alejar a la princesa del lugar de los hechos. Atraídos por los tiros, llegaron dos policías. Aunque Bell hirió a uno, el otro consiguió desarmar al secuestrador.

 [Nota aparte: Aparentemente, Mark Philips viajaba con su esposa, pero la mayoría de los recuentos no lo incluyen. No sabemos qué rol jugó durante el intento de rapto. Sin embargo, esta editorial del Daily News habla de que escudó a su mujer del asalto. ¿Por qué hoy no se menciona la participación del Capitán Phillips en ninguno de esas remembranzas?
Algo que desmiente la teoría del “escudo” es que en un documental que pretendía recrear los hechos vemos que Ana está al lado de la puerta y su marido esta hecho un sándwich entre ella y Rowena. No hay modo en que pudiese proteger a Ana. En una entrevista dada una década después del intento de secuestro, Mark recordaría lo asustado que estaba y el shock que le produjo lo ocurrido. Uno no esperaría esas palabras de parte de un militar. ¿Es posible que se haya acobardado ante Bell y su revolver y su mujer haya sido la que tuvo que actuar heroicamente?]


Recreación del intento de secuestro

Ian Bell fue (y permanece) recluido en un hospital mental. Lo demás héroes inesperados recibieron medallas y hasta el día de hoy se admira el valor y presencia de ánimo de Ana que se convirtió en una heroína para muchos británicos aun los antimonárquicos. De ahí que se dice que es “el único hombre de la familia” y “Ana debería ser nuestra reina”. Una lástima que Peter Morgan en su misoginia y odio por la Familia Real, no se sintiese obligado a contarnos un evento tan importante en el momento histórico de la Inglaterra que el tan pobremente describe en su serie.
Ana visita a James Beaton en el hospital

La Princesa y el Guardaespaldas
A pesar de que Ana se merece todo, fue infeliz en su primer matrimonio y eso que desde el comienzo fue ella quien implantó reglas. En la primera entrevista dada después de su compromiso, Ana había prometido coserle los botones al marido, pero en otra ocasión Mark confesó que sería ella quien llevaría los pantalones en la familia.

En un Cosmopolitan de 1975 leí la siguiente anécdota. En una fiesta, Sir Peter Ustinov comentó a la princesa que aún no conocía a Mark. Ana se metió dos dedos en a boca y lanzó un largo silbido. Al segundo llego su marido trotando desde el otro lado del salón.

Mas allá del bochorno de ser convocado con chiflidos como un perro, Mark nunca se sintió a gusto dentro de la Familia Real. A pesar de ser un oficial y caballero, de provenir de una sólida familia militar (aunque su padre hizo fortuna como director de una fábrica de cecinas), y de haber ido a buenas escuelas, Mark nunca fue aceptado por sus parientes políticos. El Príncipe Carlos lo apodó Fog (bruma) por denso y aburrido.

Aun así, estuvieron juntos por más de una década y en 1977 Ana le dio su primer nieto a la reina Isabel. Otro detalle que a Morgan se le escapó. Aunque aquí acaba la parte de Ana que corresponde a la cronología de los Windsor abarcada en la Tercera Temporada de “The Crown”, me parece justo seguir con Ana hasta nuestros días, porque es obvio que a Morgan no le interesa como personaje.

El Capitán Phillips comenzó a pasar más tiempo lejos de su familia. En Nueva Zelanda inició un affaire con una maestra de escuela con quien tuvo una hija (aunque esta historia no se hizo pública sino hasta los 90).  Sola en casa, ocupada criando hijos y manejando su hacienda de Gatcombe Park, Ana también tuvo un romance con su guardaespaldas, el sargento Peter Cross.
Ana y Peter Cross

Aunque Ana nunca lo ha reconocido, hay bastante material y testimonios para asegurar que tal affaire existió.  Cuando Scotland Yard, que provee los guaruras de la Familia Real, se enteró (alguien vio al sargento y a la princesa besándose) retiró a Cross del servicio. Aun así, Ana y él siguieron viéndose.

Según la esposa de Crosse, y otra dama que compartió casa con el mujeriego sargento, Ana lo llamaba casi a diario y dejaba mensajes de parte de “Mrs. Wallis”. Lo más grave fue que la princesa llamó a Cross el día del nacimiento de Zara para anunciarle que ella había tenido una hija. El hecho de que fuese el primero a quien llamaba para dar la noticia ha creado el rumor de que Zara no es hija de Mark Phillips.

En 1984, Cross en un acto muy poco caballeroso, vendió a News of the Worldpor una suma millonaria su versión de los hechos. Dijo que si no había hablado antes era para no afectar su matrimonio, pero ahora que se había divorciado… ¡Yaaa! Confesó haber tenido trato sexual con Ana en un chalet en Sussex que le había prestado un amigo, en la biblioteca de la casa de Ana, ¡y hasta en un camerino de una piscina!

Sin embargo, la imagen que emerge del relato es la de un romance domestico a la antigua. Lo que más hacían era compartir un café en la cocina o pasarse horas abrazados en el sofá viendo tele. Es obvio que Ana necesitaba compañía masculina, no sexo.  Pero la prensa, que nunca la ha perdonado, la hizo picadillos.

Aprovechando que Ana nunca ha dejado de ser amiga de Andrew Parker Bowles se les volvió a relacionar como pareja. También se dijo que Ana había tenido amores con su compadre, el actor Anthony Andrews. Si los tuvo. … ¡Suertuda ella porque estaba guapísimo!
Ana y Anthony Andrews

Ana sobrevivió a toda esa campaña de calumnias con la gran entereza que ha tenido siempre. La necesitaría para el próximo escándalo. En 1989 se hicieron públicas unas cartas que se le había robado a la princesa.

Eran cartas de amor (Ohhh esos tiempos antes del email) escritas por el comandante Timothy Laurence, uno de los asistentes de la Reina Isabel. Aparte de muestras de devoción y promesas de amor eterno, las cartas no contenían nada pecaminoso. Eran solo la revelación de que Ana tenía un amante con el que había iniciado una relación hacía unos meses

En 1992, finalmente Ana y Mark se divorciaron. Ocho meses más tarde, la princesa y su marinero se casaron en Escocia. Esto fue debido a que la iglesia presbiteriana escocesa permite el matrimonio de divorciados y Ana quería boda religiosa. A la boda asistieron los padres, la abuela y el hermano menor de la novia. Zara Phillips fue dama de honor de su madre.

A pesar de que la prensa vive divorciándolos. Timothy y Ana van a cumplir 38 años de casados. El continuó con su carrera naval, alcanzando el grado de vicealmirante. En el 2011, la reina lo nombró caballero por sus servicios en la marina, no por ser su yerno.
Ana y el Almirante Sir Timothy Laurence

Ana y su marido viven en departamentos reales en el palacio de St. James, aunque ella conserva y mantiene la propiedad de Gatcombe Park que es su fuente de ingresos. Aparte de un yate, los Laurence no tienen lujos. Hace años que Ana, aun con su título de Princess Royale, y con todo el trabajo que desempeña para la corona, no recibe dinero del fisco. Todo se lo paga con lo que obtiene de las granjas de Gatcombe Park, y de los campeonatos de equitación y ferias que arriendan parte de la propiedad.

A pesar de que fue víctima de un intento de secuestro, Ana se niega a tener guardaespaldas y solo los acepta en ocasiones en que debe representar a su madre en algún evento público. Es un ejemplo de cómo un miembro de la realeza puede vivir sin gastar la plata de los contribuyentes. A ver si Meghan aprende de “ese ejemplo”.

Como ven Ana, aunque ha dado que hablar, también ha contribuido a La Firma de manera positiva. Lástima que Peter Morgan no lo vea así