Tres temporadas
de “Isabel” dejaron al fandom hambriento, golpeando la mesa, y exigiendo otro platillo. RTVE se embarcó
entonces en un fastuoso proyecto para narrar la historia del nieto de Isabel el
Emperador Carlos V. ¿Pero que se hacía con el periodo en que Carlitos era
demasiado pequeño para subirse al trono? La solución salomónica fue un feature film de dos horas que cubria el
des-reinado de Juana de Castilla. Así fue como “La Corona Partida”, con el
mismo reparto de “Isabel”, se estrenó en
los cines y con muy buena crítica.
Hay algo de fascinante
en la historia de locos. Me encanta verlos luchando contra el sistema médico
como en “Girl Interrupted”; o convertidos en brillantes psicópatas como en las muchas
aventuras de Hannibal Lecter, o poseídos
por ángeles como la hermana Monica-Joan
de “Call the Midwife”. El caso de Juana
de Castilla no es tan fascinante, se trata de una loca que irrita o a lo más
inspira lástima.
Su historia nos
sirve para ser testigos de lo mal que se trataba al paciente mental en tiempos
antiguos y como el ni siquiera ser rey te protegía (recordemos “The Madness of
King George”). A Juana la historia y la literatura han tratado de encontrarle
el lado amable. En el Siglo XIX, Manuel Tamayo y Baus la describe en su Locura de Amor, como una mujer romántica
y pasional a quien destruye la obsesión que tiene por el marido En 1918, Galdós llega más lejos y la eleva a
los altares en Santa Juana de Castilla.
Los historiadores
siguen debatiendo sobre el origen y causa de su enfermedad hasta llegar a decir que no había tal locura sino que todo
fue un complot machista basado en que Juana, como muchos en su tiempo, mostraba
escepticismo hacia la religión católica. Se dice que de pequeña ya se negaba a confesarse. Sea esto una rebeldía infantil o
señal de un problema mental, el hecho es que en la España de entonces se quemaba
por menos. Isabel castigaba los arrebatos anticlericales de su hija con castigos
inquisitoriales (tales como suspenderla del techo) que mucho habrían de agravar
cualquier mal que sufriera la princesa.
Ya de adulta,
vimos sus primeras locuras en “Isabel”. “La Corona Partida” nos demuestra que
el tiempo no ha mejorado el desequilibrio de la reina (Irene Escolar). Sin
embargo está claro que su marido(Raúl Merida) es un cerdo, algo que ella se rehúsa
aceptar, ciega de pasión que va vinculada
al placer sexual que experimenta en sus relaciones maritales. Pues, Felipillo
será su peor enemigo.
Ese nene petulante no va dejar que una orate
le quite sus privilegios. La pobre Juana termina en una mazmorra de la que es rescatada
por su suegro Maximiliano (José Coronado) que ha envejecido un poco desde que
lo conociéramos en “Borgoña”, pero también se ha vuelto más sabio.
Max tilda a su
hijo de insensato por tratar así a una reina, saca a Juana de su confinamiento,
pero cualquier mejoría de la reina de Castilla es temporal. La locura de Juana regresa con sañas con la muerte de su marido.
La película nos
hace creer que Felipe murió de una indigestión provocada por tomar agua helada
tras hacer ejercicio extenuante, algo muy posible. Los historiadores hablan de una tifoidea
fulminante, pero paras Juanita su amado esposo fue envenenado. La vemos arrastrando
el féretro del marido hasta España para
que lo entierren en Granada. Obviamente, esta señora no puede reinar.
¿Entonces que nos
queda como espectadores? Tenemos que
pasarnos al Team Fernando, porque ese no va a cejar hasta volver a hacerse del
trono. Ya sabemos que los problemas
entre reinos se solucionaban de dos maneras en ese entonces: o en el
campo de batalla o en el tálamo nupcial.
¡Fernando se
casa! Si señores, Fernando (Rodolfo Sancho) a los 50 y pico de años se casa con una adolescente
que es su sobrina nieta. Mas importante aún, Germana de Foix (Silvia Alonso) es sobrina del Rey Luis XII de
Francia. Ahora, Fernando tiene el apoyo
de todo un reino, para recuperar lo que cree es suyo.
Fernando no está
solo. Sigue contando con el equipo que le dejó su Isabel. Ahí están Cisneros (Eusebio Poncela),
Cabrera (Jordi Díaz) y el fiel Chacón (Ramón Madaula). Aunque es un poco exagerado pensar que los tres mosqueteros
de Castilla seguirían siendo los fixers de su rey, da una sensación de continuidad
verlos velar por la Corona.
En realidad,
Cabrera que ya estaba viejito, se retiró tras las muerte de Isabel y falleció a
los 81 años, en esa época, edad
prodigiosa. Gonzalo Chacón falleció cuatro años antes que Cabrera y tres tras
la muerte de soberana. El que si pintó mucho en la historia post-isabelina fue
el Cardenal quien finalmente tuvo que tomar las riendas del reno y servir de corregente
durante la infancia de Carlos, el vástago mayor de Juana.
“¿Hasta dónde estáis
dispuesto a llegar?” le preguntan al Rey Católico. Fernando está dispuesto a
llegar más allá de donde sea necesario en su empeño por recobrar Castilla. El
primer paso es un heredero que empuje a Juana a un rincón. Como Germana no le
hace ascos a los juegos de alcoba, se la pasan brincando en el lecho nupcial.
El hijo llega. Es varón, se llamará Juan, no vivirá más de una hora. Fernando estaba
destinado a ser padre y abuelo de emperadores, pero por la línea femenina.
Desesperado, el
Rey de Aragón quiere otro hijo y como el cuerpo no le da comienza a meterse
cuanto yerbajo y bebedizo de bruja que prometa hacerlo fértil y viril. El
resultado es que termina reventado , semi envenenado. Triste destino para un
rey tan importante.
Juana lo sobrevivirá
por muchas décadas. Como la mayoría de los dementes vivirá mucho y sufrirá
mucho. Su destino es ser prisionera en Tordesillas, prisionera del marido, del
padre y finalmente de su hijo, pero para eso tendremos que ver “ Carlos, Rey
Emperador”. La continuación de la saga de la corona española ya esta a la
vuelta de la esquina a Usa y precisamente por el mismo servicio que les ha
traído las tres temporadas de” Isabel y “La Corona Partida”: UnivisionNow.