Mostrando entradas con la etiqueta Jack Huston. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jack Huston. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de marzo de 2024

Los Carlos en La Ficción (II) Los Estuardo en pantalla chica

 



Cuando escribí esta entrada en un blog en inglés que nunca llegó a despegar ni me imaginaba el reinado de Carlos III. Isabel II se sentía tan viva que parecía que reinaría para siempre. Pues hoy tenemos al nuevo Carlos,  y el nuevo Príncipe de Gales es un descendiente directo del gran Casanova de la Restauración. Algo que no ha cambiado es la mirada de desprecio que la televisión sigue lanzando sobre los Estuardo.

Jacobo I: Un Rey que Olía a Pólvora

En nuestra charla anterior, les conté sobre este renacer en la ficción de un interés por los Estuardo. Ha sido una sorpresa que con Mary and George, Lionsgate se haya volcado hacia el primero y más desconocido de sus reyes. Jacobo o James I de Inglaterra A Jacobo lo hemos visto niño en todos esos recuentos de la saga de Maria Estuardo, incluso hemos visto su nacimiento en Reign ¿pero adulto?

Sin embargo, a comienzos de este siglo el rey Jaime apareció en dos miniseries del mismo nombre. La segunda entrega de Gunpowder, nos lo mostró encarnado por Robert Carlyle. Vimos su matrimonio con Ana de Dinamarca, su carácter taciturno y desconfiado, su relación con sus cortesanos y reacción en contra del atentado de Guy Fawkes. Carlyle quien todavía no nos entretendría con su interpretación de Rumpelstinkin en Once Upon a Time, ya nos había asustado el año anterior con su intenso retrato de Adolf Hitler. Ahora se intentó utilizar esa villanía que lo había hecho famoso dándole una cucharada de humanidad.

                                Jacobo es consolado por su reina danesa

No sucedió lo mismo con este personaje en Gunpowder, una producción de HBO con inversión de Kit Hartington. Cuando Juan Nieves descubrió que su ancestro Robert Catesby había sido uno de los participantes en el Complot de la Pólvora,  decidió escribir un libreto sobre el evento, producirlo y encarnar a su antepasado.

El pobrecito Jon Snow es tan infame como actor que me motivó el haber despreciado esta excelente miniserie de tres episodios. Viéndola ahora me doy cuenta de la atención al detalle histórico incluso en los diálogos. Es tan refrescante ver una serie donde no se escarnezca a la religión, sobre todo la católica. La visión de los abusos sufridos por los recusantes (católicos que no abjuraban de su fe) es casi tan conmovedora como horrorosas son sus ejecuciones, incluso de las mujeres. A la tía de Catesby, aunque dama de alcurnia, la desnudan en el cadalso para luego prensarla como si fuese una uva .



Derek Riddell interpreta a un rey frívolo, pero no muy malo. James quiere hacer las paces con España por lo que pretende dejar en paz a sus súbditos católicos, pero el chueco (literalmente) de Lord Salisbury está empeñado en destruir las herejías papistas del Reino Unido. A diferencia del retrato de Jacobo hecho por Carlyle, aquí no se cohíben de presentar el lado homosexual del soberano al que muestran manoseando al joven Lord Pembroke.

Faltan unos años para que aparezca en escena George Villiers que fue el gran amor del monarca, pero ya lo tenemos en pantalla chica. Ya hemos visto en el trailer al Principe Galitzine como el seductor bisexual y a Tony Curran como su desordenado rey. Esperamos que George and May abra el apetito por más relatos sobre los Reyes Estuardo ya que anteriormente, la televisión no les dio buena prensa.

A pesar del éxito de la serie ochentera By Sword Divided, Carlos I , y su hijo y heredero,  no pasaron de ser personajes secundarios en la historia de amores cruzados en familias que sufrieron crueles divisiones políticas durante la Revolución y la dictadura de Cromwell. En este siglo Peter Capaldi demostró ser más que el Dr. Who al dar vida al rey mártir Carlos I en el romance de época The Devil’s Whore. Esta serie puede encontrarse en YouTube. Sin embargo, el mejor trato que recibiesen los Estuardo es en la antigua, pero excelente,  The First Churchills.



Los Churchill y sus Soberanos

Después de haber sido Chica Disney (Así, la conocí yo en Las 3 vidas de Tomasina y El Príncipe de Donegal), Susan Hampshire había conquistado la pantalla chica con su interpretación de Fleur en La Saga de los Forsyth, y como una pizpereta Becky Sharp en La Feria de las Vanidades. El que, en la vida real anduviese coqueteando con el futuro Carlos III,  la hacía idónea para interpretar a una dama de la corte de Carlos II.

Sarah Jennings, que no se parece en nada a la manipuladora chismosa y calumniadora de La Favorita, era una chica de excelente pedigrí, pero sin fortuna. Tuvo la suerte de conseguir empleo como dama de María de Módena,  la bella italiana que sería la segunda esposa del Duque de York, hermano del soberano. Aunque Maria tuvo varios hijos, su mayor preocupación era por sus hijastras solo un poco menores que ella. Sarah se encargó con su señora de ocuparse de las niñas, estableciéndose un lazo entre ella y la pequeña Ana que perduraría hasta que la niña se convirtiese en reina del Reino Unido.



La serie es muy cercana a la realidad en su retrato de Los York como familia unida y querendona. Eso no quita que el futuro rey no tuviese sus deslices, uno de ellos con una tal Arabela Churchill. Algo muy conveniente para el hermano de Arabela, un ambicioso escalador social llamado John Churchill quien no solo aprovechó la cercanía con los York para su avance en el ejército. Llegó hasta usurpar el lugar del rey en la cama de la Castlemaine (y en el bolsillo de la dama) . En una ocasión, Carlos II llegó de improviso a visitar a su concubina y Churchill apenas tuvo tiempo de vestirse y saltar por la ventana antes de ser sorprendido por su rey.

                             Un Churchill huyendo de su rey.

Todo esto es rigurosamente cierto tal como que Churchill se redimió al conocer y enamorarse de Sarah. Las familias de ambos se opusieron al matrimonio. El padre de Churchill por desear nuera rica, y la madre de Sarah porque Churchill era pobre y tenía pésima reputación. Fue la futura reina Maria de Módena quien tuvo que dar el beneplácito de los Estuardo para que los futuros Duques de Marlborough se casaran.

La serie cubre el ascenso de los Churchill a través de los últimos cuatro reyes Estuardo, tal como su caída provocada por un quiebre de la amistad entre Sarah y la Reina Ana, la última Estuardo en el trono. Como el libreto está basado en las memorias que la Duquesa escribiera en su viudez y vejez, es mucho más fidedigno que las falsedades de La Favorita.

En los primeros episodios vemos varias facetas de Carlos II, sus amantes, como se aleja de la Castlemaine y posa sus reales ojos en Louise de Kerouallez a la que convierte en Duquesa de Portsmouth. Vemos su corte compuesta por grandes literatos como el Conde de Rochester, nos pasamos el tiempo viendo a su familia que incluye al joven Monmouth, hijo ilegitimo del rey y muy amigo de John Churchill. Lo que más vemos es la familia del Duque de York incluyendo a boda de su hija María con el heredero al trono de Holanda.

                               Lord Rochester, cuarenta años antes de Johnny Depp

                                  Los querendones York

Aunque en términos de escenografía se ve anticuada, y el vestuario se ve ajado, Los Primeros Churchill goza de excelentes actuaciones y diálogos y es un fiel retrato de la corte carolina y de las que la siguieron. La serie retrata el acenso de los Churchill a través el reinado de dos reyes y dos reinas y es el relato más completo de las monarquías Estuardo.

Carlos II aparece como un rey inteligente, pero atrapado por un dilema. ¿Qué hacer con los católicos?  La serie nos lo muestra ante la conspiración de TItus Oates al que Sarah llama “el mentiroso más grande de la historia”. Carlos también se dé cuenta que Oates es un charlatán, pero lo cierto es que el pueblo odia a los ‘papistas”. Lo vemos en un gracioso episodio en que una turba ataca un palanquín que creen porta a la “puta católica”(Louise de Keroualle). Del vehículo emerge la cabeza de Nell Gwynn que grita “soy la puta protestante”.



El rey en este enredo tiene tejado de cristal. No solo su amante es católica, también lo son su madre, su esposa y su hermano.  Es el Duque de York quien más peligra. Al no tener hijos  Carlos, su hermano es el sucesor, ¿pero lo aceptará el pueblo? Para proteger la sucesión Estuardo, Carlos permite que se pasen leyes que afectan a los católicos, incluso que se ajusticie a gente inocente.

                                                 El rey sin peluca

Tiene razón puesto que hay una camarilla que quiere poner en el trono al Duque de Monmouth con el viejo cuento de que Carlos se casó en su juventud con Lucy Walter, la madre del muchacho. Monmouth intenta atraer a su causa a John Churchill, pero el futuro Marlborough se rehúsa a traicionar a los Estuardo.

Rufus Sewell y un Carlos Apasionado

Increíble que les haya tomado a la BBC casi cuarenta años en volver a tener a Carlos II como eje de una historia. En el 2005, Rufus Sewell quien ya habia impactado en The Pillars of the Earth, daba vida a Charles II: The Power and the Passion. La serie nos lo muestra exiliado en Francia,  perseguido por la pesadilla de ser hijo de un rey ejecutado y el no saber su futuro. Su madre (Dame Diana Rigg) es una verdadera Reina de Espinos que lo pincha con demandas de que debe volver a la iglesia y así conseguir el apoyo de su primo Luis XIV.



Carlos es amigo de las fiestas y las mujeres, pero un padre devoto del pequeño Duque de Monmouth que en esta serie es producto de una boda secreta de Carlos. Para sacar a su hijo del camino al trono, el mismo rey quemará, en algún momento, las pruebas de que el legítimo heredero es el hijo de Lucy Walter.


La Castlemaine y el Nuevo Buckingham

El mejor amigo de Carlos es el Duque de Buckingham (hijo del amante del abuelo del príncipe). Interpretado por Rupert Graves, Buckingham es muy simpático, pero un gran traidor. Peor es su prima Bárbara Castlemaine (Helen McGrory que en paz descanse) con la que el rey se encapricha. Aunque es una suripanta, le explica a Carlos que aun en su promiscuidad hay principios. Se acuesta solo con quien le da buenos regalos y el joven Estuardo tiene los bolsillos planchados.

Todo cambia cuando muere Cromwell. Su hijo no da la talla. Los mismos generales que apresaron a Carlos I ahora mandan llamar y vitorean a Carlos II. Barbara acepta al rey en su cama y enseguida comienza a complotar con Buckingham quien ha sido su amante desde que la Duquesa de Cleveland tenía 13 años. Increíble que Carlos nunca se dé cuenta de los traidores que tiene a su lado. Tal vez porque lo que cuentan en la series sea falso.



Barbara no se cansa de exigir . Amenaza incluso con matar a su primogénito si Carlos no lo reconoce (Barbara era una mujer casada) y no le da un ducado como a Monmouth. Llega a seducir al hijo de su amante y convencerlo de que él debe ser el heredero al trono y no el tío Jaime que, aparte de bobo,  es católico.

Caterina de Braganza

Sin embargo, el poder de La Castlemaine, que aquí es retratada como un verdadera diablesa, es coartado por un impedimento. Casada y plebeya no puede aspirar a ser reina de Inglaterra. Debido a extraños tratados , Carlos es obligado a tomar una esposa católica. La elegida es Caterina de Braganza que trae una dote inmensa que incluye las primeras posesiones británica en la India.

El primer encuentro entre los esposos es un desastre. La princesa portuguesa (Interpretada por Shirley Henderson, la Moaning Myrtle de Hary Potter) viene ataviada como una Menina de Velásquez. Desacostumbrados a esas modas,  los cortesanos se parten de a risa y Carlos exclama “¡me han casado con un murciélago!” La costumbre de Caterina de rezar el Rosario antes de meterse en la cama y de ponerse un bonete para dormir,  no la hacen muy sexy y el rey se demora en consumar el matrimonio.




Aun así, Caterina no se deja, arma pataletas ante las humillaciones a las que la somete Barbarita que se ha conseguido un puesto de dama de su rival. Carlos descubre que su mujer no es una ratita tímida, que tiene temperamento latino, que puede ser alegre, que le gustan los perros. De ahí un paso al tálamo nupcial y un breve interludio romántico.

Caterina se demora en embarazarse. Cuando lo logra,  pierde al niño y queda imposibilitada de tener más. Humillada, suplica al rey se divorcie de ella. Barbara y Buckingham complotan para demostrar que Monmouth es el legítimo heredero. Logran la caída del fiel Lord Hyde, consejero de siempre de Carlos.



 Hyde ha cometido un error, permitió que su hija Anne emborrachase al Duque de York para seducirlo. Ahora Anne es duquesa y madre de dos futuras reinas. Carlos permite el destierro de Hyde, pero toma un par de decisiones. No se divorciará de Caterina, le tiene cariño y respeto. Su hermano y sus sobrinas representan la única línea de sucesión.



Me detengo a hacer un poco de historia. Hyde fue desterrado. Monmouth era un favorito del pueblo que cada vez se tornaba más anticatólico. Caterina tuvo varios embarazos, pero sufrió de abortos espontáneos o dio a luz niños muerto. Es cierto que ofreció divorciarse del rey y este siempre se negó porque le tenía mucho cariño. Esa escena tan conmovedora en que, delirando,  Caterina cree ser madre de tres hijos y que el marido compasivamente le sigue la corriente, ocurrió en realidad.



Caterina sobrevivió a su esposo y eventualmente regresó a su patria donde fungió como regente de su hermano el rey Pedro en dos ocasiones. La historia se ha olvidado de ella, pero para mí , la Restauración tuvo tres luces en la corte: Maria de Módena ,  Louise de Keroualle y la reina Caterina.

Minette y Louise de Keroualle

La serie obviamente se enfoca en los affaires del rey, de cómo Nell Gwynn le da las fuerzas para expulsar a La Castlemaine de la corte. Nos lo muestran feliz con Nell , pero su relación con la noble bretona que consiguió destronar a la Castlemaine es retratada como un fling menor.

                                         Nell Gwynn en la vida real...
                                   Y en la ficción

En Francia. La Reina Viuda Enriqueta fallece y solicita de su hija menor, la Duquesa de Orleans (Anne Marie Duff)que vaya a Londres a convencer a Carlos de volver al catolicismo y aliarse con Francia. Luis XIV hace el mismo pedido a su cuñada. Minette viaja secretamente acompañada de una de sus damas Louise de Keroualle,  que atrae el ojo alegre del rey, pero Carlos está demasiado contento de ver a su hermanita y de la oportunidad que le brinda El Rey Sol,  para meterse con una chica virgen y soltera.  Solo tras la muerte de Minette, Carlos aceptará tener un hijo con la bretona.

                                      los ancestros del Príncipe Guillermo

La serie nos cuenta (y tal vez no mienta) que este Carlos era un oportunista que usaba la religión como le conviniese más. Su gran deseo era ser un rey absolutista y con muchos doblones para pagar sus lujos, amantes y diversiones. Luis XIV le ofrece la oportunidad de sacarse de encima un Parlamento que no sabe que más atacar, los parientes católicos de rey o sus gastos excesivos. Carlos firma varios tratados con Inglaterra. Algunos públicos que lo hacen dejar de ser aliado de su sobrino Guillermo de Orange en su guerra contra Luis, y otros más secretos.



En Francia y en Inglaterra vemos los sufrimientos de Minette. Como en Versalles, la vemos soportar un esposo gay  (ahí está acariciando a Chevalier). Buckingham chismea que Minette se consuela con su cuñado el Rey Sol. Vemos a Monsieur violar a Minette (tal como en Versalles), pero el cuento de que él la envenenó puede haber sido verdad, pero no coincide con el hermoso retrato que Alexander Vlahos nos brindó del Duque de Orleans.



Carlos II no se ocupa mucho de la Plaga de 1666. El rey y su corte huyen de la peste dejando que el pueblo muera. Diferente es el Gran Incendio, vemos a Carlos, su hermano y a Buckingham despojarse de sus pelucas para ponerle el hombro al esfuerzo de detener el fuego . Vemos como el pueblo acusa a los católicos de haber provocado el siniestro. Dicen que Farriner, en cuya panadería comenzó el fuego, es un agente de los franceses.

La situación de los católicos se vuelve un conflicto de estado. El Duque de York no ayuda, haciéndose católico y escogiendo por segunda esposa a la católica Maria de Módena. La situación de los católicos se va volviendo precaria. Sin embargo, la serie no es muy parcial hacia ese grupo ni tampoco es muy pro-Estuardo. Aun así nos muestra que antes de morir, Carlos volvió a la Iglesia Católica.



Carlos Tirano, Carlos Traidor, Carlos Pusilánime

Carlos II dejó abierto el camino para vilipendiar al rey Carlos en futuras miniseries históricas. En Versalles, lo vemos como un interesado oportunista que usa a su hermana para sus planes absolutistas. En realidad, toda la serie es tan antimonárquica que ningún rey sale bien parado. Peor fue el retrato de Carlos que hizo Jeremy Northam en New Worlds. Ahí es un tirano tan absolutista que dos puritanos (Jamie Dornan y Joe “Gendry” Dempsie) que añoran la era de Cromwell (WTF?),  huyen a Virginia para no soportar las arbitrariedades reales.



Creo que el único retrato semi positivo de Carlitos ha sido en la menos mediocre de estas producciones de la última década. Me refiero a The Great Fire of London, donde Jack Huston nos muestra un vano monarca que salta de la cama de la Castlemaine a fiestas donde persigue a la virtuosa Lady Frances (personaje real que también apareció en Carlos II) ignorando tanto a su reina como a su reino.

Casi tan mal marido es el pobre Samuel Pepys (Daniel Mays) que ha descuidado a su esposa (la insufrible Perdita Weeks). Mientras el célebre diarista se empeña en ascender en la corte,  su infiel esposa asciende a la cama de su maestro de baile, un emigrado portugués. En esta serie el blanco de la ira xenófoba son los portugueses, considerados aliados de la reina Caterina.

El protagonista de este cuento es Thomas Farriner (Andrew Buchan) , el panadero en cuyo local inició el siniestro. Farriner está enamorado de su cuñada (Rose “Ygritte” Leslie) quien trabaja para un portugués. En su vida irrumpe Lord Denton, jefe de los servicios de inteligencia británicos (Charles “Tywin” Dance en su más siniestra actuación). Denton está tan obsesionado con el peligro que representan los católicos que se las ingenia para fabricar una conspiración. Cuando Rose se niega a secundarlo, Denton la convierte en la sospechosa de haber iniciado el incendio.



Entretanto, el Duque de York, harto de la debilidad y frivolidad del hermano, se hace católico y es parte de una cadre que busca devolver el poder a los “Papistas”. Durante el incendio, York lucha junto al pueblo contra las llamas. El rey se esconde en la cama de la Castlemaine. Será su reina quien lo saque de una oreja y lo mande a conducir la batalla contra el fuego, para luegojunto con Pepys demostrar la inocencia del panadero y su cuñada.





Si nos fiáramos de la ficción televisiva, Los Carlos deben haber sido pésimos gobernantes. Agreguémosle lo que The Crown ha hecho con el actual rey y nos queda esa impresión de que llevar ese nombre es mal comienzo para quien porta la corona.

domingo, 10 de agosto de 2014

1914-2014: La Gran Guerra en la televisión


El 28 de julio pasado se cumplía el Centenario de La Primera Guerra Mundial, conflicto que dio origen a nuestro mundo moderno y uno los episodios bélicos más cruentos de la humanidad. Sin embargo, la que recibiera el apodo de “La guerra que iba a acabar con todas las guerras” no ha tenido una presencia fuerte en la televisión, ni antes ni después de cumplir 100 años.

A diferencia de La Segunda, La Primera Guerra Mundial no ha ameritado series de televisión dedicadas a dramatizar su trayectoria. Muy presente en el cine y la literatura, principalmente los de los veinte años que la siguieron, La Gran Guerra no alcanzó a convertirse en un referente de mi generación, ni siquiera en mi historia personal. Eso, aunque mi abuelo paterno fue sargento en el ejercito belga.

A pesar de que Remarque, Hemingway y Scott Fitzgerald me dieran una probadita de lo que fue el conflicto y como afectó a los que combatieron en el, la televisión de mi infancia no hacia eco de ese evento aun hoy tan incomprendido. Para la década de Los 60, en la  que se cumplía el cincuentenario del conflicto, la televisión se había afianzado como un medio de entretenimiento masivo, pero no se plegó a las conmemoraciones. Curiosamente, esa década y la siguiente se caracterizaron por crear series sobre  cuanta guerra hubiese afectado a USA (que estaba ya involucrada en  Vietnam).

Los westerns que tuvieron su Edad de Oro en ese entonces no cesaban de aludir a La Guerra de Secesión.  En 1972, iniciaba “MASH” un hito en la historia de a televisión y que tenía de trasfondo  a la Guerra de Corea. En 1971 , Aaron Spelling probaba suerte con una guerra mas antigua en “Los Jóvenes Rebeldes” y a través de los 60, la Segunda Guerra Mundial era homenajeada con series, algunas  hoy de culto y otras olvidadas, como “Comando Aéreo”, “Combate” “The Gallant Men”, “Los Comandos de Garrison” y la comedia “Hogan´s Héroes”. Sin embargo,  la guerra que la precedió seguía siendo la gran ausente de la pantalla chica.

El primer gran conflicto moderno no hubiera pasado de ser una anécdota para llenar series de viajes en el tiempo como “Dr. Who”; “El Túnel del Tiempo” y “Highlander” de no ser por la serie-mito que en los 70 se dedicaría a recrear los primeros treinta años de la Inglaterra del Siglo XX. En su Cuarta Temporada, “Upstairs, Downstairs” puntualizó todo lo que les pasaba, entre 1914 y 1918, a Los Bellamy, a su servidumbre y al Imperio Británico.
Georgina y su fiel Daisy despiden a los soldados


Aunque el formato de la serie no dio espacio para cubrir la guerra de trincheras, si se hizo un esfuerzo de filmar exteriores que simulaban la Francia donde peleaba James Bellamy (Simón Williams)y donde curaba heridos su prima y gran amor, Georgina Wellesley (Lesley-Ann Down).
James y Georgina en el frente


A través de una temporada completa vimos los esfuerzos  del Capitán (luego Mayor) Bellamy por huir de un confortable puesto en el Ministerio de Guerra y lo seguimos hasta las campos de batalla donde era gravemente herido. También vimos al lacayo Edward (Christopher Beeney) sufrir de  shock de trinchera, al novio australiano de la mucama Rose (Jean Marsh) encontrar la muerte en combate, y a Hazel (Meg Wynn Owen), esposa de James, perder a su joven amante-aviador. Hasta el mayordomo Mr. Hudson (Gordon Jackson) era herido durante un bombardeo de Londres.

Hazel y su amante


Vimos como las inglesas superaban la pérdida de sus seres queridos hallando ocupaciones diversas: Ruby (Jenny Tomasin), la pinche de cocina, acababa trabajando en una fábrica de municiones; Rose se convertía en conductora de autobús, y Georgina recibía entrenamiento de enfermera y era trasladada al frente.
Ruby, Georgina y Rose: mujeres que sirvieron a su patria


“Upstairs, Downstairs” cubría  aspectos que otras series sobre La Guerra del ‘14 (Léase “Downton Abbey”) nunca tocan, tales como la histeria anti-alemana en Inglaterra que afectaba al carnicero de los Bellamy; el trauma de los refugiados belgas, y un juicio por supuesta cobardía en combate que llevaba a Lord Bellamy (David Langton) a conocer a Virginia (Hannah Gordon), madre del acusado, que se convertiría en su segunda mujer. El final de la guerra, tal como ocurrió en la realidad, no abandonaba a sus participantes Se sobrentendía que todas las decisiones que James y Georgina tomaban en el futuro eran dictadas por sus traumáticas experiencias en el frente.


Como si “Upstairs, Downstairs” no hubiese educado a su audiencia los suficiente sobre las repercusiones de la  conflagración, el próximo proyecto de John Hawkesworth (director de UD) la soberbia “Duchess of Duque Street”, también trataría el tema. En los años de la Gran Guerra, La ultra patriota protagonista Louisa Trotter (Gemma Jones) convertía al Bentinck,  su hotel de lujo, en un centro para atender y agasajar a oficiales y sus parientes, entre ellos su socio y amante, Lord Charles Hazelemere (Christoher Cazenove).

En “La Duquesa” se exponían otros aspectos  de la Primera Guerra como el espionaje, y los pacifistas que se rehusaban a servir en el frente. Eventualmente, Louisa cerraba el hotel y trasladaba a su staff a Francia para estar cerca de Charlie Hazelmere quien finalmente le pedía matrimonio. Una boda que no llegaba a ocurrir. Gravemente herido, el oficial era enviado al Bentinck donde moría poco después.
Charlie malherido regresa al Bentinck


El cese de las hostilidades encontraba a una Louisa destrozada y desorientada. Un viaje a las propiedades de su difunto amante servía para develar uno de los innumerables monumentos que surgieron tras un conflicto que diezmó a la población masculina de las Islas Británicas. Ese evento empujaba a Louisa a reconocer y recuperar lo único que le quedaba de Charlie, Lottie la hija de ambos.
                                              A Louisa solo le queda la foto del difunto

Estas dos series  pusieron de moda el tema Gran Guerra en la BBC. Moda que culminó en una adaptación del “Masterpiece Theater” de A Testament of Youth, la autobiografía de Vera Brittain. Cheryl Campbell dio un tour de forçe en su retrato de la feminista y pacifista que se convirtió en ambas cosas tras servir de VAD (enfermera de campaña) y perder en el espacio de cuatro años, a su novio, su hermano, y dos de sus amigos más íntimos.
Cheryl Campbell como Vera Brittain


El tema de pérdida y muertes gratuitas y constantes fueron las características más prominentes del tratamiento de La Gran Guerra en la televisión. Como “chonguera” profesional yo lo sentía en carne propia ya que cada vez que me enamoraba de alguien en estos programas, de fijo que se me moría. Asi me ocurrió con Christopher Cazenove en “The Duchess of Duke Street”; Nigel Havers en “A Horseman Riding By” y hasta con Sam Neill en “Reilly, Ace of Spies” que tenía al legendario espía sirviendo en la Rusia Revolucionaria donde  encontraba un triste final.

Mis lágrimas mas amargas fueron provocadas por la miniserie “Flambards”. En esta adaptación del clásico infantil de K.M. Payton, Christina Parsons (Christine McKenna) es rica en fortuna y pobre en familia inmediata. Acaba viviendo con un tío siniestro que espera que se case con su hijo mayor Christina se enamora de su primo menor, el aviador Wiliam (Alan Parnaby), quien la convierte en madre y viuda al estrellarse su avión durante la guerra. Christina y su hija heredan Flambards, logran alejar al primo Mark casándolo con una amiga de la viuda. Christina termina casada con su fiel criado Dick, otro veterano de la Gran Guerra.


Tanto furor causaban estas series que al otro lado del Atlántico se acordaron que también habían participado en la Primera Guerra Mundial. Asi, en 1976, tuvimos una miniserie basada en el clásico bélico de Anton Myrer Once an Eagle. En la continuación de “Raíces” “Roots. The Next Generation”, Dorian Harewood daba vida al padre del autor Alex Haley quien sirvió en la Francia de 1917. Su experiencia era todo un catalogo de las condiciones y prejuicios que afectaron a los combatientes afro-americanos. Y en 1979, Richard Thomas, el actor juvenil más popular de la television de esa época, protagonizaba una versión del clásico de Erich María Remarque, Sin Novedad en el Frente.


Este auge no duró mucho. Para Los Ochenta, el tema de La Gran Guerra estaba agotado, resurgiendo brevemente en la televisión australiana en series como la tristísima “1915” y “Anzac” que se compró en Usa solo después que su protagonista Paul Hogan alcanzase la fama como “Crocodile Dundee”.


La televisión del fin de siglo ni se acordaba de la Guerra del '14. Notables excepciones fue  “Las Aventuras del Joven Indiana Jones” que eran toda una  clase de historia y algún que otro dramatizado como el fascinante “Un hombre peligroso: Lawrence después de Arabia” de 1990, donde por primera vez vi a un actor  llamado Ralph Fiennes.



La Primera Guerra Mundial solo reaparecía en la televisión del nuevo siglo como un trasfondo histórico de biografías de famosos fueran Scott Fitzgerald en “Zelda”; Agatha Christie o dictadores como en “Il Giovane Mussolini” donde Antonio Banderas mostraba las experiencias bélicas del Duce o “HitlerThe Rise of Evil” donde Robert Carlyle hacia otro tanto con el Fuhrer.

El Cabo Hitler

Seria" Downton Abbey" en su inexorable imitación de “Upstairs Downstairs”, la que volvería a convertir a “La guerra que acabaría con todas las guerras” en un tema romántico. Tan romántico que esa segunda temporada me resultó un poco empalagosa y falsa. Sobre todo si la comparaba con la emotiva y realista visión que nos legara su predecesora.


Si bien es cierto, que el presupuesto de Julian  Fellowes y la ITV permitieron una incursión a los campos de Flandes, no nos sirvió más que para ver a Matthew ser herido y a Barrows darse un balazo en la mano para poder ser retirado del frente. No niego que fue conmovedor ver al joven Crawley creer que quedaría invalido, tal como me ganó Lady Mary en su devoción por el herido,, pero   disminuía el dramatismo   una sensación de que la Gran Guerra no fue realmente traumática para Los Crawley ni para su servicio domestico.
Barrows y Matthew:  criado y amo en las trincheras


En "UD" Hazel inicia un affaire empujada por la soledad de las esposas que esperan al soldado que tal vez nunca regrese. En DA, Lord Grantham casi se encama con una criada/viuda de guerra por mero capricho. La experiencia de enfermera de Lady Sybil fue como todo lo de ella, linda, fina, pero anodina. Sybil sirvió en un hospital para oficiales instalado en su propio castillo y antes inició su entrenamiento junto a su medico de cabecera en el hospital de su pueblo. Sybil nunca sufrió las humillaciones  y percances de novata que experimentó Georgina en su entrenamiento en Guy´s Hospital, ni nunca atendió todo tipo de heridas como la susodicha en hospitales de campaña en zonas de guerra.
Sybil, enfermera impecable en impecable mansión
Georgina atiende a un herido en una estación de tren


Anteriormente, las series de la BBC nos habían mostrado mujeres enlutadas con el corazón destrozado como Louisa Trotter, Rose Parks de UD y Vera Brittain. Muy diferentes a la única “viuda” de DA, la criadita Daisy. Todos ( hasta Daisy) nos sentimos aliviados cuando murió William sabiendo que su mujer no lo amaba y se había casado con él por lástima. 
Daisy y su marido


Al final, el único personaje de “Downton Abbey” que realmente sufrió cambios con la Gran Guerra fue como siempre, la más menospreciada. Fue Edith quien aceptó ayudar a un granjero que se había quedado sin hombres para la labranza y casi terminó en la cama de su “patrón”. Fue Edith a quien se le rompió el corazón cuando creyó haber recobrado al difunto Patrick, y fue Edith a quien le agradecían los mismos oficiales que la Oveja Negra de Las Crawley había cuidado, considerándola la más meritoria de su familia.
Edith y el supuesto Patrick


Si me explayo sobre las fallas de “Downton Abbey” al retratar al evento más impactante de su generación es por ser esta un ejemplo de cómo la imaginación colectiva del  Siglo XXI percibe La Gran Guerra. Aproximándose la fecha del Centenario, la BBC se ha enfocado en el conflicto sacándose de la manga todo tipo de documentales y hasta programas radiales. Es en la sección “drama” donde cojea. Se han hecho algunos dramatizados un poco melifluos como “Birdsong” o la aclamada versión del clásico bélico de Fod Maddox Ford “Parade´s End”. Ahí el omnipresente Benedict Cumberbatch interpreta a un oficial de clase alta que tiene más problemas con su esposa y con su amante que con el enemigo.


Este año crucial la BBC ha sacado al aire “The Crimson Field” una exploración de la medicina en campaña protagonizada por Oona “Talisa” Castilla-Chaplin. El hecho de que lo que iba a ser serie se haya quedado en miniserie es significativo de la calidad del producto. Lo mismo ha ocurrido con “Deadline  Gallipoli” que también ha quedado en miniserie, a pesar de un elenco que encabeza Sam Worthington, y que abarca nombres como Anna Torv, Hugh Dancy,  Bryan Brown y Charles Dance. El desastre de Gallipoli es un tema siempre fascinante para quienes buscan dramatizar La Primera Guerra Mundial. Para el aniversario de esa masacre, los australianos tienen ya preparada también su miniserie sobre enfermeras titulada “Anzac Girls”.



Otro proyecto futuro de la BBC es “The Passing Bells”, pero uno se pregunta si tendrá la calidad y emotividad de retratos de La Guerra del ‘14 en la pantalla grande ejemplarizados en este siglo por proyectos tan variados como la francesa “Joyeux Noel” y la contribución de Steven Spielberg “War Horse”.

Volviendo a “Downton Abbey”, otra falla fue  que en la posguerra los personajes no parecían afectados por el conflicto reciente. Para La Cuarta Temporada, la guerra ya era un recuerdo vago y ultra lejano en al Abadía, algo imposible en la vida real donde el conflicto siguió repercutiendo en los sobrevivientes y sus hijos hasta el estallido de La Segunda Guerra Mundial.

Muy diferente es la posguerra de los personajes de  “Boardwalk Empire”. Lo vemos en la amistad de dos jóvenes veteranos llamados Jimmy Darmody (Michael Pitt)y Richard Harrow (Jack Huston). Jimmy huye de una relación incestuosa enlistándose en el Cuerpo Expedicionario y regresa medio cojo, amargado y con un solo camino por delante, el mundo del crimen. Su amigo Richard Harrow, tras perder la mitad del rostro en las trincheras, pone al servicio de gánsteres su estupenda puntería. Ambos son incapaces de reintegrarse a una sociedad normal y deben vivir al margen de ella lo que les costará la vida.
                                                Jimmy en su trinchera

No es casualidad que Richard y Jimmy se conozcan en un hospital a la espera de ser parte de un proyecto médico sobre veteranos. La experiencia vivida los une como si fueran hermanos. Jimmy “contrata” a Richard para vengar la muerte de su amante, pero antes del asesinato, Jimmy le cuente a la victima una horrorosa experiencia de batalla. Tan terrible fue la guerra para estos jóvenes delincuentes que en el aniversario del Armisticio, mientras Jimmy hace un emotivo e impromptu discurso en un homenaje público, en un bosque de New Jersey, Richard intenta suicidarse.


Incluso en una serie tan light como  “Miss Fisher´s Murder Mysteries” la guerra sigue batallándose dentro de los personajes. Cec y Bert son los representantes de millones de soldados australianos que pelearon por un Imperio que exigió de ellos el máximo  sacrificio. Las conversaciones de los ex diggers están plagadas de recuerdos de guerra ya que  parecen haber servido en todos los frentes (algo no totalmente imposible puesto que hubo divisiones de la Primera AIF que pelearon en el Medio Oriente para luego ser trasladadas a Francia).

En “Death at Victoria Dock”, la usualmente risueña Phryne (Essie Davis) recuerda con amargura sus experiencias como enfermera en Francia, y más tarde le dirá al Inspector Robinson (Nathan Page)que ha dejado de tomar la vida en serio desde 1918, señal de que la guerra transformó su carácter. En “Murder in Montparnasse” descubrimos lo desorientada y desilusionada que quedó la detective al cese de hostilidades y como esto la empujó a una desastroso y destructivo romance que marcaría su vida romántica y sexual futura. Pero el más cambiado por la guerra es Jack Robinson.
Miss Fisher en en el campo de batalla


Desde el momento en “Death at Victoria Dock” en que Jack y Hugh descubren el arsenal de los anarquistas que notamos como el espectro de las trincheras sigue persiguiendo al usualmente impertérrito Inspector. Al final de “Raisins and Almonds”, Jack le hace una confidencia a Phryne. La guerra le costó su matrimonio ya que regresó del frente convertido en un hombre totalmente diferente al que despidiera su mujer en 1914.

Aunque no he visto todavía la Segunda Temporada, sé que al menos en dos episodios, Jack volverá a interactuar con Rosie, su ex esposa. Ella nota que su marido se ha recuperado emocionalmentei(influencia de Miss. Fisher, obviamente) y alude a que será tal vez por haberse librado de “un matrimonio inconveniente”, a lo que su ex responde “era la guerra la que no me convenía”.



Como shipera creo que el hecho de que Jack y Phryne compartan esas “experiencias históricas” es un buen ingrediente para una romance con el que soñamos las seguidoras de Miss Fisher. En una visión mas amplia,  y tal como el bromance de Jimmy y Richard en “El Imperio del Contrabando", nos demuestra como los recuerdos  traumáticos de  “La Guerra que iba a acabar con todas las guerras” pueden crear vínculos positivos.

domingo, 9 de marzo de 2014

El Imperio del Contrabando: una visión nostálgica de la New Jersey gansteril


Tres años después de  decirle adiós a “Los Soprano”,  en la HBO se echaban de menos los gánsteres y la milieu novojersiana. Fue entonces que algunos de los responsables de “Los Soprano” se unieron a gigantes del mundo del espectáculo como Martin Scorsese y Mark Walhberg para crear el máximo homenaje a la mitología del crimen organizado estadounidense, y a la vez recrear una Atlantic City tan fabulosa como el Reino de Oz. Ese fue el origen de “Boardwalk Empire” (El Imperio del Contrabando).





En mis años mozos, Atlantic City era un pueblo polvoriento al que se iba en un bus igual de polvoriento los fines de semana, a jugar en los innumerables casinos y a fotografiarse en la famosa “Boardwalk” (Marina) llamada así porque estaba realmente hecha de tablones (“boards” en inglés)  que salían volando con cada huracán. Atlantic City era un sitio mediocre, un lugar para quienes no podían dase el lujo de ir a Las Vegas, y con unas playas inferiores a las de Long  Island o las del Cabo Cod.

La Atlantic City de HBO (hbowatch.com)


“Boardwalk Empire” nos muestra que no siempre fue así. En la costa marítima de Brooklyn los de la HBO han fabricado una Atlantic City en toda su gloria, enseñándonos que ese fue el primer gran balneario de la aristocracia de Este de los Estados Unidos. Fue a fines de siglo XIX que , las grandes familias de la región descubrieron el potencial turístico de este pueblito. Comenzó una ola de construcciones de hoteles, restaurantes, teatros y otros edificios dedicados a satisfacer las necesidades de viajeros, muchos de los cuales llegaban a Atlantic City por motivo de salud.

La Atlantic City original (hbo.com)


Fue ahí que gente como El Comodoro Luis Kuehnle (El Comodoro Kraestner en la serie) descubrió que se podía lucrar en el balneario a costa de negocios menos legales como la prostitución y los juegos de azar. En 1913, Kuhelene fue encarcelado. Sus negocios legales e ilegales quedaron en manos de su protegido Enoch “Nucky” Johnson quien se convertiría en el amo de Atlantic City hasta que le llegó el turno de ir a la cárcel en 1941.

El Comodoro Kraestner

Nucky es el protagonista de la serie. Para mayor licencia dramática, los productores le cambiaron el apellido a “Thompson” y Steve Buscemi, su intérprete, no se parece físicamente en nada a Johnson. Aun así, Nucky Thompson, como el hombre que lo inspiró, viste elegantemente, siempre lleva un clavel en el ojal, vive en una suntuosa suite del Ritz, tiene un criado alemán, y su difunta esposa se llamaba Mabel.
Enoch "Nucky "Thompson



La serie está ambientada en los años clave de la Ley Seca, o sea los Locos 20’s. En ese tiempo, gracias a Nucky Johnson, Atlantic City fue una isla en el medio de un Estados Unidos abstemio, un sitio donde se podía consumir alcohol a destajo. Eso aumentó el atractivo turístico del balneario y los organizadores de concursos, eventos deportivos y convenciones optaron por situarlos en Atlantic City.

La primera temporada tiene lugar en 1920, apenas declarada La Ley Seca. Atlantic City no solo es un lugar donde se puede beber alcohol, además sus playas son el desembarcadero perfecto para los cargamentos de licor provenientes de Irlanda y el Caribe. Eso atrae a los contrabandistas y gánsteres  a hacer negocios en el balneario. Así vemos a Nucky, el respetable tesorero de la ciudad, alternar con gente de la farándula, mandamases políticos, y mafiosos neoyorquinos. Entre ellos el distinguido Arnold Rothstein (Michael Stulhbarg) que llega a Atlantic City con sus jovencísimos protegidos a la zaga. Pronto veremos a Meyer Lansky (Anatol Yussef), y a su amigo del alma Lucky Luciano (Vincent Piazza), establecer sus propios negocios fraudulentos Benny Siegel (Michael Zegen) también aparece, pero es un niño que recién usa pantalones largos.

Meyer, Lucky, y AR (nj.com)


Sin embargo, la serie no se enfoca nada más que en la mafia, a pesar que sus miembros juegan roles importantes en la trama. Mención aparte para Stephen Graham que interpreta a un delicioso Al Capone en sus años mozos en Chicago.

A través de la primera temporada vemos a Nucky lidiar con todo tipo de conflictos: familiares con su envidioso hermano, laborales con su protegido recién regresado de los campos de batalla de la Gran Guerra, y románticos con una mujer diferente a todas las que ha conocido.

Shea Whigham es el Sheriff Eli Thompson, el segundón, un hombre que parece un poco tonto, un poco fatuo y  cuya principal característica son sus celos por un hermano que siempre destaca más que él. Aun así, Eli es un padre ejemplar, un hijo devoto y el marido que todas desearíamos. En cuatro temporadas, evoluciona de policía deshonesto a sacrificado jefe de familia atormentado por la necesidad de apoyarse en su hermano o desligarse totalmente de sus vínculos fraternales.

Eli, su mujer, y algunos de sus muchos hijos.


Michael Pitt es Jimmy Darmody, lo más cercano a un hijo que tiene Nucky, puesto que hasta tuvo que ver con su concepción. El Comodoro Kaestner (Dabney Coleman) es uno de los patriarcas de Atlantic City. Aun después de haber purgado cárcel por muchos delitos, la ciudad no olvida que es un pilar de su sociedad, pero este corrupto prócer ha comprado todo lo que desea incluso el cuerpo de una niñita de 13 años llamada Gillian Darmody.



Ha sido Nucky quien propició esa violación. Tal vez para purgar su culpa, crió a Jimmy, tratando de alejarlo de la influencia de su madre-niña, ahora  convertida en una corista y vampiresa extravagante, llena de ambiciones y deseos de venganza. Es Gillian, interpretada brillantemente por Gretchen Mol, quien impide que Jimmy sea un hombre normal y lo empuja a una carrera delictiva que será su ruina.

Jimmy y sus padres (poptower.com)


Por ultimo, está Margaret Schroeder (Kelly McDonald), inmigrante irlandesa, casada con un abusivo panadero alemán. A pesar de su marido golpeador,  Margaret está lejos de ser una victima. Tiene sueños, cerebro y una moralidad flexible que le permitirá (después que Nucky se encargue de “enviudarla”) de acercarse al hombre más poderoso de Atlantic City para convertirse en su querida, y luego en su esposa.
Esta es la trama del “Imperio del Contrabando”, pero hay mucho más dentro de esa Atlantic City fabulosa.

Margaret y Nucky (theguardian.com)


Su historia cubre el bajo y el alto mundo, que al final son el mismo. Los ricachones son los peores malhechores seguidos por los políticos. No se puede despreciar a los hampones si la misma ley es un foco de corrupción. Los policías o trabajan para Nucky o utilizan métodos casi tan delincuentes como los de los bandidos.  Incluso un moralista fanático como el agente del FBI, Nelson van Alden (Michael Shannon), determinado a poner a Nucky  entre rejas, termina embarazando a la ex amante de Thompson y convirtiéndose él mismo en gánster.

El Agente van Alden (cinemaseries.es)


Los productores se han esmerado en mostrar el lado oscuro de casi todas las comunidades inmigrantes de USA. Aquí no queda espacio para reclamos de los ítalo-americanos, porque el gremio gansteril  abarca a italianos,  irlandeses, judíos, polacos, alemanes  y hasta afroamericanos. A través de ellos se puede construir una crónica de lo que la inmigración ha aportado en términos criminales a Estados Unidos y a Atlantic City.

Aunque el balneario es el foco principal del argumento, “Boardwalk Empire” también se desarrolla en el Chicago de Johnny Torrio y su joven asistente Al Capone; en Nueva York donde operan Arnold Rothstein y sus secuaces; y en la ultima temporada, tanto Nucky como el equipo Luciano-Lansky tantearon el terreno de la Florida para mas negocios sucios.

Al Capone asiste a su primer bar mitzvah (boweyboogey.com)


“Boardwalk Empire” es también un reflejo de la historia de Estados Unidos y de los cambios sociales de las primeras décadas del Sigo XX.  Jimmy Darmody, como muchos jóvenes de ese tiempo, ha quedado marcado por sus experiencias en las trincheras. Con el personaje de Chalky White (Michael Kenneth Williams), un contrabandista de raza negra, exploramos las actividades del Ku Klux Clan en New Jersey. En su afán por encontrar nuevos mercados para abastecerse de alcohol, Nucky se involucra en la Guerra Civil Irlandesa, pero es el pasado de Atlantic City el que provee el trasfondo para explicar como un balneario pudo volverse  la Babilonia moderna.
Chalky White (hitfix.com)


Eso se manifiesta en la segunda temporada cuando El Comodoro decide entrenar a Jimmy para que sea su heredero y lo presenta a su círculo, compuesto por los padres fundadores de la ciudad. Los tales Benefactores son una turba de viejos tunantes y facinerosos. Jimmy y, su amigo, Richard Harrow (Jack Huston),  despojarán de su cabellera (como una simbólica venganza) a uno de ellos que  se ufana de haber masacrado indios.

Richard Harrow es el personaje más querido de la serie y el más trágico ya que en él se encarna la peor tragedia del comienzos del siglo: La Primera Guerra Mundial. Richard, joven granjero de Kansas, es el prototipo del “americano bueno”. Apenas salido de la adolescencia parte a Europa y en el campo de batalla deja su inocencia, su futuro y la mitad de su rostro. Condenado a vivir bajo una máscara, Richard solo tiene un camino y un mundo donde ser aceptado: el de la delincuencia. No sigo porque este personaje merece un post para él solo.

Richard Harrow (theguardian.com)

A grandes rasgos ese es “El Imperio del Contrabando”, la historia de una ciudad, de un pasado desconocido de Estados Unidos y de una serie de personajes que sin buscarlo caen en el bajo mundo y encuentran ahí su destino.