jueves, 21 de agosto de 2025

Las Mujeres de Dept Q: ¿Un error de Scott Frank?

 


Encontré, en línea,  una copia de The Keeper of Lost Causes, la primera novela de la serie Departamento Q . Leyéndola me di cuenta de que aunque el libreto de Scott Frank es muchísimo más complejo y atrapante, el mayor error ha sido la reconstrucción de personajes femeninos, muchos de los cuales no existen en la novela o son totalmente diferentes.

Para que me comprendan les daré una breve descripción de cómo es cada personaje femenino de la novela (que aparezca en al menos los primeros tres episodios de la serie de Netflix). No quiero “spoilear”  mucho aunque este tipo de análisis es solo para quienes han visto la serie entera o al menos más de la mitad. Comienzo desde los secundarios

Marianne, secretaria de Merritt Lingard: En el libro Merete Lynnggard tuvo dos secretarias: Marianne y Sos Norben que no aparece en la serie. Marianne fue despedida  cuando se inmiscuyó demasiado en la vida privada de su jefa. En la serie, Marianne aparece una sola vez,  cuando va a la oficina de Carl. Altanera e impertinente, no se parece a la del libro donde nada indica que sea negra. Bueno, es Netflix y el colour blindness es necesario.

Vigga/Victoria: ex esposa de Carl Morck (en el libro siguen casados). Vigga es desaprensiva, vive de amante en amante, siempre ideando proyectos imposibles para los que necesita el respaldo económico de su marido.

Dra. Fiona Wallace, psiquiatra de William: No existe en el libro. Jussi Adler-Olsen tiene a Ulle (William) en un sanatorio caro, pero el director es un viejito que nunca intenta hacerle frente a Carl.

Helle/Clare, criada de Los Lynnggard: En el libro tiene como 35 años, casada con hijos. nunca fue muy importante en la vida de los Lynnggard ni ellos para ella. Carl la conoce accidentalmente cuando visita la antigua casa de los Lynnggard y el nuevo dueño le dice que ahora Helle trabaja para él.

Rose, miembro del Departamento Q: No sale sino hasta la segunda novela de la serie.

Moira Jacobson, jefa de Carl: En el libro es Marcus Jacobsen y ya eso lo dice todo.

Merete Lynnggard/Merritt Lingard: Miembro del Parlamento danés, hija de familia adinerada amada por los paparazzi por su belleza, elegancia y misterio. Nadie sabe si tiene un amante o si es lesbiana. Debe moverse en un mundo de hombres, pero no es agresiva como la fiscal de Departamento Q. Cuando la secuestran, pide misericordia (en muchos países ese es el título. Incluso el primer título en inglés fue Mercy).

Mona Ibsen/Rachel Irving, psiquiatra de Carl.: Mona es la femme fatale del típico Noir. Solo la conocemos desde la perspectiva de Morck que, desde que la ve en un pasillo, se obsesiona con ella. Ibsen es la psicóloga de la comisaria. Su oficina está en el edificio, para las sesiones o baja a ver al paciente en su sótano o el detective sube a verla. No tenemos descripción de su espacio ni de su vestuario ni de su personalidad ya que todo lo que ve Carl Morck de ella son sus curvas y eso que es cincuentona (mayor que el).

Es Morck quien solicita que sea su terapeuta a pesar de que ella también está a cargo de analizar a Hardy. De ahí nace su necesidad de hacer que Carl reconozca su sentimiento de culpa. Hasta lo hace llorar, pero lo que nos queda claro es que la Dra. Ibsen es muy controlada y profesional. Sabe parar a Morck cuando este comienza con sus avances diciéndole que se busque otra víctima y mostrándole su alianza matrimonial.

Lobas Ambiciosas

Como verán, las mujeres del libro están muy alejadas de las de la adaptación televisiva. Extraño porque recordamos como Scott Frank humanizó a las mujeres en Gambito de Dama y como confeccionó un pueblo de maravillosas guerreras en Godless. Pero algo le falló aquí.

 Si los personajes masculinos , con excepción de Akram, son o patéticos o antipáticos, las mujeres dan asco, sobre todo las que están en posiciones de poder. Parecen carecer de  virtudes femeninas como sagacidad, sexto sentido, diplomacia, y serenidad que ayudan a una mujer a sobresalir en el mundo masculino.

                         Merrit enjaulada, donde debe estar

Me refiero a cualidades femeninas, ya que el descaro, la agresividad, falta de escrúpulos y brusquedad que permite a los hombres vencerse entre ellos, les quedan mal a estas féminas y no saben utilizarlas. Quieren ser lobas solitarias, olvidándose que las hembras siempre son parte de la manada y aun como alfas, su prioridad es cuidar de sus compañeros.

Esa es precisamente la falla de Moira (Kate “Lisa Arryn” Dickey). Scott Frank ha dotado a Jacobsen, el superior de Carl Morck (Matthew Goode), de ovarios. El cambio ha hecho al personaje más antipático. Las quejas, exigencias e injusticias de la comisaria se vuelven doblemente negativas por venir de unas faldas, siendo además Moira muy consciente de que es la primera mujer en ese cargo. Eso la lleva a ser servil con sus superiores, y poco compresiva con Carl, Akram e incluso con Rose.

                 
                                            Moira en el libro es "Marcus"

Moira tiene poca visión y mucho miedo de dar un paso equivocado, sin embargo es la campeona de la corrección política. Aun así es lo suficientemente astuta para incautar los recursos destinados para Q y calladita enviarlos a su propio departamento. En eso tiene algo en común con otra dizque hembra fuerte.

En pos de pistas que indiquen el paradero de Merritt, Carl y Akram llegan a un elegante sanatorio para enfermos mentales donde está recluido William, el hermano de la fiscal. Los atiende la atildada Dra. Fiona Wallace, una cuarentona que los trata con gran condescendencia y, para demostrar su desprecio, comienza a maquillarse delante de ellos. Esa es una antigua treta de las mujeres para seducir y a la vez establecer su superioridad sobre los hombres. Acto seguido, se marcha,  dejándolos con las palabras en la boca.

                        La codiciosa Fiona Wallace no existe en el libro

Poco después, el Departamento Q descubre que William ha heredado la fortuna de su madre y que la psiquiatraahora su guardiana legalhace uso de ella para pagarse sus lujos. Q en masa se presenta, la desenmascara y se llevan a William. La psiquiatra pierde toda su autoridad y queda convertida en una delincuente cualquiera. Como Moira, ha pecado de codiciosa y abusado de su poder.

No podemos quejarnos mucho del desprecio que la serie tiene por las profesionales ambiciosas cuando la misma víctima es una insoportable mujer de carrera. En el libro, Merritt es una política arrogante y dura, pero en la serie la han convertido en una fiscal arrogante, imprudente y odiosa.

                             Merrit es mas odiosa que en el libro

Chloe Pirrie (To Walk Invisible, The Crown) está maravillosa, en ese rol. Hay momentos em que se la percibe más como villana que como mártir y alegra verla enjaulada ya que en el mundo real solo hacia daño en sus roles de hermana, patrona y hasta amante.

Me incomoda el poco sutil esfuerzo de la trama de hacernos sentir que Merritt y Carl son iguales. Si bien es cierto que son ambos prepotentes antisociales, hay más humanidad en el policía que en la fiscal quien se ha pasado la vida atropellándolo todo y a todos en su empeño de cumplir con sus objetivos.

                   Merrit y Carl no son iguales

Rachel Necesita de un Psiquiatra

He dejado para el final el peor ejemplo de fémina empoderada que nos presenta la serie y cuya existencia es aparentemente culpa de Scott Frank solito ya que no se asemeja en nada a la Mona Ibsen de los libros. Como suele ocurrir en la policía cuando uno de los suyos ha enfrentado una situación traumática, se le ha ordenado a Carl someterse a una terapia psiquiátrica. Así lo vemos llegar a regañadientes a la consulta de la Dra. Sonnerberg.

La psiquiatra se hace esperar y sucede lo normal cuando uno está donde no quiere estar, Morck pierde la paciencia y se marcha. Acaba de sonar la campanilla de elevador, cuando surge de la consulta una Kelly McDonald con cara contrita. La Dra. Sonnerberg se ha lastimado una cadera, la Dra. Irving es solo una suplente y no parece estar deseosa en atender a Carl.

Tuve que ver el episodio dos veces para entender que su atraso es a propósito.  Deduzco esto porque no ofrece disculpas ni motivo de su tardanza. Carl, quien ha estado sujetando la puerta del elevador con el pie (gesto ultra sexy de macho alfa), la sigue desganado, un poco irritado.  Irving no parece tampoco muy buena terapeuta, no sabe enfocarse, le hace preguntas que más lo frustran y reacciona ante esa frustración con la propia, poniéndose a comer ya que el paciente no coopera. Ni que fuera lacaniana. Carl da por terminada la consulta y ambos parecen dispuestos a descontinuar la terapia.



Solo que Carl retorna, ante la sorpresa de ella, quien ahora se ha puesto una alianza matrimonial. La terapia de Irving está enfocada en un solo propósito: obligar al paciente a aceptar que necesita ayuda. Para eso lo bombardea con preguntas sobre que lo hizo regresar.

Carl ofrece un par de respuestas que obviamente no son ciertas y acaba con un “te vi bonita y quise verte de nuevo”. En el contexto del interrogatorio es obvio, incluso para el lego, que esas palabras son tan inocuas como las dichas anteriormente por el paciente, pero Irving empeñada en demostrarnos que es pésima psicóloga, decide tomarlas en serio y retuerce la boca viéndose no muy “bonita”.

En eso, Morck nota la alianza matrimonial y la menciona, provocando más agitación de parte de Irving quien realmente actúa como si Morck la estuviese acosando sexualmente. Curiosamente, algunas mujeres reseñadoras y algún que otro bobo que se bebió un galón del Kool Aid woke si lo ven así demostrando el daño que estas falsas alertas han hecho a las relaciones heterosexuales.



Es Morck quien intenta arreglar las cosas, pero solo las empeora. Irving hace pucheros y esta segunda sesión acaba en desastre. Carl no se presenta de nuevo en la consulta. Tras ver el ataque de pánico por televisión, Rachel busca a su paciente. Va a la comisaria e intenta retomar su rol de psiquiatra.

                                 Rachel intenta un acercamiento con su paciente

Para establecer un clima de confianza, le cuenta que es soltera, que plantó a un hombre en el altar al descubrir que ya estaba casado. ¿Entonces por qué se puso el anillo? Como no lo explica cabe especular que tenía miedo. No de Carl que en la primera entrevista ni la miró, sino de ella misma. En plática con Rose, Rachel admite haber tenido una relación con un abogado que la presentó con Merritt. No puede aportar nada solo que Merritt era altiva como lo son los abogados, como lo era el acompañante de Irving. Va dejando la impresión que lleva varias relaciones fracasadas y de ahí su miedo a hombres inestables aunque sean sus pacientes.

En la tercera sesión, paciente y psiquiatra están más relajados y Carl habla de su relación con Jasper. Para Rachel es una sorpresa saber que el detective tiene un hijastro. Todo va bien, pero la Dra. Irving de nuevo hace lo imprevisto, cuando Carl llega a la cuarta sesión se encuentra con …”La Dra. Sonnenberg”. Carl expresa vocalmente su frustración y dice sentirse “abandonado”.

                      Para luego abandonarlo sin despedidas ni explicaciones

Sonnenberg está de acuerdo. La sorprende que Irving no se haya despedido. Hay protocolos para transferir a un paciente a otro psiquiatra. Es necesario para no romper el lazo de confianza que se establece entre terapeuta y paciente. Como sea, Irving sigue pareciendo pésima profesional y dotada de personalidad errática.

Carl no encuentra más remedio que ir a casa de Irving y la audiencia femenina chilla “¡Stalker!”. Sorprendentemente, Rachel no se asusta, más parece incomoda, tal vez porque está hecha unas fachas, toda desaliñada. Él dice que ha venido por la sesión prometida. Ella le sirve un té y procede a narrarle su horrible juventud, sus trastornos alimenticios…¡Guau! Que gran psiquiatra. Es la peor que he visto desde Uzu Aduba en In Trearment.

En resumen, Scott Frank se esmera en mostrarnos que como profesionales, las mujeres del mundo de Mark son unas buenas plastas. Wallace es una estafadora, Irving es errática y poco profesional, Merritt Lingard era una fiscal más interesada en su surgimiento que en la gente que atropellaba o ponía en peligro.

Moira es la peor de todas, es incluso injusta con otras mujeres. Cuando Carl le dice que Rose “no es tan tonta como parece”, Moira pone el grito en el cielo ya que no es políticamente correcto referirse al cociente intelectual de una mujer, pero es ella quien cree (y actúa según ese criterio) que Rose es inepta y, como siempre, se equivoca.



¿Qué pasó con Vigga?

Si Scott Frank destruye a la mujer profesional, intenta salvar un personaje que, en los libros, es negativo. Me refiero a Victoria, la ex esposa de Carl Morck. En los libros Vigga (ese es el nombre que le dio Adler-Olsen) abandonó marido e hijo para irse con diferentes parejas y ahora aparece de improviso para pedirle dinero al detective.

En la serie la tienen convertida en otra fémina sermoneadora a pesar de que, para seguir su carrera de sobrecargo, abandonó al marido encajándole al hijastro. La serie aumenta los problemas domésticos de Carl y, en el tercer episodio, cae en un truco telenovelero del malentendido. Tras descubrir que Jasper no va a la escuela, pero se queda en casa follando con la novia, Carl le deja un mensaje de voz a su ex diciéndole que tal vez Jasper no debería vivir con él.

Después de este intercambio, Carl y Jasper hacen un trato y firman una tregua, pero Victoria llama a su hijo y le dice que Carl no quiere nada con él. Para mayor confirmación le envía el mensaje de voz.  Ignorando que se trata de un mensaje antiguo, Jasper se altera y se va a vivir a casa de su abuela. Victoria aparece en casa de su ex para avisarle y para endilgarle un sermón de que es un mal padre ya que no comparte con Jasper los detalles de su trabajo policiaco o algo parecido, como si ella tuviese derecho a opinar.

                           Victoria, otra mujer inventada

Las que se Salvaron

Yo tildaría la serie de totalmente misógina si no fuese por dos personajes. Claire,  interpretada por la infaltable Shirley Henderson, era el ama de llaves de Merritt, pero su trabajo principal consistía en cuidar a William. Luego de perder un hijo y ver fracasar su matrimonio, Claire dedicó una década a cuidar, conocer y establecer una relación con el muchacho a pesar de la hostilidad de una celosa Merritt.



En su investigación, Morck descubre que Claire es la única persona que ha seguido visitando al hermano de Merritt en la clínica psiquiátrica. Cuando William huye de ese sitio busca refugio en el invernadero de Claire.

Muchos espectadores y críticos quieren crear un paralelo entre Merritt y Carl. Puede que ambos sean erizos amargados y sarcásticos, pero Merritt no es una buena persona, es incapaz de querer a nadie. Aun su preocupación por William deriva de un sentimiento de culpa.

                          Clare es la unica que se preocupa de William

Morck, en cambio, está lleno de afectos (por Hardy, por Jasper) que no puede expresar y reconoce ese dilema en Claire. Cuando rescata a William de la ambiciosa Wallace, se lo lleva a Claire. La escena en que William y su nana se abrazan es refrescante en una serie de gente hostil e incapaz de relacionarse con los demás.

Me he quedado con el mejor personaje femenino de la serie y uno que si existe en los libros aunque creo que la Rose de Scott Frank es más humana y sensible que la que haya creado Adler-Olsen. Rose es una misfit total, tal vez más que Carl y Akram. Sufre de déficit atencional, de TOC, en resumen está en el Espectro. Una vez fue parte del equipo de Morck, hasta que accidentalmente atropelló a un peatón. La culpa la empujó al suicido y a “episodios” que combate con medicamentos recetados.

Desde entonces la han convertido en una especie de recepcionista glorificada. Será Carl quien la saque de ese puesto y ponga a trabajar todo el talento de investigadora de Rose quien a pesar de ser un poco atolondrada y de sacar la tarjeta de sexo a relucir a cada rato (”¿acaso es porque soy mujer?”) evidencia que el sexto sentido  femenino existe y es fundamental para una buena investigación.



Agreguémosle que Rose posee una gran compasión . Su caridad permite que Akram llegue al Departamento Q . Incluso Rose intenta explicarle a la psiquiatra porque Carl es tan rudo y antisocial con un “se siente responsable” y cuando la inepta Rachel pregunta “¿de qué?”, Rose responde suavemente “de todo”.

Es mi impresión de que el Noir nórdico, y no solo el de Adler-Olsen, no es proclive al romance o al retrato de mujeres centradas o con rasgos positivos, lo que es legítimo y no necesariamente implica misoginia. Sin embargo, al tratar de modificar esa característica en aras de la paridad  Scott Frank ha acabado con un retablo siniestro de  personajes femeninos.

Espero que en la segunda temporada, mejore ese detalle y ciertamente espero que la Dra. Irving deje de ser un personaje tan patético. Me aterra pensar que pueda ser la pareja de Carl. ¡Pobrecito! Aparte de que es inapropiado tener amores con un psiquiatra, ella necesita tanta o más terapia que nuestro protagonista.

 

2 comentarios:

  1. Cannot stand the actress that plays Merrit!
    In an off-topic, I started Women in Black and Rivals this week, both are lovely, you will love Ladies in Black if you ever manage to find them as the focus is really on fashion. Rivals is super steamy, they show the whole lead cast full naked in the very first episode including nekkid tits and massive dingadongs LOOOL I neeeded smelling salts... It is so deliciously irreverent.

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    1. Gattocito, I’m glad you enjoy sex scenes. It shows you are still young. I have reached a stage hat only care for romance.
      I wonder where I could watch Women in Black. Walter Presents doesn’t show anything that is originally filmed in English. Perhaps Amazon would. Or Tubi that carries “Ladies in Black”.
      I liked Chloe in “To Walk Invisible” as Emily Bronte, but disliked her in “the Crown” and there it was a brief appearance. Her character in Q is repellent, and the series has a penchant to make all feminine characters look extra fugly.

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