jueves, 31 de agosto de 2023

Auge y Caída de la Cultura Gay en la Alemania de Weimar: Eldorado en Netflix

 


Este verano,  Netflix nos presenta un más que respetable vistazo a la cultura gay en la Alemania de Weimar. ElDorado: Everything the Nazis Hate  no debe ser visto como un tratado de sensacionalismo sino como un recordatorio que las libertades tienen un límite y que ciertos derechos que parecen inalienables pueden ser borrados de un plumazo. Algo que puede afectar a más personas que a miembros del LGTB.

¿Qué Nos Enseña Este Docudrama?

En el pasado,  se me ha calificado de homófoba,   sea por protestar por la inclusión forzada de personajes gays en la ficción; por considerar a los no-binarios una tribu urbana más; o por respaldar la campaña de J.K. Rowling y otros en contra de lo que no debería ser más que una moda frívola, me refiero a la importancia de la teoría de género. Eso no quiere decir que quiera que se discrimine en contra de gente solo por su orientación sexual, o que se la estigmatice,   o promueva lenguaje y crímenes de odio en contra del conglomerado LGTB o cualquier otra minoría.

Ese sería el primer motivo para hablar sobre (y recomendar) este documental. El segundo es la falta de información sobre la persecución nazi de los homosexuales . Una falta de información que en nuestra época se traduce en desinformación y mitos. Como una vez me dijo un chico gay con tendencias de neonazi:  “el Fuhrer nunca persiguió a los homosexuales. Son inventos de Los Aliados”. Para él sería idóneo este docudrama que, aunque en tiempo reducido,  explora la fructífera y liberal cultura gay de Weimar y como desapareció con la llegada de Adolf Hitler al poder.



Un tercer motivo para ver El Dorado es descubrir como lo que hoy llamaríamos colectivo LGTB perdió primero las prerrogativas alcanzadas para luego sus integrantes perder libertad y vida. Algo que me lleva a pensar en cómo los gobiernos totalitarios destruyen a las personas y su cultura llegando al nivel de lo que Roma hizo con Cartago, pero también me hace recapacitar sobre la complacencia de sentirnos habitantes de una sociedad permisiva que nunca podría retroceder en su progresía.

La Alemania de Weimar no llegó al nivel de libertades y derechos que hoy gozan en Usa y Occidentelos gays. Sin embargo, es un ejemplo para toda minoría y un recordatorio que no se deben olvidar los adelantos, el progreso de nuestra historia,  y que el seguir exigiendo (de mala manera)  más privilegios es una manera de amenazar a otros, que se vuelven nuestros enemigos. Que yo he conocido homosexuales antisemitas, negros homófobos y judíos y cristianos racistas.

Antes de comenzar,  quiero exponer dos falencias de ElDorado. Una es no tener claro a que público va dirigido. Con lo que ya he dicho se entiende que debería ser para todo público adulto, que es una fuente de datos,  no de escenas eróticas. ¿Entonces por qué caray comienzan con un improbable tableau vivant que ha hecho a muchos espectadores apagar la televisión?



Este acto que aparece en los primeros minutos del docudrama, al igual que en el tráiler,  pretende ser parte del espectáculo de El Dorado. No lo era, ningún club de ese entoncespor gay que fuese pondría en escena algo tan chabacano y borderline porn que acabaría escandalizando a la audiencia tanto del bar como la que ve el documental.

Les paso un excelente y bien documentado artículo sobre el tema del Advocate, pero en tres palabras. el espectáculo que presentaban El Dorado, y otros bares gays de Berlín,  era muy decoroso en comparación con los drag shows modernos. Consistía mayormente en canciones revolucionarias como “¡Fuera con los hombres!’ cantada por Claire Waldoff y que ya habíamos escuchado en el primer episodio de la Tercera Temporada de Babylon Berlin, más rutinas de comediantes  compuestas por chistes verdes y comentarios atrevidos. Los cuadros plásticos obscenos quedaban reservados para burdeles, fiestas privadas y quizás antros de marineros de Hamburgo,  no para un cabaret elegante frecuentado por la alta sociedad y por muchos heterosexuales.



Una de las especialidades de Eldorado eran los espectáculos travestis y la idea era que hubiese confusión sobre si el artista era hombre o mujer. Un ejemplo de lo que ofrecía El Dorado pueden encontrarlo en el magnífico retrato de la escena queer berlinesa que Bob Fosse hace en Cabaret. Así que háganle un fast-forward a esta escenita de mal gusto y sigan viendo el docudrama.



Otra pequeña falla que encontró mi vista de águila es cuando el documental nos ilustra de como los nazis usaron la homosexualidad de dos figuras públicas a las que deseaban destruir. En ese mismo espíritu, hacían hincapié que cualquier desviación de la heterosexualidad era impropia del carácter alemán, que eran impurezas de los extranjeros, léase judíos,  y que estos últimos propagaban esas costumbres en un esfuerzo por destruir a la nación aria.

La serie ha escogido contarnos la historia de los tres gays más famosos de la Alemania de 1933 cuyo vinculo en común era ser asiduos clientes del cabaret El Dorado. Uno era judío, otro tuvo amores con un chico judío. A la par de estas historias hay una exploración de otros famosos clientes del cabaret como dos varones que fueron de los primeros en someterse a una cirugía de cambio de sexo, uno de ellos era judío. Luego se alejan de Berlín para contarnos sobre el primer romance de un chico vienes, gay y judío con un chico húngaro,  gay y judío. ¿insinúa el documental de que hay más judíos gays y trans que los hay arios?

Hay insinuaciones que aumentan los prejuicios del espectador. Yo diría que para el antisemita de salón y para el que todavía no tiene una postura clara o carece de información sobre nuestra religión y cultura (el 75% de lo no judíos y el 45% de los judíos seglares),  el documental podría hacerles creer que la homosexualidad es algo inherente a la raza judía.

Mas allá de si el judaísmo ortodoxo reprueba la homosexualidad, o de que en Israel no exista el matrimonio gay (aunque se reconozcan las uniones civiles efectuadas en el extranjero), el índice de gays judíos no es ni menor ni mayor que el de otras minorías. Dicho esto, pasamos al judío gay más importante de la Alemania de Weimar, que,  como veremos,  no cabía en muchos clichés establecidos.

Magnus Hirschfeld y su Instituto

Magnus Hirschfeld nació en la Alemania Imperial en 1861, en el seno de una familia judía acaudalada, su padre era médico militar. Magnus creció en un ambiente seglar e ilustrado. Era un hombre muy instruido que,  antes de estudiar medicina,  sacó un título en lingüística y fue periodista.

                                 Hirschfeld en una fiesta de disfraces de ElDorado

Sus razones para comenzar una militancia proderecho gay no se debieron a motivos personales, aun siendo él homosexual. Fue la compasión que le inspiraron casos de jóvenes incapaces de aceptar su orientación sexual y que acababan suicidándose. También lo movió el sonado juicio y convicción de Oscar Wilde. El ver que un escritor admirado y respetado era encerrado como vulgar criminal y condenado a trabajos forzados,  despertó en el Profesor Hirschfeld la urgencia de inculcar en la población heterosexual tolerancia y comprensión por gente catalogada como “degenerados”.  

Para eso fundó en 1919, el Instituto para el Estudio de la Sexualidad. Aunque la institución iba encaminada al estudio de toda actividad sexual fuesen relaciones matrimoniales, aborto,  anticonceptivos, o “desviaciones” de las normas heterosexuales, el énfasis principal era en homosexuales y transgéneros.  El Instituto poseía una biblioteca de cuantiosos volúmenes sobre sexología y un museo al cual muchas escuelas llevaban a sus alumnos como paseo de estudios. A Hirschfeld se le llegó a apodar el “Einstein del Sexo”.

                                                        El Instituto

Para Hirschfeld,  la homosexualidad no era ni enfermedad ni vicio. En su exploración de las raíces de determinadas orientaciones sexuales llegó a la conclusión de que se trataba de una deficiencia hormonal. Este peligroso y errado diagnostico fue aceptado por la medicina nazi provocando experimentos monstruosos en que los pacientes gays recibían exageradas,  y a menudo letales,  inyecciones de testosterona.

Otra peculiaridad de las ideas de Hirschfeld es que creía que todo homosexual era afeminado. Esto chocaría con las ideas de grandes organizaciones pro derechos gays de la Alemania de Weimar como la Liga de Derechos Humanos y La Sociedad de Amistad Germana que promovían una imagen “masculina “ del homosexual y exigían que sus miembros no solo evitasen el travestismo, sino también cualquier actitud que pareciese afeminada.

Para Hirschfeld, la homosexualidad era una minusvalía , algo que el individuo no podía controlar ni evitar. A esa orientación él llamaba ya “tercer sexo”. Obvio que hoy muchas de sus ideas son risibles o repudiables, pero sus estudios sentaron las primeras bases para otros más elaborados.



Después de haber servido como médico militar en La Gran Guerra, Hirschfeld volvió a Berlín y siguió su campaña para sacar el Párrafo 175 del código penal alemán. En este párrafo se establecía que era un crimen penado por la ley tener relaciones sexuales entre varones. Por relaciones sexuales se entendía sexo anal y oral, la masturbación mutua no era un delito. Durante la República de Weimar hubo pocos arrestos y menos convicciones de homosexuales que en periodos anteriores. Eso se debió a que Los 20 fueron en Alemania, un paraíso de apertura y poca censura en lo que se refiere a cultura y costumbres.

Aun así, había muchos grupos derechistas y conservadoresno solo los nazis que se oponían a este estado de cosas. En 1920, tras una charla, el Profesor Hirschfeld,  recibió una paliza por parte de uno de esos grupos. Fue rescatado por Karl Giese, un joven ario que se convertiría en su amante, y que junto con Recha Tobias,  hermana del profesor, ayudaría a Hirschfeld a manejar el instituto.



Es interesante que el docudrama no habla de la vida privada del sexólogo, tal vez por falta de espacio y tiempo o porque noto que en Alemania el tema, cuando va asociado con grandes personalidades, todavía es casi tabú. ¿Será por eso por lo que yo no sabía que Hirschfeld era gay?

Algo que descubrí con el docudrama es que entre las muchas empresas del Instituto de Magnus Hirschfeld fue su incursión en lo que hoy conocemos el universo trans. Fascinado por el crossdressing,  Hirschfeld inventaría el término ‘travesti”. Conmovido ante el drama de mujeres atrapadas en cuerpos masculinos,  ofreció una oportunidad de corregir ese error de la naturaleza practicando las primeras cirugías de cambio de género, tres de ellas fueron exitosas. Sus pacientes serían Dorothea Richter, Toni Ebel y Charlotte Scharlaque.

                                       Toni Ebel, Charlotte Charlaque y Dorothea Richter

De Como Hugo se Convirtió en Toni

El docudrama nos cuenta la historia de dos de estas singulares pacientes. Hugo Ebel nace varón, pero desde joven descubre su homosexualidad. En la represiva atmosfera de la Alemania Imperial, intenta vivir de acuerdo con el sexo que la naturaleza le ha asignado: se casa, tiene un hijo y sirve como soldado en La Gran Guerra.

Después de la muerte de su esposa, Hugo se libera, adopta el vestuario femenino y frecuenta El Dorado bajo la personalidad de “Toni Ebel”. Es ahí donde conoce a Charlotte Charlaque.  La que antes se llamaba Kurt Scharlach , americana y judía, ha venido a Berlín a vivir como mujer. Toni y Charlotte inician una amistad romántica que continua aun después que el Profesor Hirschfeld en el quirófano las convierta en hembras.

He aquí mi sorpresa. Siempre pensé que un transgénero es un hombre que se siente mujer porque le gustan los hombres, y aquí tenemos dos señores que arriesgan sus vidas para ser señoras y terminan siendo lesbianas. Seria bufo si no fuese que nada es chistoso en la Alemania de Hitler.  Charlotte y Toni se aman tanto que la última se convierte al judaísmo. Me conmueve que Charlotte-trans (la operación de cambio de sexo es permitida , en ciertos casos, por la ley judía) sea tan devota que su pareja quiera compartir su religión.



El docudrama nos muestra El Dorado como un punto de referencia, pero en los 20, la cultura gay y la lésbica tenían muchas vías de expresión. Había clubes, organizaciones y revistas (pornográficas y otras no tanto) dirigidas a diferentes grupos de lo que hoy denominamos “gente queer”.  Se hicieron filmes sobre ellos, siendo el primero uno llamado Diferente a los demás, protagonizado por el actor de moda, Conrad Veidt, y en el que Magnus Hirschfeld debutó como actor.

Ernst Rohm, el Amigo de Hitler

Esta aceptación de otros estilos de vida, aunada a un desenfreno sexual y amplio uso de drogas entre los jóvenes,  aterrorizaba a los miembros de clases conservadoras que veían una destrucción de los valores familiares y religiosos en los que ellos creían. Eso los haría más proclives a apoyar a los nazis. La ironía es que había homosexuales entre los miembros de ese partido. El principal era el segundo hombre fuerte del nazismo, el jefe de las S.A, el único alemán con derecho a tutear a Adolf Hitler. El Capitán Ernst Rohm

En Rohm encontramos un individuo que rompe con todos los estereotipos asociados, incluso por científicos, con el homosexual.  Militar de carrera, condecorado héroe de guerra era un consumado espadachín, tirador, boxeador, osado, y aventurero. Nacido para liderar, camisa vieja del Partido Nazi, muy admirado por Hitler, Rohm había creado el grupo paramilitar más grande y eficaz del nazismo, las S.A. Rohm era un hombre de extrema derecha,  fanático antisemita y anticomunista, para quien alguien como Magnus Hirschfeld, judío y social demócrata,  era anatema.



Sin embargo, los socialdemócratas tampoco apoyaban las peticiones de Hirschfeld. Mucha libertad sexual, pero en la Alemania de Weimar,  que duró casi quince años,  nunca se derogó el Párrafo 175 y eso que Hirschfeld hizo una solicitud pública firmada por las grandes mentes germanas: Einstein, Rilke, Los Hermanos Mann y el filósofo Martin Buber entre otros.

Entretanto, Rohm tenía problemas con los nazis. Él era un hombre de acción y veía que “Addie”,  como llamaba al Fuhrer,  se estaba inclinando por un partido de abogados y no de soldados combatientes. Abandonó el liderazgo de las S.A. y se fue a La Paz a adiestrar al ejército boliviano. Las S.A., ahora bajo el cargo de Walter Stennes,  se volvieron un grupo de matones desordenados. Hitler mandó a llamar a Rohm.

Cuando Stennes se quejó que Rohm era gay y que las S.A eran un nido de homosexuales, Hitler le dijo que no fuera chismoso, después de todo las S.A. “no son un internado de señoritas’. La actitud del Fuhrer era hacer la vista gordo con su admirador Rohm, de quien diría “mientras sea discreto, no me meto en su vida privada”.

                                        Hanno Koffler como Walter Stennes en Babylon Berlin

El problema es que Rohm había vuelto muy arrogante de Sudamérica y ya no ocultaba sus inclinaciones. Durante su estadía en Bolivia había mantenido correspondencia con el Dr. Heimoth un médico homosexual. En esas cartas no solo hablaba cándidamente de su afición por los hombres y de su aversión por las mujeres, además, compartía con su corresponsal un deseo de normalizar las relaciones gay a nivel legal.  Como Magnus Hirschfeld y muchos otros alemanes, Rohm pretendía abolir el Párrafo 175.

Esas cartas cayeron en manos de fuerzas de izquierda (léase los social demócratas y los comunistas) que las usaron para vilificar al jefe de las S.A. Parece irónico , ¿no? Que las mismas corrientes que deberían proteger los derechos de los gay usasen la homosexualidad de Rohm como un rasgo perverso y degenerado. A mí no me sorprende.  A diario, veo a wokistas que,  en su afán de cancelar a alguien,  atropellan sus propias máximas. Aun así, no les resultó el plan. 

El público temía tanto a los comunistas que apoyaba los nazis aun cuando estos no practicaban lo que predicaban. Sin embargo, dentro del mismo partido se alzaría un enemigo peor para Rohm, pero de eso hablaré luego de que me falta todavía comentar sobre un personaje importantísimo en este retrato de la cultura gay de Weimar.



Sexo y Tenis

En 1931, el Barón Gottfried von Cramm era ya un famoso tenista y uno de los hombres más guapos y distinguidos del país. De noble cuna, provenía de una antigua familia que poseía el raro don de ser de ideas avanzadas y de mente abierta.  Una de las mentiras sensacionalistas del docudrama es decir que el castillo de Los von Cramm, era una “Babilonia” de desenfreno.

He buscado información en fuentes en inglés y en alemán y no he encontrado nada que coincida con esa descripción. A diferencia de la mayoría de la nobleza alemana, Los von Cramm eran progresistas, abiertos a nuevas ideas políticas y culturales. Criaron a sus hijos en un marco liberal permitiéndoles todo tipo de lecturas y compartiendo con ellos debates y discusiones que les ayudasen a formar opiniones propias. No creo que eso merezca un calificativo de “Babilonia”.

Gottfried no fue enviado a una escuela militar ni a un internado. Fue educado en casa y alternó su crecimiento intelectual con la práctica de deportes. A los diez años ya sabía que sería tenista profesional. En 1928, acabados sus estudios, von Cramm partió a Berlín a estudiar Leyes, pero también para entrar en el tenis profesional. Un año más tarde estaba considerado entre los diez mejores de Alemania.



En 1930 retornó a su castillo, pero para casarse. Desde su infancia,  Gottfried había sido muy unido a su vecinita la Baronesa Lisa von Dobenek. Como de costumbre,  sus padres aprobaron las acciones de su hijo, a pesar de contar él solo veinte añosun año más que su esposay ser ella nieta de un banquero judío.

La serie quiere hacernos creer que Gottfried y Lisa se dedicaron a repasar la vida nocturna de Berlín lo que conllevaba una exploración de su propia sexualidad. Por el contrario, von Cramm invertía todo su tiempo en entrenamientos deportivos y prácticas. Sus amigos decían que no era de hábitos nocturnos. El documental habla también de un matrimonio abierto, Sabemos que Lisa tuvo relaciones adulteras en su luna de miel, y en el documental hablan de que, tras un par de noches en El Dorado, la Baronesa comenzó a explorar su lado lésbico.

Mi percepción es que Lisa siempre conoció los gustos sexuales de su marido, que creyó que el amor platónico que los unía sería suficiente, pero tras experimentar un fracaso en sus relaciones íntimas, optó por darle su espacio y buscar consuelo en otros brazos. Es posible que Los von Cramm hayan gravitado hacia El Dorado en busca de placer, pero también puede que hayan ido porque era un sitio muy famoso en Berlín y aun los heterosexuales iban a presenciar el show.



Es en El Dorado donde conocen a Manasse (a veces llamado Manfred) Herbst.  A diferencia de muchos de sus biógrafos, siempre he creído en la homosexualidad o bisexualidad del Barón. Lo que no me cuadra es el relato efectista del documental (ahí se nota la influencia Netflix).El docudrama nos dice que Mannase era lo opuesto a von Cramm. Lo describe como una especie de gigolo, un judío pobretón y extranjero.

          

                                                    Eren Guvercin como Manasse Herbst

Si bien es cierto que Mannase había nacido en lo que entonces era el Imperio Austrohúngaro, su familia llevaba años asentada en Alemania, a sus diecisiete años era ya un reconocido actor de tetro y cine, y tenía algún dinero que más tarde encargaría a su amante. Lo que es cierto es que Gottfried y el actor iniciaron un tórrido romance. No hay ninguna prueba (y la Gestapo investigó esta relación) de que con Lisa hayan formado un menage a trois, pero la relación continuó hasta después de la llegada de Hitler al poder.

En la próxima entrada, cubriré el impacto del nazismo en la cultura gay de Weimar, yendo más allá de la superficial visión del docudrama, y veremos como afectó a nuestros tres personajes y a otros vinculados con ellos.

 

lunes, 28 de agosto de 2023

Soporífera Tercera Temporada de Warrior: Pudieron habérsela guardado

 


Tres años de espera tienen a veces un efecto negativo tanto en una serie como en su público.  Eso ha ocurrido con la frustrante Temporada 3 de Warrior. Aunque dirigida a los amigos del cine de artes marciales, su trama es demasiado profunda para satisfacer a otro teleaudiencia (en la que me cuento) a la que no le basta ver en cada capítulo a Leary o a Ah Sahm apaleando a alguien.

Por dos temporadas hemos gozado con la dinámica creada por la amistad de Ah Sahm y el joven Jun, pero esa relación se fracturó con la confesión de la ladina Mai Ling. Ahora Joven Jun está desorientado ante la traición del que creía su mejor amigo. Comienza a desconfiar de todos (hasta de Chao) alcanzando el punto de la paranoia. Por razones egoístas , Ah Sahm obligó a su amigo a ocupar un puesto para el que no estaba preparado y esto va a terminar mal. Como dijo Kong a Mai Ling “mejor esperar a que el Hop Wei se desangre solo”.

A Mai Ling le conviene la destrucción del Hop Wei, no a nosotros y estar esperando a que llegue el inevitable enfrentamiento entre Joven Jun y su traidor amigo aleja interés por las nuevas subtramas como el romance entre Hong y el cantante o la nueva novia de Ah Sahm. ¿Como vamos a invertir emocionalmente en un individuo que cambia de pareja en cada temporada y las descarta sin siquiera recordarlas?  Ni una palabra sobre Vega, ni un momento perdido en recordar a Penny sepultada en un manicomio.



Una vez,  Ah Toy dijo que en su lucha fraternal Ah Sahm y Mai Ling destruirían Chinatown. Lo cierto es que ambos tienen un ego gigantesco y son muy egoístas. En el caso de Mai Ling podemos hablar de trauma y de haber sido presa de traiciones lo que la lleva a ser desconfiada. Ah Sahm,  en cambio,  es solo un ejemplo de inmadurez que más allá de patadas no consigue ganar en nada. Algo que también me deprime es como todos pierden, todas las empresas en que Ah Sahm ha metido al Tong y a su amigo se han malogrado. Primero lo del opio, ahora lo del dinero falso. No quiero ser dura con Ah Sahm , pero va camino a ser un fiasco. Es como le dijo Padre Ju, un caos total.

Pero todos van por ese sendero, incluso Nellie Davenport y quiero comenzar con ella. Quieren hacernos creer que es otra blanca arrogante (o mujer arrogante si pensamos en Mai Ling) que por tener dinero puede enfrentarse al retorcido patriarcado, pero termina perdiéndolo todo incluso a su amante. Nellie pasa a ser otra loser en una historia de mujeres y hombres fracasados.

Sin embargo, aquí tengo que reclamar.  Lo que han hecho es caer en el podrido truco del personaje de color victima (mi pobre Joven Yun apaleado por un polizonte psicópata) y de la mujer (de cualquier color) como mártir eterna. Eso no le hace bien a nadie y falsea la historia.



Como Warrior me encanta, le he perdonado sus licencias que comienzan con el vestuario. Desde el uniforme de los Hop Wei que son como cruce de mafiosos e integrantes de bandas New Wave que nada parece ser un desfile de moda 1873,  hasta  las extravagancias que usa Ah Toy, vamos de anacronismo en anacronismo. Se entiende que adelanten los disturbios de 1877, que los pongan en 1874 y que posterguen la creación del Workingman’s Party hasta después de la masacre. Entiendo que hayan combinado un romance entre Ah Toy y Nellie Davenport, a pesar de que ambas vivieron en épocas diferentes y que históricamente no eran lesbianas, pero destruir su obra y personalidad es un desperdicio total y una ofensa a todos los que cayeron y todos los que lograron surgir.

  Los Hop Weri precen backup singers de Blondie

Nellie Davenport está basada en una misionera neozelandesa que a fines del Siglo XIX operó en San Francisco una red de rescate de niñas prostitutas traídas del Lejano Oriente. Donaldina Cameron nunca tuvo poder ni dinero. Trabajó siempre bajo la egida (y con fondos escasos) de su iglesia. Sus niñas ingresaban en talleres de costura (no viñedos como los de Nellie Davenport) y el mayor enemigo de Donaldina no fue el establishment blanco, sino los Tongs que eran quienes se beneficiaban de las prostitutas que secuestraban en la China. Ellos fueron quienes apodaron a la neozelandesa “La Diabla Blanca”. Como ven es un personaje muy diferente de Davenport,  no se le conocieron amantes de ningún sexo, era muy religiosa y tal vez su única falla era exigir que sus rescatadas se convirtiesen al cristianismo.



Ah Toy fue una viuda que recién llegada de China encontró que el único empleo disponible era la prostitución. Con el tiempo puso su famoso burdel y se hizo famosa. Su especialidad era atender gustos exóticos (léase traer niñitas de once años para su clientela) de blancos y chinos que podían pagarlos. Así que el cuento de la protectora de las prostitutas es un invento de la serie tal como el buen trato de las pupilas, puesto que en la vida real una de ellas se atrevió a demandar a la Madame por haberla golpeado.

Como ocurriera con Donaldina Cameron, los mayores dolores de cabeza de Ah Toy no se los daban los blancos sino los Tong que no soportaban tener a una mujer de rival en el negocio de los lupanares. Para protegerse,  Ah Toy hizo algo más que la de la serie que mete billetes en el bolsillo de un policía, ella se metió en la cama de John C. Marshall, inspector de burdeles. De esa manera, pudo mantener a su negocio lejos de las zarpas de los codiciosos Tongs.

Ah Toy supo utilizar las leyes de los blancos para defenderse. Muchas veces se representó a sí misma en la corte y ganó en varias ocasiones, pero para 1850,  dándose cuenta de que el racismo era fuerte en California,  regresó a la China. No duró mucho por allá. En 1857 estaba de regreso en San Francisco. Intentó poner otro burdel, pero no necesitaba de esos dolores de cabeza. Se retiró a San José, donde se cree se casó con un chino millonario. El hecho es que ella era millonaria por derecho propio. Incluso al enviudar, puso un próspero negocio de venta de mariscos. Murió en 1928 apenas unos días antes de cumplir 100 años.

                               La verdadera Ah Toy

Como ven la verdadera Ah Toy no era bisexual,  no era una espadachina vengadora ni rescatista de prostitutas, ni siquiera operó en los 1870s. Me encanta el personaje de Olivia Cheng, pero hubiese preferido que le pusiesen otro nombre. No el de una mujer que encontró enemigos en su comunidad y aliados entre los caucásicos.

Lo mismo puede decirse de Donaldina Cameron, a quien nunca apoyó ninguna Madame. Su auxiliar era Tye Lung una chica a la que rescató.  Tye fue la primera mujer china en votar en America y la primera en pasar un examen para trabajar en una oficina de; gobierno. Trabajando en la Aduana de San Francisco, Tye conoció a su futuro marido, el Inspector Charles Frederick Schulze. Como una persona del Lejano Oriente no podía casarse con un caucásico en California, la pareja tuvo que irse al estado de Washington para contraer matrimonio. El gobierno despidió a Shulze por su osadía, pero la pareja sobrevivió y logro conseguir tranquilidad y estabilidad.

                                        Tye Schulze

¿Por qué mejor no contar este tipo de cuento que mostrarnos a una pila de losers  (y no todos chinos) que solo pueden sobrevivir a punta del crimen?  En un episodio vimos que hasta Mail Ling pasó la noche desnuda en una celda y que el Joven Jun estuvo a un paso de ser deportado a la China, pero a los blancos tampoco les va muy bien.  

Tal vez el problema este en la época escogida. Mi investigación sobre la historia de los chinos en San Francisco ha arrojado un triste resultado. Con pocas excepciones, la comunidad solo logró levantarse a comienzos del siglo XX y gracias al  famoso Boicot de productos chinos de 1905. Ante el desastre económico que representó para Estados Unidos el que en el Celeste Imperio se negaban a comprar sus productos los hizo recapacitar sobre la necesidad de cambiar sus leyes concernientes a la población sino-americana. A lo mejor hubiese sido más interesante situar Warrior en ese entonces

En cambio, nos queda una historia de fracasos y de incertidumbre, donde la amistad, el amor y hasta “la hermandad gay” que cree haber encontrado Hong,  son solo fantasías puesto que la desconfianza las destruye. La Temporada Tres ha sido una desilusión, una degradación de personajes y una traición a la promesa inicial de la serie. Podrían habérsela guardado.

Contenido Violento y Gory: …Es Warrior

Contenido Sexual y Desnudos. Nueva pareja de cama de Ah Sahm, menos desnudos excepto una escena semi grafica de sexo gay ente Hong y su nuevo novio, un cantante de cabaret

Contenido Feminista: Lo siento, pero esta serie gusta de maltratar a las mujeres llegando a un punto que supera de las excusas de  “únicamente una mujer con espada es empoderada” o “hay que mostrar cómo era el abuso de la mujer en ese entonces”. No, no hay poder en una mujer con espada que luego es estrangulada con un látigo y arrastrada por el suelo. No hay poder en mujeres con espadas ante hombres armados con rifles,  y las armas no apagan incendios.

                                                   Ah Toy derrotada

Ya sabemos que las mujeres,  y no solo las de color son sometidas por los caprichos de los hombres ¿pero también deben traicionarse entre ellas? . Xiaojing fue destruida por la combinación del egoísmo del hermano y la brutalidad del marido. Ahora una amiga celosa la hace arrestar acusándola de ejercer la prostitución. En el mismo episodio, Ah Toy abandona a Nellie y esta es despojada de todo, de sus viñedos, de su poder, de su empresa.

Para colmo en el mismo episodio Yan Mi vocifera en contra de Ah Sahm y su vida criminal sin reparar que ha sido opción de ella traicionar el sueño de su padre de alejarla de a brutalidad de China que en suelo americano repercute en el poder de los Tongs. Acaba en la cama de Ah Sahm y ya sabemos que eso es como mal de ojo, todas las mujeres que han pasado por la cama de nuestro héroe (incluso Ah Toy) la han pasado mal.



Sin embargo, hay una mujer a la que le va bien . Se trata de Isabel Archer,  novia,  cómplice y consejera del repelente Walter Buckley. Cabe preguntarse por qué la mujer del villano es la única con poder en este cuento. ¿Será porque no es China como Ah Toy y Mai Ling?  ¿O por no ser bien intencionada e ingenua como Penélope Blake o Nellie Davenport? ¿O tal vez porque se ha arrimado a un caballo ganador?



Factor Diversidad: ¡Hong consiguió novio! Si, inicia romance con un cantante de cabaret chino que lo lleva a conocer un submundo gay de San Francisco. En términos de diversidad racial, volvemos a ver a Jacques o Jack, el vendedor de drogas y líder de una mafia afroamericana. Ahora sabemos qué hace negocios con Chao y que es dueño y cuñado de Jessie , la mujer de Lee, y,  sin spoilers, pero es de temer y afecta negativamente muchas vidas

miércoles, 23 de agosto de 2023

A 50 Años de El Padrino: Una oferta que no se puede rehusar

 

 


Que la Paramount fuese a hacer una miniserie sobre cómo se hizo The Godfather sonaba autorreferente y aburrida. Pero a medida que me adentraba en la génesis de la mejor película hecha en Estados Unidos,  y me enteraba de detalles insospechados tales como el rol de la mafia en su filmación, me enganchaba más con The Offer que,  tal como la novela de Mario Puzo,  mezcla temas universales con el Sueño Americano.

Llevaba dos episodios bien tragaditos bien satisfecha, cuando encontré este artículo de Peter Bart que me dejó patitiesa. ¿Entonces toda la serie era una gigantesca mentira? Por suerte mi instrucción de bibliotecóloga y crítica literaria me llevó a investigar. Si encuentro una falsedad en un artículo ya me hace sospechar sobre su veracidad. Aquí fue la identificación de Joe Colombo como un corredor de propiedades. Hasta yo sé que era un Capo di Mafia.

Otra cosa que Bart dice que es mentira es que Robert Evans y su familia fueron amenazados con violencia si continuaba la filmación. Asegura que tanto Bob como Ali McGraw se lo negaron en la cara. ¿Entonces cómo explica que en sus memorias Evans recuerde esas llamadas? ¿O que Ali le dijo en entrevista a Mark Seal que, aunque no escuchó la llamada sabía que ella y su hijo estaban en peligro?



También me molestó que Bart (tan simpático en la miniserie)  hable de como los mafiosos abrazaron el proyecto de la Paramount. Efectivamente, perotal como muestra la serie fue después que Al Ruddy se sentase con Colombo a dialogar. Ruddy le vendió El Padrino, al Capo no solo como una visión semi positiva del crimen organizado, sino también como un homenaje a la comunidad italoamericana.

Sé que a muchos les disgusta The Godfather por considerarlo un filme de gangsters donde violencia y crimen organizados son vistos con cierto glamur. Un momento mágico de la serie es cuando Coppola le explica a Evans que El Padrino es una metafora de como el Sueño Americano puede ser tan obtaculizado por el capitalismo que solo las vías de la ilegalidad quedan abiertas para el inmigrante.



Bob Evans el Wunderkind de la Paramount

Lo que descubrí en mi investigación fueron varios postulados auténticos que son las bases de The Offer:

a) En 1969, Robert Evans era el Niño Maravilla de la Paramount.

b) En 1965, Mario Puzo estaba hasta la nariz de deudas de juego y eso lo empujó a escribir un libro sobre una familia italiana y sus vinculaciones con la mafia.

c) Existía en la comunidad italoamericana un desprecio por filmes de gánsteres que culpaban de ser un motivo para que la comunidad WASP discriminase en contra de sus miembros.

d) Una vez que Frank Sinatra leyó el libro y notó las similitudes con su vida personal,  montó en colera y montó una campaña para evitar que el bestseller de Puzo llegase a la pantalla.

Con estos cuatro factores, The Offer ya ofrece pruebas suficientes para creernos que (con necesarias licencias) estos fueron los hechos. Son los recuerdos tanto de Puzo, Francis Ford Coppola, Evans y Al Ruddy. Cierto que son un cuarteto de fabulistas (como corresponde a representantes de etnias de narradores de cuentos),  pero como dice el dicho italiano Si non e vero y ben trovato.



Comencemos,  como la serie,  con verdades.  Cuando Bob Evans llegó a la Paramount no solo traía conexiones de un ex actor , también una pequeña fortuna que quería invertir en proyectos soñados y un modo agresivo de producir que nacía de ser hijo de privilegio (se había criado en un hogar afluente del Upper West Side neoyorquino),  pero muy cercano a la experiencia del inmigrante que debe luchar contra prejuicios. Eso se notaba hasta en el cambio de apellido. ¡Yo ni sabía que Bob Evans era judío!



Para 1969,  el año en que Puzo publicó El Padrino, Evans había llegado a ser el mandamás de la Paramount, elevándola al estudio más cotizado de Hollywood. Eso gracias a su visión que lo había llevado a producir blockbusteres como Descalzos en el parque, La pareja dispareja y Rosemary’s Baby. Cuando inicia la serie, Evans está intentando convencer a los representantes de la Gulf&Western ( el consorcio dueño de la Paramount)  de que un romance en que la heroína muere de leucemia no va a ser un fracaso de taquilla. Obviamente Love Story no lo fue y ese episodio sirve para mostrarnos el romance de Evans con Ali Mc Graw que se convertiría en su tercera esposa y madre de su único hijo.



De Hogan’s Heroes a The Godfather

Es por ese entonces que Evans conoce a Al Ruddy, tan visionario y tan receptáculo de Chutzpah como el productor. Ruddy ha abandonado un buen pagado empleo como programador de computadoras en RAND para incursionar en la producción de series de televisión. Su salto a la fama fue venderles a la CBS uno de los proyectos más controversiales en contenido de la televisión de Los 60.

Voy a detenerme a describir Hogan’s Heroes porque ejemplariza la visión audaz de Ruddy y porque tiene paralelos con el modo en que tratará el desarrollo de El Padrino. A pesar de que en 1965 todavía el Holocausto no era tema de sobremesa y que desde Los 50, Hollywood buscaba encontrarles un rostro humano a los habitantes de la Alemania nazi, la idea de crear una sitcom sobre los quehaceres de prisioneros de guerra en un Stalag aun hoy se ve como de mal gusto.

Ruddy no solo convenció a los ejecutivos del CBS de comprar su libreto, además evitó con un par de estrategias cualquier protesta del público estadounidense. La primera fue crear una historia totalmente escapista e inverosímil. El Coronel Hogan y sus hombres se fugan cada noche del campo para cumplir con misiones de sabotaje y espionaje sin que nadie se entere. La razón es que los alemanes a cargo del campo son retratados como poseedores de una estupidez caricaturesca.



El segundo paso fue dejar los roles de los nazis en manos de actores judíos. Werner Kemplener, quien ganaría dos Emmy como el Comandante Klink, había huido de Alemania en 1933 y exigió,  para poder interpretar a su personaje,  que este jamás presentara rasgos positivos. El intérprete del corrupto y jocoso soldado Schultz,  que a punta de sobornos hace de la vista gorda a los manejos del equipo de Hogan,  había perdido parientes en Treblinka.

Ruddy hizo la serie más diversa dándole el rol de Le Beau, el cocinero del equipo de Hogan, a Robert Clary , sobreviviente de Auschwitz. También incluyo a un afroamericano entre los “héroes”, algo poco común en las series de ese entonces. Si el proyecto estaba hecho por judíos y actuado por sobrevivientes del Holocausto, no había lugar para quejas. Los Hombres de Hogan tendría seis temporadas, y en su primer año estaría entre las más vistas en la Unión Americana. En ciertos aspectos, Ruddy reutilizaría esas estrategias para resolver los muchos problemas que vendrían con la producción de The Godfather.



En 1970, Bob Evans le encarga a Ruddy la producción de la novela de Mario Puzo.  Se trata de un proyecto irrealizable porque no tienen los fondos necesarios. Aun así, Ruddy visita a Los Puzo en Nueva York y vuelve a California con Mario que quiere ser el guionista, pero se la pasa más flotando en la piscina y tragando pizza.

Peter Bart le aconseja a Ruddy buscarse un libretista profesional y lo contacta con Francis Ford Coppola. Para sorpresa de todos, Puzo y Coppola, aunque corresponden a diferentes espectros de la experiencia italoamericana, hacen excelente mancuerna y empiezan a escribir una obra de arte.



Los problemas comienzan a aflorar. El primero es el financiamiento de la película. Todos esos proyectos imposibles y risibles de la Gulf & Western de trasladar la filmación a Kansas City y de situar la trama en un marco contemporáneo para convertir a Michael Corleone en un veterano de Vietnam son ciertos. Bob Evans tuvo que sacar las garras para que la novela llegara semi completa a la pantalla. De hecho, en la vida real fue quien exigió que la alargaran.

Sinatra y la Mafia

Frank Sinatra era otro problema. Seguro de que Johnny Fontane estaba inspirado en su vida personal (Mario Puzo lo negó hasta su muerte),  Francis Albert estaba empeñado en impedir que el personaje llegase a la pantalla. El episodio del enfrentamiento entre el cantante y Puzo en un restaurante angelino es verdadero. La única diferencia es que el escritor no amenazó con clavar un tenedor en los famosos Ol’Blue Eyes.

Sinatra comenzó una campaña en contra del filme apenas se supo que la Paramount había comprado los derechos del libro. Se dice que Vic Damone rechazó el rol de Johnny Fontane por respeto al Chairman of the Board, pero nunca dijo haber sido amedrentado por Sinatra ni (esta escena de la serie es falsa)anunció su rechazo públicamente durante un espectáculo en Las Vegas.



¿Si Frankie andaba ofreciendo sus famosos mamporros a quien se atreviera a parodiarlo en el filme, como es que Al Martino si aceptó el papel? El rumor es que Martino tenia, como su personaje, un padrino poderoso y hasta ahí llegaba el poder de Sinatra. Esa llamada insolente a Colombo nunca tuvo lugar. Francis Albert le debía mucho a la Cosa Nostra, y por eso les debía respeto.

Hora es de hablar de como el crimen organizado es retratado en la serie. Tenemos dos arcos: el auge de Joe Colombo en la mafia y su rol en la filmación de El Padrino. Lo primero es ciertamente verídico. No solo lo vemos antes de ser parte del consejo de La Cinco Familias y luego dentro de este, siempre sintiendo que por ser “el nuevo “pisa arena movediza. Fascinante es también su lucha contra Gallo, un matón peligroso que se la tiene jurada al Clan Colombo y al que hay que neutralizar.



En cuanto a la vinculación de Joe Colombo con la antipatía italoamericana por El padrino, si bien es cierto que fundó La Liga de Derechos Civiles de los Italoamericanos, no fue debido a la novela de Puzo. Es cierto su cuestionamiento de “Los judíos tiene al JDL, los negros tienen al NAAPC,  pero ¿quién nos defiende a los italianos?” . De hecho, La Liga había tenido un precedente ya que desde los días de la serie televisiva de Los Intocables existía una incomodidad en la comunidad italoamericana sobre esa asociación con el mundo criminal y como se les retrataba en cine y televisión.



Que la Mafia hizo una advertencia violenta a Al Ruddy también es cierto. Fue Bettye McCartt,  quien había pedido prestado el carro del patrón,  la que despertó con el ruido de tiros y vidrios rotos. Cuando fue a revisar el automóvil se encontró con una nota advirtiendo a Ruddy que cesara la filmación de El Padrino. Lo que no es cierto es que haya sido Mickey Cohen el causante del atentado, puesto que, por esas fechas, el gánster estaba a la sombra.



Al Ruddy no se anduvo con recovecos. Partió hacia Nueva York,  se entrevistó con Colombo y lo convenció tal como muestra la serie.  La palabra “mafia” se borró del guion, se redujo el personaje de Fontane a dos escenas, Ruddy accedió a contratar personal y elenco de origen italiano y permitió que alguno de los hombres de Colombo se infiltrase en el set. Con eso se consiguió que la mejor película hecha en los Estados Unido fuese también un espectáculo de lo bueno y lo malo de la comunidad italoamericana.



Como muchos filmes sobre el crimen organizado, le tomamos cariño a los mafiosos y abrazamos su estilo de vida cimentado en familia, honor y tradiciones. Los verdaderos villanos son los financistas que creen que el cine solo sirve para hacer dinero. Lo que la serie nos muestra es que El Padrino es tanto una obra de arte como una obra de amor y que todos los involucrados trataron la producción con casi veneración. Eso explica los constantes choques con Gulf& Western, pero también entre Coppola y Ruddy,  y la relación amor-odio entre Robert Evans y todo el mundo.



Hay todo un género de ficción sobre cómo se han hecho grandes filmes. Ahí tenemos a Mank (El Ciudadano Kane), White Hunter, Black Heart (La Reina Africana)  y en televisión tenemos la primera temporada de Feud (Whatever Happened to Baby Jane) y la tercera entrega de Moviola titulada The Scarlett O’Hara War que se puede encontrar completa y con subtítulos en español en YouTube. Ninguna de las mencionadas tiene la atención al detalle de The Offer.

Verdades y Mentiras de la Confección de un Clásico

Ha sido creada por Michael Tolkin (Ray Donovan) , escrita por el mismo Tolkin, Leslie Rieff  (Walker Texas Ranger) y Nikky Toscano(Revenge). Dirigida por Adam Arkin,  está basada en los recuerdos de Al Ruddy, algunos de los cuales contradicen versiones de otros testigos,  pero comparándola con el recuento de Pass the Gun, Leave the Cannoli de Mark Seal (resumido en este artículo de Vanity Fair) , hay poca discrepancia. Podemos concluir que se trata de una descripción semi fiel de la confección de un clásico entre clásicos.

Hay un salmagundi cronológico. Reiff y Tolkin mezclan eventos que ocurrieron entre 1965 y 1974 a veces poniéndolos en un mismo año. Fue antes de El Padrino que Robert Evans se enteró que iba a perder su empleo por un titular de periódico.  Es cierto que a comienzos de los 70, la Gulf& Western quería vender la Paramount porque no les generaba los ingresos deseados. Bludhorn y Evans conspiraron para que el productor llegase de improviso a una reunión ejecutiva y les pasase los videos ya filmados de The Godfather. Me gusta la versión de la serie en que Bob irrumpe en esa reunión,  donde nadie lo quiere ver,  para sacarse de la manga un discurso impromptu que detiene el proceso de ventas.



No, nadie metió un ratón muerto en la cama de Bob Evans, pero según su autobiografía recibió amenazas telefónicas de que le harían daño a su hijo si continuaba la filmación. Es cierto que él odiaba la idea de tener a Al Pacino en el filme. Es cierto que Puzo convenció con una carta personal a Marlon Brando de ser Vito Corleone, pero no que el FBI haya avistado a Ruddy en el funeral de Carmine. De hecho, Carmine fue uno de los mafiosos que Ruddy contrató para ser parte del equipo de la película. Y no sabemos si realmente Ruddy se acostó con Andrea Eastman.



Me cuesta dar una opinión objetiva de The Offer porque me he enamorado de ella. Amo el modo en que se combinan tres arcos: el de Ruddy y su equipo, el de Joe Colombo y su equipo,  y el de Bob Evans que debe ser mago, arbitro y rey de este cuento, donde es el héroe que combate los villanos capitalistas de Gulf&Western , pero que en el camino pierde su matrimonio, su norte y casi su empleo. Es Matthew Goode quien me ha impresionado con su retrato de Evans un genio egocéntrico que en un momento explica a Peter Bart como de niño en vez de ir a la sinagoga los sábados,  se escapaba al cine y que ahí encontró su religión.




Por fin he encontrado el lugar donde quería colocar a Matthew Goode ya que en veinte años de verlo no he podido tragarlo (aunque le encuentro su atractivo). El respeto con que trata al personaje de Robert Evans me convenció. También en que no lo convierta en una parodia, a pesar de que medio Hollywood solía imitar a Bob. Incluso se dice que fue la inspiración de Murmullos el villano de Dick Tracy interpretado por Dustin Hoffman. Si las premiaciones no le tuviesen asco al producto Paramount, Matthew hubiese ganado un premio por tan magistral actuación. Si hasta es excelente soltando palabrotas.



Por debajo de la actuación de Goode, pero digna de mención está Justin Chambers (el Karev de Grey’s Anatomy) como Marlon Brando. Yo creía que nunca podría Burn Gorman sacarme de la cabeza la imagen del repugnante Karl Tanner de GOT. Su Charlie Bludhorn,  que bien pudo ser un villano, alcanza dimensiones humorísticas sin caer en lo grotesco,  y casi heroicas en el modo en que, aunque dispuesto a ganar dinero sabe comprender que para lucrar hay que permitir crear antes.




Contenido Violento y Gory: La yuxtaposición del acoso de la mafia a la producción y la verdadera guerra entre Joe Colombo y Joe Gallo proporcionan lo más violento de la serie. ¿Lo más Gory?  El cadáver del ratón en la cama de Bob Evans.

Contenido Sexual y Desnudos: Hay escenas de cama de Ruddy y François, pero no hay desnudos.

Contenido Feminista: Tengo muy presente que, hasta este siglo,  las producciones de Hollywood fueron el refugio de machos hemingweyanos,  no un sitio donde el trabajo de la mujer fuese apreciado o deseado. No me molesta que en The Offer no haya muchos roles femeninos o como que el más importante sea asignado a Betty McCartt (Juno Temple) , secretaria de Ruddy. Es a Bettye a la que se le permite hablar fuerte,  dominar la situación y abofetear a Ruddy cuando este cae en la autocompasión,  y será ella (obvio que esto no pasó en la vida real) quien vaya a dialogar de tú a tú con el Padrino Joe Colombo.



Aun así, Bettye es vista través del lente masculino. Cuando le pregunta a Andrea Eastman porque siempre usa falda, la encargada de casting debe reconocer que sus piernas hablan más que su trabajo. Luego vemos a Bettye más en minifalda que en pantalones. Cuando Bettye habla por primera vez (por teléfono) con Charlie Bludhorn,  este le pregunta si tiene piernas largas. Sabemos poco de la vida privada de Bettye, aparte que es divorciada. Su vida parece girar en torno a su trabajo. Ni siquiera nos cuentan que tenía dos hijos que vivían con ella.



Más triste aun es el rol asignado a las otras dos mujeres importantes en The Offer. Ni Françoise Glazer (Nora Arnezeder) ni Ali Mc Graw (Meredith Garretson )trascienden estereotipos de mujeres trofeo. Ali no pasa de ser una anécdota hasta que su infidelidad destroza a Robert Evans y pone en peligro la filmación de The Godfather. El caso de Françoise es más triste. Como con Bettye tampoco mencionan que tiene dos hijos, ni que ya es Mrs. Ruddy para la época en que Al comienza la filmación de la película o que colaboró con su marido en el paso a paso de la manufacturación de El Padrino.



Al comienzo muestran a François como astuta mujer de negocios, dueña del famoso restaurante angelino “The Chateau” y llena de útiles contactos. De pronto la convierten en una bimbo entrometida que quiere trabajar con su marido en la filmación. Ni Evans, ni Bettye, ni el mismo Ruddy están contentos.  ¿Por qué? ¿Acaso no conocen parejas que han escrito novelas juntos o fundado empresas juntos? Desde ese momento Françoise desaparece y nadie parece recordarla. Solo al final cuando Evans lloriquea por el abandono de Ali, es que Al masculla algo sobre como perdió a Françoise a la que tanto amaba.

Lo cierto es que Los Ruddy se divorciaron en el 1974. El motivo, aparte de la falta de honestidad de Al, fue que no quiso colaborar con su mujer en una adaptación de una novela de Anais Nin. A diferencia de la serie, el proyecto era idea de Françoise. Un detalle es que nos dicen que Françoise descubrió el guion de The Longest Yard. El capítulo final es todo sobre la pasión de Ruddy por este nuevo proyecto, pero ni una palabra sobre la esposa que lo inspiró a trabajar en él. ¿Tanta rabia le tiene Ruddy que,  aun después de muerta,  tiene que disminuirla?



El caso Ali McGraw es más enigmático. Meredith Garretson aparece en el primer episodio azotando al mundo con sus largos cabellos cuando Evans la presenta a Arthur Hiller que no quiere trabajar con “la chica del productor”. Françoise también es calificada de Girl Friend de Ruddy. En realidad, ambas eran esposas. Gracias a la auto-biopia de Evans descubrí que Ali poseía los derechos de Love Story, que, aunque comprometida con otro tuvo que aguantarse los galanteos del productor. Finalmente cayó en su cama después de un ataque de ira que le dio cuando supo que Robert Evans había contratado a Hiller sin su permiso. La serie nos lo presenta al revés, como que el director es quien no está convencido que Ali dará la talla. En realidad, a quien no quería Hiller era a Ryan O’Neal.



Aunque adoro como Matthew Goode retrata a un hombre que sufre tanto por su vanidad herida como por la pérdida de la mujer que ama, si le creemos a su autobiografía no fue así. Evans dice que fue en París,  en 1972,  que descubrió que su mujer y Steve McQueen eran amantes y que poco después se divorciaron. Aunque reconoce que Ali fue el amor de su vida, no hay mención ni de haber descuidado su proyecto de El Padrino ni de haber caído en las drogas como consecuencia del divorcio. Su drogadicción,  de acuerdo a otras fuentes,  data de antes del matrimonio y fue provocada por dolores insufribles de espalda.



En resumen, la serie muestra a las esposas como fuerzas destructivas.  Nunca como fuerzas creativas. De hecho, ni se las retrata como madres, porque tampoco hay mención de Joshua, el hijo dé Ali y Bob. Extraño, porque a través de su autobiografía, Evans se expresa de su hijo con mucho amor,  y le dedica el libro.

Factor Diversidad: Esta es una serie que homenajea a la comunidad italoamericana, aunque parezca una glorificación de la mafia. El Padrino abrió una puerta importante para la creatividad italiana. Sin él no tendríamos la magia de Francis Ford Coppola, ni a un De Niro, un Pacino,  un Stallone o un Travolta . No tendríamos un Scorsese, un Brian De Palma, ni siquiera un Tarentino .

Gracias a esta película,  Hollywood se inundó de talento italiano que no temía reconocer sus raíces mediterráneas. Antes del filme,  los únicos representantes importantes en Hollywood de la comunidad italoamericana eran cantantes que habían logrado la fama en otras arenas como Frank Sinatra o Dean Martin.  Aun este último tuvo que “americanizar” su verdadero nombre,  Dino Crocetti.   

Cuando Evans quiso separar al “Padrino” de otros filmes de gánsteres donde según él  “los judíos hacían de sicilianos”, se encontró con un problema. No había directores italoamericanos para hacer un filme que Bob quería  “que oliera a spaghetti”. Fue ahí que Peter Bart mencionó a Coppola, que era más conocido como guionista.



Por otro lado, volvemos a ver como los judíos han estado detrás de todos los grandes triunfos de Hollywood. Me enterneció cuando Colombo usó el vocablo yiddish “mensch”(un hombre excepcionalmente bueno) para calificar a Ruddy. .

Interesante el vistazo de la mafia negra de Harlem donde Joe Gallo busca refugio y efectivamente fue un sicario afroamericano quien dejó paralitico a Joe Colombo.

Voy a poner una pequeña bibliografía, porque esta fábula llena de moralejas también tiene mucha fantasía como siempre ocurre cuando tratamos con leyendas. Al final yo ya no sé dónde comienza la magia y cuando tocamos realidad. Me quedo con la cita de Bob Evans sobre como cada historia tiene tres versiones: ”La tuya, la mía y la verdad. Y ninguna es mentira”.

Bibliografía Consultada

Bart Peter. Infamous Players: A Tale of Hollywood, the Mob (and Sex)

Coppola, Francis Ford: The Godfather Notebook

Evans, Robert: The Kid Stays in the Picture.

Puzo, Mario: The Godfather Papers and Other Confessions.

Seal, Mark: Leave the Gun, Pass the Cannoli