jueves, 29 de noviembre de 2018

Diario de Netflix de Noviembre (Oferta Continental)



The Road to Calvary
Estos capítulos han sido una gran cascada de tragedias que realmente rompen el corazón. Lo único bueno, Vadim y Katya se casan, pero San Petersburgo es una anarquía total. Vadim teme a los Bolcheviques. Cree que o deberán luchar contra de ellos o huir de ellos. Dasha, protesta, no quiere que su ‘Vanoshka” vuelva a ser soldado. Tampoco quiere seguir el consejo de la hermana de irse a Samara con el padre.

La anarquía da paso al robo. Arkady se ha convertido en ladrón profesional. Liza lo secunda. Asaltan una joyería. Arkady mata a un hombre y huye con los bolsillos llenos de joyas. La policía los persigue, van al rio a buscar un bote, pero los encuentran. Se ven obligados a lanzarse desde un acantilado. Los creen muertos, pero la pareja sobrevive y las joyas también.

Es un invierno helado en la futura Leningrado. Telegin se ve obligado air a  mendigar por leña. La consigue de un noble que se ha visto forzado a abandonar su palacete. El noble le advierte que tenga cuidado, hay una banda de asaltantes que usan resortes en los pies para poder huir saltando vallas.

Vadim y Katia se han buscado un piso. Mala idea, con ese frio y tanto maleante, deberían vivir todos juntos. Y aquí ocurre una de esas situaciones tan melodramáticas que irritan en algunas telenovelas: una serie de eventos desafortunados que pudo evitarse. Dasha va a visitar a Katya. Se hace de noche, está nevando. Telegin no llega. Resulta que entre el frio y un reloj descompuesto a Ivan Ilich se le pasa la hora. En vez de esperarlo o llamarlo por teléfono, a Dasha se le antoja salir en medio de la helada noche.

Por supuesto que la encuentran estos asaltantes que visten de blanco como fantasmas. La golpean, le roban el abrigo y el bolso y gracias a sus resortes saltan una reja, dejándola tendida en la calle. Telegin la encuentra, la lleva a casa. se le adelanta el parto. Llaman a su antiguo jefe, parece que no hay más médicos. Nace un varoncito, pero el doctor le dice a Katia que el bebé no vivirá por mucho tiempo.

A la mañana siguiente, Dasha encuentra el cuerpecito helado de su hijo a su lado. Enloquece, culpa al marido. Lo entiendo, en el primer momento de dolor se dice cualquier cosa, pero pasan los días y Dasha no reacciona. Convence a Katia que se lleve a Vadim a Samara, pero le pide a su hermana las llaves del piso porque quiere “estar sola”.

En la estación de tren, Telegin se encuentra con un antiguo obrero, el agitador de su ultimo empleo que le dice que hay que prepararse para una guerra civil entre el pueblo y el “Enemigo del Pueblo”. Le dice a Telegin que vaya enrolarse con Sergey.

Este resulta ser el último de los huéspedes del ingeniero (el que encontró instalado en su casa cuando regresó del frente). Lo recibe muy bien, le da té y cigarrillos, y le dice que necesitan recobrar todo lo que destruyeron. Telegin pregunta por qué destruyeron todas las fábricas, los trenes, las maquinas. Sergei sale con las máximas que hemos oído desde el primer capítulo, que hay que destruir lo viejo para tener lo nuevo.

Le dice a Telegin que Rusia es ahora su pueblo, no la tierra, que los bolcheviques no quieren guerras opresoras, que buscan la igualdad. Juiciosamente, Telegin admite que son buenas ideas, pero que pueden ser distorsionadas en manos equivocadas. Sergei juiciosamente dice que para evitarlo quiere hombres honestos como el ingeniero cerca. Telegin pide tiempo.

La que no le da tiempo es su mujer, Vadim llega a casa y se encuentra Dasha con las maletas hechas. le anuncia que lo abandona. Lo culpa de la muerte de su hijo. este sería el momento para ‘”Vanoshka” de culparla ella, pero es demasiado noble. Me alegra saber que, en el libro, Dasha abandona a su marido por verlo indeciso y débil en un momento que requiere hombres de acción, no por culparlo de algo que sí tuvo un culpable, fue ella. Telegin se une a Los Rojos. La bruta de Dasha se va a casa de la hermana y se dedica a leer poemas de Bessonov.

¿Y qué ha pasado con nuestro poeta en residencia?  ¿Recuerdan a Hanna, la mujer que rescató a Iván Illich? Se ha vuelto rescatadora profesional, ya parece San Bernardo. Encuentra al desertor casi moribundo, se lo lleva a su casa, lo cura.

En estos meses, Bessonov, afeitado y limpio, recobra su galanura, incluso vuelve a escribir. Cubre las paredes de la choza con poemas de amor que Hanna no puede leer, pero que la hacen llorar cuando su amante se los lee.

Este idilio acaba cuando llega el marido de Hanna. Saber que su hijo murió y su mujer ha traído un amante lo descoloca. Exige que Bessonov salga al patio para no manchar la casa con sangre. Hannah se interpone y su marido la mata. Horrorizado, el poeta cobarde se llena de inesperado coraje. Mata a culatazos al asesino y luego los entierra a ‘él y a Hanna.

Telegin parte para el frente, antes va a despedirse de su mujer. “Cuídate” es la fría despedida de Dasha.

El Ministerio del Tiempo
Acercándose al final de su primera temporada, “El Ministerio” enfrenta varias crisis que poco tienen que ver con la historia oficial. Aunque los viajeros rescatan al Lazarillo de Tormes de ser ejecutado en una plaza pública y a otra Reina Isabel (La Castiza) de un atentado, los problemas personales predominan.
El Lazarillo de Tormes

Isabel II y la Infanta Luisa Fernanda

El tal Paul Wescott resulta ser un empleado de una compañía gringa que busca explorar las posibilidades ‘turísticas” de los viajes en el tiempo. Al ir a interrogarlo en la mazmorra medieval, Irene contraria las ordenes de Salvador y visita a Armando Leiva, el agente que la reclutó tras salvarla de un intento de suicido.

Leiva, un militar del Siglo XIX, indignado ante la prohibición de traer a su hijo leucémico al siglo 21 donde su salud podría salvarse, consiguió alborotar a otros empleados del Ministerio. La revuelta acabó con Leiva encerrado en ese Guantánamo medieval. Leiva logra huir, está obsesionado con saber quién lo delató.

Tras intentar un magnicidio que pondría a Don Carlos en el trono, herir a Alonso y apalear a Salvador, Leiva descubre que fue Irene quien lo traicionó. Su castigo es terrible, secuestra a Nuria la esposa de Irene. Antes de lanzarse al vacío, Leiva obliga a Irene a contarle a Nuria toda su verdad ¡incluyendo el hecho que tiene 85 años! 

Nuria abandona a su mujer. Entretanto, Julián sigue jugando con tiempo e historia y viviendo más aventuras con su esposa para aprovechar lo poco que falta antes de la muerte de Maite.

Cosas que estuvieron de más. Alonso escandalizado porque le han hecho una transfusión de sangre de Amelia. Desde que existen los conceptos de familias extendidas y herencias que los hombres saben que llevan sangre de mujer en las venas, las de las madres que los parieron. Lo normal es que Alonso hubiese dicho a Amelia “ahora somos hermanos”.  Lo que dijo me dio vergüenza ajena…no por el personaje sino por el escritor.

Mas vergüenza ajena fue el modelito que Irene usó para intentar suicidarse. Enorme el cartelito de “1960” y ella muy de minifalda, cinco años antes que Mary Quant la inventase. ¿Y esos zapatos de punta cuadrada, último grito del’68? ¿Ya viajaba en el tiempo Irene?


Entiendo que en “Los Tudors” usen ropas isabelinas o que en “Versalles” se peinen a lo Fontages, antes que La Fontanges naciese, pero para saber lo que una española usaba en 1960 era cuestión de ir a una hemeroteca y ver los Hola de ese año o verse en “Cine de Barrio” una peli de Marisol o Rocío Dúrcal. Ese tipo de descuidos es pura pereza.

Babylon Berlin (Fotos cortesia de Netflix)
El pobre Krajewicz está como el Renfeld de Drácula, acurrucado en su celda mirando con ojos atemorizados la luna llena. Pronto comerá cucarachas.

El Dr. Schmidt da una charla, quiere hacer públicos los resultados de sus experimentos con veteranos de guerra traumatizados, pero su audiencia (con la excepción de Rudi que diligentemente toma notas) se muestra escéptica. Para ellos estos veteranos drogadictos son una escoria, un lumpen, una vergüenza para Alemania. ¡Matarlos a todos!

Schmidt habla de lo que ha conseguido gracias a una combinación de drogas (ácido barbitúrico, terapia en grupo e hipnosis). Su auditorio se mofa de esos métodos que consideran poco científicos. Cuando Schmidt presenta el Test Rorschach, ya lo acusan de charlatán. A mí me sorprende que, en el auge de la psiquiatría, haya esta reacción, pero me doy cuenta de que los asistentes son los adherentes a la famosa “ciencia aria” y que lo que Schmidt propone huele a fringe science o peor “ciencia judía”

Entretanto, Gereon hace una visita a la farmacia y solicita una receta, no de morfina, sino de un jarabe para la tos. Descubro que es un preparado que en esa era ingenua contenía una alta dosis de heroína. Con razón Rath lo toma con tanto gusto. Sale el inspector y entra San José. ¿Se acuerdan del sicario del Armenio? Exige que de ahora en adelante a Gereon se le dé, en vez del jarabe, un preparado de ácido barbitúrico. Como sabemos, el sicario tiene una capacidad hipnótica de obligar a la gente a cumplir su voluntad. ¿Pero qué espera ganar El Armenio? Es como si ingresaran a Rath al tratamiento del Dr. Schmid, ¿pero por qué motivo?

Greta de criada lo está pasando bien. Frau Benda es exigente, pero justa y no hay tanto trabajo, es cuestión de acostumbrarse y coger el ritmo. El cuarto de Greta es más bonito que el mío. Benda le recuerda a la nueva criada (a la que llama “señorita”) que no debe comentar con nadie lo que ve en casa. Greta limpiando observa la colección de menorot (candelabros rituales judíos) en el gabinete de la casa.

Frau Benda está tan confiada en la nueva criada que la deja a cargo de la casa y se va de vacaciones con los niños. Greta corresponde a tanta confianza, escapándose con Fritz y “se pide prestado” un vestido de la patrona. Fritz la lleva en un paseo en bote por el rio. Todo es muy bonito, romántico y casto. Lo único malo es como Fritz insiste en tratar de poner a la novia en contra de los Benda solo porque pertenecen a la clase patronal.


Greta regresa de su paseo justo a tiempo de devolver el vestido y dar de cenar al patrón. A pesar de que ha recibido órdenes de Frau Benda de que el Comisario no puede comer carne, Greta asa los salchichones que ha traído el patrón y cenan juntos en la cocina.

Las hermanitas Ritter repasan los datos y pistas que Lotte ha recolectado. En medio del brainstorming, Lotte transforma su credencial de policía por una de prensa. Disfrazada de periodista se va a la estación de tren donde encanta a un maquinista y a su jefe. Aun así, no la dejan entrar. El área donde está el tren es un hervidero de personal de la embajada y hombres de Nyssen.

Lotte se entera que el gas fosgeno pertenece al industrial, que están revisando a ver si todos los vagones contienen el mismo veneno. Los soviéticos están ahí porque el tren salió de su tierra. En eso, Lotte ve llegar a un piquete de policías capitaneados por el Comisario Benda. Lotte llama a Gereon para que venga. A Benda lo ha alertado el patólogo oficial que le practicó la autopsia al guardia asfixiado. Benda ordena la incautación de los vagones, despide a los rusos, esto ahora es asunto de la policía berlinesa.

Llega Gereon con Lotte pegada los talones. Benda se sorprende al verlos. Rath le cuenta a su superior sobre la conexión del gas, el tren y el ruso torturado. Ambos hacen lo imposible por ignorar a la pobre Lotte. Benda se lleva al inspector en su auto. Lotte alcanza a gritarle a Gereon que lo esperará en el restaurante.

Dentro del auto, Benda le encarga a Gereon la investigación. Le cuenta de la existencia del Schwarze Reichswehr, un grupo paramilitar de derecha que está empeñado en rearmar a Alemania, aunque esto contraríe las estipulaciones del Tratado de Versalles. Los Schwarze son anti Weimar, anti izquierda, antisemitas. Esto es lo mejor, les compran armas a los soviéticos, incluso tienen galpones en Rusia. Solo que hasta ahora contrabandeaban armas, nunca algo tan leal como gas.

Gereon va a la cita con Lotte, pero Wolter lo detiene. Quiere llevarlo a conocer unos amigos. Lo deja que vaya a cambiarse de ropa y le da la dirección. Al llegar a la pensión, Gereon se encuentra con Elizabeth, muy acicalada. La casera también está invitada y espera que Rath la escolte. Llegan un poco tarde a una casa, donde Elizabeth se va con las mujeres y el inspector entra a un salón donde están reunidos los hombres. Vemos al General Seeger y al Oberts Wendt.

Todos están reunidos alrededor de una mesa. El maestro de ceremonias es un niñito con facha de futuro hitlerjugend que les recuerda que es el aniversario de La Batalla de Ypres. Ha organizado, con un tren eléctrico y soldaditos de plomo, una maqueta de la batalla y procede a narrar los hechos. Al acabar los aplausos hay un rollcall (un listado en voz alta de los caídos) y acaban entonando “Yo tenía una camarada”. Gereon se une al coro.

Entretanto, las damas están convenciendo a Elizabeth que conquiste al bávaro, que Rath es un buen partido. Los hombres bajan a comer. Solo los más importantes se sientan a la mesa. Wolter va en busca de Gereon. El General Seeger quiere conocerlo. Resulta que Seeger conoció a Anno (que nombre tan feo) Rath. Lo recuerda como un tipo que caía bien y que tenía un gran arrastre con las mujeres. Gereon se emociona. El General quiere saber qué pasó con el Rath mayor.

Flashback al Frente Occidental, a mediados de 1918,. Los alemanes se baten en retirada. Gereon va a seguir a sus camaradas cuando oye que alguien lo llama por su nombre. Se asoma de la trinchera y ve al caballito Yucatán con máscara antigás. De la Tierra de Nadie (No Man’s Land) oye que su hermano lo llama. Corre a rescatarlo, vuelve con él a la trinchera (¿y Yucatán?) pero le caen encima los poilus que se lo llevan, abandonando al hermano mal herido.

Gereon acaba su narración diciendo que pasó a ser prisionero de los franceses hasta el Armisticio, que el rastro de su hermano se perdió. Para consolarlo, Seeger le dice que, en espíritu, los caídos los estarán esperando en el triunfo sobre la Republica.

Lotte está cansada de esperar a Gereon, ya casi la echan del restaurante, cuando aparece Stefan. Juntos van donde debió ir con el Inspector Rath a “La Fortaleza Roja”. El lugar está super aseado y tranquilo, muy diferente a como lo vio Kardakov por última vez. Se dan cuenta de que ha sido limpiado a propósito, incluso la masilla de los vidrios está fresca, entran y Lotte encuentra un formulario de ferrocarriles para describir el tipo de cargo que llevan los vagones.

Benda acude a sus superiores y consigue una orden de arresto para Nyssen. A pesar de que el industrial se muestra bravucón, lo descoloca la presencia de los periodistas a los que Benda ha convocado para que sepan de la caída de Nyssen. El pobre tras el examen obligatorio a todos los presos (otro desnudo masculino frontal) queda más descolocado cuando lo visite Sorokina. “Te traicioné” le informa la cantante.


El ultimo capítulo de la primera temporada comienza como el primero, con Gereon secuestrado, drogado e hipnotizado por el Dr. Schmidt que lo obliga a revivir recuerdos desagradables que incluyen los vividos ese día.

Krajewicz decide confesar. Wolter y Rath lo meten en un auto y parten para el Mocha Efti, donde el drogadicto asegura están escondidas las cintas. Mientras Krajewicz entretiene al Armenio, Gereon registra su caja fuerte. Hay como una docena de filmes y hasta una buena cantidad de dinero. Aparece Edgard, el inspector, a punta de pistola, lo obliga a envolver el contenido de una caja fuerte en una cortina y usándolo de escudo, intenta salir del restaurante.


Todo va bien, hasta que un cliente nervioso se cae de la silla. Los guardaespaldas comienzan a disparar. Gereon le dispara al Armenio en la palma de la mano. Este ordena que paren la balacera.  Salen a la calle y Rath le ordena su rehén que vuelva su establecimiento. Qué ingenuo es, no solo se ha saltado las normas de la policía, cree que Edgard lo va a dejar en paz.

Gereon le entrega a Krajewicz las drogas y el dinero y le aconseja que se vaya de Berlin. Wolter y Gereon van a revisar las películas. Todas son iguales, todas describen a algún señor importante en juegos sexuales que, sin ser ilícitos, causarían bastante bochorno si se hicieran públicos.

Bruno se descose de la risa. Los conoce a todos. “¡Conozco hasta la mujer de este!” señala a uno al que una prostituta le mete un dildo por el trasero. La risa se acaba cuando encuentran la cinta buscada. El hombre que es azotado por una dominatrix no es Konrad Adenauer, futuro alcalde de Colonia, es el padre de Gereon.

El Inspector llama a su padre. Con voz cortante le dice que tiene el filme, que lo destruirá y que no volverá a Colonia. Luego cuelga. Wolter y Gereon queman las cintas. Wolter quiere celebrar ese día tan estresante. Antes, Rath le pregunta cómo se enteró que era drogadicto. Wolter, en tono casual, le dice que Lotte lo delató. Vemos la tristeza y el dolor en la cara de Gereon.

Van a un bar diferente, el Pepita. Este tiene músicos de blues que parecen recién bajados del Delta, marineros borrachos y un par de embriones de Sally Bowles con las que los policías practican su inglés. Wolter se agarra a la más gorda, se esposan y se van a bailar. Gereon se lleva a la otra a un saloncito donde en una especie de plasma hay otra peli porno. No quiero sonar puritana, pero hay algo decadente (y que pregona un rápido fin) en una sociedad tan adicta a la pornografía.

Gereon es un ingenuo. creyó que El Armenio se iba a quedar tan tranquilo. El Pepita como muchos otros está bajo la protección del gánster. La patrona le mete un somnífero en el coctel al inspector y este es secuestrado por San José sin que nadie se dé cuenta. Gereon despierta, drogado, atado y a punto de ser hipnotizado por el Dr. Schmidt.

Entonces ocurre una escena psicodélica en la cual Gereon alterna recuerdos del pasado remoto y cercano con él mismo vagando por un túnel. Lo vemos correr por pasillos y escaleras del U-Bahn perseguido por un San José que se mueve muy lentamente. Finalmente, Rath logra salir de la estación del metro.

Corte, próxima escena es Lotte encontrando a Rath tirado en la calle como un pordiosero. Todavía está drogado y anda como los chilenos tras un terremoto, tapado de polvo de yeso (en el del 2010, me tomó tres duchas sacármelo de las mechas). Lotte le habla, pero él no le entiende.



 La chica lo ayuda a llegar a la casa. Para entonces, Gereon está más sobrio y recuerda la traición de Lotte. Le grita que se largue, que no quiere verla más. Lotte está sorprendida, pero se marcha.


La última escena muestra a un Gereon, más compuesto, en piyama, escribiéndole a Helga. Le dice que no volverá a Colonia, que está harto de vivir de mentiras. Eso incluye su relación que da por terminada.

Aunque encuentro “The Road to Calvary” hermosa y lírica, tengo conciencia de que es una obra finita, que al final de temporada (y estoy estirando la llegada del final) ya no tendré más Telegin ni paisaje ruso. En cambio, tras acabar de ver la primera temporada de El Ministerio y un par de caps. de la segunda, me cansé. La decisión de Rodolfo Sancho de abandonar la serie fue un error. Destruyó toda su historia con Amalia y su reemplazo, el tal Pacino, me es vomitivo.

En cambio, el final de temporada de “Babylon Berlin” me ha dejado con apetito de más, y más, y mucho más. Por suerte ya están grabando la tercera temporada. Me quedé satisfecha con el gran final, amo a los personajes, y el modo en que la historia se ha desarrollado. Lo del papá de Gereon, lo sospeché desde un comienzo. Solo espero que Lotte pueda reparar su error y ella y el inspector vuelvan a ser un ítem.


lunes, 26 de noviembre de 2018

Diario de Netflix de Noviembre 2018



Peaky Blinders
¿Segunda temporada y que tenemos? La rucia le dio un balazo a Campbell. Ósea así delante de medio mundo y se fue tan tranquila. Grace desapareció, pero Campbell no murió, anda cojo, con un empleo importante y sigue más malo que nunca.

Estamos en 1921. El Sargento Moss anda de civil y trabaja para Tommy. Dos mujeres enlutadas, y empujando carritos de bebé, llegan al Garrison y dejan bombas. El único muerto es Freddie Thorne. Como siempre, Ada culpa a los hermanos y se aleja de ellos.  ¡No se puede, niña! No si te llamas Shelby. Además, la estética de las asesinas recuerda al disfraz de Ada para interrumpir el duelo Shelby-Kimble. Ósea, es irónico que la imiten para dejarla viuda.

Otra que descubre el peso de su apellido es Polly que ha tenido una serie de sueños recurrentes con su hija. Va a ver a una médium (el negocio del espiritismo fue muy lucrativo después La Gran Guerra). La espiritista, al saber que tiene una Shelby en la mesa le miente más que Whoppie Goldberg al comienzo de “Ghost”. Es Esme quien descubre en la lavandería, como se han reído de su tía. Polly carga con la pobre Esme, la amenaza de que si cuenta lo ocurrido.. a ver, si lo están cuchicheado en la lavandería, ya es vox populi.

Las bombas fueron un regalo del nuevo ERI.  Irlanda es ahora libre, pero una facción del Ejército Revolucionario nunca aprobó la partición de la Isla Esmeralda y hasta hoy siguen batallando. Tommy se entrevista con Irene O’Donnell quien le dice que sabe que ‘el mató a unos irlandeses y quiere que mate a otro, un tal Duggan. Tommy no tiene problemas en matar gente, pero se burla de O’Donnell y de como lo llama “el Elegido” Si supiera que ha sido elegido por Campbell y Churchill.

A pesar de que ni Esme ni Polly aprueban su plan, Tommy quiere expandirse hasta Londres donde todo es “humo y problemas” como le dice su cuñada, traducción: los gánsteres italianos pelean con los judíos Deberían aprender de USA donde Lucky Luciano y Meyer Lansky instituyeron un crimen organizado donde todas las etnias podían participar.

Los Shelby van a Londres y quedan boquiabiertos en su primera visita a un night-club, pero es territorio de Los Sabini. Los Peaky Blinders dejan la tendalada. Sobre todo, Arthur al que Tommy le ha quitado una medicina que lo calma. Vuelven a Birmingham y Tommy, en toda su arrogancia gitana, cree que no le pasará nada.

Primero, Sabini manda que secuestren a Ada. Luego el mismísimo Sabini… ¡Guacala es Noah “Locke” Taylor!... manda que le den una paliza a Tommy.  No le corta la mano, pero si hace que le arranquen una muela. Va a matarlo cuando … ¡Llega la caballería al rescate con el Mayor Campbell a la cabeza!

En vez de hacer recaps, que ya hay muchos y buenos en Internet, voy a tratar de ver la evolución de los personajes y sus arcos.

El Mayor Campbell: No parece haber cambiado mucho, sigue enamorado de Grace, a pesar de ella haberlo dejado cojo. Quiere hacer un trato con Tommy, aunque sábenos que cuando no le sirva lo va a matar. Igual, en esa visita al hospital de Campbell, Tommy estuvo demasiado arrogante, su soberbia sorprendió incluso en él. Nadie dice que bese a Campbell y le agradezca haberle salvado la vida, pero pudo por una vez escuchar y así enterarse de cosas importantes.

En cambio, se dedica burlarse de Campbell de que dejó que una mujer le disparara (misoginia) y que al menos a él le dieron medallas, pero por esa herida Campbell no recibió ni las gracias. Cansa un poco ese orgullo de haber servido en una guerra injusta, es como si Tommy creyera que así pagó el derecho de ser un antisocial.

 También se ha vuelto un leitmotiv de la serie que cada vez que dos personas se enfrenten, estén ambos muy informados de lo que el contrario cree es secreto. Ahora es la vida de Grace de la cual ambos parecen saberlo todo. Rucia de mierda, ¿qué le ven a la esqueleto esa?

Grace: Como nos cuentan los dos hombres cuyos corazones destrozó, Grace se fue a America, se casó con un banquero de Wall Street y vive en Poughkeepsie, aquí en el Estado de Nueva York. Sin embargo, ninguno de los dos, puede olvidarla. En el caso de Tommy porque Grace le sigue escribiendo. Espérate, la mustia cruzó el Charco, se casó con millonario ¿y sigue carteándose con el maleante? Es una zorra, pero también demuestra que no es feliz. Eso significa que volverá.

Ada: Decididamente el personaje más irreal de la serie. Los Sabini Boys, la secuestraron, la están violando y la salvan hombres de los Peaky. ¿Qué hace Ada? Les da golpes, se enoja por que le dicen “Miss Shelby”, y se va muy oronda. Realmente, ese no es el comportamiento de una mujer rescatada de un intento de violación.

Para demostrar su independencia, la Viuda Thorne parte a Londres y consigue casa y empleo, pero como le explica Tommy, se ha instalado justo en el territorio de los Sabini. ¡Chica Lista! Tommy le compra una casota la hermana, y las ínfulas de Ada se vienen abajo.

Polly: Ok, entiendo que la preocupación por la incursión de su familia en la jungla londinense y las visitas de ultratumba de su hija hayan desestabilizado a Polly, pero es triste que la única hembra sensata del cuento pierda el Norte. Primero, me molestó ese ataque a Esme. La gitana, en vez de asustarse, decide ayudar a su tía política. Va donde Tommy y le cuenta lo que aflige a Polly. Para el cumpleaños de su tía, Tommy le regala una casa, le dice que es para que viva con sus hijos.


Lamentablemente las visitas de Anne tenían un propósito. La hija de Polly murió en Australia. Su hijo vive, pero ha sido adoptado. Hasta que no cumpla la mayoría de edad, mejor que Polly no se le acerque. Eso descoloca a Polly que apunta al sobrino con su revólver y exige saber la dirección de su hijo.

Tommy suspira y dice que por eso no se la da. La convicción de Tommy, la serie y Steven Knight (lo vimos en “Tabú”) es de que las mujeres son inteligentes, intuitivas, creativas, buenas y útiles, pero dejan que sean sus emociones, no la razón, las que rijan su vida. Si fuera mitutera hablaría ya de misoginia.

Sobre todo, porque el berrinche le sigue a Polly por días y semanas. Ni Ada consigue que haga las paces con Tommy. Y luego Polly toma una decisión que según la serie es errada ya que solo la motiva vengarse de Tommy, un pensamiento totalmente infantil puesto que, aunque la veamos solo en casa, en el trabajo o en la iglesia, eso no implica que Pollysana, joven, medianamente atractiva lleve una vida de abstinencia desde que enviudó. Pero desde el momento en que la vemos bailando en la inauguración del Garrison con un jovencito, y a juzgar por las miradas de reproche de sus sobrinos, sabemos que esto es malo y terminará mal.

Efectivamente, a la mañana siguiente, Polly todavía beoda, trastabillando y muy desastrada, llega a su casa y se encuentra su hijo esperándola. La mirada de vergüenza de Polly, la mirada de vergüenza de Michael. ¿Era necesario castigar a Polly por una canita al aire?


Bueno, lo importante es que Michael es un amor de personaje, se incorpora rápidamente a la familia, a pesar de que Tommy intenta devolverlo a sus padres. Me gustó que Tommy le diese una oportunidad de llevar una vida normal (“lo que hacemos no es bueno”). Me gustó que Michael fuese capaz de tomar sus propias decisiones. Se ve un chico inteligente. Ay que lindo cuando le dice “Mum” a Polly, y ella es tan cariñosa y preocupada, parece gallina con pollitos.

También me gusta que Michael aporta cierta gentileza, refinamiento, no encuentro la palabra exacta, a la historia. Es alguien que ha llevado una vida más respetable y la conoce. Eso es lo que quiere Tommy para su familia, a pesar de los gruñidos del Tío Charlie de que ahora tiene que trabajar.

Me refiero a cuando Michael es quien le ordena a la criada servir el té y le dice a su madre “ya te acostumbrarás “o cuando convence a sus primos de comerse los sándwiches y beber el té que ha mandado Polly (“El Picnic de los Ositos “como gruñe Arthur”). Pero también me gusta cuando Michael conserva la cabeza fría después del atentado a Tommy. Me encantó como Tommy gritaba. “¡No toquen al niño! ¡No lo manchen de sangre!” Era para que Polly no se enterara.

Arthur: Tommy le quita la medicina y Arthur enloquece y termina matando a un contrincante en el ring. Tommy no solo no le tiene lastima, sino que no reconoce que es culpa suya. Él quiere que Arthur mate gente, pero solo a los que él le señale.



Arthur necesita ayuda médica y Tommy (cuyo mayor pecado es ser soberbio) se cree capacitado para dársela mandando a Finn a que le enseñe a Arthur a inhalar coca. ¡Qué bonita familia! Arthur mata al hombre que atentó contra su hermano. Tal vez en su situación, yo hiciera lo mismo, pero no es normal y él lo sabe. Se notó en su enfrentamiento con la madre que dejó huérfana de hijo.

Sabini: A mí no me gusta Noah Taylor. No es porque haya dejado manco al Matarreyes, es el actor. Lo encuentro teatral, no me gusta como abre la boca como bostezo de perro. ¿Será por eso que Sabini no me cuadra?  Es muy escandaloso, me recuerda a Gyp Rosetti de “Boardwalk Empire”, parece psicópata. El verdadero Sabini era mucho más controlado.

Alfie: Ok, ¿qué puedo decir?  Era mi momento más esperado de esta temporada. Es difícil ser objetiva…Aquí voy. Me encantó. Ósea, me caen bien los Shelby, pero la petulancia de Tommy me exaspera, así que sus enemigos bien pueden ser mis amigos. Sabini … ¡Guacala! Pero Alfie… ¡Chanchito precioso! Ok, orden y decoro, me reprimo.

Existió un verdadero Alfred Solomon (tal como existió un verdadero “Derby” Sabini) que fue líder de la banda de gánster judíos “The Yiddishers” que fue crucial en La Batalla de Cable Street (1935) cuando los nazis ingleses asaltaron el Barrio Judío de Londres, y les fue como en feria, gracias precisamente a que había judíos que sabían empuñar armas.

A pesar de ser un personaje real, Alfie viene a ocupar un espacio estereotípico de gánster judío, y recuerda al Munya Horowitz de “Boardwalk Empire” aunque más joven. Alfie es panadero no carnicero, pero se mueve con ese andar cansado, un poco avejentado, que se asocia en la ficción de época con los judíos de la Europa Oriental (así como Topol en “El violinista en el tejado”).


Me dicen que Alfie es violento, traicionero e imprevisible. Será, pero por algo nos gusta. Me preguntan si no lo veo tan desequilibrado como Sabini. Hasta he leído comentarios que creen que Alfie sufre de sífilis (deben estar confundiéndose con Al Capone que Tom Hardy nos va a traer en el 2019). Para mí, Sabini es un histérico, pero la bipolaridad o cambios repentinos de ánimo de Alfie me parecen orquestados para causar mayor impresión y hacen entender a la gente que hay que obedecerlo.

También es el estereotipo del gánster judío que siempre es más Bugsy, Lepke o Durch Schultz que Meyer Lansky. Lo cierto es que no me preocupa cuando Alfie cae en esos estados de ánimo sea cuando amenaza con dispararle a Tommy o cuando le vuela los dientes de un fierrazo a un pobre empleado.

Estoy demasiado ocupada admirando la caracterización y no me había dado cuenta de lo verdes que son los ojos de Tom Hardy. Igual me encantó cuando el pobre Tommy, todavía convaleciente de la paliza Sabini comienza sangrar por la nariz y Alfie, en medio de su discurso, le lanza un trapo para que se limpie.

Solo dos cosas me dejaron marcando ocupado, una fue la referencia bélica de Alfie. Dijo que le había incrustado un clavo en la nariz a un italiano. Por supuesto que los fans, que, como los televidentes de todo el mundo, saben 0 de historia, parten de la base que se trataba del enemigo, de un soldado fascista.

No, en La Gran Guerra, Italia peleó en el bando Aliado en contra del Imperio Austro-Húngaro. Les fue tan mal que, en 1917, Inglaterra envió una fuerza expedicionaria a ayudarlos (ahí es donde murió el hermano de Vera Brittanny). Esto significaría que Alfie fue parte de esos destacamentos y que atacó a alguien de su propio bando. Ok.

Por último, en la escena en que junto a Tommy examina a los “nuevos panaderos”, antes de exigir que no molesten a las judías del barrio sale con una extraña declaración “Because like you I’m a complete fucking sodomite!” El modo casual de esa frase me hizo inmediatamente pensar “Ohhh ya me pasó como con el Capitán Flint”. Digamos que creí que Alfie era el gay en residencia, ya estaba faltando uno. Pero cuando lo comenté con otros Peaky Blinders frikis me salieron con un WTF? Gigante.

 Entonces hice un Google, aparte de encontrar una buena cantidad de slash Alfie/Tommy, no encontré ningún vestigio de que el personaje de mi marranito fuera homosexual. ¿Entonces cómo se explica esa frase?  creo que se les cayó un “no” por ahí. “Because like you, I’m no complete fucking sodomite” y que decidieron quitar el negativo para no sonar homófobos y para dejar abierta la posibilidad de que Alfie no sea heterosexual.

Sin embargo, hay tres factores que me hacen pensar lo contrario. Primero, aparte de la banda sonora, PB es rigurosamente histórica con buena atmosfera de época. En ese contexto, y tratando con hombres de esa clase social y esa calaña, no hubiera sido común o normal que Alfie saliera del closet de esa manera. Segundo, está el “like you” ósea, Alfie dice “soy tan sodomita como ustedes”. Aparte de sonar a sarcasmo, eso hubiese sido un insulto entonces.

Por último, ¿Alfie no anda con una alianza matrimonial en el dedo? Además, usó el talit en la falsa cena de Pascua. Entre los judíos askenazi, solo los casados, viudos o divorciados usan ese manto para las oraciones
May Carleton: Curioso ver a Mrs. Tom Hardy en la misma serie con su marido. Otro personaje cliché, aunque me cae mejor que Grace. No es culpa de la serie .es un lugar común del género, la niña bien que anda buscando gánsteres para su cama. Hasta existe en la literatura (La Temple Drake de Faulkner) y Abel Santacruz la ingresó, con el personaje de “La Niña Cecilia Bazán” a la telenovela en "El Oriental": su examen del mundo del hampa bonaerense en los 20s.


Me hizo gracia que en la exagerada identificación con La Gran Guerra que ha hecho Steven Knight, la tarjeta de presentación de May sea “soy viuda de guerra. Mi marido cayó en la Batalla de Ypres”.  Me cae bien May, pero no tiene oportunidad si Grace sigue mosqueando por ahí.

Mad Men
Les dije que esta primera temporada es toda sobre competencia. La familia de Roger se va de vacaciones, él hace planes para pasar unos días con Joan, pero esta se va con una amiga. Roger bebe demasiado y se invita solo a comer con los Draper. Eso no le hace gracia a Betty, pero como buena esposa lo trata súper, le ríe los chistes, le presta atención.

Resultado, Roger la arrincona en la cocina y la acusa de estar haciéndole ojitos. Don los sorprende y también culpa a la víctima. ¡Pobre Betty! ¿Se imaginan si Larry Tate le hubiese hecho eso a Samantjha?  Seguro la bruja lo convertiría en sapo, pero ahí se acabarían las esperanzas de Darren de ser vicepresidente de la agencia.

Al día siguiente, Roger se disculpa, pero típico de él y su época, le pide excusas a Don, no a Betty. Don finge aceptarlas, pero prepara su venganza. Le paga al ascensorista para que finja que el elevador no funciona, luego se lleva a Roger a almorzar. Otra competencia, cada uno se toma como diez Martinis, se zampan dos docenas de ostras cada uno; y encima cheesecake. Cuando vuelven, creyendo que el ascensor no funciona, deben subir veinte pisos. Don, más joven y sin ulcera, sube más rápido y con menos quejas. Roger llega y les vomita encima a los clientes.

El pobre Pete Campbell es humillado tres veces. Una cuando su mujer lo manda a devolver una regalo de bodas. En la tienda se encuentra con un amigo, todavía soltero, que lo humilla delante de la dependienta y finalmente cuando con el dinero de la devolución se compra un rifle de caza, recibe una humillante gritadera de su esposa.

Betty no solo es humillada por Roger y Don. Mas encima en el mercado, Helen la ofende por haberle dado un rizo a Glenn. Esta vez, Betty no se deja y le suelta una cachetada. Por supuesto, todo el barrio se entera. Qué horror, vivir así, pero “Birdie” se vuelve una heroína. A nadie le cae bien Helen y Betty, por fin, se quita de encima la fama de enclenque y asustadiza.

“The Hobo Code” (el código de vagabundos) es uno de mis capítulos predilectos. El titulo se refiere a un tipo de jeroglífico que el enjambre de vagabundos provocado por la Depresión dejaba en casas donde pernoctaban para indicar al siguiente Hobo qué podía esperar ahí. Un poco drogado, Don tiene un flashback a su infancia cuando su madrastra admite a un transeúnte, pero el padre se niega a pagarle luego que éste lo ayuda en el trabajo de la granja. El Hobo pone una marca que se traduce como “aquí vive un hombre poco honesto” en el cerco de los Whitman.

El capítulo es sobre falta de honestidad, obviamente Don es el más deshonesto de todos, usurpador de identidades, adúltero, y más encima, como le dicen los beatnik, trabaja en un negocio de mentiras. Pero también el tema se aplica a la deshonestidad obligada de Sal que oculta su homosexualidad, y la de Pete que no acaba de definirse y termina engañando a su mujer y haciéndole daño a Peggy.

Pete y Peggy llegan temprano a trabajar. Tan temprano que deben compartir el elevador con gente de servicio de limpieza. Obvio que son negros, ¡pero qué exageración! Ya mi hermano me hizo notar que se extreman los prejuicios en esta, serie olvidándose que los prejuicios convivían con lo que hoy nos parecería excesiva cortesía. Pete actúa muy molesto e incómodo como si compartiera espacio con un lagarto. Ni él ni Peggy saludan o se despiden de los barrenderos.

Para resumir, porque Pete está enojado con su mujer y porque Peggy está nerviosa (hoy es el día en que viene el cliente de Bel Jolie) terminan temiendo sexo en la oficina de Pete. Sus gemidos y siluetas son vistos a través del cristal, pero el único testigo es el humilde barrendero que, para ellos, es invisible.

Gracias a la teatralidad de Don, consiguen el contrato de Bel Jolie.  Peggy es invitada a la oficina del patrón, le dan la buena noticia y le sirven un trago. Aunque condescendientes, son simpáticos y hasta cariñosos, como si fueran maestros premiando a una buena alumna.

Peggy está feliz, comparte su triunfo con el pool de secretarias. Joan casi hace estallar las costuras de su vestido de tanta envidia, pero las demás se alegran por Peggy y deciden llevarla a celebrar. Peggy, que se ha pasado la película que será la amante de Pete, va a invitarlo a su fiesta. Tras recibir una visita de su esposa, Pete anda malhumorado y acepta a regañadientes.

Después de los cocteles, baile. Como para demostrar que es más que Peggy, Joan baila un sexy chachachá. Peggy está tan contenta de que no se da cuenta de la competencia unilateral de Joan. Todos lo están pasando muy bien con excepción de Pete Campbell que esta amurrado como niño chiquito. Mientras todos bailan, él, como saco de basura que es, esta desparramado en un rincón.

Peggy, a lo Ann Margaret, se le acerca bailando el twist y lo invita a bailar con ella. “No me gustas así” dice el petulante de Pete. ¿Así cómo? ¿Sexi? ¿Contenta? ¿Exitosa? Pete se marcha y Peggy sigue bailando, aunque está llorando. ¡Pobre!  He estado en su situación. Es triste tener un hombre que nos quiere siempre tristes, sin voz, en el suelo.

Otra que no está feliz en la fiesta, y por culpa de un hombre, es Lois, la telefonista. Acabamos de conocerla y ya nos cae bien. Como en las comedias románticas de entonces, Lois se ha enamorado de la voz de Sal. Se ha enamorado de escucharlo todas las mañanas hablando en italiano con La Mamma.

 Como en toda esa sofisticada empresa nadie ha caído en que Sal es gay (a pesar de que el actor, con gestos y modo de hablar, nos ha hecho conocer su orientación sexual) Lois puede desarrollar tranquilamente su fantasía platónica.

Joan, que cree que se las sabe todas todas, le describe a Lois un Sal atractivo, distinguido, que usa colonia europea. Esto es demasiado para la ilusionada telefonista que se inventa una excusa de estar perdida para llegar al departamento de arte. Ahí todos, incluyendo Sal, se dan cuenta a lo que viene, pero el dibujante la trata con tanta cortesía que la pobre se va mas enamorada aun. En la tarde, Lois va donde Sal y lo invita a la fiesta de Peggy. Él le dice que irá. En realidad, tiene una cita más importante.

Recordando que un cliente de Belle Jolie ha dicho que se hospeda en el Roosevelt, Sal va al bar del hotel y se encuentra con un individuo que parece tan enclosetado como él. Un par de tragos y es obvia, no solo la atracción física sino también la compenetración intelectual y emocional. Cenan juntos, pero a última hora, Sal se arrepiente y prefiere seguir siendo Virgen a los 40. Es muy triste, casi tanto como la cara de Lois que lo espera en vano.

Don Draper ni se ha molestado en ir a la fiesta. Recibió del viejo Cooper un bono de $2,500 (una millonada entonces) y decide ir a gastárselo a Paris con Midge. Ni se le ocurre avisarle Betty.  ¡Qué patán! Por no avisarle a Midge la encuentra con los amigos beatniks. Uno ha traído mariguana de Juárez, fuman mientras escuchan a Miles Davis. Llega la policía al edificio, aunque vienen a otro departamento, están atrapados, porque si salen los arrestarán por andar drogados. Don marihuanado se va al baño y tiene el flashback del Hobo.

Sale y comienza a tomarles fotografías al grupo con una cámara instantánea (me acuerdo de esas Kodaks, uno tenía que despegar la foto como si fuera una bandita adhesiva).  Al revelar la foto de Midge y su amigote, se da cuenta de que son una pareja. MIdge no se lo confirma, pero le dice que no irá a Paris con él. Don le mete el cheque en el escote y se marcha. Los drogados le recuerdan que la policía está en el edificio. Don se ríe.  Que los marginales le teman a la policía, él en su disfraz de ejecutivo pasa desapercibido.

Como no se le ha pasado el efecto de la mota, Don llega a su casa y no se le ocurre nada mejor que despertar a su hijo para decirle que nunca le mentirá. Aparte de egoísta, es mentiroso. Si hasta el apellido que le ha dado a Bobby es falso.