martes, 30 de agosto de 2022

Otra vez La Princesa Disney: Una nueva visión de Sisi

 


Como ya saben este otoño será un homenaje a las reinas de antaño. Por antimonárquicos que sean los productores del momento, el Jubileo de Isabel II les habrá demostrado que en la plebe siempre buscamos cuentos de hadas y de príncipes y reinas. De toda las elegidas, la que ha generado más ficción es Isabel Wittelsbach, con dos miniseries y un filme, lo que precipita una nueva ola de Sisimanía. Ya en otros blogs hablé de la Emperatriz Sisi, su verdadera historia, y como pasó a ser una leyenda y una franquicia, pues la Sisimanía resurge en esta tercera década del Siglo XXI para perpetuar un mito que esconde oscuras verdades.

El Retorno de la Sisimanía

La primera producción es la más cercana a la verdadera historia de Sisi. Se trata el filme The Corsage que recoge una anécdota de la madurez de la emperatriz de Austria. Llegados sus cuarenta años, Sisi, en la cúspide de su rol de icono de elegancia, sabe que ya es una mujer madura y decide antes de perder su encanto,  hacer un viaje; reencontrarse con viejos amigos y amores;  y buscar un modo de proteger y conservar su legado.

Esta producción austro-germana ya fue presentada en Cannes donde le consiguió un premio a Vicky Krieps. No es el único filme sobre la Emperatriz que verá este año. Hay otro producción alemana titulada Yo y la Emperatriz donde la leyenda será narrada desde la óptica de una de las damas de Sisi.



Estas películas optan por mostrarnos a Sisi en su apogeo, en cambio las dos miniseries regresan al cliché de la princesa lozana que roba el corazón de su primo en un primer encuentro. Podemos decir que el mito Disney de los enamorados eternos continua.

Este mito ni se acerca a lo que ocurrió en la vida real donde el único enamorado era Francisco José. Su primita era demasiado joven e inexperta para poder interesarse en un desconocido, por muy emperador que fuese. Sin embargo, su familia no iba a desperdiciar una oportunidad como esa y empujó a Sisi a aceptar el compromiso, ignorando que así labraba una desgracia.



Una Princesa Porfiada y Calentona

Sisi puede verse por el canal Disney, dentro y fuera de USA. He notado que las series austriacas tienden a tener mucho más contenido sexual.  que las alemanas, lo que es ya mucho decir. En los casos de Freud, Hotel Sacher y Maria Theresa, lo sexual es como un intento de opacar la falta de calidad de la obra. En Sisi no se hace una excepción. Comenzamos con una escena de la princesa bávara de quince años,  en su retiro rural masturbándose (WTF?).

Sisi es rebelde, pero sus rebeldías,  que siempre han sido parte del imaginario popular,  ahora superan lo infantil. Está encaprichada con un maestro de equitación. En represalia,  porque se lo niegan,,  acompaña a regañadientes a su madre y hermana a Bad Ischl donde se espera que Helene “Nene” se comprometa con su primo Francisco José (Jannik Schumann el simpático Otto de Charité at War).

Desde el comienzo, Sisi sabotea este enlace. No se entiende bien la razón. Al parecer solo busca llamar la atención, por ejemplo, presentándose ante su primo vestida de negro, supuestamente enlutada por su amor trunco. Lo consigue y el emperador se prenda de ella. Aun así, Francisco José se niega a comprometerse con la prima pequeña. Sabiamente ve que un espíritu libre como el de Sisi solo sufrirá en una corte tan estratificada y llena de reglas como la de los Habsburgo.





Sisi se encapricha y,  como es llevada de su idea de manera casi compulsiva, hasta recluta a su tía la Emperatriz Ludovika para que la ayude a conquistar al heredero. Sisi y FJ se casan, pero desde el primer día comienzan los problemas. A la archiconocida lucha entre la nueva emperatriz y el protocolo real, ahora se agrega una Sisi que vemos convertirse en abogada de los pobres, inmiscuirse en las decisiones de su marido,  y defender a los enemigos del imperio.

¿Como es posible que una chicuela recién llegada del campo,  se convierta en una poliglota consumada y experta en geopolítica en solo unas semanas? Si bien es cierto que Sisi colapsó (igual que Diana de Gales) ante las exigencias del manual de etiqueta de la corte, también es cierto que tenía un don para aprender idiomas y que apoyó la causa húngara. Todo eso ocurrió paulatinamente, no apenas recién casada.

Aunque me encanta lo que han hecho con la Princesa Esterhazy, esta era húngara solo por matrimonio y nunca complotó con su emperatriz para que esta apoyase al Conde Andrassy. La serie adelanta tanto esta relación que FJ llega a sospechar que Gisela,  su segunda hija,  es producto del adulterio. Un absurdo total. Nunca hubo sospecha sobre la paternidad de los hijos mayores de la pareja.



El rumor surgió solo después del nacimiento de Maria Valeria, la menor, de quien se dijo era hija de Goulya Andrassy. La razón fue que había un largo espacio de tiempo entre el nacimiento de la benjamina y su hermano mayor el Príncipe Rodolfo. También se rumoraba que el Emperador y su consorte no hacían vida marital.

Lo último es cierto, pero Sisi para conseguir que su esposo crease un reino autónomo en el país magyar, acepto volver a compartir cama con FJ. De ahí el nacimiento de quien Sisi llamaría “mi princesita húngara”.  La primera temporada de Sisi acaba poco después del nacimiento de Gisela así que no sabemos que irán a inventar con esto de sexualizar a quien hoy llamaríamos una mujer asexual.

A diferencia de otras versiones Sisi,  se acerca a la verdad al describir como el Emperador esperó un par de noches después de su boda para consumar su unión. Las razonessegún biógrafos de la real pareja eran la juventud e inexperiencia de Sisi que hacían que el esposo postergara la intimidad conyugal hasta que hubiese más confianza entre ambos. En la serie nos dicen que FJ,  acostumbrado a tratar con prostitutas,  se cohíbe ante la “inocencia” de su mujer.



Sisi decide espiarlo y lo sigue hasta un burdel donde da rienda suelta a su voyerismo observándolo en plena faena con una tal Fanny. Sisi contrata a la ramera para que le dé “lecciones” y así satisfacer al emperador. No contenta con este ángulo que recuerda a Daenerys Targaryen, Sisi se obsesiona con la tal Fanny y hasta la mete en el palacio, bajo el alias de “Condesa von Lotty”.

Buscando Desesperadamente a Fanny

La astuta Esterhazy reconoce que debajo de la condesa hay mucha mujerzuela y la pone de patitas en la calle. Esto no detiene a Sisi que anda deambulando por los callejones y bajos fondos de Viena con una capucha a lo Monje Loco y un síndrome de Haroun al Raschid, aunque a ella le vale saber lo que su pueblo opina de ella. Ella solo busca a Fanny. Es increíble que una afuerina sin mapa,  ni Baedeker,  pueda moverse con tanta facilidad por zonas que la misma policía vienesa temía infiltrar. Pero ya saben…estos cuentos de Disney.

La obsesión de Sisi por Fanny llega al punto de exigir que la prostituta la asista en el parto. Y se lo conceden ¡inaudito! La tal Fanny se revelará como una conspiradora ingrata,  acabará en el cadalso,  encajándole a la hija a su benefactora.



Paremos aquí. Isabel de Baviera tuvo por muchos años una peluquera llamada Fanny que no era ni conspiradora ni prostituta. La Emperatriz tuvo criados, damas, gente de la nobleza muy allegados a ella y en quienes tenía plena confianza, pero no se buscaba las amistades en el demi-monde. A lo más la amistad que formó con Katharina Schratt, actriz y maitresse du roi oficial.



Se sabe que ya en su madurez, las pocas veces que paraba en Viena, Sisi se dio algunas escapadas de incognito. Famosa es la de un carnaval donde coqueteó con un joven oficial que ignoraba su verdadera identidad y a quien ella dio el nombre de ‘Gabrielle”.  Pero ella nunca lo hizo sola ni anduvo vagabundeando por los barriales vieneses.

Otra cosa que es parte de la sexualización de la protagonista es que se insinúa que su obsesión con Fanny puede tener toques lésbicos. Hora es de silenciar sospechas. Solo en una ocasión en la larga historia de la Sisimanía se insinuó lo del lesbianismo de la emperatriz. Como la biógrafa (ya ni recuerdo el nombre) se basó en una tontería, fue fácil para historiadores y otros expertos refutar su tesis.

Hoy donde es más comprendido el término “asexual”, podemos tranquilamente calificar a Sisi como tal. A ella no le gustaba el sexo, no le interesaba el sexo, no le gustaba siquiera hablar del tema. Detestó desde el comienzo el aspecto físico de su matrimonio, apenas nació Rodolfo se alejó del lecho matrimonial y abrazó la idea de que su marido tomase una amante oficial.



Ahora, y esto puede parecer difícil de entender, pero es totalmente posible, Sisi era una romántica, le encantaba el aspecto sentimental y espiritual del amor. Eso la llevó a sostener intensas,  pero castas,  amistades con admiradores como el Conde Andrassy y Bay Middleton. Consciente de que era un poco freak, Sisi sufría de sentimientos de inseguridad e inferioridad.

Sabía que no era la esposa ideal, no acababa de parir el deseado heredero, la maternidad se le hacía pesada y era consciente de que como emperatriz era un fracaso. Solo le quedaban dos cosas:  su belleza y estilo. Eso la llevó a convertirse en lo que los romanos definían como arbiter elegantiarum, un icono de elegancia.

Influencer Asexual

Los daguerrotipos alcanzaron a capturar su belleza cuando aún era lozana, pero su gran publicista fue Xavier Winterhalter. El pintor suizo se encargó de retratar la belleza de Sissi, enfatizando sus mejores rasgos tales como su frondosa cabellera. También se hizo cargo de hacerle propaganda a los preciosos vestidos de la emperatriz. La incipiente industria de las revistas de moda copiaba esos diseños y daba detalles sobre los regímenes de belleza de Sisi, sus recetas para mantener el cutis y el pelo, su programa de ejercicios, etc..



Las mujeres de la burguesía y de la clase alta buscaban imitar a la reina de Hungría, pero también seguían con fruición las andanza de esa emperatriz errante y su rivalidad con otro icono de la moda, Eugenia, Emperatriz de los Franceses. Es en esas rivalidades que la biógrafa distraída encontró una mínima señal de lesbianismo.

Lo cierto es que Sisi quería ser la influencer más importante de su tiempo, la más guapa, la mejor vestida, la que imponía modas. Para eso debía derrotar a todas las que le hiciesen sombras, fuesen reinas o plebeyas. Sisi les encargaba a sus embajadores que le enviasen regularmente álbumes con fotografías o retratos de las mujeres más bellas de otros países.



Se la pasaba horas examinando estas imágenes viendo que tenían ellas que le faltase o en que las superaba. Como las fotografías no eran de mujeres desnudas o en posturas lubricas, mal se puede confundir la envidia y el recelo narcisista con pasión sáfica. Además, a Sisi no la unió nunca ningún lazo fuerte con ninguna mujer ni con sus parientas, ni sus hijas ( se llevaba muy mal con Gisela y sofocaba a la pobre Valeria) ni con sus damas ni sirvientas. Su única intimidad fue siempre con varones, los ya mencionados,  y su primo el errático Ludwig de Baviera.

La serie no me ha disgustado, pero tampoco me ha fascinado. Mi Sisimanía acabó a fines de los Sesentas, pero si voy a escoger princesas Disney me quedó con Romy Schneider y Cristiana Capotondi, que, aunque no son históricas,  al menos caen simpáticas.

Dominique Devenport es una excelente actriz y físicamente hay un parecido con la Emperatriz, pero también existe en ella una dureza que nos impide verla como lo que fue:  una adolescente ofendida. Como a pesar de que todos le aconsejan no casarse (hasta el novio) y ella impone esa terquedad casi psicótica, no podemos verla como víctima.



Tampoco me ha gustado la estética de la serie. La iluminación es terrible y no hace lucir ni el paisaje ni el vestuario. Han usado un sepia tan oscuro que parece que han enlodado los lentes de la cámara. Recomiendo con reparos esta serie que ya tiene comisionada una segunda temporada. La prueba de calidad será el compararla con The Empress, la versión Netflix del inmortal cuento de Sisi-Disney y que comienza el 29 de septiembre.





Contenido Violento o Gory: Tenemos ejecuciones gráficas,, atentados políticos y una tanda de azotes que el emperador ordena para su general más querido.

Contenido Sexual y Desnudos: El 40% de la serie son desnudos y situaciones sexuales.

Contenido Feminista: Los productores creyeron estar haciendo una serie feminista con una heroína fuerte que no teme a su sexualidad y que hace amistad con prostitutas y enemigos del estado. Lo que consiguieron fue una mocosa voluntariosa que mete las narices donde no debe y en lo que no sabe, pero como es totalmente Mary Sue aprende húngaro en una semana y en menos tiempo está navegando por las calles de una ciudad desconocida y tomando decisiones políticas que no le corresponden.

Factor Diversidad: Creo que los húngaros por despreciados son “lo diverso” en este cuento.

jueves, 25 de agosto de 2022

Adiós Sefarad: Para ver después o en vez de la Beauty Queen of Jerusalem

 


Acabé de ver The Beauty Queen of Jerusalem. Un verdadero parto. Lo único que saqué en limpio fue que a los sefarditas nos retratan como  duchos en magia y maldiciones (lean un artículo sobre eso en Reinos de Fabula )  y que tenía que encontrar otras historias que presentasen a mi gente con mejor cara. Me concentré en una miniserie, un filme y una novela que también ha sido llevada a la pantalla.

Ninyas de Kasa Alta

He hablado extensivamente de Club Estambul de sus pequeñas fallas y de sus muchos méritos, pero esta vez quiero enfocarme en su descripción de los sefarditas y sus costumbres. Esta serie intenta mostrar como en un crisol de razas,  como lo era la Estambul de los 50,  podría tener lugar una masacre como la Septemvriana.

Mas allá de este fenómeno histórico, del micro-universo del club, del auge del cantante Selím, de los secretos de su patrón y de los amores de Rasel, todo el libreto se cifraba en un personaje:  Matilda Aseo. Conocemos a Matilda en la primera escena como una presidaria que celebra el Shabbath y luego en flashbacks vemos su paso de NInya de Kasa Alta a los sucesos que la llevaron a la cárcel.

Matilda,  como el 80% de los judíos de Estambul,  es sefardita. La vemos salir de la cárcel y enfilar hacia el barrio judío de Gálata donde las tiendas tienen letreros en Ladino (el español arcaico que los judíos han conservado desde su expulsión de Sefarad, que así llamamos a la Península Ibérica). Las circunstancias hacen que Matilda se reencuentre con la hija que abandonó al nacer. A pesar de que Rasel es rebelde,  y tiene amiga griega y cabaretera a la que le quita el novio (un turco musulmán),   ella también es el producto del mundo sefardita.

                Mohina y casquivana, Rasel no deja de asistir a la sinagoga.

Mas allá del idioma y de las canciones, está la riqueza de una cultura que no solo se apoya en el recuerdo de Sefarad sino también en el arraigo en el Imperio Otomano que le dio refugio tras el Edicto de Expulsión de 1492. Se lo dice Davidko a Matilda cuando ella insiste en irse a Israel: “llevamos 400 años en esta tierra”. A través de la serie vemos el mundo de los sefardíes turcos, ricos y pobres, vemos su vida en familia y en el orfanato donde se ha criado Rasel. Todo es positivo, no hay judíos malos en este cuento. De hecho, la peor es Matilda.

Es la ironía del cuento. Matilda (tal como sucederá con su hija) se entrega a un hombre que no es de su fe,  que la empuja a traicionar a su familia y precipitar su propia tragedia. No es que sea una indirecta en contra de los turcos (la serie está llena de personajes turcos positivos) o de uniones mixtas, es una alerta a  no confiar en hombres que no comparten los valores de su cultura.



Por último, quería hablar de la religión judía, algo totalmente ausente en The Beauty Queen of Jerusalem En The Club, tanto la fiesta de Purim como el servicio sabatino en la sinagoga son representados como momentos alegres, con mucha luz, y coros y risas infantiles. Contrástenlos con las tinieblas tenebrosas de la sinagoga de Krol. Esto último ni siquiera  ocurre en The Beauty Queen donde no hay religión.

     Antigua sinagoga sefardita de Jerusalem. Nunca vimos un templo en La Reina de Belleza

Los Ermoza más parece que practicasen magia o folk religión. Incluso los askenazi que son jasídicos no parecen apegarse a la ética judaica. Rochel citará los textos bíblicos antes de cometer adulterio, eso no la hace menos pecadora. La acabose es el cabronazo de Gabriel que al enterarse que a su mujer la violaron se apoya en una regla talmúdica de que ahora puede repudiarla. La religión solo es recordada cuando es útil o en momentos de crisis.

En cuanto a Luna se comporta y viste como mujerzuela, no creo que eso la haga muy piadosa. No hay mención de fiestas aparte de bodas que,  como es común entre los sefarditas,  no se celebran en el templo, sino al aire libre. No vemos rabinos, no oímos oraciones. Solo cuando los árabes irrumpen en su casa es que Victoria recuerda decir el Shemá. Lo mismo ocurre con Rosa que lo recita antes de intentar abortar.

Incluso cuando se trata de asemejar a los sefarditas con los askenazi se cometen errores. Por ejemplo, vemos camas separadas, algo que los sefarditas no hacían. Si la mujer estaba en sus días, ella se trasladaba a un cuarto propio. Según lo contado por mi madre y lo que escuché de las tías-hadas, ese cuartodependiendo del estatus social de la esposa podía ser o un boudoir o parte del nursery. incluso contaban que una antepasada adinerada de Livorno solía irse de vacaciones mensualmente. ¡Que lujo!

Tanto Club Estambul como La Reina de Belleza…nos quieren hacer creer que sus protagonistas son “Ninyas de Kaza Alta” como reza la canción que pone nostálgica a Matilda. Ambas son hijas mimadas de familias pudientes, pero ahí acaba el vínculo en común. A menos que agreguemos que ambas son tan clasistas que no saben reconocer el verdadero valor de las personas. Hasta el final, Matilda sigue depreciando a Celebi tal como lo despreció cuando era Aziz , el que le traía el té a las oficinas de su padre. Luna se hace odiosa lanzándole en cara de su madre que Rosa eran tan pobre que limpiaba baños y que es analfabeta.



¿Tom Hanks en Amores con una Sefardita?

En mi búsqueda de material me tropecé con varios filmes que retratan la vida sefardita dentro y fuera de Israel, pero mi preferida ha sido una oscura película del comienzo de la carrera de Tom Hanks. Every Time We Say Goodbye es una producción israelí de 1986 muy menospreciada tal vez por ser considerada la película de más bajo rating de la carrera de Hanks.

Aunque si bien es cierto que fue hecho con muy bajo presupuesto, el filme tiene varios méritos. Fue filmado en Israel con un reparto israelí (aparte de los principales) y es uno de los cinco filmes de la historia del cine en incluir diálogos en Ladino. Su gran problema, y lo dijeron los críticos, fue Tom Hanks.

Hoy cuando es un astro legendario nos puede parecer aberrante considerar que él sea el culpable del fracaso de una película, pero en 1986 era considerado un comediante. Faltaba una década para éxitos como Filadelfia, Forrest Gump y Salvando al Soldado Ryan. En su primera “película seria” Tom no encajaba, lo asociaban con Jon Candy con quien había colaborado en un par de proyectos. Una lástima porque viendo el filme en retrospectiva,  su actuación es impecable, aunque el personaje no sea muy simpático.





La acción tiene lugar en Jerusalén, en 1942. David Bradley es hijo de un pastor pacifista de Montana que ha contrariado a su padre enlistándose en la Real Fuerza Aérea mucho antes de Pearl Harbor. Herido en combate es enviado a convalecer en Jerusalén que en este momento es un hervidero de tropas británicas y del imperio.

Peter,  el mejor amigo de David,  está en amores con Victoria, una chica judía. Victoria debe eludir la vigilancia de sus padres que no verían con buenos ojos un romance con un gentil, por lo que le pide a Sarah, su compañera de oficina,  que la acompañe a una cita donde se espera sea la pareja de David. Ni Sarah ni David aprueban el romance de sus amigos que están planeando casarse. Sarah es muy vocal en su rechazo y David se sorprende al oírla hablar en español con Victoria. Mas cuando descubre que las familias de las chicas salieron de España hace cuatro siglos y aún conservan la lengua de sus antepasados.



Sarah se rehúsa a seguir encubriendo los amores de Victoria, pero David ha quedado deslumbrado con ella. Luego que la rescata a ella, y a su primo Nissim, de un australiano borracho, el aviador pasa a ser parte del grupo social de Sarah. Primero Nissim en agradecimiento, lo lleva a comer y le cuenta que ha amado a su infancia desde su infancia, pero ella no le hace caso. Luego, Nissim invita a David a una cena de Shabbath. El americano se sorprende ante lo extendida que es la familia de Sarah ya que abuelos, tíos y sobrinos se reúnen en la misma mesa.



Aquí ocurre un suceso interesante puesto que la acción tiene lugar en 1942, el mismo año en que acaba la primera temporada de Beauty Queen… Los hermanos de Sarah se burlan del uniforme británico de David. Amoscado, este pregunta qué tienen en contra de los ingleses. Uno, el boxeador,  responde, que algún día expulsarán a los ingleses de su tierra.

Me pareció un poco extraño que nadie en la familia vistiera el uniforme inglés, ya que más de la mitad de la población judía con edad para hacerlo se enroló en diferentes ramas del ejército británico como una manera de luchar contra Hitler. Lo vimos en el caso de David Franco en  The Beauty Queen…Nissim dice que a él lo ha rechazado el comité medico por ser muy flaco, pero no es excusa para sus primos saludables.

                              David Franco en uniforme inglés

Para aliviar la tensión creada por las palabras del hermano de Sarah, la abuela lee el futuro del invitado en los pozos del café y le augura solo cosas buenas. Nuevamente tenemos esa asociación del mundo sefardita con un espacio de supersticiones .

A pesar de lo que ha visto y oído, David insiste en cortejar a Sarah, a pesar de las veces en que ella lo rechaza. En su torpeza se aparece con una caja de víveres en casa de los Perrera provocando el despectivo comentario de su suegra “creerá que somos menesterosos”. La señora ya ha notado que “ezte manzevo” anda detrás de los huesos de su hija y le prohíbe verlo. Mala idea, Sarah se rebela, se encapricha y acaba desafiando a su familia para ponerse en amores con David. Debido a que este filme puede verse gratis en muchos sitios (Tubi) no les cuento más para no crear spoilers. Basta decirles que su final es tan abierto que no podemos asegurar que sea feliz.

El filme ofrece muchas viñetas de la vida familiar sefardita sobre todo la femenina, desde mujeres cociendo ropa hasta depilándose con cera. Todo de manera grupal y abarcando varias generaciones. Es comprensible entonces el dilema de Sarah y que no quiera abandonar ese mundo. Otra queja del público ha sido esa. ¿Qué motiva a Sarah a dejar atrás toda esa cultura tan rica en tradiciones que ella abraza?



David no está interesado en conocer el mundo que ha fabricado a la mujer que ama. Ni desea compartirlo ni lo respeta. De hecho, no cree ya ni en la religión de su padre por lo que poco le vale la de Sarah. No se entiende como una relación que solo se basa en lo físico puede durar.  David comienza a parecerse al Ismet de Club Estambul.

Si en la serie turca, las protagonistas se definen por una cultura y una religión, Sarah de Every Time We Say Goodbye se define por tradición y familia. En nuestro último ejemplo, la unión entre hermanas, el recuerdo de los padres y el arraigo a esa lejana Sefarad son los factores que determinan a los sefarditas.

Las Rosas de Sarajevo

Un libro que perdí de mi colección llevaba el nombre de La Rosa de Sarajevo y tocaba el tema de la comunidad sefardita de Bosnia, la más importante en la Europa de entreguerras. Curiosamente no sabía yo entonces de la existencia de la maravillosa novela de Gordana Kuic cuya versión televisiva he tenido el privilegio de ver en MHzChoice. Debo agradecerle a la Beauty Queen… el hacerme ver esta historia de cinco rosas de Sarajevo, las Hermanas Salom (o Levy como se llamaban en la vida real) desde otra perspectiva.



Fue en 1988 que Gordana Kuic en la todavía Yugoeslavia publicaba El Olor de Lluvia en Los Balcanes. El libro fue un superventas y no solo en su país. Desde entonces se le ha traducido al inglés, al alemán, al italiano y al español. Se le convirtió en ballet y,  en el 2014,  la televisión serbia la convirtió en miniserie .

                                                            

Como Kuic también había escrito tres secuelas, se filmó en el 2011 la segunda temporada Olor a Flor de Tilo en Los Balcanes. No sé cuando haya de verla. Ya he tenido mucha suerte de conseguirla con subtítulos en inglés, a través de MHz Choice ( los que tienen Samsung TV prueben en ese canal que a veces la pasa aun sin subscripción).

                         Las Salom en El Olor al Tilo en Los Balcanes

La primera vez que la vi me disgustaron varias cosas: que las hermanas fuesen tan descuidadas a la hora de casarse; que la miniserie tuviese una estética de telenovela con muchos close-ups faciales y una iluminación poco común en esta era post HD. También me quejé de los estrechos de los interiores. Todo eso son pelillos de la cola, puesto que los vestuarios son llamativos, el elenco es atractivo, los exteriores son bonitos y los personajes son muy queribles.

Para recrear a la Familia Salom (Jacobo y Estera y sus hijos, un único varón y seis hermanas)  Kuic se inspiró en su familia materna: Las Levy. Conservó incluso algunos nombres siendo el más famoso el de Luna, luego llamada Laura Papo Bohoreta considerada una luz en la literatura bosnia y la escritora más reconocida del mundo sefardí.

                      Laura Papo y sus hijos. Ambos ejecutados por los nazis

¿Por qué nos gustan las historias de hermanas? ¿Por que Alcott y Austen cifraron lo mejor de su obra en familias donde amor, celos, envidia y competencia dividen y unen a tres o cuatro mujeres de la misma sangre? No podemos decir que sea porque nos ilusiona esta fantasía de armonía familia. Basta ver series como Ku’Damm o su emula  Nuestros Años Milagrosos (Unsere Wunderbaren Jahre), para ver que basta un pequeño incidente para que las hermanas tomen partido unas en contra de otras. Ni hablar de Las Crowley de Downton Abbey,  capaces de darse las peores puñaladas traperas.

Lo bueno es que Las Salom no son así. Lo que alterará sus vidas no será por culpa de ellas sino de la geopolítica de la región. La serie comienza en Sarajevo en 1914, en vísperas de la visita del Archiduque Francisco Fernando a la región que entonces era parte del imperio austrohúngaro. Un imperio sobre el que el archiduque pretendía reinar.

Sn embargo la noticia más importante del día es que Estera envía a  su hija menor Rebeka “Riki” por sal y la nena se olvida por estar admirando a las estudiantes de una escuela de ballet. Para cuando su padre y su único hermano Izak apodado “Atleta” llegan a cenar los espera un platillo soso. Riki es solo una más de las excéntricas hijas de Los Salom, las otras cuatro también son independientes de mente y cuerpo,  sin ser irresponsables ni libertinas.




Mientras cocinan la cocina y lo que sale de ella es muy importante en la tramaBlanki, la penúltima hija , interroga a su madre. ¿Cuál es su hija predilecta?  Estera contesta en típica manera sefardita con una anécdota familiar.

Los Salom eran tan pobres que una vez tuvo que inmigrar toda la familia a Constantinopla en busca de fortuna. La belleza de la pequeña Blanka atrajo el interés de un hombre que quiso comprarla pensándola una muñeca. Aun a sabiendas que se trataba de una niña de carne y hueso, insistió en pagar por ella. La madre recuerda que, aunque se morían de hambre  ni ella ni el marido aceptaron la oferta. Sus hijas valen más que el oro. Por eso ella las ama a todas por igual, pero sabemos que Blanki es su favorita y la más hermosa.

Aunque, Jacobo y su hijo tienen una reparadora de calzado y los Salom poseen una quinta, que pertenece al abuelo, no son ricos. Las hijas mayores deben trabajar y eso explica su independencia. Nina y Klara han puesto una tienda de sombreros,  y Laura, la mayor y la más intelectual de la familia,  da lecciones particulares. Laura, apodada Buka, también se la pasa en la librería de David, no tanto por los libros como porque se ha encaprichado con un hombre que ya lleva el cabello blanco.



Aunque David se siente halagado,  sabe que serían infelices debido a las diferencia de edades así es que empuja a Buka a los brazos de Daniel Papo, joven, agraciado, de buena familia. Con el corazón destrozado, Buka acepta la oferta matrimonial de Daniel. Este episodio,  que no ocurre en el libro,  sirve para dar otra dimensión al personaje de Buka. Ahora la vemos como una mujer con un secreto que acepta hacer lo sensato y ocultar su pena de amor.

Daniel pide la mano de Buka y rápidamente es aceptado por la familia. Hasta tiene permiso de los padres de escoltar a su prometida a la llegada del archiduque. Las otras hermanas, muy engalanadas irán detrás de ellos.

Antes de seguir con la saga voy a detenerme en algunos aspectos técnicos. Aunque se ha recreado cuidadosamente la atmosfera de la Sarajevo antigua, le falta un poco de manejo de cámara y de ahí mi incomodidad oficial con ese look de telenovela añeja. El vestuario es fastuoso, pero como ocurre con muchas series de televisión,  cae en anacronismos y caos en lo que respecta a la moda de diferentes épocas puesto que la serie abarca desde 1914 hasta el 44.



Compensan estas faltas,  la belleza y competencia de los actores, la intensidad de la trama, la simpatía y emotividad de los personajes y el placer de esta incursión a un mundo semi desconocido para muchos. Es tristísimo ver que con muchísimo menos presupuesto y recursos Aroma de lluvia le gana cien veces a La Reina de Belleza de Jerusalén.

De hecho, Beauty Queen… reprueba las asignaturas donde descuella la saga serbia: creación de personajes, descripción de la dinámica familiar, énfasis en la cultura sefardita y, por, sobre todo, la atención al detalle histórico con inclusiones de hechos puntuales.

Los Salom, a diferencia de los Ermoza, no solo son una familia armónica además están muy orgullosos de sus tradiciones que abarcan el idioma y la comida. Vemos a la madre y a Blanka cocinando platillos típicos de la cocina sefardí y esa noche, a solas viendo caer el crepúsculo los padres tocan la guitarra y cantan “Adyo Kerida”. Aunque se puede decir que son más sefarditas que la familia Ermoza lo que realmente las aparta es el recuerdo de la Spanya perdida. Spanya bella terible dice el padre.



Cuando las Salom reciben la visita de sus tías-abuelaspersonajes de magna importancia en la familiaellas le recuerdan que no basta hablar Ladino. Hay que vivir lo sefardita, nunca olvidar el modo de vida que sus ancestros llevaron en España. Cuan diferentes a los Ermoza que, según la novela, llegaron a Jerusalén de Toledo a fines del Siglo XV, pero cuya cultura parece única a la par de su soberbia que no nace de linajes sino de reglas de clan.



A medida que la familia Ermoza se adentra en el Siglo XX, va perdiendo ese eslabón al pasado europeo que es casi un tema de fondo, un desligamiento de la historia de los judíos exiliados. Cuando Mercada se siente expulsada por su familia se va a casa de una prima en Toledo. Gabriel dice que las cosas “están mal en España”. De nuevo ignorancia. 1931 es el año de la Republica y esta invita a los sefarditas a retornar a Sefarad (Ley Primo de Rivera de 1929). Mi bisabuela dejó Italia ese año y se instaló en Madrid a la espera de ser nacionalizada española.

Obviamente ni los Ermoza están pendientes de lo que pasa en Spanya, ni los creadores de la serie saben de historia.  Para mayor injuria, Mercada retorna a Jerusalén en 1941 y en vez de hablar de la situación en Europa o de la Guerra Civil, suelta tremenda paparrucha. ¡El gobierno de Franco esta arrestando a los judíos españoles y entregándolos a los alemanes para que los envíen a Polonia! Ni me molesto en comentar.

Por el contrario, en la saga de las Hermanas Salom hay un equilibrio entre su herencia española, su judaísmo y la historia contemporánea de la tierra que los ha acogido. En el primer capítulo ya tenemos mención de la llegada del heredero al trono, todos parecen entusiasmados con los festejos que acompañaran esa visita. Sin embargo, Daniel Papó le dice a su futuro suegro que sus amigos serbios consideran ese evento como una provocación en contra de Serbia y de las minorías bosnias. El parece compartir esa opinión que es un foreshadowing de lo que vendrá.



Los tiros de Gavrilo Princip provocan una estampida. En el tumulto,  las hermanas se separan y cada una por su lado, retornan a la casa, pero la traviesa Riki se ha perdido. Lo que entre los Ermoza sería un momento de recriminaciones y señalamientos de culpas aquí es manejado con gran presencia de ánimo y sentido práctico. Blanki se queda en casa con el abuelo, los demás se separarán para buscar a Riki. Esta regresa y el abuelo fallece de un infarto esa misma noche.

Vemos las consecuencias del atentado. Saqueos y malos tratos de la población serbia residente en Bosnia. Unos vecinos serbios ponen a recaudo sus pertenencia con los Salom. La declaración de guerra de Austria obliga a Atleta a enlistarse en el ejército. Incluso Skoro, amigo de Daniel y de origen serbio debe pelear por el bando imperial. Esto, aparte del ataque de conciencia,  le provoca contratiempos románticos ya que ha iniciado una relación con Nina. Los Salom se tranquilizan con su partida al frente, ya que no aprueban el romance de una de sus hijas con un cristiano. Nina está enamorada y no vacila en ir en busca de Skoro  a un hospital de campaña.

La muerte del patriarca durante la guerra dejará a Estera casi imposibilitada de impedir que tres de sus hijas se casen con cristianos o que Riki se marche a Belgrado (cuando ya pasé a existir Yugoeslavia) a ser bailarina de ballet. Para cuando Atleta se casa con una askenazia, nadie está para reprocharle puesto que al menos se trata de una judía.



La serie va describiendo la evolución de la familia a medida que pasan estos sucesos. Antes que todo,  deben responder a su comunidad. Cuando los otros sefarditas se enteran de la relación de Nina con un cristiano comienzan a hacerle el vacío a Jacobo en la sinagoga, nadie va al cumpleaños de Blanki y las tías se presentan en casa a exigir el fin de esos amores. Ante la sorpresa de todos, Jacobo y Estera apoyan a su hija. Las tías se marchan indignadas, pero antes lanzan una maldición sobre ellos “que todas tus hijas se casen con cristianos.”

La importancia de las maldiciones es conocida en el folklore judío universal. Luego que un sacerdote (“un rabino cristiano” como lo llaman las hermanas) bendice la boda de Skoro y Nina en el jardín de los Salom, las hermanas de la novia se casarán con cristianos. Blanki incluso se convertirá al catolicismo para escapar de la persecución nazi. Klara será infeliz, Nina muy feliz. Blanki encontrará prejuicios entre sus parientes políticos y Riki, embarcada en su carrera artística,  se enredará con hombres que no le convienen.



La obra retrata lo que realmente ocurrió con la madre y tías de la autora. No es un llamado a los matrimonios mixto, a pesar de que la única que se casa con un judío sea la más infeliz. en la vida real, Daniel Papo volvió de la Gran Guerra con un trastorno de los nervios que acabó con él internado en un sanatorio. En la serie él le ha ocultado a Laura un historial familiar de trastornos mentales que se manifestará en delirios , paranoia y horribles escenas de celos. Hay que ingresarlo a un sanatorio. Laura será el sostén de su familia y al serlo contribuirá a la literatura de su pueblo y al mantenimiento del Ladino.

A través de la serie vemos como las hermanas sobreviven malos matrimonios, romances fracasados y otros problemas. La pérdida de los padres las une más. Es en su unidad donde mantienen idioma, folclore, cocina y todo lo que significa la cultura judeoespañola. Sin embargo, Gordana Kuic está escribiendo sobre un mundo desaparecido. No será la asimilación ni los matrimonios mixtos los que acabarán con la civilización sefardita, sino el Holocausto que  puso fin a la presencia sefardita en Europa.



Hoy casi no quedan comunidades sefardíes en el Mediterráneo. Se les encuentra más en Montreal que en Sarajevo. Lo que se llama sefardita en Israel consiste en inmigrantes marroquíes o argelinos que apenas conservan el idioma,  o descendientes tal vez de familias como los Perrera de Everytime We Say Goodbye o los Ermoza de The Beauty Queen of Jerusalem que, ya vemos, no son representativos de la grandeza de lo que fue la civilización sefardita

martes, 16 de agosto de 2022

¿Fue La Reina Virgen Víctima de Abuso Sexual? De Como las Sensibilidades Modernas Arruinaron a Becoming Elizabeth.

 


Enrique, El Gordo estira la pata en una noche oscura. Sus tres hijos sobrevivientes son llevados de prisa a un lugar que no se sabe si es refugio o mazmorra. Maria, Isabel y Eduardito se abrazan aterrorizados. Será la última vez que los veamos unidos porque Becoming Elizabeth nos deja en claro que los Tudor pueden ser más disfuncionales de lo que ya creíamos.  Mientras esté trio anda de las greñas, Inglaterra vivirá las últimas décadas antes de volverse una potencia.



Un Spoiler Histórico: Esto es lo que Pasó

Volvamos un poco a la historia, retomando el último episodio de Los Tudor. El obeso muere dejando como heredero a una criaturita de frágil salud, pero de férrea fe protestante. También deja una viuda y un país insatisfecho. La viuda, Catalina Parruna de las mente más brillantes de la corte Enriqueta bastante agotada por el matrimonio con un tirano loco y sádico todavía posee sueños románticos. Sin esperar al paso del luto,  se casa con su viejo amor, El Almirante Sir Thomas Seymour.

Primer Problema: El Almirante es tío del rey. Segundo problema, Catalina es la única madre que Eduardito ha conocido. Este matrimonio huele mal sobre todo para el Lord Protector, Edward Seymour, hermano de Thomas y tutor de Eduardo VI.

Para protegerse, Los Seymour se llevan a vivir con ellos a Isabel. Por un lado, Catalina quiere a su hijastra, por otro ambas comparten “la verdadera fe”, pero también hay algo más. El Matrimonio Seymour necesita de una pieza para entrarle al juego de tronos de esta nueva Era Tudor. El problema es que el almirante, muy juguetón el, tiene otros intereses en Isabel que van más allá de hacerle cosquillas en la cama o cortarle el vestido, a lo Zorro, con su espada.



Es solo cuando Catalina,  embarazada , descubre a su marido besándose con la hijastra que se pone las pilas y envía a Isabel lejos de su casa. Catalina muere de parto, El Rey Eduardo está camino a seguirla, la ambición del viudo Thomas aumenta. Se ve derrocando al hermano, coronando a Isabel y el convertido en rey consorte.



La ambición desmesurada tiene castigo. Se descubren los planes del Almirante, pierde el apoyo de su sobrino, pierde la cabeza. Para no perder la suya, Isabel hablará pestes de su “padrastro”. Su nana Kat Ashley declarará bajo juramento que Sir Thomas acosaba a la princesa, que intentó violentarla. Estas declaraciones confundirán a los historiadores por siglos. Solo los muertos conocen la verdad.

No he dado spoilers, lo que cuento no es más que lo que se enseña en clases de historia (o se enseñaba) y que la serie ha recreado de manera apegada a la historia oficial. A los troneros nos es más fácil ver a Eduardito como un Joffrey Baratheon cuando es más Tommen (el del libro) y al triangulo romántico principal como Meñique-Sansa-Tía Lyssa Arryn, pero Sir Thomas es menos hábil que LIttlefinger,  Catalina meno boba que Lyssa,  y ciertamente Elisabeth supera en todo a la niña Stark. Esto lo notamos gracias a muy buenas actuaciones de Tom Cullen que deja atrás series bochornosas como Knightfall, Jessica Raine que nos sorprende nuevamente con su versatilidad y Alicia von Ritterberg que ya había atraído mi atención en Charité.



Voy a dejar de lado, por un instante,  en mi repaso de la serie,  este triangulo que es la comidilla de críticos y paso a otros temas de importancia en la Era Tudor como política y religión. El primer problema y del cual hablan ya en la primera entrega,  es Escocia. Cuando dejamos al país de las gaitas en The Spanish Princess teníamos un rey muerto, una reina casquivana, Meg, hermana de Enrique VIII, y unos pequeños, uno de los cuales reinó como Jacobo VI. Casado con la francesa María de Guisa, a su prematura muerte,  el rey deja varios bastardos, pero solo una heredera legitima, Maria Estuardo. A la muerte de Tío Harry, Maria de cinco años anda medio comprometida con Eduardito, pero sus parientes franceses no la quieren casada con un reyecito con ínfulas luteranas.



Enojados,  los ingleses mandan un ejército capitaneado por el Duque de Somerset que arma una guerra conocida como el Rough Wooing (cortejo brutal) . Todo en vano. Aunque Somerset les da una paliza a los escoceses, Los Guisa logran capturar a la reinita y llevársela a Francia donde algún día se casará con el heredero al trono, Francisco de Valois. Si , todos lo vimos en Reign.

Lady Jane Gray y María antes de ser “Bloody”

Escocia se les ha escapado de las manos a los Tudor, y Francia se ha convertido en su enemiga. A Lord Somerset se le ocurre que mejor que el sobrino se case con alguna chica inglesa fácil de manejar. La elección cae en Lady Jane Grey, nieta de Charlie Brandon y sobrina nieta de Enrique VIII. Aquí es interpretada por Bella “Lyanna Mormont” Ramsey

Apenas Catita y Tomasito Seymour se enteran de los planes del Lord Protector, se llevan a Jane a vivir con ellos, a tomar lecciones de griego con Isabel, mientras los dueños de casa follan sonoramente en el cuarto contiguo. A Isabel no le hace ni pizca de gracia que su prima venga a quitarle espacio. En su primer encuentro, se lo hace saber de la peor manera. La pobre Jane no encuentra nada peor que decirle algo así como “ya que tú y Maria son bastardas, yo soy la próxima heredera del trono si Eduardo se nos muere”.



Hablando de Maria, me temo que es la mejor actuación , mi personaje favorito,  y que por primera vez le veo el atractivo a Romola Garai. Es triste que el público (a menos que haya coincidido con la excelente visión de Michael Hirst de esta desdeñada figura histórica) solo la vea como solterona beata. Lord Somerset se refiere a ella y a Eduardo como “fanáticos”. Una definición fácil en la boca de un hombre cuyo único fanatismo es la ambición de poder.

Debemos comprender, primero, que Eduardo es apenas un niño de nueve años. Segundo que fue criado por Catalina, quien antes de tener a Seymour en su cama, fue devota defensora de la Nueva Fe lo que casi le costó la cabeza. Tercero, y la serie no hace hincapié en esto, el reyecito está muy enfermo. Es común en los enfermos apegarse más a su fe, si la tienen.

El caso de Maria es casi tan patético. A sus 31 años ha sido despojada de todo: estatus, familia, agencia. Solo le quedan la fe y su virtud. Vio a su madre morir por la religión católica, vio amigos y parientes (los Pole) ser torturados y masacrados por su credo. Es imposible pensar que una persona que haya pasado por lo que ha pasado no encuentre identidad en sus prácticas religiosas.



Tristemente, la persecución de Eduardo y sus amenazas son rigurosamente históricas. El niño-rey insiste en que su hermana renuncie a la Iglesia de Roma, y deje de oír misa aun en sus aposentos. Maria huye a un castillo lejano y hasta allá llegan los esbirros de hermano que también es su ahijado. Maria es muy astuta y se da cuenta que necesita estar unida a Isabel, pero también se da cuenta del juego de su madrastra y como este aleja a su hermana.



La serie nos pone a Maria con solo dos apoyos. uno es el embajador español el otro es el enigmático Sir Pedro. Ambos son interpretados por actores de color. Aunque es imposible que el embajador hubiese sido un negro (entonces se les conocía como blackamoors), el caso de Sir Pedro es más cercano la realidad.

Lo conocemos como mercenario al servicio de Ned Somerset en su guerra escocesa. De vuelta a la vida civil, Pedro parece no tener cabida en una corte blanca y protestante, hasta que tiene un encuentro con una desconocida en una capilla católica. Descubrir que su correligionaria es la nieta de Los Reyes Católicos hace que Pedro transfiera su lealtad a una princesa que representa los intereses de su fe y los de su tierra natal,  España.



Una Controversia Innecesaria

Una lástima que no nos detengamos más en esta singular amistad o en el personaje de Maria. Para bien o para mal, la serie se llama Becoming Elizabeth y se enfoca en la futura Reina Virgen….y he ahí el problema. Desde el comienzo que es notorio que más que retratar la historia de ese periodo y a sus personaje,  el cuento se apoya en los amores de Isabel con su padrastro.

El tomar una anécdota que puede o no haber ocurrido en la vida real, y dárnosla como un hecho consumado demanda cierta seriedad y compromiso. Exige que se describan los hechos como una violación de facto, con Isabel atrapada en una red tendida por un hombre de mundo, empujada por las circunstancias a ser la amante de un hombre casado y atormentada por lo sucedido. La otra opción es describir una jovencita que se enamora casi a primera vista y hace lo imposible por conseguir al hombre que ama.

Anya Reiss ha elegido este último camino, algo que a los críticos les ha repugnado. Las primeras semanas de la serie al aire yo ya estaba agotada de leer titulares que hablaban de abuso sexual, de conductas inapropiadas,  hasta de pedofilia.  Entretanto el público veía en pantalla una pareja que derramaba química a raudales. Isabel y Seymour parecían muy enamorados, o al menos felices de estar juntos. En resumen, aquí no veíamos ni víctimas ni victimarios.



 Lamentablemente, Anya Reiss comenzó con muchos bríos y luego se acobardo. La actitud de Decider y de otras publicaciones de rebuscar en el pasado de la escritora para encontrar en su obra indicios de romances (en tiempos modernos) entre niñas al inicio de su adolescencia con hombres mayores,  puso a la guionista en el banquillo de los acusados.  Sintiendo la espada de la cancelación pendiente sobre su cabeza, llevó a Reiss a hacer declaraciones de que era consciente que se trataba de un abuso sexual, pero culpó a los actores de creerse los papeles. WTF?

No voy a darme el trabajo de comentar cada paso de la escandalosa polémica. No se cual artículo es más hipócrita, ignorante y poco profesional. Pero me han demostrado que, si hasta yo con mi edad y experiencias,  puedo ser manipulada por los medios, cuan peligrosos será el efecto de estas cancelaciones en mentes más ingenuas.

Becoming Elizabeth pasará a la historia como una serie controversial. Cualquier otro merito o defecto ocupará un espacio terciario. Se la verá como algo que debe ser combatido o disfrutado como placer culpable, como cuando las parejas de antaño se escabullían a ver un filme porno. Mi duda quedará en si siempre se la quiso publicitar desde ese ángulo.



No es la primera vez que estos amores trágicos llegan a la pantalla. En la hermosa Young Bess, Jean Simmons vivía un amor romántico, pero platónico,  con Stewart Granger, un amor imposible debido a él estar casado con la madrastra de la princesa.



No recuerdo que se mencionase la diferencia de edades o la extrema juventud de la princesa, tal vez porque Granger además de ser catorce años mayor que su coestrella era su esposo en la vida real. Fue en Elizabeth R. donde creo que se exploró de la manera más adulta esta historia. Sin tener que llegar al término “pedofilia”, vimos en flashbacks los acosos de Seymour a su hijastra, pero también vimos a la futura reina llorando la muerte del almirante.

El tema no ha vuelto a ser tratado en ninguna de las series y filmes concernientes a la juventud de Isabel. Es solo ahora que Anya Reiss ha querido causar controversia con su fanfiction sobre lo que pudo realmente suceder entre Isabel y el marido de su madrastra. Valga decir que lo ha logrado y que le compro sus teorías. Una lástima que las sensibilidades modernas de sitios como MarySue y Vulture, tan woke que caen en la mediocridad, se hayan olvidado del contexto histórico y anden con soponcios puritanos de ser obligados a ver escenas (ningún desnudo) que los escandalizan.

A mí no me provocan asco. Lo que me da es mucha tristeza porque sé que ese romance nunca tuvo muchas chances de sobrevivir. No me parece escandaloso que Isabel se enamorase de un hombre como Seymour que a pesar de su edad era un Don Juan reconocido. Tampoco me parece mal que ella,  desde el primer día, planeara casarse con él, puesto que las chicas de su clase se casaban a esa edad. Su tía, Margarita Tudor se casó a los 13 años. Julieta Capuleto se casó a los 13 años. Lucrezia Borgia se casó a los 13 años.



Tampoco la culpo por seguir amando e incluso entregándose a un hombre casado. No es que esté exonerando al puerco de Seymour. Es tan bruto que lo hace todo mal y acaba poniéndose en peligro él y peor aún, poniendo en peligro la vida de Isabel. Lo que me niego es a quitarle agencia a Isabel y menospreciar sus sentimientos.

Debemos verla con mayor madurez que una adolescente de hoy. Lo entendemos cuando sabe reconocer los síntomas de un posible embarazo tal como sabe que llegado el caso existen curanderas que la pueden ayudar a abortar. Si no apreciamos la gran capacidad intelectual de Isabel,  y su tal vez precoz sabiduría y poder de supervivencia,  no entenderemos su primer momento de gloria, cuando se defiende brillantemente de la corte inquisitorial que quiere convertirla en cómplice de Seymour en el supuesto rapto/regicidio de Eduardito.



Lo Mejor de la Serie

Se ha hablado mucho de como la relación con Seymour afectó a Elizabeth. Lo creo,  todo primer gran romance afecta nuestros amores futuros. En el caso de la Reina-no-tan-virgen la predispuso a enamorarse de ambiciosillos fatuos: Robert Dudley, Sir Walter Raleigh y el Conde de Essex. De hecho, ella más tarde explicaría su atracción por Raleigh con un “me recuerda al Almirante Seymour”.

Incluso en el último episodio cuando, Somerset,  camino al cadalso, le pide perdón a la princesa por lo que le hiciese su hermano, Isabel, muy entera le dice,  “yo era una mujer adulta”. Acaba suplicándole que no odie al Almirante. 



No quiero dar más Spoilers, pero terminé llorando. Es lo triste de ver una serie que trata de serle fiel a la historia. Hay momentos en que uno quisiese el indulto para Somerset o que Elisabeth se case ahí con Robin Dudley, pero sería negar los textos de historia,  seria negar la vida real.

Ya he hablado de las excelentes actuaciones,  de Jessica Raines que me ha conmovido y de Tom Cullen mucho menos perdido y más sexy que en Knightfall.  Se ha hablado mucho de sí Alicia von Ritterberg se ve muy mayor para hacer de Isabel. Es mejor una actriz veinteañera que una criatura que realmente nos haga pensar en el tema pedófilo. Bella Ramsey está excelente como la desdichada Jane Grey retratándola como lo que era:  una niña ingenua, sin glamur, sin la labia y el intelecto de Isabel, y que fue utilizada por su repulsivo padre para propósitos que acabaron con su familia.

La estética es apropiada, muy sombría con muchos claroscuros que se cifran en la ropa opaca y cabello cobrizo de la protagonista haciéndola parecer un cuadro de Lucas Cranach o un grabado de Durero. Aun en el exterior predominan los verdes bosque y grises azulados. Tenemos claro que este es un mundo triste, peligroso y siniestro sobre todo para los pobres hijos de Enrique VIII. 



Contenido Violento y Gory: Curiosamente la mayor violencia pareciera ir dirigida en contra de los animales. Dolido por la traición de su hermana y tío, el Reyecito manda desplumar un halcón.

Cuando el bruto de Seymour se le ocurre ir a secuestrar al sobrino mata de un balazo al cachorro favorito del rey . Ver a Eduardito llorando mostrarles a su consejeros el cadáver del perrito Arrow me rompió el corazón.



Mas desagradable fue la escena de cacería. En compañía de Dudley y otros caballeros de la corte, Isabel persigue un ciervo . al encontrarlo malherido se abalanza sobre el animal y lo degüella con su daga. Seymour, que está presente, se da cuenta que la princesa lo ha visto a él en el ciervo y que le ha hecho lo que le gustaría hacer al esposo de su madrastra en castigo por su traición. Creo que los productores querían mostrarnos que Isabel no era una criatura tímida, delicada sino una mujer fuerte de armas tomar. Lo único que consiguieron fue mostrarla como una mujer dura, cegada por los celos, lejos de ser una víctima ingenua.

Contenido Sexual y Desnudos: Muchas situaciones sexuales, pero no hay desnudos.

Contenido Feminista: A pesar de que el centro de atención del guion es Isabel, no hay desperdicio en los otros personajes femeninos. Mujeres fuertes, pero que deben someterse a los dictados de hombres que se creen superiores a ellas. El uso/abuso de la mujer como peón en un juego de trono que también lo es en el juego de las alianzas matrimoniales es evidente y vemos cómo afecta a todas desde la solterona María Tudor hasta la pequeña Jane Gray.



Factor Diversidad: Aunque no me creo el cuento de que el embajador español ante la corte de Eduardo VI fuese un ‘blackamoor” como les llamaban en las cortes Tudor, si acepto que Sir Pedro el Mercenario fuese de origen africano.