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martes, 12 de septiembre de 2023

Qué Vi Este Verano: y No Tuve Tiempo de Reseñar.

 


Amazon Prime me da la chance de ver Domina, encuentro un misteriosa serie de en YT, me despido de Morse, vomito con Trasatlántico , en Halston me enfrento al tope de la superficialidad de Ryan Murphy, y penetro al mundo sangriento de la primera asesina en serie de Rusia. A ver que les recomiendo.

Domina (MGM +)

Nunca me arrepentí de no tener EPIX y de perderme la primera temporada de Domina. Creía que era una variación de la despreciable Roma. En vísperas de la Segunda Temporada, Amazon ha ofrecido la primera totalmente gratis y me he llevado una sorpresa. Es muy apegada a la historia que nos han legado Suetonio y Tácito. Bueno, ese affaire de la protagonista con Sextus Pompeyo puede que no haya ocurrido, pero no me molestó porque me daba pena Livia,  tan jovencita y casada con un zafio egoísta y machista.

Para muchos, la imagen de Livia Drusilla es la encarnada por Dame Sian Phillips en Yo Claudio, pero esta Livia nos muestra que circunstancias la convirtieron en la mujer ambiciosa, desconfiada e implacable que nos legó Robert Graves. Las dos actrices que la interpretan, Nadia Parkes (The Spanish Princess) y Kasia Smutniak(Inspector De Lucca)  son muy efectivas. Antígona, aunque sea un personaje ficticio, bien pudo existir y la amistad entre ella y Livia pudo darse.

                                    La joven Livia

La Primera Temporada comienza con la boda de la quinceañera Livia con Claudio Druso , un marido tan poco apetitoso que entendemos que la novia se sienta atraído por Gaius al que conoce ese mismo día. Aunque me aburre un poco ese cliché de gente que se conoce y se enamora en el banquete de bodas de uno de ellos, siempre he creído que Livia y Augusto tienen que haberse querido un poquito para haberse sido tan fieles por años.

Comienzan esas guerras que siguieron al asesinato de Julio Cesar. Domina queda huérfana, pierde casa y fortuna, hasta a Antígona, su liberta y mejor amiga. Su marido tiene el don de aliarse siempre al bando perdedor y se la pasan huyendo. Finalmente, Livia se harta y convence a Gaius de divorciarse de la recién parida Scribonia y casarse con ella, aunque esté embarazada de Druso. Sinceramente yo encuentro más entretenido ver estas sillas musicales matrimoniales que las escenas de batalla o las discusiones políticas.

En cuanto a errores históricos, no creo que nunca la ambiciosa Livia haya luchado por el retorno de la república, pero si Robert Graves convirtió al Emperador Claudio en republicano de closet, se vale hacer la misma imputación a su ambiciosa abuelita.

                                    Livia madura

Lo que me dio risa fue la maldición de Scribonia. En las crónicas históricas, la primera esposa de Augusto se nos aparece como una sombra gris que solo radia luz al final de sus días cuando consigue que le permitan compartir el destierro de su hija. En Domina, Scribonia es retratada como una mujer manipuladora, intrigante y hasta bruja .

Le promete a Proserpina una cantidad de ofrendas siempre y cuando provoque un mal parto a Livia que acabe con las vidas de madre e hijo. Eso ocurre. Livia pierde a su hijo. Aunque sobrevive,  queda estéril,   y el espectador medio queda con la impresión de que Scribonia (o peor, Proserpina) es la culpable.

Algo que me da risa en esta Era Woke es como para conseguir un efecto se atropella hasta las mismas máximas que se pretenden inculcar. La televisión británica es escéptica y propagadora de ateísmo, por lo que ese episodio les quedó mal. Yo creo en la mala vibra,  pero no hasta el punto de poder matar a alguien. Proserpina no existe.  ¿Y si existiera,  iba provocar una muerte de un inocente nada más que para que le ofrecieran una piara de cerditos?



Si pueden,  vean la serie, ahora en MGM+ y como acompañante aconsejo

Para ver

Yo Claudio (1976) está en AcornTv, Amazon, Apple y YT

Lecturas

Robert Graves: Yo Claudio

                          Claudio, el dios

Suetonio: Vidas de los doce cesares

Tácito: Anales

Endeavour: Temporada Final (PBS)

No pensé que me pondría llorar con el final del Joven Morse. Después de todo han sido casi diez años en que lo he seguido con paciencia. Esta novena temporada supo devolvernos a nuestros personajes más queridos, incluso nos trajo a Peter de regreso. Los tres asesinatos son resueltos sobre un telón de fondo: los horrores ocurridos en Blenheim Vale.



Empezamos con todos los policías del Támesis tratando de encontrar su futuro. Bright se retira; Thursday decide pedir un traslado, Jim se casa con Joan. Endeavour es el único que parece estar flotando a la deriva. Incapaz de declarársele a Joan, la deja esperando cuando ella está dispuesta a hablarle de amor; y tras un periodo de rehabilitación, vuelve a la botella. ¿Cree que Thursday lo va a querer de yerno? Sin embargo, es el único on tozudez “Morsiana”que insiste en sacar a Blenheim Vale, el siniestro orfanato que casi le costó su carrera,  de los archivos. Me encanta cuando Bright decide apoyarlo porque recuerda que una vez,  por carecer de firmeza,  dejó a Morse en la cárcel y a Thursday a la puertas de la muerte. “¿Qué me van a hacer? “dice el Superintendente “¿Despedirme?”



Me pasé la última temporada pensando que alguien moriría al final. Tal vez porque me acordé del tremendo final del Inspector Gently. ¿Se va a morir Joan? ¡Ahí viene un ataúd! ¡Noo, no vayan a matar al Viejito Bright! Me doy cuenta de que Anton Lesser se ha convertido en mi actor de carácter favorito de la televisión británica. Bueno, mejor les doy el spoiler. Ningún personaje importante muere, pero si la serie, si la sinergia que ha mantenido al equipo unido.

Para Ver

Aconsejo ver la serie completa. Esta en Prime Video y en Thirteen Passport.

Homefront (YouTube)

Buscando series estadounidenses que nunca vi, me encontré con este enigma de Los 90s (está completa en YT). Recuerdo que no me interesó verla. A comienzos de Los 90,  yo estaba ocupada con cosas nuevas; nuevo empleo, nueva carrera, nuevo romance… Y entiendo que la gente entonces no estaba nostálgica por Los 40 ni por guerras pasadas. Acabábamos de salir de Desert Storm. Después de cinco temporadas,  hasta la super pacifista China Beach,  había sido cancelada.

En estricto rigor, Homefront no es una serie de guerra, es sobre la post guerra,  tipo The Best Years of Our Lives. Trata de la vida que enfrentaron los veteranos, sobre todo los de color;  de cómo las mujeres perdieron sus empleos cuando sus hombres regresaron por ellos; y el fenómeno de las esposas extranjeras.  Aun con esta premisa interesante, la serie tuvo poco rating y fue cancelada.



Entonces ocurrió algo extraño, un grupo de fans exigió que le dieran una segunda temporada y el canal ABC se los dio, pero los resultados fueron tan abismantemente bajos que hubo que cancelarla. Viéndola ahora entiendo el porqué.  La historia tiene lugar en un espacio estrecho,  un pueblo de Ohio donde todo el mundo trabaja en la fábrica (o en el servicio doméstico)  de Los Sloan. En el primer episodio, Los Sloan están en la estación esperando la llegada de su hijo Mike que se ha casado con una italianita.

Al otro lado de la plataforma están Anne y Linda Metcalf. Madre e hija trabajan para Sloan y están esperando a Hank, hijo y hermano, y a su mejor amigo Charlie. Con ellos está el hermano menor Jeff y Sarah, la novia de Hank. También ha llegado Ginger la mejor amiga de Sarah y Linda, que es novia de Charlie.

Sucede que Sarah y Jeff se han enamorado en ausencia de Hank. Es una de las muchas traiciones que presenciaremos en un primer episodio. Sucede que Linda y Mike eran novios y para ella le es violento saber que él la cambió por una “enemiga”” como la llama su ex suegra. La guinda del pastel la pone Charlie que viene del brazo de una esposa inglesa dejando a Ginger vestida y alborotada.

                                  Charlie y su inglesita

Esto que parece indicar que tendremos un caso de Novias de Guerra Desesperadas acaba en una nota trágica: Los Sloan reciben un telegrama que les avisa que Mike murió. Solo les queda de su hijo una nuera italiana y embarazada.

La vida continua, Las Metcalf pierden sus empleos. Sloan emplea a los soldados retornados,  entre ellos, Robert, hijo de su ama de llaves negra. Robert sufre tales muestras de racismo que ponen en peligro su vida. Sarah y Hank se casan. Ese día,  Jeff se acuesta con Ginger e inician un romance.



Los Sloan le dan dinero a Gina para que se regrese a Italia, pero ella prefiere vivir con Gloria, la madre de Robert. La policía, al ver una blanca en una vecindad de color, apalea a Robert . Gina se va a vivir con Charlie y su esposa, mientras su suegra sigue empeñada en hacer que Inmigración la deporte. Linda recupera su empleo, pero hace amistad con un sindicalista judío que la radicaliza y de paso, seduce a su madre. Un toque novedoso, pero perdido en una historia que pudo ser mejor.

                               Los Sloan y la nuera que no quieren

Su mayor problema es su estrechez que abarca la debilidad de sus personajes. Los varones parecen salidos de comedias de los 40s,  son un cruce entre el Soldado Hargrove con Andy Hardy. Las mujeres son como demasiado listas para su época y para esos bobitos. La única que parece boba es Gina y ese personaje me superó.

                                       Ginger y Jeff

Al crearla, los guionistas tuvieron en mente a Teresa, el debut en Hollywood de Pier Angeli . Como el personaje del filme de Fred Zimmerman, Gina es optimista, dulce, ansiosa de agradar a los suegros y de adaptarse al modo de vida americano. El problema es que Teresa era napolitana y, aparte de algún que otro bombardeo, no estaba realmente traumatizada por el conflicto. En cambio, Gina es sobreviviente de Auschwitz. El primer error es que es increíble que les tome a todos una temporada antes de descubrir porque tiene un número en el antebrazo. Segundo, imposible creer que alguien tan sumisa y modosita hubiese sobrevivido un campo de exterminio. Tercero,  que Gina no actúa para nada como judía.



No me sorprende que hayan cancelado una historia tan desaliñada, lo sorprendente es que ha resucitado en DVD y en YouTube y en IMDB tiene un impresionante rating de 8,5,

Para Ver

Teresa (1950) de Fred Zimmerman

The Best Years of Our Lives (1948) de William Wyler. Esta en Amazon Prime

Trasatlántico

Me da hasta grima escribir el título. No quisiera parecer que estoy promoviendo esta abominación. lo que quiero es advertir sobre la pérdida de tiempo que es ver la última distorsión del Holocausto que nos llega cortesía de Netflix y la yekke irresponsable de Anna Winger (Unorthodox).

Trasatlantic pretende ser un homenaje al rescatista estadounidense Varían Fry y a su labor en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial de sacar a grandes artistas (no solo judíos) de la Francia de Vichy. Efectivamente sin Varían Fry no hubiesen sobrevivido artistas como Chaim Soutine y Max Ernst, escritores como Franz Werfel y una cantidad de pintores y poetas surrealistas.



El problema es que la serie,  en vez de homenajear a Fry,  lo disminuye y degrada. No es por sacarlo del closet,  sino porque nos lo muestra como un hombre tímido, que al reprimir su sexualidad (Fry se casó dos veces y nunca admitió ser gay en vida)  es incapaz de defender a nadie. Nos lo muestran más ocupado en besuquearse en las sombras y a pleno sol con un amante cuyo retrato es demasiado imposible para ser real (¿un judío sionista trabajando para sus enemigos, los ingleses?).

Fry no es el único personaje real distorsionado. Muestran como la verdadera líder de la empresa de rescate a Mary Jayne Gold (excluyendo por completo a Miriam Davenport),  una ricachona privilegiada que se baja los calzones con cualquiera. La verdadera Jayne mantenía entonces— y después— una intensa relación con Raymond Couraud,  un soldado de fortuna, un poco mafioso, que ayudó a los rescatistas antes de unirse a de Gaulle.



La serie ha prescindido de Couraud,  en cambio ponen a Gold en la cama con un refugiado alemán que decide quedarse en Francia para luchar contra los nazis y la despide,  estilo Bogey en Casablanca. Este individuo solo tiene en común con su contraparte real en que ambos son judíos circuncisos. Albert Hirschman fue un reconocido economista que llegaría a ganar el Premio Nobel en ese campo. No era un pelafustán vagabundo que andaba por los caminos arrastrando mochila y hermana.

Una razón es que Ursula Hirschman se había quedado en Trieste muy bien casada con un antifascista. Su hermano,  tras servir en el ejercito galo durante la Batalla de Francia, se fue a Portugal. Varían Fry lo conoció en Lisboa y lo convenció de retornar a Marsella y ayudarlo en su empresa. Aparte de ser colegas, Hirschman no tuvo ningún tipo de liaison con Gold que nunca utilizó técnicas de mujer fatal para ayudar a sus rescatados. Hirschman no la despidió al abandonar ella Europa, puesto que él también emigró a los Estados Unidos casi simultáneamente con Gold, Fry y los otros.



Lisa Flitko y su marido, tal como lo narraría en su memorias, realizaron valerosos y peligrosos viajes a España , llevando refugiados a suelo español. Nunca traicionó a su marido ni con un negro, ni blanco, ni verde. El personaje del anti colonialista Paul Kandjo es otro insensato invento de la serie.  La resistencia no fue creada por un afro-galo en Marsella.

Mi mayor problema no son estos disparates inconcebibles, es la frivolidad con la que se trata el tema de la Ocupación Alemana, la Francia de Vichy, la Resistencia, el nazismo y la persecución de judíos y otros grupos. Anna Winger dijo que quería hacer algo alegre como “Casablanca”. Como dijeron en The Guardian, más parece ‘Alo, Alo’. Todos están siempre en francachela, teniendo sexo con lo que se les cruza en el camino, los nazis son una nota al pie de página, los autoridades de Vichy son tan estúpidas como los alemanes de Hogan’s Heroes. A ratos siento que estoy viendo The French Dispatch.

Lo que ya me exasperó totalmente en este relato escapista que no llega a comedia,  y que carece de suspenso o sensación de peligro, fue que al final el amante de Fry lo insta a quedarse a vivir con él en Provenza. Claro,  como los alemanes y sus aliados franceses iban a aceptar a un estadounidense fornicando con un judío bajo el sol mediterráneo. Aparte de sosa y falsa, Trasatlántico es totalmente.ofensiva.



Para Ver

Varian’s War (2001)

Para Leer

Fitkko, Lisa: Escape through the Pyrinees.

                   De Berlín a los Pirineos

Gold, Mary Jayne:  Crossroads at Marseille

Marino, Andy: A Quiet American: The secret war of Varian Fry

Sauvage, Pierre: “With Varian Fry in Marseille”

Fry, Varian.: Assignment Rescue: an autobiography

                     La lista negra

 

The Bloody Lady

Este verano Tubi adquirió una media docena de series de época rusas. Algunas como El Sol del Lobo y Neofita ya las había visto en YouTube, pero también ha traído nuevas. Entre ellas, una que me inspiraba curiosidad. Aunque es producción del 2018, es relevante por esa lamentable fascinación que ha tomado el pueblo estadounidense por los asesinos en serie.

The Bloody Lady , (o The Bloody Duchess) como le han puesto en inglés, es la historia de Darya Nikolaevna Saltikov, una noble dama que en el siglo XVIII se hizo famosa por haber torturado y asesinado a centenares de esclavos (siervos). Un detalle interesante y con el que inicia la miniserie es que su comportamiento fue tan escandaloso que “Saltichika”,  como la apodaron,  perdió la protección de su alto rango. Aunque Catalina la Grande no se atrevió a ejecutarla, murió encarcelada en un pozo oscuro donde vivió casi 30 años de su vida.



Como no se sabe mucho de la vida de Saltichika, se han agregado a los datos recabados durante las investigaciones de sus crímenes, algo de ficción que, por supuesto, intenta excusar el comportamiento brutal de la aristócrata . Ahí podemos culpar al patriarcado y a la ignorancia de esa época en lo que respecta a enfermedades mentales, añadiéndole un par de toques sobrenaturales, para explicar lo inexplicable.

La pequeña Marta Timofeevna a la que vimos en Gogol y Los Optimistas, ahora más crecidita,  ofrece una actuación sobrecogedora y conmovedora de Daría en su infancia cuando ya evidencia una enfermedad heredada de su difunta madre. En la vida real, si bien Saltichika no estaba cuerda, no hubo rumores de locura heredada, y su madre estaba viva en la época en que fue encarcelada.




Yulia Snigir (Velikaya, The Road to Calvary) encarna a la asesina serial y , obviamente la pone como víctima. Encerrada por su padre en un monasterio, está a punto de tomar los hábitos,  cuando por capricho de sus guardianes es obligada a casarse con un hombre cuando ama a su cuñado.



Otro detalle alejado de la realidad, pero que añade suspenso y romanticismo al retrato de una mujer sádica y privilegiada, fue hacerla cuñada del Conde Saltykov primer amante y favorito de Catalina,  La Grande (Severja Janusauskaite  Babylon Berlin, The Optimists). Saltykov es Interpretado por el guapo Pyotr Rykov (tiene un parecido con Nikolaj Coster-Waldau) a quien viera en un rol pequeño en The Optimists.

La serie describe los affaires del noble,  pero débil,  Saltykov con su cuñada y su emperatriz, romances que culminan en embarazos. El poseer una carta que comprueba que el heredero al trono es producto del adulterio—según la serie— es lo que detiene a Catalina de ejecutar al monstruo que es Saltichika.

Para Ver

Yekaterina: En la Temporada Tres, la Emperatriz inicia amistad con Saltichika. En una visita a las propiedades de su amiga, Catalina descubre el horror que se oculta tras Saltykova. En la primera temporada, vemos el triste romance de la recién casada Catalina y Saltykov. Yekaterina esta gratis en Tubi y en Prime Video.



Halston

Aproveché los días de verano, esos en que solo puedes tenderte cerca de aire acondicionado con algo frio de beber, para ver muchas series para las que me habían faltado tiempo e inclinación.  Nunca fui admiradora de los diseños de Halston, aunque he usado su perfume y su famoso ultrasuede. No puedo negar que era un genio y un icono cultural. Lo que provoca más lastima y sorpresa ante su vertiginoso descenso desde el sueño americano hasta una tragedia americana.

La s


erie busca mostrarnos al primer Halston, el que saltó a la fama haciéndole un sombrerito a Jackie Kennedy para luego convertirse en ,modisto de estrellas y estrella de su propia marca. Lugo nos lo muestra como el artista ególatra-creador. Esa es mi parte favorita, su ritmo de trabajo,  sus dudas y obsesiones en su proceso de modisto, sus musas, y su entourage.



El problema es cuando la serie nos muestra al Halston que no quiere darse a conocer, su lado oscuro, sus traumas infantiles, ese sentimiento de inferioridad que lo lleva a buscar consuelo en drogas y a la autoflagelación de enredarse con una pareja que lo humilla y maltrata. En manos de Ryan Murphy todo se reduce a sordidez superficial con una escena (mínimo) de sexo gráfico por capitulo. Le ha dado a esta biopia un sesgo “simplista” como lo llamaron los críticos que inclusive llega a reducir la actuación de Ewan McGregor a un nivel de parodia.

Nunca paso a sentir empatía por el personaje, porque aparte de drogarse y tener sexo, ya para el segundo episodio ha dejado de ser un creador y solo nos lo muestran en función de fiestas en Studio 54, su relación con Víctor Hugo (¿dónde quedó Andy Warhol?) y su elaborado esfuerzo de alejar a todas las personas a su alrededor que lo quieren sinceramente.



Algo que han logrado es describir la sordidez de Studio 54, la importancia de ese antro en la vida de sus clientes, nunca una importancia positiva. Es cierto que Bianca Jagger entró a caballo en uno de sus cumpleaños,  y que el club cerró por problemas de impuestos. Si es verdad que encontraron un cadáver en la ventilación, pero se trató de un hombre que quería entrar sin ser miembro, no de una chica.

Para ser gay, Ryan Murphy se las arregla para siempre crear deplorables retratos de homosexuales. Víctor es repugnante (tal como lo fue en su vida real) y Halston no inspira compasión ni admiración. No encuentro que la gente de Esmark lo haya estafado. Por algo, él dice que ni leyó el contrato antes de firmarlo. Creo que la serie es una fábula con muchas moralejas, pero hubiera preferido más énfasis en arte y legado de Halston que verlo aspirando coca o diciendo estupideces.

¿Viste alguna de estas series? ¿Cuál te gustó más (o menos)?   ¿Cuál te gustaría ver?

lunes, 11 de octubre de 2021

Mad Men y el Glamur del Machismo Tóxico: Las fórmulas del drama de época contemporáneo (III)

 


Parece increíble, pero hace ya seis años que la firma Sterling Cooper y Socios cerró sus puertas. Tanta influencia tuvo Mad Men en la televisión de Occidente que se hicieron innumerables y olvidables ripoffs,  a la par de variaciones que hasta hoy reflejan la importancia de esta icónica historia de la gran Era de la Publicidad. Estas inspiraciones reflejan los males del patriarcado, pero también establecen una nostalgia de una época en que los hombres podían ser machistas,  siempre y cuando fuesen elegantes y atractivos.

Fue en julio del 2007 que debutaba en las pantallas estadounidenses Mad Men.  un homenaje a los publicistas de la Avenida Madison en los 60 y qué transformaron la sociedad norteamericana (tal vez la mundial) con su publicidad engañosa. Nadie daba ni un dólar por esta serie anticuada, sin sexo,  desnudos, ni malas palabras,  y que era presentada por un canal menor , la AMC (American Movies Classic)  En America Latina, la veríamos un año más tarde por CineMax. Para entonces ya se había convertido en un fenómeno.



America había reaccionado favorablemente a este mundo  “retro” donde los hombres usaban sombreros, las mujeres poseían curvas rotundas, los negros eran ascensoristas o criadas y cuando toda la firma se ponía patas p’arriba con la llegada de la primera clienta judía (en el primer episodio). A pesar de que “Mad Men” hacia duras críticas al machismo prevalente en USAdentro y fuera de los muros de la Sterling Cooperdenunciaba la cosificación de la mujer en la oficina y  en los spots publicitarios,  y mostraba como el ser esposas trofeo podía afectar la vida  de los publicistas y sus familias, también sutilmente glamurizaba este mundo de machos de Hemingway, gladiadores con trajes bien cortados de buenas telas que habitaban espacios donde la única competencia eran ellos mismos, y la única ley eran las necesidades de los clientes.

Esta serie que demostró el talento de un elenco prodigioso desde el veterano Bobby Morse (en su último papel) como Bertram Copper,  hasta la (entonces) diminuta Kieran Shirpka en el rol de Sally Draper,  fue la que volvería estrellas a Elizabeth Moss como la audaz secretaria que se convierte en publicista y a Josh Ham como Don Draper, el protagonista. Pocas mujeres veían la toxicidad masculina y el narcisismo antisocial de Draper, ofuscadas por su aura de seguridad en sí mismo que exudaba desde los poros. Esa virilidad era la que tenía a su bella esposa Betty (January Jones)  totalmente sometida y que incluso ya a fines de la serie,  le conseguía una segunda esposa bellísima y mucho más joven que él.




Lo extraordinario de Mad Men es que la competencia entre ejecutivos y empleados no es solo la urgencia de satisfacer los pedidos de clientes con grandes campañas sino también la actividad sexual. Aunque nadie en la serie mostrara ni una nalga sino hasta la cuarta temporada cuando Roger Sterling (John Slaterry)   ingiriera LSD, el erotismo era parte trascendental del trabajo y vida personal de los Mad Men.

Una Toxicidad Masculina Irresistible

En la serie, los publicistas, casados o solteros deben ser mujeriegos, acumular conquistas y alardear de sus proezas amatorias. En eso ninguno supera Don que, aunque discreto,  consigue siempre a las inalcanzables. Don es él “más hombre” en el mal sentido de la palabra y no necesita usar de sus puños para eso. Desde la altura que le da su experiencia mira con desprecio a los meros mortales y los sabe poner en su lugar.



Cuando Roger,  borracho, se propasa con Betty Draper, Don lo lleva a engullir una tremenda comilona para luego pagarle al ascensorista para que finja un desperfecto. Tras subir una docena de escaleras, Roger llega tambaleándose a un encuentro con clientes y acaba vomitándoles encima. Cuando el esnob y condescendiente Pete Campbell (Vincent Kratsheimer) descubre secretos del pasado de Don y lo chantajea, Draper va donde Bertram Cooper que rápidamente disuade al chantajista. Don Draper es un genio y la firma no se la puede pasar sin él.



En el pasado,  he escrito en varias ocasiones sobre Mad Men desde la misoginia de Don Draper hasta el glamur del vestuario de la serie, pero hoy quiero hablar de un esquema que permaneció en la atmosfera por una década  y que han tratado otras series de llenar. Mad Men fue un éxito i nmediato, ganando en su primera temporada dos Globos de Oro (incluyendo uno para Josh Hamm) . En total ganaría 5 Globos de Oro, 16 Emmys y no sé cuántos otros premios más. Es considerada una de las 100 mejores series de televisión de la historia.

Para su segunda temporada, The Guardian notaba que la serie de Matthew Weiner estaba influyendo en el vestuario masculino. La serie cuya ambientación de época era inigualable estaba trayendo de moda ropa accesorios y música de los 60, pero también un interés por una manera de vivir y de pensar que,  a pesar de beneficiar más a los hombres blancos,  podía resultar atractiva para muchas mujeres.








Aun así, nadie intentó copiar totalmente una serie que describía cambios sociales al estilo Cuéntame cómo pasó , pero con una dinámica de oficina y equipo que recordaban a The West Wing. Seria en el 2011, para la quinta temporada que comenzarían a aflorar débiles imitaciones como The Playboy Club y Panam que no pasarían de una temporada.

La Hora Inglesa

El show que podría considerarse como un auténtico seguidor de Mad Men seria The Hour. Hecho en Inglaterra, en el 2011, tenía lugar en un canal de televisión, un espacio tan competitivo y exigente como la agencia de Sterling, Cooper and Partners. La diferencia era que tenía lugar en 1956, en vez de los 60 y que quien daba las ordenes era una mujer. Agreguémosle el ingrediente del espionaje en un escenario de la Guerra Fría y se puede hablar de una inspiración, pero no de una imitación.



Freddie (Ben Wishaw) es un joven periodista que quiere abrirse camino en el nuevo campo de la televisión. Consigue empleo en un canal donde está ascendiendo su amiga Bel (Romola Garai) . Cuando nombran a Bel productora y presentadora de un importante noticiero llamado “La Hora”, algo poco común siendo ella mujer, Freddie cree que el será él coproductor. Pero los ejecutivos y Bel prefieren traer a Hector Madden (Dominic Guard) que tiene más aura mediática y es más fotogénico que Freddie.

A pesar de ser Hector casado, él y Bel se hacen amantes lo que rompe el corazón de Freddie que la ama en secreto. La Crisis de Suez provoca una crisis dentro del programa. Entretanto,  Freddie se ha puesto a investigar un asesinato que involucra gente del gobierno y agentes soviéticos, uno de los cuales se ha infiltrado en el canal de televisión.



Tras dos temporadas cerraba The Hour que tuvo una recepción mixta. Hay gente que la amó, yo la detesté. No me gustaron los personajes, no me gustó la postura política del show y nunca me atrapó la historia como lo hizo Mad Men. Aunque el vestuario de Romola y el de Oona “Talisa” Chaplin,  quien interpretaba,  a la esposa de Hector era elegante y muy de la época, público e historiadores notaron una serie de anacronismos en el show Por Eso The Hour no duró más de dos temporadas.

America y La Revolución Sexual

El próximo esfuerzo fue el más parecido a Mad Men a pesar de que el tema no lo indicaba. La idea de Showtime de crear una serie alrededor de la investigación sobre conductas sexuales llevada a cabo por William Masters y su asistente, amante y eventual esposa,  Virginia Johnson, parecía una locura. se esperaba algo chabacano, obsceno, pornográfico.



Por el contrario, Masters of Sex nos mostraría cuan competitivo y ambicioso puede ser un médico, un científico como William Masters (Michael Sheen) . Eso importaba más en la trama que las costumbres sexuales de sus conejillos de Indias.

 Como Don Draper Bill Masters había crecido marcado por una infancia disfuncional, lo que lo llevaba a ser arrogante y a veces inescrupuloso en su afán por sobresalir en la estrecha comunidad médica de la Universidad de Saint Louis de fines de los 50. Ese es el mundo donde empieza nuestra historia con un Masters empeñado en descubrir los secretos de alcoba de sus compatriotas, cueste lo que cueste.

                                        Los verdaderos Masters y Johnson

Para eso cuenta con la asistencia de su secretaria Mrs. Johnson (Lizzy Caplan) , una despampanante divorciada, madre de dos hijos, pero también mujer desinhibida e independiente. Como Don Draper, el Dr. Masters tiene una esposa-trofeo, la dulce Libby (Caitlin Fitzgerald)  que poco a poco va entendiendo que su rival no solo es Virginia Johnson sino también el proyecto por el cual su marido está dispuesto a arriesgar su prestigio profesional y convertirse en el hazmerreír de sus colegas.

A medida que vemos los esfuerzos muchas veces torpes y controversialesde Masters y Johnson por conseguir datos para su investigación, vemos también la sociedad reprimida y temerosa de revelar su intimidad en la que se desenvuelve el experimento. Como Mad Men, Masters of Sex presenta una trayectoria de la evolución social de los Estados Unidos de los pacatos 50 hacia la revolución sexual de la década siguiente.

Debido a que la acción ocurría en Missouri, un estado fronterizo donde imperaba la mentalidad de Jim Crow, la campaña de los Derechos Civiles formaba parte de la trama. Expulsado de su universidad, Masters solo encontraba empleo en una clínica para afroamericanos donde continuaba sus experimentos. Entretanto su mujer se involucraba en la lucha y acababa teniendo un affaire con un hombre de color.



La serie también mostraba los tabúes de una sociedad realmente patriarcal donde la homosexualidad era castigada con la cárcel. Vimos la lucha del jefe de Masters (Beau Bridges) por ocultar al mundo y a su familia su condición de homosexual. Como también vimos la evolución de , una prostituta que pasaba a ser secretaria de Masters. Otro paso a la respetabilidad fue casarse con un millonario y ex cliente. El marido no tiene problemas con el pasado, pero si el saber que era lesbiana rebasó su límite y acab ócon el matrimonio.

El toque feminista de la historia lo da la Señora Johnson. Si su jefe sufre de burlas, ella sufre de acoso sexual. El saberla parte de este polémico estudio le provoca problemas en su vida personal y profesional. Su relación profesional y sentimental con Bill Masters la drena de energía y las pullas por ser parte de un experimento científico sin credenciales la obligan a sacar un posgrado.



Esta magnífica serie ameritó dos muy buenas temporadas. Pero ya para la tercera, comenzó a notarse que se trabajaba no en base del libro de Thomas Main. Había nuevos arcos y subtramas que no tenían sentido: el tercer bebé de Virginia que no existió en la realidad, la extraña muerte del amante negro de Libby, ect. La serie comenzó a volverse repetitiva y a alejarse del modelo “Mad Men”, así que fue un alivio que la terminasen en la cuarta temporada.



En Inglaterra, no se volvió a intentarse el modelo “Mad Men” y sin embargo encuentro que hay similitudes en la construcción de Endeavour y que van más allá de que la serie inglesa también tenga lugar en los 60. En este relato de como el joven Endeavour se convirtió en el legendario inspector Morse, Shaun Davies muestra características que lo hermanan a Don Draper tales ser el niño genio de una comisaría, su relación con sus camaradas que oscila entre amistad y rivalidad, sus amores que incluyen mujeres de todos los tipo desde una enfermera de color, hasta la sobrina de su mentor, desde una chic fotógrafa francesa hasta una misteriosa italiana casada con un millonario.

Cuando los Mad Men Construyeron la Bomba

El último intento angloparlante de seguir el modelo ‘Mad Men” seria la excelente, pero menospreciada Manhattan de Warner. A primera vista este proyecto del 2014 no presenta similitudes con la sofisticada fabula del mundo publicitario. “Manhattan” es el nombre del proyecto científico que culminó en la creación de la primera bomba atómica y tiene lugar en un mundo muy alejado de la Avenida Madison de los 60.

Todo ocurre en ese pueblo desértico de Nuevo México, que hoy conocemos como los Álamos, donde se concentró una comunidad de las mentes más brillantes de las ciencias del mundo libre (Incluyendo refugiados de la Alemania nazi y de la Italia fascista). Siendo un proyecto top secret ,  la comunidad estaba semi secuestrada, pero se permitió que las familias de los científicos se establecieran en Los Álamos.



Debido al misterio que rodeaba al proyecto, los científicos no debían informar a sus familias del tipo de trabajo que hacían. Esto provocaba fricciones domesticas que aunadas a la soledad, a la falta de servicios como agua potable,  hacían la vida muy incómoda para todos. Eso lo que muestra la serie, por un lado, la lucha de los científicos por crear un arma mortal con todas las connotaciones éticas y morales que conlleva el éxito.  Por otro lado,  vemos a sus esposas aburridas y llenas de miedos y desconfianzas y como tratan de luchar contra esto.

A pesar de que los Álamos existió (entonces solo se le conocía como “The Hill”) y hubo dos proyectos iniciales: el llamado Thin Man y otro que tenía que ver con implosión, los personajes son todos ficticios. Solo un científico real, Robert Oppenheimer (y su mujer),  aparece en la serie, eso permitió mucha libertad para la creación de una trama que pudo suceder.

El protagonista es Frank Harris (John Benjamin Hickman) que dirige el proyecto de implosión. Levemente inspirado en Seth Nedermayer, Frank es un genio, orgulloso, antisocial, muy exigente con todos los que lo rodean sean su familia o su equipo. Como Don Draper es arrogante, tenaz, testarudo,  muy competitivo, Sabe que su equipo es el ceniciento en comparación al de Thin Man, y trata de prevalecer, aunque esto implique chantajear y aplastar a otros,  incluso a sus amigos.

                                    Los Mad Men de Los Alamos

Frank tiene la excusa de querer salvar al mundo. Un tema importante en la serie es el miedo a que los científicos alemanes se les adelantasen y que una bomba nazi cayese en territorio estadounidense. Sin embargo, hay momentos en los que Frank parece tan ególatra como Don Draper. Eso se nota en su relación con su contrincante Charlie Isaacs (Ashley Zuckermann) , un niño genio de Princeton que nunca ha perdonado a Harris no aprobar una de sus monografías. Su relación recuerda a la de Don y Pete Campbell.

Sin ser mujeriego como el protagonista de “Mad Men”, pero empujado por la soledad y el dilema moral de crear un arma de extinción masiva, Frank tiene un affaire con la criada. Paloma, una nativa hispanoparlante, no habla inglés, por lo que la comunicación se reduce a sexo y a largos discursos del científico que la criada escucha con paciencia sin comprender.

 Como Don,  Frank acumula secretos de su pasado y también del de los integrantes de su equipo. Tal como Don es el único que conoce la homosexualidad de Sal y que Peggy es madre soltera, Frank es el único en saber que Bobbit es gay y que Rosley abandonó a un hijo en Inglaterra.



En el caso de las mujeres,  las similitudes se hacen más complejas. Tenemos a Liza Harris (Olivia Williams)  que alienada por los secretos del marido y los misterios del medioambiente que la rodean comienza a desmoronarse emocionalmente. Pero Liza (uno de los pocos personajes ‘realmente “buenos”) es una científica brillante y mucho más sensible y altruista que Betty Draper.

La que sí se parece un poco a Betty es la odiosa Abby Isaacs que carece de la astucia y sentido práctico para sobrevivir en Los Alamos.. Yo tengo un problema grave con Rachel Brosnahan. No la considero ni buena actriz, ni guapa y me exaspera que siempre la pongan de judía cuando no lo es y cómo tiene cara de tonta,  convierte a sus personajes en judías taradas.



Eso ocurre con Abby que lejos es el personaje más odioso de la serie. Y eso que Charlie, un poco más inteligente que Pete Campbell, es igual de soberbio, pero entiendo que, con esa mujercita, acabe acostándose con Helen (Katja Herbers) su colega.

En Manhattan, Helen Prins es lo más cercano a Peggy Olsen. Es la única mujer en el proyecto y aun así tiene que probar a cada instante que merece estar ahí. La soledad la hace consciente de su feminidad y busca consuelo en el sexo. Aunque es bondadosa con Fritz, y le consigue una esposa, puede ser tan implacable y competitiva con los “Muchachos” del equipo que, aunque sean todos científicos destacados actúan con el machismo e infantilismo de los publicistas de la Sterling, Cooper and Partners.

Donde vemos esa necesidad de Helen (quien para ser parte el Proyecto Manhattan rompió su compromiso y hasta abortó un bebe) de aferrarse a su trabajo es cuando los envían a ella y a Charlie a fiscalizar una central atómica en Tennessee. Ahí conocen a Theodore,  un científico negro al que tienen sirviendo café. Cuando Helen intenta acercarse a él, Theodore le salta con la mejor frase de la serie. “no necesito que me salve una mujer blanca”.



Tal vez será por eso por lo que cuando Theodore le entrega Helen una carta para Frank solicitándole que lo integre a su equipo, la Dra. Prins lanza la carta la basura. Como Peggy, Helen tiene conciencia de todo lo que ha luchado para llegar adonde esta. No va a permitir que ningún hombre, negro o blanco, le quite su puesto.

Mad Men en Rusia

Manhattan se quedó en vísperas del estallido de la bomba atómica,  en solo su segunda temporada. Su cierre coincidió con el cierre de Mad Men. Después de eso pareciera que el modelo había caducado. No así al otro lado del mundo donde Los Optimistas tomarían ese modelo y lo aplicarían a la Unión Soviética de Kruschev, a una organización moscovita que pretendía entrenar diplomáticos, pero que acababa preparando espías.



En ese escenario de la Guerra Fría, la exquisita cantante lituana Sverija Janusauskaite interpreta a Ruta Bauman, una exiliada americana de la Era McCartney que con un look de Betty Draper intenta, como Peggy Olsen, convencer al patriarcado soviético que una mujer puede dirigir un departamento político. Sin embargo, le imponen la humillación de un jefe macho (y machista) con el que tendrá una relación amor-odio como la tuvieron Don y Peggy.



Como en Espías,  Vladimir Vdovichenko vuelve a estar a cargo de una academia de entrenamiento. Solo que su Yuri Byriukov aquí lidia con jóvenes instruidos y poliglotas que quieren ingresar a la elite diplomática soviética. Desafortunadamente,  cada uno sufre de algún tipo de falla: uno es judío (lo que era cuasidelito en la Unión Soviética); otro intenta comunicarse con parientes en Occidente (otro delito) y el tercero es un topo de la CIA.

La serie logra manejar delicadas intrigas políticas con una estética “Mad Men” de fiestas sofisticadas, espacios elegantes donde se maneja la alta sociedad soviética,  y el vestuario despampanante de Ruta y otros personajes. Byriukov es,  como Don, un hombre dotado de ingenio inteligencia, rápido en tomar decisiones, y bastante inescrupuloso, lo que le acarrea alta estima de sus jefes. Eso provoca envidia en sus colegas y afecta su vida personal.



Mujeriego, en una temporada lo vimos con tres mujeres y eso que todavía juega al viudo inconsolable,   Byriukov tiene además una hijita que necesita de una madre. Como en Mad Men son los niños las víctimas inocentes de las manipulaciones de los padres

Ha sido un gusto enterarme que, durante la pandemia, la infatigable industria rusa ha producido una segunda temporada de tan fascinante serie. Eso demuestra que al menos en la ex Unión Soviética sobrevive el modelo de “Mad Men”.

 


 

 

lunes, 1 de junio de 2020

Un Verano de Pandemia: Dramas de Epoca del 2020



La primavera televisiva estuvo colmada de ofertas históricas o seudo-historicas (cual de todas más mediocre), pero esta abundancia acabó. En unas semanas viene el primer verano de pandemia. Aunque nos llegue un respiro, lo cierto es que comenzará a sentirse la escasez de series y filmes, cuyos rodajes fueron cortados por cuarentenas y distancias sociales. Aun así, antes de que tomáramos conciencia de los peligros del coronavirus ya se habían preparado series, inclusive dramas de época.

Mayo
A finales de mayo, National Geographic, por alguna misteriosa razón, decidió que no iba a lanzar en la fecha anunciada su serie “Genius”, este año dedicada a la reina del soul: Aretha Franklin. En cambio, nos trajeron “Barkskins”.

Basada en la inmensa novela épica de la autora canadiense Annie Proulx (“Brokeback Mountain”) narra las desventuras de dos vagabundos franceses que, a fines del Siglo XVIII, son deportados a la Nueva Francia (hoy Canadá) como siervos para trabajar en los aserraderos. Charles Duquesne (James Broor) logra huir y unirse a los cazadores de pieles, pero René Sel (Christian Cooke) permanecerá en esa frontera colmada de nativos peligrosos, colonos brutales, comerciantes ambiciosos sus siervos y sus filles de roi (chicas pobres también deportadas para casarse con los colonos). 

Ya llevamos cuatro episodios y merece una nota aparte, pero se las recomiendo. Hacía tiempo que no veía una historia tan novedosa, tan cautivante, con personajes diversos y una rareza total, personajes femeninos realmente vigorosos e inteligentes.

Junio
Por fin, y a partir del domingo 14 de junio, podrá verse en su totalidad “Beecham House” en la PBS. Este cuento de un aventurero ingles en la India de comienzos del siglo XIX durará hasta fines del mes de julio.

HBO vuelve a jugarnos una mala pasada a los estadounidenses. A principios de año estrenaron la segunda parte de “My Brilliant Friend” en España. Pues ahora lo harán con” Las Luminarias”. La adaptación de la novela de Eleanor Catton se verá primero en España antes que en el mundo angloparlante.

El 20 de junio inicia esta pieza de época que narra el viaje de una joven inglesa, Anna Wetherell (Eve Hewson), a Nueva Zelandia a mediados del siglo XIX. En medio de un mundo fronterizo y primitivo atrapado por la Fiebre del Oro, Anna se verá involucrada en un triángulo amoroso con el encantador Emery Staines (Himesh Patel) y la manipuladora vampiresa y adivina Lydia Wells (Eva Greene).



El 21 de junio comienza en HBO la nueva versión de Perry Mason. Parece que “City of Angels” ha dejado un apetito por Los Ángeles, por Noirs de los Treinta y por evangelistas colmadas de sex apeal. En esta versión Matthew Rhys es el icónico abogado-detective creado por Earl Stanley Gardner.



Mason es contratado por John Lithgow, un millonario que necesita un investigador discreto para esclarecer un secuestro. Tatiana Maslany (“Orphan Black”) es una evangelista platinada que envolverá con su fervor erótico al pobre Perry, y Julieta Rylance reaparece ahora como Della Rees, la fiel secretaria de Mason.

Julio
El 26 inicia la Segunda Temporada de “The Alienist”. Aunque se la planeó como serie limitada, su éxito ha suscitado la adaptación de otra novela de Caleb Carr, El Ángel de la Oscuridad. En vísperas de la Guerra del 98, Sarah (Dakota Fanning), quien ahora maneja su propia agencia de detectives, solicita la ayuda de Lazlo Kreisler (Daniel Bruhl) para esclarecer el secuestro de Ana Linares, la hijita del cónsul español.

Ya sé que vomité ranas y sapitos en contra de esta serie, que la encontré gory, oscura y casi tan truculenta como “The Knick”, pero descubrí que a mis espaldas mi hermano había terminado de verla. Peor, mi hermana y mis sobrinos gatos también son fanáticos. Eso me obliga a compartirla con ellos y otros fans. Ojalá no me defraude.

Agosto
Dejamos atrás el caluroso julio y nos internamos en agosto. A principios de mes (Agosto 9) llega la séptima temporada de “Endeavour” en Mystery de la PBS. Estamos en 1970, siguen los conflictos raciales en Oxford y el departamento de Policía del Támesis investiga los asesinatos de varias jovencitas, pero Morse acarrea unos problemas personales. Un reencuentro en Oxford con Violetta, la italiana con la que ha sostenido un tórrido romance el verano pasado en Venecia. Morse enamorado es siempre un fascinante enigma. ¿Habrá olvidado a Joan Thursday?


Esa misma noche inicia por Showtime una adaptación del superventas de James McBride Good Lord Bird. Confieso que siento aprehensión (el libro ni lo conocía) hacia esta combinación de sátira a lo Mark Twain con road movie sobre el dispar emparejamiento del abolicionista John Brown (Ethan Hawke) y un pequeño esclavo negro, apodado Onion (cebolla) e interpretado por Joshua Caleb Johnson-Lionel, que por alguna razón se la pasa la serie vestido de mujer.

Camino al malhadado ataque de Harper Ferry que costaría la vida al controversial Brown, él y su compañero de viaje se encuentran con personajes históricos como Frederick Douglas y el General Jeb Stuart y, como dijo un crítico, lo mejor de la serie es dar la oportunidad a Hawks de hablar a gritos. No creo que la vea.

Finalmente, lo más esperado del verano. El 21 de agosto inicia en HBO la adaptación de la novela de Matt Ruff Lovecraft Country. La serie, creación de J.J. Abrams, sigue a Atticus (Jonathan Majors), un veterano del ejercito quien hace un viaje de Chicago a Nueva Inglaterra en busca de su padre Montrose Freeman (Michael K. Williams, el Chalkie White de “Boardwalk Empire”) que ha desaparecido misteriosamente.

Acompañan a Atticus, Leti Dandridge (Jumee Smallet-Bell), su amiga de la infancia, y su tío George (Courtney B. Vance) quien ha publicado una especie de “libro verde”, una guía para proteger al viajero de color. La guía no dice mucho de Lovecraft Country, el racista espacio donde hallan a Morgan secuestrado por un extraño cabal que opera en la mansión de los Braitwhite, cuyos ancestros eran dueños de la familia de Atticus. Como si fuese poco, al cabal se unen también unos monstros escapados del Cthulhu.

¿Que se salvó de la pandemia?
Se dice que el 80% de la producción fílmica y televisiva mundial está en hiatos debido al coronavirus. Eso significa que no podemos esperar nuevas temporadas de nuestros programas favoritos. De esos sabemos oficialmente que “Peaky Blinders” y “Call the Midwife” han detenido sus filmaciones indefinidamente. Para suerte de los Crownies, la Cuarta Temporada de “The Crown” está completa y lista para ser transmitida vía Netflix a fines de este año.

Dicen que “Bridgerton” la adaptación de los bodice-ripper de Julia Quinn también está terminada y la veremos, en Netflix, este otoño.  Hasta ahora, solo hay fotografías. Todavía no se conocen Teasers.
En Hollywood Spy, el Gatito Dezmond ha asegurado que también han alcanzado a acabar los rodajes de series limitadas como “Black Narcissus” y “The Singapore Grip”. De la adaptación de la novela de Rumer Godden, sobre una comunidad de monjas en el Himalaya, solo hay este still de Gemma Atherton.

En cuanto a la adaptación de la trilogía de J.G. Farrell sobre Malasia antes y después de la invasión japonesa ni siquiera eso hay. No quiero poner en duda la palabra de un bloguero, pero por mucho que desee ver estas series, no hay señales de que las tengamos cerca.

Diferente es el caso de “Leonardo” que Aidan Turner ha filmado para la RAI. Un teaser con subtítulos nos confirma que pronto podremos ver las aventuras de Da Vinci interpretado por el Capitán Poldark..

Esa es la situación de nuestro entretenimiento futuro.  Entretenimiento que ha cobrado importancia debido a nuestro encierro forzoso. ¿Cuál de estas series atrae su atención?