lunes, 25 de febrero de 2019

Babylon Berlín: se acerca el fin



Gereon y el periodista están apostados esperando a quien pueda darles información, pero el contacto de Katelbach es asesinado ante sus ojos y los de Gereon. La Schwarze tiene tentáculos por todas las calles de Berlín. Si estas organizaciones funcionaban ya tan óptimamente, y luego se fundieron con los nazis, se entiende que existiera tan fulminante y eficiente estado policial en la Alemania Nazi.

Benda y Gereon que todavía no encuentra a Lotte (ni se le ocurre que la han raptado. “La mandé a cumplir una tarea” dice indignado con acento de Comandante Mormont) entrevistan a von Seeger. La entrevista va mal, hasta que al aburrido Inspector Rath comienza a hojear los papeles que encontró Elizabeth.

Entre ellos hay una declaración ante Ferrocarriles de que los vagones contienen fosgeno y que von Seeger firmó para permitir la entrada del tren en territorio alemán. Lo tienen totalmente atrapado. Van donde el Alto Comisario y celebran. Benda decide llamar a una conferencia de prensa para el día siguiente, pero apenas queda solo, el comisario hace una misteriosa llamada.

Greta recibe la visita del amigo de Fritz. Le dice que su amante ha muerto. La policía de Benda lo mató. Greta decide vengarse de su patrón. A ver, sin spoilers, pero cuando el seudo Rojo habló de Benda dijo “el judío”. Un comunista berlinés de entonces no hubiera hecho ese comentario racista (hoy sí). Si Greta no estuviera tan desesperada tal vez se hubiera dado cuenta.

Gereon va en busca de su medicina. El farmacéutico se la da, pero dice que ahora se administra vía intravenosa. En el hotel, Helga lo inyecta y parlotea que ahora puede trabajar de enfermerita. Gereon no la escucha, se desploma inconsciente en la cama. Moritz y su madre siguen en lo suyo sin siquiera molestarse en quitarle los zapatos o cubrirlo con una cobija. ¡Qué familia tan disfuncional!

Por una hora, Gereon sueña que vaga por el túnel del Metro, lo sigue un hombre que no es San José. No le vemos el rostro, pero Gereon si y lo horroriza. Despierta tan recuperado y alerta que en tres minutos vincula “Mack the Knife” que silba Moritz, con la visita de los presidentes a la producción de Brecht, con el hecho de que Prangestart significa Corpus Christie y que precisamente cae en esa fecha.

Wolter se despide de su esposa y parte para el teatro. Ahí se aposta entre bambalinas con su rifle. Otro policía hace lo mismo. Cada uno se encargará de una cabeza de estado. Llega Gereon e intenta arrestar al policía, pero Wolter mata al hombre. Gereon persigue a Wolter por tramoyas y escalinatas. Es detenido por los guardias que lo golpean. Lo salva Benda que le dice que se olvide de Wolter. Tienen los peces gordos en la red

Al día siguiente, Benda ha convocado una gran conferencia de prensa, pero unos minutos antes de comenzar, ahí en el pasillo, se les aparece von Hindenburg. Les anuncia socarronamente que viene a imponer un poco de “espíritu prusiano’. El Mariscal agarra de un ala a von Seeger y se lo lleva. Gereon los mira estupefacto. Benda le susurra “Hemos perdido”.


¿Y qué ha pasado con Charlotte?

La pobre congelada Charlotte despierta, como un pescado, en el mesón de la cocina. El mudo la amenaza con una de esas hachuelas con las que cortan carne. Llega El Armenio y se lo pone simple. O habla o acaba como un platillo para sus clientes. “Cooperaré” susurra Lotte. El Armenio tiene la gentileza de dejarla quitarse la ropa mojada, cambiarse, descansar y despertar ante un desayuno armenio-turco.

Lotte le cuenta que cambiaron los números y por eso, el oro está en otro vagón. Le cuenta de los planes de la Schwarze de asaltar el tren. El Armenio hace una llamada y la deja para que se vista. Ya vestida, Lotte ve entrar al mismo chico que la secuestró y que viene a dejarla libre.

Las sorpresas no acaban. En el comedor está Toni saboreando un Berlín Luft (una especie de flan) con frambuesas y coqueteando con el gánster. La aterrorizada Lotte quiere marcharse cuanto antes. El Armenio muy galante, le dice a Toni que vuelva cuando quiera. “Si me mandas a buscar en tu autazo” dice la bandida. Edgard sonríe, por supuesto, ahora que sabe su dirección.

En la calle, Lotte le pide a su hermana que corran. ¿Adonde? ¿A las autoridades corruptas? ¿Hacia el drogadicto Gereon? ¿Con sus parientes infernales?  Preveo que la mejor opción es regresarse con El Armenio que no hemos visto que traicione a su gente y que parece ser el único que caerá parado en este cuento.

Lotte corre al hotel de Gereon. El Inspector acaba de hacer ejercicio con la cuñada (esa Helga grita mas que yo). Le podemos ver las nalgas a Volker, pero no la espalda. ¿Por qué no quiere quitarse la camiseta?  ¿Será que el actor tiene un tatuaje que no puede esconderse con maquillaje corporal?

Gereon casi saca a empujones a Lotte del hotel. Esta nunca ve a Helga. Lotte le cuenta al Inspector que el oro de Sorokina está en el vagón, que hay que llegar al tren antes que llegue la Schwarze, pero se rehúsa a contarle que el Armenio también va en camino y que la secuestró y torturó. ¿Qué le pasa? ¿Si le tiene miedo al gánster entonces para que buscó a la policía?

Van juntos a ver a Benda que también los corre. repite que todo está perdido y que pronto no tendrán ni empleo. Lotte y Gereon deciden detener solos al tren. No se percatan que Bruno los está siguiendo. Lo único inteligente que hace Gereon es llamar al resto de su equipo para que también sigan la ruta del tren.

Wolter los está siguiendo. En el camino a Gereon se le ocurre interrogar a Lotte. ¿Dónde ha estado en todo este tiempo?  “Si tienes algo que decirme dímelo ahora”. Lotte abre la boca, aparece un camión manejado por Bruno en dirección contraria, les da un topón y los lanza al rio.

Ambos están aturdidos. Lotte es la primera en reaccionar, ve que el auto se anega, pero está atrapada. Despierta a Gereon quien rompe la ventana, sube a la superficie. ve a Wolter y se esconde. Bruno, tras esperar un tiempo prudente, se marcha.

Gereon busca algo con que liberar a Lotte. No encuentra nada. Solo se le ocurre aspirar aire y bajar y pasárselo en una variación de la respiración boca a boca. No es suficiente y parece que Lotte se murió (obvio que no, es la heroína y esto no es GOT).

Por otro lado, Helga se lleva a Moritz a un evento patrocinado por la Fundación Nyssen. Le explica a su hijo que cuando quedó viuda, la Fundación Nyssen la ayudó monetariamente. “Ahora pagarán tu educación” le cuenta. Moritz sale con un “no quiero estudiar” y le pide que si va a hacer un discurso que lo deje fuera. Helga no lo obedece, y comienza a hablar de como la noticia de la muerte del marido le llegó justo “cuando íbamos a ser tres”.

Mira a Moritz, este parece que va a vomitar. Súbitamente Helga cambia el tono del discurso. Agradece a la Fundación Nyssen por su ayuda, pero no puede olvidar que ellos fabrican las armas que la dejaron viuda.

Alterada, baja del estrado. Nyssen se le acerca y no encuentra nada mejor que ofrecerle llevarla a cenar. Helga no acepta y se va llevándose al muy contento Moritz. Mm, esto me huele que continuará.  ¿Pero y Sorokina?

El asunto Greta me tiene tostada, llora delante de los niños Benda y de sus padres.  Todos se preocupan por ella. 

Si tiene dudas mejor se abstiene. esto es muy grave, puede pasársela en la cárcel largo tiempo. Y como ella misma dice, matar al patrón (que tan bueno ha sido con ella) no resucitará a Fritz, pero aprovechando que la familia está de vacaciones permite que Otto instale una bomba debajo del escritorio de Benda que estallará cuando el consejero abra determinado cajón. Otto le da un dinero a Greta, le dice que se marche de la ciudad y que “nosotros te contactaremos”.

La serie llega a ponerse latiguda en su sentimentalismo. Greta llama a Lotte a la comisaría, pero comete el error de preguntar por “La Inspectora Charlotte Ritter”. No la conocen, la famosa mentira de Lotte ahora impide que ayude a Greta, pero vamos, no todo es culpa de Lotte. 

Greta parece tener tres años. Dilata su partida y se tropieza con Benda quien, como es su costumbre cuando su familia está de viaje, insiste en cenar con la criada. Greta llora en la mesa. El Consejero cree que es culpa del novio, le bromea que lo va a poner preso, que ella no merece que nadie la haga llorar. Y Greta sigue muda. Es el silencio de Alemania.

Finalmente, sale como loca, de noche, sin maleta y llega a la estación donde compra un boleto de tren. Hay un tumulto en la estación por primera vez vemos a los Nazis en acción. Durante la cena, Benda le contó a Greta de un escándalo de corrupción. Al parecer el alcalde se ha gastado fondos de la ciudad comprándole pieles a la esposa.

El alcalde está en un vago de tren y los Nazis, con esos ridículos sombreritos de mono de organillero, están ahí a protestar. Resulta que la esposa de las pieles es judía. Greta los observa y ve entre ellos al comunista Otto el que puso la bomba em casa de Benda Al lado de él está… ¡Fritz!
En vez de llamar a Benda, de volverse a la casa, Greta comienza a interrogar a Fritz que finge no conocerla, Finalmente, la avienta al suelo. Greta hace lo único que sabe hacer, llorar. El alcalde sufre un infarto. Llega la policía y golpea a los Nazis. Esa es Alemania.

Frau Benda y los niños regresan a casa. El pequeño Gustav está acatarrado. Esa noche, la pequeña Sophie baja a estar con el padre. Se oculta bajo el escritorio. Benda abre el cajón fatídico justo cuando Greta llega a la esquina. Alcanza a presenciar la explosión.

Greta es un caso perdido. Me recuerda a Kate Winslet en “The Reader”. ¿Pero Lotte, tan avispada? Y, sin embargo, la entiendo. ¿Por qué confiar en Gereon que es empujado por las drogas? El nunca la ha tratado con respeto. nunca le dio su lugar. Cuando van a visitar a Benda, la deja en el pasillo, con la sirvienta. Siempre la ha visto como una delincuente útil, pero impresentable.

Ni siquiera el Inspector intentó averiguar qué la unía a Wolter hasta el punto de traicionarlo a él, a Gereon. Alemania pre-hitleriana, a pesar de toda la propaganda de liberalismo Weimar seguía teniendo una estructura social tan estricta o más que la inglesa. Lotte es parte del lumpen, una empleadita que debe recurrir a la prostitución para comprarse medias. Así la ve Rath. No fue así como la vio Bruno. El sí entendió la tragedia de Fraulein Ritter. Si apoyó sus sueños de superación. Tal vez por eso, vemos a Wolter lanzar una mirada triste al lago donde la ahogó.

Los cubanos tienen un dicho “nadie sabe para quien trabaja”. Los Nazis usaron a Greta tal como usarían a millones de gente buena en el mundo, a punta de engaños y traiciones. Pero no solo los Nazis, yo he visto tanta gente desesperada buscar una vía de escape acercándose al último partido político, a la corriente espiritual de moda, al movimiento que promueven los medios, todo para salir trasquilados y eso se aplica a corrientes de todos los espectros ideológicos.


jueves, 21 de febrero de 2019

Peaky Blinders: Final de la Tercera Temporada


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Tommy recibe una carta de America. Su padre ha muerto en un bar, antes de morir pide perdón a sus hijos. Ninguno lo perdona, John y Arthur, que están esperando hijos no desean que lleven el nombre del abuelo. La única manera de honrar al padre (cuya única virtud fue enseñarles a sus hijos a cazar) es ir a matar ciervos. A Curly le parece que matar un Bambi traerá mala suerte.

 Tommy sigue preparando el gran robo de tanques. Le dice a Arthur que después de ese golpe, el puede retirarse y cumplirle la promesa a Linda de llevar una vida decente.

Polly, borracha, va a una iglesia exige que la confiesen, le dice al cura que se llama Polly Shelby, que mató a un policía y que va a matar a un sacerdote (aparentemente Michael es el encargado, pero ella decide quitarle se trabajo de las manos).

En la oficina, Esme, barrigona como siempre y jalando cocaína (pobre crio), se queja de que los hombres se van de cacería y ellas trabajan. Lizzie aprovecha de confesar que es amante de Tommy, lo que escandaliza a Polly.

Llega Linda con sándwiches y limonada. Viene a ofrecer ayuda “espiritual”, hacer té y limpiar, pero no tocará el dinero de las apuestas. También les trae un mensaje de Jessie, una líder sindical que anuncia que van a la huelga en su fabrica por ser obligadas a trabajar en Vienes Santo, por malas condiciones laborales, falta de baños y mala paga. Todas las obreras de Birmingham se unirán al paro. Las Shelby deciden adherirse a la huelga, cierran el negocio y dejan plantados a los apostadores.

Tommy, de regreso a la casa está atendiendo a Tatiana (que está echada en mi sofá. Yo tuve ese sofá solo que en verde y hubo que botarlo porque la gata Cuchi Cuchi lo ensució cuando parió sus gatitos).  Llega John muerto de risa a anunciar que sus mujeres se han botado a huelga.

Tommy manda a Charlie a dormir con la tía Linda y hace que John le rompa la llanta al Bentley de la Duquesa. Le dice a Taiana que es para que no se arrepienta.  Pobre tonto., esa no se arrepiente de nada.

Se revuelca con ella, pero Taliana es el Pájaro Loco: asusta a los criados, juega a la ruleta rusa, y se pone el perfume de Grace. Al día siguiente se roba el auto de Tommy. Ha dicho una gran verdad. Ella lo entiende, conoce sus debilidades. El no sabe como vivir en la mansión, actúa como “un niño que rompió una ventana para entrar”. La criada le dice a Tommy que Tatiana sabe dar órdenes.

Esme ha descubierto como entrar a la caja fuerte de los Shelby, Su marido la descubre, pero entiende que está aburrida y drogada. Le promete comprarle una casona.

Tommy está planeando entrar a robar a la casa de los rusos, pero las mujeres se enteran y lo confrontan. Arthur le contó a Linda, Linda le contó a Esme… Polly despectiva dice que Linda le robó el alma a su marido y se la llevó a un lugar mejor: los suburbios donde los maridos confían en las esposas. Tommy está nervioso: no confía ni en Esme ni en Arthur. Como diría mi hermano, el que desconfía es porque él no es de confianza.

Tommy va a ver a Linda. Ella es muy dama, le sirve té, pero no le cree y en medio de la conservación se da cuenta que a su marido lo están estafando. Tommy se da cuenta que, si no le da una tajada justa, Linda impedirá que Arthur lo ayude. Linda le cuenta que, con el dinero, se irán a California, a trabajar con los nativos, lejos del humo (no deja que Tommy fume en su casa). Arthur atenderá el almacén, ella dará clases. En ese lugar sano, Linda espera que su marido supere el trauma que le provocó la guerra.

El confesor de Polly trabaja para el Padre Hughes. Cuando Tommy va a matar al sacerdote, lo interceptan le dan paliza y media. Hughes le ordena ir donde los rusos y decirles que se equivocó, que el cura no es espía de los Soviets y deberá disculparse. Si no lo hace, raptarán a Charlie.” Tenemos gente cerca tuyo” lo amenaza. Lo arrojan en su parque.

Tommy despide a todos los sirvientes varones (que tonto, precisamente el espía de Hughes debe ser mujer y muy cercana al niño). Hace venir a su gente y los acuartela en la casa. Le dice a su ama de llaves, Mary, (sospecho de ella) que todo es culpa del zafiro maldito.

Medio arrastrándose y bien jalado, Tommy llega la cena del Ritz. Sigue las instrucciones del siniestro curita que, como está bien chiflado, obliga al gitano a hacer un acto de contrición, reemplazando el nombre de D-s por el del Padre Hughes.

Tommy toma una decisión desperada. Se arrastra hasta la casa de Ada onde ella ha convocado a un par de empleados de la Embajada Soviética. Tommy les cuenta del robo de tanques, algo que ellos ya saben, pero el gánster agrega que Hughes tiene planeado forzar a los rusos a impedir el robo y así crear un acto violento en territorio británico. Eso sería una excusa para que el Reino Unido cortase relaciones con la URRS.

Finalmente, Tommy se desploma en la escalera, le pide a su hermana que traiga una ambulancia. Además de una contusión craneana tiene una hemorragia interna.

Al eco de Bowie cantando “Lazarus” vemos como Tommy recobra la vida. Lo vemos inmovilizado en una cama de hospital con la cabeza sujeta por una armazón de hierro. De lejos escucha a Ada explicarles a los médicos que es un héroe militar y pedir que lo cuiden. Pasa el tiempo, vemos que a Tommy le han afeitado parte del cráneo y vemos las horribles cicatrices. Necesita fumar opio y beber morfina liquida para soportar el dolor. Si El Cura Diabólico lo trató así, como tratara los pobres niñitos bajo su cargo.

Resulta que uno de esos niños fue Michael quien visita al primo cuando Tommy ya tiene cabello y puede ponerse de pie. Michael le cuenta como El Padre Hughes abusó de él en su infancia, ahora Michael lo matará. 

Tres meses mas tarde, Tommy regresa a su casa. Bota la morfina. No solo es peligrosa con un niño cerca, además le explica a su ama de llaves cuando la ingiere la ve a ella desnuda.

Alfie is back! A la mansión de Thomas llega el “Judío Errante”. Tommy lo ha mandado a buscar. Alfie ya sabe para que porque tiene unos “lentes mágicos”.  “¿Estas jodiendo con los rusos, verdad niño bobo?”

En la cocina de Shelby Manor (le voy a poner así) los Hermanos Shelby y el primo Michael discuten su futuro. La loquita Charlotte está en estado. Aconsejan a Michael irse con Arthur “a vivir con los Apaches”.  Arthur cree que Michael debe casarse. John ofrece los servicios de una enfermera que conoce y que es muy buena haciendo abortos. Tommy manda llamar a su hermano mayor.

Arthur entra en la biblioteca y se encuentra con un Alfie chillando “Shalom, Arzar, Shalom!” Arthur intenta huir, pero Tommy lo obliga entrar. Alfie ofrece disculpas a Arthur por el Pesaj rojo, pero sus disculpas son tan insinceras como ofensivas. Arthur casi le planta un cenicero en la cabeza.  “¡Si vamos a hacer negocio con este huevon, exijo saber por qué!” ruge. Tommy explica que para robar las joyas rusas necesitan a “Mr. Solomon”.

Los Hermanos Shelby hacen una visita los nobles georgianos. “Recuerden “dice Tommy “son locos, peligrosos, se emborrachan con licores que desconocemos y para nosotros son peores que fantasmas y espíritus’.

Los recibe Tatiana con un pequeño destacamento de cosacos. Antes de mostrarles las joyas, Tatiana y su tía exigen que los Shelby muestren las suyas. Hacen que John y Arthur se desnuden para estar seguras de que no tienen tatuajes que los vinculen con bandas criminales rusas (esto es un poco presentista. Creo que la cultura del tatuaje criminal es mas moderna). Ok Reina Guivi, no niegues que te gustó esta escena. El idiota de Tommy interrumpe el juego cuando Tatiana está masturbando al pobre Arthur.

Ahh pero lo sigue una orgia. El pobre Arthur esta como San Antonio, tentado por diablas, y se toma todo el vodka de la casa. Otro atribulado es Stefan, el Peaky infiltrado por los Shelby. El pobrecito está llorando “está es una jodida casa de locos” y le cuenta a John que el Duque lo manosea y quiere que se arrodille.

Las Duquesas escoltan a Tommy por túneles hasta su caja fuerte subterránea . Ahí los recibe Alfie “Mr. Solomon es el único joyero en quien confío en Londres” explica Tommy. “El judío apesta a ron” se queja el Duque en ruso. Se escandalizan cuando ven que el judío sabe su idioma. ¿Y de dónde creyeron que venía? Del Congo? Alfie explica que su mamá es rusa y que los nobles, como los presente, la perseguían en la nieve con sus perros.


En venganza, Alfie humilla los rusos diciendo que sus joyas no valen y que algunas son falsas. Solo se admira ante un huevo de Faberge. Acabada la transacción, Tatiana invita a Tommy a la orgia, pero a Alfie lo expulsan. MMM ¿acaso Tatiana le tomó miedo o su antisemitismo es mayor que su lascivia?

La orgia es aburrida. John baila con los cosacos. El Duque los insulta a todos. A Arthur lo seduce la camarera, el pobre se quita la alianza. Tommy que parece contento con esta última degradación de su hermano es casi estrangulado por Tatiana. En su asfixia cree que tiene sexo con Grace.

Es casi un alivio ver a tía Polly hacer el amor con su pintor. Al menos ahí hay un buen sentimiento. Después de su noche de amor, Polly va a la oficina y en el cajón del escritorio de Michael encuentra una cajita de joyería. Sonríe, cree que es un regalo para Charlotte. La abre y ve una bala con” Hughes” inscrito en ella. Confronta a Tommy. Este le explica que Michael se lo pidió porque tiene sus razones para odiar al cura.

Pol adivina lo que le ocurrió a su hijo. Llora, pero le asegura al sobrino que, si manda a Michael a matar a Hughes, ella destruirá su organización. Tiene razón, si Tommy que se las sabe todas, casi queda tieso al tratar de matar a Hughes, no pueden mandar a matarlo a alguien que ni sabe disparar. Nuevamente, Tommy demuestra lo poco que le importa su familia.

Tommy y John están obsesionados con destruir el hogar de Arthur porque en el fondo lo envidian. Ninguno de los dos es feliz. Ninguno sabe lo que es confiar en alguien. Alfie se ha convertido en un vozarrón de la conciencia de todos. Cuando se burlaba de Tommy en realidad lo recriminaba por cómo había deshumanizado a su hermano convirtiéndolo en un títere. Y cuando le preguntaba a Arthur si había encontrado a Jesús, le recordaba que el mensaje cristiano no va con el tipo de vida que llevan los Peaky Blinders.

Este capitulo lució un tremendo agujero argumental. A Tommy casi lo mata el Padre Hughes que se ha revelado como un monstruo sobrenatural no solo por evadir la celada sino también por ser el único en doblegar al gitano y humillarlo públicamente. Tommy ha sobrevivido apenas. Lo normal es que antes de joder a los rusos, neutralizara a Hughes, que se preguntara como es que Hughes entró en su casa, o como se enteró que planeaba asesinarlo. Que se preguntará si Hughes volvería por su cabeza.

No, Tommy anda muy tranquilo, cree que si ignora a Hughes lo hará desaparecer. Su mayor obsesión es destruir la seguridad de su hermano. Cree que arruinando las armas de los rusos ya acabó con todo. Cuando Alfie le dice que sabe que anda con los rusos, no pregunta de dónde saca esa información. Al traer a Alfie a sus enredos está exponiendo al judío y se esta exponiendo el, pero la posibilidad no se le ocurre. Y mandar a Michael a matar a Hughes… ¿En qué cabeza cabe?  Al menos Michael Corleone, había estado en la guerra, y su hermano y sus secuaces lo entrenaron bien.

Sucede lo que tenía que suceder. El Padre Hughes ha seguido de cerca todos los planes de Tommy, secuestra a Charlie y somete a Tommy de tal manera que creo que podría haberlo violado si hubiera querido. Como siempre hay una solución Ex machina. Michael mata al cura; John y Arthur vuelan un tren lleno de gente. Como siempre, Tommy no se ensucia las manos, para eso tiene a su familia.


Lo extraordinario fue el secuestro del nene. Por meses, Tommy ha convertido su Shelby Abbey en una fortaleza, pero su vanidad lo ciega. Saca al niño de su refugio y lo lleva a la inauguración de su Instituto Grace Shelby. El lugar esta lleno de extraños, El Padre Hughes se pasea como Pedro por su mansión, y Charlie está ahí suelto, sin guardias, listo para que lo secuestren.

Tommy enloquece y como siempre carga con la familia. Linda los traicionó, no, fue Esme, no, fue Ada. No, fue el novio de la Tía Polly.  Lo extraordinario es que nunca supo del confesor, Pero dice algo horrible, que confía más en sus obreros que en su familia.

 Alfie fue quien traicionó a Tommy, al menos en lo de las joyas.  Tommy es incapaz de matar a Alfie porque Pepe Grillo Solomon le recuerda por que Shelby no merece lealtad. El ha matado a padres y a hijos, a culpables e inocentes. Quien desconfía de su propia familia es porque no merece confianza ni lealtad. A propósito, Alfie no sabia que iban a secuestrar a Charlie.  En fin.

Y, obvio que en The Guardian, salen a decir que es la familia la que arruina los planes de Tommy, es al revés. Que Michael tuvo la culpa de la explosión en el tren. WTF? Es un milagro que haya conseguido su objetivo y sobrevivido. También se molestan porque Michael dejó que Charlotte abortara sola. (Hay Peakies que creen que Charlotte no abortó).

 Por supuesto que como romántica, me hubiera encantado otra boda, pero seamos realistas, Charlotte nunca demostró interés en tener una relación seria. Ya Michael hizo bastante consiguiéndole una abortera y pagando por la operación. Otra cosa, todos se olvidan de lo traumático que ha sido para Michael reencontrarse con el hombre que lo violó. Por eso, es que esta serie siempre está dos escalones debajo de ‘” Ray Donovan” donde todo eso es detallado de manea más convincente, realista y conmovedora.

La serie acaba con todos, menos Tommy, arrestados. Esa es su venganza. Nadie se va a America, nadie recibe su dinero. El sigue siendo el gran titiritero. Su cinismo, su hipocresía son inconcebibles. Sale con una huevada, de que hay gente peor que él. Si, si ya se que hizo un trato con el gobierno Laborista y que necesita que su familia testifique en contra de los Tories. Como si eso fuera cambiar mucho, pero es obvio que su deseo es seguir teniendo a su familia en el puño. Lo noté en el modo que hablo de Reuben con Polly. Quería destruir la última ilusión de su tía.

La única ganadora en este cuento fue Tatiana que se fue a Viena cargada de un saco de joyas y hasta le cobró cinco mil libras a Tommy por haber tenido que revolcarse con él. El ridículo de Tommy se compadece del hombre que la espera. Hipócrita. Bien que la pasó con ella.



Tengo que decir que esta es la peor temporada de PB. Estoy de acuerdo con Screenrant que se metieron en aguas desconocidas y no supieron navegarlas

viernes, 15 de febrero de 2019

Drogas y el Misterioso Hombre Moreno (Louisa May Alcott, III)




Dan Keane de Los Muchachos de Jo no es el único ejemplo en la obra de Louisa May Alcott, de  un individuo de piel oscura visto como  símbolo sexual. Desde el esclavo birracial Bob de “My Contraband”, hasta el tío Alec de Ocho Primos, hay un elogio a la perfección física masculina que va asociado a la piel morena. Incluso Laurie es descrito como poseyendo el cabello oscuro y la belleza bruna del pueblo mediterráneo. ¿Pero de donde salió este arquetipo de Louisa May?

Ya mencioné que al trazar a Dan y a Bess, Alcott describe minuciosamente la belleza física de sus personajes, pero en el caso de Dan llega a erotizarlo. Eso es patente en la escena en que Nan lo hace modelar su cuerpo para que los otros chicos de Plumfield vean” lo que es un hombre”. Además de crear envidias y rivalidades, la doctorcita, con la excusa de ofrecer una lección de anatomía, pellizca, manosea y casi babea, sobre los músculos de su modelo.
“―No creo que te costara romperlos porque debes tener una fuerza colosal. ¿Permites que te toque el brazo? A ver… ¿No decía yo? ¡Eso son bíceps! ¡Mirad, mirad, muchachos, qué dureza y qué desarrollo!”

La descripción del cuerpo de Dan me trajo a la memoria otros textos de Alcott. Hace unos años, cuando, en un círculo de lectura,  leímos Ocho Primos noté que la descripción del tío Alec Campbell era casi de novela rosa.

 Un hombre moreno, vivaz, de chaqueta azul y sin sombrero en la cabeza de cabello rizado, que sacudía de vez en cuando como un perro de aguas; de hombros anchos, movimiento inquieto y un aire general de fuerza …

Olvidándose que se supone que debemos verlo a través de la mirada infantil de su sobrina-pupila, la autora se entromete y nos describe la fortaleza cuerpo del médico naval quien trepa por columnas y entra por ventanas como El Zorro.

Alec es un torbellino en el mundo femenino y ordenado de Rose Campbell. Es un hombre de acción vehemente y casi violento. Arroja por la ventana las medicinas de Rose, riega las plantas con el café del desayuno y viene a transformar la vida de su sobrina como si fuera su pareja. El decidirá como medicarla y como debe vestirse.  Tal como Dan, Alec se siente fuera de lugar en el mundo civilizado compuesto por sus cuñadas y sus tías. Es un objeto exótico y como tal deseable.

El Esclavo como Símbolo Sexual
Aunque Tío Alec es blanco, se nos enfatiza que su piel esta curtida por el sol (“azul y castaño” lo describen sus sobrinos) y cae dentro de ese estereotipo alcottiano del salvaje de piel oscura. Mas descriptiva y especifica es esa imagen en el relato “My Contraband” que Louisa incluirá en su segunda edición de Hospital Sketches. “Contrabando” es como el ejercito Yanqui llamaba a los esclavos fugitivos que conseguían cruzar las líneas del ejército Rebelde.

Faith Dean, una enfermera en un hospital de campaña, recibe de “regalo” un esclavo fugitivo llamado Robert. Faith convierte a “Bob” en su ordenanza. Aunque la enfermera se siente atraída por el esclavo, al que describe minuciosamente, también la repele su humildad propia de un espíritu sometido a la fuerza. A Faith le han encargado el cuidado de un herido sureño. Aunque como buena cristiana quiere perdonar al enemigo ni ella ni Bob aguantan al enfermo.

Es fascinante como en este breve cuento, la puritana Louisa establece un tono de violencia sexual y describe lo erótico que puede ser un cuerpo masculino. Robert es producto de la violencia. Es hijo del amo blanco violador. El herido es su medio hermano "Master Ned" . De la familia paterna Bob solo conoce abuso. Lo vendieron, separandolo de  su esposa Lucy quien fue violada por  Ned lo que la empujó al suicidio.
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 Faith debe usar toda su labia para impedir que Robert mate al herido. En el proceso  comienza a mirarlo como hombre, alguien a quien puede respetar y ver como un igual.  En el episodio cuando debe encerrarlo para impedir un crimen, notamos que la pasión tras sus exhortaciones nace del miedo de convertirse en blanco de la violencia del ex esclavo, pero también de lo admirada que está por la sensualidad que exuda un Bob furioso.

Finalmente lo convence y  le da dinero para que huya. Intercambian cartas, Bob ahora es soldado en el 54th de Massachussets, el famoso batallón de ex esclavos que vimos retratado en “Glory”.  Ha adoptado el apellido de su benefactora. Ned también ha huido y se ha reintegrado a su ejército. Ambos mueren  en batalla.

Mas allá de las ideas abolicionistas de Louisa May Alcott aquí tenemos un personaje recurrente. Antes de Mujercitas, Louisa escribe otro relato simplemente titulado “M.L.”, la historia del romance entre una millonaria blanca y un musico de color. De nuevo esa necesidad de convertir al afroamericano en un objeto sexual.

 ¿De dónde salió este personaje? ¿Conoció a un “contrabando” en su experiencia como enfermera de campaña? En algún ensayo o diario leí un recuerdo de Alcott que una vez, en su infancia, se cayó a un rio y fue rescatada por un muchacho negro. Entremedio de su gratitud, Louisa notó el cuerpo atlético de su benefactor, pero eso no es suficiente.

Sa sabe que Los Alcott convirtieron su casa en una de las paradas del Underground Railroad, la línea de rescate que debían seguir los eslavos fugados. En una ocasión entre ellos y Thoreau, ocultaron a un fugitivo, un acto que no solo atraía oprobio de vecinos sino también, era penado por la ley. En el Norte, aunque la esclavitud estaba prohibida, el racismo era rampante, y aún más después de la guerra.

La carrera de docente de Branson Alcott acabó cuando cerraron su escuela por insistir en integrar a una pequeña afroamericana a su clase. Durante la guerra, una enfermera se escandalizó al ver a Louisa cargar un bebé de color en brazos y la tildó de ‘Fanática”. Para la segunda edición de Hospital Sketches, los editores le rogaron a Louisa que redujese sus quejas sobre los Confederados y otros temas controversiales, porque deseaban vender esa obra en el Sur.

Louisa trató socialmente a varios afroamericanos influyentes. Se sabe que conoció a Harriet Tubman y que Robert Douglas y su esposa eran amigos de Los Alcott. Louisa compartió banco con Los Douglas en el funeral de Wendell Phillips y es más que posible que en Roma haya alternado con la famosa escultora afroamericana, Edmonia Lewis, que se movía en los círculos que Alcott frecuentaba. Sin embargo, otra autocensura de Louisa May es no tratar personajes ‘étnicos” en su obra.
Edmonia Lewis

Puede escribir sobre alemanes, o a crear un retrato un poco estereotipado del chinito Fung Shee en Ocho Primos y Rosa en Flor, pero no incluye personajes ‘oscuros” ni nativos, ni mediterráneos. Los protagonistas de cuentos como “An Hour” (donde relata el romance entre un blanco y su esclava); “Mi Contrabando”, Y “ML” serán excepciones. En sus novelas subsiguientes solo aparecerán como personajes terciarios como Hepsey en Works y la Tía Asia en Hombrecitos.
Lillian Randolph como la T'ia Asia en Hombrecitos

La Fantasía del Marido Español
Durante su enfermedad, el mercurio provocó terribles pesadillas a la escritora. Louisa nos cuenta que se veía como bruja ahorcada por los puritanos, arrastrada por una multitud por las calles de Baltimore, lapidada, visitando Cielo e Infierno, adorando al Diablo y aquí viene la peor pesadilla.
 Louisa sueña que está casada con un español villano y lascivo que la acecha sin darle paz. Ella intenta huir, intenta cerrarle la puerta, pero él entra por la ventana (como el Tío Alec), se le aparece por los rincones. No se necesita ser siquiatra freudiano para ver las connotaciones sexuales de este sueño. ¿Pero de donde sacaba Louisa, que no había viajado más allá de Boston, a este personaje? 

En su primer viaje a Europa, Louisa no llega a conocer el mundo mediterráneo, pero en su lúgubre estadía en Niza describe el hotel como lleno de huéspedes italianos, españoles, judíos (y un nativo de las Islas Sándwich). En Mujercitas, Louisa incorpora al español de sus pesadillas en al villano Hugo en la obra de teatro que, montan las March. En “My Contraband” describiendo el rostro de Bob, Faith  dice que tiene rasgos anglosajones y españoles.
June Allyson disfrazada de Hugo en Mujercitas (1949)

Acabo de notar que la descripción física de Laurie no corresponde a la de Laddie (esta se la otorgó la autora al violinista Nat de Hombrecitos) Se dice que Laddie es moreno, de cabello ensortijado. Esto y su carácter rebelde, lo ha heredado de su madre, una pianista italiana.

 Cuatro años después de publicada Mujercitas, Louisa se embarca para Europa por segunda vez. En Roma se queda casi medio año, rentando un piso de seis habitaciones. Se puede decir que para su regreso tiene bastante experiencia con italianos y hombres de tez tostada. En 1878 emprende su último viaje a Europa y comenta que el hotel suizo está colmado de conspiradores españoles (eran los días de la Primera República y de la Restauración). ¿Qué momento de estas experiencias, inspirará a Louisa a diseñar su arquetipo del salvaje sexy pero peligroso, de piel oscura?

En su introducción a Alternative Alcott, Susan Showalter nos da algunas pistas al interpretar las pesadillas de Louisa. A pesar de que cae en la trampa de creer en teorías sobre la ambivalencia sexual, la fijación edípica en el padre y la supuesta relación homoerótica con Marmee (¡Oy Veh Zmir!) de la escritora, Showalter nos lleva al retrato físico de Louisa, a su piel olivácea y cabello oscuro (heredados de Abba). Curiosamente, aunque vemos esa belleza morena en un daguerrotipo de Louisa a sus veintitantos años, los retratos futuros la muestran casi rubia. ¿Se teñiría el cabello?

Aparentemente, Louisa estaba incomoda con su propio look moruno. Esto se debe a que Branson Alcott consideraba que la gente de cabello oscuro y piel morena era “peligrosa”.  Ahora entendemos la relación ambivalente de Louisa con pueblos de piel cetrina.

También Showalter nos cuenta que la idea de ser apedreada por las buenas gentes de Baltimore es un eco del recibimiento, a piedrazo limpio, que les dieron al 54th de Massachussets cuando las tropas negras pasaron por Maryland. Louisa siempre se consideró “una bruja”, Algo común en mujeres transgresoras y que eligen vidas alternativas. En cuanto al satanismo es un tema que aparece en sus novelas clandestinas. Tanto la heroína de A Long Fatal Chase como el faustiano protagonista de A Modern Mefistófeles han pasado por un tipo de entrega de sus almas al diablo.

Louisa Drogadicta
Cuanto más leo a Louisa May Alcotta pesar de que hay paralelos con mi vida me considero afortunada. ¡Qué persona tan desdichada!  La fama y la fortuna le llegaron cuando estaba enferma y avejentada. Su familia, principalmente el padre, estuvo colgada de ella toda su vida. Se vio forzada a escribir una literatura que despreciaba para mantener un tren de vida que la alejase de las miserias que sufrió en su infancia y juventud. Hizo de la autocensura un modo de vida. Vivió envidiosa de su hermana May que atropelló convencionalismos y vivió como quiso (a costa de Louisa).

Pocos saben que Alcott antes de morir fue presa de problemas digestivos tan fuertes que expertos han especulado que pudo tratarse de cáncer estomacal. Se sabe que no podía consumir carne, en realidad no podía tragarla. Le traían el asado cortado chiquito, y mascaba y chupaba los trocitos para luego escupirlos. Se entiende que con tantas dolencias haya recurrido a paliativos que hoy reconocemos como drogas adictivas.

En la época de Louisa May Alcott el hachís o cannabis era considerado un producto inofensivo. Al igual que la cocaína, podía mercarse en cualquier farmacia. Los más exóticos lo aspiraban a través de hookas, esas largas pipas orientales, pero normalmente era consumido en forma de bombones (¡!!) Esta drogadicción social aparece en algunas obras clandestinas de Louisa May como un hábito placentero.

“¡Bendito sea el hachís!” exclama un personaje. La planta de cáñamo, aparentemente (a mí la mariguana solo me provocó vómitos y diarrea cuando la probé) causaba euforia, accesos de energía y otros efectos positivos. En Un Mefistófeles moderno, Gladys que ha sido drogada en contra de su voluntad, es descrita como más bonita después de la experiencia. ¡Vaya si Louisa no estaba promoviendo una cultura de la droga antes de La Revolución Hippie!

Diferente era el caso con el opio que, ya a mediados del Siglo XIX, era reconocido como adictivo y nocivo, pero los médicos no tenían otro analgésico para el dolor. Louisa consumió láudano en el último cuarto de su vida para combatir su insomnio crónico.  Desde Roma, en 1870, le escribe a su padre que por fin ha podido dormir sin opio, pero sabemos que el láudano fue su compañía hasta la tumba.
Hasta los beb'es se les daba laudano para dormir.

 Con todos estos factores es comprensible que el carácter de la escritora se agriase, que cayese en contradicciones como el que ella, que en su obra tanto criticase los castigos corporales, le diese sus azotes a Lulú (que más tarde confesaría ser una niña infernal). Con todo el cariño que sentía por su hija, Louisa ya no tenía paciencia para tratar con niños.

Otra ironía es que llena de tristeza por su juventud malgastada, por las oportunidades que la vida le ofrecía cuando ya no podía disfrutarlas, y, sobre todo, por las paparruchas morales que debería escribir, Louisa se volvió un árbitro de la moral pública. Se sabe que era abogada de la Temperancia, una causa subordinada al feminismo estadounidense decimonónico. Aunque promovía el cannabis en su obra, y consumía láudano en privado, Louisa lanzaba diatribas contra el alcohol y los establecimientos que lo servían.

También Alcott fue propulsora de la idea de boicotear Las Aventuras de Hukcleberry Finn. En ese entonces la novela de Mark Twain no era criticada por su racismo, como hoy día, sino por su lenguaje, tildado de obsceno, y porque en las palabras de Alcott las aventuras del pícaro Huck, muchas fuera de la ley, podían corromper "las puras mentes de nuestros niños y niñas”.

Es en este marco que debemos contemplar el significado de Jo’s Boys iniciada con tanta energía (estimulada por el hachís supongo) y esperanzas, que presenta tantas ideas, tantos géneros, tantas posibilidades, solo para que su creadora descubriera que la misma personalidad que se había forjado la obligaba a darle un final “moral” apropiado. Esta obra es el mejor ejemplo de la tragedia de Louisa May Alcott.