Cuando terminaba
de publicar mi reseña final de Club Estambul, el año pasado, no me imaginaba que tendría Temporada 2, tal como no me imaginaba que llegaría a un gran
nivel de excelencia. No tiene desperdicio. En términos de contenido, escenografía
y diálogos supera a la primer parte. Es un trabajo tan fino que no parece de
Netflix
Su primer logro
es que han reparado su yerro cronológico. Han pasado cinco años desde la Septemvriana
y estamos en 1960. Turquía está convulsa, crisis económica, crisis de
desempleo, estudiantes que protestan por las calles. Escasean los alimentos, la gente se intoxica comiendo carne de camello y..¡ No hay café! En
Estambul nadie puede tomarse su café turco.
Como suele
ocurrir en épocas de crisis, la censura se endurece. “Masal” el famoso primer
éxito de Selim Songur (esa canción que habla de los que nacen “prohibidos”) ha
sido vetado por la radio. Eso no hace mella en el éxito del cantante cuyos espectáculos
tienen abarrotadas las noches del Club Estambul. El establecimiento ahora es
manejado por Celebi y Matilda. Haci ocupa el antiguo puesto de Celebi y Tasula,
que ahora es su mujer, ocupa el antiguo
puesto de Matilda.
Aunque no se han
casado, todos saben que Matilda y Celebi
son pareja. Ella vive en el Barrio Griego en compañía de su hija y su nieta. El
renta un piso adyacente y se saludan por la ventana, todo muy romántico. Estamos al final de la década de gobierno del
General Menderes que solo siendo Primer Ministro (y ministro de relaciones
exteriores) mandaba más que el presidente. Recordemos que Menderes fue el
provocador de la Septemvriana, razón que
motivaría su ejecución cuando fue derrocado por los militares.
No nos
adelantemos a los hechos. La acción tiene lugar en los meses perecederos al
golpe militar de 1960.El club tiene vatios problemas. Se cumplen cinco años
desde la desaparición de Orhan. Una vez declarado oficialmente muerto, el club pasa
a subasta pública. Antes de eso, Celebi
tiene un problema con Hacienda, una deuda exorbitante. Todo el personal del club
pone sus ahorros a su disposición y él declara que de ahora en adelante el
local les pertenece porque son una gran familia.
Quien no es parte
de esa familia es la solapada Keriman, una rubia platinada a la que Selim sacó
de lavandera para colocarla de vedette. Keriman tiene un espectáculo en que, semi desnuda, nada en una copa de champan mientras canta con
voz orgásmica letras traducidas de éxitos en inglés. Keriman se cree cantante,
se cree símbolo sexual, y acaba
pisándole los callos a Selim que la saca del espectáculo. La rubia planea
venganza: ocupará el sitio de Selim, será la estrella del club y despedirá a Tasula,
entre otras medidas nocivas para “los buenos”
de esta historia.
Para adquirir
poder, la rubia se hace amante de Fikret, un junior metido a gánster, que anda matando
gente y comprando propiedades baratas. Fikret tiene puestos sus ojos en el Club
Estambul, pero también los tiene su padre. Voy a contar un mini Spoiler por si
la gente no reconoce a Kursat bajo un maquillaje que simula quemaduras. Es el mismo
que ayudó a Mumtaz a destruir a la Familia Aseo, el mismo que chantajeó a Orhan
y que creímos que el griego había matado al final de la primera temporada.
Kursat quiere
echar abajo el Club Estambul para construir un edificio de departamento. Su
hijo quiere evitar eso ya que pretende convertir el club en el centro de la vida
nocturna bizantina y poner como estrella a su vedette-amante. Keriman tiene una
aliada dentro de la gran familia de Celebi y Matilda: Rasel.
La maternidad no
ha mejorado a la hija de Matilda. Lo que una vez fuese visto como
comportamiento antisocial ahora bordea en psicopatía. Vive obsesionada con el
retorno de Ismet a quien le escribe casi a diario. El ex taxista ahora trabaja
para una compañía de transportes y conduce camiones de carga hacia otros puntos
de Europa. Ni responde, ni lee las cartas.
En su locura, Rasel
abandona a su hija un día en la oficina de la compañía donde trabaja Ismet quien
ni siquiera está en el país. Es Matilda quien debe ir a retirar a su
“Chikitika” como si fuese un paraguas que alguien olvidó en la antesala. Si no
fuese por Matilda, ¿qué sería de la pequeña Rana? Aunque la niña adora a su Mamika, le
tiene miedo y se siente más a salvo en el reino de su abuela, el Club Estambul
donde están Matilda, Tasula, Celebi y otros que la quieren y protegen
NOTA: Rana es un
nombre común en el mundo árabe, no piensen que le pusieron nombre de batracio. Pero en Ladino significa lo mismo que en
castellano, así que cuando Matilda se refiere a su nieta como Ranika,
realmente la llama “sapito”.
Es Matilda quien
cuida y educa a Rana, A pesar de que las enseñanzas de la Granmamika son
un poco esnobs (el jurel es “comida de pobres”, la niña no debe jugar con
“niños de la calle”) Rana aprende cosas buenas de su abuela como hablar ladino.
Matilda está preocupada porque las nuevas leyes de Menderes proclaman que quien
no tiene un certificado de nacimiento no puede trabajar, ni viajar, ni casarse
ni siquiera estudiar. Ese certificado solo es válido si lo ha firmado el padre.
Rana va a cumplir cinco años y no puede ir a la escuela.
La solución la
trae una antigua amiga de Rasel. Nissim , un chico de la comunidad judía ha
visto a Rasel, le gusta y está dispuesto a casarse con ella y a adoptar a Rana.
Esta oferta aumenta la depresión de Rasel que involucra a su hijita en sus
locuras sean estas ir a poner piedritas en la tumba (los judíos no ponemos
flores) del padre que no conoció, hasta
cometer hurtos en tiendas elegantes. No solo Rana se convierte en su cómplice, además
también aprende a robar. ¿Su botín? Un labial de Keriman.
Rana, que es
tremendamente precoz, entiende que su situación es precaria y se lo confiesa a Celebi
quien decide tomar cartas en el asunto. Contacta a Ali Seker, el despreciable
padre de Ismet. El mafioso, a su vez, llama a su hijo al que encuentra bailando
en una taberna griega y le anuncia que adoptará a Rana. Ismet parte volando a Estambul
e irrumpe en casa de su padre al que encuentra en una de sus acostumbradas francachelas
con mujerzuelas. “¡No te metas en mis asuntos!” le grita Ismet quien al salir descubre
que su madre también vive en esa casa.
Ismet le reprocha
aceptar ayuda de un hombre despreciable. Por una vez Sukriye deja su dulzura de
lado. Si vive con Ali Seker es porque es su esposo, el padre de su hijo, y que
jamás la dejará desamparada. Ismet cae en cuenta que hace cinco años que no se
ocupa de su madre. Sukriye, con cierto
sarcasmo, le recuerda que un hombre que
no se responsabiliza por su hija menos se encargará de su madre.
Ismet va a
conocer a Rana lo que implica un choque emocional. Ha venido a Estambul a
inscribir a su hija y a marcharse, pero la niña le ha robado el corazón. Esto
complica las cosas. Ismet consigue empleo en el club y se va a vivir a con Rasel,
a la que insiste en llamar “Aysel”. Rasel quiere ser una buena esposa musulmana
lo que provoca alejamiento de su madre. De quien no se aleja es de Keriman que,
amparada por Fikret, ahora está empeñada en ser la reina del
escenario.
Fikret entrega a
Keriman una bolsa de cocaína para que la esconda en la oficina de Celebi, pero
la rubia tiene otros planes. La policía, alertada por Fikret, encuentra la
droga en el camerino de Selim. Este va preso. Para sacarlo y evitar un escándalo,
Fikret exige de Celebi que lo haga socio del Club Estambul. Esa sociedad debe ser secreta.
Fikret cree que
con sus juegos sadomasoquistas domina a Keriman, pero ella es imparable. Ismet
la compara con una gata ladrona, Selim la define como “víbora” y para Rana es
“la reina mala”(la madrastra de Blanca Nieves), pero ni Matilda ni Rasel
reconocen la maldad de Keriman que puede llegar a matar para conseguir lo que
quiere…y matará.
La serie es un
lujo para los sentidos. Bellísima en diálogos, en paisaje, decorados y los actores
son tan bellos como talentosos. Gocke Bahadir (Matilda) y Firat Tanis (Celebi) están más viejos, pero
hacen una hermosa pareja. Asude Kalebek (Rasel) ha crecido en belleza y
curvas, tiene un cuerpo antiguo, el que
yo desprecié cuando tuve uno parecido entre mi 20 y 30 años. Baris Arduc
(Ismet), ahora con barba, está a punto de caramelo, pero es la pequeña
Ada Erma la que se devora cámara e historia. No había visto tanto talento desde Andrea del
Boca en su etapa infantil.
Como saben, Raza
Denazir existe en realidad. Es la guionista y Kulup es su historia. Junto
a su familia real ha creado personajes ficticios y con ellos subtramas
ficticias, pero la relación de Rana y su madre es tristemente verdadera.
Ha sido un
acierto que la guionista haya convertido a su versión infantil en narradora de
su propio cuento. El contraste entre el tono elegiaco que le da la voz de la Rana
madura con las viñetas de una infancia manipulada por los adultos es sumamente
efectivo. Es sobrecogedor ver que alguien tan pequeño ya se vea atrapado por el
dilema de proteger a una madre que adora, pero cuya disfuncionalidad manifiesta
desequilibrio mental.
Si en la primera parte
asociábamos el comportamiento antisocial de Rasel con sus traumas adolescentes,
ahora se ha vuelto una sociópata, con reacciones descontroladas, sus robos compulsivos
e innecesarios y con la agresión verbal y física de su única aliada, su hijita.
Solo los que hemos vivido el calvario de una madre trastornada, sabemos del sentimiento de culpa que
experimentamos, de la vergüenza y miedo de que el resto del mundo descubra
nuestra situación y de la necesidad de mentir para proteger la unión familiar.
En una entrevista, Rana
Denazir ha hablado francamente de su infancia marcada por lo que eufemísticamente
describe como las “fluctuaciones mentales” de su madre afectaron su vida. La
guionista llama a esos cambios “aterradores”
o “entretenidos”. Así que es como yo describiría mi vida con mi madre. Con eso
se entiende lo que la niña dice que vivir con Rasel “es entrar en las oscuras
fauces de un león” para desembocar en un parque temático.
En su reseña en BirGun, Tugce Madayanti Sen se queja que Rasel se ha
vuelto un personaje anfipático que ya no provoca empatía. Eso ocurre con
quienes sufren de desórdenes psicológicos, no los entendemos, no podemos
confiar en ellos y terminan fastidiándonos. Para poder tratarlos necesitamos
nosotros de terapia de apoyo. Algo que no entra en juego con los personajes ficticios
a los que simplemente dejamos de querer. Es lo que me ocurre con Lila en
My Brilliant Friend y por lo que me incomoda el sesgo que los Sherman
-Palladino le dan a Mrs. Maisel a partir de la Tercera Temporada
Tugce dice que no
se entiende el motivo para que Rasel sea tan negativa puesto que todos viven
pendientes de ella. En comparación con la de Keriman, la vida de Rasel ha sido
mucho mejor. La única razón para no sentirse querida o insegura es atribuir su
insatisfacción a un problema psicológico que arrastra desde su infancia. Quizás
desde el útero. La gestación debe haber sido un periodo tenebroso para Matilda
y aún más para él bebe que llevaba adentro.
Otra queja del
mismo artículo es lo acelerada que va la trama lo que a ratos confunde o hace ver
como inverosímiles sucesos y acciones de los personajes. El viejo problema de
la cronología resurge. Sabemos que Rana nació en la Septemvriana , o sea en
septiembre de 1955. Sabemos que estamos en 1960 porque Fikret invita a una de
sus víctimas a ver la premier de La Dolce Vita y porque el golpe militar
contra Menderes ocurrió en mayo de ese año. Matilda y su hija visten a la
usanza del comienzo de la década. En cambio, Keriman se pone faldas sobre la
rodilla y prendas del ‘65. Y ese micro mini hecho de cuentas de metal, lo diseñó
Paco Rabanne en 1967.
Vestido diseñado por Paco Rabanne en 1967
La lápida de Mumtaz
dice que murió en 1942. Lo que coloca el nacimiento de Rasel en 1943. ¿Entonces
como escribe en el dorso de una foto que cumplió 18 años en 1956? Sin embargo,
estos errores matemáticos y cronológicos son perdonables en tan buena serie. No
así la prisa en que ocurren cosas en un tiempo tan corto. Se supone que la
acción tiene lugar entre marzo y mayo de 1960. Poco tiempo para que a Tasula le
crezca tanto la barriga o que Rasel, pronto reanudar su vida sexual con Ismet, descubra que está nuevamente embarazada.
Suceden cosas
entre episodio y episodio que dan la impresión de que han pasado meses lo que
no es cierto. El espectador apenas se entera de algo y ya le han puesto
solución o han cambiado los hechos en un abrir y cerrar de ojos. Hay cosas que
nunca llegan a explicarse, como el supuesto hijo de Keriman, la muerte de la
madre de Fikret, y algo que me hizo pensar
que se comieron un episodio. ¿Como es que de un capítulo a otro Fikret acabó de
prisionero de su padre? ¿Y cómo Keriman pasó del hotel a nadar en la piscina
del suegro?
En el trasfondo histórico
también puede resultar confusa la serie. Por un artículo de Tugce Yilmaz me entero de que el vínculo de
esta temporada con la anteriores es que tanto Ali Seker como Fikret se hicieron
millonarios gracias a la Septemvriana. La pista está en que los edificios que Fikret
ha comprado a precio de huevo fueron propiedades de griegos y armenios.
Esta confusión es
la única falla que encuentro en una magnifica serie. Siempre en lo del
trasfondo histórico, entra una interesante ambigüedad en él guion. A pesar de
los esfuerzos de gobierno de Erdogan por limpiar la figura de Menderes, el
general sigue siendo el gran villano en la ficción.
La serie
introduce a un nuevo personaje, Cemil, un universitario que oculta panfletos en
contra del gobierno en el Club Estambul, con beneplácito de Celebi. Tras el
asesinato de un estudiante, el ejército se rebela contra el gobierno. Se trata
de militares kemalistas, hoy siguen siendo los enemigos de Erdogan. Al final
Ismet pregunta a Cemil si su revolución se logrará con tanques en las calles.
Para los latinos acostumbrados a ver golpes militares como preludios de
dictaduras, nos es obvio que la respuesta es negativa, pero no fue así.
A un poco más de
un año en el poder, los militares
llamaron a elecciones y se retiraron. Los siguieron gobiernos tan débiles que
cargaron contra las minorías. En 1964 hubo una expulsión general de griegos, se
cerraron sus escuelas y el gobierno se apropió de sus bienes. No fue suficiente
para estabilizar al país y el ejercito volvió a ponerse en marcha en 1971,
creando un ciclo de mal gobierno seguido por pronunciamientos militares que solo
acabaría en Los 80.
Contenido Violento o Gory: La Segunda Temporada de Club Estambul es un ejercicio en violencia. Tenemos asesinatos, palizas, represión policial, un intento de suicidio, y un aborto provocado. Perturbadoras son las escenas de Rana siendo maltratada verbal y físicamente por su madre. Tan perturbadora como la relación de Fikret y Keriman, especialmente una escena en la que él introduce un cuchillo entre los muslos de la vedette.
Contenido Sexual y Desnudos: Toma cercana de las nalgas desnudas de Keriman mientras se viste. Una escena sexual semi grafica entre la rubia y su amante donde ella muestra un pezón. Otra escena que ha dado que hablar es cuando Fikret masturba a la vedette en un auto en movimiento.
Sin embargo,
muy recatadas son la escenas de sexo de Ismet con Rasel y con Keriman y nunca
sabremos si la relación Matilda-Celebi es física o solo se queda en besos y
canciones de amor.
Factor
Feminista: Una
particularidad fascinante de esta segunda parte es su sutil mentalidad patriarcal
que a veces ni es tan sutil. Aquí no hay mujeres empoderadas a pesar de que
tanto Matilda como Tasula han aprendido a reinventarse (recordemos como dejamos
a la griega al final de la última temporada). Yo diría que otra mujer
empoderada o al menos sobrevienta nata es Sukriye que sabe arrimarse a árbol
indicado y enrostrarle a su hijo su mal proceder. En cambio, Keriman en su
ansias de subir se arrima un árbol retorcido y permite que su ambición la lleve
por el camino más rápido a la cárcel.
No hay apoyo sino
desconfianza entre mujeres. Rasel es injusta e ingrata con Tasula y su complicidad
con Keriman dura hasta que un hombre se interpone entre ambas. Matilda peca de
ingenua al no reconocer el peligro que representa Keriman, y Rasel peca de desconfiada al ver tanto a su
madre como a Tasula (y hasta a su hija) como enemigas de su felicidad.
Si las mujeres
son torpes y descontroladas y no saben apoyarse entre ellas, queda en los
hombres el protegerlas incluso de sí mismas. El MeToo luchará contra la imagen
del hombre protector, ¡pero ¡cómo brillan estos señores que superan a su
cultura machista en Club Estambul! Una ironía es que dos cuasi villanos de la
temporada anterior (Celebi e Ismet) se convierten en los héroes de la segunda.
La sinergia entre
ambos me encanta porque recuerda un fenómeno que el feminismo de mi época
aprendió a respetar y que el moderno pretende erradicar . Hablo del male
bonding de los 80 que ayuda a los hombres a abrirse y exponer su lado vulnerable
al menos a su mejor amigo y a encontrar modos de evitar masculinidad toxica.
Hoy ha quedado reducido solo a un modo en que lo hombres se unen para destruir
a las mujeres, algo que no ocurre en esta serie.
Si hay un tema
latente en esta Segunda Temporada es la paternidad responsable. Ismet logra por
fin sacudirse de la imagen de su irresponsable padre y volverse lo opuesto de
Ali Seker. En cambio, Fikret imita a su cruel padre. Celebi no solo se hace
cargo de Matilda, también se convierte en protector y abuelo de la pequeña Rana,
además de ser el patriarca de su ‘”familia”
del Club Estambul.
No es que esté de
acuerdo con todo el machismo de la serie. No entiendo la idolatría de Rasel hacia
un padre desconocido que era un buen cabrón, pero comprendo— no
aplaudo— que Ismet caiga en la cama de Keriman. Como diría cualquier hombre latino
no es de caballeros negarse a una mujer que se le ofrece en paños menores..
Pero también tomo el incidente como un ejemplo de que, a pesar del cariño y compasión que Ismet siente
por Rasel, ella no lo complementa como mujer, ni física ni emocionalmente.
Factor
Diversidad: Nuevamente Kulup
destaca por su retrato positivo de la vida y cultura de los sefarditas de Estambul
a mediados del Siglo XX. Tres generaciones de mujeres Aseo hablan ladino entre
ellas y con otros miembros de su comunidad. Selim ya se sabe proverbios en judezmo
y hasta Ismet quiere aprender la lengua de su mujer porque, como dice su hija, quiere saber que cuchichean a sus espaldas.
La serie nos
muestra una boda y un funeral judío. Vemos a Las Aseo compartir una cena de
Shabbath que Rasel interrumpe groseramente para anunciar que se ha convertido
al Islam. Curiosamente, aun después de
su conversión, Rasel no quita los mezuzot de los umbrales y en un
momento de crisis retorna a costumbres judías que le son más cómodas y
familiares.
A pesar de la
insistencia en que Rasel se convierta al Islam, no vemos a ningún personaje
turco practicar su religión. Se siente en todo que su sociedad es tan seglar
como cuando Ataturk creó la república. Otra ironía es que se quiere darle
impresión de que los judíos están totalmente integrados a la sociedad turca.
Eso se nota en el saludo de la horrible Fisun a Matilda “tengo muchos amigos judíos.
nos llevaremos bien”. Suena tan hipócrita como el “Shabbath Shalom” de Kursat a
quien ha ido su víctima. Sin embargo, en el capítulo final un representante del
gobierno militar le dice a Fikret “queremos tener buenas relaciones con los judíos”.
Algo que, a pesar de algunas maniobras
de Erdogan, ha sido la política de todos
los gobiernos turcos de las últimas décadas.
Es extraño que la
serie, a diferencia del Primera Temporada no nos hablen ni de los griegos ni de
otras minorías cristinas que por aquel entonces no estaban en buenas relaciones
ni con el gobierno ni con el pueblo turco. Su única representante es Tasula. A
pesar de que es un personaje maravilloso (y mi favorito junto con Celebi y Rana)nos
recuerdan que es cristiana cuando va a pintar los huevos de Pascua en la cocina
de las Aseo. Ahí, Rana le pregunta si es verdad que en el Jueves Santo no
pueden los cristianos ortodoxos griegos dirigirles la palabra a los judíos.
Tasula le explica
que es una tradición puesto que Judas era judío . A la nena le parece una
tradición estúpida. Rasel, amparada en el hecho de que ahora es musulmana,
visita a Tasula el Jueves Santo para convencerla que vuelva a Club Estambul.
Noten que Tasula igual no le habla, no cree en la conversión de su amiga. Sin
embargo, la griega rompe con la tradición y regresa al club para hablar con Matilda.