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lunes, 4 de octubre de 2021

Gánsteres y Policías desde la Boardwalk hasta Belgrado: Las fórmulas del drama de época contemporáneo (II)

 


Viendo Shadowplay noto similitudes con Babylon Berlin, una serie alemana que no existiría sin el éxito obtenido por Peaky Blinders que, aunque no le guste admitirlo a Steven Knight,  es hija ilegitima de Boardwalk Empire. Como he mencionado antes, los gánsteres han ejercido una fascinación en cine y TV desde los Años 30, Sin embargo, la cercanía del centenario de La Prohibición y la Gran Guerra creó un nuevo esquema que se cifraba en actividades de criminales de Los Locos 20. El esquema alcanzó a cruzar el Atlántico, por lo que tenemos series que siguen ese modelo desde Birmingham hasta Belgrado.

Los Soprano había sido la gran exponente de la fiction gansteril en la televisión de comienzos del Siglo XXI y había dejado una vara muy alta cuando llegó a su fin en el 2007 después de seis exitosas temporadas. Dos años más tarde ,  Terence Winter quien habían sido  libretista (y uno de los productores ) de la saga de Tony Soprano se le ocurrió presentar a la HBO un ambicioso proyecto. Recrear la Atlantic City de la Era de la Prohibición para un relato gansteril vagamente basado en el libro de Nelson Johnson Boardwalk Empire.

El Imperio de Atlantic City

Fue una empresa titánica que implicó la reconstrucción del balneario novojersiano (la Atlantic City de hoy es demasiado moderna) en las playas neoyorquinas. El piloto fue dirigido por nada menos que Martin Scorsese quien permanecería al timón como uno de los productores, pero también como consultante de edición, estética y la elección del elenco.



Steve Buscemi sería el protagonista,  el respetable Enoch Thompson, tesorero de la ciudad que en sus ratos libres manejaba casinos, alternaba con gánsteres y contrabandeaba licor. A pesar de que  “Nucky”fue el protagonista por cinco temporadas, compartió las primeras dos con su protegido James “Jimmy” Darmody (Michael Pitt).



Jimmy había abandonado Princeton y una espeluznante vida familiar para huir a los campos de Flandes a pelear una guerra que no era la suya, aunque más tarde, recordaría ese tiempo como el mejor de su vida. Al regresar, con una pierna coja,  y encontrarse sin posibilidades de trabajo, Jimmy se dedicaba al contrabando de licor y a intentar crear una familia con la madre de su hijo. Pero a Angela Darmody (Aleksa Palladino) no le gustaban los gánsteres y si las mujeres, así que Jimmy nunca tuvo una oportunidad de ser feliz. Su mayor consuelo fue su bromance con otro veterano desfigurado, Richard Harrow (Jack Huston).



Boardwalk Empire era un espejo amplio de la historia gansteril de la época e incluso del futuro,  haciéndonos conocer a versiones juveniles de grandes nombres del crimen organizado como Lucky Luciano, Al Capone, Meyer Lanski y Bugsy Siegel. A la vez,  nos mostraba un círculo de horribles villanos que manejaban los destinos de la nación como si fueran piezas de ajedrez. Me refiero a lo que hoy conocemos como “hombres bancos privilegiados”, políticos, pilares de la sociedad,  empeñados en lucrar con la necesidades del prójimo.

La historia de Estados Unidos siempre será el trasfondo de la serie, desde el nacimiento de la Prohibición en 1920,  hasta su fin en 1933. Vemos como la capital del gansterismo deja de ser Nueva York para pasar a Chicago y vemos cambios sociales incluyendo el auge del Ku Klux Klan gracias a la inclusión de Chalky White, un contrabandista de color interpretado por el recientemente fallecido Michael K. Williams.

Además de la reconstrucción de la marina de Atlantic City, ayudó a la ambientación una banda sonora soberbia. “Boardwalk” duraría cinco temporadas. Al final de los protagonistas solo sobrevivía Nucky,  ya muy empequeñecido por el fin de la Ley Seca y el auge de nuevos mandamases,  y que comenzaba a pagar sus errores del pasado que por fin encaraba.



El Imperio del Contrabando fue un exitazo en su primera temporada, mereciendo premios y una distribución mundial. Sus protagonistas se convirtieron en estrellas y hasta los personajes secundarios se ganaron elogios del público. Uno de estos favoritos era el carnicero/gánster/sicario Munya. Horvitz (William Forsythe). No sé si sería coincidencia, pero las historias de Munya sobre su infancia en Odessa y con los gánsteres (mahers) judíos de ese entonces estaban conectadas con una serie rusa que había sido hecha ese mismo año.



Érase una vez en Odessa narraba la historia de un Robin Hood judíos MIshka Yaponschick y su auge en el bajo mundo de Odessa en los años que precedieron a la Revolución Rusa, su liderazgo de bandas de criminales y anarquistas y su arresto tras el asesinato de un jefe de policía como venganza por los pogromos de 1907. La serie detalla como la revolución libera a Mischa antes de cumplir su sentencia de 11 años y como él combina su vida de hampón con su simpatía por los bolcheviques. Acaba con él ganster, ahora convertido en comandante del ejército soviético, fusilado por las fuerzas nacionalistas ucranianas.


De Birnmingham a Berlin

Aunque no puede considerarse en el mismo nivel de “Boardwalk” o decir que una serie es derivada de la otra, el show ruso demostraba que había en el aire un interés por estos cuentos de hampones en contextos históricos. Esto llevaría a que Steven Knight crease su hoy icónica Peaky Blinders que vio la luz en el 2013.

Aunque Knight niegue y reniegue, Los Peaky Blinders son hijos bastardos de Boardwalk Empire. Las similitudes (también con Ray Donovan) son demasiadas para ser accidentales. La relación de Tom Shelby (Ciaran Phillips) y su hermano Arthur (Paul Anderson) es muy similar a la de Nucky y Eli Thompson (Shea Whigam); el obsesivo policía tras la banda de los shelby, interpretado por Sam Neill,  recuerda al obsesivo agente del FBI Nelson Alden (Michael Shannon) , hasta el carnicero Munya resucita en el personaje de Alfie Solomons (Tom Hardy).



Un detalle decidor es que la verdadera banda de los “Peaky Blinders” ( llamados así por las afiladas hojas de afeitar que portaban en las vísceras de sus gorras) operó en la Birmingham de fines del siglo XIX. La serie situó las aventuras de los Shelby en los Años 20 para poder tener a Tommy,  como un Jimmy Darmody,  marcado por sus experiencias en las trincheras que combate (como Jimmy)  con drogas.

El próximo intento de explorar como la Gran Guerra creo criminales se alejaría del mundo angloparlante. La primera variación fue que la historia fuese narrada desde la óptica de un representante de la ley, El Inspector Gereon Rath, joven ingenuo, llega de Colonia a la Sodoma y Gomorra de  Berlin. Aunque viene en una misión especial, pronto se ve involucrado en crímenes e intrigas políticas que solo podían darse en la Alemania de Weimar. Por eso, tal como El Imperio del Contrabando Babylon Berlin es un documento histórico.

Aunque basada en las novelas policiales de Volker Kutscher, la adaptación tiene cambios que la acercan al modelo “Boardwalk” tales como la inclusión del gánster Edgard “El Armenio” Kasabian y sus negocios criminales que en la tercera temporada devienen en guerras gansteriles. Mas importante fue convertir al protagonista en un veterano de guerra que cura sus traumas bélicos con morfina. Eso acerca a Gereon a Jimmy Darmody y a Tommy Shelby.


Babylon Berlin provocó una fanfarria de elogios cuando debutó en el 2018. Rápidamente fue comprada por Netflix y otras sistemas de streaming que la esparcirían por el mundo de televidentes. Solo la pandemia ha dilatado la filmación de la cuarta temporada, lo que demuestra lo exitosa que ha sido la serie. Otra muestra de su éxito ha sido la cantidad de series que han buscado imitarla.

Mafiosos Castizos

En el 2018, la televisión española hizo una especie de Peaky Blinders castiza que acabó en parodia con el protagonista luciendo un corte de cabello a lo Tommy Shelby. Supuestamente la acción tenía lugar en el Madrid de los 20, pero ni la atmósfera ni los sucesos descritos en El Continental correspondían ni a la época ni a la historia española.



Una desgracia que Michelle Jenner desperdiciase su talento en obra tan zafia. Su personaje parecía una copia de Grace,  la camarera-espía infiltrada en la banda de los Peaky Blinders, que acaba como la primera esposa de Tommy Shelby. Una escena en la que Jenner irrumpe en un bar dando tiros, está idéntica una de Grace en la primera temporada.



Mejor les quedó Hache del mismo año. En una variación del tema, esta serie española de Netflix describe otro tema no tratado en la ficción; el inicio del tráfico de drogas en España a comienzos de los 60. Ahí oímos los nombres archiconocidos de Lucky Luciano y otros mafiosos useños junto al de ‘Hache”, Helena, una víctima del franquismo que se ve obligada a prostituirse para mantener a su hija y que, gracias a su astucia y a amores con el líder del incipiente narcotráfico,  comienza a surgir en el mundo del hampa catalana.



Adriana Ugarte en su rol de Helena (con H) demuestra ser siempre una actriz ejemplar, aquí apuntalada por dos actores solidos como lo son Javier Rey y Eduardo Noriega. Esto llevó a Hache a dos temporadas que fueron detenidas en esa obsesión del Netflix de hoy de cancelar series para dar paso a otras más mediocres.  Lo importante de Hache fue demostrar que el modelo “Boardwalk” funciona si se le vincula a un momento histórico especial y a esa teoría de que el hampa florece en tiempos de crisis.

Pero eso no funcionó en la desastrosa Magic City que tenía lugar en la Miami en vísperas de la invasión de Bahía de Cochinos. Ni la salvó el combinar los modelos del “Gran Hotel” de “Mad Men” y de “Boardwalk” quedando al final un salpicón fatal. Otro horror como lo fue Mob City que era “Boardwalk”(hasta aparecía Meyer Lanski) a fines de los 40, pero sin humor y sin coherencia.


Policías y Hampones en la Vieja Yugoslavia

Muy diferente fue la estupenda serie serbia Sombras sobre Los Balcanes conocida en castellano como Sol Negro.  Este fascinante relato policial que deviene en aventuras esotéricas de la Sociedad Thule guarda parecidos con Babylon Berlin: policía joven y novato se une a veterano para resolver crímenes que van   más allá del mundo del hampa ya que tienen raíces políticas.



La Primera Guerra mundial es el vínculo en común que une al inspector alcoholizado por un conflicto que lo separó de su mujer y humanidad, con gánsteres de Belgrado y con el famoso espía bosnio Mustafá Golubich. De nuevo tenemos esos enfrentamientos ideológicos entre comunistas y nacionalistas,  tanto rusos como representantes de las diferentes etnias que componían la antigua Yugoeslavia. Los personajes históricos se confunden en un cuento donde todos,  desde los soviéticos hasta los proto-nazis,  quieren hallar la mítica Lanza de Longinos.

Sol Negro fue tan popular que ha tenido una segunda parte y solo la pandemia ha dilatado la ya planeada y aprobada tercera. Steven Knight ha anunciado que la sexta será la última temporada de Peaky Blinders lo que dejará a todo un fandom con apetito para el modelo inspirado en Boardwalk. Entretanto el filme Los Nuevos Santos de Newark que relata la juventud de Tony Soprano mantiene el modelo en la pantalla grande y en HBO.

Incluso la nueva versión de “Perry Mason”, cuyo protagonista siempre ha sido un distinguido abogado de fines de los 40 (60 en la serie de televisión),  se ha trasladado a Los Angeles de 1932.  Mason, ahora interpretado por Matthew Rhys, es un desastrado detective privado, medio alcohólico y marcado por sus experiencias en la Gran Guerra. El modelo Boardwalk/Babylon Berlin continua sea el protagonista policía o malandrín.













miércoles, 13 de noviembre de 2019

Lo Que He Visto este Otoño: ¿Soy yo o realmente existe un problema?



Ha sido un otoño crítico, problemas domésticos, problemas económicos, problemas de salud y,  más encima,  Chile que duele. Buscar consuelo, como en el pasado, en el mundo de la ficción ha sido un fracaso. ¿Me he vuelto demasiado quisquillosa o es que realmente lo nuevo no alcanza el nivel de calidad al que estaba acostumbrada?

Aparte de cine antiguo, reruns de “Los Waltons” y del excelentísimo “Cosby Show” que ha vuelto a las pantallas de canales retro, y de “The Terror: Infamy”, no he estado muy conectada con lo que televisión y Netflix me ofrecen. No es que no haya intentado encontrar algo que me entretenga, pero cada vez que pruebo algo nuevo me llevo un chasco.

Un ejemplo es Netflix, se ha politizado de tal manera que ha abandonado coherencia y calidad. Si entro es para ver cosas viejas como las primeras temporadas de “Call the Midwife” o “Gossip Girl”. Estaba siguiendo de nuevo “Mad Men” y de pronto me harté. Serie magnifica, pero el personaje de Don me agotó.

 Llegué a un punto que comencé a ver a Jon Hamm como feo y repugnante, con ojos de reptil, labios casi inexistentes y, como decía mi difunta madre que nunca lo encontró atractivo, “no aguanto a los hombres cuadrados”.  Y es que, si te cae mal el/la prota, no hay remedio. No puedes seguir viendo una serie. Y eso me lleva a…

Peaky Blinders
No, no voy a quejarme del desbarajuste histórico, de cómo, al fusionar sucesos que tuvieron lugar entre 1932 y 1936, desvirtuaron totalmente lo peligrosa que fue la carrera de Oswald Mosley al igual que los esfuerzos reales por detener el auge de la Unión de Fascistas Británicos. Mi mayor repugnancia nace de ver como Tommy Shelby sigue destruyendo su familia y nadie lo para.

No es spoiler decir que, aunque la temporada acabe con Tommy tratando de volarse los sesos, seguirá vivo. Steven Knight ha prometido que lo hará redimirse en la séptima temporada, pero no creo tener estamina para esperar tanto.

No es que los otros personajes merezcan mi respeto y cariño. ¿Ósea, a estas alturas,  Ada todavía no tiene un buen método de planificación familiar? Pero me dan lastima, me da lástima Arthur, me dan lástima las mujeres de esta serie que siempre terminan pagando el pato por las fechorías de Tommy. Ahora consiguió que le mataran a dos de sus cuñados. ¡Pobre Tía Pol! No solo se ha quedado viuda, además Tommy tiene ganas de matarle el hijo. Me da lástima Linda que de tan ninguneada ha caído un escalón más abajo que Ruby en la lista de importancia de las mujeres en la Familia Shelby.

Hay críticos que se han quejado del show. Lo acusan de volverse repetitivo, una parodia de otras temporadas. Concuerdo con ellos. ¿Hasta cuándo va a aguantar esa familia que la ambición, el hubris y la demencia de Tommy los domine? Antes de morir, Aberama cuestionó a su cuñado “¿Hasta dónde llega tu ambición?” Más que ambición es una necesidad desmesurada de controlar, de hacer pagar a su familia por la posibilidad que él se ha negado, la de ser feliz.

Nunca creí el cuento de que Tommy quisiera matar a Mosley para evitar otra guerra. Todos los objetivos ‘positivos” de Tommy son falsos. Eso se notó con la furia con la que reaccionó ante la oferta de Michael de hacer negocios que parecieran legítimos. Es lo que Tommy aparentemente quería, pero eran solo palabras. Su realidad es hacer las cosas como él cree, obligar a los demás (sea su mujer, Churchill o su familia) a hacer su voluntad. Una voluntad que muchas veces ni él mismo conoce.

Traer a Alfie de regreso también fue un absurdo. Me imagino que el motivo será hacernos creer que fue quien traicionó a Tommy (y de paso a toda la judería británica, pero esta es la BBC. (¡Los judíos sooon malooos!)

Watchmen
En octubre me tocó ver la primera serie con la que HBO pretende capturar a público tronero. Antes de darle una oportunidad a “Watchmen” me pregunté si era una serie para mí. Sin llegar al desprecio de Coppola-Scorsese, yo no soy fan ni de Marvel ni de DC. El que la serie la hubiese adaptado Damon Lindelof también me preocupaba. Yo encontré muy aburridos “The Leftovers”, pero me interesó saber que Alan Moore estaba indignado con la adaptación de su novela gráfica. ¿Quería eso decir que sería más seria, menos caricaturesca?

Efectivamente el primer episodio es serio, lo único caricaturesco es la inserción de escenas de la vida del villano Ozymandias (Jeremy Irons) ahora oculto en su castillo en la campiña francesa atendido por criados robots.  Eso es lo que queda de la novela, junto con ese un mundo donde los policías deben usar mascaras para que no los reconozcan, las lluvias de calamares que paralizan por minutos el tráfico de una ciudad, y el pasado ucrónico donde Nixon ganó la Guerra de Vietnam e Indochina ahora es el estado número 53 de la Unión Americana.

Lo que se ha cambiado es que la acción ya no tiene lugar en 1986 sino en un 2019 (con un flashback a 1921). Los villanos ya no son los que manipulan la amenaza nuclear sino supremacistas blancos que aterrorizan a la población de Tulsa, Oklahoma, principalmente la afroamericana que ahora es la mayoría.

A pesar de que los puristas han rechazado este ejercicio en corrección política que ha arruinado la esencia de la novela de Moore, los Niños de Verano se han mostrado abiertos a esta nueva interpretación. HBO puede respirar tranquilo, en su segunda semana “Watchmen” continuó manteniendo cautiva a una audiencia de 1.3 millones de televidentes.

En lo que respecta mí, me descaminaron al final del segundo episodio. La encontré ininteligible, llena de mensajes cruzados y confusos, de personajes que no acababan de capturarme. El que me cayó mejor, el jefe de policía interpretado por Don Johnson terminó linchado al final de ese episodio, y para el segundo nos tuvieron la revelación de que en realidad era villano. Yo sin personajes que me capturen, estoy totalmente perdida.

Catalina la Grande
Esta ha sido mi mayor sorpresa. Me aburrió a tal punto que he visto más “Watchmen” que a la saga de Dame Helen Mirren. Dame Helen es incapaz de desilusionar a su público, pero no basta para salvar una serie que no ofrece ni siquiera un buen juego de tronos. La Emperatriz manda matar a un rival y su hijo quiere suplantarla como monarca. Eso lo podemos ver en cualquier teleserie turca de época. ¿Que hace a esta diferente?

Se supone que estamos en Rusia en el Siglo XVIII. Un país muy distinto al resto de Europa y no se siente así. Hay mucha mención de que Cati quiere hacer reformas, pero eso es Tell y no Show. Los ambientes incluso exteriores son estrechos, oscuros y hay mucha sensación de la presencia de imágenes digitales. A ratos pareciera que tuvieran telones de fondo. Lo mismo ocurre con el vestuario que es poco llamativo.

Cuando uno recuerda el temperamental paisaje córnico de “Poldark” o los lujosos e iluminados espacios y deslumbrantes vestuarios de la Maria Antonieta de Sofia Coppola, pensamos que esa es nuestra imagen del Siglo de las Luces. No estas señoras que lucirán pelucas empolvadas, pero hablan como victorianas burguesas del Masterpiece Theater. ¿Que hace a los rusos más interesantes que otros personajes de series de época? ¿Que hace a Catalina sobresalir sobre otras reinas? Eso es lo que nos mostró “Velikaia”, la versión rusa del auge de la famosa emperatriz.
María Antonieta toda luz

Catalina toda oscuridad

Siempre he sentido que Catalina fue una soberana sobrestimada y que en términos de cultura popular más se la recuerda por su voraz apetito sexual. Esperaba que esta serie enfatizara sus logros por sobre su leyenda negra. Pues ahí erraron. Nos han querido dar una historia de amor y poder que no funciona.

Cuando Catalina conoció a Potemkin tenía 33 años y el 23. Incluso se rumoró que habían tenido una hija tal como que se habían casado en secreto. Dame Helen tiene 74 y los luce. Su amiga, la Condesa Bruce tenía la misma edad, casi 20 años menos que Gina McKee que la interpreta en la serie. Verlas espiando a Potemkin y riéndose como colegialas se siente…rarito. En cuanto a Potemkin nos lo describen como “joven y guapo”. …El pobre cincuentón Jasón Clark se ve viejo, gordo y con esa cara de calabaza de Halloween, francamente feo.
33 años...en cada orejita.

¿Joven y guapachoso? I think not.

HACHE
En general le huyo a las narconovelas. Son tan crudas y, a diferencia de “Peaky Blinders”, uno sabe que lo que ve en pantalla ocurre en la vida real. Por eso no me atraía ‘Hache”, la nueva “Reina del Sur” de Netflix, pero me encaminaron a ella dos factores: tiene lugar en la Barcelona de 1960 y su protagonista Adriana Ugarte, es mi actriz favorita de los dramas de época españoles de este siglo. Pero que lejos está de Sira, la modista o de “La Señora”.

Adriana ha crecido mucho como actriz y aquí lo demuestra ya desde el comienzo y eso que el personaje evolucionará en maldad e inmoralidad a través de ocho capítulos. Así vemos a Helena (“con hache”) ser una obrerita metida a prostituta para sobrevivir, mantener una hija, e intentar ayudar al marido preso.

La vemos asustada, desesperada y determinada con esa mirada torva, ese pitillo siempre colgando de los labios y ese modo de hablarle con brusquedad y casi brutalidad a su hija que contrasta con la ternura con la que habla de la niña en sus visitas a la cárcel. La ternura que le brinda al marido, siempre intentando fingir que es la Helena antigua, la fiel, la que se mantiene a punta de coser ajeno.

Lo cierto es que Helena está recorriendo las calles del Reval en busca de clientes a los que atender y desvalijar. Huyendo de uno de ellos, Helena encuentra refugio en El Albatros, un bar de postín, propiedad del hampón Malpica (Javier Rey).

Tras salvarla de una pateadura y deshacerse del cliente, Malpica paga una noche por los servicios de Helena. Lo ha impresionado que ella se defienda a mordiscos de su agresor. Es que Malpica es un ser retorcido que a ratos puede hasta inspirar lástima hasta que lo vemos agarrotar a un empleado con sus propias manos.

Hache es un noir, una historia de crímenes e investigaciones detectivescas. El tercer protagonista es el Inspector Vinuesa (Eduardo Noriega). Todavía de luto por la muerte de su esposa, ha pedido el traslado a un lugar y tranquilo y ha recalado este puerto soñoliento catalán. Solo que Barcelona se va a convertir en un polvorín. Y aquí es donde entra la historia.

En 1960, Lucky Luciano decidió convertir a Barcelona en un punto de paso de la droga que salía de Italia rumbo a Nueva York. Vinuesa ni se imagina, cuando encuentra un cargamento de muñecas que las olas traen a la playa, que está ante lo increíble, un tráfico de lujo.

Dentro de las muñecas hay frasquitos llenos de polvo blanco y la inocencia del cuerpo de policía provinciano conmueve. Nadie sabe de qué se trata. Como es una oficina muy pobre, no tienen peritos. Deben recurrir a un catedrático de la Facultad de Medicina quien les informa que es heroína pura (otra palabra que comienza con hache).

Vinuesa también encuentra (con las muñecas) un cadáver con un balazo en el cuello. Descubre que hay otros dos cadáveres asesinados de manera similar en las cercanías, pero…a nadie le interesa investigar. El superior de Vinuesa se indigna cuando el nuevo comienza a levantar piedras. Le dice que todos en el departamento quedarán sin empleo. “De arriba” no quieren que se investigue.

Es que estamos en 1960, el comienzo de la apertura de España Franquista al mundo exterior. Hay que atraer al turista, hay que dar la impresión de un país idílico, buen clima, gente amable, nada de asesinatos inexplicables ni muñecas que ocultan drogas en su interior.

Sin embargo, en este país idílico no hay libertad para protestar. Las huelgas están prohibidas. Por haber organizado una, el marido de Helena está preso. Porque un guardia murió en la protesta, le han dado cadena perpetua. El abogado defensor (al que Helena le paga con sexo oral) cree que se puede untar la mano de los jueces, pero Helena necesita algo más que hincarse delante de la bragueta de los representantes de la ley.

Por eso volverá donde Malpica y aceptará ser su mujer, por eso irá ascendiendo (o descendiendo) en el ámbito del crimen para conseguir ese dinero con el que pueda sobornar al mundo del poder. Pero es una tarea ingrata porque el narcotráfico siempre ha sido turbio, sucio y peligroso. Tal como lo es Malpica, un enfermo que gusta marcar a sus mujeres con un hierro candente como si fuesen reses.

Malpica vive del dolor ajeno para apagar el propio. Durante la Cruzada (no se sabe para qué bando peleo) recibió un balazo en una pierna que le provoca un malestar constante y le impide vivir. Le dice a Helena que quisiera que le hubieran amputado la pierna, antes que ese dolor insoportable que mitiga con el uso de la morfina. Cuando Malpica dice la mujer del cónsul estadounidense “es una adicta. No se la puede controlar” está hablando de él. ¿Podrá controlarlo Helena? Sin embargo, no esperemos una historia de amor. Ninguna narconovela lo es.

Confieso que me cuesta verla, pero está bien hecha y bien actuada y es lo más decente (nuevo) que haya visto en Netflix este año No sé si la acabaré. Ya esta semana llega la sexta temporada de “Ray Donovan” donde también tenemos historias crudas y criminales sin piedad, pero también hay amor familiar, ternura y humanidad.

¿Han visto estas series? ¿Qué opinan de ellas? ¿Qué otras cosas han llamado su atención esta temporada otoñal?