Anoche, al acabar de ver el decimoquinto capítulo de la
decima temporada de “Anatomía de Grey” tuve una sensación de plenitud como la
de quien se ha comido un T-Bone Steak (algo que no he probado desde que salí de
USA en 1996).No es la sensación que experimento al terminar de ver episodios de
otras series de televisión con mayor superioridad escenográfica, actoral o
profundidad argumental. Es la comodidad y serenidad de ver algo tan cotidiano
como esos viejos culebrones que siempre me dejaban satisfecha, Es que a pesar
de caer bajo el rubro de “drama médico”, la serie de Shonda Rhimes es una telenovela donde el romance, el sexo y las
relaciones de pareja trascienden el tema médico.
Detesto a los médicos, pero adoro las series que tratan el
mundo de la medicina (tal vez porque los galenos de ficción son tan diferentes
a los de la vida real). Desde mi infancia que me he tragado dramas médicos
desde el “Dr. Kildare” hasta “Scrubs”. He visto todo tipo de doctores desde Marcus Welby hasta House. He
visto soap-operas médicas (“General Hospital”), a oficiales practicar la
medicina en teatro bélico (“MASH”, “China Beach”) y hasta las aventuras de una
mujer que ejerce la medicina en el Lejano Oeste (“Dr. Quinn”).
Un día de estos voy a hace una nota sobre los dramas
médicos, pero el caso es que “Grey´s Anatomy” es diferente a todos, porque a
pesar de ser considerado “feminista”, este show contradice las normas del Test Bechdel. En El Grey Sloan
Memorial Hospital (antes Seattle Grace Hospital) las doctoras se la pasan
hablando de su vida romántica, y esto se aplica hasta a un matrimonio gay como el formado por Callie Torres (Sara Ramírez) y Arizona Robbins (Jessica Capshaw).
Arizona y Callie tienen una discusión marital en horas de trabajo (hollywoodreporter.com) |
Aunque “ER” fue la que implantó ese estilo con el personal
médico teniendo sexo en baños y closets del hospital, “Anatomía de Grey” lo ha
superado llevando la obsesión del romance hasta el punto de que los affaires
íntimos de los cirujanos se ventilan por todos los rincones del plantel, hasta
en la sala de operaciones. El colmo llegó esta temporada cuando Miranda Bailey (Chandra
Wilson) quiere que su marido, el interno Ben (Jasón George), la ayude enterarse
de más comadreos sobre la vida sentimental de sus colegas.
¿Sería porque “ER” trataba sobre el acontecer cotidiano de
un hospital de Chicago que los asuntos clínicos estaban al mismo nivel que los conflictos
personales de los protagonistas? ¿Sería que en “ER” se enfocaba a todo el
personal desde cirujanos hasta enfermeras, desde pacientes hasta barrenderos, por
eso siempre se sabía que estábamos viendo un programa sobre medicina? ¿Sera que
Grey´s Anatomy que solo se enfoca en un equipo de cirugía, necesita mantener el
nivel de interés abocándose siempre a lo romántico hasta el punto que una operación
sea un mero paréntesis entre peleas y
reconciliaciones entre amantes?
“Grey´s Anatomy” lleva diez temporadas al aire. Un record en
una serie, pero su éxito y longevidad pueden deberse a que sus fans la siguen
como si fuera una “soap opera” (el equivalente Anglo de nuestras telenovelas). Al
menos, este año yo siento que la sigo con la misma avidez que diariamente me
llevaba en mi adolescencia y primeros años de universidad a colgarme del
capitulo diario de “General Hospital”.
Soy consiente que “Grey’s Anatomy” no es un gran show, que
su feminismo muchas veces patina dando paso a anticuados sentimentalismos, y
que en la vida real preferiría caer en manos del Maestre Qyburn antes que las
de estos médicos calentones e irresponsables. Sin embargo, la serie supera esos
bemoles con personajes fantásticos y tremendamente queribles.
Yang y Grey (Sky.com) |
Aunque a veces quisiera arrastrarlas de las greñas, admiro a
Christina Yang (Sandra Oh) y respeto a Meredith Grey (Ellen Pompeo). La camaradería
de ese par es sagrada, porque es la
única amistad femenina real en una serie de televisión actual. Y la
misma serie que nos enseña que si puede haber amistad entre mujeres, nos
presenta a la pareja más linda de lesbianas de la televisión. Me corrijo, si me
gustaría tener a Callie y a Arizona de médicos de cabecera.
En el área de romance, tampoco me puedo quejar. “Anatomía de
Grey” me ha obsequiado con fenomenales historias de amor comenzando por los
protagonistas Meredith y su marido Derek
Sheppard (Patrick Dempsey) que por una
década han permanecido fieles a su amor, a pesar de los inevitables obstáculos.
(examiner.com) |
En cuanto a Cristina, aunque me enamoré con ella de Owen
Hunt (Kevin McKidd), no olvido que su gran amor se llamó Preston Burke (Isaiah Washington).
Un estúpido comentario homófobo de Washington acabó con su personaje del Dr.
Burke y con su relación con su interna Cristina. Me gustó que por un largo
tiempo Yang permaneciese célibe y que, incluso ya enamorada de Hunt, dilatara
la consumación física de su pasión. Fue ultra romántico.
(fanpop.com) |
Lamentablemente, las expectativas de Yang y el Mayor Hunt no
eran las mismas lo que acabó con el matrimonio. Es evidente que se quieren,
pero hay obstáculos que no pueden superar. En el antepenúltimo episodio,
Cristina y Meredith comparten una de sus famosas “noches de chicas” en la que
la conversación de las doctoras no pasa ningún Test Bechdel, los hombres son el
tema principal.
Cristina está deprimida porque ve que Owen ha encontrado
otra pareja. Emma puede darle a su ex todo lo que Yang le negó (hijos y cenefas
en las cortinas). Cristina termina la noche borracha en la casa rodante de Hunt
donde hacen el amor. Pero los shiperos del par no nos hacemos ilusiones. Ya
tenemos noticias de que esta será la última temporada de Sandra Oh en la serie.
Recientemente un spoiler atenuó la tristeza
provocada por la partida de mi personaje favorito. Isaiah Washington regresa a
Seattle. Aparentemente, Preston Burke volverá a la vida de la cardiocirujana a demostrarle
que nunca salió de ella.
Burke consuela a Yang por la pérdida de su bebé (grey´sanatomy.wikia.com) |
Hasta para decirle adiós a personajes, “Grey´s Anatomy” es romántica,
y lo demostró cuando Eric Dane y Chyler Leigh dejaron la serie en el 2012. Después
de un aparatoso accidente de aviación, Lexi Grey (Leigh) muere casi en brazos
de Mark Sloan (Dane) jurando que nunca ha dejado de amarlo. Semanas más tarde,
Mark fallece debido a complicaciones causadas por el accidente. A los shiperos
creyentes nos quedó el consuelo de imaginarlos juntos en el Mas Allá.
Pero volvamos al factor “culebrón” que es más que ejemplarizado
por el personaje de la doctora April Kepner (Sarah Drew). Considerada uno de
los personajes más odiados de la televisión, y merecedora de ser incluida en la lista la de
Peores Personajes de la TV, April no es tan infame como la pintan. Lo que
sucede es que está descolocada. Ella era
la heroína de telenovela por excelencia. Buena, dulce, religiosa y virgen a la
noble edad de 28 años. Cuando April perdió su virginidad fue con el Príncipe
Azul de Seattle Grace, su amigo y confidente Jackson Avery (Jesse Williams).
Como en toda trama telenovela, April quedaba embarazada. Jackson galantemente
le ofrecía matrimonio. Solo que cuando La Dra. Kepner descubrió que todo fue
una falsa alarma tuvo una reacción de alivio que ofendió a su amante (que en el
fondo estaba enamorado de ella). Truene total de la pareja.
(fanpop.com) |
Pronto April y Jackson están buscando nuevas parejas. El se
involucra con la interna Stephanie (Jerrika Hinton), y ella con el paramédico
Matthew (Justin Bruenick). Siguiendo con la moral telenovelera, Jackson puede
tener sexo que quiera, pero el romance de su ex debe se totalmente casto.
Incluso Matthew la rechaza inicialmente al saber que no es virgen.
El mismo día en que Matthew le pide matrimonio, April le
confiesa a Jackson que no ha dejado de amarlo, él la manda a freír monos a
Acapulco. Sin embargo, el día de a boda de April y Matthew, a pesar de estar
acompañado por Stephanie, el Dr. Avery se pone de pie y decide “no callar para
siempre”.
Pasada la primera sorpresa, y aprovechándose de estupor de
los invitados, la novia huye con su ex y no se detienen sino hasta llegar a Lake
Tahoe donde se casan. Y tenemos ahí dos recursos típicos de culebrón: la boda
interrumpida y la novia fugitiva. Este lunes tendremos otro lugar común de
telenovelas, Catherine, la dominante suegra de April, la acusará de ser una
caza-fortunas. Ohh, ya me estoy comiendo las uñas. Ahora solo falta que el abuelito de Jackson mató al abuelito de Kepner y que ella se casó solo para vengarse de los Avery. En ese caso sería "Revenge", otro buen ejemplo de serie-culebrón.
(tumblr.com) |
La audiencia adulta y sofisticada podrá despreciar a April,
pero yo, la telenovelera, la quiero como quise a las heroínas de telenovela de mi
infancia. Y de pronto me siento que tengo trece años de nuevo y estoy esperando
ver el vestido de novia de “Muchacha Italiana Viene a Casarse” o que estoy
pendiente del nacimiento de la nieta de “Simplemente María”. Ahora entiendo por
qué soy adicta a “Grey´s Anatomy” y nunca la he abandonado.
Lo extraordinario, es que esta temporada el mismo personal
del Grey Sloane Memorial ha descubierto lo peligroso que es convertir el lugar
de trabajo en espacio para escarceos románticos. Esa costumbre de los médicos
jefes de involucrarse sexualmente con los residentes es una bomba de tiempo que
finalmente estalla.
Tanto Stephanie, como Shane (Gaius Charles), y Leah (Tessa Ferrer) se sienten utilizados y despreciados por los mandamases. No así Jo (Camila Luddington) que cada vez avanza mas en su relación con su mentor Alex Karev (Justin Chambers). Leah pone una denuncia ante Recursos Humanos en la que acusa no a Arizona, sino a Callie de crearle una atmosfera hostil por estar celosa de su breve interludio con la Dra. Robbins.
Tanto Stephanie, como Shane (Gaius Charles), y Leah (Tessa Ferrer) se sienten utilizados y despreciados por los mandamases. No así Jo (Camila Luddington) que cada vez avanza mas en su relación con su mentor Alex Karev (Justin Chambers). Leah pone una denuncia ante Recursos Humanos en la que acusa no a Arizona, sino a Callie de crearle una atmosfera hostil por estar celosa de su breve interludio con la Dra. Robbins.
Hunt, presidiendo a la junta directiva, toma medidas
draconianas: se prohíbe toda fraternización romántica o sexual entre jefes y subalternos,
a menos que estén ya casados (caso Ben-Miranda). Owen pone a Richard Webber (James
Pickens) de “policía de calzones”. El pobre Jefe encuentra en un cuarto de
medicinas a Los Avery (semi desnudos) y a Jo y Karev. Se ve obligados a
acusarlos. Los Avery se libran de castigo anunciando que están casados, pero Jo
y Alex son sancionados.
Furioso Karev les grita a los miembros de la junta que son
unos hipócritas. Todos los presentes han tenido sexo y hasta se han casado con
gente que conocieron en el hospital. Todo Seattle Grace fue construido sobre
relaciones ilícitas (una alusión al legendario amorío del Chief Webber y la
madre de Meredith).
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