lunes, 30 de julio de 2018

¡Atención, Tudormaniacos!: Sin Isabel no hay Tudors



En este año de Gracia del 2018, los Tudormaniacos estamos a la espera, o de “Maria Reina de los Escoceses” (que la Estuardo era Tudor por parte de abuela)  o de “La Princesa Constante”, la versión de Emma Frost de la vida de Catalina de Aragón. Pero para los más ávidos de material Tudor, les traigo algo con que aplacar esa urgencia.  Pocos saben que el servicio de streaming Univisión Now está ofreciendo la primera temporada de“Isabel”, un serie española imperdible para nuestro fandom, porque sin Isabel no hay Catalina,  y sin Catalina no hay Tudormania.

En serio, más allá de la obsesión de este blog con  la Tudormania,  “Isabel” es una serie muy completa, hecha con mucho esmero, bien actuada, con una atmosfera que nos remonta a esa Castilla a caballo entre El Medievo y el Renacimiento. Tan bien hecha es esta historia de Isabel,  La Católica,  que el mayor error histórico fue el presentar,  en una escena de 1493, a la catedral de Cádiz, un edificio dieciochesco. Comparada con las burradas que nos muestran otras series dizque históricas…


Yo vi la primera temporada en directo, en septiembre del 2012, y confieso que me le  acerqué con mucho titubeo. “Isabel” venía a reemplazar a la disparatada “Águila Roja” que,  entre sus múltiples desaguisados,  había llegado al borde del regicidio en su descripción de la Corte de los Austria. Me sorprendió ver que en “Isabel” se guardaba más respeto por la historia.

Como muchos,  también  tuve reparos por la elección de Michelle Jenner para dar vida a la Reina Católica. Para mi ella siempre seria la adolescente,  con complejo de Lolita,  que alborotaba la comisaria de su padre en “Los Hombres de Paco”. Un par de capítulos bastaron para convencerme de que la verdadera Isabel de Trastámara bien  pudo parecerse a esta  muchacha  ingenua, asustada, pero muy digna y con mucho carácter.

Con Rodolfo Sancho tenía otro problema. Lo conocía de su protagonismo de la primera etapa de “Amar en Tiempos Revueltos” y como el sacerdote enamorado de “La Señora”, pero lo cierto es que lo encontraba un actor sobrado que no proyectaba mucha simpatía. Lo que lo hizo perfecto para Fernando de Aragón que nunca ganó concursos por ser simpático .

Ahora, si nos fiamos de retratos, Rodolfo es más guapo. Yo no lo puedo encontrar sexi, porque de jovencita chongueé a su padre, el gran Sancho Gracia en su época,  de ” Curro Jiménez” . En mis scrapbooks del famoso bandolero también incluía fotos del actor con sus hijitos. Así que a Rodolfo lo miro un poco como un hijastro, otra mirada me resultaría incestuosa.

Pero veamos la historia como la presenta la serie. Isabel y su hermano menor, el Príncipe Alfonso (Víctor Elías) viven alejados de la corte, en Arévalo,  junto a su madre Isabel de Portugal, reina viuda de Castilla. Son hijos del Rey Enrique III, pero ahora reina en Castilla su hermanastro, Enrique IV que se ha desentendido de su parentela y los tiene viviendo casi como pordioseros.
El rey esos hermanos qe tanto lo preocupan

La Reina Loca

 A la pobre Doña Isabel (Clara Sanchis) , la viudez y las culpas, la tienen alucinando. Su mal se acrecienta cuando la separan de sus hijos obligándolos a residir en la corte de su hermanastro. Así empieza la historia con este triste episodio. Pasarán años antes que las Isabeles vuelvan a verse. Para entender tanta injusticia  tenemos que hacer una breve clase de historia.

En el Siglo XV, aunque España había recuperado gran parte de lo que es su territorio hoy,  todavía no era una nación. Portugal se había independizado  y,  bajo la Casa de Avis,  estaba iniciando su etapa de exploración y conquista de un imperio ultramarino. Gran parte de Andalucía seguía  siendo el Emirato de Granada, en poder de los muslimes. Aunque Navarra todavía era un reino independiente, la cuarta parte de la Península Ibérica la ocupaba el Reino de Aragón, que abarcaba toda Cataluña, Valencia, Las Baleares,   más Nápoles y las islas de Cerdeña y Sicilia. El Mediterráneo era aragonés. En cambio,  Castilla era una serie de reinos pobres unidos bajo la corona que estaba instalada en Segovia.

El pobre Enrique,  al que la historia llamará El Impotente, era impotente en muchas áreas. Tenía un gran reino, pero no estaba muy seguro de que lo dejarían gobernar.  El pueblo lo miraba con recelo por su diversidad que consistía en tener una guardia personal compuesta por moros y por adoptar vestuarios y costumbres del invasor árabe.

Para más remate, era Enriquillo muy amigo de meter judíos a la corte y de darles privilegios y altos puestos que según la nobleza castellana les pertenecían a ellos, cristianos viejos. Me hace un poco de gracia que Juan Pacheco, Marques de Villena (Ginés García Millán) , gran villano de  la serie    sea  quien vocifere más contra estas costumbres, puesto que tanto él como Maria de Portocarrero, su mujer, eran de origen judío. Algo que muchos le echarían en cara a sus altivos descendientes
Pacheco intrigando como siempre

Pablo Derqui interpreta al Rey Enrique como un ser lleno de buenas intenciones, pero muy frágil llegado el momento de ejecutarlas. Ha pasado a la historia como eso, un incompetente, un hombre débil y timorato. La leyenda, escrita por sus enemigos, lo ha descrito como un inútil en la cama, y eso que las crónicas nos dan el nombre de sus muchas queridas. Sus enemigos lo tildaron de homosexual. En la serie, el  retorcido Pacheco de “p…o” no lo baja, pero parece que era costumbre de la época, calumniar así a los en altos puestos. También el padre de Enrique había sido acusado de tener amores con su valido, Álvaro de Luna.

Lo cierto es que Enrique tiene una tremenda dependencia emocional de su favorito, Don Beltrán de la Cueva (un William Miller muy apetecible), pero la serie no nos indica que haya una relación amorosa entre ambos solo confianza y amistad. Al verlos por primera vez yo me dije “aquí tenemos al Renly y al Ser Loras de Castilla”, pero aunque Pablo si actúa como Renly no es la misma relación que tuviese este rey con El Caballero de las Flores.
Don Beltran pone ojos de alcoba

Isabel le hace un par de guiños a “Juego de Tronos”,  al menos en la primera temporada. Después de una batalla, Don Beltrán se manda un  discurso copiado del  de Theon Greyjoy después de la Batalla del Bosque Susurrante.

Ahora encuentro legitima esa emulación puesto que  para el debut de “Isabel”, GOT se había convertido en la serie más taquillera de la televisión. Pero también porque Ser George R.R. Martin para crear esas luchas dinásticas en un mundo fantástico  se inspiró en guerras del Siglo XV,  principalmente la de las Rosas que dividió a Inglaterra. Por lo que describir que en Castilla se practica el juego de tronos no es novedad ni falsedad.

En esa onda vale recordar que en los primeros capítulos, Isabel es más Sansa que Daenerys,  atrapada en una corte donde no solo es vista como enemiga,  sino también humillada. Enrique no podrá embarazar a su mujer, Juana de Portugal (Barbara Lennie), pero le hace caso en todo. Juana teme que si no produce hijos, los nobles derrocarán a su marido y pondrán en el trono a Alfonsito (que realmente es un cero a la izquierda en comparación con su resuelta y avispada hermana) o tal vez a la misma Chabelita, puesto que en Castilla ya habían reinado mujeres.

Juana se dedica a ofender (llega hasta golpearla), incomodar y hacer sentir a Isabel que está rodeada de espías y enemigos. La pobre niña es expuesta a una corte disoluta y hasta tiene que ver parejas follando en los pasillos.  Sin embargo, no todos los que se les  acercan son sus enemigos. Algunos como esos intrigantes profesionales,  el Arzobispo Carrillo (Pedro Leblanc)  y Pacheco,  la quieren de cabecilla de sus intrigas, otros como el joven soldado Gonzalo de Córdoba(Sergio Peris Mencheta)  realmente desean socorrerla.

 Hay un supuesto ( sin mucha base histórica)  de que el futuro gran Capitán estaba enamorado de su reina, pero Isabelita tiene muchas cosas en la cabeza para andar pensando en romances. Sobre todo cuando a Enrique y a su mujer se les da por concertarle  a cada rato matrimonios con adefesios indeseables. Isabel es firme en su rechazo a todo matrimonio arreglado. Ella se casará cuando quiera y con quiera. Así, verá con ojos recelosos, que el heredero del trono de Aragón desee  su blanca mano, su virginidad,  y a Castilla de yapa.

Ese romance va a tener sus altos y bajos. Los muchos pesares y pruebas que ha vivido la princesa no la hacen proclive a escuchar requiebros amorosos y si a sospechar de todo el mundo.  Toda la arrogancia de Fernando (y la de Rodolfo Sancho)  se doblegarán ante las sutiles artes de Isabel. Para cuando se casen, tendrá el nuevo rey de Castilla claro que su mujer está a su altura y jamás deberá  menospreciarla. Eso va con el lema de Los Reyes Católicos:  “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.

No son spoilers lo que les cuento sino lo que han de encontrar en cualquier libro de historia y debería ser de dominio público. Además que solo narro a grandes rasgos la sinopsis. Muchas cosas pasarán en la vida de Isabel antes de su boda. La principal es que Juanita, en su empeño de afirmar su trasero en el trono de Castilla se somete a una rudimentaria inseminación artificial. Efectivamente, documentos históricos secretos avalan que un médico judío  usó  una  cánula  de oro para introducir el semen del rey en el útero de la reina.

 No sabemos si funcionó o si Juana se buscó otra ayuda. El hecho es que parió una niña a la que le pusieron su nombre, pero que el vulgo rápidamente apodo “La Beltraneja” por creerla hija de Don Beltrán. Lo curioso es que hubo muchos que apoyaron a esta niña y hasta fueron a la guerra para hacer valer los derechos de la Beltraneja en contra de los de Isabel.
Isabel, Juana y La Beltraneja

Barbara Lennie es sexy y malévola como la reina Juana , pero cuando su personaje cae en desgracia (se preña del hombre equivocado), me da lástima. Yo que soy character-oriented puedo rechazar una serie si los personajes no me atraen.
El buen Chacón

En “Ïsabel”los personajes o me encantan como el buen Chacón (Ramón Madaula)  contador y mentor de Isabel, o me hacen reír como ese Pacheco tan chueco que cambiaba de bando como de jubón. Y me conmueve la amistad de Isabel con Beatriz de Bobadilla ( Ainhoa Santamaría)  y el matrimonio de esta con Andrés Cabrera (Jordi Díaz). Antes de esta serie yo desconocía la existencia de este judío converso cuyo alto cargo (camarero mayor del rey)  demuestra los privilegios que Enrique concedía a  los de origen hebreo.
Cabrera corteja a Beatriz

La serie ha tenido el buen juicio de seguir modelos de otras mega producciones de éxito como” Juego de Tronos y” Los Tudors”. Pedro Leblanc quien interpreta al Arzobispo Carrillo hasta ha cultivado un look parecido al de James Frain cuando encarnaba a  Thomas Cromwell en “Los Tudor”.

Hasta han hecho una cortina en YouTube imitado la serie de Showtime. La diferencia es que ”Isabel” es más profunda, más emotiva y se cifra menos en sexo y violencia. Además Isabel de Castilla fue cien veces mejor gobernante y más sabia que el déspota de Enrique VIII.

Ha sido un gusto volver a ver la serie .  Como ocurriera con  “ El Tiempo entre Costuras”, “Isabel” me demuestra que en España se puede hacer dramas de época sin presentismos  históricos ni aberraciones como esa imagen de los Reyes Católicos que nos dio “The White Princess”.

Recomiendo la serie a todos los amigos de la ficción histórica, pero principalmente a mis Gatos Troneros y , por supuesto, a mis Gatos Tudormaniacos. Sobre todos, a los que como yo militan en Team Catalina. Ya lo dije en el título,  sin Isabel, no tendríamos a Doña Catita, entre sus hermanos la más parecida a su madre.



Fuera de Estados Unidos,  pueden ver “Isabel”, en la página de RTVE. Hay algunos capítulos en YouTube, pero no toda la serie y no sé qué le pasa a TVE con USA, pero me dice que “Carlos Emperador” no es trasmisible para América del Norte, y lo mismo me ha ocurrido con un video de “Isabel” en YouTube.

Así que para los residentes en la Unión Americana, mi recomendación es evitarse problemas y subscribirse aUnivisionNow. Por $2,99 mensuales tienen acceso a  “Isabel” y a toda una biblioteca de programas de televisión en nuestro idioma.

jueves, 26 de julio de 2018

El Espejo en que me miro: La Otra Mirada Capitulo 11



Por fin, la serie comienza a actuar como si estuviera punto de acabar. Los problemas de Angela no se solucionan, pero Teresa descubre un nuevo eslabón que la une a Roberta,  y Manuelita aprende que hay que ser flexible. Aunque la feminista en mi ve una claudicación en sus actos, la pragmática se da cuenta que el personaje de Macerana García tenía que aceptar que sus expectativas eran un poco  irreales.

Comenzamos con un flashback a abril de 1911. En el atrio de la academia,  Doña Manuela (con un vestido corto anacrónico) celebra un hito: el entierro de La Caja del Tiempo. Esto suena a las capsulas del tiempo que se inventaron en los 50s cuando Estados Unidos creía que cualquier día una bomba soviética los iba borrar de la faz de la tierra. La Caja es menos apocalíptico. Cada alumna enterrará un objeto preciado junto a una carta dirigida sí misma, contándole todo los sueños y expectativas que tiene. La idea es abrir el baúl una década más adelante y ver cuántos sueños se han cumplido.

Como en esta Academia no hay nepotismo, Doña Manuela hace que sea su hija quien comience. Manuelita , con el mismo uniforme de las niñas de 1921 (¿me van a decir que en diez años no lo han cambiado? ) va hacia el baúl  donde  hace un breve discurso. Tal como su madre la ha presentado llena de orgullo, recalcando lo buena alumna y compañera que es su cría, Manuelita también habla de la admiración y cariño que siente por su mami. ¡Ay que tiempos Señor Don Simón!

Pasamos al presente en que Manuelita, en camisón, está en su casa y hecha un mar de lágrimas. ¿Que la llevó a este estado?

Pues Manuelita, faltando poco para fin de año, se encuentra sobrepasada por el trabajo. Se inventa un viaje a Madrid para ir atender conferencias de María de Maeztu, y le encaja toda la carga de trabajo a la pobre Luisa que ya tiene bastante con su clase.

Antes de que la directora se marche, Luisa le recuerda que es el aniversario de La Caja del Tiempo. ¿No sería bueno hacer una celebración, abrirla e invitar a Doña Manuela para que haga las paces con su hija? A todo Manuelita responde con un rotundo “No”.

Manuelita hace como que viaja. Se vuelve a su casa, duerme vestida, come sopa boba, y mira fotos de su boda y de su vida de casada. Obvio que echa de menos al marido.


Así la encuentra Martin, que aprovechando la ausencia de su esposa, ha venido en busca de camisas limpias. A Martin le preocupa el estado de su mujer, pero promete no contarle a la suegra que Manuelita está escondida en su casa. Le pregunta si puede venir a cenar. Evasivamente, su mujer lo invita a un café en la Academia, una vez que se haya reintegrado a su trabajo.

Entretanto, David también visita su casa en busca de los juguetes de los niños. Angela, llena de sonrisas, actuando como si lo pasado pisado, le pide ver a los niños. De pronto, estalla en sollozos, dice que necesita “abrazarlos”. El marido le recuerda que si estuviera presa no podría abrazarlos. Se marcha. Angela se sienta en el canapé, sacude la cabeza y se compone inmediatamente. Hey, yo lloro y me toma horas calmarme.

En la Academia, Luisa no da abasto. Todo es un desorden, descubre que están a punto de terminar el año y nadie ha tomado una prueba. Da exámenes sorpresa. Teresa se queja. Luisa cansada, invita a  Doña Manuela a tomar té en la Academia y le pide consejo. Hablan de los hijos. Doña Manuela pregunta si ha sabido algo de Arcadio. Luisa le aconseja hacer las paces con Manuelita.

 A Luisa se le ocurre una brillante idea, tener a la fundadora como maestra suplente de historia. Teresa llega al claustro y se encuentra su némesis instalada en una silla.

 Pone el grito en el cielo. Habla de traición, de consultar a Manuelita, de que esta va a enojarse, que no se le hace eso a una amiga.

Doña Manuela trata displicentemente a la de pantalones. Luisa intenta calmar los ánimos. Angela es quien zanja la situación con un solo grito…¡a Teresa! Dice que no le gustan los gritos. Y Teresa se queda callada. Yeeeh, ya sabemos cómo neutralizarla.

Doña Manuela se lleva un chasco en clase. Las irrespetuosas alumnas no se ponen de pie cuando entra en la sala. Con dos gritos las tiene parada a todas , menos a Roberta. No le perdona a la ex directora su actitud durante el juicio. Doña Manuela la expulsa de la sala. Luisa se encuentra con Roberta en el atrio y se da cuenta que su amiga ya está haciendo de las suyas.


Trata de explicarle que han cambiado las costumbres para acercar a alumnas y maestras y le recuerda que fue doña Manuela quien impulsó estos cambios.

Indignada,  la madre de Manuelita dice que lo hacia por ayudar en los estudios,  “no para pasarla bien”. Acusa de todo a Teresa y se burla preguntando que otras cosas hacen para acercarse a las alumnas. ¿Acaso juegan juntas a la Rayuela en la capilla. ¡Señora si supiera la de cosas que ocurren en la capilla!

Luisa se altera y pide disculpas por levantar la voz. Se le ocurre para contentar a su amiga proponerle una nueva Caja del Tiempo. La idea no es bien recibida por alumnas como Candela y Macarena. A Margarita le encanta. Roberta enfurecida dice que fue Doña Manuela quien puso a todos en su contra. Esto es interesante, ¿de quién hablará?. Margarita le recuerda que Doña Manuela fue la fundadora de la Academia.

Margarita le da coba a la ex directora diciéndole que quiere ser como ella. Luego se va a buscar a Tomás para que le saque fotos con sus mejores vestidos. Dice que quiere verse muy linda porque cuando abra el arcón, habrán pasado diez años y será una vieja. También recuerda que quiere ser actriz.

Doña Manuela es una gran diplomática. Pide disculpas a las niñas diciéndoles que ella es la “nueva” ahora y que debe aprender las nuevas reglas. Convence a Macarena que quiere luchar por los derechos de las mujeres, a leer libros sobre otras que lo han hecho y de ahí sacar ideas para su carta. Convence a Candela que su deseo de ser bióloga es un objetivo y que de eso debe escribir. Todo va también, pero a Flavia le dice que escriba una carta a Enrique, puesto que será su marido. “tendrás una vida plena” le asegura.
Y su mayor brutalidad es que cuando llega Maria Jesús con la cantaleta de “Mi Arcadio”.  Doña Manuela le dice que Arcadio se ha ido y que es una suerte para ella.

Maria Jesús desesperada exige la verdad de Luisa que se la da con cuentagotas y le deja la impresión de que Arcadio se ha ido porque no la quería o estaba descontento con ella. Por haber estado en la situación de Maria Jesús, me rompe el corazón verla llorar. Sobre todo, porque está aprendiendo la lección equivocada.

Luisa enfrenta a Doña Manuela quien es muy clara, y tiene razón. Tratar a las niñas como si fueran de cristal termina haciéndoles mas daño. La madre de Manuelita dice que ella no pretendía darle estudios a mujeres sumisas, que su intención fue crear una escuela para mujeres fuertes.

Tomás,   con la excusa de limpiar los cristales, se mete en el cuarto de Flavia y le registra las cosas. Ay, No, esto ya esta a la altura de “Rebelde”. Se pone contento cuando encuentra que Flavia guarda una rosa que él le obsequió,  dentro de un libro de poesía. Pero se molesta cuando ve que ella tiene una foto de Enrique en la mesita de noche.

 Le pide a Flavia que solo se comuniquen para cosas de trabajo. Ella siente que el la culpa de su desgracia. Tomás se lo confirma. Si ayudó a Roberta, perdiéndolo todo en el proceso, fue por Flavia.
Otro pretendiente contrito es Ramón quien le trae a Teresa todas las cartas que ella le escribió al portugués y que le han sido devueltas. Teresa intenta darle una explicación, pero Ramón  se niega a escucharla, diciéndole que no es asunto de él.

Teresa encuentra a Roberta triste. Ha llamado a su casa, pero sus padres se han negado a atenderla. Le dice a Teresa que fue muy difícil su estadía en la finca durante las vacaciones de Semana Santa.
A Teresa se le ocurre que Roberta escriba en la carta del baúl lo que desea decirle a su padre. Dice que ella hacía lo mismo en la ausencia del suyo. Roberta acepta aunque le da risa que Teresa apoye una medida de Doña Manuela.

Roberta le muestra a Teresa el objeto que planea enterrar en el baúl. es un espejo de mano de platino. El último regalo que su padre le dio. A Teresa le sorprende ver que en el dorso,  el espejo trae una cita de Emily Dickinson.





Mas tarde, Teresa le mostrará  a Ramón un espejo idéntico y con la misma inscripción. Es de ella, se lo regaló su padre. Comienzan a sospechar que hay un vínculo entre El Embajador y los Luna.
A Manuelita se le ocurre telefonear a la Academia. ¿Y quién contesta?  Obvio, Doña Manuela. Manuelita se queda estupefacta al reconocer la voz. “¿Madre? “pregunta. Doña Manuela cuelga asustada.

 Manuelita,  echando fuego por las fauces como Drogón, se presenta en el claustro y se encuentra su madre .  La única defensa de Doña Manuela es acusar a su hija de haber fingido viajar a Madrid. Manuelita se controla admirable. Exige hablar a solas con Luisa. Vuelve al claustro,  fríamente le agradece a su madre haberla reemplazado y la despide.

Dona Manuela asustada recuerda lo del Caja del Tiempo. Luisa dice que las niñas están ilusionadas. Manuelita se enoja más porque Luisa contravino sus órdenes respecto al baúl.

Angela, quien por alguna extraña razón está completamente de parte de Doña Manuela, se atreve a aconsejar a su directora. A solas le cuenta que David la dejó por algo “horrible” que hizo en contra de su marido y de los niños. Le dice a Manuelita que sufre mucho por la ausencia de sus hijos y que entiende a Doña Manuela. Le pide a Manuelita que haga las paces con su madre.

Martín viene a la Academia a tomarse el café prometido con su mujer. Ella le cuenta lo ocurrido. El le dice tres cosas inteligentes. A) Doña Manuela no va a cambiar, pero tampoco va a dejar de ser la madre de Manuelita B) Ella no debe sentirse fracasada porque no haya podido conseguir lo que deseaba con la Academia C) Los sueños hay que perseguirlos aunque cueste. Esto último lo dice con mirada coqueta implicando que habla de ella, que su mujer es su sueño (¡Ayyy ¡Yo estoy loca por Jordi desde que apareció en Twitter abrazado a su gato Pepe).


Manuelita llama a Luisa, le da permiso para seguir con los preparativos para lo del baúl y le dice que puede invitar a Doña Manuela.

Llega el día y aparecen las antiguas amigas de Manuelita. Una de ella está panzona de su tercer hijo. Le pregunta a Manuelita cuantos tiene y se sorprende al saber que ninguno todavía. Más se sorprende Manuelita cuando su ex condiscípula le recuerda que de jovencita,  la nueva directora soñaba con casarse y tener muchos hijos.

Empieza la ceremonia. Por orden cronológico,  Manuelita es la primera en abrir el baúl y rescatar su carta y la bolsita con el objeto. Lee la carta en voz alta y se emociona. No solo de colegiala se veía como esposa y madre en el futuro, pero también como directora de la escuela fundada por su madre. El final de la carta es un homenaje a Doña Manuela escrito con veneración por su hija. Muy emocionada,  Manuelita llama a su madre al estrado y se funden en un abrazo.

Manuelita le entrega a su madre el objeto enterrado, es el anillo de la abuela que Doña Manuela creía perdido. Martin que ha llegado a la ceremonia, pero prefiere mantenerse discretamente tras una columna,  aplaude y otros lo siguen.

Las niñas comienzan a enterrar sus cartas. La más más emotiva y que me hizo llorar es la de Maria Jesús que le pide a su yo futura que se quiera “porque yo no soy capaz de  hacerlo”.

Flavia avanza hacia el baúl. Tal como le aconsejó Doña Manuela, lleva una carta para Enrique. Ve a Tomás que ha cargado el baúl hasta el atrio. Pide un poco de tiempo. Corre a su cuarto y escribe una carta su Yo futuro pidiéndole que haga cosas por ella y no por los demás, y que siempre “seas tú misma”. Vuelve al atrio y pone la carta dentro del baúl, junto a un libro de poesía y su rosa seca.

Doña Manuela está muy contenta de ver a Martin con Manuelita, pero su hija le quita cualquier esperanza de reconciliación con su marido. La vieja arpía entonces le pregunta si “tiene otro”. 

Realmente esta señora no conoce a su hija. Solo sabe enfadarla. Manuelita,  con cierta ironía,  le pide disculpas a su madre por no haber estado a la altura de las expectativas de Doña Manuela.

Manuelita le dice Angela que empaque y venga a vivir con ella. Ya basta de estar solas.