En abril, HBO
trajo un núcleo de series de la Europa Oriental. Entre ellas mi primera serie húngara.
No es de época, pero situar la trama en Budapest en 1985, un par de años antes
que la caída del Muro de Berlín ya la traslada a la Edad de las Tinieblas de un
estado policía, con represiones de libertad y delatores en cada esquina, muchos
de ellos extorsionados por el régimen. Aunque no muy apegada a la historia
real, es una fábula sobre la degradación humana bajo un gobierno totalitario, y bien pudo pasar.
Lo que más me impresionó de El Informante (la voy a llamar Besugo para no confundirla con la serie checa del mimo nombre) es un lugar común en historias que tienen lugar en la órbita comunista durante la Guerra Fría. Como justamente estoy viendo otras series que tocan el tema, aprovecho de explorar y comparar los leitmotivs que reaparecen en Besugo.
La delación no es
única del mundo comunista, pero cuando es acompañada de chantajes, se vuelve una actividad idónea en estados
policía y regímenes totalitarios. Hay gente que delata para salvar su vida, a
su familia o parejas; hay otros que lo hacen por creerlo su deber patriótico; y
los hay que lo hacen por dinero o maldad gratuita.
Durante la Segunda
Guerra Mundial, Henri-George Clouzot comenzó su carrera en el cine francés con
la perturbadora El cuervo, una crónica de un pueblecito done el hobby
común era espiar y delatar a sus vecinos. Los alemanes estaban encantados, veían
el filme como una muestra de la corrupción gala que sin siquiera un poquito de
presión, ayudaba al invasor acusando a su propia gente.
Aunque todo
cuerpo de policía tiene sus soplones e informantes, no entran en esa dinámica
dos elementos que caracterizan a la delación bajo gobiernos totalitarios: la corrupción
de los funcionarios que obligan a alguien a espiar a sus amigos y conocidos, y la cruel coacción que ejercen sobre un chivato
al que amenazan, pero no protegen, tal
como ocurre en Besugo.
Así se
Construye un Delator
Geri Demeter es un joven provinciano que va a estudiar en la gran ciudad. Aunque la trama tiene lugar en 1985, Geri se ve más cercano en look y vestuario a los chicos de Happy Days que a los que conocerá en Budapest. Esto ayuda a crear una imagen de un protagonista tímido y poco mundano.
Para cuando Geri
sube al tren ya sabemos algo de él, que es introvertido, teme a los conflictos,
es hijo de un mecánico, viene de una familia bien avenida, y tiene un hermano
menor asmático al que quiere mucho. Agreguémosle que la gran contribución de
Geri al mundo ha sido ser campeón de ajedrez, pero las autoridades comunistas destruyeron
su carrera.
El viaje de Geri
es interrumpido por dos agentes de la policía que lo arrastran hasta un vagón
donde conocerá al Coronel Imre Kiss. Este repelente individuo le comenta a Geri
que compartirá programa de estudios (economía) y hospedaje con Stolz Szava.
Resulta que Szava, que fue compañero de Geri
en la primaria, ahora es el líder de un
grupo disidente que tiene mucho arraigo entre el estudiantado.
La idea es que Geri
se haga amigo de Stolz e informe a Kuss de los planes del díscolo líder. Si no
lo hace, Kiss impedirá que su hermanito reciba una indispensable medicina para
el asma. Apenas se apea del tren, Geri llama a su padre. El aterrorizado
mecánico aconseja a su hijo obedecer en todo a sus superiores y no volver a
hablar del tema en un teléfono público. Al salir de la cabina telefónica, Geri
se tropieza con una guapa jovencita. Se trata de Kata, hija del famoso escritor
Josta Szabo , y pareja de Stolzl.
Josta y Kiss
fueron en su juventud grandes amigos. Mientras que Kiss ascendía en el Partido,
a Josta lo expulsaban por haber escrito algo que disgustó al régimen. Tenemos
un flashback a cuando las hijas de ambos eran pequeñas. Josta se queja de que,
debido a su caída en desgracia, solo se le permite publicar libros infantiles.
Kiss le aconseja escribir algo que guste al Partido. Aparentemente Josta le
hizo caso, puesto que cuando lo vemos en 1985 es un escritor reconocido, ha
ganado el premio nacional de literatura, vive en un holgado departamento, y tiene a su hija en la universidad.
En cambio, Kiss
está comprimido en un pisito miserable donde se la pasa peleando con su mujer y
una hija que de día está a punto de ser expulsada de la escuela pública por
andarse besando con muchachos, y en la
noche canta en un barucho. Kiss cree que con un apartamento más grande su vida
cambiará. Toda esta desubicada faramalla es para volver a caerle en gracia a
las autoridades y conseguir un mejor sitio para vivir. Kiss comete varios errores,
el primero es trabajar al margen de sus superiores, el segundo reclutar a
alguien tan ingenuo y poco ocurrente como lo es Geri.
Geri, El
Improvisador
El chico no sabe
ni dónde empezar la misión que le han encomendado, pero corre con suerte. Su
compañero de cuarto es Matte, el gran proveedor de la universidad. Hijo del
capitán de una barcaza del Danubio, tiene a su alcance productos de Occidente
imposibles de conseguir en Hungría. Matte está a cargo de traer cervezas para
una de las fiestas de Stolzl y lleva a su compañero de cuarto a ella.
En la fiesta, Geri
reconoce a Kata y se acerca a sonsacarla. A la chica no le gustan los
preguntones y menos los desconocidos. Alerta a Barnabas, un ex astro de futbol
amateur que ahora se ha convertido en mano derecha y guardaespaldas de Szava. Barna
expulsa violentamente a Geri de la reunión.
Desesperado por
salvar a su hermanito, Geri toma medidas extremas. Comienza a seguir a Stolzl y descubre que ha mandado
imprimir cientos de panfletos anti-gobierno que él y sus secuaces planean
lanzar por las ventanas desde diferentes puntos de la universidad. Geri alerta
a Kiss quien se frota las manos ya viéndose dueño de un gran piso.
Solo que Geri
sufre un súbito ataque de conciencia y cuando ve llegar las patrullas de
policía avisa a Stolzl y a Kata. Los tres son arrestados. No solo Kiss pierde
la oportunidad de un nuevo domicilio, se convierte en el hazmerreír de sus
colegas. Va a la cárcel y golpea a Geri. Este se defiende diciendo que ahora ha
conseguido la confianza del grupo, pero se equivoca. La intuitiva Kata cree que
hay un espía dentro de su organización y Barna desconfía del “nuevo”.
Kiss proporciona
a su “topo” una grabadora propia. Una Supraphon imposible de conseguir en Hungría.
A pesar de que la torpe instalación de Geri provoca una caída del implemento,
logra grabar conversaciones peligrosa del grupo en un bar. Para convencer a Stolzl
de su adhesión, les cuenta que su sueño fue competir en el extranjero, pero el
gobierno se lo impidió. Stolzl le cree, y Kata, que está enojada con el líder, también se le
acerca a Geri. Solo Barna sigue sospechando.
Geri todavía es descuidado
e inexperto. Se pone a escuchar la grabación en su dormitorio, entra Matte con su
pareja de turno. Se extasía ante la grabadora que ni su padre tiene. Geri dice
que se la ganó en una competencia internacional de ajedrez y ofrece vendérsela a
su compañero de cuarto a cambio de medicamentos para su hermano.
Matte se lleva a
su compañera y a su grabadora al cuarto de Barna. Este llega y los encuentra
teniendo sexo en su cama. Enfurecido, golpea a Matte y descubre la grabadora. Matte
le cuenta donde la consiguió y Barna cae en que el nuevo es un mentiroso.
Avisado, Stolz se lleva al sospechoso a un descampado donde, tras expulsarlo del grupo, lo abandona. Cuando Geri repara el auto de su
líder (el taxi del hermano de Barna) y le confiesa la historia de su hermano,
Szava lo vuelve a admitir en su organización.
Stolz confía su máximo
proyecto a Geri. Planea hacer un gran festival campestre donde vendrán a dar
charlas poetas disidentes, sobrevivientes de la Revolución del 56, y otros que experimentaron tortura. La idea es
exponer a la gente a otra visión y descubrir entre ellos a elementos útiles. Se
ha dado cuenta de las dotes de observación de Geri y lo quiere para que detecte
esos elementos.
Budapest 1985
Me sorprendió
saber que Besugo ha sido comisionada especialmente por HBO. Lo que tal
vez explique su calidad estética, su escenografía de interiores, su buen uso de
cámara. La visión de la universidad nos encandila tal como le ocurre
a Geri. Es como entrar en otro mundo.
Contrasta el aspecto provinciano del joven delator con la larga melena de Stolz o el look semi punk de Matte. Vemos esta aura cosmopolita en el vestuario de la chicas, combinación de modas teenagers de filme de John Hughes con toques de Cyndi Lauper y Madonna. También en la música que escuchan y los filmes (todo contrabandeado por Matte) que ven.
Matte es el mejor
ejemplo del nene ochentero trasladado a una sociedad represiva. No sabemos qué
es lo que prima en él, ganar dinero, consumir lo Occidental o satisfacer su
libido. Ya parece escapado de la saga Porky’s. Y, sin embargo, sabemos
que no vive en una sociedad normal, que los ojos del Gran Hermano Comunista
rondan por todos lados. (noten el cuarto-bodega de Matte en este video)
En Besugo
vemos un comité comunista de estudiantes liderado por Andal, cuyo vestuario y
corte de cabello son diametralmente opuestos a los de quienes persiguen. Me ha
recordado el Konmosol que dominaba la vida universitaria en la USSR
postestalinista de La Reina Roja y que determinaba hasta como debían
vestirse las “camaradas”. Lo interesante de Besugo, que tiene lugar tres décadas más tarde, es que ya no se les hace caso, incluso se
intenta aislarlos. Cuando Andal invita a bailar a Judith, rápidamente una amiga
le hace saber a la chica quien es su compañero y ella lo planta en medio de la
pista.
El Deporte
como Escalera Social
Otro detalle que
reaparece en series parecidas es la hipocresía de un régimen que asegura ser igualitario,
pero siempre alberga una elite sea de funcionarios privilegiados o artistas y sobre
todo deportistas. Geri, sencillo, apocado y sin grandes ambiciones, nunca pensó que podría haber llegado alto como
ajedrecista, pero si lo supo Barna quien casi llegó a ser parte de esa elite al
ser la estrella de la selección de futbol nacional. Un jugador contrario lo
acusó de faul. La acusación era falsa, pero el acusador, hijo de alguien
prominente en el partido, consiguió destruir la carrera futbolística de Barna empujándolo
hacia las huestes de Stolz Szava.
Esta obsesión de
destacar en el deporte como una forma de movilidad social adquiere toques siniestros
en dos series alemanas. Weissensee fue todo un éxito en Alemania
llegando hasta cuatro temporadas y cubriendo la última década del comunismo
germano del Este. Apodada “la telenovela de la Stasi”, la serie sigue las
pautas del culebrón más añejo con malentendidos, secretos, interferencia
familiar y hasta el robo de una bebé.
La variedad es
que el típico romance joven rico-niña pobre aquí se reinventa con los amores
entre Martin, hijo de Hans Kupfer, alto funcionario de la policía secreta y Julia
Hausmann, hija de una cantante disidente. El gran villano de esta saga es Falk
Kupfer que, como Imre Kiss, se mueve no por ideologías sino por ambición y
oportunismo. Así Falk llega a desplazar a su padre en la Stasi, atrayendo la atención
positiva de sus superiores con su motivación implacable y total falta de
escrúpulos.
Falk Kupfer, el intocable
En la Segunda
Temporada, le llega el escarmiento a Falk cuando su único hijo, un campeón
olímpico de gimnasia , colapsa con una extraña enfermedad que está acabando con
sus órganos vitales. La diálisis casi lo mata. Hans Kupfer cree que se trata de
una droga que se rumora les administran a los atletas. Tan secreto es el
experimento que el cobarde Falk no se atreve a investigar temeroso de las
consecuencias que pueda tener sobre su carrera. Es su padre quien descubre que
la droga y la diálisis son incompatibles.
Mas sórdida es la
historia de la pequeña Clara en El Mismo Cielo. Esta historia que tiene
lugar en la Alemania del Este en 1974 se centra en Lars, un “agente Romeo” entrenado
por el estado para seducir mujeres para sonsacarles información. Lars es
enviado a Berlín Occidental en su primera misión, pero la trama se enfoca
también en la familia que dejó atrás, entre ellos su primita Clara.
Una excelente
nadadora, Clara puede integrar el equipo olímpico, una posibilidad que entusiasma
a su ambiciosa madre que ya se ve gozando de insospechados privilegios. Algo
sospechoso es que el entrenador convoca a los padres de las nadadoras y los
hace recitar, como si fuesen nenes de
primaria, que no interferirán en su
trabajo.
Lo próximo que vemos
es a este individuo haciendo que sus alumnas se traguen unas pildoritas azules
que no serán Viagra, pero ciertamente contienen hormonas. En unas semanas, el vello corporal comienza a crecerle a Clara
que pronto tiene una espalda y una pancita peluditas como las de un osito de
peluche.
Al lado de este
horror de filme de licántropos, hasta parece más sana la agonía de Klavda de Los
Optimistas, la serie rusa que nos mostró que para ser deportista elite en
la Unión Soviética había que acostarse con el coach. Al menos en la vida real,
la famosa Nadia Comaneci tuvo que acostarse con el hijo del dictador de Rumania.
El Alto Precio
de Huir
Si vemos que el
ingreso a las elites rojas tiene un precio tan alto, se entiende que haya tanta
disidencia entre los jóvenes y tanta añoranza por el mundo del otro lado de la Cortina
de Hierro. Su revolución comienza con un sueño de huida. En Besugo, Stolz
confiesa a Geri que su sueño es ir a Austria a reunirse con el hermano que logró
cruzar la frontera.
Tan conscientes de lo peligrosa que era esa
rebeldía, que las autoridades comunistas
castigaban duramente la defección al Occidente. Recordemos que, en Bohema, Milos Havel es condenado a ocho años de cárcel
por haber intentado huir a Alemania. En cambio, el hombre que lo ayudó recibió
cadena perpetua.
En Weissensee,
Julia Hausmann atrae la atención de la Stasi cuando planea huir al otro lado de
Berlín. Los túneles y redes secretas de excavadores que ayudan a ese peligroso
cruce del muro es un tema que hemos visto en series de otros países desde la
española Dime quien soy hasta la comedia negra de Netflix Muñeca Rusa.
En The Same
Sky, la red que cava un túnel con la tenacidad de osos hormigueros, está compuesta por gente vulnerable, miembros
de la comunidad LGBTQ. Como explica Axel, maestro de biología y tío de Clara, a su nuevo
amante, el inglés Duncan, la supuesta tolerancia del socialismo germano es un
mito. No se persigue a los homosexuales,
ni se les encarcela, pero son vistos con sospecha y vigilados
constantemente. Un paso en falso explica Axel, “ý acabamos en el manicomio”.
Duncan ha venido
al “otro Berlín” a ofrecer tours para
los turistas libres. Como si los alemanes del Este fueran animales dignos de
ser exhibidos. Solo que Duncan también ha notado el apetito de los ciudadanos
socialistas por los productos occidentales. Algo que el Matte de Besugo
explotará en Budapest once años más tarde mercadeando lo occidental sean videos,
tangas o música.
La música juega
un rol en el listado de actividades subversivas de las autoridades soviética. Por
algo en Besugo, Judith encuentra respiro a la estrechez y aislamiento de ser
hija de policía, cantando música rock en
un tugurio. En Weissensee la música es vista como enemiga del estado. En
la primera temporada, el tena principal
es “silenciar” a la famosa Dunja Hausmann que insiste en cantar temas
prohibidos sea en tours por Occidente o en el funeral de su hija. Al final de la
temporada, la policía hace una redada en
una fiesta punk clandestina y arresta a los festejantes acusándolos de ser reaccionarios
por escuchar esa música anárquica.
Pero el mayor
ejemplo de la guerra soviética en contra de la música lo vemos en el triste
pero bello filme checo Rytmus v Patach o Notas de Libertad o The Sound of
Freedom (está en Eurochannel y en
IMDB). Inspirado en un relato de Josef
Skovercky , cuenta la historia semiautobiográfica de Danny, un joven musico
integrante de una orquesta de swing en la Praga de 1950. Esta orquesta atrae la
atención de los funcionarios de la recién comunista Checoeslovaquia quienes los
califican de capitalistas y occidentalistas. La razón es que muchos de los
integrantes vienen de familias burguesas.
La policía
secreta ataca al miembro más débil. La cantante Marcela Razumovska, hija de un
conde, ha quedado atrapada junto a su hermano en un país comunista mientras que
sus padres han logrado llegar a Viena. Por intentar seguirlos, el hermano ha
cometido el imperdonable crimen de querer huir del paraíso comunista y acaba en
trabajos forzados en una mina de carbón. Marcela es manipulada con la amenaza
de aumentar el tormento del hermano y la promesa de liberarlo si colabora. Así
se la convierte en una informante.
Chantajeando a
los más Débiles
Ese es un patrón
que vemos repetirse en estas fábulas: personas vulnerables que son torturadas mentalmente
por funcionarios corruptos, ambiciosos e implacables que explotan sus puntos débiles.
”¿Acaso no sois humanos? ”gime Marcela a sus verdugos. “Somos comunistas,
Condesa” es la simple respuesta.
En Besugo
vemos como Kiss, por conseguir un mejor apartamento, crea un plan lateral,
fuera de sus deberes normales, para atrapar a Szava y a su organización. Para
eso utiliza a un amateur sin entrenamiento. Demuestra eso la desesperación y
estupidez del policía puesto que todo lo que le importa de Geri es que tiene un
hermanito asmático, un punto débil que explotar.
Si he usado el
nombre de “Besugo” es para no confundirla con El Informante (Herec)
, serie checa (está en Eurochannel y en Freevie/IMDB) que nos muestra las
razones que convierten a Standa Lanik en informante de la policía secreta en la
Praga de 1953. Standa y su hermana Anezka son parias sociales, no tienen
derecho a estudiar y para ellos solo existen los trabajos más bajos. La causa
de su desdicha es casi absurda. Hijos de un alemán de las Sudeten que murió
peleando en el Africa Korps, su madre
fue violada por un SS. Vecinas envidiosas esparcieron el rumor de que su
atacante era en realidad su amante. La mujer fue arrestada, acusada de colaboracionismo. murió en la
cárcel y sus hijos serán, por eso, estigmatizados para siempre en una sociedad
que no perdona.
Standa cree
encontrar una liberación en el trabajo de delator que lo convierte en cebo
sexual para atrapar a un catedrático gay, pero se lleva una sorpresa cuando
acude a sus jefes en busca de ayuda. Anezka ha sido violada por su casero que
tiene buen puesto en el Partido. Los policías lo consideran intocable y le
dicen a Standa que no se crea que por trabajar para ellos es uno de ellos, y
que puede compartir sus privilegios.
La oda al culto
de la delación la pone Weissensee donde Falk Hupfner hace carrera en la Stasi
produciendo lo más necesario en un estado policial: denunciantes. La obsesión
de Falk es Dunja Hausmann cuya voz—muy admirada en Occidente— es
considerada un arma en contra de la Alemania “democrática”. En la primera temporada, vemos una lucha del policía para doblegar a la
cantante. Alcoholizada y suicida, Dunja sucumbe cuando su hija es arrestada. Tras
la muerte de Julia, la Hausmann es un guiñapo humano al que ni la Stasi quiere
tocar.
Falk no tiene escrúpulos.
En tres temporadas lo vemos secuestrar una bebé, provocar la muerte de Julia,
hacer golpear a un niño invalido y empujar a su propia esposa a convertirse en
espía. Ya solo falta que patee un perro.
Su hipocresía y cinismo alcanzan su máximo nivel en su labor de extorsionar
y torturar a todos los cómplices y posibles informantes. Consigue que la jefa
de Julia la delate amenazándola con quitarle a sus hijos. ¿Qué crimen ha
cometido la pobre mujer por el cual arriesga ir presa? Asistir a una fiesta
punk.
Sin embargo, Falk
no es único en su familia. A pesar de que Hans Kupfner está desilusionado con
su país y la Stasi, él también recurre al chantaje o se convierte en delator
cuando le conviene. Para evitar que su hijo menor, el idealista Martin, sea castigado,
Hans amenaza al superior de Martin con
hacer público que tiene una “casa chica”.
Cuando Hans , que
ha sido degradado y reducido a dar clases, va en busca de información sobre las
drogas que le suministraron a su nieto, su descarado superior le pregunta “¿Y
qué tienes para mí? “ Ahí Hans debe entregarle al mejor de sus alumnos. Para
saber el paradero de su nieta, Hans no titubeará en chantajear a Falk quien,
acercándose el fin de la Era Comunista se ve extorsionado por colegas
envidiosos, superiores cobardes, y hasta
por la CIA.
Una curiosidad de
algunas de estas series es que no llegamos realmente a sentir mucha lástima por
las víctimas del chantaje. Dunja Hausmann es arrogante, cobarde y siempre culpa
a los demás (principalmente a su hija) de sus desdichas. La pobre Julia es
torpe e impulsiva, y tanto Martin como Vera pecan de ingenuos, Aunque vienen de
una familia de Stasis, nunca se esperan
las trampas, la injusticia y la represión que experimentarán ellos y la gente
que aman.
Al inicio de Besugo,
Geri es demasiado timorato, demasiando introvertido para caer bien, pero es un
encanto comparado con el controlador, prepotente y muy machista Szava Stolz. El
descubrir que no es idealismo lo que lo motiva sino la búsqueda de inmortalidad
no lo hace buena persona. Pero Geri también descubrirá que el hermano por el
que se ha sacrificado se ha vuelto un adolescente indolente e insolente.
Lo más
extraordinario de A Besugo y que la hace diferente a otras series
parecidas es que no es un himno de libertad, no es una promesa de que la caída
del comunismo traerá felicidad para todos. No sabemos quiénes tomarán las
riendas. No vemos nada preparado para ese momento. La organización juvenil que
Szava lidera es inmadura e ingenua. Sus miembros tienen una visión bucólica del
campo y su gente que creen es mejor que la corrupción urbana y saben más de
cantar viejas canciones folclóricas— que invocan un rancio nacionalismo—que de
crear leyes para cambiar la sociedad. Al final huelen un poco a Blut und
Boden y al gobierno de Orban.
Aunque A
Besugo es la primera de sus producciones húngaras, HBO ha dejado todo en
manos magyares y eso le da un sello distintivo, menos occidental y libre de
prejuicios woke. Visualmente, en términos de exteriores, lo único que
impresiona son las vistas de la llanura húngara. Todo lo demás es un reflejo de
una sociedad que gustaría ser más rica y más occidental y más consumista, pero
se queda en mediocre, inacabada y estropeada con edificios feos y mal tenidos.
Las actuaciones son buenas, pero los actores se ven muy viejos para representar
universitarios y tampoco corresponden a estándares de belleza de Hollywood con
la excepción de Julia Szasz (Kata).
No voy a dar
spoilers, pero el final es interesantísimo. Los revolucionarios se dividirán
entre los que sigan corrientes medioambientalistas (como ocurre en Weissensee
) que parece que fue la mejor avenida para derrocar al comunismo; otros juran
lealtad a USA y Occidente; y otros
simplemente sobreviven balanceándose como surfistas en una ola esperando llegar
a la orilla sin ahogarse.
¿En ese caso qué
hacemos con el tema del informante? ¿Debemos
admirar al Besugo puesto que Geri ha madurado, desarrollado mecanismos de
defensa y adquirido autorrespeto gracias a su sórdido empleo? ¿Debemos desearle
un castigo a él y a otros que vemos en otras series, obligados a arriesgar vida y convicciones para
proteger a terceros? Creo que la
respuesta se la da Geri a Kata: “La
libertad es magnífica, pero no a costa de los que amas”. En un mundo
totalitario todo pasa a ser cuestión de prioridades.
Me ha sido fácil
amar a los personajes de la serie porque sé poco de la historia reciente de Hungría.
Aun después de leer las quejas de personas que vivieron esa era y militaron en la
oposición, yo puedo verla como una fábula. Dicen que la recreación de la
atmosfera es casi impecable. Yo recuerdo esa ropa Ochentera como esa falda de mezclilla de Kata
que usé por casi tres años, muy útil para combinarla con todo tipo de prendas y
ocasión.
Malena y una falda como la de Kata, verano 1984
Por otro lado, aunque
visualizo la historia como ocurriendo en un país inventado, con conciencia que
la oposición húngara comenzó a fines de los 80 y que no tuvo realmente lideres,
la sigo por el tema del delator y de su dilema moral y como este personaje
surge bajo determinado regímenes políticos. Los expertos se han quejado de que
es inconcebible ese reclutamiento de Geri puesto que no sigue el protocolo
oficial del gobierno de Kadar en lo que se refiere a los informantes.
Lo que olvidan es
que Imre Kiss es un fracasado que opera movido por la desesperación para no ser
aplastado por su propia mediocridad. Eso lo lleva a una maniobra personal que
no sigue reglas formales y que como todo en el Coronel Kiss devendrá en un
fiasco. Cree que acosando y aterrorizando a Geri (tal como él funciona en medio
de su propio terror de ser acosado por sus superiores) logrará su empeño. No
actúa de manera racional. Es un bruto.
Los críticos han
dicho que Geri pudo rehusarse. No lo creo, la personalidad retraída del
campesinito, su desorientación en un mundo desconocido y el haberse ya tenido
ya que doblegar ante el régimen al renunciar a un premio seguro de ajedrez, lo predestinaban a trabajar para Kiss. La
guinda del pastel fue el consejo del padre de obedecer en todo a la autoridad.
Que Geri sobreviva, aprenda y eventualmente maneje la operación es en crédito a
su inteligencia y conocimiento de estrategias de ajedrez que lo llevan a saltar
al tablero político. Como le dice Kata al final, todos los buenos consejos que le dio a Szava
funcionaron a favor del movimiento.
Contenido
Violento o Gory: Palizas
de la policía y en una pelea, Geri cierra la boca de un bravucón incrustándole
un anzuelo en la mejilla. Hay una escena de torturas en el capítulo final
Contenido Sexual: Muchas escenas de cama, pero no hay desnudos,
con la excepción de Geri en la ducha y es de espaldas.
Contenido
Feminista: Szava es un
machista total. Trata con igual desdén a sus enemigos, subalternos y a Kata.
Dice públicamente que no cree que las mujeres deban gobernar. En el debate
público sobre las fallas del capitalismo vs las fallas del comunismo, Stolz vence
a la comunista Adele Horvath para luego meterse en su cama. Sin embargo, al
final vemos como Adele, Kata y hasta Judith, demuestran ser más patriotas y buscar maneras más
viables que la violencia para crear una Hungría mejor.
Pronto serán compañeros de cama
Factor
Diversidad: En un
flashback, vemos a Imre chantajeando y reclutando un sacerdote homosexual.
Aparte de eso no hay otras expresiones de diversidad en este relato.
Yes, we had them too, the informants, they would turn in even their family members but they mostly liked to spy on their neighbours LOL One of our most famous movies ever THE BALKAN SPY actually ridicules one such character and the depth of his paranoia and craziness in trying to dig out enemy elements around him. It is understandable in a way, but also sick. Hungary is now in a very deep poop as their president is an extreme right wing bigot and Europe cannot do anything about it. He is best friends with our own bozzo the president LOL
ResponderEliminarI wasn't able to find a Serbian film on tje subject. I found a Croatian series but it was dull as hell. I'm sad to hear that informants existed even in sensible Yugoeslavia. I thought Tito managed to keep his country free from Stalinist dementia. The Stalinist paranoia reached such crescendo that during the Prague Trials, the accused were branded Sionists and...Titoists! Contemporary Hungary is an interesting place. Liberal Jews here claim Orban's government encourages antisemitism, on the other hands Hungary is considered according to surveys is one of the safest countries for Jews to live in.
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