lunes, 26 de abril de 2021

Dime Quien Soy o Los Peligros de una Mala Adaptación

 



Acabado el primer capítulo, me he quedado con la impresión de que estaba leyendo The Little Drummer Girl de John Le Carré. Así de políticamente ingenuas me parecían historia y heroína. Llegado el final, sigo con la misma sensación. Tranquilos que, recomiendo la serie, porque trata de tiempos interesantes y tiene buena estética. Sin contar con el buen elenco capitaneado por una Irene Escolari quetal como en su retrato de Juana, La Loca no inspira ni empatía ni simpatía, solo lastima e irritación.

“Dime quien soy” está basada en un superventas de Julia Navarro.  El libro (que no he leído) inicia la historia de la incorregible Amelia Garayoa, gracias a su diario. Así la conoce el lector desde su adolescencia, su experiencia con la tétrica tuberculosis, su primer amor y su viaje del País Vasco a Madrid donde su madre le busca novio con quien acaba casándose.

Lola, la Anarquista

La serie es diferente, comenzamos en Madrid, es 1934.  la Republica ha cumplido dos años y se espera que un triunfo del Frente Popular permita que España sea de izquierda. Amelia Garayoa (Irene Escolari), tiene veinte años, es hija de un hombre adinerado, pero republicano. También lo es el novio de Amelia, Santiago (Pablo Derqui), con el que asiste a una mitin de Manuel Azaña.



Me voy a detener en la charla del “Monstruo” porque si tanto rebuznaba con razón le tenían tanta tirria. Dice que para salir adelante España debe “enterrar a sus muertos” que ‘la historia solo sirve para ser olvidada”. ¡Y que “La Republica es más importante que La Constitución” ¡Guau! que diría de esta España que vive de memorias histéricas y que no solo no entierra muertos, sino que va y los desentierra.

Esa noche, al regresar a casa, Amelia encuentra a su padre muy alterado. Su fábrica berlinesa, su mayor patrimonio, ha sido incautada por los nazis aprovechando que quien la dirigía era un judío. Don Juan solo tiene una salida para no caer en bancarrota, comenzar un nuevo negocio con un préstamo de Los Garzas, la familia de Santiago. Amelia acelera ese préstamo dándole el sí a Santiaguillo.

En el libro ella se casa por complacer a la madre, aquí para salvar a la familia de la bancarrota, pero la impresión es que le agrada Santiago y lo quiere un poco. El día de la boda, Amelia llega atrasada a la iglesia puesto que una protesta callejera impide al auto avanzar. Vemos una turba enloquecida y rabiosa.



Tres meses más tarde, Amelia y su prima Laura pasean por Madrid. Amelia parece feliz, acaba de regresar de su luna de mil en París. Otra protesta callejera. Esta vez, Amelia rescata a una tal Lola (Carolina Yuste) y la lleva a su casa donde la deja al cuidado de Edurne (Itsaso Arana), su criada y amiga.

A solas, Lola se revela como anarquista, se burla de Edurne por trabajar con “burgueses” que la explotan. Edurne, que la mira con mucha sospecha, le dice que nadie la explota y cuando Lola invita a Edurne a ir a la Casa del Pueblo a aprender a leer, la criada le explica que ya sabe leer y escribir y gracias a Amelia.




Esa noche, Santiago se escandaliza ante el ultimo capricho de su esposa. Le recuerda que participar en una protesta no te hace buena persona, pero su mujer que parece tener un nido de pájaros en la cabeza ya está obsesionada con Lola.

Al día siguiente parte con Edurne a la Casa del Pueblo, a buscar a su ídolo. Lola las recibe pésimo, pero al saber que “la burguesa” estudio magisterio decide tenderle una trampa. Saca a una maestra del aula y pone a Amelia en su lugar. Las alumnas, mujeres de la clase obrera, se molestan y se burlan de Amelia. Lola tras la puerta se desternilla como El Perro Patán, pero Amelia logra conmover a su alumnado con un llamado a la unidad femenil por sobre clases sociales. Ahí justo le da un vahído, porque la muy lista ni se enteraba que estaba de tres meses. Las obreras reconocen los síntomas y la atienden solicitas. Mi escena favorita del primer episodio.



Santiago, que en la serie es un esposo atento y muy devoto, está feliz. Amelia no, más porque un semi desprendimiento de placenta la obliga a guardar reposo. Apenas pare a Javier y apenas la suegra le manda un ama de cría, Amelia le planta al niño en los brazos y coge calle, seguida por su fiel Sancha Panza, mejor conocida como Edurne.

Esperaríamos que Amelia se fuese a la Casa del Pueblo a alfabetizar proletarias, pero no es así. No se le ha quitado la obsesión y se va a casa de Lola. Ahí descubre que esta vive amancebada con un anarquista italiano y tiene un hijo.  Al enterarse que Amelia tambien tiene uno, Lola añade “Que comerá mejor que el mío”.  Amelia anuncia que quiere “ayudar” y eso suena a “ayudar-te”, o sea quiere estar cerca de Lola quien pone a la burguesa a servir vino a la peña de revolucionarios que tiene en la cocina.



El Camarada Pierre

Mientras Amelia le hace a la moza de taberna, atrae el interés de Pierre Comte (Oriol Pla muy parecido a Gael Garria Bernal en su juventud), quien lidera la tertulia. La astuta Lola nota el interés y despide a sus visitas. Pierre sigue a Amelia y la invita a tomarse algo. Edurne insiste en que Amelia debe atender a su hijo y ella su puchero, pero su ama le contesta con tanta insolencia que ya parece la Marquesa de Llanzol.

La pareja se la pasa toda la tarde en una tasca con Amelia poniéndole ojos de borrego degollado al Camarada Pierre. Este le cuenta que es francés, hijo de rusa y español, y que ha venido a España por órdenes del Partido. “¿Qué partido?” pregunta nuestra lumbrera. Esa noche, cuando Amelia llega a casa, Edurne le dice que ha tenido que explicar su ausencia con una mentira. Amelia no entiende. “No he hecho nada malo”.  ¿De qué árbol se cayó esta pendeja?



Amelia se pone a escribirle los discursos de Pierre. Pasa menos tiempo en casa. Su familia se queja que Javier pasa tanto tiempo con Águeda su nodriza y que va a creer que ella es su madre. Amelia como si oyera llover. Lo único bueno es que se le pasó la calentura con Lola que desaparece de este cuento.

Gana las elecciones El Frente Popular. Santiago teme que la Derecha no lo acepte y quiere que toda su familia se vaya a Bilbao. Amelia no quiere. Está desolada, hace dos semanas que conoce a Pierre, lo ama con locura, y él se va a Argentina.  La solución de Pierre es que Amelia se vaya con él “a vivir nuestros sueños”. Amelia abandona todo y se embarca rumbo a Buenos Aires. Como le dice la prima Laura “esto no es por la Revolución sino por él”. Su prima le responde que es para vivir la vida que siempre soñó.

¿Cuál vida es esa? ¿La de lujo, fiestas, vestidos bonitos?  ¿La de hacer nada, aparte de entretener a los amigos disfrazándose de Chaplin? Porque eso es lo que hará Amelia por más de un año. Ponerse vestidos bonitos y joyas caras, ir a la Opera y a fiestas de embajadas. Hacer amistad con gente importante como la diva Carla (Maria Pía Calzone) quien la presenta con un matrimonio judío los Hertz.



Lo extraordinario es que Amelia no pregunta de donde sale el dinero para sus gastos. Parte de la base que él Partido paga. Efectivamente, el Partido paga para que Pierre mantenga un harem de “topos” o espías ciegas. La boquifloja Amelia escucha datos importante de sus nuevos amigos y se los pasa a su pareja, sin sospechar que con eso alimenta las células de espionaje rojo en Buenos Aires. ¡Pobre Argentina! en “El Secreto Bien Guardado” es un nido de nazi; en “La Guerra e Finita” es un santuario de fascistas y en “Dime Quien Soy” es un hervidero de espías comunistas.

Lo triste es que Amelia no sabe que es un topo. Lo que ella hace es llevar chismes a Pierre. El mismo le cuenta a Krisov, el jefe de su célula, que Amelia es la “perfecta espía idiota”. Sin embargo, Amelia no es suficiente. En casa de los Hertz, Pierre conoce a Natalia, comunista, madura, empleada del Ministerio de Relaciones Exteriores, por sus manos pasan papeles importantes. Pierre seduce a Natalia quien a sabiendas de lo que hace, le suministra los documentos que parten derechito a Moscú.



Para que la gente no sospeche de dónde saca tanto billete, Pierre pone una librería. Proyecto que entusiasma a Amelia. El primer cliente es Tovarich Krisov. Viene huyendo de las purgas estalinistas. Advierte a Pierre que todo su equipo está en peligro y que por ningún motivo debe retornar a Moscú, aunque el partido lo convoque. “Propaganda fascista!” chilla Pierre. Llega Amelia y se entera que ha sido “una espía idiota”. Se enoja un poquito con Pierre, pero acepta servirle de tapadera para que los agentes de la NKVD (lo que después fue KGB) no sospechen que esta advertido.

En casa de los Hertz, Amelia conoce al Barón Max von Schumann (Pierre Kiwitt), un médico militar alemán. Amelia se comporta agresiva con él y lo acusa de ser un nazi. ¿Oye, nazi en mesa de judíos? ¿Hasta dónde llega tu poca mollera?  Eso le dice su anfitriona, pero como es novela, Max se enamora de Amelia y tienen varios encuentros. Los comunistas se enteran y le chismean a Pierre quién miente diciendo que su mujer está sacándole información al alemán.



El Paraíso Moscovita

Invitan a Pierre a ir al Congreso de Intelectuales en Moscú. Pierre Bobo acepta y Amelia Boba va con él. Se instalan en la alfombra del living del minidepartamento del tío de Pierre donde ya viven cuatro personas. Amelia consigue un empleo cortando noticias de periódicos españoles. Pierre desaparece. Un compañero le avisa secretamente a Amelia que Pierre ha sido arrestado, pero que no haga nada porque empeorará las cosas. La Familia de Pierre está de acuerdo.



A Pierre entretanto lo están haciendo literalmente pedazos. No he visto torturas tan graficas desde la telenovela venezolana “Estefanía” (1980). Al principio quieren que les diga donde se oculta él traidor Krisov. Al final solo quieren que firme una confesión de sus actividades antirrevolucionarias. Es como un circo para todos menos para el pobre Pierre. Cualquier rabia que le tenía antes se me desaparece ante tanto calvario.

En este episodio Amelia comenzó a caerme bien porque hay un viraje en su personaje. Tras tomar conciencia que vive en un estado policía, bajo estrecha vigilancia y rodeada de enemigos, Amelia comienza a actuar de manera más contenida. Se vuelve lacónica, no sonríe, adopta un estilo de vestir y peinarse muy severo. Tanto impresiona su actitud de robot que la contratan para ser guía del Congreso de Intelectuales.



 Allí, Amelia contacta a antiguos amigos de Pierre entre ellos al periodista Albert James (Will Keen) quien hace un escándalo que motiva a la, NKVD a devolverles lo que queda del prisionero. Antes lo aplastan con una grúa e inventan la calumnia de que estaba con una amante. Ni Albert ni Amelia les creen. Tras el entierro de Pierre, Amelia y el periodista parten a España donde la esperan mayores tragedias.



El Fiel Albert y El Pobre Max

La guerra ha acabado, Amelia llega en 1939 en plena era de represalias franquistas. Descubre que su piso y fábrica han sido requisadas, que, su madre ha muerto, que su padre, tío y marido están presos. Se instala en casa de su prima Laura y trata de salvar a sus presos. Entremedio tiene una entrevista con su hijito que, obvio, no la reconoce. Santiago es excarcelado, pero ni quiere ver a Amelia ni deja que vea al niño

Laura y Amelia conocen a un abogado corrupto que ofrece sacar a los presos previo pago de 50 mil pesetas por cabeza. Es el fiel Albert quien consigue el dinero. Entremedio fusilan al padre de Amelia porque hay tanto preso que hay que hacer espacio en la cárcel. El tío sale libre, pero el abogado abusa de Amelia como un pago extra.

Albert le dice a Amelia que nada tiene que hacer en España y que se vaya con él a Berlín donde lo ha mandado su periódico. En Alemania se encuentran con Carla y con Max quien, aunque es parte de la Wehrmacht, también colabora con la resistencia alemana. Amelia asiste a alguna de sus reuniones, y se la ve aburrida, más interesada en Max a pesar de que él está ahora casado con Ludowika, la perfecta esposa nazi. Además, aunque no lo expliquen bien en la serie, la española es amante de Albert.

El periodista se la lleva a Inglaterra. Amelia está harta de Albert y ya quiere volver con Max. Resulta que Albert es de familia aristocrática. A sus parientes no les gusta que se haya liado con una mujer casada. El tío de Albert, que tiene que ver con el Servicio Secreto, encuentra la solución. Le ofrece a Amelia un empleo de espía. A Albert le parece mal, lo encuentra peligroso, pero Amelia feliz de tener una excusa, lo empaca a Nueva York y ella se marcha feliz al Tercer Reich.



Alla se lía con Max y se prepara a espiar hasta que los ingleses le avisan que sus órdenes son espiar a…Max y al grupo de resistentes. Que tarea tan perezosa y fútil, pero Ameliarecordemos las palabras del difunto Pierre es la “perfecta espía ciega idiota y que obedece”. Ahora ni tiene la excusa de la ignorancia para cometer idioteces.

En los próximos capítulos, Amelia se las arregla para atraer a atención indeseada de gente peligrosa como Jürgen, el jefe de la Gestapo en Varsovia, de meter la nariz donde no debe (el Ghetto de Varsovia) y de poner en peligro a todo el mundo incluyéndose ella misma. Aunque la torturan a cada rato, no escarmienta. No sigue ordenes, más bien se inventa nuevas, pareciera que se manda sola.



Una Adaptación Desafortunada

No he leído más que criticas desilusionadas por parte de lectores por el desaguisado que han hecho con el libro. Siendo el primero la desaparición de la estructura narrativa creada por Julia Navarro. La trama original es la obsesión de una Amelia anciana que está perdiendo la memoria y que manda al bisnieto (que no la conoce) en un viaje trasatlántico y laberintico por ciudades de todo el mundo donde Guillermo se encontrara con testigos de las aventuras de la bisabuela. Así se podrá armar un esquema de lo que fue vida y milagros de Amelia Garayoa.

En la serie hay tres minutos iniciales que Guillermo (Francis Lorenzo que solo está ahí porque su hermano es productor de la serie) recibe un manuscrito de parte de un tal Albert James. Sin mayor explicación, Javier desaparece. De ahí se narra todo de forma lineal y cronológica desde 1934 hasta 1998. Amelia es el único hilo narrativo y es un hilo muy débil.

Me dicen que en el libro hay toda una evolución en Amelia desde su ingenuo idealismo hasta una desilusión total con la política. En la serie Amelia parece boba, abraza una ideal social basado en abstractos y no ve ni a las personas ni a sus circunstancias como realidades. Eso le permite atropellarlo todo y a todos.



Aunque no es la primera protagonista antipática que hemos conocido en mis ultimas reseñas, la diferencia entre “Dime quien soy”, “Lo que escondían sus ojos” e incluso con “Vientos de guerra” es que en la primera no hay personajes secundarios que atrapen. La diva de la ópera que prohíja a Amelia hace unas apariciones fugaces que nunca nos la hacen memorable. Cuándo Carla y otros personajes salen de la nada nos brota de los labios un ‘” ¿y estos quiénes son?”. Todo es muy acelerado y no se gasta un minuto ni en explicar el contexto histórico (hay unos enredos cronológicos inconcebibles) ni las circunstancias de personajes que aparecen y desaparecen sin ton ni son.



El único personaje que llega a interesarme un poco es Max. Quizá porque me da lástima ver como la Mata Hari vasca lo trae de la nariz. O debe ser porque ya me he acostumbrado a ver a Pierre Kiwitt en ese rol de alemán que puede ser un nazi brutal como en “Lobos Sucios” o heroico como su interpretación de Claus von Stauffenberg en “Charite at War” o pesadísimo como en “Das Boot”.  

 Parte de la poca enjundia de los personajestal vez mejor desarrollados en el libroes lo poco que inspiran en la antiheroica serie. Los hombres están ahí para impedir esa libertad nihilista con la que sueña vivir Amelia o para rescatarla, lo que la aleja de ser un icono feminista. Amelia suele necesitar que la salven sea de la ruina como su marido, del tedio conyugal como Pierre, o de problemas más graves como tendrán que hacerlo Albert y Max. 



El caso es que, con excepción de Pierre, a los otros Amelia paga con la moneda de la ingratitud. Sus únicas relaciones viables son las que abarcan un elemento de engaño, o es ella la engañada como con Pierre, o engaña a la pareja como hace con Max.

La serie se nota que ha sido hecha con cuidado, se ha gastado dinero, se ha filmado en todas las ciudades donde se supone que tiene lugar. Hay buen vestuario, escenarios o muy lujosos o miserables e incluso espeluznantes como las salas de tortura de la Lubianka en Moscú o Pawiak en Varsovia.  Tal vez para evitarnos más escenas de tortura se han saltado la estadía de Amelia en el campo de concentración de Ravensbruck.



Sin embargo, “Dime quien soy” ha fallado en lo más importante. Su libreto suena fragmentado e incoherente, y sus personajes son maquetas que o golpean o aman a Amelia que deambula entre ellos tal como al final ante un Muro de Berlín a medio construir, sin conectarse emocionalmente con nadie.

Haber visto “Dome quien soy” simultáneamente con “The Winds of War” me ha hecho caer en la importancia de adaptar un gran (en méritos y en tamaño) libro. Con todas sus fallas, “Lo que el viento se llevó” supo capturar al esencia de la obra de Margaret Mitchell quien nunca se quejó de la adaptación. Herman Wouk encontró un modo de conservar todo lo importante de su “Vientos de Guerra” en una adaptación televisiva. En “Dime quien soy” se ha atropellado tanto la obra como sus fans. Pero no se puede decir mucho porque Jula Navarro ha quedado encantada. Sera la única.

 En España “Dime quien soy” puede verse en MoviStar, en America Latina la tiene la plataforma de HBO, y en USA se la puede ver (gratis) en Peacock.

 

 

6 comentarios:

  1. Desde FB de Ana Estelwen
    No he visto la serie, pero el libro no me gustó demasiado y fue porque no lo vi verosímil: era mucha casualidad que Amelia, que tampoco era ninguna lumbrera, estuviera metida en TODOS los fregados importantes de la época. Me pareció bastante Mary Sue.

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    1. Ana Estelwen Es la razon por la que no me nace leerlo. He leido otros libros de Navarro y no me han gustado. Se puede tener testigos presenciales de diversos sucesos historicos, pero incluso Wouk en Winds of War tuvo varios personajes-testigos. Aun asi, no es eso lo que mata la serie, es la ausencia de explicaciones, de contextos, hasta de fechas lo que la hace confusa y la Amelia no ayuda.

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  2. "Amelia Garayoa" es simplemente IN-SO-POR-TA-BLE. La serie en general es un lujo de producción, es lo único salvable. El guion es pésimo, son tantos malos ratos. No sé si es culpa del elenco o del guion, pero no hay ningún tipo de conexión con el televidente. NADA. No haces click con ninguno. Ninguno causa nada de nada. Ver a "Amelia" viajar de país en país era algo así como estar viendo "Where in the World is Carmen Sandiego", un programa de juegos clásico de PBS, también hicieron caricaturas y creo que Netflix hasta hizo un remake recientemente. Otra cosa que me pareció tan y tan y tan estúpido fue que la "Amelia" es espía PERO aunque la gente "NO lo sabe", todos conocen su nombe. En "El tiempo entre costuras" la protagonista cambió su nombre cuando se hizo espía, aquí no, todos la llamaban por su nombre "Amerlia Garayoa". ¡MMR!!! La producción es excelente, no se escatimaron gastos, se nota que hay mucho bi$$ete, pero ¿para qué? La serie ha decepcionado a los fans del libro (yo no lo conozco ni se me antoja). NADIE habla de la serie, y es triste, porque los escenarios naturales son excelentes. NO la recomendaría, a pesar de que me la vi completa y me costó, porque no me pude identificar con ninguno de los personajes. ¡Saludos! RAFA

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    1. Jajá Carmen Sandiego. Así es. En una época en que cada viaje por Europa necesitaba no se cuantos pases y permisos y ella dándose la vuelta por todos lados. Si era insoportable y los demás personajes anodinos. El que mejor me caía era Max (y eso que no ponen todo lo que hizo por ella). Si era una espía muy conocida y como que todo le salía bien (en el libro sufre más. Por ejemplo, la arrestan varias veces. Incluso sospechan que ella mató a Jürgen). Luego, cuando Jürgen recién la conoce le pregunta que de qué lado estuvo durante la Guerra Civil, y ella muda. Obvio que el investigó y supo que ella estuvo ese tiempo en Moscú y eso a hacia sospechosa. Pero ella era tan Wonder Woman que no toma precauciones, no se cambiaba el nombre, lo más fue esa peluca tan ordi que uso para matar a Jürgen. Es la serie mas cara que han hecho en España y va a pasar sin pena ni gloria.

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  3. La novela La Chica del Tambor no me parece "políticamente ingenua".

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    1. Perdón si me expliqué mal e hice que me interpretaras mal. No hice un comentario sobre La Chica del Tambor. Lo de la ingenuidad politica se refería a la serie "Dime quien soy"y a su protagonista Amalia Garayoa que ciertamente me recordó a Charlie, pero obvio, la novela de Le Carre no me parece ingenua para nada.

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