jueves, 11 de octubre de 2018

Julia: Medio Siglo de Reproches (Televisión del Ayer)



Este septiembre se cumplió medio siglo de un hito de la historia de la televisión: la primera serie con una protagonista de color. Ha sido una sorpresa enterarme que la exitosa “Julia” tuvo,  en su día y después,  muchos detractores dentro de la comunidad afroamericana. ¿Cuales fueron los motivos y fueron estos justos?  Para descubrirlo tenemos que contextuar la serie y ver como la protagonista negra ha sido representada antes y después de “Julia”.

Antes de comenzar aclaro que no me gusta escribir sobre afro-americanos por temor a ofender. No pretendo ser una experta en el tema, solo doy mi opinión como fan de “Julia”, como admiradora de Diahann Carroll, y como , tras revisar las criticas caídas sobre el show (y otros con protagonistas afro-americano),  no encuentro validez en ellas.

De Beulah a Julia
Es un error decir que “Julia” fue el primer programa de televisión con una protagonista negra. El primero fue “Beulah”, una aberración que blancos y negros querrían olvidar. “Beulah” comenzó  como un popular programa de radio y el personaje de la cocinera de color fue interpretado por un actor blanco por dos años. La famosa cantante Ethel Waters le dio rostro en 1950 cuando “Beulah” pasó a ser una serie de televisión en la cadena ABC. Digamos que  “Julia”,  que llegaría la pantalla quince años más tarde, fue la primera serie en ofrecer un protagónico digno y llamativo a una actriz afro-americana, y que el personaje de Ms. Carroll no era una empleada doméstica.

“Julia” llegó a Chile unos meses después de su estreno en Estados Unidos. En 1969, la sociedad chilena (a diferencia de hoy) no era multirracial ni tenía problemas de racismo. En breve, no teníamos costumbre de ver gente de otro color en la calle. Aun así yo, a mis nueve años, tenía muy claro que la historia era diferente en Estados Unidos.

No solo había visto escenas en las noticias de los disturbios de Watts, también un fuertísimo  (para entonces) documental que Mike Wallace había hecho sobre el Ku Klux Clan, y sabía que a un gran señor como el Dr. Martin Luther King lo habían asesinado por intentar acabar con el racismo en USA. Aunque Lo que el viento se llevó era mi novela favorita,  nunca me creí el cuento de los esclavos felices porque ya Harriet Beecher Stowe en La Cabaña del Tío Tom me había mostrado el lado más monstruoso de la esclavitud.

“Julia” era otro ejemplo de algo que yo ya percibía, la paulatina inserción de afro-americanos en el mundo del entretenimiento. Para la generación de mis padres era una novedad. Para mi era fascinante saber que Sir Sídney Poitier a quien acababa de ver en “ Al maestro con cariño”  había ganado un Oscar. Aun así, también notaba que no había actrices negras que resaltaran (en aquel entonces yo no conocía la triste carrera de Dorothy Dandridge).

En la televisión que era mi mundo de entretenimiento,  aparte de Eartha Kitt como la Gatubela y Nichelle Nicholls en “Star Trek”, las actrices afro-americanas seguían siendo criadas de cofia. Por suerte yo no alcancé  a conocer a “Beulah” que , junto a una vergonzosa adaptación del afamado (y racista) programa de radio “ Amos n Andy”, sería la única oportunidad de tener protagonistas no caucásicos en  los 50.

Cuando evoco mis series favoritas de fines de los 50 y principios de los 60 (a Chile llegaban con bastante retraso) no recuerdo haber visto a nadie de piel oscura ni en “77 Sunset Strip”; “El detective millonario” o ”Lassie” . Tampoco los había en ninguno de los programas infantiles de los 60 como “Hechizada”,  “La Tribu Brady”,  “Mis adorables sobrinos” o “Perdidos en el espacio” .

En 1965,  debutaba en la NBC la primera serie en tener un coprotagonista negro. “Yo soy espía” (I Spy) no era una serie muy típica. Su estilo recordaba al cine de James Bond y se la podría comparar a “El Santo” con Roger Moore. Fue una arriesgada movida incluir a un actor-afro-americano 
desconocido (por aquel entonces Bill Cosby todavía era comediante de clubes).  Arriesgada porque se trataba de una producción carísima que grababa en escenarios reales desde México hasta Hong Kong.

La serie sigue las misiones del veterano espía Kelly Robinson (Robert Culp) que bajo el disfraz de tenista profesional vaga por el mundo en compañía de su entrenador Alexander  “Scottie”  Scott (Cosby).Kelly es el espía sazonado, el que sabe de defensa personal pero también es mujeriego y parrandero. Scott es el graduado de Oxford, poliglota, serio y reflexivo.

Uno es el musculo y el otro es el cerebro. Sin embargo, ambos operan en clima de igualdad. La amistad entre Culp y Cosby trasciende a la pantalla convirtiendo a la serie en un éxito mundial, que dura seis temporadas y le amerita a Bill Cosby tres Emmies, el primer afro-americano en ganar ese premio.

Aun así, todavía no hay una serie con un protagónico total que no sea caucásico.  En el otoño de 1968, la NBC presenta una comedia de situación sobre una enfermera viuda y su hijito. La novedad es que Julia Baker (Diahann Carroll) no es blanca. Cuando llama por teléfono para solicitar un empleo, se ve obligada a decir “soy negra” y su futuro patrón el Dr. Chegley(Lloyd Nolan)  le pregunta “¿Siempre lo has sido o quieres estar a la moda?”

Al regresar de su entrevista de trabajo, Julia descubre que su hijo Corey (Marc Copage)  ha estado jugando en la calle con Earl (Michael Link), su vecinito blanco. Marie, la madre de Earl, acusa a Corey de haber puesto a su hijo en peligro. Cansada, Julia le responde que está sola, que es una recién llegada, que acaba de conseguir empleo y que no tiene baby sitter.  “¿Dónde quiere que juegue entonces?” le pregunta. Ella y nosotros creemos que se trata de una pregunta retórica, pero Marie lo piensa y responde ”en mi casa”.  Ese es el inicio de una fuerte amistad entre los Baker y sus vecinos. Para la militancia negra esa es una solución fácil al problema de la integración.
Julia y Marie

Julia Baker en el banquillo de los acusados
1968 es un momento en que el conflicto racial ha alcanzado un punto casi de quiebre en los Estados Unidos. La NAACP (National Association for the Advancement of  Colored People)  espera que una serie como” Julia” represente la realidad de la mujer afro-americana. Los enfurece que en una ocasión la Enfermera Baker  diga que solo vino a conocer racismo en la secundaria. Cuando Earl ve a Julia le dice a Corey “tu mamá es de color”. “ Y yo también” responde el niño”.  “¿En serio? ” pregunta Earl sorprendido. Para un sector de la población afro-americana este ejemplo de “color blindness” suena a  falso.

Las criticas repercuten en Diahann Carroll, quien llega a suplicar a los productores que le permitan usar un peinado “afro” para verse más “negra”. En dos ocasiones Carroll acaba en el hospital víctima del estrés provocado por tantas reproches.  En su autobiografía, contará  como Harry Belafonte se le apareció en el camerino y poco menos que a gritos le exigió que abandonara el programa.

Lo que los fiscalizadores de la serie  no ven es que “Julia” no solo intenta atraer a la población de color, su mayor desafío era entretener a la población blanca, incluso a la más racista del Sur. Que la serie se mantenga en los diez lugares de las más vista de la nación o que Carroll sea la primera actriz afro-americana en llevarse un Globo de Oro a casa, tiene sin cuidado a sus censuradores. Pongo un clip para mostrar esta discusión en la que Corey quiere convencer a Earl de que Santa Claus es negro. Es una manera ingenua de enfocar el conflicto racial y no bastaba.

Después de décadas de quejarse de que la mujer negra solo aparece en la cultura popular como sirvienta, ahora les molesta que Julia sea madre, profesional, e incluso mujer atractiva con pretendientes. No la ven como un ejemplo de como se pueden vencer los estereotipos étnicos. Porque Julia no es ni una “Mammy” ni una “Precious” ni se asemeja a los personajes de Dorothy Dandridge que hoy serían clasificados como “Jezabeles”(vampiresas negras).

Yo creo que querían un personaje como el de Don Mitchell en “Ironside”. Marc Sanger era un maleante de barrio, atrapado por el policía invalido Ironside y que recibe la oportunidad de convertirse en el enfermero/asistente de su víctima. Por seis temporadas, Marc es  la presencia negra en un equipo blanco y “cuadrado” Él es el del afro, el experto en modos de la calle y slang del hampa, pero también el que estudia leyes, el que se casa. Digamos que de todo el equipo de Ironside,  es el único dotado de vida propia.
El Team Ironside

Eso no quita el  que Marc no pase de ser un personaje secundario, como Cicely Tyson en la brevísima “East Side/West Side” o Gail Fisher en “Mannix”, secretarias insignificantes subordinadas a las experiencias de los personajes protagónicos. Julia era dueña de su mundo y de su vida. ¿No sería eso lo que molestaba a una cultura donde la mujer se manejaba sola mas por necesidad que por decisión propia?

Julia, mujer sin hombre
Una de las grandes, y más absurdas críticas que le cae al rol es que Julia no tenga pareja. “Según sus más radicales censuradores es una movida de la cultura dominante para eternizar la imagen de la matriarca negra y borrar de la fotografía al padre. En The Saturday Review, Robert Lewis Shayon hablará de como Julia perpetua “el tema de la castración en la historia del negro americano” .
Julia y sus pretendientes

Hay realidades que no se pueden borrar. Es cierto que el mundo de la esclavitud destruyó el concepto de familia, que racismo y pobreza fomentaron una sociedad de padres que debían buscar sustento en otras ciudades y de matriarcas que debían ser padre y madre, pero ese no es el caso de Julia.

La enfermera acaba de enviudar de un oficial de aviación,  caído en combate. En plena Guerra de Vietnam, Julia trae un mensaje para todas los públicos. Su viudez la hermana a  cientos de jóvenes viudas de guerra y recuerda a  los espectadores  blancos que el afro-americano es tan patriota como ellos y que son negros y latinos la carne de cañón de ese conflicto tan desigual.

El personaje de Julia resalta la feminidad coquetería y buen gusto de la actriz (y de la afro-americana). Mrs. Baker está  muy contenta de tener pretendientes, pero no tiene ningún apuro por volver a casarse. Vive su independencia y se siente capaz de sacar adelante a su hijo por si sola.?  Curioso, pero la mayoría de las protestas por la soltería de Julia vinieron de parte de mujeres.

Personajes más radicales
Más ofensiva que la soltería de Julia,  es su falta de rebeldía. La señora Baker no es la portavoz de  ideas radicales. No es Angela Davis, pero tampoco es la Eliza de La Cabaña del Tío Tom, no es un ejemplo de un  sufrimiento histórico.  En su columna,  Shayon la acusa de estar muy alejada “de la amarga realidad de la vida del negro en un gueto urbano” ¿Se olvidaba el columnista que las comedias familiares en 1968 tenían prohibido tocar temas políticos?

En ese mismo septiembre de 1968, en la cadena ABC, dos coprotagonistas de color nacieron junto con Julia. Uno es el llamativo y muy popular Linc de “Patrulla Juvenil” (Mod Squad).  Interpretado por el hoy icónico Clarence Williams the III,  Linc es obviamente negro. Con un afro gigante y sus lentes de Malcolm X, es  el hijo del gueto, apresado durante disturbios, el rebelde,  el que no confía en el blanco.  el que llama pigs(cerdos) a la policía y que de pronto se ve trabajando como agente encubierto junto a dos blancos tan antisociales como él. “Patrulla Juvenil “marcó otro hito en la televisión, pero considerando la época, no creo que hubiese funcionado si Linc fuese mujer.

El segundo caso fue el de Otis Young en” The Outcasts” que en castellano se llamó “Los Rebeldes”. El verdadero titulo significa “los parias” y efectivamente Jemal, un ex esclavo, y Don Murray interpretando a Earl  Corey,  un ex oficial confederado,  son parias. Para sobrevivir en el Lejano Oeste, y tras muchas patadas e insultos, deciden cabalgar juntos y convertirse en cazadores de recompensa, pero no se parecen al par de ‘Django Unchained”.

A pesar de la excelencia del show, este es cancelado tras solo una temporada. Los productores culpan a la violencia de la serie (duh?). Poco después de la cancelación de su serie, Otis Young,  en una entrevista al LA Times, acusó a Julia” de ser “una oportunidad perdida”. ¿Acaso su show no lo fue también?
 La realidad es que América, blanca, negra o verde, no se perdía “Julia. Para muchos es un primer encuentro con un personaje de color. Se crean muñequitas de Julia, y loncheras con la imagen de la enfermera. Julia se convierte un modelo para chicas negras (Y latinas, yo quería vestirme como Julia) con una visión positiva de una sociedad sin barreras raciales.

Me duele que desde la comodidad del siglo 21, hoy niñas que amaron a Julia la repudien , ahora también criticando su aceptación de un sexismo que era la norma en la época en que nació el programa. No ven la distancia que  existe entre la Enfermera Baker y personajes como “Beulah” en términos de estereotipos e imágenes tradicionales.

Entre la policía y un ángel
Las criticas  recibidas por la serie, su protagonista y su cadena cerraron las puertas a otras actrices de color y a su derecho a tener sus propios shows. Los Años 70 estuvieron llenos de series “negras “como “Sanford and Son”, ”Differerent Strokes”, “What’s Happening “y “The Jefferson”.  Ahí tenían lo que los críticos solicitaban: patriarcas negros, mundo de clase obrera, predominio de personajes y actores afro-americanos. 

Sin embargo, esos programas tenían a las mujeres convertidas en clichés tradicionales:  matriarcas, Angy Black Women, Jezabel, etc. Como eran comedias, no había mucha militancia. Como no había blancos, no se podía hablar de racismo ni de diversidad. Al final eran mas falsas que y perjudiciales que “Julia”.

En medio de esa visión paradisiaca del gueto, existió un show con una protagonista negra, tan breve que hoy ha sido olvidado. En el otoño de 1974, salía al aire “Get Christie Love” en la NBC. Inspirada en la novela policial de Dorothy Uknak , el personaje original era caucásico. La cadena decidió arriesgarse contratando a Teresa Graves y creando este rol de policía encubierta  dándole toques de Pam Grier en “Cleopatra Jones” y otros exitosas cintas del blaxploitation (que ningún afro-americano criticaba).

A pesar de que era un buen show, no tuvo ratings. los ejecutivos culparon a Teresa y a sus fuertes convicciones religiosas que no permitían a la actriz a hacer nada que fuera en contra de sus valores. Léase que ni quería que la mostraran en la cama ni con ropa provocativa.  Por eso los productores escogieron con pinzas el próximo show con protagonista afro-americana. Les tomaría veinte años encontrarla.

En 1994, debutaba en la temporada otoñal de la CBS,  “Touched by an ángel”. Buscando conseguir un éxito como  el que obtuviera “Hghway to Heaven” en la década anterior, “Touched by an agen” seguía las aventuras de dos ángeles enviadas a la tierra a hacer el bien. Aparte de la novedad de tener a dos mujeres dando vida  mensajeros celestiales. La” ángel jefa” era interpretada por la legendaria actriz y cantante Della Rees.La serie que duraría 9 años y que merecería 7 NAAPC premios a Ms. Reese como Mejor Actriz en un Programa Dramático, representaba un ideal que no ofendía a nadie.  Los críticos también aplaudían al programa por ser un ejemplo de integración por dar empleo a muchos actores de color.

Regulares en el programa eran Paul Winfield como el Arcángel Sam, Ossie Davis como San Gabriel , y la popular Jasmine Guy,  como un ángel caído llamado Kathleen. Los invitados incluyeron a Bill Cosby (como el Angelde la Reconciliación);  su esposa de la ficción, Philycia Rashad; Ruby Dee;  Luther Vandross; Montel Williams que en ese tiempo tenía un popular talk show; y hasta la famosa poeta y escritora Maya Angelou. Mas encima hubo apariciones especiales de Mohamed Ali y del icono de la campaña de los Derechos Civiles, Rosa Park.
Jasmine Guy como Kathleen, un 'angel caido.

“Touched by an Angel” vino a llenar el espacio en la cultura popular que en 1992 había dejado el célebre “Cosby Show” de la NBC. No se puede hablar de la presencia afro-americana en la televisión, y de la representación de la mujer de color, sin hablar de este fenómeno hoy ensuciado  por el juicio y encarcelamiento de su creador. Una ironía es que “The Cosby Show” uno de los programas mas exitosos de la televisión,  también fue puesto en el banquillo de los acusados y por el mismo tipo de delito cometido ‘por Julia”, por representar “minorías modelos”.

El fenómeno del Cosby Show
Se ha dicho que es falso que Diahann Carroll abriera la puerta otros actores negros, que ese merito lo tuvo Bill Cosby. Sin menospreciar a Cosby, él podía interpretar el rol que quisiese sin que se quejaran de que no tenía esposa o no interpretaba a un padre de familia. El primer “Bill Cosby Show” lo tenía encarnando a un maestro de gimnasia solterón y donjuanesco. Y cuando vino a interpretar a un patriarca em el famosísimo “The Cosby Show” le cayeron críticas de que falseaba la experiencia afro-americana al mostrar un hogar armónico compuesto por dos profesionales exitosos que crían a seis hijos en una elegante casa de Brooklyn.

Lo que más invitaba a la crítica es la percepción de que los Huxtable se habían superado por esfuerzo propio. Daba a entender que la pobreza de algunos afro-americanos se debía a su flojera y falta de perseverancia. Me parece una acusación rebuscada,  pero ya en1968 se había acusado a” Julia” de menospreciar el esfuerzo de madres solteras de color que no podían costear un departamento, un guardarropa y un estilo de vida que la Enfermera Baker restregaba em sus narices.
Las prendas de Julia Baker eran copiadas por el p'ublico

Lo curioso es que TCS era un programa negro, que celebraba, la comida, la música, la ropa, la cultura afro-americana. Los Huxtable representaban una clase media acomodada aunque étnica.. Aun así, las críticas continuaban.
Denise Huxtable (Lisa Bonet) un modelo para adolescentes afro-americanas

En Watching Race, Herman Gray repite un sonsonete muy aplicado al “Cosby Show” de que el civismo y sentido de responsabilidad de Cliff Huxtable era parte de las estrategias reaganianas para contrastar esa visión positiva del afro-americano con la amenaza social de una masa negra de delincuentes irresponsables. 

Esa es la gran critica a  Julia Baker que en su independencia y éxito de vivir el sueño americano ofende a la madre soltera adolescente, a la prostituta que no terminó la secundaria, a las reinas del welfare que mantienen sus hogares gracias a los programas gubernamentales del beneficencia.


Si aceptamos esa teoría llegaríamos a la conclusión de que civilismo y responsabilidad son valores “blancos”,  por lo tanto  Julia y Los Huxtable para ser personajes representativos de su grupo étnico  deberían rechazar esos códigos morales ajenos. ¿Pero no los acercaría entonces al grupo marginal y socialmente peligroso que temían los republicanos?  Aunque parezca tendencioso, debe haber algo de verdad en mi aseveración si tomamos en cuenta que las reinas de ébano de la televisión actual son transgresoras al máximo.

Olivia, Annalise y Cookie: Las Reinas de los Estereotipos
Los programas de Bill Cosby abrieron camino a otros exitosos sitcoms como su spinoff “A Different World” y “the Fresh Prince of Bel Air”, pero sobre todo para protagonistas femeninas ,  desde “Moesha”hasta “Girlfriends”. Sin embargo, seria Shonda Rhimes quien aportaría al drama, específicamente el drama médico, la presencia de la afro-americana (y de la latina y de la asiática-ergo judía).  Su contribución en ese aspecto en “Grey’s Anatomy” (y su spin off “Prívate Practice”) nos ha dejado un legado de poderosos personajes femeninos étnicos.

Aun así, el toque Rhimes alcanzaría su apoteosis con las primeras series dramáticas con protagonistas negras  desde “Touched by an Angel “, y ni Olivia Pope (Kerry Washington) ni Annalise Keating (Viola Davies)  son precisamente angelicales.  Agréguenle a Cookie Lyon (Taraji P. Hanson) y ya tendrán la santa trinidad de protagonistas ideales.

 Olivia Pope, protagonista de “Scandal”,  es la fixer más famosa de Washington, directora de un equipo experto en solucionar crisis políticas. “How to Get Away with Murder”,  gira en torno a Annalise  una prestigiosa abogado y profesora de derecho que se convierte en cómplice de sus alumnos cuando matan a su marido. En “Empire”,  Cookie es una ex convicta que ha levantado un imperio del hip hop con bases en dinero obtenido del tráfico de drogas. No me malinterpreten,  me encantan los personajes transgresores, pero me deja perpleja que ellas no reciban el chorro de acusaciones que recayeron en “Julia”.

Al comienzo,  Olivia fue criticada por ser un personaje “post racial”  (otro de esos términos de la nueva corrección política) Tal como Julia,  vivía con demasiada comodidad en el mundo blanco, y era ajena los problemas de la comunidad afro-america. Pero se convirtió en una “Wonder Woman” de color a partir de la declaración del padre de Olivia que, a sabiendas de que los negros deben luchar el doble para conseguir lo que a los blancos les llega con facilidad, él se esmeró en criar a su hija para que transgrediera todas las barreras.


Kerry Washington hizo declaraciones de que ella representaba a la mujer afro-americana instruida y de clase media acomodada. Se supone que Olivia estaba inspirada en una fixer real, Judy Collins, que fuera secretaria de prensa en la administración de Bush padre, pero a medida que “Scandal” se convertía en un thriller político y la protagonista se veía involucrada en situaciones rocambolescas, perdió contacto con cualquier realidad. En resumen,  la Enfermera Baker era un personaje más real.


En 1989, criticando al “Cosby Show”, Henry Louis Gates Jr. , en el New York Times, encasillaría a Julia Baker en el rol de “la mulata trágica”, la que quiere pasar por blanca. Olivia Pope no necesita pasar por blanca para tener un poder inalcanzable para muchas mujeres de cualquier color. No solo destaca en su trabajo, además es la amante de un presidente blanco y casado. Y como dijo Brittany Cooper en The Feminist Wire: “Me rehúso a aceptar que el vehículo (léase romance) no sea legitimo solo porque el objeto de su cariño sea ilícito.”

En el mundo de los estereotipos negativos, Olivia es “Jezabel”, la peor pesadilla del hombre negro, una vampiresa, traidora con su gente, que utiliza sus poderes seductores para atrapar al amo, y en su ambición de poder,  desplaza al ama blanca.  Pero ojo,  si hay algo que Olivia Pope no acepta ser es una matriarca, o una madre soltera. Ella no se convierte en reproductora de híbridos ni pretende ser capaz de criar hijos sin padre. En eso le gana a Julia. ¿Se supone que merece un aplauso.? Al menos la NAACP  ha premiado a la actriz varias veces.

Annalise es un personaje distinto y se lo hace saber a Olivia en un crossover de “HTGAWM” y de “Scandal”. Ella no fue a internados de lujo ni nació con cuchara de plata en la boca. Sin embargo, la Profesora Keating sabe que ha tenido privilegios que otras afroamericanas no disfrutan, una buena educación, maestros que creyeron en ella y una madre que la amó hasta el punto de asesinar al violador de su hija. En eso,  es un personaje más genuino y representativo que la bella Olvia-Jezebel.

Aunque casada con un hombre blanco para amante elige a un hombre de su raza. Alto, ese es el amante heterosexual, en su etapa bisexual, Annalise tiene una amante blanca. No es sarcasmo, sino un modo de hacer hincapié en lo hipersexual que es su personaje.

Si lo digo es porque Viola Davies única afroamericana en ganar un Emmy, un Globo de Oro y un Oscar ha encontrado una manera de vincular su identidad racial a su personaje. Ha declarado que Annalise y su interprete no cumplen con los cánones de belleza caucásica; que ha conseguido vencer la ley no escrita de que una afroamericana solo puede ser protagonista si es de piel clara,; y que en su famosa escena en que se quita su peluca ante el espejo, se ha atrevido a mostrarse tal cual es.


A ver, la Venus de Willendorf desafía los cánones de belleza caucásica, no Annalise Keating. Todas las mujeres nos quitamos nuestros atributos artificiales de belleza (pelucas, cosméticos, pestañas postizas, fajas) ante el espejo, eso no significa que nos volvamos feas, o que al estar maquilladas, bien vestidas, contenidas por ropa interior, no seamos nosotras. Si la Profesora Keating se paseara por su serie disfrazada de homeless, piojenta y calva, entonces podríamos hablar de atreverse a afearse.

Sorry, Ms Davis, su belleza como su talento son incuestionables. A mi hermano le costó dejar de ver HTGAWM ( y estaba harto de la amoralidad de los personajes)  porque tiene un chongo atroz con Viola que,  a pesar de sus declaraciones y piel oscura,  enamora a gente de todos los géneros y colores.

Las transgresoras de Shonda Rhimes han encontrado una fuerte rival, al menos a los ojos de los que otorgan premios de la NAACP  y de críticos, en Cookie Lyon. Taraji P.  Henson ha dicho que se compenetra con su personaje de “Empire” porque ella se crió en “the Hood” en barriadas con gente como su Cookie Lyon. Parece haber orgullo en ser un personaje marginal. Ya ha habido criticas del mainstream de que “Empire” glorifica a los delincuentes y uno se pregunta si no tendrá que ver con que el show sea creación de FOX, parte del imperio conservador de Rupert Murdoch.

Aunque Cookie Lyon, la homegirl  del vestuario extravagante (y caro), sea un ejemplo de una realidad afro-americana, su historia de regreso y venganza, su deseo de recuperar hijos y fortuna,y de arreglar cuentas con el marido que la traicionó la acercan a arquetipos blancos. Se convierte en la Condesa de Montecristo, La Madrastra de las telenovelas, una Alexis Carrington étnica.
Alexis vs Cookie

Peor, aun, Cookie encarna atroces estereotipos negativos como The Angy Black Woman, y la matriarca que desea alejar a sus hijos de la nociva influencia del marido,  pero termina castigando a escobazo limpio al hijo desobediente. Su creador, ha dicho que quería un personaje que fuese parecido a Dame Joan Collins, en “Dinastía”, pero también a la madre de  Gypsy Rose Lee. Ósea, un arquetipo negativo blanco con piel morena.


En su día, Julia Baker inspiró a muchas niñas a ser enfermeras. ¿Habrá niñas que quieran ser abogados como Olivia Pope o Annalise Keating? Reitero, me deja perpleja que debamos ver a Julia Baker, y a las Huxtable como Tías Tom, y pensar que Cookie, Liv Pope y Annalise cumplen con los requisitos para representar a su minoría. ¿Alguien me lo puede explicar? y al final, ¿cómo debería ser la protagonista afro-americana ideal?

Para ser justos, todos los grupos étnicos gustan criticar los productos mediáticos que dicen representarlos. En esa vena, mi próximo  entrada será sobre criticas infundadas por parte de los judíos, minoría a la cual pertenezco.



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