En la Tercera
Temporada, vemos a Lenú crecer, convertirse en catedrática, publicar novelas,
casarse, tener hijas, pero nunca madurar emocionalmente. Tal como en su infancia
y adolescencia, su vida depende de su
pasión por Nino Serratore y su rivalidad con Lila. El que ya no exista nada
entre ellos, el que Lila encuentre su propio camino en el proletariado, y el que Nino continue una vida falsa e
irresponsable como la de su padre, no entran en la idealización de Lenú del
amor y la vida de pareja.
(NOTA: Disculpen
lo largo del artículo, pero mi dilema estaba entre hacer reseñas individuales
por capítulo, o una visión global. Ganó la última y de ahí lo larga que me
salió.)
Lenú y su
Porno-novela
La temporada
inicia donde quedamos. Durante una presentación de su primera novela, La Dotorezza Greco es atacada por un crítico.
Entra Nino y la defiende. A Lenú se le
ilumina el mundo, pero no se da cuenta que Nino sigue pensando en Lila y que si
ha venido es para cosechar amistades importantes como la de Adele Ariota,
futura suegra de la incipiente novelista.
La presencia de
Nino deprime a Lenú que se siente descontenta con todo lo que tiene: Pietro, su
prometido; , la posibilidad de ser catedrática; el apoyo y guía de la Familia
Ariota. Tan descontenta está que cuando se reencuentra, en casa de su cuñada,
con Franco, su ex pareja, coquetea con él a pesar de saberlo emparejado con
Maria Rosa.
Es en casa de
Maria Rosa, donde Lenú conoce a Silvia, una joven madre soltera abrumada con un bebé llorón
. Lenú se encariña con el pequeño MIrko, pero descubre que el padre desobligado
que abandonó a la embarazada Silvia es Nino Serratore. Se ha repetido el caso
de Lila. Aun así, Lenú sigue amando a Nino.
Lenú regresa al
Rione antes de su boda. Immacolata busca motivos para pelear típicos de madre
envidiosa. Le dice a su hija que se siente superior, pero que su inteligencia le viene de la madre
que la parió. Pone el grito en el cielo al enterarse que debido a que los Ariota
son libres pensadores, la boda será en
el registro civil.
Lenú la ignora,
tiene problemas mayores. Antes de viajar la ha deprimido una crítica negativa
del Corriere de la Sera que tilda su novela de trivial y frívola. Lo
cierto es que el gran mérito de la novela son sus escenas de alcoba que no caen
muy bien entre los vecinos de la Familia Greco.
Lenú se encuentra
con un ex novio, Gino, hijo del boticario,
que sigue mirándole las tetas (”las tienes más grandes”) y que ahora es fascista, pero que es uno de
los que ha oído que su ex ha escrito una novela porno. Una estanquera le dice a
Lenú que no se atreve a leer su novela porque es “fuerte”. Donato Serratore
(que debe haberse reconocido en la obra) escribe una crítica devastadora
diciendo que el relato de la chica que desfloró debería no ser leído por
menores, y Michele Solara le dice a Lenú
que sabe que ella es una doncella inocente, pero que describe en su libro las
porquerías que ha hecho Lila (¿?)
Hasta los hermano
de Lenú deben defender su honor a golpes. Después de imaginarse a todo el Rione
persiguiéndola, la escritora huye de regreso a Milán. Regresará un poco después
acompañada de Pietro que cae bien a todos (aunque Inmacolatta gruña que es feo
y tiene pies chuecos). Pietro pide formalmente la mano de Lenú.
Cuando Inmacolatta
le exige boda con la iglesia, Pietro es muy honesto, ir a misa va en contra de
sus principios y si lo hace Lenú lo despreciará. Inmacolatta dice que Lenú no
es como otras niñas, que nunca la ha desilusionado, que es su gran orgullo. Si alguien la hace
sufrir, ella lo hará sufrir a él. Todo es emotivo, tierno, casi romántico, pero Lenú no está contenta y
nos molesta saber que es porque sigue pensando en Nino.
Lila y el
Infierno Obrero
Una noche, Enzo y Pasquale vienen a buscar a Lenú,. Lila está
mal y suplica que su Amiga Estupenda venga a verla. Lenú encuentra a Lila en cama
afiebrada y alterada. Le exige que le jure que si pasa algo será Lenú quien
crie a Genarinno. Viéndola tan mal, Lenú se lo promete. Acto seguido, Lila le
cuenta su tragedia.
Tras abandonar a Stefano,
Lila ha conseguido empleo en la fábrica de salchichones de Bruno Socavvo, amigo
de Nino. Es un empleo duro y humillante. Lila debe soportar acosos de sus
compañeros. Bruno no la defiende. Un día es él quien intenta abusar de su
empleada.
Es entonces que
Lila acepta acompañar a Pasquale—ahora secretario del Partido Comunista regional—a un
mitin político. En el mitin Lila se reencuentra con Nadia Galiani, la hija de
la maestra de Lenú, la ex novia de Nino. ¿Se acuerdan cuando Lila exigió que
Nino rompiera con ella por carta? La
rabia de volver a verla empuja a Lila a hablar. Les cuenta a los presentes las
condiciones inhumanas e insalubres en las que trabajan en la Fábrica Socavvo.
Muestra sus manos hechas pedazos. Acaba confesando que las obreras son acosadas
sexualmente por los jefes.
Impresionada, Nadia
hace que impriman las palabras de Lila en panfletos que repartirán por la calle.
El enfurecido Bruno acusa a Lila de escribirlos. Lila jura por su hijo que es
inocente, pero su patrón amenaza con llamar a los fascistas.
Lila va casa de Nadia
donde es bien recibida, pero se siente humillada ante el dinero de la familia e
irritada debido al idealismo abstracto de los jóvenes comunistas. Tiene una
crisis y se desmaya. Dario, un médico del grupo le diagnostica malnutrición y
un posible soplo cardiaco. Le aconseja verse con un cardiólogo y descansar.
Imposible, Lila
sigue en problemas. Aparecen los fascistas capitaneados por Gino. El ex de Lenú
se atreve a decirle a Lila que Stefano le ha dado permiso para volarle los
dientes a su mujercita. No se necesita más para hacer que La Cerullo se emplume
como un gallo de pelea, pero no se la puede contra tantos. La salva Pasquale.
Al día siguiente,
la indignada Lila sube a reclamarle al patrón y …se encuentra con Michele
Solara. Lila se da cuenta que Bruno está en manos de los Solara (y de la
Camorra), que Michele (que la desea), Stefano
y todo el Rione ahora saben dónde ella está, no hay escapatoria. La aterrorizada obrera
regresa a casa esperando un ataque, esto le provoca un colapso, vuelven sus
problemas mentales. Así es como la encuentra Lenú.
Lenú le dice a Enzo
y Pasquale que Lila no debe volver al trabajo y que necesita de un médico. Pasquale
se ríe de ella, la llama “una burguesa
intelectual”, dice que Lila solo tiene una fiebre pasajera y que eso no debe
impedirle seguir en su militancia obrera. Antes de irse, Lenú le dice a Enzo
que no deje que Pasquale se acerque a Lila.
A pesar de que su
madre la persigue (hasta cuando está sentada en el baño) diciéndole que se
aleje de Lila, que es una perdida
escandalosa, Lenú está empeñada en ayudar a su amiga. Se pone a llamar
refuerzos. Pietro le consigue el nombre de un funcionario de la IBM que puede
darle un buen empleo a Enzo y así evitar que Lila siga trabajando. También le
da el nombre de un abogado que consiga que Bruno le pague a su empleada lo que
le debe por ley.
Pero es la suegra
quien sorprende a Lenú, recordándole que como escritora puede ayudar a su
amiga. Adele la pone en contacto con un editor de una revista que publica un artículo
de la ahora celebre “Elena Greco” quien expone las terribles condiciones
laborales de la fábrica de Bruno.
Lenú también
quiere atender la salud de su amiga. Aunque Lila vuelve a ponerse terca, la
escritora la lleva a una serie de excelentes médicos que insisten en ignorar a
la paciente como si esta fuese una niña, o una viejita, dedicando toda su
atención a la famosa escritora, a la novia de Pietro, a la mujer que pronto será
parte de la renombrada Familia Airota.
Los médicos no
encuentran problemas cardiacos en Lila, pero si un estrés nervioso. Lila le
dice al médico que solo las damas sufren “problemas nerviosos” y ella no es
dama. Lo único bueno que saca es conseguir la píldora anticonceptiva. Aunque el
medico no le da la receta, la contacta
con alguien que si puede dársela.
Resulta que la Píldora
en ese entonces (por la ropa creo que es 1972-73) solo se prescribía en Italia
para mujeres casadas o para regular la menstruación. Las chicas se encuentran
con una representante de una farmacéutica en un café y ella les consigue
recetas a ambas. Aunque ante Lila, Leni sigue fingiendo ser virgen, le explica
que no desea tener hijos muy pronto después de casada.
Comienza un
periodo de amistad cómplice para Lenú y Lila que las regresa a su niñez. A
medida que recorren Nápoles comienzan las confidencias. Lila le cuenta a Lenú
que nunca le ha gustado el sexo (he ahí la explicación al “no es buena en la
cama” de Nino), que se ha acercado al
amor físico solo por curiosidad. Por eso no le es difícil vivir en castidad con
Enzo. Aunque Lenú solo la escucha, las confesiones de su amiga la empujan al
autoanálisis. A ella le gusta el sexo, pero teme la opinión de los hombres y
deja que sus parejas controlen su intimidad.
Entonces Lila
deja caer la bomba. Quiere retornar al Rione. Ya no vale la pena esconderse. Por
su madre, Lenú sabe que la familia de Lila no quiere verla. Decide hacer una
incursión para tantear terreno. Primero va a la zapatería ahora en manos de
Alfonso, el cuñado de Lila. Alfonso parece vivir para satisfacer los deseos de Michele
Solara. Incluso va a casarse con Marisa (la hermana de Nino) porque así lo
desea Michele. Alfonso le confiesa a Lenú que no le gustan las mujeres. Solo su
cuñada Lila conocía su secreto.
Lenú entonces
visita a Gigliola, amante-prometida de Michele. A pesar de vivir como una reina,
Gigliola es muy infeliz. Michele la maltrata, la humilla y le es infiel.
Tranquiliza a Lenú. Michele jamás le hará daño a Lila. El mismo le confesó
llorando que es la única mujer a quien él ama y respeta. Por ella siente más
que deseo, la admira.
Después de
recibir su finiquito completo de la fábrica. Lila y Enzo buscan un departamento
en el Rione. Gennarino y Lenú lo acompañan. A la desubicada Lila se le ocurre
ir a saludar a su padre. Como antes, Lila en medio de la calle grita su
intención de presentar a su hijo con Il nonno. A pesar de que está
descansando en la puerta de su taller, el padre finge no oiría y la ignora.
Lila, sin darse
por vencida, se le acerca y le muestra a
Gennarino al abuelo. El zapatero acaricia al niño, pero le dice “cuando veas a
tu madre dile que es una gran puta”. Lila se aleja escamada. Su próxima parada
es en la puerta del Almacen Caracci. Stefano sale y, con grandes aspavientos, saluda a Lenú, ignorando al resto del grupo
Finalmente le
hace cariños a Gennarino. En eso aparece La Loca Melina (ahora suegra de
Stefano). Viene acompañada de su nieta
Maria. Stefano saluda con mucho cariño a su hija, se despide siempre ignorando
a su esposa y al amante, y entra en la tienda
Melina también
casi estrangula a Lenú al abrazarla, pero es la primera en dirigirse
directamente a Lila a la que dice que parece “un cadáver” y que con razón Stefano
la dejó. “Anda a comer un bistec. A los hombres
no les gustan las flacas”. Conteniendo la risa, Lila le susurra a Enzo “así
acabaré yo”. Pero Melina hace algo
extraordinario. Les dice a los niños que son hermanos. Felices, las criaturas
se abrazan. Melina, antes de despedirse comenta en lo que se parecen María y
Gennarino a “su padre”. Lila comienza a reírse. Un rato más tarde le explica su
familia que Melina le ha confirmado algo que no quería aceptar, Gennarino es
idéntico a Stefano, no es hijo de Nino.
Lenú, Camino
al Altar
Tras dejar
instalada a Lila en su piso en el Rione, Lenú presta atención a los
preparativos de su boda. Antes de volver al Norte, visita a la Profesora
Galiani. Quiere invitarla a su boda y darle su libro autografiado. La Galiani,
por teléfono la cita en compañía “de tu amiga”. A Lenú la incómoda esta
petición, más aún cuando Lila decide aceptar la invitación.
La molestia
aumenta cundo no encuentran a su anfitriona, y quien le abre la puerta es Nadia
en ropa interior. “¡Esta en calzones! ”susurra Lila entre divertida y escandalizada.
La razón para el deshabillé de Nadia está sentada en la mesa. Pasquale, a medio vestir, toma desayuno en el comedor. Apenas ve a Lenú
comienza a atacarla frontalmente. La acusa de haberle impedido a Lila que
continue con su lucha por los derechos de las trabajadoras, también de que con
su artículo solo ha beneficiado a Lila no a la clase obrera. Nadia se une al
ataque. Lila admite que tienen razón.
Lenú está casi al
borde de las lágrimas. Cuando llega la profesora. también se incomoda al ver a
su hija y al amante semi desnudos. Nadia regaña a la madre. Le dice que le avise
cuando vaya a tener invitados. Molesta, la Profesora se descarga en contra de Lenú.
Mira con desprecio el libro, implica que Lenú se casa por dinero, etc.. En cambio,
alaba el discurso de Lila que Nadia ha convertido en panfleto. La anima a
escribir.
Lenú se ve
apenada. Su amiga , con sonrisa irónica, echa leña al fuego contándole que Lenú
no la ha invitado a su boda porque la avergüenzan las gentes del Rione. Por fin
se marchan. Lila intenta consolar a su amiga, pero Lenú siente que le divierte
echarle sal en la herida. Lila se ríe, le dice a Lenú que no les haga caso, son
unos socialistas de pacotilla y la Profesora una envidiosa. Le da rabia que una
chica humilde como Lenú vaya a casarse con un catedrático. En cambio, Nadia, tan
fina, se revuelca con un albañil. Lenú no la escucha, se promete alejarse de Lila.
En Florencia, Lenú
y Pietro se casan en una sencilla ceremonia civil a la que solo asisten los
padres de los contrayentes. Aunque no han planeado fiesta, una amiga de la
familia les ha preparado un coctel donde Adele, suegra de Lenú, la presenta a todo
un círculo de intelectuales, no como su nuera sino como una de ellos. Inmacolatta
está conmovida ante lo importante que es su hija.
Lenú, Madre de
Familia
Pietro no quiere
que Lenú use la Píldora y consecuentemente ella queda embarazada
inmediatamente. Para su sorpresa, le
encanta este nuevo estado. Se le ocurre llamar a Lila para comentar esta buena nueva.
Descubre que Lila ha iniciado vida
marital con Enzo y si está en La Píldora. Lila hace todo un discurso sobre los
horrores del embarazo y maternidad sin saber que su amiga ha puesto el
auricular a un lado.
Lenú no comparte
la opinión de su amiga/rival. Adora el embarazo, el parto, a su hija Adele a la que apoda “Dede”. Esa adoración cesa con la dentición de
Dede, un periodo en el que el más angelical de los bebés se convierte en una
perpetua sirena de bomberos. Exhausta, Lenú culpa su marido de no ayudarla con
la niña, de tener una vida cuando ella esta encerrada en casa con una cría
chillona, y de no querer ponerle una asistenta.
La excusa de
Pietro es patética. “No quiero esclavos en mi casa’. Siempre me hacen reír
estos izquierdistas con sus reparos en contra del servicio doméstico. Ya
parecen Peter Dinklage, que en su wokeness le quitan trabajo a quienes lo
necesitan. “Esclavo” es el trabajador cuyo patrón desea esclavizarlo. Ya basta
con ningunear el necesario y digno trabajo de criados.
En su desesperación,
Lenú sufre alucinaciones en las que cree
que su desdicha es obra de Lila y su aura oscura. Ve visiones de Gigliola que grita
que Lila es capaz de matar bebés. Tiene sueños en los que ve a su madre
preparando hechizos para protegerla de los de Lila. Por suerte, Pietro entra en
razón. Llega Clelia a ayudar a la joven madre y a Dede le salen los dientes.
Ahora Lenú no tiene excusa para no escribir, pero el bloqueo creativo no la
abandona.
En una reunión en
casa de su cuñada, Lenú se reencuentra con el ingeniero Mario a quien conociese
en la recepción de su boda. Decide tomarlo por amante, pero una vez en la cama,
se arrepiente. Vuelve a casa y tiene una
tórrida sesión amatoria con el marido. Esto, y una conversación telefónica con Lila, la ayudan a desbloquearse.
Lila le cuenta la
terrible violencia que azota al Rione. Los fascistas golpean a todos los de
izquierda. A Pasquale le rompen los dientes. A Enzo lo apalean en la puerta de
su casa. Lila piensa que esa violencia trasciende tiempo y política, que se
remonta al asesinato de su suegro, Achille Caracci. Lenú recuerda que en su
infancia. Lila pensaba que se trataba de
una asesina. Ahora está segura de que fue la madre de los Solara para quedarse
con el negocio del prestamista Caracci.
Armada con esta
anécdota de su infancia, Lenú escribe su próximo manuscrito. Es un desastre. Su
marido se niega a leerlo. Su suegra sobre té y galletitas, le lanza dardos. “Heroína
antipática”, “Redacción caótica”, “libro
pretencioso”, etc.
En su frustración,
la gran Elena Greco recurre a su peor juez. Lila la llama llorando. La regaña
por obligarla a decirle la verdad. No le han gustado ninguno de sus libros. No
son genuinos. No representan el sentir de Lenú. Y acaba con una excelente
reflexión. No basta haber vivido una experiencia. Se necesita de imaginación
para describirla, Ahí nos damos cuenta de que imaginación es lo que le sobra a Lila
y le falta a Lenú.
Esta Tercera
Temporada continúa siendo un bildungsroman, pero ahora es la maduración de
la protagonista en un marco de un Italia convulsa, en la que el comunismo y el fascismo
vuelven a disputarse el alma de la nación. Vemos a Lila recaer en sus problemas mentales
agravados por la miseria, el estigma social de ser mujer separada con un hijo y
un amante, y el miedo a los Solara.
Lo triste es que Lenú
no es muy diferente. Aunque posee armas que le faltan a Lila, su dependencia emocional de su rival, su insatisfacción
y su obsesión con Nino, la hacen también
tomar decisiones impulsivas que, a diferencia de Lila, la hacen caer parada, incólume.
Esto es evidente
en el más estremecedor episodio, el quinto, en que los sucesos profetizan la
desgracia que va a caer muy pronto. Estamos a mediados de los 70. Lila y Enzo
están surgiendo en el mundo de la IBM, pero ahora en el Rione, Lila
constantemente se topa con Michele que desea que trabaje para él. A pesar de
las negativas de Lila, Michele insiste y encuentra un punto débil; em Gennarino.
El gordito se deja sobornar por los pasteles Solara y un día desaparece. Ver a
Lila buscándolo histérica por el Rione, rompe el corazón, sobre todo porque los
lectores abemos que es un anticipo de lo que vendrá.
La Visita del
Terrorista
Toda Italia está en guerra, y Nápoles no es la excepción. Unos encapuchados matan a Gino y ponen una bomba en uno de los mercados de los Solara. Se cree que fue Pasquale el autor de ambos crímenes. Carmela llama nerviosa a Lenú. A su hermano lo está buscando la policía. Antes de desaparecer, Pasquale ha solicitado la dirección de la amiga de la infancia. En una de esas irá a refugiarse con ella.
Efectivamente,
Pasquale y su “compañera ”Nadia se dejan caer intempestivamente en el piso de
los Ariota. Lenú no sabe cómo reaccionar y cae en lo pasivo-agresivo que es lo más
detestable de su personalidad. Obliga a su marido a recibirlos, pero actúa de
manera ambigua con sus invitados como temerosa de ellos y defensiva en lo que
respecta a Pietro que no entiende nada, pero percibe mala vibra en el aire.
Los invitados
notan esa tensión y se aprovechan de ella. Parece esos filmes de suspenso donde
unos delincuentes secuestran a una familia pudiente en su propia casa. Pasquale
pone las patas en la mesa, se sirve toda la fuente de pasta, se mueve como Pedro
por su casa. El y Nadia beben, fuman marihuana y acaban en la ducha de los Ariota,
pero lo peor es la agresividad verbal de ambos, extraña en una pareja que viene buscando
amparo.
Pasquale acusa a Pietro de ser un burgués que
renta una casa de dos pisos, se burla de su izquierdismo intelectual, le dice
que los únicos que valen son la gente como él, un albañil de manos callosas.
Nadia llega más lejos. Cuando Lenú, por congraciarse, le dice que siempre la ha
admirado. Nadia responde que siempre la ha odiado. Porque su madre quería a Lenú
más que a su hija y porque por ella perdió a Nino por su culpa. Nadia sabe que
fue Lila quien se lo arrebató, pero culpa a Lenú . Le dice “tu y Lila son la
misma mierda. La diferencia es que tú quieres hacerte la simpática”.
Lenú no acusa
recibo. De pronto la embarga una nostalgia por el Rione, por el Pasquale que
una vez vio como pretendiente. No piensa que albergue en su casa a un asesino,
a alguien a quien busca la policía, no nota como asusta la presencia de los
extraños a Dede, como afrentan a Pietro. Cuando por fin se marchan, Pasquale
suelta un inexplicable frase. Creyó que venía buscar a una amiga de la infancia
, pero no la encontró. ¿Qué quería de Lenú que ella no le ofreció?
Sin embargo, Lenú
se siente culpable y se descarga con Pietro. Cuando este exige que Páscquale no
regrese y añade que lo que dijo el albañil sobre el poco valor de la cultura
suena a fascismo, su mujer le susurra con voz llorosa que es él quien no sabe
nada y quien debe cerrar la boca. Pietro le da una cachetada, para Lenú es una más
de las muchas bofetadas que ha recibido en la vida, pero comenta que para su
marido es un acto desconocido que lo avergüenza y horroriza. ¿Por qué siento
que hasta en eso, Lenú, heredera de la violencia del Rione, desprecia a Pietro?
Lenú Feminista
Mencioné que este
fue un capítulo sobrecogedor y es porque vemos la fragilidad de los hijos de
estas amigas, tan brillantes en los estudios y tan torpes como madres.
Comenzamos con Lenú buscando respuestas en la hermandad feminista. El inicio es
una marcha de las feministas florentinas, entre ellas circula una niña
pequeñita llamando a su madre. Corte a las marchantes, sus rostros expresan
ira, otros felicidad. Esto es lo de ellas. La oradora lanza eslóganes en contra
del machismo, seguimos viendo a la niña perdida buscando a su madre.
Lo extraordinario
es que ninguna de esas mujeres hace lo que cualquier persona normal haría. Detenerse,
tranquilizar a la criatura, buscar a la madre. No, porque estas son hembras que
rechazan los estereotipos aun el más simple, el de solidaridad con una criatura
perdida.
Finalmente, la
nena encuentra su madre. se trata de Lenú, la niña es Dede, y la escritora no parece ni muy preocupada por
la ausencia de la niña la regaña por haberse alejado como si una cría de cinco
años tuviese mucho sentido de responsabilidad. Siguen marchando. Lenú carga a
Elsa, su hija menor. En su cara no vemos ni entusiasmo, ni ira, solo esa
expresión de mártir frustrada que rara vez desaparece de su rostro.
Una vez en casa,
Dede delata a la madre. Pietro se indigna. Una protesta no es un lugar para
niños. Lenú culpa a su cuñada que iba a fungir como baby-sitter y nunca llegó.
Discuten y Lenú lanza eslóganes recién aprendidos, como un periquito, sin pensar si vienen a cuento.
Es en ese estado
de beligerancia conyugal que Lenú recibe la llamada de Carmela, la visita de
Pasquale, y una extraña llamada de Lila en la que le encarga a su Amiga
Estupenda que se lleve a Gennarino en sus vacaciones veraniegas. Como siempre, Lenú
es incapaz de negarse .
Curiosamente a
Pietro no le parece mala idea. Recibe bien al niño y a Enzo que ha venido a dejarlo.
Su relación con la pareja de Lila es diferente a su encuentro con Pasquale. Lo
trata como a un igual, se enfrascan en conversaciones sobre el trabajo de Enzo.
Tanto Lila como Enzo han progresado en la IBM. Como siempre Lila, destaca por
su poder intelectual y está creando programas de computadora.
La conciencia
social de Petro se sobrepone a la admiración que le produce el progreso
cibernético. Alerta a Enzo sobre la posibilidad de que la computadora reemplace
al obrero y genere desempleo. Enzo le da una repuesta acertada y simple de su
mujer. No hay necesidad de cumplir con trabajos degradantes si puede hacerlo
una máquina.
No se me había
ocurrido, pero es cierto. La idea no es quitar empleos sino generar otros. Mientras
las maquinas trabajan se puede educar y entrenar a los ex operarios para
monitorearlas, programarlas y repararlas. De ese modo se crean empleos mejor pagados
y más dignos y se tiene un segmento de la población más instruido.
Lenú está
sorprendida todavía con la insistencia de Lila de alejar a su hijo de Nápoles.
Antes de la partida de Enzo, Lenú lo interroga. Así se entera del acoso de Michele
Solara y de la desaparición del niño, pero Enzo está tranquilo. Tiene un plan,
convencer a Michele de contratarlos a él y a Lila. Teniéndola cerca Michele se
tranquilizará . “ ¿Y si trata de quitártela?”, pregunta Lenú. “Lo mato”
responde Enzo, quien amortigua su bragadiccio napolitano diciendo que Michele
no necesita sexualmente de Lila (confirma lo dicho por Gigliola). Solara tiene
esposa y amante, Marisa, hermana de Nino, esposa de Alfonso Carracci, a quien
ha embarazado nuevamente.
Este inquietante episodio
acaba con otra criatura perdida. En la playa, comentando en el teléfono con
Lila, la muerte de Rocco, Lenú pierde a los niños bajo su cargo. Después de una angustiante búsqueda los
encuentra en un descampado, donde es testigo de algo más perturbador. Genarinno le enseña su pene a Dede. Lenú
actúa tal como lo haría su madre. Regaña y culpaa su hija. No intenta hablar
con el chico. Como siempre es pasiva cuando debería actuar. En casa Dede la acusa “Tu sei cattiva ,
mamma”. Recordamos la profecía de Nadia. Algún día sus hijas odiaáan a Lenú.
Voy a detenerme
aquí y solo comentaré un poco del final para no dar más spoilers. En el penúltimo
episodio, Lenú cumple su sueño de retornar al Rione, pero descubre que Los
Solara lo dominan todo incluso a su familia. Entretanto Pietro observa todo el
espectáculo napolitano con mirada objetiva y estas son sus observaciones. Lila
es un ser destructivo, su belleza e inteligencia son destructivas, y Lila
detesta a Lenú. Esto es algo que Lenú sabe, pero no quiere darle la razón a su
marido. Ese matrimonio está en las últimas.
La gota que
desborda el vaso es el reencuentro de Lenú con el amor de su vida. Nino está
casado tiene un hijo, pero sigue siendo el objeto de deseo de la insatisfecha Dotorezza
Greco. Nino parece perfecto, lava platos, le cae bien a las hijas de la
escritora y es magnífico entre las sábanas. ¿Significará este adulterio que Lenú
podrá por fin estar satisfecha? ¿O es
solo otro triunfo sobre Lila en esa enfermiza competencia que tienen ambas
“amigas”?
Contenido
Violento y Gory:
Asesinatos políticos, palizas entre partidos rivales. Bruno ataca sexualmente a
Lila. Pietro le da una cachetada su mujer.
Contenido
Sexual: Muchas escenas de
cama, desnudo de Pietro.
Contenido
Feminista: Toda la obra
es feminista, desde la lucha de Lila por los derechos de las obreras hasta las
observaciones de Lenú, Gigliola y otros sobre la posición de una mujer tanto en
la sociedad como en su vida en pareja.
Factor
Diversidad: Aparte de la
revelación de Alfonso de ser gay, no vemos un país muy diverso. Las divisiones
y diferencias son provocadas por clases e ideologías.
Amiga, hay tanto que decir, ni se por donde comenzar. Como dices la pasividad de Lenú es una de las cosas que mas molestan de ella, pero en cierta forma Pietro es igual. Ambos se dejan insultar por amigos y extraños y luego se pegan unos con otros. Es como si los "amigos" de infancia de Lenú fueran su familia y solo ella puede molestarse o hablar mal de ellos. Si Pietro lo hace (con razón) ella salta a defenderlos. (Además que las observaciones de Pietro sobre Lila y el resto son muy acertadas.) Digo "amigos" porque nadie nunca le hacía caso a Lenú de chica, solo Lila. Ella era quien a todos interesaba y Lenú simplemente estaba ahi, como dama de compañia. Como ella nunca daba su opinion a todos caía bien (pero como vemos esa pasividad tambien provoca agresión, como la de Nadia, a quien detesto). Siempre me frustró que Pietro no sacara a Pasquale y Nadia de su casa de las greñas (mas adelante Nino tambien lo humilla frente a su esposa e hijas and "he takes it"). Me gusta que nos muestren los distintos ángulos del socialismo: los que realmente son víctimas del sistema (los trabajadores) y los "intelectuales" idealistas que son pura boca y que la clase trabajadora resiente. Lo que me molesta es que no hay un punto medio: o fascista o comunista. Tambien me molesta que todo intelectual deba ser de izquierda (eso tambien se ve mucho hoy en día) por ejemplo cuando Lenú le reclama a Pietro que haya acusado al estudiante armado a la policía y minimiza la situación (el gaslighting no le pasa solo a las mujeres) mas encima después Nino también le reclama que acusara a Nina y Pasquale, "sus camaradas", a la policía siendo que todos saben que efectivamente son prófugos y criminales. Encima de todo Pietro tiene que pedir disculpas? SPOILERS: En este libro yo todavía estaba infatuada con Nino porque pensaba que era el 'verdadero' amor de Lenú, incluso cuando se porta como el hombre perfecto y ayuda con los platos, las niñas, el nuevo libro de Lenú, yo estaba fascinada. No me había dado cuenta aun que todas estas acciones tenían su propósito: conquistar a Lenú, y no porque él la amara, sino porque está adicto al enamoramiento, a la conquista. Pietro me parece un personaje bien logrado y complejo porque no es el típico villano ni tiene mal corazón (es más, me da pena cuando Lenú lo traiciona). En cierta medida, es producto de sus tiempos cuando los hombres tenían muy claro lo que percibían como el rol de la mujer y no querían competencia intelectual. Cuántas veces Lenú le pidió que leyera sus manuscritos!
ResponderEliminarLila por otro lado en esta temporada es cuando mas revela su toxicidad. Al menos en el segundo libro muestra generosidad al ayudar a Lenú a pagar sus libros y darle un lugar donde estudiar. Tambien es buena con Alfonso y se muestra digna con Ada, a quien siempre ha querido por ser prima suya. Ademas da pena ver como Stefano le pega y como su familia la usa, pero en este libro está mas amargada que nunca y salta a la vista la envidia y odio que le tiene a Lenú. Acuérdate esa escena en casa de Elisa/Marcelo donde todos sabían de la comida con los Solara menos Lenú. Lila es ahora aliada de sus propios enemigos y se regocija viendo el desconcierto de Lenú. La unica que muestra su descontento es Gigliola y todos actuán como si estuviera loca. La estaca final es cuando le dice a Lenú que todos sus libros son malos.
A mi tambien me enfureció que Lenú no regañara al hijo de Lila por mostrarle el pene a la niño (o que no se lo dijera a Pietro o a Lila). Y se dice feminista!
Ese matrimonio nunca iba a funcionar. Lenú nunca quiso a Pietro, por eso nunca hizo un esfuerzo ni por cambiarlo a el ni por cambiar las cosas, porque un hombre tan pasivo es fácil de manipular. Ya te dije, mi pobre padre era así y mi mamá lo llevaba de la nariz. Pero Lenú es una inmadura total. ¿Qué es eso de salir con “no eres mi padre ni mi patrón” cuando él está hablando de la seguridad física de sus hijas? ¿Por qué creerse lo que le dijo Gigliola sobre los hombres que quieren sirvientas fieles como esposas cuando Pietro es totalmente opuesto a Michele Solara?
EliminarN sé que estuvo peor, si meter a un asesino en su casa y no consultarlo con su marido o quedarse callada sobre el exhibicionismo de Gennarino. Ella es muy agresiva cuando no debe y ultra pasiva cuando debe actuar.
Np me cae bien Nadia, pero lo que dijo fue que ella consideraba a Lenú cómplice de la traición de Nino. Porque viste que no le guarda rencor a Lila, pero si a Lenú.
La pasividad de Pietro denota que es uy inseguro y parte de su inseguridad es que no abraza totalmente al mundo izquierdista. Sale también con absurdos como que el trabajo doméstico “es una esclavitud”, pero cuando grita “no quiero más napolitanos aquí” está mostrando el clasismo regional italiano que incluso permea los socialistas del Norte con relación a los sureños.
Italia no es un país de términos medios pero esa polarización ideológica la vivió todo el mundo en los 70 y ha renacido hoy. Una vez, en ese blog inmencionable que tuve, yo pregunté por qué no había grandes voces literarias que no fuesen de izquierda. Primero, está el mito de que todo artista debe ser un rebelde y un revolucionario, pero la mayoría de los grandes escritores del Siglo XIX no lo fueron. Incluso en el XX, grandes escritores como Scott Fitzgerald y Faulkner no eran furibundos marxistas. En Inglaterra hubo una plétora de excelentes escritores católicos, y hasta George Orwell se rehabilitó de su anarquismo.
Lo del duelo Nino-Pietro_Lenu fue un circo porque todos hablaban de algo diferente. Pietro decía que, al ser interrogado por la policía, por primera vez supo que había tenido en su casa a un prófugo de la justicia; Lenú decía que nada hubiese pasado si no hubiese delatado al estudiante con el revolver a las autoridades ( WTF?); Nino no entendió nada y creyó que Pietro había delatado a la policía Pasquale. Lo chistoso es que Nino no se acordaba de quien era Pasquale y lo defendía. Pietro dijo my claro “no lo delaté” y que lo hizo para proteger a Lenú, y esta calladita gozando con la humillación del marido.
En suma, Lenú culpa a Pietro por no haberla hecho olvidar a Nino, pero nunca culpa a Nino ni a Lila. Ella los tiene en un pedestal, aunque detesta a su “amiga” y aunque sabe que Nino abandona a todas sus mujeres. A diferencia del libro, la serie a cada rato nos recuerda que Nino es un maldito. A pesar de lo sexy y románticas que son sus escenas de sexo con Lenú, ella nota y recuerda como se ha portado por otras.
Si habla de Lila (¿qué es eso de recordarle que dijo que Lila era mala en la cama? ) ni él se acuerda ni quiere hablar de ella. Si menciona a Silvia, el se queda callado, no menciona que es la madre de su hijo, no se acuerda de Nadia la que no ha visto en años. Nunca se responsabiliza por sus amores pasados. NI siquiera sabe Lenú que rol juega Eleonora en la vida de su marido. Lo único que se le ocurre a Lenú es convencerse de que las veleidades de Nino nacen de haber “perdido a su gran amor”. El abandonó a Lila embarazada. No perdió nada. El problema es que ni Lenú ni Lila; saben lo que es el verdadero amor y nunca lo conocerán.
"Ella es muy agresiva cuando no debe y ultra pasiva cuando debe actuar."
EliminarDe acuerdo. Me parece que con el único que es agresiva es con Pietro porque no me acuerdo que le haya gritado a nadie más (o si?) Con la mamá se queda callada y ni se diga con Lila. Nunca le responde como merece. En realidad eso hace el personaje de Lenú muy real porque es verdad que con las parejas--que es con quienes compartimos la máxima intimidad--es con quien más confianza tenemos para gritarles.
Te acuerdas cuando Pietro la abofetea y ella piensa algo asi como que su vida no es muy diferente que la de las mujeres en el Rione? Es como si a ella le diera gusto descubrir eso, como que eso le amortiguara la culpa de haberse salido y ser mas exitosa que ellos, porque como dices Pietro no es igual que Michele.
A proposito de Pietro, tambien me molestaron sus comentarios sobre el servicio domestico. Ahi estuve de acuerdo con Lenú cuando le dice "entonces quieres que la esclava sea yo?" Me acuerdo que en el libro la mamá va varias veces a ayudarla (o será que eso pasa después?) en esta temporada nunca lo vimos.
Hablando de artistas/escritores de izquierda, eso tambien ha cambiado porque mira a Hemingway, por ejemplo, cazador y amante de las armas.
El conflicto Nino-Pietro-Lenú me puso tan incómoda. Nino fue tan irrespetuoso con Pietro. En general Lenú siempre me pareció menos razonable que Pietro, a pesar de los defectos de él (que si los tenía), pero ella siempre se ponía del lado de los demás (ya sean amigos distantes o malas amigas, como Lila) antes que del lado de él. Lamentablemente esto es muy común en los matrimonios :(
Aclaro lo que quise decir de Hemingway: a pesar de su amor a las armas, la cacería y los toros, tenia inclinaciones y grandes amigos de izquierda, pero ahora sería muy mal visto en esos círculos.
EliminarLenú sabe hablar fuerte y no solo con Pietro. Ella puso en su lugar al padre de Nino, le dio un regañó (injusto) a Dede cuando la encontró con Genarito. Cuando estuvo cuidando a Lila fue firme con ella, con Enzo cuando le dijo que alejara a Lila de Pasquale y en el teléfono con Bruno Soccavo fue firme y agresiva. También con Nino cuando le dio un ultimátum. Es que con Pietro es injusta, es manipuladora, es ofensiva y es porque lo desprecia y le tiene resentimiento.
EliminarPietro hace cosas malas (cachetada, obligar a Lenú a decirle la verdad a las niñas) en momentos de desesperación, pero a Lenú la cachetada no le importa. Dice que ella ha recibido muchas en su vida, pero con Pietro es diferente, no solo ha sido agresivo cuando es un ejemplo de pasividad, además en su mundo los hombres no golpean a las mujeres.
En la serie, Lenú menciona que su madre estuvo con ella cuando nació Elsa, la ultima bebe.
Hemingway es un caso más complicado. No solo su amor por la tauromaquia, también su homofobia y que era marido golpeador.
Lo ultimo que queria comentar es que me encanta la ropa de Lenú en los 70s! Exceptuando su traje de baño rojo (no me parece que le favorece a su cuerpo, ni la camiseta que usa cuando le cuenta a Pietro lo de Nino) pero exceptuando eso me encantan sus vestidos, sus faldas, sus botas y su pelo! Tambien los vestidos de Gigliola son divinos!
ResponderEliminarDe todas las decadas vividas, fue la de la moda más linda. 1975-1980. Siempre lo asocié con el fin de la minifalda y un mirar hacia los 40 y 50. En 1981 renació la mini, y las modas, aun de faldas largas se fueron volviendo tan estramboticas que solo le quedaba bien a la Princesa Diana.
EliminarLa moda ochentera realmente fue fatal y lo más chistoso es que en esa epoca todas nos burlabamos de los pantalones de los setenta y los pelos lacios con los partidos en la mitad! En los ochenta todas nos veiamos gordas con esos blusones y las hombreras (hasta las flacas!) Y ni se diga esos pelos parados llenos de laca y los labios rosado pepto-bismol con el delineador azul!
EliminarEl otro vestido que me gustó fue el de Elisa (muy linda la actriz) la esposa de Nino tambien era muy linda. En general todas las mujeres lucen bien mientras que los hombres... Aunque no me gustó el pelo de Lila cuando se lo corta (se nota que es peluca porque hasta se ven canas!) La segunda temporada fue cuando Lila más se lució tanto moda como belleza, además su trama era más interesante. En esta temporada (y en adelante) su historia se vuelve periférica.
Para mi la moda mas horrible fue desde el 68 hasta el 74, y no pude creer en los 90 que la reflotaran. El shaggy dog de Lila tampoco me gustó, hacia mas dura su cara. Yo diría que la historia de lIla se vuelve más trágica, parte de eso es no saber/poder alejarse del rione.
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