Cada vez que leo algún
artículo sobre el decaimiento del producto Netflix y sobre sus posibles motivos
encuentro la repuesta en una comparación con series como Slow Horses, Blood of My Blood o esta estupenda serie británica. Usando
un caso de un espectacular robo que sacudió a Inglaterra en los 80, The Gold
nos muestra no solo el despliegue policial por encontrar a los ladrones sino
también como el elemento criminal va descubriendo los peligros de robarse tres
toneladas de lingotes de oro.
Con mínimos
cambios (y advertidos) la serie narra los sucesos ocurridos en 1983, cuando una
pandilla de ladrones intentó robar un botín de pesetas españolas en un hangar,
cercano a Heathrow. Surgió un problema
con la combinación de la caja fuerte, pero los ladrones descubrieron que había una
fortuna escondida que no presentaba dificultades para ser sustraída. Se trataba
de una valiosísima carga de oro puro que iba camino a Hong Kong y dio la casualidad
de que lo habían dejado ahí y sin resguardo por una noche.
Tras el robo
masivo, mientras el reino veía consternado lo fácil que era hurtar tamaña fortuna,
los ladrones enfrentaban el problema de como vender su tesoro. Para eso debieron
salir de la órbita del hampa y recurrir a gente de la alta sociedad. Esto
llevaría a un traslado del oro a bancos extranjeros y a traslado de los
criminales. A algunos de los cuales la policía echó el guante enseguida y
otros huyeron al continente. De eso se
trata esta historia.
En las primeras
escenas vemos como una banda de ladrones de poca monta planean robar una fuerte
cantidad encerrada en una gigantesca caja fuerte situada en una bodega de la
compañía aseguradora Brink. Los lidera Micky McAvoy (Adam Nagaitis de Chernóbil y The Terror) El problema surge cuando al aterrorizado
guardia―el único que conoce la combinación― le viene un bloqueo mental y no la recuerda.
A punto de literalmente quemarlo vivo, McAvoy hace otro descubrimiento: el
edificio alberga una riqueza mayor.
Boyce y su
Equipo
Efectuado el robo
y avisadas las autoridades, se presenta un dúo de detectives compuesto por Nikki
Jennings(Charlotte Spencer de Sanditon y
The Living and the Dead) y Tony Brightwell (Emun Elliott el Moray de The Paradise).
Sin embargo, el robo es demasiado importante para la policía local. Se llama a Brian
Boyce (Hugh Bonneville de Downton Abbey), un legendario individuo ,
veterano de la insurrección de Chipre, y que estuvo a cargo de investigaciones
durante el conflicto con Irlanda. Un poco por ambición, otro por deseo de
trabajar con Boyce, la detective Jennings arrastra a su timorato compañero a
convencer a Boyce de que los haga parte
de su equipo.
Sucede que la
pareja ha visto discrepancias en el relato de los hechos por parte de Anthony
Black (Josef Astlin el Pyp de GOT), quien custodiaba la puerta de
entrada de la bodega. Boyce permite, estando él presente, que los policías
interroguen a Black.
Es una escena
deliciosa. Entre Nikki y sorprendentemente Boyce, descubren, solo por su
conocimiento del hampa de donde viene Black, que es cuñado de uno de los
ladrones. Sin decir una palabra, solo con su expresión facial ,el guardia se ha
delatado. Pronto ya la policía arresta a McAvoy, y Boyce, tras exigir un
entrenamiento físico (casi pierden al ladrón por ser este mejor corredor) acepta
trabajar con la dupla Jennings-Robinson.
Los Peligros
de Robar Oro
Antes de su arresto,
McAvoy ha contactado a dos delincuentes (Interpretados por los guapérrimos
Tom Cullen y Jack Lowden) quienes, a pesar de sus honestas fachadas, tienen prontuario
más largo que la guía de teléfonos. John
Palmer (Cullen) es un comerciante de oro, Kenneth Noye (Jack Lowden) ha hecho fortuna
con un negocio de transporte, pero en realidad ambos trafican con propiedad
robada. Ahora Noye se dedicará a sacarle el sello a los lingotes robados para
luego derretirlos y que Palmer los venda en sus joyerías.
Hay un contraste entre el humilde piso del
ratero McAvoy, la casa de Palmer y la mansión de Noye, situada en un elegante
vecindario en las afueras de Londres. Hay un contraste entre las abnegadas cónyuges
cockneys de Mc Avoy y Palmer con la despampanante Mrs. Noyce que se pasea a
caballo por su propiedad como si fuese la Princesa Ana.
A medida que Noye
trabaja en los lingotes en un hangar especial que tiene en su propiedad, se da
cuenta de que es un trabajo que lo supera y necesita de la ayuda de alguien más
importante, de alguien que se mueva en el mundo del poder. Usando como puente a
Gordon Perry (Sean Harris, me costó
reconocer al Micheletto de Los Borgia) llega hasta Edwin Cooper (Dominic
Cooper), un abogado de la alta sociedad.
Un Villano de
la Clase Alta
Antes de
continuar el laberintico camino que recorren paralelamente los policías y los “villanos”
(así se llaman los bandidos entre ellos), debo describir esta historia como una
fábula social que retrata tanto el sistema de castas del Reino Unido como su
movilidad social .
A pesar de que
Cooper vive en una mansión más grande que la de Noye, le debe todo al suegro
que se lo recuerda cada rato. En su afán de independizarse, Cooper ya ha
incursionado en el delito y no teme involucrarse con criminales si la paga es
grande.
McAvoy es un
“villano” común y rupestre, Noye es un bandido de alta escuela, pero a pesar de
su casona, sigue faltándole el roce social.
Esto es evidente cuando él y Perry van a almorzar con Cooper en el club
del abogado. Gordon lleva puesta una gabardina. Es lo que entendió por la orden
de su anfitrión de “¡Ven de chaqueta!” y el traje de Noye está todo
arrugado, denotando su baja calidad.
Cooper los sorprende al revelar que él también es de baja estofa. Ha necesitado
casarse con tres mujeres ricas para poder llegar hasta donde está.
Noye con sus simbolos de estatus, sus perros y su mansión
El mundo de The
Gold es un ensayo de revelaciones del pasado de los personajes que determina
sus acciones futuras. Durante el interrogatorio de McAvoy, este reconoce a Niki.
“Eres la hija de Bill Jennings. ¿Qué diría tu padre de ver a su nena
convertida en polizonte?” Después, Boyce le explica (casi se disculpa) a la detective que una vez arrestó a Papa Jennings. La misma
Nikki le revelará a su partner que el ser hija de un poderoso gánster la empujó
a buscar amparo en lo legal y legítimo.
Extraordinariamente,
eso no la hace diferente de los “Villanos”. Ellos también quieren ser legítimos,
alejarse de la sombra de parientes malandrines y vivir con la seguridad de los
de “arriba”. Diferente es la meta de Cooper quien quiere cambiar “el sistema”,
pasarle por encima con un bulldozer. Solo que, como su esposa le escupe en la cara, el sistema está siempre dispuesto a aplastar a
quienes lo desafían.
Otro tema
importante de la serie es el cuerpo policial que a ratos presenta tantos
problemas como los “villanos”. La razón por la cual Boyce no quería incluir
miembros de la fuerza policiaca es que la mitad está recibiendo coimas de parte
del bajo mundo y la otra le debe más lealtad a la masonería que a la ley. El
tema de la influencia masónica sobre la policía inglesa de la segunda mitad del
Siglo XX ya ha sido tratado en series como El Inspector Gently y Dalgliesh.
Lo curioso es que
los bandidos en su escalamiento social también entran en esa sociedad tan
secreta. Vemos a Noye acompañar a su contacto en la policía a una asamblea
masónica. A eso se refiere Boyce cuando dice que Noye “está protegido”.
Aparte de una muy
interesante trama que muestra a la sociedad británica en el primer periodo del
thatcherismo, todavía imbuida de privilegios de clase y recuerdos de un imperio
perdido, la serie está llena de otras virtudes. A medida que villanos y
policías se persiguen por diferentes espacios del globo terráqueo, la cinematografía
se hace más espectacular.
La atmosfera de
época también está bien reconstruida, más allá de la obvia ausencia de la
tecnología a la que estamos acostumbrados. La música, tal como el vestuario femenino con pantalones que
se hacían bolsa en la cintura, minis resucitadas, blusas de seda con hombreras,
y vestidos de ensueño de Laura Ashley,
nos recuerdan una de las décadas más culturalmente abigarradas y creativas de
fines de siglo XX.
Con todas estas
alabanzas más que recomiendo esta serie que me temo sea un último ejemplo de la
grandeza que una vez caracterizó a la televisión británica. Una lástima que,
como todo lo bueno, no esté disponible en una plataforma con mayor
distribución. PBS ha comprado las dos temporadas para presentarlas en Estados
Unidos. En el resto del globo terráqueo, incluyendo los países
hispanoparlantes, se la puede encontrar en Paramount+
Contenido
Violento o Gory: Muy
poco. A lo más, el que McAvoy amenaza con quemar vivo al guardia que no
recuerda la combinación de la bóveda.
Contenido
Sexual y Desnudos: Cero.
Factor
Feminista: Después de ver
la burrada de The New Force, el personaje de Charlotte Spencer pasa a ser un monumento a la mujer policía. No
necesita ser la experta criminóloga, ni ser hija de representante de la ley. Al
contrario. Nikki Jennings viene del mundo del hampa, es hija de un gánster, y ha superado ese estigma y el machismo del
sistema policiaco para avanzar en su carrera e incluso impresionar al mismísimo
Boyce.
Factor Diversidad: A pesar de que se ven actores de color de vez en cuando, el elenco principal es totalmente blanco. Bueno Emun Elliott es mitad persa. Tenemos a Sienna, la corredora de propiedades india que luego se convierte en amante de Cooper . Y hay un episodio en el que la dupla Jennings-Brightwater viaja a Sierra Leona.










For some reason this one failed to move me or speak to me, although I do find the criminal case itself intriguing given that some of the gold and money from it is still floating and circulating in the UK system. Maybe it is the period that I did not like or the art production which was grayish and washed out, I do not know, possibly even the overly prolonged storyline which took too much time to get to the heart of the problem, but I simply did not get a wish to watch the secunda temporada. All the actors were fine in it. And I do love Charlotte Spencer, not sure why she is not the IT girl instead of other godawful British gurls like all the talentless Emmas and Daisies.
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EliminarOh Charlotte is gorgeous, she is like a redheaded Dame Diana Rigg (Young Diana). I think, Damian Lewis is right and they have a thing against carrot top actors. I loved the series, the procedural, the 80s so well recreated, no touch of modernism there. I loved the moral of the fable: too much gold can't be disposed off, but I resented the idea that criminals are made because of "the system". Spencer's character was a gangster's daughter and she didn't go against "the system" or let herself be pushed into a life of crime..
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