miércoles, 7 de junio de 2017

Lo que aprendí con “los Tudors” y lo que me desilusionó de “Wolf Hall”


Gracias a “Los Tudors” descubrí tres verdades históricas: Santo Tomas Moro fue capaz de quemar herejes; Thomas Cromwell fue un hombre adelantado a su época, y Ana Bolena fue una mujer instruida que aportó chic francés a la vulgar corte inglesa. Mi mayor desilusión con “Wolf Hall “es que ignora por completo las contribuciones de Ana, falsifica y recarga el lado oscuro de Moro y fracasa totalmente en su objetivo de convertir a Cromwell en un personaje simpático. ¿Quiere esto decir que “Los Tudor” es superior a “Wolf Hall”?

Cerré el párrafo anterior con una pregunta que espero abra la posibilidad de un debate serio. Desde que “Wolf Hall” debutara en el 2015 en “Masterpiece” que se ha vuelto pecado intentar compararla con “Los Tudors”. Acepto que la serie escrita por Michael Hirst es populachenta, y que está llena de sexo y violencia gratuitos, aparte de un sinfín de inexactitudes históricas. “Wolf Hall”, por otro lado, carece de la extravagancia de los productos Showtime, no presenta ni sexo ni desnudos, es discreta y humilde, pero no por eso se haya exenta de fallas.

En el 2015 me perdí “Wolf Hall” así es que me alegré de poder ver la reposición de la PBS esta primavera pasada. Aunque no soy ciega a los méritos del programa (que discutiré más abajo) su parcialidad e imprecisiones me distrajeron y molestaron.  No podemos culpar a la BBC de ello, sino al libro que tan cuidadosamente adaptaron. Me habían contado que en lo que respecta a historicidad, Dame Hilary Mantel era escrupulosa tanto en investigación como en veracidad. Es una lástima que sus prejuicios opaquen sus escrúpulos.

Fue un shock para mi descubrir que mi admirado Tomas Moro andaba cazando herejes, y que tomó parte fundamental en la quema de seis de ellos. Conocí este triste detalle histórico gracias a “Los Tudors”, pero ese programa también me llevó a conocer otros datos sobre la vida del autor de Utopía. Esos datos, fáciles de verificar, fueron la devoción de Moro por su reina española, su cálida vida familiar, el cariño reciproco que compartió con sus hijos y su lucha por mantener su integridad bajo un régimen hostil. Para cuando el personaje de Jeremy Northam es arrastrado al patíbulo, yo estaba totalmente de su lado porque entendí que, dentro de su contexto histórico, él fue un buen hombre.


Los historiadores temían que sacar a Thomas Cromwell del pozo de los villanos, como pretendía hacerlo Mantel, pudiera ocultar sus crímenes e insidia. Sin embargo,” Los Tudors” nos ofrecieron un inescrupuloso y despiadado Cromwell que igual caía simpático. Al Cromwell de Mantel le faltó esa atractiva energía que le aportó James Frain en su interpretación del personaje en “Los Tudors”.  El Cromwell de Frain rebozaba entusiasmo, diligencia y expectativas sobre los muchos proyectos que emprendía. En “Wolf Hall”, Sir Mark Rylance es un hombre distante y calmado que avanza como sonámbulo a través de su era perversa y de las cosas perversas que debe hacer. Solo lo vemos perder la compostura en dos ocasiones: ante el cadáver de la esposa, y en esa explosión de ira provocada por las palabras de Moro “No hago daño”.

En su reseña en New York Magazine, Emily Nusbbaum describió la actuación de Sir Mark como la interpretación de “un hombre sin ilusiones”. He ahí el primer error histórico. El Señor Secretario fue un hombre lleno de ilusiones.  Este hombre pragmático se daba el lujo de soñar con una vida más opulenta, y un papel en la transformación de Inglaterra. Su mayor sueño fue implantar una nueva religión, libre de supersticiones, en su tierra.






Casi al final de la tercera temporada de” Los Tudors” tenemos una escena que confirma mis palabras. Un criado se cuela en lo aposentos de Cromwell, para robarle una pera. Cuando descubre a su amo inmerso en oración, el criado se sorprende. ¿Por qué su señor no está rezando en la capilla? Aparte de regalarle la pera, el canciller le brinda una lección moral. Para rezar no se necesitan ni capillas ni clérigos. D-s es omnipresente, no necesitamos de mediadores para acercarnos a El. Es en ese momento en que la fe de Cromwell se manifiesta de manera tan potente y conmovedora, que le perdonamos todos sus crímenes pasados.

Sin embargo, en Wolf Hall (cuando en cursivas me refiero al libro), Mantel hace que un exasperado Cromwell le reclame a Moro su proximidad con el Todopoderoso: “Hablas de tu Creador con una familiaridad como si fuese tu vecino con el que vas de pesca el domingo por la tarde.” ¿Pero no es ese un principio básico de la nueva fe? ¿Una relación más estrecha y personal con la Divinidad?

El problema está en el ateísmo y anti catolicismo de la autora que la lleva a desestimar las convicciones religiosas y reformistas de su protagonista. Y no es única en considerar que la fe de Cromwell puede ser una falla. En un blog donde comparaban “Wolf Hall” con “Los Tudors”, los blogueros acusaron al personaje de Frain de ser un “fanático”. Qué tiempos vivimos en que cualquier persona de fe puede ser catalogada de “fanática”.


El Cromwell de Mantel no será un fanático, pero es un hombre vengativo cuyas acciones están motivadas por antipatías personales. Siente rencor en contra de varias personas y es su amargura lo que lo lleva a causarles daño. Por eso hace ejecutar a Ana, a los cinco supuestos amantes de la reina y a Thomas Moro (a quien Cromwell le tiene tirria desde su infancia). Pero la enemistad Moro-Cromwell (que carece de fundamentos históricos) la discutiré en un próximo blog. Entretanto, quiero ser objetiva y comentar los méritos de la serie para s luego pasar a Lo Malo y Lo Feo de “Wolf Hall”.

Muy discutido ha sido el anti catolicismo de la novela, pero pocos han notado en ella otro peligroso prejuicio. ¡En este cuento no hay mujeres buenas! En lo que se refiere a personajes femeninos, La autora es tan toxica con su propio sexo que hasta podrimos  tildarla de misógina. Su mayor toxicidad la reserva para la irredimible y despreciable Ana Bolena. Al lado de la Bolena de “Wolf Hall”, la de Philippa Gregory pasa a ser Santa Bernardita Soubirous.

LO BUENO
El esbelto Enrique Octavo

A pesar de haber escogido interpretar (y otros ya lo habían hecho antes que él) a un Enrique VIII esbelto, Damián Lewis crea un personaje muy cercano a como realmente debe haber sido el rey-tirano. Este Harry no es un psicópata como lo fuera Jonathan Rhys-Meyers, en “Los Tudors”, ni es un déspota sombrío y distante como el que encarnó Eric Bana en “La Otra Bolena”. El Enrique de Lewis es afable, inteligente y un poco vulnerable. En el segundo capítulo hace entrega a Cromwell de unas monedas para aliviar la carga económica del Cardenal Wolsey, pero le susurra que no puede hacer más, otros no lo dejan. Da la impresión de que Enrique todavía es un rey titubeante, al que le preocupa la opinión de sus allegados, pero que no está exento de bondad y largueza.

Entonces, a medianoche, el rey manda llamar a Cromwell. Ha tenido una pesadilla y necesita que lo tranquilicen. Es el inicio de una amistad casi bíblica. Asuero y Mardoqueo ¿O serán Asuero y Hamán? El caso es que Cromwell aprovecha las circunstancias y le exige a su rey que reine: “Este es el momento para que seas el rey que debes ser!” ¿En serio? Enrique llevaba reinando casi veinte años y hasta ahora no lo había hecho mal. Fue después de la entrada de Cromwell cuando se volvió una bestia, y no fue tampoco culpa del Señor Secretario. Bueno, tal vez un poquito.





Pero lo impresionante de la interpretación de Damian Lewis es su evolución. Del enamorado que confía en Cromwell “¡Ella (Ana) me hace temblar!”; del feliz futuro padre que le anuncia a su cortesano que la reina ha vuelto a escribirle a la cigüeña pasa a ser una egocéntrica y solapada Reina de Corazones que exige las cabezas de todos los que la fastidian. En “Wolf Hall” no hay un esfuerzo por “sanear” la imagen del soberano. El Enrique de Lewis es un dios monstruoso que devora a todos los que lo rodean: esposas, hija, cortesanos.

Cromwell El Conquistador
En “Los Tudors”, Cromwell le hace una confesión a su rival, el Duque de Suffolk. Sus enemigos se equivocan, el Señor Secretario tiene corazón, mucho corazón. Me encanta como en “Wolf Hall” el Cromwell de Sir Mark Rylance emplea su corazón (y otras partes de su cuerpo). Por el modo en que llora sobre su cadáver, Cromwell parece haber estado locamente enamorado de su difunta esposa Liz; lo vemos coquetear con Maria Bolena; recordar a una tal Anselma un amor del pasado y tener un affaire con su muy casada cuñada. ¡Hasta tiene fantasías con el escaso busto de Ana Bolena!


En el trasfondo de tanto romance, Cromwell ama silenciosamente a la virginal Jane Seymour. Si la misma que se casó con Enrique Octavo. Rompe el corazón ver a Cromwell encarar el hecho de que su rey le está quitando la mujer que ama. Da que pensar que, si se la hubiera pasado menos tiempo conspirando o alimentando rencores infantiles, tal vez hubiera podido ser feliz junto a Jane. Bueno, al menos en la ficción, porque no hay bases históricas para creer que esto pudo haber pasado en la realidad. Sin embargo, me parece una licencia creativa legitima.


Las escenas de Sir Mark con la novata Kate Philips (que da vida a Jane) son una delicia. Con ella, Cromwell es considerado, cariñoso, casi paternal. Como la mayoría de las mujeres de esta historia, Jane puede ser ella misma cuando está en compañía del Lord Canciller. Por eso mismo, Maria Bolena le abre su corazón a Cromwell, y hasta la misma Ana le toma la mano y le muestra sus piernas desnudas durante su periodo de confinamiento.

La mayor maestría de Dame Hilary está en su descripción de las relaciones de Cromwell con el sexo bello. En vez de destilar diplomacia obsequiosa como lo hacía James Frain, Rylance realmente aparenta ser un hombre al que le preocupan los problemas femeninos y en quien las mujeres pueden confiar. Como murmura la caustica Lady Rochford él es “bueno para escuchar”. una lástima que las mujeres a las que Cromwell escucha, no sean tan amables como su interlocutor.

LO MALO
¿Es qué no había mujeres simpáticas en la Inglaterra de Los Tudor?
Lo extraordinario de la generosidad de Cromwell con las mujeres es que no hay personajes femeninos agradables en este cuento. Las pocas simpáticas o son niñas (la difunta hijita de Cromwell) o mujeres de clase humilde: su esposa, la esposa del Rafe Sadler, la mujer de Crammer (estas dos últimas solo aparecen en los libros). Pero incluso la cuñada de Cromwell es descrita como una adultera que sueña con la muerte del marido y está dispuesta contraer un matrimonio prohibido (en esa época, casarse con un cuñado era visto como incesto). Y no todas las doncellas de clase baja reciben un buen tratamiento de parte del Señor Secretario.


Ni Cromwell ni Mantel sienten lástima por Elizabeth Barton, la “Santa Monja de Kent”, una ex criada famosa por sus visiones proféticas. El Señor Secretario la utiliza para sus propósitos y luego la ejecuta sin previo juicio, sin tener en cuenta de que se trata de una pobre loca. Por servir a la oligarquía, la monja es solamente una servil fregona. La ironía es que se puede decir lo mismo de Cromwell, y tal como la famosa visionaria, el también perderá su cabeza.

Pero aquí son las damas de alta sociedad las que reciben la peor prensa. O son tontas ambiciosas como la Beata Margarita Pole o alcohólicas parlanchinas como Lady Alice More. Maria Bolena es una zorra devorada por la envidia que le tiene a la hermana y su cuñada Juana Rochford (que delicia ver a Jessica Raine tan alejada de la angelical Jenny de “Call the Midwife”) es una amargada venenosa. En cuanto a Catalina de Aragón, la más trágica de esta tragedia, Mantel la describe como una altiva esnob que le presenta a Cromwell a su hija con estas palabras “Este es el Señor Cromwell, antes era un prestamista".

Hasta la dulce Jane Seymour a quien Cromwell ama desde la distancia es una mosquita muerta que finge ser más inocente de lo que es y que es capaz de dejar caricaturas de cadáveres decapitados en la cama de su abusadora patrona. Es esa patrona, Ana Bolena, quien precisamente recibe la peor y más injusta prensa en “Wolf Hall”.




La Odiosa Niña Bolena
Ninguna otra figura histórica (con la excepción de Santo Tomas Moro, por supuesto) es tan maltratada como la de Ana Bolena. Recordando el escándalo que provocara la Ana negativa de La Otra Bolena, sorprende que nadie se queje con esta interpretación deformada que Hilary Mantel nos ofrece de la segunda esposa de Enrique Octavo. Dame Hilary cree que la verdadera Ana fue una mujer egoísta que usó su sexualidad para mejorar su situación, y así la describe en su novela.




Los historiadores modernos no comparten esta visión tan mezquina. Ciertamente no era así la Bolena retratada por Natalie Dormer en “Los Tudors”.  La Ana de Dormer es seductora, manipuladora y ambiciosa, pero la musa de Sir Thomas Wyatt es mucho más que una mera vampiresa. En una entrevista Natalie le contó a la Profesora Susan Bordo que habiendo leído tanto sobre la segunda reina de Enrique, quería incorporar lo aprendido en sus lecturas al personaje que interpretaba.



 A pesar de que Michael Hirst estaba decidido a usar el estereotipo de” La Otra”, Natalie se las arregló para sacar a Ana del casillero de la Femme Fatale y ofrecernos una devota reformista, una intelectual que guía las lecturas del marido, una mecenas de poetas y músicos y una mujer generosa que cree que las riquezas confiscadas a la Iglesia deben ser para los pobres, no para el rey ni para Cromwell.

Hilary Mantel no cree en esa versión. Por lo tanto, se inventa una reina del artificio una pécora que finge un acento francés (insiste en decirle “Cremuel” a Cromwell), que es cruel con sus damas y fatal con sus enemigos. Pobre Claire Foy, aparte de usar ropa que le queda mal, anda perpetuamente mohína. Los contemporáneos de Ana Bolena, aun sus enemigos, elogiaban su inusual viveza e ingenio. ¿pero quién se va a enamorar de esta niña que vive con cara de resentida?

Como lo muestran en “Los Tudors”, Cromwell y su reina unieron fuerzas para reformar a Inglaterra y su iglesia. Pero Dame Hilary ignora ese hecho histórico, tal como ha optado por olvidar todo lo bueno que se haya dicho de la madre de Isabel I. Incluso nos quiere hacer creer que Cromwell odiaba a Ana y a todos Los Bolena.

Tanto los informes de Eustace Chapuys a su emperador y las Crónicas de Edward Hall nos cuentan de las quejas constantes de Ana hacia Catalina de Aragón y la Princesa Maria. Ana se vistió de amarillo y ofreció una fiesta para celebrar la muerte de la reina española. Voy a creerles a “Los Tudor” y “Wolf Hall” de que Ana odiada a la ex esposa de Enrique y temía que la “bastarda” Maria le robase el trono a su hija Isabel. Tal vez a Ana le incomodase la devoción de Tomas Moro por Catalina y su causa, pero no creo que haya jugado una parte importante en el martirio del santo, tal como nos cuenta Mantel.

En la vida real, Ana y Cromwell riñeron por un motivo que Dame Hilary elige olvidar: la codicia de Cromwell. Ana se escandalizó al descubrir que el oro confiscado en las abadías estaba rellenando los bolsillos de su rey y del Señor Secretario. La Reina exigió que se usase ese dinero para propósitos caritativos. Cuando Cromwell se negó, Ana hizo que un clérigo le endilgase a Cromwell un sermón publico comparándolo con el Hamán de la Biblia. Fue entonces que Cromwell tomó la decisión de acabar con Ana y la familia de ella. Hilary Mantel le da la espalda esas verdades históricas y hace que Ana y Cromwell riñan por un motivo tan peregrino como lo puede ser…Maria Tudor.




La triste historia de la cándida María y su madrastra desalmada
“Wolf Hall “nos presenta con una extraña e improbable amistad entre Thomas Cromwell y Lady Mary Tudor. Uno de los cargos (inventados posiblemente) en contra del Lord Canciller eran sus intenciones de casarse con la hija mayor de Enrique VIII. Curioso, porque Cromwell y Maria no eran ni amigos. Tras la ejecución de Ana Bolena, Cromwell mantuvo correspondencia con Lady Maria en la esperanza de convencerla de aceptar el odiado edicto que reconocía Enrique como cabeza de la Iglesia Anglicana. Como ocurriera con Catalina y Tomas Moro, Cromwell fracasó en sus intentos y tras la enésima negativa de la princesa, le escribió furioso llamándola “la más obstinada de las mujeres”.  No parece como muy conducente para una relación matrimonial.


En “Wolf Hall” Cromwell conoce a Maria en una visita a Catalina de Aragón. La encuentra agobiada por dolores menstruales y le acerca una silla para que se siente. Ese gesto de amabilidad impulsa a la joven a confiar en este extraño su desprecio por la concubina de su padre. Más adelante el intentará hacer la vida de Maria menos ardua, arreglando una boda dinástica para ella.

Enrique, que actúa como si odiara a la hija que una vez amó, recrimina a Cromwell y lo acusa de tomarse atribuciones que no le corresponden. Por supuesto que Ana le echa leña al fuego. Odia a Maria y exige que Cromwell haga algo para comprometer la reputación de su hijastra. “Después de todo, tú le gustas a ella”. Ohhh ya esta parece la Reina Ravenna hablando de Blanca Nieves. Ni el chismoso de Chapuys llegó a imaginarse hasta qué punto llegaría el odio de Ana por la hija de su marido. “Esos no son mis métodos” responde Cromwell fríamente. Más adelante, su interés por Maria lo llevará a un enfrentamiento final con la reina.


A fines del capítulo 6, Enrique ha sufrido un grave golpe en una justa. Temiendo la inminente muerte del rey, Cromwell manda llamar a Maria, obviamente para coronarla. Cuando Ana se entera obviamente se enfurece. ¿A qué viene acto tan traicionero cuando ella estaba embarazada e Isabel era la candidata indicada para ocupar el trono de su padre? Como esto no ocurrió en la vida real, Mantel hace que Cromwell salga con la excusa más débil. Él no puede confiarse en criaturas aun no nacidas ni en niñas de pecho. ¿Sería posible que el verdadero Cromwell confiara en Maria?  ¿Una chica que tenía razones para odiarlo? ¿Una católica devota, prima del Emperador Carlos y que estaba en contra de todo lo que Cromwell creía y por lo que el luchaba? Obviamente no, pero ella será la explicación que Dame Hilary use para explicar la traición de la que Ana será objeto por parte del Señor Secretario.

Espero que, en su último libro, Dame Hilari siga jugando con esta amistad imposible, pero sugestiva, entre personas tan dispares. Ya hay gente por ahí que shipean a Cromwell y Maria Tudor (al menos en fanfiction).

En mi próximo blog, discutiré la rivalidad (totalmente ficticia) entre los dos Cancilleres; demostraré como el verdadero Tomas Moro no se parecía en nada al de “Wolf Hall” y recalcaré como el poner a Cromwell en un altar, lo ha distanciado del hombre extraordinario que fue en la realidad.




15 comentarios:

  1. Tengo que retomar Wolf Hall del que solo vi el primer capítulo. Enrique VIII de joven debía de estar de buen ver, era muy deportista y también como se estilaba en la época un buen humanista, le gustaba componer poemas, tocar el laud etc. Sin heredero varón se veía acorralado entre las grandes monarquías del momento la francesa con Francisco I y la del emperador Carlos V. Su idea inicial era casar a su hija Maria con Carlos, pero cuando este se casó con Isabel de Portugal digamos que la alianza que había con España se dio por rota y decidió casarse con Ana Bolena para así asegurarse la descendencia masculina, la continuidad de su reino y evitar otra guerra civil como la guerra de las rosas ya que podía perfectamente mantener a Ana como amante, así que el cisma religioso no se produjo por amor sino por mera política y supervivencia del reino, pero no niego que no estuviera locamente enamorado de ella. A Ana no le doy más protagonismo que como pieza de tablero de juego, ni creo que fuera una arpía, también soportó lo suyo, el pueblo que tenía preferencia por Catalina como reina legítima, la llamaba de todo menos bonita, además de su trágico final.
    Espero con interés tu entrada sobre Tomas Moro. Cuando vea el resto de la serie te comento, y aunque siempre te lo digo, lo repito: nadie hace series históricas como los ingleses, porque mira que esta época histórica está repetida hasta la saciedad en series y películas y podría hacerse cansina pero siempre buscan un enfoque nuevo que resulta interesante.
    Como te comenté estuve en Sevilla unos días, uno de las cosas interesantes que hice fue una visita nocturna por la calles del casco viejo con un guía que nos iba explicando historia de la ciudad, leyendas sevillanas y también relatos sobre fantasmas de casas encantadas. La que más me impactó fue la trágica leyenda de la bella Susona, que explicada de noche en penumbra en una callecita llamada de la muerte es algo mágico.
    Te dejo un enlace de la historia donde la explican muy bien (además que aquí no puedo colgar fotos), seguro que te interesa sino la conoces ya.

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    1. Querida Gatita Elle, muchas gracias por venir. Disculpa la tardanza. Fue un domingo muy activo. Primero conferencia telefónica con Lord H., cambio de sabanas, lavandería, después me fui al cine con mi hermana. La Mujer Maravilla, que como sabrás son casi tres horas, cena afuera y llego a casa agotada (95% y es de noche) pero quería terminar con la traducción de la segunda parte de Wolf Hall. Mas encima quería escribir algo sobre la Wonder Woman, y por supuesto quiero responderte.
      Comencemos. Es indiscutible, la mejor televisión y el mejor cine tiene acento británico, por eso se la pasan trayendo a actores del reino unido para trabajar en la tv americana. Y si no se pueden pagar a un británico, se traen a un australiano.
      Enrique VIII era un tipazo, grandote pelirrojo, si yo creo que DAmian es el que más se le parece. Por supuesto era delgado porque andaba de cacería, en justas o sudando la gota gorda en la cancha de tenis (es como Maria Estuardo que le gustaba el golf) estos fueron los primeros promotores de la vida sana en las clases altas. Por otro lado, era cultísimo, un enamorado e las ideas humanistas, eso lo unió mucho a Moro y también a Erasmo. El escribió un tratado anti Lutero muy bien redactado, y que después Cromwell intento adjudicarle a Moro, pero fue el rey quien lo escribió.
      Pero de un día para otro, Enrique cambió radicalmente. Física y mentalmente se vino abajo. Le cayeron paranoias heredadas del padre (al que Enrique nunca quiso), apetitos por la buena mesa y por las buenas mujeres, Engordó, dejo de hacer deporte. Se ha hablado mucho de una enfermedad venérea, de diabetes, de un golpe que se dio en una justa, el caso es que enrique comenzó a sufrir de problemas de salud y salud mental también. Para la época en que se casó con Ana ya indicaba que sufría de algún tipo de patología, que era un sociópata. Y esto fue en aumento
      Una indicación de su mal es que sufría de una especie de déficit de atención, no podía interesarse en algo por mucho tiempo, y esto se aplica tanto a las ideas como a las mujeres. El caso de sus hijas es el más trágico. Un día le entraba el entusiasmo por algo, al otro no se acordaba. Catalina fue su gran amor, se sintió atraído por ella cuando aún era su cuñada. Fueron muy felices, pero pasan 20 años. Doña Catita, mayor que él, ya no se ve tan joven, ni tan guapa, ni tan enérgica en lo que se refiere a la vida conyugal. Enrique necesita de distracción y la encuentra. Antes de Ana, tuvo varias amantes, incluso tuvo un hijo (tal vez más, si contamos los de Maria Bolena).
      Ana y el tuvieron una relación tempestuosa e inolvidable. Más adelante el hablaría de brujería, consiente que ella lo llevó a hacer cosas que normalmente no hubiera hecho. Aparte de Ana ser joven vigorosa y ducha en juegos sexuales de os que Catalina nunca habia oído hablar, su relación con el rey fue también muy intelectual. De hecho, hubo más igualdad entre ella y Enrique que la existente entre el Y Catalina que tenía más sangre azul que él. Al principio, la arrogancia, la seguridad de Ana, su soltura, su carácter imperioso le resultaban atractivos al Rey. Después lo aburrió, al final no la aguantaba.
      Sobre lo del hijo, yo creo que fue una obsesión ilógica, igual que si haberse casado con la cuñada lo hacía estar en pecado. Pero de eso te hablo más adelante.
      Gracias por el link de la Susona. No la conocía.

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    2. Sobre la famosa cuestión del; heredero varón:
      mi conclusión que esa era otra de las obsesiones sin fundamento de enrique. En la ficción histórica siempre se habla de que Inglaterra exigía un heredero. No es cierto. Lo más contentos que estaban los ingleses con Maria (a menos que fueran protestantes) o con Isabel (a memos que fueran católicos). no existía en Inglaterra una ley Sálica que impidiera la subida al trono de una mujer. Entre los sajones, hubo reinas y no todas fueron como la loquilla de “Vikingos”. Entre los normandos hubo un precedente, la Reina Matilda que nunca llegó a ser coronada porque, hubo facciones que favorecían a Esteban de Blois. Esto precipitó una guerra civil que duró dos décadas, al cabo de la cual se coronó a un hijo de Matilda, Enrique Plantagenet. El problema aquí no era de género, sino la veleidad del padre de Matilda que primero la nombró a ella de heredera, luego al sobrino que tenía contactos favorables entre el clero inglés. el arzobispo de Canterbury que era hermano de Esteban, soliviantó a la opinión popular en contra de Matilda a quien apoyaba gran parte de la nobleza. La conclusión final es que no se coronó a Esteban, sino a un hijo de Matilda, y ella siguió reinando en Normandía.
      El caso de Matilda tuvo lugar en un siglo de señores feudales. El Renacimiento, época de Enrique VIII ya tenía claro que las mujeres podían gobernar. El ejemplo más obvio era Isabel la Católica. Maria Tudor como su nieta era de esa casta. Catalina la preparó para ser reina. Aparte que en la familia Tudor se conocían las reinas regentes: Margaret Beaufort fue regente en la minoría de su nieto, Enrique VIII, la hermana de Enrique, Margaret fue regente de Escocia, la mismo a Catalina de Aragón, gobernó Inglaterra (y peleo con éxito contra los escoceses) mientras su marido guerreaba en Francia.
      Enrique no necesitaba casarse con Ana, para tener un heredero, ya tenía una. Incluso era cuestión de casarla bien y coronar a los varones de esa unión. Hacer a un lado a Catalina y a su hija, fue uno de los grandes errores del rey gordo. El problema es que Enrique se obsesionó con la idea de que su matrimonio era un pecado y que la maldición de D-s le impedía tener hijos. DE hecho, se casó no al divorciarse de Catalina sino al saber a Ana embarazada. Luego cuando Ana no pudo darle un varón, Enrique habló de nuevo de maldiciones y brujerías.

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    3. Ah, la famosa anarquía inglesa. Fueron como 20 años de guerra civil abierta, asedios, pillaje, capturas y lo demás por ver si Esteban o Matilde reinaban. No sabría decir si la culpa la tuvo Enrique por indeciso. n su momento Esteban argumentó que el rey cambió de opinión y lo nombró heredero antes de morir (según testigos), y el principal error de Matilde fue no acudir a Inglaterra inmediatamente después para que la coronen. Además, dicen las crónicas que era una mujer fiera, tanto que la sacaron huyendo el día de su coronación (una turba furiosa manipulada por los nobles, parece). Yo conozco mucho de historia inglesa, es un tema que me fascina pero hay detalles que se me escapan. Bueno, el asunto es que Enrique VIII usó ese pretexto para justificar su deseo del heredero varón, diciendo que Inglaterra se sumiría en otra guerra civil si eso ocurría. Lo irónico es que al final no pasó nada: cuando Lady Jane Grey, y luego María, subieron al trono nadie dijo nada sobre que fueran mujeres; el problema mas bien fue por la reforma que él mismo provocó. También es irónico que el hijo que Enrique tanto quería ni siquiera llegó a reinar, y la hija que tuvo con la mujer que tanto acabó odiando (Isabel) gobernó por 44 años y llevó al reino a una edad de oro.

      Por otro lado: es cierto todo lo que dices. Enrique cambió mucho, y yo personalmente creo que gran parte de eso fue por el accidente de justa que tuvo en enero de 1536. Los expertos dicen que se golpeó la parte frontal del cerebro, que supuestamente es responsable de controlar las emociones o algo así. Además seamos francos, la reforma y eso de creerse cabeza suprema le dió demasiado poder, la misma Ana lo dijo una vez en la serie (suprema Natalie Dormer en ese papel por cierto, la mejor Ana que existirá jamás).

      La relación con Ana es tema aparte, yo diría que ambos eran casi iguales en muchos aspectos (ella era casi una plebeya, pero su papá la supo educar muy bien en las cortes de Austria y Francia, donde absorbió la chispita de la reforma, yo sí creo firmemente que Ana le mostró a Enrique el libro "La obediencia del cristiano" de Tyndale como dicen las crónicas). Yo creo que al final, Enrique se decepcionó mucho de que ella no le diera su ansiado hijo varón; lo de brujería y las tonteras que dijo eran solo para justificarse. Y cuando Cromwell vino con las acusaciones falsas de adulterio pues...Enrique las creyó porque le convenía. Lo chocante de esto es que la caída de Ana fue bastante rápida, todo pasó en unas cuantas semanas, Cromwell fabricó como 15 páginas de mentiras para cumplirle a Enrique su caprichito. El hombre era un maldito pero era bueno en lo que hacía. Ana debió buscarse aliados de más poder antes de enfrentarlo, porque eso sí ocurrió, la reina fue donde Cromwell y discutió con él por lo del dinero de los monasterios: Ana quería usarlo para beneficiar a la gente, traer conocimiento, financiar universidades, y el rey/Cromwell para una futura guerra o para llenar las arcas.

      Y claro, habían ejemplos de reinas regentes en ese momento, pero no de reinas que hubiesen gobernado un país inestable por largo tiempo (los reyes católicos gobernaron en equipo, Margarita Tudor no recuerdo pero no creo que haya gobernado sola) que era justamente lo que Inglaterra necesitaba. Igual, no sé si llamar "error" a esta ignorancia/obsesión de Enrique. Después de todo, si todo hubiera seguido su curso y Enrique jamás se hubiese fijado en Ana, jamás hubiéramos tenido edad de oro e Inglaterra no se hubiera independizado en el espectro europeo como una nación protestante, libre del yugo que representaba Roma, entre otras cosas.

      No dudo que Enrique quiso mucho a Catalina; pero creo que en el fondo siempre sintió remordimiento por lo de que era su cuñada. Y eso sumado a que tuvieron
      6 hijos y 5 murieron pues...lo terminó de decepcionar. Aunque uno ya no sabe si creerle; el tipo se justificaba cada vez que le convenía, y si algo salía mal, culpaba a otros por sus errores. Y nadie le daba la contra porque era el rey, obviamente. =)

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    4. Gracias por volver, George. Pregunta ¿De dónde eres? A mí me apasiona la historia, pero para ser sincera tenía una vaga idea de la inglesa pre-victoriana. Mas sé de Francia, España o Italia. Pero desde que me dio la Tudormania no he parado. Y tengo que agradecer a Los Tudors, porque sin ellos ni me hubiera fijado en las novelas de Philippa Gregory ni hubiera llegado a Wolf Hall. Por eso es que respeto la ficción histórica. De Matilda sabia más de ella como Emperatriz de Alemania, y de la Anarquía lo que cuenta Ken Follet, y entre nos, también le gusta inventar cosas. Por eso hay que andarse con cuidado con la novela histórica que debiera ser un tobogán para llegar a los libros de historia. Pero hoy me leí un artículo de un profesor de historia de Oxford, que decía que sus alumnos se preparaban para los exámenes leyendo a Mantel. ¡Ya eso es como mucho!
      Matilda era peleadoraza. Peleó con el papa, peleó con el marido, Godofredo de Anjou, que se lo habían impuesto para sujetarla, y hacía de todo menos eso. Claro que la castigaba quitándole apoyo militar. Dicen que con el único con el que no peleo Matilda fue con Esteban y que de hecho cuando era su prisionera hasta se dieron sus revolcones.
      Enrique también quería legitimar a su hijo bastardo, el Duque de Richmond. Pero lo chistoso es que como dices salieron al final solo mujeres, que si Jane Grey, que era nieta de Suffolk (Slurp) y la hermana de Enrique, y Maria, e Isabel, y hasta Maria Estuardo que era sobrina nieta de Enrique. Las mujeres estaban por todos lados y cuando hubo guerra civil, había rey y dos príncipes. Así que Enrique andaba dando palos de ciego. Hablando de palos, él tuvo dos accidentes en justas, el que provocó el tercer aborto de Ana (1536) y uno que tuvo estando aun casado con Catalina. Pero también estaba lleno de otras enfermedades. Y si uno mira al padre y a la abuela, locos había en toda la familia.
      Enrique era un megalómano, la Reforma fue solo una excusa para sacudirse el yugo del Papa. Y después ya no había quien lo parara y esta tan loco que nadie lo contradecía. Ese es un caso total de monarca absolutista, peor que Luis XIV, o que Carlos V que al final siempre le hacía caso a la mujer, o algún consejero.
      Natalie Dormer es la verdadera Ana. Merle Oberón era una muñeca coqueta, Genevieve Bujold era muy victima. Natalie Portman muy cabra chica y Helena Bonham Carter como que no se tomaba muy en serio.
      Lo dicho, Cromwell era el fixer ideal. Esa es una buena descripción que le da Mantel un hombre capaz de “redactar un contrato, entrenar un halcón, trazar un mapa, detener una pelea callejera, amueblar una casa e improvisar un jurado.” La única vez que se le encachó a Enrique fue con lo de Ana de Cleves, y ahí comenzó su caída.
      Inglaterra se independizó? No lo creo. La Iglesia Anglicana cada siglo se acerca más a Roma. Los católicos ingleses siguieron dando guerra hasta el Siglo XVIII. Los protestantes pelearon entre ellos hasta el caos del puritanismo de Cromwell. Tampoco me creo que el reino de Isabel haya sido tanta maravilla. Gracias a Walsingham y los Cecil, tuvo también un estado policial. Y a cada rato trataban de matarla. No como que la quisieran mucho. Curiosamente creo que Inglaterra estuvo mejor con los Estuardo, y que no llegó a ser un país civilizado y vivible hasta los Hanover. Aunque de eso me hablaras tú, porque yo estoy aprendiendo cada día algo nuevo.
      La ultima teoría sobre la sociopatía de Enrique es una enfermedad rara, que a la par de afectar su cerebro explicaría la muerte de sus hijos. “De acuerdo con una investigación realizada en marzo de 2011, el patrón de embarazos de sus esposas y su deterioro mental sugieren que Enrique VIII tenía el antígeno sanguíneo Kell positivo, que ocasiona abortos en mujeres con antígeno Kell negativo y mortalidad neonatal y el síndrome de McLeod.”



      Sigo mas abajo, que veo que también me dejaste otra respuesta.

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  2. http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es/2011/01/historia-de-la-susona-la-fermosa-fembra.html

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    1. Sobre la Susona
      Me has hecho ver como la historia siempre tiene dos caras. Leía un artículo de un turista israelí que se queja de que en Sevilla ya no quedan casi rastros de la gran comunidad judía medieval, y que en los escasos recordatorios más se celebra a la Susona que ejemplos más estimulantes y elevados. La verdad es que al cuento le faltan páginas. Don Diego Ben Susón era banquero es el más ricachón de su tierra, ya eso me suena a que no gozaba de buena prensa. De pronto, a este caballero tan millonario (¡estoy leyendo la Wikipedia en español) le da por conspirar contra el rey, hacerle de Don Julián, e invitar a los moros a invadir Sevilla, a cometer tropelías, incluso a soltar presos (en otro lado leí que planeaban contratar mercenarios bereberes) para que los secunden, todo para destruir la economía y estabilizar al estafo. Este banquero sí que era un terrorista. ¿Su hija Susana era “pareja”” de un cristiano Como pareja? Estaban casados.? ¿Era su concubina? El caso es que la Susi le cuenta al marido, él le cuenta al inquisidor. Fin de revuelta, fin de banquero. Susona se arrepiente, se va a ver al Arcipreste, este la bautiza y la encierra en un convento. Antes de morir, Susana pide que le corten la cabeza y la enterraran en la puerta de su casa.
      El blog que me mandaste es más explícito. Don Diego de Suson era converso, su conspiración nació a raíz de los malos tratos que la comunidad conversa estaba sufriendo a manos de una Inquisición super sospechosa. La tal Susana era una coquetuela que no contenta con los doblones de Papi, quería ser señora principal. Para eso se metió de amante con un cristiano. Cuando supo de la conspiración, el cristiano le dio la patada en la cola. Causante de la ejecución de más de dos mil conversos, Susana fue repudiada por judíos y marranos por igual. Se fue donde el obispo que la bautizó, la hizo su amante (¿no querías ser importante, niña?). Tuvieron dos hijos, cuando el obispo se cansó de ella, Susana terminó liándose con el almacenero. Y lo de su cabeza fue para “dar ejemplo”. ¿Ejemplo de qué? de tarada? ¿de traidora? de zorra?
      Lo curioso es que Don Diego era converso y Susana seguía siendo judía. ¿Cómo entonces quería llegar alto? Eso es lo que no me cuadra. ¿Por qué delatar al padre? La respuesta la he encontrado en otros sitios y es que ella realmente estaba enamorada del amante y temía que fuera ejecutado por los revoltosos. Pero también descubro que la revuelta no era tan truculenta como la pinta la Wikipedia, sino que pretendía ser un ataque a los mandamases de la Inquisición. Que este era un simple acto de auto-defensa, ya que sufrían de muchas vejaciones de las cuales la ley no se hacía responsable.
      Anda saber cuál fue la verdad.

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    2. Pero que gusto da leeros a los dos y cuanto aprendo :)

      Sobre la Susona no me creo tampoco que tuviera dos hijos con el arzobispo ni que fuera una pelandusca. Se le fue la lengua contando asuntos caseros como quien cuenta a su pareja lo que ha cenado la noche pasada confiando quizás demasiado en la lealtad de su enamorado y este la traicionó.
      El ambiente para los judios y judioconversos en la Sevilla de la época debía ser realmente asfixiante. Los observaban con lupa, eran objeto de calumnias e injurias por envidia por parte de sus vecinos. Se produjo una matanza de unos 4000 en el siglo XIV por culpa de diatribas lanzadas por predicadores que los acusaban de envenenar pozos, de lanzar maldiciones que causaban la muerte en masa de neonatos cristianos mientras que los hijos de los judíos sobrevivían, cuando lo que estos tenían eran mejores hábitos higiénicos que los cristianos que vivían en condiciones totalmente insalubres. Esto, sumado a la esquilma de la población por la gran mortandad causada por la pandemia de la Peste negra hizo avivar el odio del populacho como quien agita un avispero. Después vino la inquisición, donde cualquier hijo de vecino al que no le cayeras bien o te tuviera inquina podía denunciarte, no hubiera tenido tanto éxito ni hubiera habido tantos ajusticiados sino fuera por la confiscación masiva de bienes que se realizaban a los acusados. Ni los cristianos viejos se salvaban, imagínate, hasta acecharon a Teresa de Jesús.

      Cambiando de tercio, me retracto sobre las series inglesas. El motivo esto:
      http://www.diariodenavarra.es/noticias/magazine/television/2017/06/12/la-corte-los-reyes-catolicos-baila-flamenco-una-serie-historica-hbo-536343-1036.html

      Es de The White Princess, me que quedado patidifusa jaja Ver a Catalina de Aragón de gitanilla bailando flamenco y madre mía, a Rossy de Palma (esa belleza abstracta picassiana, como le decimos aquí para no calificarla de otra forma menos amable, además de pésima actriz) como Isabel la Católica ha sido tremendo. Ruedan en el Alcázar de Sevilla donde Isabel dio a luz a su primogénito el infante Juan, no en la Alhambra.
      Les faltaba invitar a los invitados a un banquete con sangría y paella dados los topicazos
      Decirte que he intentado ver ya que la comentabas The White Queen y no he podido, el primer capítulo parecía un anuncio de suavizante y me chirriaba por todos los lados. A The White Princess ya ni me acerco :)

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    3. Querida Gatita Elle,
      Disculpa las demoras. Apenas mencionaste a la Infanta de bulerías, me acordé que eres la segunda reina en reclamar ese despropósito. Así que ayer no puse a hacer una nota y por eso recién les respondo a ti y a George. Tras mucho research (no se puede escribir sobre ficción histórica sin hacer una exploración previa de la historiografía del tema) terminé con casi cinco páginas. Esta mañana las subo y me voy en busca de fotos. Resumo mi odisea, las fotos que bajé no llegaron, Google no me deja bajar nada de la White Princess, Pinterest dice que no existe. Culpó a la magra cobertura de mi Wifi. Voy a seguir luchando por las fotos sino publico lo de Tomás Moro que está ya listo. Besos

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  3. Partamos del hecho de que Wolf Hall está sobrevalorada. Digo, el primer libro era pasable, si ignoras los errores de caracterización, los diálogos ridículos e inverosímiles y el hecho de que Cromwell es un Marty Stu. Porque eso fue lo que hizo Mantel al fin de cuentas.

    En una entrevista le preguntaron a Michael Hirst qué opinaba del tema, y él dijo exactamente lo mismo que tú apuntas en esta entrada. El problema central es que tanto Dame Hilary como Philippa Gregory no acaban de entender a los personajes sobre quienes escriben: Cromwell no era un santo ni Ana una diabla apática sin sentimientos. Claro, tenían otra forma de pensar y otra mentalidad, estamos hablando de gente que vivió hace 500 años, pero eran seres humanos como nosotros, y creo que Michael Hirst fue lo bastante listo para entender eso y darle a cada uno su momento y su punto de vista. Por ejemplo: yo apoyo mucho a Ana Bolena pero Los Tudor también me hizo admirar a Catalina, porque aunque era muy orgullosa y terca (¿tan difícil era aceptar que su esposo ya no la quería? se hubieran evitado muchas cosas) también me mostró su lucha y por qué hizo lo que hizo: cuando Chapuys le pedía que siguiera luchando, Wolsey la presionaba y ella denunciaba que lo que le estaban pidiendo era malo e inmoral, lo cual encaja totalmente con la mentalidad de la época porque la religión decía que una mujer no podía abandonar a su esposo. O sea, entendí por qué actuaba así, tanto que ya no supe de qué lado estaba, y eso es muestra de un buen trabajo de guiones y una buena investigación. , me sentí mal por Wolsey y por Cromwell cuando cayeron y eso que ninguno de ellos me cae, pero los entendí. Esa es la gran proeza de Hirst.

    En la misma entrevista, Michael dijo: "Es imposible escribir ficción histórica sin entender la época sobre la que escribes, su política, sistema de creencias o cuán importante eran estas para la gente. Muchos malinterpretan el carácter, emociones, razonamiento y comportamiento de estas personas, y tenemos cosas como la otra Bolena o Wolf Hall". ¡Y ES CIERTO! ¡En la otra Bolena jamás mencionan la reforma, ni la religión ni la política, cuando son los aspectos más centrales de la historia y no entiendo por qué! es totalmente anacrónica en ese aspecto y pinta una imagen de María la santita y Ana la diablita, que dicho sea de paso es totalmente contraria a la que tenemos en las crónicas. Pero claro, está bien escrita y sale Scarlett Johansson así que bien, todos se la creen. No pues.
     
    Los Tudor podrá ser exagerada y tener todos los errores que quieras, pero cuando la ves te la crees, te transporta, te transmite el sentimiento de estar en esa corte, que lo que estás viendo en verdad pudo ocurrir. No es históricamente rigurosa pero es históricamente verosímil, que son cosas distintas. Lo cual me lleva al segundo punto:

    La gran diferencia entre los Tudor y Wolf Hall (y la otra Bolena) es que las anteriores son novelas de ficción. Es decir: inventan pasajes, diálogos, situaciones fuera de contexto, alianzas que en la vida hubiesen ocurrido. Los Tudor, en cambio, está 100% basada en el registro histórico, repleta de diálogos, situaciones y hechos que sí ocurrieron, con unos poquitos cambios (que no afectan en nada a la verosimilitud de la trama).

    ¿Quiere esto decir que “Los Tudor” es superior a “Wolf Hall”?

    Por supuesto, en todo aspecto. Pero se le perdona porque Dame Hilary ha escrito una novela, y puede tomarse estas licencias (aunque para mí nada es más imperdonable que convertir a un personaje en algo que no es, sobre todo tratándose de una persona real). Rylance es buen actor, y sí, hay momentos de maestría. No niego
    el talento de Mantel para esto, por algo está donde está, y confieso que disfruté la serie en algunos momentos, mas que todo por los ambientes, producción, vestuario y decorados. ¿Pero si me dan a elegir? me quedo mil veces con los Tudor, sobre todo en narrativa y sensación general.

    Además...la música. Vamos, con un magnífico soundtrack como este es imposible dudar. Trevor Morris un genio https://www.youtube.com/watch?v=rj0nLyXU0SA

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    1. George, encantada de conocerte y encantada de tenerte en este debate gatuno. No eres el primero en hablar de sobrevaloración en conexión con esta trilogía que ya se queda en dos libros nada más. Primero, que mucho se llenan la boca los Mantel fans de que se ganó el Booker dos veces. ¿Dos veces con la misma novela? ¿Qué gracia tiene? y dicen que el Booker se lo dan al que tiene ideas políticas de moda. Por otro lado, la hicieron Dame porque al Príncipe Carlos le gustó Wolf Hall. Ok, y ella que es tan socialista, lo más bien que aceptó el título. Otra cosa, dice ser autora de ficción histórica. Lo cierto es que de las pocas novelas que ha escrito escasamente tres califican como tal.
      En cuanto a mi doña Pippa, noo esa sí que es divertida. Yo cuando grande quiero ser como ella. SE ha hecho millonaria escribiendo fanfiction sobre personajes históricos. Acabo de ver “The White Princess” y es para arrancarte el cabello con tanto disparate. Aunque para ser francos, mas culpa tuvo Starz que Gregory en los despropósitos históricos. Efectivamente, yo hubiese perdonado a Mantel si hubiera querido a Cromwell, pero a ratos lo había portarse como niño rencoroso, o vengador psicópata, no sigo porque de ese tema es mi próximo blog.
      Si le sacamos todo el sexo gratuito y un par de pavadas (el tío de Enrique que muere en el primer capítulo. Enrique no tenía ningún tío. O Margaret Tudor casándose con el rey de Portugal y ahogándolo en su noche de bodas), “Los Tudors” fue la serie que entró más profundo en los sucesos que llevaron al cisma religioso de Inglaterra. Catalina dejó de ser la señora llorona de otras versiones del cuento y gracias a Maria Doyle Kennedy se nos volvió humana e interesante. Pero Catalina de Aragón antes de pasar a ser la espina en el costado de Enrique, llevó una vida muy excepcional, estuvo muy involucrada en la política y en el manejo del reino, antes de casarse con Enrique fue embajadora de España, luego fue regente. ES difícil entonces que quien ha tenido tanta importancia permita que la hagan a un lado. Catalina era aragonesa por parte de padre y por ende cabeza dura, pero también era la hija de los monarcas más poderosos del mundo conocido. NO iba a dejar que cualquier mequetrefe (que estos Tudores eran nuevos ricos nada mas) viniera hacerla a un lado para reemplazarla con una mujer que antes le vaciaba el orinal a la reina. Y, por supuesto, está el asunto de Maria. Catalina no iba a dejar que le quitaran a la hija el derecho de reinar.
      Curioso, a mi Wolsey (y lo interpretaba Sam Neill un amor de juventud) nunca me importo. Creo que al único que le importó fue al Cromwell de Mantel. En cambio, James Frain, que maravilloso pape, l y eso que él tiene muy buenos trabajos en su currículo actoral.
      Por favor, no nos dejes que hay Tudors para rato. Y si yo también la considero superior.

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    2. Gracias por responder pronto, Malena. Soy aficionado a la historia inglesa y no sabes cuánto me encantan estos debates/conversaciones! En la vida real no hay mucha gente con la cual uno pueda discutir sobre estos temas tan fascinantes. Y para esto, supuestamente, están las series históricas, para acercar la historia al gran público. El problema viene cuando los productores agarran cualquier novela (como los fanfictions de Mantel/Gregory, jajajaja fanfiction, es exactamente lo que escribe doña Pippa) y la convierten en serie sólo porque es popular. Lol, ya viste la princesa blanca, me imagino tu reacción, pero eso es culpa tanto del fanfiction de Gregory como de Starz. Lo curioso es que la reina blanca (serie anterior a esta, de la BBC) fue mejor manejada.

      Los Tudor, aparte de ser la serie que catapultó el boom de proyectos históricos y llevó a varios a la fama internacional, aportó inmensamente al presentar una versión más real del cuento, en vez de clichés como anteriores producciones. Además escogieron un elenco de lujo (María Kennedy fabulosa, James Frain, Sarah Volger, Natalie con su Ana multifacética, para mí el mejor papel de su carrera; el mismo Jonathan Rhys, que aunque no tiene el físico que vemos en las pinturas, supo capturar la personalidad y el carácter del Enrique histórico; no fue un psicópata, también tuvo su evolución, fue una transformación más lenta, y eso que JRM tuvo que interpretarlo desde que tenía 29 años, desde el joven idealista, humanista, escritor, poeta y compositor con ganas de hacer las cosas bien, hasta su muerte en 1547).

      Hay una explicación para los errores que vimos en los Tudor. Te la cuento:

      1. El tío de Enrique: Según entrevistas, Hirst lo puso para justificar la necesidad de Enrique por hacerle la guerra a Francia (la serie arranca en 1518, y faltaba algún tipo de exposición para que el público entendiera el porqué. Además, daba el sentimiento de pérdida: el público ve que Enrique pierde un familiar y se siente más presionado para tener un hijo varón. Lo mismo hizo Michael con Enrique Fitzroy, el hijo bastardo que tuvo con Isabel Blont: Hirst lo mató antes de tiempo para resaltar más la necesidad del rey frente a la audiencia. Muchos de estos errores en realidad fueron culpa de Showtime, Hirst dice que a los ejecutivos no les interesaba mucho el rigor histórico en la primera temporada, pero que él trató igual de mantenerla fiel hasta donde pudo, cambiando sólo las partes que no afectarían a la verosimilitud de la historia).

      2. Las hermanas de Enrique: Todos los proyectos de Michael Hirst (películas de Isabel, Tudors, Borgias, Camelot y su reciente éxito Vikingos) están, ante todo, primariamente basados en una profunda investigación y comprensión del período histórico. Hirst pasó años investigando, leyendo, formándose una idea de quiénes eran estas personas, reuniendo diálogos, frases, sacando escenas de las crónicas y libros, leyendo cartas y documentos, tratados. En el proceso, Hirst decidió arrancar la serie en 1518, por eso muchos eventos anteriores no aparecen (como la batalla de Flodden Field durante la regencia de Catalina). El problema era que Hirst quería desesperadamente meter en el argumento a las hermanas de Enrique, porque nadie las había mostrado antes, y eligió contar la historia de María con Brandon porque era la más interesante (y le puso Margarita, habían muchas Marías en el libreto). Pero ya no la podía mandar a Francia porque en 1518 ya gobernaba Francisco, así que la mandó a Portugal, y la hizo matar al rey para ponerle más drama. Así, contó de forma mas o menos fiel la historia de María Tudor, sin dañar a la otra hermana de Enrique, la verdadera Margarita de Escocia. Así, si en el futuro deciden continuar la serie, simplemente pueden decir que la otra hermana estaba en Escocia y nunca la mencionaron.

      Acabo de ver más abajo muchas entradas interesantes (como una sobre la feminización del drama histórico, que es algo de lo que varias mujeres blogueras han estado escribiendo últimamente, no sé por qué) así que encantado de quedarme otro rato por aquí

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    3. Totalmente de acuerdo en que Starz tuvo más culpa en ese circo de La Princesa Blanca que Gregory, porque si Doña Pippa se la pasó preocupada con brujerías y maldiciones, en Starz nos dieron un zapateado flamenco a cargo de Catalina de Aragón. La Reina Blanca tuvo a Jaquetta y a Margaret de Anjou, a Ricardo y a Warwick, y una Margaret Beaufort que adoré, en cambio en La Princesa Blanca, aparte de Maggie, no había nadie simpático ni memorable y esta Margaret Beaufort parecía Darht Vader.
      Los Tudor fue como Los Episodios Nacionales de Galdós, una visión panorámica de la historia de un país y un periodo. Lástima que sus imitaciones no hayan alcanzado su nivel. Ohhh Sarah Bolger, no que voy a tener que escribir algo sobre ella. Ahora estoy peor que Mantel, buscándole justificación a Bloody Mary.
      Jaja, lo de las muchas Marías si lo sabía. Es por la misma razón que en Reign a las damas de Maria Estuardo les pusieron nombres imposibles (Kenna, Lola, etc.) porque todas se llamaban Mary en la vida real. Yo cuando chica había visto una película sobre Maria y Suffolk con Richard Todd y Glynnis Jones, que era bien loca (¡en una se metían en un barquito para irse a las colonias inglesas que todavía no existían!) por eso me dio lata porque en Los Tudors era tan poco romántica y descabellada. Además, Gabrielle Anwar se veía mal, más vieja que Suffolk, que en la vida real era mayor que Enrique.
      Sobre Margaret Tudor, hay que hacer algo sobre esta señora es super entretenida. Su regencia fue solo ella y eso que entremedio se casó, se divorció y se volvió a casar, pero la que mandaba en Escocia era ella.
      Muchísimas gracias por tus explicaciones. En serio, ¿está de moda el tema de la feminización del period drama? Yo escogí escribir sobre el tema como una respuesta a un artículo que, aunque fundamentado era también un poco misógino. Por favor lee lo que escribí y dame tu opinión.
      Espero saber de ti pronto.


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  4. Perdón por unirme a la conversación demasiado tarde, pero personalmente siento que las películas y las series de Michael Hirst son maravillosas, las únicas que no me llaman la atención demasiado son las películas de Isabel, porqué sinceramente la primera vez que la vi me quería arrancar los ojos por los errores históricos, otra cosa que me llama la atención es eso de que Isabel llego en caballo a dirigir a su ejército contra la armada española y hasta con armadura! Según otras fuentes era con un vestido amarillo pero eso no tiene fundamento histórico puesto que curiosamente eso de que dirigió a su ejército fue escrito casi 100 años después y su discurso igual, así que esta fue mi mayor decepción, Isabel no era tan guerrera como nos las pintan en las películas

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    1. ¿Como que demasiado tarde? En este reino de la Tudormanía nunca es tarde para conocer a otra Tudormaniaca. Mas que bienvenida, Silvana. Hirst es un mago y estamos esperando más de su magia, aunque sea la última temporada de Valhallah. Eso no quita que no se olvide de ser rigurosamente histórico y hay mucho en Los Tudors que no es cierto (en esta entrada hablamos de mucho que inventó sobre Santo Tomás Moro). Eso no le resta maestría. Lo de Isabel se ha vuelto ya casi un tropo en la iconografía fílmica de reinas renacentistas y barrocas. Parece que en el arte se representaba a muchas guerreras míticas con armadura y de ahí la idea. La coraza de Isabel Tudor es un poco grotesca , pero no más que Catalina de Aragón en The Spanish Princess donde , para pelear con los escoceses, la embutan en una armadura diseñada para que quepa su panza de embarazada. Como Doña Catita nunca entró al campo de batalla, tal armadura nunca existió.
      Quédate con nosotros que aquí en este blog hay mucho de Hirst (hasta sobre Vikingos/Valhallah). Busca en las etiquetas “Michael Hirst” y si te interesan los Tudors, hay etiquetas para “Tudormania” y “Tudors”. Aunque este año, creo, que estaremos más cargados a los Estuardo, siempre hay tiempo para hablar de Hirst y su familia histórica favorita

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