GatoDez vino a darme
la buena noticia de que The Gilded Age había sido renovada justo cuando
me estaba tragando el capítulo que más me ha gustado en lo que va esta
temporada. Bertha comienza a ascender una larga escalera y Tom Raikes se
consigue la suya. Por primera vez le tengo un poco de lastima a Marian. ¡Es una
pobre tarada! Este es un capítulo de criados, donde Bannister pierde un perro, Miss Grant
pierde un empleo y Miss Turner pierde la ropa. Vamos a ver qué pasó en Una
Larga Escalera.
¿Por dónde
comenzamos? Ohhh si , por el muertito.
Como dice el refrán…
El Muerto al
Hoyo, y el Vivo al Bollo
Comenzamos con el
entierro de Patrick Morris al que asisten un poquito más de deudos que los que
fueron al funeral del Gran Gatsby. Una simpática doliente susurra que el
cadáver ni debería ser enterrado en suelo consagrado.
Y ahora a olvidarse de Patrick Morris
George se siente
culpable, Bertha dice que Morris era un “débil”. Idea compartida por el marido
de Aurora Fane al que George salva de la ruina. A cambio exige que Aurora “presente
“a Bertha en sociedad. Superados sus ascos, Aurora se pone las pilas. Le dice a
Bertha que no puede presentarla a Mrs. Astor, pero si a Ward McCallister, el Chevalier
Servant de la augusta dama.
Me temo que el episodio
fue tan acelerado que el suicidio Morris pasó a ser noticia de anteayer. Ni
siquiera fue comentario de cocina. Y eso que nos pasamos harto tiempo en los
bajos de ambas mansiones.
Comencemos en la
cocina de Madame van Rhijn. Se han hecho muchas conjeturas de por qué Bridget
rechazó los avances de Jack, el lacayo. No se les ocurre que quizás el chico no
sea el tipo de la criadita irlandesa o tal vez no le gusta que la manoseen en
la primera cita. Pero, como suponíamos, Bridget ha quedado traumatizada por años
de abuso sexual. Le confesó a Mrs. Bauer que el abusador era un pariente cercano
y que la madre de Bridget había ido cómplice de esos abusos.
En ausencia de Marian,
recayó en Bannister la tarea de pasear a Pumpkin. Por estar pajareando al
mayordomo se le escapa el perrito. Se supone que debe provocarnos risa la
desolación de Ada. No entiendo como los mismos recappers que derramaron lágrimas
de cocodrilo al ver a Bertha humillada, no puedan comprender la preocupación
que puede causar la perdida de una criatura inocente que solo nos brinda amor.
Por supuesto el
travieso cachorro es rescatado por los Russel. Bertha hace que lo bañen y lo
alimenten y manda aviso a las Brook. Si espera una invitación para ir a dejar
al Spaniel o que Agnes se le aparezca en el hall, sigue pecando de optimista. Mrs.
Van Rhijn envía a Bannister a buscar al perrito. El mayordomo aprovecha de
hacer un tour por la Mansión Russell y de fijarse en varios descuidos de
etiqueta tanto en el menú como en la puesta de mesa.
Esto deja
preocupados a Monsieur Baudin que no sabía que el trifle (yummie!) era un
postre para niños y a Church que creía que sabia ordenar los cubiertos (NOTA:
Yo si recuerdo que, en mi infancia, cuando mis padres todavía ofrecían cenas de
gala, se colocaban las cuatro copas—vino
tinto, vino blanco, agua y champagne que se servía con el postre—en un
cuadrado, no esparcidas de manera que
chocasen con las del vecino).
Tenemos un
indicio del secreto de Mr. Watson. Lo vemos stalking a una dama elegante (Mrs. McNeil)
afuera de su casa. No lo suficiente para interesarnos.
Por andar de
alcahueta, Miss Grant recibió una bota en el trasero de parte de Mrs. Russell
que no se anda con chiquitas. Grant permitió que Gladys se encontrare con Archie
Baldwin en un hotel. ¿En qué cabeza cabe?
Gladys está muy triste porque a) se siente responsable del despido de Miss
Grant y b) Bertha ha prometido contratar un cancerbero para cuidar de su hija.
Otro que ya no
tiene permiso para comer a costa de los Russell es Oscar. El muy bobo se creyó
que George iba a perder su fortuna y actuó en consecuencia, alejándose de sus
nuevos amigos. Ahora George no desea recibirlo. Hasta la comprensiva Tía Ada está
de acuerdo en que su sobrino ha pecado de mercenario.
A George le
moleta que Oscar quiera casarse con Gladys. El ingenuo Larry no lo entiende. George
es rico, de excelente familia y muy simpático, pero George Russell y Agnes van
Rhijn tienen algo en común desprecian a los hombres que ven a las mujeres como
fardos de billetes.
Acabamos la saga
del servicio con lo más fuerte de la noche. Miss Turner, que parece sufrir de deficiencia mental, se
mete en el cuarto del amo y sin invitación alguna, se encuera y mete en la cama. George pega un
brinco como si un dragón de Komodo se le hubiese metido entre las sábanas. Le explica
indignado a la desubicada doncella que ama a su mujer. Turner sacude tetas, se refriega la sabana por la ingle, pero nada….
que agradezca que su patrón es un caballero y no la pone de patitas en la
calle.
Metidas de
Pata de Marian
Es que la rubia ha
convertido las meteduras de pata en un arte. Es más desubicada que Miss Turner
y no estoy muy segura de que aprenda las lecciones que la vida está dando.
Cuando Bannister tuvo que convertirse en Baby Sitter perruno fue porque Miss Brooks
se fue de compras.
Me han preguntado
si hubo judíos entre los Robber Barons, por supuesto que sí. Meyer Guggenheim
estaba ya explotando minas en Colorado, y los Hermanos Bloomingdale hacia dos décadas
que habían abierto su tienda en Manhattan. Lo que sucede es que tenían el
suficiente buen juicio de no tratar de meterse a una fiesta de Mrs. Astor.
Bloomingdale's en 1882
La tienda a la
que Peggy acompaña a Marian es diminuta comparada al rascacielos de Lexington
Avenue. Lo que tienen grande los dependientes es el racismo que los lleva a
lanzarle miradas feas a la secretaria. Marian, sesos de pajarito, como siempre,
no nota nada. Por suerte la llegada de Mrs. Chamberlain y el que le hable a Peggy
evita que expulsen a Miss Scott de la tienda.
Al comienzo,
pensé que Marian, en su presentismo, no veía el color de quien considera su amiga.
El progreso del capítulo nos demostrará que Marian ve a Peggy como alguien de
un estrato inferior en clase y raza a Las Brook, pero ella se siente su “hada
madrina”. Como a Marian la han consentido tanto sus tías como la alta sociedad
neoyorquina, se siente en el rol de “Protectora”.
Otra de sus protegidas
es Mrs. Chamberlain, al menos eso cree la Niña Brooks. Ambas admiran un hermoso
joyero de madera labrada. Marian no puede comprarlo, pero Mrs. Chamberlain si, y astutamente lo envía a casa van Rhijn sin
tarjeta. Marian no sabe cómo explicarlo a sus tías y deja que Agnes crea que es
de Tom Raikes . Promete devolverlo.
A solas, Marian
le revela a Tía Ada de donde proviene el obsequio. Ada se escandaliza y dice
que su sobrina debe devolverlo en la puerta de la Casa Chamberlain. Sin entrar.
Por supuesto, la desobediente entra a la casa y admira la colección de antigüedades
y arte moderno de Mrs. Chamberlain. (un Degas y un Corot solo en el salón. Una
virtud de los Robber Barons fue su pasión por el arte y por coleccionarlo).
Mrs. Chamberlain
invita a Marian a visitarla. Marian, que todavía no entiende la salsa de
eufemismos de la Tía Ada, trata de escudriñar más en el pasado de su nueva
amiga. Mr. Chamberlain le cuenta que conoció a su marido en los campos mineros
de Michigan donde él hizo fortuna. Después de casarse, ella lo encaminó a admirar y adquirir obras
artísticas.
Sera el Primo
Oscar quien ayude a Marian a descubrir la verdad. El viejo Chamberlain conoció
a su segunda esposa estando casado y la hizo su amante, tuvieron un hijo.
Cuando él enviudó, se trasladó a Nueva York y ella lo siguió fingiéndose viuda,
para explicar el crio. Mr. Chamberlain adoptó legalmente a su propio hijo.
Marian pone cara de mortificada. Hasta para ella son muchos escándalos que hay
que digerir.
Entretanto,
siguen las aventuras de Peggy en el mundo editorial. The New York Globe,
entonces el periódico afroamericano más importante del país desea una
entrevista con Miss Scott. Apenas llega Peggy y vemos que es muy diferente a la
oficina de Mr. Carlton.
Entra directamente
a la sala de impresión y se encuentra con el editor (el legendario Timothy
Thomas Fortune) luchando con una maquina. En menos de un cuarto de hora, Peggy
aprende a usar una imprenta y es contratada. No solo publicarán uno de sus cuentos,
Fortune la quiere escribiendo sobre política (léase sobre el sufragio femenino).
Peggy corre a
compartir esta noticia con Marian y, como Agnes las escucha, también con su
patrona. Ambas están encantadas, pero Mrs. Van Rhijn tiene una advertencia y un
consejo. No desea leer las notas políticas de su secretaria, lo demás sí. Y
mejor que cuando les de la buena nueva a sus padres, excluya el que escribirá
editoriales políticas. Como es un buen consejo, Peggy lo sigue.
Pasamos al
cumpleaños de la señora Scott. Vemos a una Peggy tiesa y muy incómoda (ni se
quita el sombrero como si planease huir en cualquier momento) entre sus padre.
El Señor Scott está muy a sus anchas, comiendo jaibas, hasta que recuerda al tío
William que fue vendido antes del Acta de Emancipación y desapareció.
Podríamos jugar
al color-blindness, porque la casa es elegante, decorada con buen gusto (las
copas colocadas en la mesa como indicó Bannister) y hasta criada de cofia
tienen, pero la alusión a la esclavitud nos vuelve a la realidad, Los Scott y
Miss Ellen, su sirvienta, son negros.
Estas escenas han
dado mucho que hablar y merecerían una nota aparte. A nivel personal si me
sorprendió el exterior de Chez Scott, no el interior. Al ver la casa me
embargó el deja vu. A fines del Siglo XX, casi por media década, una brownstone de Brooklyn fue mi refugio y la
maravillosa familia afroamericana que la habitaba los anfitriones más finos que
he conocido. Con ellos compartí 4 de julios, Thanksgiving y Noches Viejas,
muchas veces fui la única blanca en esas reuniones. Como Marian, no me daba cuenta, lo veía normal y como ella,
muchas veces metí la pata, algo que me avergüenza tremendamente, aunque espero nunca
haya llegado a los extremos de Marian.
Antes de pasar a
lo más bochornoso cometido por Marian desde el inicio de la serie, veamos la
conversación de los Scott. Mrs. Scott habla como toda madre que quiere que su
hija se establezca. Menciona un tal Paul, hijo de una amiga, que acaba de graduarse de la Facultad de
Medicina de Howard.
NOTA: Howard
University es la universidad negra por antonomasia. creada en 1867, es privada
y mantenida por subsidios gubernamentales y donaciones privadas (Margaret Mitchell
fue una de sus donantes privadas por muchos años). De ahí se han graduado
políticos como David Dinkins , primer alcalde negro de Nueva York, y la Vicepresidenta
Kamala Harris (Howard es co-ed), novelistas de la talla de la Premio Nobel Toni
Morrison, y actrices como Phylicia
Rashad y Taraji P. Hansen.
Scott pere,
en cambio, no quiere casar a Peggy sino emplearla. Nos enteramos de que a) Los
Scott son dueños de una gran y prospera farmacia b) Peggy la heredará algún día
. ¡Peggy, nena, eres una heredera! Mas rica que Marian. Y hablando de la Reina
de Roma, que Marian se asoma a Fort
Green. Es algo surreal como si Miss Brooks hubiese cruzado el espejo y llegado
un mundo paralelo de bownstones, caballeros con sombrero hongo y damas de parasol.
Solo que tienen la piel oscura. Marian es la única blanca. La miran como si un
elefante estuviera cruzando la calle.
Y Miss Brook
llega la Casa Scott dando pisadas de elefante. Por fin, todos los recapper
llegamos a un consenso. Viendo que Peggy es de modales refinados, instruida y
vestida de manera sencilla, pero elegante, ¿por qué Marian asumió que venía de
una shantytown, que vivía en una choza y que su madre era una negra de
turbante, descalza, con mandil sobre un
vestido de calicó y con pipa en la boca? Todo indica que eso era lo que
imaginaba encontrarse. En cambio, se encuentra con una criada escandalizada de
que Marian venga a interrumpir una celebración familiar. Exige una tarjeta de
la intrusa.
Lo próximo es que
los Scott en masa se aparecen en el hall a mirar a la atrevida que se ha colado
en su fiesta sin invitación. Marian se las arregla para avergonzar a Peggy y acabar
con la festividad aun antes de cortar el pastel. Y es que Marian también trajo
un regalo en su carpetbag (llamada así porque esos bolsos eran fabricados con los
mismos tapices de las alfombras).
Ante el horror de
Peggy, y el embarazo de Marian que por fin cae en que ha hecho un oso
mayúsculo, descubrimos que el bolso contiene….¡zapatos viejos! Peggy no aguanta
más y se va casi sin despedirse y arrastrando a la impertinente y sus
chancletas hediondas, con ella. Buena la hiciste, Marian, para que no te inviten
más. ¡UPS! Si ni la invitaron, vino de gorrona.
En la calle, Peggy da rienda suelta su furia. “¡Ni me conoces! ¡No sabes nada de mí! ¡No somos amigas!” Marian mete la pata hasta el ombligo con un “¡mi Tía te deja vivir en mi casa!” Oye, si es la secretaria. Peggy indignada le recuerda “Yo te salvé en la estación de tren”.
Realmente, el
racismo y clasismo de Marian—una muerta de hambre que vive de la
caridad ajena— es inconfundible e incomprensible. Y surgen dos
preguntas. ¿Como es que Marian que no puede salir sola a ninguna parte, en un
mismo episodio, se fue a casa de Mrs. Chamberlain y luego a Fort Green sin
compañía? Sin avisar a nadie. ¿En qué
vino? En tranvía, tren, ¿ferry? ¿Por qué
no le ofreció un aventón a Peggy?
Pero más
importante. Hemos visto a Marian defender a capa y espada a Mrs. Chamberlain y a
Bertha Russell, pero nunca ha solicitado que Peggy duerma en un cuarto de
invitados o que tome él té con las tías. ¿Y así se llama su amiga?
Bertha en
Sociedad
Otro consenso de
reseñadores ha sido el enojo de ver que, tras volver a su casa, Marian en vez
de solicitar consejo de sus tías o hacer las paces con Peggy ¡se ha
emperifollado e ido a un concierto! Por supuesto acompañando a su yunta Bertha
Russell. ¿Quién pagó la entrada de Marian? Porque no creo que Tía Agnes viese
con buenos ojos que su sobrina se fuese a mostrar en público con la Nueva Rica
del momento. Yo creo que Marian ya se ha acostumbrado a vivir a costa de los demás.
Ahí están en el
palco de los Fanes, cuchicheando con Bertha que viene de un carmesí fulgurante.
Por suerte se quitó la capa de cinco metros que se parecía a unas cortinas que
separaban el living del comedor en mi casa de la infancia. ¿Y quién se aparece
en el palco contiguo? Nada menos que el Licenciado Raikes.
En el Intermedio,
Tom viene a saludar y se esmera en ser presentado a toda esta gente elegante.
Resulta que ha venido invitado por la Señora Schermerhorn (Nota: Los Schermerhon,
eran Knickerbokers de puro linaje holandés. El apellido de soltera de Mrs.
Astor era Schermerhorm). Sucede que el abogado y el hijo de Mrs. Schermerhorn
fueron a la universidad juntos y coincidentemente han vuelto a encontrarse.
Tom le dice a Marian
que se ha dado cuenta que, para llegar a ella, y ganarse a las tías, necesita
de una escalera muy larga. Eso implica reclutar a cuanta amistad importante
tenga. En ese momento desde el palco Schermerhorn, una mujer llama a Raikes de
manera familiar con aire propietario y coquetón. Marian se amosca. Cuando el
abogado se marcha , Bertha pregunta quién es y agrega astutamente que, para
convivir con los ricos, como hace Raikes, se necesita de mucho dinero. De
pronto la palabra “gigolo” aparece escrita en la pantalla con tinta invisible
Contenido
Violento o Gory:
Violencia verbal, Peggy increpa a Marian en medio de la calle. En términos
woke, lo que hizo Miss Turner es acoso sexual, ergo violencia.
Contenido
Sexual: Miss Turner protagoniza
el primer desnudo de la serie.
Contenido
Feminista: Me temo que
esta fue la semana de las mujeres bobas: no sé cuál más mamerta si Miss Turner
o Marian.
Factor
Diversidad: Impresionante
la recreación de Fort Green. Hoy ya casi no hay brownstones allá, han sido
reemplazadas por rascacielos. Chapeau a Fellowes y su coproductora la Profesora
Dunbar por darnos un vistazo de un mundo casi desconocido por los historiadores
y público, y demostrar que hay mucho más que criados y esclavos en la sociedad
afroamericana decimonónica.
So what do we think about the way George handled that slut Turner? Is it right that he does not say anything to Bertha? I understand his reasons why he did not, but would you let your wife work and lean on such a conniving hoe of a woman? I think I would order someone to strangle her secretly LOL
ResponderEliminarAnd how gorgeous was that opera dress of Berthas, oh, my, that shot from the staircase and that imperial cape fit for a tzarina.
Marian disgusts me to no extent.
Not dislikes but disgusts me, why is your blog fixing my typing LOL
EliminarIt’s not the blog. It’s a pixie editor that follows me everywhere and now is hassling my Cats.
EliminarGeorge, George, what are you thinking? Did he fall for that bit of “Í love you” and feels sorry for her? Does it appeal to his vanity to have a lovesick maid running around the house? Wants her too, but can’t face his own lust? Does he fear Turner may fabric some yarn about him seducing her and bring down scandal upon The Russell House?
The one I can’t fathom is Slut Turner. What kind of strategy is that? It’s not that she’s stunning or that George looks loke a sex-deprived fellow. What does she want? To be set up as a mistress? Marry Russell? Really? She is a very dumb unappealing character.
I repeat, that cloak reminded me of a curtain.
Admittedly, George really was in a pickle, I mean if you kick her out she could make a public scandal, if you drive her nekkid over to your wife, she might not believe you... a pickle indeed, and thus I would hire someone to make her disappear forever LOL
EliminarYes, I do not know why did they hire that fugly actress to play Turner, not many rich man would fall for her if any at all. Maybe she is in love with herself. It will be nice watching Bertha uncover her and dispose of the wench in some classy style.
OMG it is not a pixie but poltergaist, what da eff is 'de ella'???
EliminarOh, wait, I'm seeing things because I have the English translator turned on at your blog so it is translating my comments written in English too not just your text LOL
EliminarI’m glad Google translator exists but it is so erratic, I’m glad to say it will never put human translators out of jobs. Once I translated the blog to see how it worked, and I couldn’t get it back to the Spanish version!
EliminarWhatever gory end awaits Tuner, I’ll shed no tears for her.
And did we cover why that stupid little girl is refusing constantly that nice little servant boy? He is so cute, is she blind or something, I would be all over him in her place, he is so nice and kind and good looking too, which cannot be said for her.
EliminarOh, C’mon! What you find cute, or I think cute is not what everybody else has to like. Honestly, I find Jack cartoonish, but what irks me is that nobody thinks that maybe he’s not Bridget’s type, or she doesn’t want a romance in the working place, or doesn’t like to be pawed on first dates. Whenever a girl doesn’t like a boy, then it’s all “she’s a lesbian” or “she’s been sexually abused” which is Bridget’s case. Dull and predictable.
EliminarOh,yes, I totally forgot that storyline about her being abused, it was done so subtle I did not even get it immediately. But I still think he is very nice to her, he did not really paw her or anything.
EliminarIndeed, he’s not bad or unkind. Certainly not as pushy as Raikes on Monday’s episode, but we could start a conversation about boundaries in dating. In Victorian time, men were considered forward if they called women by their first name before their engagement. My mother used to say, “don’t let a man put his arm around you until there is some sort of commitment between the two of you” Girls in the 80s used baseball language to define dating etiquette: “first base”” second base”,” Fourth base or “Home Run” was going the whole hog. There were all sorts of discussions about whether one should let the guy get to First Base (mere kissing) on the first date. Yet nowadays, just putting a hand on the shoulder of a colleague or fellow worker is seen as sexual harassment. So, in Me Too days, we are going back to Victorian rules.
EliminarDesde FB de Valentina Parraga
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo: Marian necesita urgentemente darse un gran tortazo en la vida para que termine de entender su enorme ceguera social y su nula empatía. Pero capitulo a capitulo pierdo la esperanza. Me quedo con la tía odiosa: Parece ser la única junto con Bertha que sabe lo que quiere y como lograrlo. Y Peggy que es la gran heroina hasta ahora.
Para Valentina Del Rosario Parraga Marian es alguien a la que todo le sale bien y siempre cae parada y por eso no depierta a la realidad. La Tia Agnes es alguien que se dio (Y le dieron muchos tortazos) por eso hay que entenderla y apreciarla.
EliminarDe Valentina Parraga para María Elena Venant es una buena historia bien armada y con una muy buena galería de personajes. Sigo pegada. Gracias por ponerle la lupa a momentos brillantes!
EliminarPara Valentina Del Rosario Parraga Gracias a ti por seguirme. Se ha dicho mucho que el crédito se lo debemos a la Profesora Dunbar y a Sally Richardson Whitfield (la directora), ambas mujeres de color, pero el escritor sigue siendo Lord Fellowes que lleva años creando grandes personajes.
EliminarHola Male:
ResponderEliminarEste capítulo lo vi hace unas semanas y sentí tanto bochorno en la escena de Marian llegando (sin invitación) a la cada de Peggy y llevando ese "regalo". Tan tonta que es, además de prejuiciosa y como que no le da nada, después anda lo más bien pff. Ojalá evolucione pff
Hola Reina Any, que rico que te pongas al día con TGA. Pobre Marian, pero es que en serio….Esto me recordó algo que hizo MI Ma (y ella tenia la excusa de su enfermedad que la hacía vivir en el mundo de Bilz y Pap) Cuando nos fuimos a Villa Alemana, me hizo hacer un saco de todos los zapatos viejos, rotos, huachos (y hediondos) “porque allá son tan pobres que no tienen zapatos”. Obvio que apenas pude tiré el saco a la basura. Marian es cabeza de pollo, porque solo ver lo amplio del vestuario de Peggy (y el modo en que se expresa) y ya sabes que no es de la pobla.
EliminarSii, es cierto. Marian tiene 0 capacidad de observación, y 0 tino también.
EliminarAnoche empecé a ponerme al día porque la semana pasada vi Bridgerton. Me gustó bastante la temporada, más que la anterior.
Saludos!
Ay yo a Bridgerton le tiré la cadena, demasiado estrafalatria. En cambio, la segunda temporada de SAnditon está buenisima.
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