jueves, 8 de febrero de 2018

Las Novias del Año: Lo Mejor del Drama de Época del 2017



Iba a hacer un especial sobre la moda del period drama, pero con series dedicadas al tema como “The Collection” y otras que se enfocan en un personaje que cambia de ropa en cada escena (Victoria, The Crown),  se me iba a hacer interminable. Por eso lo resumí en un vistazo a los vestidos de novia más llamativos del drama de época del 2017.

Isabel II (The Crown)

En mis años de periodista, tuve muchas veces ocasión de escribir sobre este traje. Como ejemplo, cada vez que había que hacer algún álbum sobre novias reales o vestidos icónicos. Lo más comentado siempre ha sido en como en una era de austeridad se pudo conseguir algo tan deslumbrante. Aquí no se hizo trampa. La reina ahorró sus cupones de racionamiento para poder adquirir la suficiente tela para el vestido.

A pesar de que, en un gesto de delirante patriotismo, las británicas de todas las clases le donaron sus cupones para tela, la princesa se los regresó con sendas notas de agradecimiento. Era ilegal transferir cupones. Debido a eso, el gobierno le aumentó la cuota a la novia real con 200 cupones extras. Solo así se consiguió la suficiente seda china para un traje cuya recreación para “The Crown” ha costado 30 mil libras esterlinas.

Todo el crédito va para Norman Hartnell, modisto de la Familia Real, quien se las arregló para crear un vestido de líneas clásicas, de corte princesa con una falda levemente acampanada. El detalle está en el bordado. 10 mil perlas importadas de Norteamérica fueron incorporadas al traje simulando lilas, capullos de rosa y azahar, y jazmines. 350 modistas se encargaron de confeccionarlo. Tanto los bordados del vestido, como del velo de cuatro metros de largo, fueron inspirados por la “Primavera” de Botticelli.
Detalle de las flores en la "Primavera"

Como fue una boda otoñal, el vestido tenía mangas largas y un escote, en forma de corazón y no muy pronunciado, que la futura reina rellenó con un collar de perlas. Claire Foy, bajita como Su Majestad, también se encaramó en réplica de las sandalias forradas en satén que Edward Rayne diseñó para la futura soberana con hebillas de plata engarzadas en perlas.

Claire Foy declaró que la réplica pesaba una tonelada y que se admira de como Isabel pudo caminar con tanta dignidad cargando semejante peso. Agréguenle la famosa tiara de diamantes que le prestó la Reina Madre y que se partió ese día antes de la princesa salir para la Abadía de Westminster. Hubo que llamar de urgencia a un joyero para que la reparara, pero el mayor percance fue la desaparición del bouquet.
Réplica del segundo ramo de orquídeas

Tal como en la vida real, “The Crown” nos muestra a Isabel entrando y saliendo de la iglesia portando un gigantesco bouquet confeccionado con tres variedades de orquídeas cultivadas en invernaderos ingleses. Pero en la foto oficial de los novios y su entourage, la reina tiene las manos vacías. Recién me entero de que en algún momento del banquete ¡alguien le escamoteó las flores a la novia!

Por suerte, la madre de Isabel había impuesto una costumbre, que han seguido las novias de la realeza hasta hoy, de depositar las flores en la Tumba del Soldado Desconocido. Imagínense el bochorno si Isabel hubiera tenido que lanzar un ramillete que avadaba extraviado. Un mes más tarde, y en medio de la luna de miel, los novios volvieron a ponerse su “uniforme”, y el florista, Mr. Martin Longman, fabricó un nuevo ramo para sacarse fotos oficiales.

Reina Victoria (Victoria)

Ausente la preocupación por austeridades de la post guerra, la boda de la tatarabuela de Isabel fue mucho más aparatosa. Sobre todo, porque no se trataba de una princesita heredera sino de una reina de facto. La Pequeña Vicky, como en todo lo suyo, impuso su voluntad, gustos e instauró modas. Por ejemplo, el asociar el color blanco con las novias. Hasta entonces, las chicas pobres se casaban con su mejor vestido, de preferencia oscuro, y las aristócratas se envolvían en telas y encajes dorados como muestra de alcurnia.
Retrato de la época representando las bodas reales

El vestido de Victoria, siguiendo las normas costureras de la época, consiste en dos piezas, un canesú y una falda abombada. El material elegido fue un satén color crema totalmente cubierto por encaje de Devon, conocido como “Honiton”.

Victoria promovió ampliamente este encaje como parte de su apoyo a los encajeros ingleses. Ordenó que los ropones de bautizo de sus nueve hijos fuesen confeccionados con ese encaje, y también los vestidos de novia de sus hijas.  Las razones para usar un tono crema o blanco fueron precisamente para resaltar el encaje. El blanco era un color difícil de conseguir, por lo que solo una monarca podía aspirar a usarlo. Tan importante fue la elección del color, que la reina prohibió que otras damas presentes vistieran de blanco.
Jenna Coleman porta un ramo de  lirios del valle y mirto.

El famoso encaje fue luego separado del vestido y reciclado para los atuendos que Victoria usaría en los bautizos de sus hijos y la boda de su hija mayor. Al final, le regaló el encaje a su hija menor, la Princesa Beatriz, quien lo usaría el día de su matrimonio.  Es por eso por lo que la falda del vestido, originalmente hecha de encaje, ya no existe. A propósito, Victoria ha sido retratada en su vestido de novia luciendo otro collar con la Orden de la Liga. así se la representó en “La joven Victoria. Pero a diferencia de Emily Blunt, Jenna Coleman no uso la icónica condecoración en la serie “Victoria”.
Emily Blunt como "Young Victoria"


El velo de la reina tenia una cola de cinco metros y medio, y le sirvió de mortaja, siendo enterrada en el mismo. Complementó el vestido un par de chinelas sin taco, hechas en satén. La reina lucía ese día un juego de collar y aretes de brillantes turcos y un prendedor de zafiros, regalo del novio. Sin embargo, Vicky no usó diadema prefiriendo en cambio una hermosa corona de azahares que también se pondría de moda. Se pueden ver esos detalles en el retrato que Winterhalter pintaría de la joven reina.
Noten el prendedor de aápiros en el retrato de Winterhalter

El bouquet o posy estaba hecho de lirios del valle, la flor favorita de Victoria. La reina incluyó el mirto para dar fragancia a su ramo. Se plantó un arbusto de mirtos en el jardín del palacio, y desde entonces, las novias de la realeza han llevado unas hojitas de la planta en sus ramilletes. Kate Middleton fue la ultima en incluir mirto en su ramo. ¿Lo hará Meghan?

Maria Estuardo (Reign)

Este fue un año de novias reales en el drama de época. Después de Isabel y su tatarabuela Victoria, tuvimos a la antepasada más deslumbrante de estas señoras: Maria Estuardo. No hay noticia ni retrato de lo que vistió la Reina de los Escoceses cuando contrajo segundas nupcias, pero no importa. “Reign” se encargó de inventarse unas galas para Adelaide Kane. No fue la primera vez que la australiana iba al altar en la serie. Ya en la primera temporada lució un vestido muy moderno, y no solo por el color blanco, para casarse con el Delfín de Francia.

Es un vestido muy bonito confeccionado en encaje sobre un strapless blanco. Recuerda un poco al de la Duquesa de Cambridge, pero no tiene nada que ver con la moda renacentista. Sobre todo, porque los de vestuario lo sacaron de la coleccion Primavera 2012 de Monique Lhullier

Muy diferente fue el segundo matrimonio de la reina en esa última temporada donde se intentó empalmar la fantasía de “Reign” con la historia real.  Para casarse con su primo Henry Darnley, Maria lucio un traje hecho en encaje de oro, detalle que revelaba la alcurnia de la novia y que seguía las líneas de la época.  Un escote cuadrado, faldellín,  y el intento por crear la ilusión de un verdugado. 

Realmente se necesitaba de un verdugado, cuyo nombre común en ese siglo era ‘guardainfante”, puesto que Maria tenía que esconder su embarazo de sus súbditos. En vez de diadema como usó la primera vez, la reina escogió una corona de hojas artificiales que sostuvo su velo.

Nina (The Collection)

En “The Collection” lo más cercano a una protagonista fue Nina que comenzó la serie como colegiala-costurera-mamá soltera y acabó como modelo estrella, con anillo de compromiso en el bolsillo y con una idea en la mente de secuestrar a su hijo de la familia que lo adoptó. En medio de la serie, Paul Sabine sacó a Nina del taller y la convirtió en maniquí de su primera colección. Todo desfile que se respete acaba en un vestido de novia y Maison Sabine cerró el suyo con una creación magnífica.

Solo que la modelo Catherine, envidiosa de Nina, expuso el vestido a la luz incendiaria de las lamparas del fotógrafo Billy. ¡Tremenda catástrofe! Pero entró Super Claude Sabine que no iba dejar que ni su diseño ni su protegida quedaran mal.


lOs guantes hasta el codo no borran la ausencia de mangas

Tras una oportuna reparación, Nina lució en la pasarela un vestido que pretendía representar el espíritu de este New Look diseñado por Claude y mercadeado por su hermano Paul. Viendo los vestidos de novia de Dior (inspiración de los Hermanos Sabine) de ese tiempo, el modelo es un poco anacrónico.
Creacion de Dior del 48. Así el modisto veía las novias del New Look

Aunque la falda cumple con los requisitos de amplitud del estilo Dior, el resto del traje parece de este siglo con ese diseño strapless.   Hasta fines de los 90’s los vestidos de novia tenían mangas, aunque fueran tipo capa como el de Jackie Kennedy que se casó en un verano caluroso.
Detalle que deja ver las mangas del vestido de Jackie

La idea de un strapless para una boda obedeció a la economía de fines del Siglo XX. Se esperaba que las novias modernas reciclaran sus galas nupciales para poder lucirlas como vestido de fiesta en otra ocasión. Igual es agradable ver hoy día, novias tan dispares como Natalie Portman, La Duquesa de Cambridge e Ivanka Trump que regresan a la sobriedad de las mangas.
El regreso de las mangas: Nat, Ivanka y Kate

Volviendo al original vestido de Nina, además de no tener mangas ni breteles, hay un intento de convertirlo en traje de calle, con un grueso cinturón con hebilla. En vez de diadema de flores la novia usa un casquete que recuerda a los sombreros de día, el único detalle que se parece al New Look original son las yardas y yardas de tul que conforman el velo de novia.

Barbara Gilbert (Call the Midwife)

Cuando yo era joven (en los 70s) se puso de moda usar pieles para los tocados de novia invernales, pero no sabia que la moda llevaba ya algunos años. Al menos eso es lo que se deduce del vestido de novia de Barbara en el episodio final de la Sexta Temporada que tiene lugar en 1962.



Se ha vuelto costumbre en “Call the Midwife” terminar la temporada con una boda, o incluir esta en el especial navideño. Este año le tocó el turno a la comadrona Barbara y ahí vemos a las monjitas adornando el automóvil que llevará a la novia al altar.

Fue una boda un poco apresurada. Aunque el Reverendo Hereward y Barbara llevaban un tiempo comprometidos, al padre de la novia le salió una plaza de misionero en África. Barbara siempre había soñado que fuese su padre quien oficiase la ceremonia, por eso adelantaron la boda. Con poco tiempo y dinero, Bárbara no pudo hacerse el vestido, pero sus colegas de San Ramon Nonato hicieron una colecta para que se comprase el traje que le gustara.


Barbara y su tocado especial

Aunque las compañeras de Barbara ayudaron a vestirla, el público solo vino a conocer el vestido de novia cuando vimos a Barbara llegar ala iglesia envuelta en una capa de terciopelo blanco-ribeteada de armiño. Parecía la Reina de las Nieves.

Antes de llegar al altar, Bárbara se despojó de su capa y exhibió un vestido muy sencillo de líneas clásicas y escote redondo. Siempre práctica, la novia lució el peinado de todos los días que remató con una banda de encajes. El bouquet era de rosas rojas que hacían juego con el clavel del ojal del novio.

Tras la boda, Tom Hereward le tenía otra sorpresa a la novia. Cumplirle su sueño de un tiovivo para ella sola. Para soportar el frio del exterior, la nueva Mrs. Hereward volvió a ponerse la capa y podemos ver el detalle de su capucha.

¿Cuál de estas novias crees que fue la más bonita?

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