A muchos les gustó
el final de “The Terror” Infamy”—a mí me pareció soporífero—pero,
aunque hubiese sido magistral no compensa diez capítulos lentos y mediocres,
con personajes mal desarrollados, un libreto mal escrito y una lección de
historia que está lejos de ser didáctica o apegada a la verdad. Alerta, para quien no haya visto la serie (que inicia en España el 18 de noviembre) esta entrada esta plagada de spoilers.
En mi último post
intenté trazar la evolución de la tragedia Nisei en el cine y la televisión,
pero dejé sin discutir “Adiós a Manzanar”, la obra seminal sobre el tema. A
pesar de que el libro, y su adaptación televisiva, aportan una vivida descripción
del internamiento de japoneses americanos durante la Segunda Guerra Mundial,
por décadas han sido atacados incluso por miembros de la etnia nipona.
La Segunda
Temporada de “The Terror” iba a ser la contraparte de esa controversial obra. Sin embargo, acabó conservando clichés,
incluso casi plagiando aspectos de “Manzanar” a la vez que tergiversaba la
historia real y terminaba enlodando héroes y practicando racismo en reversa. ¿Se
puede decir que “TT: I” ha hecho más daño a las víctimas y que su lección de
historia desinforma más que enseña?
Japoneses “Atípicos”
Basada en los recuerdos de Jeanne Wakatsuki Houston,
A Farewell to Manzanar narra en primera persona como Jeanne, la menor de
una familia japonesa de California es arrancada de su hogar en Santa Mónica. Después
de un interludio en Terminal Island, ella, sus hermanos, su madre, abuelos y cuñados,
son llevados al campo de relocalización de Manzanar en la Sierra Nevada californiana.
Ko Wakatsuki,
padre de Jeanne, es arrestado por el FBI, acusado de haber (en su oficio de pescador)
participado en labores de espionaje. Ko es enviado a Dakota, a la prisión en el
Fuerte Lincoln. La separación del padre y las condiciones primitivas de su
internamiento afectan a la familia de Ko. Con su visión de niña de siete años,
Jeanne describe el hacinamiento, la suciedad, la falta de privacidad de un
campo mal armado y donde todo es un caos.
La liberación del
padre, quien llega apoyándose en un bastón debido a que sus pies se congelaron
en Fort Lincoln, no es una gran ayuda. Ha vuelto amargado y receloso, se la
pasa preparando sake clandestino con el que se emborracha. El alcohol lo vuelve
belicoso, agrede verbalmente a su familia e incluso intenta golpear a Misa, su
sacrificada esposa, provocando que su hijo menor de once años lo golpee a él.
Jeanne nota la
erosión de la vida familiar y busca consuelo en la compañía de unas monjitas
que viven en el campo, pero su sueño de bautizarse es obstaculizado por el padre.
La narrativa bifurca hasta filtrarse a través de dos prismas, el de Jeanne-niña
y el de Ko a través de los ojos de su hija adulta, más comprensiva ahora con
quien en un momento tildara de ser” un tirano jactancioso”. La desintegración de la familia y la perdida
de autoridad del padre, que simboliza lo ocurrido con la mayoría de los varones
japoneses, son para la autora los peores resultados del cautiverio.
El libro fue un
éxito, hasta hoy es lectura semi obligatoria en escuelas de Estados Unidos, a
pesar de que la corrección política exige ciertas “explicaciones” sobre el
aparente “racismo” de Jeanne y su familia. Eso se debe a que Jeanne y sus
hermanos se criaron en una comunidad caucásica sin japoneses cerca, puesto que
a Ko (que venía de la casta samurái) le molestaba que lo identificaran como
parte de un grupo étnico.
El primer
contacto de Jeanne con niños japoneses de su edad fue traumático, sobre todo
porque esto vino acompañado de bullying por parte de los nuevos compañeritos de
la pequeña, pero esto es visto hoy como culpa de los padres y de la misma
Jeanne. Una crítica incoherente puesto que va en contra de los principios de
asimilación e integración por los que abogan tanto derecha como izquierdas
caucásicas.
Tres años después
de publicado el libro, Jeanne y su esposo se acercaron a John Kerty que acababa
de dirigir la aclamada “Autobiografía de Miss Jean Pittman” con la intención de
que adaptara A Farewell to Manzanar. Ketty aceptó y consiguió que la CBS
auspiciara el proyecto a pesar de que temían hacer un filme sobre japoneses con
actores orientales. La CBS quería que la protagonista fuese una maestra blanca
instalada en Manzanar.
El filme, fiel al
libro, con Nobu McCarthy interpretando tanto a Jeanne adulta como a Misa, su madre,
fue una historia sobre japoneses y con actores japoneses. Yuki Shimoda quien
encarnará a Ko, tenía padres que habían estado internados en Manzanar, al igual
que otros en el elenco e incluso entre los extras. El telefilme tuvo una cálida
acogida y fue nominado para varios Emmy. Está completa en YouTube.
Sin embargo,
tanto el libro como el telefilme (principalmente este último) recibieron críticas
desde el sector asiático. La primera bomba vino de parte del dramaturgo Frank
Chin (que ni siquiera es japones). Un poco antes del debut, Chin escribió una
carta abierta al director Kerty en la cual exigía que sacasen su nombre (era
uno de los extras) de los créditos puesto que no quería ser asociado con un
filme “despreciable” uy n ejemplo vergonzoso de “racismo blanco”. Acababa
renegando de su amistad con los Houston a los que acusaba de venderse por “una
noche en el primetime de la CBS”.
Frank Chin |
En los últimos años,
Chin se ha hecho notar no por su obra sino por su costumbre de ofender a reconocidas
escritoras como Amy Tan y Maxine Hong Kingston a las que culpa de promover estereotipos
sobre la cultura china. Me parece que Don Chin es un poquito envidioso y que
debe haber habido algún roce personal para provocar una reacción tan exagerada
en contra de “A Farewell to Manzanar”.
El activista
Raymond Okamura sería más sutil, pero igual de lapidario, en el material que enviaría al New York Times y al Los
Ángeles Times y que influiría en las críticas de ambos periódicos. Básicamente, las quejas de Chin y Okamura eran
similares y se concentraban en los mismos puntos
1.
Ausencia
de información sobre el racismo existente en los Estados Unidos en 1942.
2.
Descripción
de “resistentes” (participantes en los disturbios de Manzanar y No-No Boys)
como maleantes
3.
Abundancia
de personajes caucásicos positivos
4.
Familia
japonesa “atípica”
5.
Final
Feliz
Esta última
acusación fue un poco injusta, puesto que por motivos de tiempo y espacio se
tuvo que resumir la narrativa. De los once hermanos solo quedaron cinco y hasta
les cambiaron el nombre.
También se cambiaron los nombres de personajes reales, pero controversiales. Lo más grave fue que hubo que reducir la biografía de Jeanne, su vida antes y después de Manzanar y el racismo experimentado en la posguerra. He ahí “el final feliz” en que Ko que acaba de adquirir un auto nuevo abandona el campo con su familia con la sensación de que ha recobrado su autoridad. En el libro, Jeanne acaba con una reflexión motivada por su visita a Manzanar de que su vida comenzó en el campo mientras que la de su padre acabó en ese lugar.
También se cambiaron los nombres de personajes reales, pero controversiales. Lo más grave fue que hubo que reducir la biografía de Jeanne, su vida antes y después de Manzanar y el racismo experimentado en la posguerra. He ahí “el final feliz” en que Ko que acaba de adquirir un auto nuevo abandona el campo con su familia con la sensación de que ha recobrado su autoridad. En el libro, Jeanne acaba con una reflexión motivada por su visita a Manzanar de que su vida comenzó en el campo mientras que la de su padre acabó en ese lugar.
El auto de la discordia de los Wakatsuki |
SPOILER ¡Tanto escándalo
y Woo acaba “TT: I” también en una nota sentimental que llega a ser cursi!
Todos los japoneses celebrando Obon en Hawái, y Yuko la asesina en serie, se ve
feliz,
eternamente preñada, paseando bajo cerezos en flor. Y ni hablar el autito de
Chester, más leal y resistente que el Herbie de Lindsay Lohan.
Obon en Hawaii |
El fiel Packard de Chester |
“Una Bienvenida
Rareza”
Un triste
resultado de las criticas caídas sobre “A Farewell to Manzanar” fue que, en
décadas siguientes, cohibieron otros posibles proyectos sobre el tema de los
campos de internamiento. Como mostré en mi entrada anterior, solo se hicieron
documentales, ningún dramatizado sobre la existencia en estos espacios. Por eso
la segunda temporada de “The Terror” era tan importante.
Así lo expresó
Andrew Chow en su invitación a ver la serie en la revista Time: “Cuando “The Terror: Infamy” debute en AMC este
12 de agosto será una bienvenida rareza, una descripción completa de los campos
de encarcelación de los japoneses-americanos durante la Segunda Guerra Mundial”.
Pues ya
comenzamos mal Mr. Chow, porque “TT: I” realmente terminó siendo la saga de
Chester Nakayama (Derek Mio) y sus esfuerzos por sacarse de encima el molesto
fantasmita de su madre biológica. Para
el tercer capítulo, Chester y su familia se encuentran tras alambre de espino
en el (muy) ficticio campo de Colinas de Oro. Dos capítulos más adelante,
Chester está en Guadalcanal y desde ese momento la historia de Colinas de Oro y
sus prisioneros se convierte en un tópico periférico que no es preponderante ni
está tratado de manera coherente.
Tanto Chow, como
el escritor de la serie Alexander Woo, se esmeran en recordar ejemplos anteriores,
para recalcar que “TT: I” corregirá cualquier falsa información o confusión que
los otros filmes hayan dejado. Por supuesto se le da su zarpazo a “A Farewell
to Manzanar” a su retrato de los internados como dóciles sumisos y a su
inhabilidad de describir el racismo que acompañó a los japoneses desde que
llegaron a Estados Unidos a mediados del Siglo XIX.
¿Pero “TT: I”
realmente corrige esa omisión? Una queja sobre “Farewell to Manzanar” es que el
filme inicia con los Wakatsuki celebrando sus bodas de plata en compañía de
amigos caucásicos. En el libro, Jeanne es muy clara al decir que su familia
nunca vivió entre japoneses, que su padre tenía amigos italianos y portugueses
y que ella solo vino a conocer niños asiáticos cuando se fueron, después de
Pearl Harbor, a Terminal Island.
Para despreciar
tanto “Farewell”, “TT: I” le pide prestado bastante material. Chester y su familia
viven en Terminal Island. Henry Nakayama (Sumi Shigato) es un pescador Issei
tal como lo era Ko Wakatsuki. Henry también es arrestado por el FBI y llevado a
Fort Lincoln en las Dakotas de donde también regresa cojeando y con los pies
congelados. Vuelve amargado de su experiencia y reacciona con violencia en
contra de su familia, etc. ¿No que esto se basaba en los recuerdos de George
Takei (cuyas apariciones en “TT: I” son
cada vez más escasas) y en los recuerdos del abuelo de Derek Mio y de los
parientes de otros miembros del equipo?
Los Nakayama
tampoco son muy “típicos”. Le han ocultado a su Chester que es adoptado, que su
tía Yuko (Kike Sukesane) en realidad lo tuvo fuera del matrimonio, lo dejó con
las monjas, que se suicidó. Es el espíritu
de Yuko el que ahora busca venganza en Chester, su familia, sus vecinos y
otros.
Mas importante,
al comienzo Chester es un Nisei totalmente americanizado, estudiante de la Universidad
de Los Angeles, que sueña con ser un fotógrafo internacional y que tiene varios
amigos en la comunidad caucásica. A pesar de que “TT: I” se luce presentándonos
individuos despreciable tras otro, cuyo único vínculo en común es ser blancos,
hay personajes positivos no-japoneses como el maestro de Chester que lo auxilia
aun cuando la ley se lo prohíbe.
El amigo marinero
de Chester cambia de actitud después de Pearl Harbor, pero, aunque se muestra
frio y distante cuando expulsa a los Nakayama de su hogar, no miente al decir
que sus compañeros lo harían de manera más brutal y humillante. En la realidad,
las expulsiones fueron conducidas por personal militar armado, y con bayonetas
en sus rifles, como recuerda George Takei.
La Orden
Ejecutiva 9066 y los Campos de Relocalización
Hay algo de
cierto en que el internamiento fue para proteger a los Nikkei de la población
Anglo. Hubo realmente una histeria antijaponesa en el país azuzada por gente
como Fletcher Bowron, alcalde de Los Ángeles, y el general Bendetsen encargado de diseñar la
Orden Ejecutiva 9066, y de todo el proceso de internación. Gran culpable (¿cuándo
no?) fue la prensa estridente y racista. Ni hablar de la campaña de propaganda
militar que asustó hasta el mismo
McCarthur con sus imágenes caricaturescas y amenazadoras de los japoneses.
Abajo les dejó una ilustración del DR. Seuss que en ese tiempo era parte de esa
campaña.
Aun cuando la
población Nikkei se encontró tras alambre de espino, seguían las críticas y
murmuraciones de parte de la prensa de que en los campos se comía mejor que
afuera donde alimentos y otros insumos estaban racionados. Eso llevó a una
reducción tanto de comida como de la calidad de esta. Cansada de tanto rumor,
la Primera Dama Eleanor Roosevelt, bajó al campo de Gila River en Arizona para
probar la comida. Tras un vaso de leche anunció públicamente que estaba agria y
que era imbebible.
Por otro lado,
fueron las quejas de los vecinos de Manzanar las que ayudaron a conseguir que
se destituyese al primer director Roy Nash, acusándolo de sacar a prisioneros a
cenar en restaurantes cercanos o a hacer picnics fuera del campo. Incluso hubo
ataques contra internados que se encontraban fuera de los campos. En Jerome
(Arkansas) a un soldado Nisei en uniforme que había venido a visitar a un
pariente se le disparó. Otro incidente acabó con dos prisioneros heridos por un
jinete local a pesar de que estaban custodiados y haciendo labores agrícolas
relacionadas con el campo.
Una ironía que no
aparece en “TT: I” es que en todos los campos existían “pases de salida” fuera
para trabajar, o para ir de excursión (eso lo cuenta Jeanne Wakatsuki en “Adiós
a Manzanar”). Parece increíble cuando a cuatro internados (en diferentes
campos) se les mató porque se creyó que intentaban escapar. Hubo alumnos que
pudieron estudiar en escuelas y universidades cercanas, artistas que fueron a
actuar enfrente de audiencias caucásicas, maestros que enseñaron en escuelas
locales, y deportistas que compitieron en poblaciones adyacentes a los campos.
Uno de los campos
mejor llevados, fue el pequeño Amache (Granada) en Colorado, donde los internos
podían ir de compras y a tomar sodas en las farmacias del pueblo cercano. Eso a
pesar de que la población se molestó cuando se construyó una escuela nueva
adentro del campo para alumnos japoneses (y los maestros “blancos” comenzaron a
ir a enseñar allá). La administración de
Amache era amistosa, la policía militar era relajada, el resultado fue que ese
campo contó con pocos resistentes y con un alto enrolamiento en el Batallón
442.
Me temo que
debido a que George Takei estuvo internado en el atípico Campo del Lago Tule en
la frontera California-Oregón es que Colinas de Oro sea descrita como un espacio
peor que los campos normales. Tule Lake se convirtió en un reducto de
malcontentos, disidentes y elementos considerados peligrosos. Fue el peor
campo, en realidad un sitio de castigo donde había ley marcial y donde la
administración estaba en manos de militares.
Ese es otro
absurdo de la serie, poner al Mayor Bowen (C. Thomas Howell) como mandamás de
Colinas de Oro. ningún director de campos pertenecía las fuerzas armadas. Tanto
los campos como los prisioneros estaban bajo la autoridad de una entidad civil,
la War Relocation Authority. La WRA estuvo dirigida al comienzo por el educador
Milton Eisenhower (hermano del famoso general) quien renunció por estar en
contra del internamiento. Luego por Dylon S. Mayer, un profesor de agronomía
que trabajaba para el Departamento de Agricultura.
Lo peor de los
campos era el hacinamiento, la suciedad, la falta de privacidad, la mala calidad
de la comida. Jeanne Wakatsuki Houston ha descrito la traumática experiencia de
ir al baño en inodoros inmundos, expuestos, donde no había cabinas ni ningún
tipo de división para dar un poco de privacidad al que los usaba. Ella recuerda
a una dama de clase alta que se había construido un biombo de cartón y que se
lo prestó a Misa, madre de la autora. Ninguno de estos detalles que convertían
la vida cotidiana en un horror son descritos en “TT: I”. En cambio, se decantan
por esperpénticos errores como obligar a los presos de Fort Lincoln a pescar en
el hielo, o la ejecución de Ken (Christopher Naoki Lee). A continuacion fotografías de vviendas en tres campos para notar la diferencia:
Tule Lake, parece una cárcel |
Jerome Relocation Camp (Arkansas) |
Amache (Colorado) |
Incluso, lo único
que yo llamaría “atrocidad” y que en realidad es una falla burocrática, fue la
prohibición de las autoridades (y esto es algo que se decidió en Washington) de
permitir a la Cruz Roja visitar los campos o la de traer insumos médicos a
estos. El resultado es que las medicinas eran escasas.
El personal que
debía atender los casos médicos debía salir de las filas de los internados y se
les pagaba la mínima suma de $19 mensuales. Eso recibía Misa, la madre de Jeanne
Wakatsuki Houston, que era enfermera nutricionista. Había voluntarias cuáqueras
(como la Lois de “Adiós a Manzanar”) entre las enfermeras que ganaban $150 mensuales.
Eso es otro
detalle que no muestra “TT: I”. Cuando el Mayor Bowen solicita que los jóvenes Nisei
construyan una cerca (“Ustedes son un pueblo trabajador”) ni él ni los
muchachos mencionan pago alguno. Aunque poco, todo trabajo en los campos era
remunerado. Incluso algunos internos pusieron sus propios negocios (peluquerías,
lavanderías, hasta un cine).
Debido al mal sueldo,
muchos médicos japoneses solicitaron y obtuvieron permiso para ir a trabajar a
hospitales fuera de los campos, dejando a la población internada a merced de un
personal cada vez más reducido e incapaz de enfrentar crisis de salud. El parto
de Luz mal atendido por un incompetente facultativo y que deviene en la muerte
de sus gemelos es una de las pocas realidades que TT: I” muestra. En Adiós a
Manzanar, Jeanne y su familia también agonizan ante el prospecto de que su
hermana Eleanor dé a luz en el campo ya que no hay buenos obstetras cerca.
Otro flagelo que
enfrentaban los médicos de los campos eran las epidemias. Jeanne W. Houston
cuenta como el mal estado de la comida provocaba diarreas constantes, hubo
epidemias de disentería. Aunque se intentó vacunar a los internados contra
enfermedades como la tifoidea, la viruela y la toz ferina, no se pudieron
evitar epidemias de enfermedades contagiosas como tuberculosis e influenza. En
zonas pantanosas como Jerome en Arkansas, hubo epidemias de paludismo.
En “TT: I “nos
muestran una plaga que parece haber sido causada (como todo) por el espíritu de
Yuko. Aunque aparentemente la negativa del Mayor Bowen de enviar a los enfermos
a un hospital fuera del campo se debe a un capricho sádico, puede que el
director del campo bien esté siendo manejado por el espectro que acaba de
poseerlo y no lo ha matado como es su costumbre.
Finalmente, entre Ken y Amy (Miki Ishikawa) consiguen
el traslado de los enfermos, aunque esto le cueste la vida al primero. El tal
traslado nunca hubiese podido tener lugar puesto que (precisamente para no
esparcir epidemias) estaba terminantemente prohibido sacar enfermos o cadáveres
de los campos, se les atendía in situ, se les enterraba in situ. Una
lástima que, en su afán de convertir a Bowen y a Yuko en los grandes villanos
de la historia, Woo y el resto del equipo, hayan caído en otra melodramática
distorsión de la realidad.
Yuko y Amy: ¿Objetos
sexuales?
En el artículo de
Time, se cita a Reneé Imaja-Peña, catedrática de la UCLA, quien hace befa
del cliché del romance birracial (que aparece en “Midway”, “Come, See the Paradise
y” Snow Falling on Cedars”) del “salvador blanco” y la “sexualización de la
japonesa”. Se olvida la catedrática de la otra cara de la moneda, cuando el
romance gira en torno a japones y caucásica que apareció en “El Martillo de Vidrio”
y en la elevación de James Shigeta al estatus de sex symbol en los 50.
En “The Terror”
también se ha jugado con el romance birracial. Tal como Edward Albert, Ethan
Hawke y Dennis Quaid, Chester quiere “rescatar” a Luz (Cristina Rodlo), su
novia-amante-esposa chicana, pero tal como le dice su padre solo consigue “acumular
desgracias “sobre ella.
En cuanto a la
sexualización de la mujer nipona esto es evidente en Yuko, castigada por
ejercer su sexualidad en un mundo patriarcal. La primera vez que Yuko se le
aparece a su hijo es en un burdel y cuando acaba con Furuya, el esposo que la
expulsó del hogar por preñarse de otro, Yuko comienza con una violenta
seducción que deviene en un beso vampírico en el que le arranca la lengua a su víctima.
Pero a pesar de
las admoniciones de la profesora Imaja-Peña, se vuelve a caer en la
sexualización de una mujer japonesa en la subtrama más descabellada de la
serie, me refiero al triangulo shakesperiano de Amy-Mayor Bowen-Ken. Amy Yoshida
es la vecina y amiga de la infancia de Chester. Es una chica moderna e
inteligente, bueno, al menos, nos la venden como tal. Llega a Colinas de Oro
con los Nakayama. Ahí conoce a Ken. Pobrecito, pero después de Chester es el
personaje más repelente de la serie.
A Ken nos lo
presentan como el angelino sofisticado, el que se burla del parroquialismo de
los de Terminal Island, el que extraña la Gran Ciudad. Entretanto, la madre de Amy
“se la ofrece” al Mayor Bowen, el director del campo, como secretaria (según lo
que he leído el personal de oficina en los campos era caucásico precisamente
para evitar peligrosas confraternizaciones).
Es una entrevista
penosa, La Señora Yoshida (Hira Ambrosino) se empeña en convencer al director
que su hija es una patriota. Amy—que no
lo es—adopta una actitud displicente, Bowen la escudriña (más tarde descubrimos que
siente mucho recelo por los japoneses. Tal tipo de persona no hubiese sido
escogida para el puesto). Por supuesto que algunos recappers, que se sienten
con la obligación de explicarnos todo, dicen que la mirada del Mayor es una de “depredador
sexual”.
Pues la
depredación consistirá a lo largo de la serie nada más que en traerle flores a
la secretaria. Incluso cuando Bowen tiene la oportunidad de violarla no lo
hace, pero Amy actúa como si fuera una damisela victoriana (mitutera) expuesta
al acoso de un villano de esos que se atusan el bigote.
Entretanto Amy y
Ken se hacen amantes algo sabido por todos (incluyendo el Mayor Bowen). Llega
el momento de llenar el famoso Formulario de Lealtad que exigía de los
internados un repudio a su lealtad para con el Emperador y una admisión de su
deseo de servir en las fuerzas armadas estadounidenses.
Uno se imaginaria
que el americanizado Ken no tendría problemas en ir a pelear por su país (él es
Nisei ósea es ciudadano americano) y en renunciar a su lealtad al Emperador.
Pero no, Ken no quiere “morir”, ni volver a Japón, ni ir preso, las tres opciones
que ve en el formulario. De pronto se vuelve totalmente japones, incluso hace
un símil y usa un término racista (gaijin) para referirse a los blancos. ¿Ósea
Bowen es racista por atribuirles virtudes a los japoneses, en cambio Ken que se
burla del físico de los blancos no lo es? A esta serie le gusta la Ley del
Embudo.
Ken se convierte
en un “No-No Boy” hasta que Amy cambia sus respuestas en el formulario.
Enojado, Ken, en vez de rebelarse y unirse a los otros “No-No Boys” que son
embarcados para Tule Lake, carga contra Amy. Pero eso no es lo que me molesta
de Ken, es que antes y después de su relación con Amy, cada vez que hay un
problema corre donde ella para pedirle que interceda ante el Mayor Bowen y
siempre es porque “he likes you”. Ósea, Ken se da cuenta que la Amy le gusta al
director y quiere que ella se aproveche. Mijo, eso, en mi país, se llama “cafichear”.
Estalla una
epidemia de influenza en el campo, justo cuando Yuko anda dando vueltas por
ahí. La yurei ha poseído al Mayor Bowen, pero inexplicablemente no lo mata como
es su costumbre. Bowen desaparece. Ken acorrala a Amy y le exige que convenza a
su jefe de enviar a los enfermos al hospital. La acusa de ser “la mascota de
Bowen”. Amy encuentra al director en un estado deplorable. El mismo admite no
sentirse bien y Amy teme que se haya contagiado de la gripe.
El problema es
que Bowen está completamente paranoico, cree que Yuko es algún truco de magia
oriental que los internados han enviado para neutralizarlo. Le dice a Amy “Esto
lo provocaron ustedes. Hasta que no sepa qué tipo de hechizo me han echado,
nadie sale de aquí”. Si yo escribiera
este guion hubiese tenido varios caminos para seguir, menos el que elige Amy de
bajar la cabeza e irse en silencio.
Cuando Ken la
acosa le grita que haga algo él. Ken que como todos los japoneses jóvenes de
este cuento no tiene ni un dedo de frente, se presenta en la noche en la cabina
de Bowen quien cree que lo envió Yuko para vengarse. Apunta a Ken con un
revolver.
Se van a las
manos, hay una trifulca, ken le rompe una mano, le arrebata el arma y lo
amenaza con matarlo si no llama una ambulancia. Bowen se niega y es Amy quien
al final usurpa la autoridad de su patrón, pero es descubierta. Bowen la
perdona, no impide el traslado de los heridos, pero, aunque su primera
intención es mandar a Ken a Tule Lake, luego impulsivamente lo hace matar.
En una entrevista, C. Thomas Howell explicó que este había sido un
crimen pasional, que mató a Ken por celos. ¿Es que realmente todo fue tan WTF
que muchos hemos quedado con la impresión de que el Mayor todavía estaba bajo
la maligna influencia de Yuko.
Amy decide hacer
justicia. Nunca sabemos que excusa dio Bowen para matar a Ken. El director le
dice a Amy (sin saber que ella lo está grabando) “Corazón, algunos perros deben
ser sacrificados”. Amy envía la grabación a Washington donde es interceptada
por un amigo de Bowen que lo alerta. El director secuestra a Amy. No se sabe con qué intención, puesto que ni la
mata ni la viola. Se contenta con romperle un dedo y endilgarle un discurso que
alterna con confesión romántica (“I really liked you, Amy!), con quejas contra
la deslealtad nipona, con autorreproches por no haberse comportado a la altura
moral de un oficial.
Entremedio, se
corta la luz. Amy (con un dedo roto) se desata, le atiza un silletazo a su
captor que convenientemente cae de hocico en una poza de agua y ahí ella lo ahoga.
Al día siguiente nadie echa de menos al Mayor, los japoneses dejan el campo, Amy
es la primera en cruzar presurosa la puerta de Colinas de Oro. Y Colorín
Colorado…
Esta historia es
la más irreal de todo el cuento. Ningún campo por pequeño que fuera tenía un
solo director (y ciertamente no un militar) a cargo. Bajo los Directores de Proyecto
había toda una red burocrática de policías, bomberos, personal de oficina y
subdirectores. Debajo de ellos estaba la JACL, el consejo formado por un equipo
de delegados japoneses, los más prominentes en el campo que en Manzanar
incluían a las monjas tan queridas por Jeanne. Debajo de ellos estaban los líderes
de block. Cada block estaba formado por un determinado grupo de familias o
individuos y sus cuitas se las pasaban a los blocks managers. Si Amy
hubiese querido acercarse con una queja al director hubiese tenido que cruzar
muchos canales burocráticos.
Conflictos Entre
Internados y la Verdadera Resistencia
Algo que
“Farewell to Manzanar” si describe es el conflicto entre los mismos prisioneros,
Había rencillas que databan de comunidades como “Little Tokyo” en Los Angeles y
que precedían al internamiento. Hubo
pugna generacional entre Isseis y Niseis, y disputas entre los internados y los
miembros de la JACL que eran acusados de colaborar con el enemigo. Ko Wakatsuki
cayó en el alcoholismo por haber sido considerado un “Inu” (perro), un traidor
que había colaborado como interprete con el FBI delatando compañeros durante su
estadía en Fort Lincoln.
Los mayores
problemas y los estallidos de violencia fueron motivados inicialmente por reyertas
entre los mismos internados y siempre teniendo como blancos a alguna autoridad Nisei
que era vista como colaboradora. El alzamiento de Manzanar se debió a que un
grupo intentó linchar a Fred Tayama, uno de los líderes de la JACL, que tuvo
que ser ocultado bajo una cama de hospital.
También es
inconcebible que la muerte de Ken no haya sido investigada. Se conoce
oficialmente de siete muertos por balas de la policía militar. Dos murieron en
el alzamiento de Manzanar. A dos viejitos se les aplicó la ley fuga camino a un
campo. Un preso murió tras un altercado verbal con un soldado caucásico en Tule
Lake. Otro señor fue asesinado cuando intentaba recoger su periódico y el
guardia creyó que intentaba escaparse.
Funeral de los muertos en el alzamiemto de Manzanar |
El caso más trágico
es el del funcionario consular Kensaburo Oshima. Trasladado desde Hawái a un
centro de detención en Oklahoma, perdió la razón y un día enloquecido comenzó a
escalar una reja con el resultado de que recibió un balazo mortal. En “TT: I”
se ha intentado recrear ese caso con la muerte de el Señor Yoshida (James Saíto),
padre de Amy
El espíritu de
Yuko invade a Yoshida quien ataca a un guardia le quita el arma e intenta huir.
Tratan de detenerlo tanto sus parientes como los policías. Finalmente lo abaten
a tiros, pero es una acción comprensible puesto que Yoshida iba armado y amenazaba
con disparar. En cambio, cuando Chester intenta huir solo le dan una paliza.
Son estas ambigüedades las que desconciertan al espectador y hacen más
incomprensible el retrato de la encarcelación de los japoneses.
Todos los casos
de guardias que mataron prisioneros fueron sometidos a investigación, a juicio
del guardia y aunque a solo uno se le declaró culpable (el castigo fue pagar el
costo de la bala usada), los homicidas eran trasladados a otros campos para
evitar represalias. Que Bowen siga en su puesto y que nadie comente el
asesinato de Ken es inconcebible y no pudo pasar en la realidad.
Mucho se criticó
a “Farewell to Manzanar” por mostrar los actos de resistencia en contra de las
autoridades (alzamiento de Manzanar, No-No Boys) como acciones aisladas de
malcontentos. Aun así “TT: I tampoco hace muy buen trabajo al describir la
evasión del servicio militar y el repudio al Formulario de Lealtad. Pero
ninguno de esos sucesos es un acto de resistencia muy meritorio.
En cambio,
ninguna obra sobre el tema menciona los intentos oficiales de los mismos internados por demostrar la
ilegalidad de la Orden Ejecutiva de Roosevelt y como la última demanda si
consiguió que se repeliera esta y se liberara a los encarcelados. Tampoco se
habla de las huelgas. Ningún campo se libró de huelgas que consiguieron que
rodaran cabezas y que hubiera mejoras.
Por último, es
infamante el modo en que han ensuciado la memoria de los veteranos Nisei. Toda
la serie ha mostrado que los japoneses americanos estaban muy enojados con los
Estados Unidos y se rehusaban a servir en sus fuerzas armadas. Chester se
enlista para huir de Yuko, Ken se resiste y nadie sabe por qué se enlistó Walt
Yoshida.
Aunque si bien es
cierto que hubo una evasión al servicio militar también es un factor probado
que el servicio activo de los Nisei en Europa y en el Pacifico fue honroso. MacArthur
diría de los Nisei en los servicios de inteligencia (donde sirve Chester) que “acortaron
la guerra por dos años”” y sabido es que el batallón 442 fue el más condecorado
de la guerra. No tan sabido es que fue el batallón de Artillería 522 (también
compuesto por japoneses) el primero en entrar en Dachau.
La misma serie
con su incoherencia habitual hace decir al Mayor Bowen que Colinas de Oro tiene
la cifra más alta de héroes Nisei. ¿Pero quienes son esos héroes que nunca nos
los muestran? Ciertamente no lo es Walt Yoshida (Lee Shorten) que se aparece en
el campo a mediados del ‘45 para reclutar soldados para la Campaña del
Pacifico.
Era común que los
veteranos de Europa hiciesen tours por los campos como parte de una campaña de reclutamiento
y para aclarar falsos rumores como que los Nisei eran usados de carne de cañón
por sus oficiales blancos. ¿Pero que hace Walt? Precisamente le cuenta este mito a Toshiro Furuya
(Alex Shimizu) para disuadirlo de enlistarse. Walt se revela como un tremendo
hipócrita ya que no alerta a otros soldados, solo a su amigo.
Para entenderlo
debemos recordar que los escritores Alexander Woo y Max Borenstein son
Generación X. Para ellos patriotismo es una blasfemia y es chic insultar a su
país y sus instituciones. Solo que eso no ocurría en la Segunda Guerra Mundial.
Hubo quienes se negaron a servir y eso incluyó también a caucásicos. Hubo
Isseis, Nisseis y Kobeis que quisieron que los repatriaran y se entrenaron
clandestinamente para unirse al ejercito japones, pero la gran mayoría sirvió
devotamente en el ejército del país que los había encarcelado, se cubrieron de
gloria y eso fue motivo de orgullo para ellos y sus familias. Una serie de
televisión no puede enlodar su memoria.
Borenstein
escribió el guion de la última versión de “Godzilla” y de “Kong Island”. Woo
fue guionista de las peores temporadas “True Blood”. Eso se nota en lo mejor de
“The Terror”, los efectos especiales. Donde patinan es en el guion. Woo también
escribió una serie que se canceló tras dos temporadas, sobre el Proyecto
Manhattan que construyó la bomba atómica. Es un poco tragicómico que en la
Wikipedia digan que “Manhattan” es una serie “que no pretende ser histórica”.
Esa advertencia ya debería haber alertado a Sir Ridley Scott de que Woo no es el libretista adecuado para informar sobre una tragedia histórica. Pero como dijeron los recappers italianos Sir Ridley “no se molestó en revisar los guiones de esta serie”.
Esa advertencia ya debería haber alertado a Sir Ridley Scott de que Woo no es el libretista adecuado para informar sobre una tragedia histórica. Pero como dijeron los recappers italianos Sir Ridley “no se molestó en revisar los guiones de esta serie”.
Al final en su
afán de poner como grandes villanos a Estados Unidos, su gobierno y su ejército
(todos personificados por el pobrecito Mayor Bowen) Woo y Borenstein cometieron
una gran burrada porque ningún personaje japonés es simpático o merece cariño u
respeto. Todos terminan reafirmando la paranoia de sus coterráneos gringos de
que son desleales, solapados y peligrosos. Y la gran causante de todos los
problemas es…Yuko.
Efectivamente,
cuando Yuko mata al ex jefe de Henry provoca sospechas sobre este que acaban
con él en Fort Lincoln. Yuko causa la muerte de Yoshida y de Furuya e induce el
suicidio de un guardia consiguiendo que Bowen requise el sake y encarcele a
Walt. Yuko hace que Chester vuelva deshonrado y bajo sospecha al campo. Yuko
posee al Mayor Bowen y desencadena tragedias.
Antes de morir,
Bowen le confiesa a Amy que estaba a punto de creer que encerrar a los
japoneses era una mala idea, pero… ¿quién lo hizo cambiar de Idea? Yuko. La
fantasma es mala, mata gente (¡8 japoneses, cinco mexicanos y solo dos blancos!);
destruye la felicidad de Luz, la deja huérfana de padre, abuela y párroco; quiere
llevar niños al infierno. Realmente nadie le gana en perversidad.
Si querían hacer
una serie que honrase el recuerdo de los japoneses injustamente encarcelados,
no tenían que haber creado un monstruo nipón. Ciertamente en ese sentido fueron
mucho más racistas y desubicados que el despreciado “Farewell to Manzanar”.
Como dijo Nancy Matsumoto en The Atlantic eso fue apilar más tragedia sobre los
internados.
DEsde FB
ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra Vaya joya la serie esa. Como me temía la ficción estadounidense se encuentra ideologizada, politizada y con un fuerte rechazo de sí misma. Por corrección política. El artículo del blog está muy bien escrito y aunque sólo sea productor Scott vuelve a fracasar a la hora de recrear la historia del pasado buscando más la truculencia y el morbo que la veracidad y contar una buena historia. Se cae en las tesis de Edward W. Said de criminalización del varón de raza blanca solo por serlo. Cómo dices y esto es lo peor tampoco deja en buen lugar a los japoneses. No es 7 años de esclavitud por ejemplo, salvo con excepciones de blancos malísimos y gente de raza negra libre del pecado original, edenica. Estamos en una especie de clima que se ha impuesto desde juego de tronos una especie de conflictos entre los malos y los más malos. A largo plazo esto va a provocar mucho resentimiento y mucho odio en la sociedad americana.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Has tocado el punto clave al compararla con Seven Years parece como si el modo en que los afro-americanos estan revisando su historia, con mucha agresividad y racismo en reversa, estuviese determinando como otros grupos etnicos deben ver su experiencia en USA. Y no me parece bien, es un juego de victimizacion que a la larga acaba deviniendo en mas fastidio, mas rechazo, mas racismo
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ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra María Elena Venant Hay una película que me preocupo mucho, que se estuvo hablando de ella para ir a los Óscars, pero no cuajo no me refiero al Mayordomo, que se hizo para mayor gloria de Obama, y que se atrevieron a darle los premios optando por Siete años de esclavitud (está película es interesante compararla con la Pasión, obviando el presunto antisemitismo. Se acusaba a la peli de Gibson de ser maniquea, sádica y violenta y se hizo campaña contra ella en Estados Unidos y en España) pero siete años de esclavitud es el mismo planteamiento, pero sustituyendo a Cristo por el protagonista. Creo que la paliza a Lupita Nyongo es de aúpa. Pero no es siete años de esclavitud la que me preocupa sino El Nacimiento de una nación y no la de Griffiths. Esa película que contaba el levantamiento de Nat Turner se tenía preparada para los Óscars y creo que era una invitación al odio y la venganza y sino hubiera sido por ciertos escándalo s era la cinta que iba a ganar los Óscars y es una muestra es el estado de degradación y radicalismo que hay en Hollywood.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Si supe de Birth of a Nation, pero yo ya asimilé y no me meto con los afro-americanos, lo que me molesta es que busquen que toda historia de grupos etnicos vs caucasicos sea solo de victimas y verdugos. uNo piensa que a diez años de acabada la guerra en Europa, ya Hollywood hacia filmes sobre alemanes "buenos". Y gracias a Schindler's list tenemos tambien la idea de Nazis que no lo eran tanto. viste "The Exception"? No es posible contar el cuento desde un punto de vista maniqueo en que todos los blancos, todos los arios sean malos. eS lo mismo que los cuentos feministas donde todos los hombres son perversos.
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ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra María Elena Venant No, no sabía nada de The exception. A mí no me desagrada la gente de raza negra, sólo veo unas actitudes en el cine. Por ejemplo una peli como Blade todos los vampiros malos eran blancos y algunos rubios, luego Weasley Snipes se quejaba de que no había suficientes actores negros. Lo que pasó en Una arruga en el tiempo fue lamentable. A mí no me importa que se hagan pelis dónde estén más presentes los afroamericanos. Ya te he dicho que me encantan el Príncipe de Bel Air y Cosas de Casa The fresh Prince y Family Matter porque tenías un vínculo con ellos. Lo único que importaba que las series eran buenas y ya está. Una película que aquí gustó mucho fue Grand Canyon. Años más tarde se Hizo algo parecido y ganó el Óscar Crash. Si de momento el feminismo es el campo de batalla en España. Ya lo publicó Ana, que España es el país o de los más avanzados más que los nórdicos, pero nunca es suficiente, para la izquierda todavía somos homófobos, racistas, antiecologistas y machistas. Ese es su caballo de batalla y la derecha se lo ha creído.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Si te sirve de consuelo hasta unas semanas atras, Chile era el pais mas rico de Sudamerica, el con mejor indice de vida, el mas tranquilo para invertir, el donde todos querian irse a vivir, ect. Que cada vez que se mencion'e a los afroamericanos, todos los que no lo somos nos pongamos a la defensiva, igual ellos si uno los menciona, por eso Filo! Yo ya no los menciono, pero no me gusta que otras etnias sigan el mismo camino. cada grupo tiene su propia historia, su propia lucha cultural por ser reconocidos. No sabnia lo de Bade, genial. El error fue poner muchos vampiros malos entonces.
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ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra María Elena Venant Hola, a pesar de los levantamientos lo sigue siendo aunque Brasil puede convertirse en la gran potencia emergente de Sudamérica siempre y cuando consiga resolver las enormes desigualdades sociales que padece. Si en la tercera película Weasley Snipes se quejó de que hubiera tan pocos actores afroamericanos. No puso a los que había que poner. Lo que pasa es que salvo la madre de Blade todos eran caucasianos. Qué poco cariñoso fue Blade con su mami. Vamos a ver todos han sufrido injusticias los judíos, los negros, los hispanos, los asiáticos, si me apuras también los Católicos a nosotros también nos persiguió el Ku Kux Klan y a los judíos también. Lo malo es que consideres que sólo tú colectivo ha sufrido y los otros no, justificando un negacionismo. Todos esos colectivos han sufrido y sufrieron injusticias que hay que rechazar y combatir, para que las nuevas generaciones no repitan esos errores.
Bueno, hablar de los católicos es hablar de los irlandeses, un grupo que fue marginado brutalmente en USA hasta fines del Siglo XIX. Los prejuicios anti-irlandeses católicos resurgieron con la candidatura y luego presidencia de JFK y desde su asesinato no ha habido otro católico en la Casa Blanca.
EliminarLo que pasa es que en este momento Estados Unidos/America esta pasando por una etapa de radicalización. La última fue en los 60/70. Comenzó con la Campaña de Derechos Civiles. Si recuerdas Martin Luther King era partidario de la no violencia. Eso no se aplicaba a todos los líderes. Malcolm X era partidario de métodos mas agresivos. de ahí nacen grupos como los Panteras Negras, pero también voces intelectuales de la comunidad afroamericana comienzan una campana de alertas hacia los grupos fuera de la comunidad, principalmente los blancos que deriva en un lenguaje que hoy llamaríamos “de odio”.
Otros grupos que comienzan a alzar la voz por ese entonces como La Raza que es la primera organización militante de los chicanos también se apropiaría (por un tiempo) de ese lenguaje. Así tal como se hablaba de Black Power, se comenzó a hablar de un Brown Power (como si todos los latinos fuéramos cobrizos). Lo que no sabía, y que me enteré durante mi investigación sobre la comunidad Nisei fue que también hubo asiáticos involucrados con Panteras Negras. Algunos miembros como el Nisei Richard Aoki llego a ser líder del movimiento. El y su familia habían estado internados en el campo de Topaz en Utah. Eventualmente se descubrió que Aoki había sido infiltrado en el movimiento por el FBI. Es en este ambiente donde nacen las criticas por parte de radicales asiáticos hacia “Farewell to Manzanar”.
A mediados de los 70, este radicalismo comenzó a abajar el tono. Para mi época universitaria, había mucha militancia, pero era cultural y buscaba (al menos en NY) el mítico crisol de razas. Yo nunca me sentí discriminada por los blancos. Si sufrí algún tipo de discriminación fue por parte de otros latinos.
Bueno hace unos 30 años comenzó de nuevo este auge de discriminación en reversa y so ha afectado al cine y a la televisión. Grupos étnicos como los irlandeses, italianos y judíos pasaron a ser “blancos” y por ende “opresores”. Toda su lucha en contra de la discriminación fue minimizada en comparación con “razas de color”. Ya te conté de lo que ha ocurrido dentro del Movimiento de Liberación Feminista ahora que lo maneja Tamika Mallory. Lo curioso es que ahora la afroamericana lucha en dos frentes: la liberación del opresor blanco y la del patriarcado negro. El afroamericano ahora es visto como enemigo por las mujeres de su etnia.
Lo que mas me desagrada de esta nueva militancia que abarca los latinos, los hindúes, los árabes y ahora veo también a los asiáticos, es su fomentación de un mundo segregado en donde no haya contactos entre ambos grupos; blancos y gente de color. Lo vemos en todos estos estereotipos que se han inventado para criminalizar las relaciones interraciales como el famoso “salvador blanco” o el “negro mágico” y que acaban en visiones totalmente deformadas de episodios históricos.
Cuando había un campeón negro la época de Alí, y Foreman nació Rocky que era la esperanza blanca, y ahora que salvo Floyd Merryweather los negros han perdido fuerza en el boxeo se ha creado a Adonis Creed para lo contrario. Al final vamos a las teorías de Edward W. Said, que criminaliza al blanco de todo, y todos los grupos raciales se han unido contra él. Los que pueden pegar el pelotazo los hindúes. Me parece, que en lugar de aparcarse las diferencias entre los Ghettos están aumentando y hay una cierta endogamia. Esto se arregla yendo en contra de lo que digan los promotores de estas políticas de odio. Tom Wolfe se pitorreaba de todos, y los parodiaba tanto a los blancos progresistas, como a estos oportunistas. Su muerte, pese a que alguna de sus novelas es un pelín inmoral ha sido una desgracia para Estados Unidos. Veremos si surge alguien tan políticamente incorrecto como él.
EliminarEl problema de segregar el mundo de acuerdo con el pigmento de piel es simplista y absurdo. No se puede aglomerar bajo el rubro de “blancos” a pueblos y culturas tan diversas. Tal como los latinos y los africanos no pueden ser encasillados en la misma gaveta. Inclusive los afroamericanos poseen perfiles raciales diferentes. De acuerdo con las ultimas pruebas de ADN, la población negra de este país solo tiene una minoría que puede remontarse a los esclavos traídos de África. La mayor parte de la población negra esta compuesta o por caribeños (cuya experiencia y cultura son diferentes) o por gente que ha emigrado de África recientemente. Si tu revisas el ADN del presidente Obama encontraras más genes irlandeses que descendientes de esclavos.
EliminarSobre Japón, lo afectó mucho la crisis económica del 2008, después el tsunami. Ya no es el gigante de hace 20 años. Una lastima y si mercantilmente hablando, la China lo supera. Siguen haciendo autos excelentes y siguen siendo un país tradicional en este universo de progresías.
Hola a ver si me deja postear este post. Sí, en el siglo XIX los irlandeses estuvieron mal vistos. Hable parcialmente de eso en mi crítica de Poor Banished Cghildren, sobre como los protestantes vendieron como esclavos a Irlandeses, y en cierta medida he aludido nuestra conversación de esa semana. No se puede condenar una cosa, y rechazar las otras injusticias cometidas en la historia. Estuvo a punto de haber un presidente católico antes que Kennedy Al Smith, pero fue derrotado por Hoover, y luego llegó el crack. Es posible, que fueran oprimidos, pero ahora los irlandeses se comportan como si fueran los aristócratas católicos. Para mí los católicos más vilipendiados los hispanos. Los irlandeses han perdido mucho la fe por la campaña de hostigamiento que se ha hecho contra la Iglesia, también por los abusos sexuales, y por los lobbys de presión anticatólico. El IRA ha degenerado en una organización gangsteril que ha sido clave, para aprobar el aborto en Irlanda del Norte. Ahora hay más comunión con los protestantes, que con los católicos :-(. El hecho de que haya miembros del movimiento LGTBI permitió el triunfo en el referéndum del aborto y el matrimonio homosexual y en Estados Unidos está pasando algo muy similar con los irlandeses. A mí me encanta la novela "El cardenal" de Henry Morton Robinson, pero no me gustó el maltrato con el que se trtaba a los hispanos, y todavía siguen estando mal vistos. De Malcolm X algo he comentado en mi crítica de Poor Banished Children. Esto lo sé muy bien el radicalismo de ciertos grupos supremacistas de raza negra por Paul Johnson, que criticaba Malcolm X, y James Baldwin en sus libros "Tiempos modernos" e "Intelectuales". Al final el quinteto de Nagasaki degeneró en un culebrón, y la historia estaba más que agotada, pero la autora escribe bien, y la he aprobado. Le he puesto tres estrellas. Lo más interesante ha sido el mal trato que han sufrido los coreanos, como te dije ya se hablaba del problema de los Etas en el libro de Pearl S. Buck. El racismo sigue siendo un tema pendiente en Japón.De todas formas no creo, ya que Japón suponga un problema para Estados Unidos debido al envejecimiento de la población, y a la escasa tasa de fecundidad. Creo, que pronto será devorado por China. A no ser que cambien mucho las cosas.
ResponderEliminarTengo mucho que decirte, pero ahora soy yo la ocupada. Voy a comenzar, además de agradecerte tu tiempo, hablando de “Poior Banished Children”. Tu reseña es una monografía, llena de alusiones y enlaces, muy potente, pero no habla de la novela ni siquiera de que se trata. Tampoco el video. Tuve que ir al Publisher Weekly para saber de qué iba.
EliminarLa esclavitud del irlandés no fue a manos de piratas bereberes, fue a manos de los ingleses. Antes y paralela a la esclavitud africana, hubo una esclavitud “blanca”. los irlandeses fueron los que cortaban caña de azúcar en el Caribe y trabajaban en las plantaciones de las colonias sureñas de lo que todavía no era Estados Unidos. Eran esclavos blancos de facto. A pesar de que varios de los firmantes de la Declaración de Independencia eran católicos, Estados Unidos continuó despreciando a los irlandeses por más de un siglo. Se crearon partidos para combatirlos como el “Know-Nothing”. Cuando se solicitaban empleados en negocios debajo del “se necesita… venia un caveat: “que los irlandeses no se molesten en postular”. El siglo XIX esta plagado de incidentes que evidencian esta discriminación, la masacre del Batallón de San Patricio durante la guerra mexicana, la represión de los Molly Maguires, los riots durante la Guerra de Secesión.
El auge del segundo Kuk lux Klan hizo parte de su agenda el odio hacia el católico fuese irlandés, italiano, polaco o latino. Pero hoy la situación no es buena. Aparte del caos de Irlanda como país que tu tan bien describes, aquí ya no hay presencia pública del irlandés. Como decíamos ayer con mi hermano, no hay ningún político importante irlandés, ni artista, ni intelectual. Están tan disminuidos que una serie enfocada en la cultura del bajo mundo irlandés como “Ray Donovan” tiene actores ingleses y judíos interpretando a los “micks”. Ese es uno de los peligros de la asmilisacion y es algo muy de este siglo.