Un género cuya
apreciación hermana a la humanidad es el relato detectivesco. Los misterios
apasionan tanto en el Primero como en el Tercer Mundo, e incluso gustan más si ocurren
en marco de época. Ya hemos visto como la televisión inglesa, y su contraparte gala,
les han entrado a las adaptaciones de la obra de Agatha Christie, pero en a
Italia del comienzos del siglo XXI el interés lo provocaban unos policías
nacidos de la literatura policial autóctona, más uno salido de los anales
policiacos reales.
Una ironía es que
el policía ficticio siga de moda en este momento que en Estados Unidos hay un
sentimiento tan en contra de las fuerzas de la ley que hasta en el senado se
habla de abolir por completo a de policía (y de paso las cárceles, y el ejército
de yapa) y se han retirado programas tipo reality sobre el quehacer policial.
El Comisario
Montalbano
Si le preguntamos
a los Gatos Seriefilos cuál es el programa de televisión italiano más conocido
dirán sin duda que es El Comisario Montalbano. El policía siciliano ha
conquistado públicos de todos los idiomas. Salido de las páginas de la exitosa
serie de novelas de Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, con el rostro de Luca Zingarelli,
aparecía por primera vez en la RAI en 1999, cinco años después de la
publicación de la primera novela. Gracias a que Camilleri ha seguido
escribiendo (en pandemia se publicó su ultimo misterio Riccardino) la
serie no tiene ganas de jubilarse.
Las quince
temporadas nos han permitido conocer a fondo a este poco convencional inspector
quien imparte la ley en la villa ficticia de Vigata, en la costa de Sicilia. La serie nos ha permitido saber de sus
intereses, la buena literatura y el gusto por la buena comida y sobre las
mujeres de su vida, la madre cuya muerte marcó su infancia; Adelina su
cocinera, y Livia, la genovesa, a la que Montalbano ama, pero nunca lleva al
altar,.
Aunque Montalbano
labora en el Siglo XXI, el interés por la nostalgia y la influencia de otras
series internacionales de misterio como “El Joven Wallander” y “Endeavor” (conocida
también como el Joven Morse), llevaron a la creación de” Ïl Giovane
Montalbano”. Michele Riondino interpreta a un Montalbano de 30 años que llega a
Vigata a ocuparse de la policía local y conoce a todos los personajes que formarán
su equipo en el futuro.
El joven
Montalbano es lo que hoy llamamos un drama “retro” que tiene lugar en los 80 en
una época sin celulares, sin Internet, sin redes sociales, pero el interés por
detectives del pasado ha causado la creación de ficción televisiva en eras más
pretéritas, léase el periodo fascista.
El Comisario
de Luca
En el 2008, la
RAI se interesó en las series de misterios de otro novelista. A fines de los
90, Carlo Lucarelli había publicado una trilogía que giraba en torno al inspector
Acchille De Luca (Alessandro Preziosi), un policía que operaba durante el final
del fascismo y en los primeros años de la postguerra. De Luca, a pesar de vivir
en tiempos revueltos, insiste en que no es fascista ni comunista. “Sono solo
un polizziotto”. A pesar de lo controversial de la obra, las tres novelas
alcanzaron un éxito tal que ameritaron una miniserie.
En el 2008, las
tres novelas de la trilogía (Carta Blanca, El verano turbio y Via dell’Oche)
fueron convertidas en tres capítulos de dos horas de duración cada uno. Los
libros comienzan con el Comisario Di Luca, uno de los policías más famosos de
la Italia de Mussolini, llegando a Boloña a resolver un crimen que deviene en
una lucha de poder entre fascistas recalcitrantes y los que quieren hacer
tratos con Los Aliados, ahora a las puertas de la ciudad.
El verano
turbio describe como,
tras ocultarse un tempo en el Norte, De Luca parte hacia Roma por territorios
liberados, pero todavía salvajes. Con el temor de ser reconocido como funcionario
fascista, De Luca se inventa una identidad falsa, pero es descubierto por un
policía partisano que lo chantajea para que lo ayude a resolver un asesinato
local.
En Via dell
Ócche, De Luca vuelve a Boloña y ve como la posguerra ha cambiado tanto a
la ciudad como a la gente. Es degradado a ser un simple policía del Ëcuadrón
del Vicio” Sin embargo, al investigar un suicidio en un burdel en la calle del título
de la novela, nota que se trata de un asesinato con complejas ramificaciones.
No he leído las
novelas que han sido publicadas en español en un solo volumen titulado El
Comisario de Luca, pero la serie me ha encantado y me ha dejado con apetito
por más. Aplaudo entonces que los productores se sacaron de la manga un cuarto
“misterio” que inicia la miniserie. Titulado “Indagine non autorizatta” tiene
lugar en un balneario cercano a Rimini en 1938 y es una plataforma para que
conozcamos tanto a los personajes de la serie como las circunstancias
históricas que definieron a la Italia Fascista.
La atmosfera
histórica es lo que hace diferente a una trama que sigue las reglas típicas del
Noir, el asesinato de una prostituta cuyos principales sospechosos son un conde
que era su protector y cliente, y la esposa de este una femme fatale
extranjera interpretada por la polaca Kasia Smutniak a la que pronto veremos
como la Emperatriz Livia en “Domina”.
Incluso logra
equilibrar (y eso que es del 2008) el tema de la diversidad con una prostituta
africana, cuyo apodo “La Tripolitana” indica que es parte de imperio colonial
italiano. La cuñada de la condesa es lesbiana y De Luca tiene un informante
homosexual que recién ha regresado del confino (el exilio a inhóspitos
sitios de la península que era el castigo reservado por los fascistas para los
disidentes políticos y los gay).
La presencia
fascista es evidente. El cadáver de la prostituta es encontrado por un grupo de
Ballila (el equivalente italiano de los Hitlerjugend) en una playa cercana a
una villa que IL Duce renta por el verano. He ahí la urgencia de la policía de
solucionar el caso. En un momento la coartada de la Condesa es hacer creer que
es amante de Mussolini, pero en realidad le sirve de tapadera a los amores de
Benito con La Petacci.
Si “Lo que
escondían sus ojos” nos muestra las divisiones del franquismo y luchas entre serranistas,
falangistas, militares y monárquicos, “Una investigación no autorizada” nos
recuerda las divisiones de la alta cúpula del fascismo dividido entre los
seguidores del Conde Ciano, yerno de Mussolini, y los de Roberto Farinacci que
representaban un ala más extremista (y antisemita) y cercana al nazismo. Estos últimos son encapsulados por Silvestri,
interpretado por un Richard Semmel que un año antes de” Un Village Francaise”
ya nos muestra su diabólico encanto.
Silvestri es el
encargado de darle palizones a De Luca que muchas veces no sabe por qué lo golpean.
Se establecen dos leitmotivs de la saga. En cada caso, De Luca es apaleado por
bandidos y siempre está dispuesto a revolcarse con la sospechosa más guapa.
Algo que hará en esta introducción con la Condesa Laura.
Este episodio
sirve también para presentar a personajes que serán parte del entourage de De
Luca. Uno es Razetto, el fascista bona fide que sin embargo proporciona
consejos e información al comisario. Aquí conocemos a Pugliese, un jovencito
que ha llegado a Rimini del Sur a unirse a la fuerza policiaca. Pugliese, que
idolatra a De Luca, comparte con él las delicias culinarias que le envía su
madre.
En el segundo
episodio hacemos un salto cronológico de ocho años. El Comisario De Luca, tras
salvar la vida de Il Duce, se ha convertido en el policía más famoso de Italia.
Su llegada a Boloña es recibida con alfombra roja y carta blanca por parte de
las autoridades fascistas y eso que los Aliados ya cercan la ciudad.
Hermes, un
importante miembro de la alta sociedad boloñesa y reconocido fascista, ha sido
asesinado. Se trata de un crimen pasional (la víctima fue apuñalado y
castrada). Las autoridades precisan encontrar al asesino. De Luca descubre que el
difunto era un casanova y la lista de sospechosas es larga.
Ahí está Valeria
la bella adivina que le leía el futuro al muerto en la cama e intenta hacer lo
mismo con De Luca. Y la elegante Silvia Armieri (una Assumpta Serna que se
niega a envejecer) esposa de un importante catedrático fascista y cuyo hijo es
miembro de la SS Italiana (me había olvidado de que durante la Republica di
Salo, se formó un batallón italiano de la SS. ¡Que oxímoron!). Por último, esta
Sonia la hija del Conte Zuccari, otro afamado fascista boloñes.
De Luca descubre
que la Contessina es drogadicta y que la víctima era su proveedor además de su amante,
pero el asunto es más enmarañado de lo que parece. Pronto De Luca comprende que
los fascistas no quieren justicia sino un ajuste de cuentas con elementos
tibios que pretenden cambiar de bando a última hora.
En ayuda del
policía vienen viejos conocidos: Pugliese, ahora un inspector, con novia y (se
implica) que colabora con los partisanos y Razetto, ahora jefe de la OVRA (la
Gestapo italiana) a quien De Lucca encuentra apaleando a un partisano. Sera Razetto
quien rescate a De Luca y se lo lleve en el éxodo germano-fascista que tiene
lugar ante la embestida aliada, pero no sin que de Luca haya descubierto y
arrestado a la asesina.
” El verano
turbio” tiene lugar en los primeras semanas de la Italia liberada. De Luca
emprende el camino a Roma desde el norte donde ha estado oculto con Razetto y
su banda. Viaja con documentos falsos y
teme ser reconocido en esa campiña donde no hay ley ni orden, ya que Los Aliados
no tienen suficientes tropas para imponer orden y donde la ley que imponen los
partisanos es una combinación de bandidaje y vendettas personales. Ese el caso
de “La Tedeschina” una cínica jovencita rapada por sus compatriotas por haberse
enamorado de un soldado alemán.
De Luca es
reconocido por Bruno, un comunista a quien los partisanos han puesto a cargo de
la policía. Bruno tiene un problema, se le exige que resuelva el asesinato de
un ex partisano, muy querido por la comunidad. Bruno sospecha que se trata de
un conocido de la víctima, alguien del pueblo, pero él tiene el problema de Mare
de Easttown, todos los conocen y él conoce a todos en la región. Necesita de un
afuerino para poder investigar sin pisar los callos de vecinos y amigos, y
alguien con la experiencia de De Luca.
Llegan a un
acuerdo y De Luca, bajo la falsa identidad del Ingeniero Morandi, inicia una
investigación peligrosa y tortuosa que devela codicias campesinas, rivalidades
amorosas, el ajusticiamiento de un aristócrata homosexual y hasta la
desaparición de un oficial inglés. De Luca descubre al asesino, pero en medio
de su investigación su identidad real queda al descubierto. Bruno no tiene más
remedio que avisar a Boloña de donde envían a Pugliese a arrestar a su antiguo
jefe.
“Via delle Oche”
tiene lugar un año más tarde. De Luca se reintegra a la policía boloñesa, pero
ya no es un héroe sino un hombre que vive bajo el estigma de haber servido al
gobierno fascista. Parte de ese estigma es que se le degrade asignándolo al Escuadrón
del Vicio que trabaja con lo más abyecto del mundo criminal.
En la comisaria,
De Luca se reencuentra con Pugliese, ahora casado y a la espera de su primer hijo,
y con Bruno convertido en un policía formal. Boloña está a la espera de sus
primeras elecciones libres en décadas. Se cree que ganarán los comunistas, pero
como le explica Bruno al comisario, la derecha (léase Democracia Cristiana) está
apoyándose en antiguos elementos fascistas que siguen gozando de buena salud.
Estos elementos
se están encargando de matar comunistas a diestra y siniestra. Cuando De Luca
es enviado a investigar un suicidio en un burdel descubre que se trata de uno
de estos asesinatos políticos. A pesar de que sus superiores le exigen archivar
el caso como suicidio, De Luca continua una investigación que lo llevará a
encontrarse con un rostro de su pasado: Valeria, ahora convertida en “La Eslava”,
la regenta de un elegante burdel.
El Prefecto De
Hierro
Cuatro años después
del cierre de las aventuras policiacas del Comisario De Luca, se hizo una película
para televisión en dos partes que giraba en torno a Cesare Mori, el “Prefecto
de Hierro” que en las primera década del fascismo erradicó la Mafia siciliana. La vi este fin de semana y todavía vomito. En
su día le cayeron críticas a diestra y siniestra críticas de historiadores,
políticos y parientes de gente calumniada en las tres horas y pico de esta
bazofia-miniserie.
En la vida real, Cesare
Mori fue un comisario de policía que en la Sicilia de la Primera Guerra Mundial
se anotó un golpe importante en contra de la mafia. Su fama lo hizo ser
trasladado a Florencia, luego a Roma finalmente a Boloña donde lo encontró el
auge del Fascismo.
Entretanto la
Mafia siciliana había adquirido un poder fabuloso. Del bandidaje rural se había
convertido en un pulpo cuyos tentáculos asfixiaban a la Sicilia urbana e
incluso se extendían hasta el continente americano. Lo que Mori descubrió en su
breve lucha contra la mafia pre-fascismo es que eran una especie de secta
conocida como la “Societa onorata” (más tarde sería La Cosa Nostra) a la que
pertenecían importantes miembros de las clases altas. Bajo su protección, y la
del pueblo que por extorsión o conveniencia servían a la Mafia, los bandidos
eran realmente impunes.
Apenas unos años
en el gobierno, y tras un viaje a Sicilia, Mussolini se dio cuenta que la
situación necesitaba de un remedio. Llamó a Mori y le dio carta blanca para que
acabara con la mafia. Utilizando astucia y medios poco ortodoxos (que hoy
serian tildados de ‘brutalidad policiaca”) Mori decapitó a la hidra mafiosa. Algunos
miembros de la Cosa Nostra (como Joe Bonanno) emigraron a USA donde seguirían dando
que hacer a los servidores de la ley. Otros se escondieron en los montes y solo
reaparecieron en 1943 cuando los americanos, en un esfuerzo por agilizar a
invasión de Sicilia, y evitar pérdidas humanas, resucitaron a la Mafia creando
un problema socio legal que perdura hasta hoy.
La serie empeñada
en whitewash a Mori y quitare la membrecía en el Partido Fascista, se
inventa un cuento lleno de cursilerías y melodramas telenoveleros. Mori y su
esposa nunca adoptaron al huérfano de un mafioso y ciertamente no iban a adoptar
un niño sin explicarle que su orfandad había sido provocada por su padre
adoptivo. Así que yodo el cuento de Saro, el sicario dividido entre sus dos
padres, la Mafia y El Prefecto de Hierro, es falso.
Mori nunca anduvo en amores con baronesas
sicilianas. Elena Chiaramonte nunca existió como tampoco el mafioso Gaetano
Tuccia, némesis de Mori. Hubo un tal Don Ciccio Tuccia que tuvo la audacia de
ofender al Duce en la visita de este a Sicilia, convirtiéndose en el
catalizador de la mafiofobia de Mussolini, pero todo lo que muestra la serie es
mentira.
Lo que más ha
irritado a críticos (aun los antifascistas) es el ridículo retrato de Mussolini.
En un intento de mostrarlo como otro Berlusconi o el inventar que Mussolini era
membro de la Cosa Nostra, raya en la calumnia caricaturesca. Pero igualmente
deplorable es el blanqueamiento de Mori,. No hay mención de sus métodos (que
incluían tortura), y se minimiza su gran logro, el sitio del pueblo de Gagni
donde por semanas privó a la población de alimentos y electricidad para que
entregaran a sus compinches mafiosos. Lo más ridículo es mostramos como de un
día para otro, Mori perseguido por los fascistas, se convierte en su “niño bonito”
para que luego los mafiosos infiltrados en El Partido lo derroquen.
Vamos por partes.
Como Prefecto de Boloña, Mori tuvo sus encontronazos con los fascistas que
todavía no estaban en el poder. Sucede que fascistas y comunistas andaban de la
greña por las calles y la gente de bien no podía transitar. De ahí a mostrar a
los Camisa Negras orinando en el umbral de chez Mori, provocando tal
terror en Donna Angelina que casi la lleva la tumba, es una exageración. A
propósito, desde el comienzo de la serie nos cuentan que la esposa de Mori
sufre del corazón y sin embargo la señora murió en 1942, aguantando todos los vaivenes
que conllevaba ser la esposa de un policía,.
Según la serie,
Mori acepta (en 1925) el cargo que le ofrece iL Duce e incluso se inscribe en
el Partido. En la serie nos indican que es un trato con El Diablo, necesario
para que Mori haga justicia. Lo cierto es que, en 1932, cuando Mori publica sus
memorias—en una época en que ya estaba marginalizado—se declara orgullosamente
“fascista” y elogia en términos calurosos a Mussolini agradeciendo la confianza
que le brindó.
Es innegable que
el sometimiento de la Mafia, junto a lo de los trenes y la campaña antimalárica,
son los grandes logros del Fascismo. Quitarle merito a Mussolini es injusto y
representa un falseamiento cobarde de una verdad que no necesariamente busca glorificar
un gobierno totalitario.
Es cierto que,
durante su guerra, Mori descubrió fuertes vínculos entre el crimen organizado y
los elementos fascistas lo que lo llevaría a hacer rodar las cabezas (en sentido
figurado) de un centenar de altos funcionarios. Mussolini, por su lado, disolvió
Il Fascio de Palermo y aprobó el arresto y juicio de Alfredo Cucco, un figurón
fascista que tenía las manos bien metidas en los chanchullos de la Cosa Nostra.
El problema es
que los métodos de Mori eran cuestionables aun en un estado-policial. Todos los
días le caían al Duce en el escritorio cartas de quejas de sicilianos y no
todos fascistas o mafiosos. Se describían las dinámicas de Mori como las de un
torturador. La atmosfera creada por Il Prefetto di Ferro invitaba a vendettas
personales y arrestos de inocentes. Peor aún, el fascismo estaba siendo
asociado con una imagen de represión de gente de paz. Vale recordar que a fines
de los 20s la mitad de Occidente (incluyendo a Churchill y Roosevelt) admiraban
el gobierno de Mussolini.
Lo más
importante, es que la Mafia parecía desaparecida. Era un buen momento para
quitarle sus privilegios a Mori. Il Duce encontró un buen modo de neutralizar a
su policía estrella sin ofenderlo. Lo nombró senador. Irónicamente esta
elevación limitaba los poderes de Cesare Mori. Sin embargo, la imagen de la
serie de como se le castiga impidiéndole regresar a Sicilia, es falsa.
Como senador,
ahora establecido en Bari, siguió Mori preocupado de los asuntos sicilianos y
de la mafia. Tampoco cayó en desgracia, puesto que siguió teniendo altos cargos
solo que en otras regiones italianas. Fue en 1937 que presentó públicamente
reparos ante la políticas de Mussolini debido a (algo que todo buen fascista
debió reprochar) el acercamiento con la Alemania Nazi. Mori murió en 1942,
cuatro meses después que su esposa. Es una lástima que los hayan resucitado
para un esfuerzo tan despreciable como esta miniserie.
El Comisario
Nardone
En el 2012, el
mismo año de “Cesare Mori”, la RAI serializó los casos del inspector Mario
Nardone, un policía de la vida real que se convirtió en leyenda en la Milán de
la postguerra. A mí me ha gustado Sergio Asissi desde su debut en “Fernando y Carolina”
de Lina Wertmuller y fue un placer verlo cargar el revolver de un policía napolitano
que llegó a Milán a cambiar las reglas de las investigaciones policiales.
La serie es
apegada a la realidad en el sentido de que Nardone realmente trajo su
impetuosidad “mridional” para despertar un departamento de policía adormilado,
acostumbrado a no incomodar a los poderosos y a no impartir justicia para los
pobres. Entre los cambios impuestos por el napolitano estuvieron la creación de
un número telefónico (777) para que la gente avisara de un crimen u ofreciese
información anónima sobre criminales, y la formación de lo que Nardone llamó
“la escuadra móvil” un grupo elite de detectives de toda su confianza que
ayudasen en la investigación. Esto agilizaba el proceso y obligaba a usar
cerebro e instinto antes que fuerza bruta.
La serie inicia
en 1946. Después de un episodio con la policía de Monza (que acabó con el
comisario golpeando a su superior), Nardone es enviado a Milán. Su superior,
Ossola, le advierte que tendrá que someter su temperamento sureño si quiere
adaptarse a trabajar en el Norte. Pronto, Nardone descubre que la advertencia
es una indicación de que Ossola está al servicio de la oligarquía y que, para
defender los intereses de esta, puede dejar pasar muchos crímenes e injusticias.
Para Nardone el
mundo lombardo es ininteligible. Los milaneses son lentos, hipócritas y no
saben hacer café. Aun así, el policía encuentra amor en Eliana, la directora de
una firma de medicinas que eventualmente se convertirá en su esposa. A pesar de
que Eliana, alegre, independiente y amiga del baile y el cine, no corresponde a
la imagen de esposa que el napolitano tiene en mente, serán muy felices (en la
ficción y la vida real).
Nardone descubre que para sobrevivir en la
policía y hacer bien su trabajo necesita de un equipo de confianza y lo
construye poco a poco. El primer elegido es Muraro, un ex boxeador con puños de
hierro, y corazón de mantequilla, que tiene buenos contactos en el bajo mudo.
Mura’ trae a Rizzo, el siciliano estudiante de leyes que trabaja en los
archivos. Nardone recluta del servicio forense a Spitz, el estudiante de farmacéutica
cuya carrera fue interrumpida por una estadía en Mauthausen donde perdió a su
familia. Finalmente, y a pesar de los reparos de Spitz, Nardone integra al escuadrón
a Suderghi, un ex fascista que sabe mucho de automóviles y es un excelente
conductor.
La escuadra
tendrá también dos colaboradores invaluables, aunque informales. Una es Flo, la
cortesana de lujo, cuyos contactos con la alta sociedad son útiles para las
investigaciones de Nardone. El otro es el fotógrafo Trapani que se convierte en
cronista de las andanzas del Comisario Nardone.
Flo y sus valiosos contactos
La RAI pudo hacer
dos temporadas de seis capítulos cada una, pero prefirió filmar una sola de
doce episodios. Los primeros seis tienen lugar entre 1948 y 1949, los últimos
ocurren diez años más tarde. Debido a que la Milán moderna se parecía poco a la
de los 40’s, se filmó en Serbia y muchos actores del elenco son talento local.
Sacados de los
archivos de la policía milanesa, los casos presentados en cada episodio son los
crímenes comunes de la posguerra (contrabando de penicilina, lavado de dinero),
pero el más importante—y que amerita dos episodios—es el crimen de Rina
Fort. Ese caso hizo famoso a Nardone en toda Italia, el horrible crimen de una
madre embarazada y sus tres hijos que al final, como descubre Il Comisario fue
obra de la amante del marido de la víctima.
Lo interesante
del caso— lo serie lo describe—es como Nardone siempre supo que era Rina, pero
tuvo que desarrollar una confianza entre policía y sospechosa. Hizo caso a su instinto,
pero también a la psicología para descubrir los detalles del crimen y el motivo
que se encontraban en el desdichado pasado de Rina Fort.
Sobre las
investigaciones policiacas siempre se cierne la sombra de Bosso, el gánster,
rey del bajo mundo milanés, y de su protector Barone el joyero de sociedad, y
los esfuerzos de Nardone y su escuadra (muchas veces obstaculizados por sus
mismos jefes) para atraparlos. Pero no se crean que la serie es el recuento de
solo casos de la nota roja. Se ha logrado un fino hilvanado de la labor policiaca
y las vidas personales de los policías.
Mientras Muraro
ayuda a Rizzo a prepararse para sus exámenes de derecho, Spitz vive obsesionado
con hacer justicia a sus padres asesinados encontrando a los fascistas que los
delataron a los nazis. Cuando se entera que Suderghi es drogadicto, lo
chantajea hasta conseguir al menos un nombre, pero eventualmente recapacita. Tras
conocer a la madre del delator abandona sus ansias revanchistas.
El noviazgo de
Mario Nardone y Eliana no es el único lio sentimental de la historia. Tenemos
el amor—que parece destinado al fracaso—de Suderghi por Flo. Un poco de farsa la
impone el triángulo romántico de Rizzo, su casera, y Linda, la hija de esta.
Mas patético es el amor perdido de Muraro, su relación con una mujer casada
mientras el esposo estaba en el frente griego.
En el sexto
episodio, cuando Bosso hiere a Muraro de gravedad, la Scuadra Mobile envía un
telegrama a esta dama, pero ella ha fallecido. Quien aparece es su hija que
resulta ser hija del policía. Todos estos elementos crean una combinación de
misterios detectivescos y dramas de la vida real que hacen a “Il Comisario
Nardone” una opción diferente para los amigos de la novela policial. Eso se aplica a todas las series reseñadas en
esta entrada
Amazon Prime las
trae todas en italiano con subtítulos en inglés. En castellano es más complicado encontrarlas.
En America Latina, el canal Europa Europa se encarga de pasar “El Comisario
Montalbano” con subtítulos en español. Pero YouTube también tiene gratis, la
primera temporada del "Joven Montalbano" en castellano.
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