lunes, 17 de mayo de 2021

La Francia de los 60: Drama de época continental (I)

 


Desde que Ruhami llegó a mi vida, el hastío que me perseguía debido a las condiciones del drama de época actual se evaporó. A través de diversas plataformas y servicios de streaming he descubierto que en la Vieja Europa se siguen haciendo cosas de calidad y mérito artístico y que no están obligadas a sujetarse a las fórmulas establecidas por la cultura angloparlante. Hora es de hablar de ello y comenzamos como siempre por la capital de la cultura europea: Francia.

En la primera década del Tercer Milenio, Francia se anotó dos goles en el área del custom drama. La primera fue la adaptación de las andanzas de Nicholas Le Floch, un detective aristócrata en la Francia de Louis XIV. La siguió, la extraordinaria” Un Village Français” un descarnado retrato de la vida cotidiana bajo la Ocupación alemana de un pueblito del Franco Condado.



A pesar de la fama cosechada con ambos seriados, la televisión francesa no ha probado suerte en ninguna de esas áreas. De historia antigua tenemos el dramatizado “El cardenal y la reina” que he encontrado en Vudu: una visión de los amores de Ana de Austria con el Cardenal Mazarino. Es como una precuela a “Versalles”, pero esta última serie tuvo un definitivo sello anglo.

Lo mismo ocurre con el proyecto actual de Isabelle Adjani, “Diana de Poitiers”, que será un dramatizado en dos partes. La mejor parte del cuento de la amante de Enrique II quedará en manos de Starz que ya tiene contratada a Samantha Morton para dar vida a la rival de Diane, Catalina de Médicis en “The Serpent Queen”.

                                             Adjani como Diane de Poitiers



La televisión francesa no muestra interés por el drama de época y lo deja en manos de Netflix que crea proyectos de escaso mérito y nula historicidad como “Le Bazar de la Charite” y la fantasía histórica ‘La Revolution”.  Sin embargo, hay en las productoras galas un espacio de tiempo que los vuelve nostálgicos. Son el comienzo de Los 60.

Agatha Christie a la Francesa

En mi sondeo del drama de época continental he visto que abundan los whodunnit históricos. Francia no ha sido la excepción. Aparte de Nicholas Floch y el más moderno Maigret, la televisión gala se embarcó en unas series de adaptaciones de Agatha Christie conocidas como “Les Peites Meurtres” (los pequeños asesinatos). Para no chocar con la sensibilidad purista de los fans de Dame Agatha, se han reversionado sus mejores misterios y se ha trasladado la acción a la Francia antigua, prescindiendo de los geniales detectives Poirot y Miss Marple.



La primera temporada tuvo lugar en os Años 30 y su única notabilidad fue que uno de los detectives era gay. Mas éxito tuvo la segunda ola con siete temporadas que van desde el 2013 hasta el 2019. El largo de la serie es clara evidencia de que el público la apoya. No sé por qué. La acción tiene lugar en Lille y trata de crímenes locales que debe resolver el insoportable inspector Swan Laurence cuyo mayor mérito parece ser el desprecio con el que trata a sus principales colaboradoras su secretaria Marlene, y Abril, una joven periodista.

El vestuario es glamoroso, las actuaciones pasables. Aparte de eso no veo el motivo que haya gustado tanto una serie donde su protagonista es antipático, soberbio y casi misógino en el trato de sus ayudantes. Marlene andará disfrazada de rubia tonta, pero es obvio que está enamorada del Laurence y por eso le es devota y sumisa, aunque ya solo falta que el policía la use de alfombra.

El caso de Abril es más triste. A sus veinticinco años ha acumulado desdichas causadas por su condición femenina. Ahora intenta salir adelante en el mundo de periodismo, a pesar del acoso de un editor y las pullas hirientes y desubicadas de Laurence. Debido a la naturaleza inquisitiva de Abril y a un hábito de meterse en sitios peligrosos, los caminos de la periodista y del comisario se entrecruzan constantemente.





Laurence no pierde oportunidad de humillarla y amedrentarla, usualmente usando como base de su ataque la desesperada necesidad de Abril de superar un género que la debilita ante los hombres. Así hay burlas por su vestuario (jeans que entonces no eran vistos como prendas de trabajo para la mujer) o su puritanismo a pesar de ser mujer divorciada.

Esta serie que puede verse en Amazon, Acorn Tv, y creo que hasta estuvo en Netflix, me provocó sorpresa puesto que ha sido confeccionada antes y después del MeToo, pero entiendo que a pesar del eslogan de las mituteras francesas Chacun son Porc (un puerco por cada una) todavía se considere atractivo un porc como Swan Laurence. Tal vez el que la acción tenga lugar a fines de los 50/comienzos de los 60, permita esa actitud tan reprensiblemente sexista que supera en creces el machismo del Don Draper de “Mad Men”.



El Cuento del Stalker

Otra serie que glamuriza los 60, es “Romance”en inglés “Wonderland”una fantasía romántica hecha justo antes de la pandemia.  En el 2019, Jeremie, un ex estudiante de medicina se ha convertido en un loser total. Vive de arrimado en casa de una hermana divorciada a cambio de ser baby sitter de los sobrinos, mal se gana la vida con un empleo de vendedor de vinilos en una tienda de música y cuando se tropieza con una ex novia, descubrimos que es mitómano y que ella lo dejó por su costumbre de andar con cuentos nacidos de una imaginación tan fértil como la de Walter Mitty.

La noche de Año Nuevo, unos amigos llevan a Jeremie a una disco muy original. Se trata del Wonderland, un antro dedicado al rock de comienzos de los 60. Jeremie tiene un encontronazo con el dueño, pero lo atrapa una fotografía que ve en la pared. La foto representa una mujer, de espaldas a la cámara, entrando en el mar. Aun sin ver su rostro, Jeremie enloquece por ella.



 Indaga con las camareras y descubre que el Wonderland original estaba en Biarritz en 1959. Era propiedad del padre del actual dueño. Tony ha revivido el Wonderland como una manera de conectarse.  con el padre que murió en un accidente cuando él era muy pequeño.

Totalmente obsesionado, Jeremie abandona su empleo y consigue otro como camarero del Wonderland. Incluso comienza a stalkear a   Tony. Se le, mete en la suite del hotel donde vive en un esfuerzo por descubrir la identidad de la desconocida que lo ha hecho perder la cabeza.

Finalmente, una tarde a solas en el bar, Jeremie coloca un disco de Odetta. Al final de la canción el ensimismado Jeremie nota que su entorno ha cambiado, sale del bar y descubre que está en Biarritz en 1960. Desorientado deambula hacia una playa donde un grupo de jóvenes están reunidos. Ahí ve a la mujer de sus sueños. Ella se vuelve hacia él…un solo vistazo a la bella Olga Kyrylenlo y Jeremie se obsesiona más.



Valeria, la hermanita de Chris Desforges, novio de Alice (Kurylenko), casi se ahoga. Jeremie anuncia que es médico cardiólogo, le da respiración boca a boca y cae tan bien en la familia de los Desforges que se lo llevan a su villa. Jeremie les hace un cuento chino de que es Pierre Foucher (el maestro que más odió en la facultad) y que le robaron el auto y los documentos.

Aunque el cuento tiene muchos agujeros, los Desforges son tan despreocupados como hedonistas, Jeremie/Pierre se ve envuelto en un torbellino de fiestas y asiste a la apertura del “Wonderland” original. Ahí conoce al padre de Tony y a Margaret, su amor imposible, una escritora canadiense atada sentimentalmente al novio que murió en la guerra.

Aunque existe un Papa Desforges, que es el del dinero, su presencia no se materializa y los Desforges se acostumbran al “médico”. Jeremie descubre un modo de volver al presente, pero prefiere seguir cerca de la enigmática Alice. La historia se vuelve un noir, tipo novela de Patricia Highsmith, con Jeremie convertido en un Tom Ripley. Solo que su obsesión es una femme fatale que ya le ha costado la vida la ex prometida de su novio y que según Chris miente sobre su pasado.

                          Alice, Chris Desforges y El Talentoso Dr. Foucher

Jeremie sigue a Alice hasta una granja en la campiña vasca. Además de espiarla desnuda en el baño, registra sus maletas y encuentra un cartucho de municiones. Jeremie sigue con su fisgoneo rastreando a Alice hasta Paris donde terminan haciendo el amor. Allá, gracias a un casillero privado y el diario que encuentra adentro, se entera que Alice es judía. Sus padres murieron en los campos nazis y quien los delató (para quedarse con su apartamento) fue Desforges Pere.  No es casualidad que Alice y Chris sean novios, es parte de un plan de venganza.

Lo que en papel suena muy interesante, un maridaje de misterio y viaje en el tiempo no funciona en pantalla. Wonderland se apega a formulas añejas sin renovarlas. La historia de un desadaptado que solo es feliz en el pasado tiene ecos del “Midnight in Paris” de Woody Allen. La obsesión del protagonista con una mujer de otra época evoca a la romántica “Somewhere in Time”, pero la falta de química de los protagonistas evita las similitudes positivas.  

A Jeremie/Pierre le falta la determinación y ambición de un Tom Ripley. Su única motivación es poseer a una mujer a la que nunca llega comprender del todo. Los temas de venganza, drama familiar y mentiras pasadas y presentes son demasiado serios para un protagonista que parece estar jugando a ser héroe de comedia romántica, pero que se comporta peor que el Joe Goldberg de” You”. El ritmo de la serie también es forzado con momentos de dudoso humor dando paso a otros de increíble violencia, y el final es un sinsentido total



En su loca aventura, Jeremie roba dinero, llaves y autos. Se infiltra en casas ajenas, rompe pisos, fisgonea mujeres denudas y hasta secuestra a un niño. A diferencia de Penn Badgley en “You” se supone que debemos admirarlo y comprenderlo. Digamos que la combinación de musical de Jaques Demy y “Au Plein Soleil” no le cuadra. Le falta el carisma actoral y la belleza física de Alain Delon para hacernos olvidar que es un Stalker/delincuente/posiblemente un enfermo mental. Eso según los estándares del Tercer Milenio, pero “Wonderland” nos deja saber que las reglas mituteras podrán controlar Hollywood, pero no la televisión francesa.

La Mujer en la Televisión Gala de los 60

Mi última selección es mi favorita, “Speakerine” del 2017. La historia tiene lugar en Paris en 1962. Christine Beauval es el rostro más admirado de Francia, y eso que no es ni actriz, ni cantante, ni modelo, solo una humilde speakerine, (la persona que anuncia el siguiente programa en televisión). Parece una tarea tan humilde, pero casi no hay mujeres en el rubro. La otra spkearine del canal no es tan atractiva como Madame Beauval y está ahí solo por ser la “amiguita” de un ministro.

A sus 42 años, Christine es una estrella, la esperan sus admiradores a la puerta del canal, recibe kilos de cartas elogiándola y una cantidad de Hate mail que Michelle, su fiel asistente, procura ocultar. Algunas cartas vienen de gente que cree que Christie debería estar en casa cuidando de sus hijos, pero otras parecen venir de un desquiciado que las acompaña con imágenes amenazadoras y finalmente con una estatua de cera de la speakerine cubierta de sangre.



Michelle debe contarles a los Beauval (Christine y su esposo Pierre) de la existencia de esta persona y la lista de enemigos de la pareja es larga. Incluye a la “amiguita” que fue enviada a su casa y culpa a su colega; a un utilero al que Christine hizo despedir; y sobre ellos al envidioso Darnet, director del canal. Sucede que una revista popular ha entrevistado a Christine y a su familia. Durante la entrevista, la anunciadora ha revelado que pronto conducirá un programa dirigido a la población femenina.

Este anuncio de un proyecto nunca discutido con Darnet, pone lívido al director. Su ira es fustigada aún más cuando Pierre Beauval es puesto a cargo de Mundovisión, un proyecto en conjunto con televisoras norteamericanas. Según Darnet-que ansiaba ese puestoBeauval solo lo ha conseguido por Eric Jauffret, Ministro del Interior, amigo de la infancia de Christine y compañero de armas de Pierre en Las Fuerzas Francesas Libres.

Charles de Gaulle está de regreso en el Eliseo y Eric y Pierre, sus antiguos soldados, son sus protegidos. Eric le asegura a Pierre que es cuestión de meses antes que reemplace a Darnet como director del canal. Pierre le pide a su mujer que posponga su proyecto hasta entonces. A Christine no le parece y comienza a sospechar que debe poner al padre de sus hijos en su lista de enemigos.

                              Los Exitosos Beauval

En la Francia de la OAS

Hora es de hablar de los hijos de los Beauval que pondrán los peores escollos en el camino de las ambiciones de sus padres. Antes debo mencionar un poco del contexto histórico que también es importante y ni es explicado en la serie. Tal vez los niños franceses lo aprenderán en la escuela.

A mediados de los 50, el imperio colonial francés comenzó a desintegrarse. Junto con la Guerra de Indochina hubo levantamientos de la población autóctona en Argelia, la colonia más grande del país galo.  En Argelia se creó un movimiento llamado FLN (Frente de Liberación Nacional) que comenzó una campaña en contra del poder colonial.

Aunque esto fue lo acostumbrado en todas las colonias, el escenario aquí cambió debido a que los ataques iban dirigidos a dos grupos completamente asentados en el territorio argelino. Los ataques que devinieron en masacres estaban marcados por una barbarie brutal de violaciones, mutilaciones y torturas que precedían las muertes de víctimas fueran mujeres, niños o ancianos.



Los principales blancos del FLN no eran las fuerzas militares ni las autoridades coloniales sino los colonos franceses que residían en Argelia desde hacía cien años, y la comunidad judeo-sefardí que llevaba en esa tierra desde su expulsión de España em el Siglo XV. Las peores torturas y brutalidad (hay casos tan fuertes que ni puedo describir) se las reservaba para los judíos.

Es posible que hubiese ahí un elemento de envidia. La Ley Cremieux de 1874 les había otorgado a los judíos argelinos, la ciudadanía francesa. Aunque el gobierno de Vichy derogó esa ley durante la Segunda Guerra Mundial, De Gaulle se la devolvió tras la liberación, pero los argelinos de origen árabe nunca la tuvieron.

Es cierto que, en el momento de su creación, el FLN se aproximó a la población judía ofreciéndoles que luchasen juntos contra el opresor galo, pero los judíos se sentían franceses y escogieron unirse a los Pied-Noir (pies negros) que así se apodaba a los colonos franceses. Para ser francos, la verdadera razón detrás de la actitud judía es que no había confianza en los árabes argelinos quienes habían organizado ataques y matanzas recientes en contra de la población sefardita.

                                   Niños judíos aregelinos en 1962

El caso es que la violencia en contra de colonos, judíos, y hasta árabes moderados, escaló de tal manera que el ejército francés respondió con la misma moneda, con torturas brutales y llegando a ejecutar sospechosos sin previo juicio.  Como solución, Francia sacó del retiro al General De Gaulle en 1959, pero la situación era desesperada.

La opinión mundial estaba en contra de la presencia militar francesa en el Norte de África. Los intelectuales de izquierda encabezados por Sartre y su De Beauvoir azuzaron a la opinión pública a repudiar lo que ocurría en Argelia. Una excepción fue Albert Camus, que, nacido en Argelia, apoyó a los PIed-Noir.

                              Camus el Pied-Noir

En 1960, las Naciones Unidas reconocía la independencia argelina. Dos años más tarde De Gaulle se rindió, Francia abandonó el país y las fuerzas francesas se retiraron dejando atrás casi 200.000 Harkis, auxiliares de origen argelino. El nuevo gobierno había jurado perdonarles la vida, pero pronto comenzó a masacrarlos.

Se cree que 60.000 fueron asesinados con muertes horribles acompañadas de torturas. 90.000 lograron refugiarse en Francia, ayudados por oficiales franceses que desobedecieron órdenes para hacerlo. A esta inmigración forzada se agregaron los 900.000 Pied Noirs entre los que vino la comunidad judía. Esto creó un problema inmenso de inmigración del que Francia todavía no se recupera.

                             Familia de Pied Noirs abandonando Argelia

Muchos se sentían defraudados y traicionados por el gobierno galo. Eso dio paso a la creación en Madrid, en 1962, de la OAS, una organización terrorista fundada y compuesta por ex oficiales. Su mayor actividad consistió en poner bombas que estallaban en diferentes partes de Paris y atentar en contra de simpatizantes del FLN como lo era Sartre. Aunque su mayor blanco era De Gaulle a quien se intentó asesinar en varias ocasiones, siendo la más recordada la retratada por Frederick Forsyth en El Dia del Chacal.

Es en este marco histórico donde se desarrollan los hechos marrados en “Speakerine”. Jean Claude, el hijo mayor de los Beauval estaba para hacer el servicio militar obligatorio. Sabiendo que lo enviarían a Argelia, Christine suplicó a Pierre que usase de sus influencias para impedirlo. Jean Claude se quedó en Francia, mientras sus amigos partían a África. Dos de ellos no regresaron. Se les dio por “desaparecidos” (algo que hacia el ejercito cuando los cadáveres estaban muy mutilados).



En pos de la verdad, Jean Claude cae en una célula de la OAS. Por luchar contra el gaullismo, que el joven asocia con un padre al que odia, Jean Claude se une a los terroristas sin que su familia jamás se entere de un episodio que marcará su vida. Uno de los cabos sueltos del final de Speakerine.

Colette y un Romance Políticamente Incorrecto

Mas compleja es la historia de Colette, la menor de los Beauval. A sus 18 años, Madeimoselle Colette cursa el tercer año de secundaria en un colegio de monjas. La razón de que todavía esté en la escuela es que en la Francia de entonces (y Chile también) un mal estudiante era obligado a repetir cursos las veces que fuese necesario.

Colette es pésima estudiante lo que desespera a su madre quien la sueña una profesional autovalente. Para eso le consigue trabajo, gracias a su amigo Eric, en el Ministerio de informaciones. Tan bien se desempeña Colette que acaba en la cama con su jefe.



La mejor amiga de Colette es la despercudida Marilou quien a sus 16 años ya tiene su proyecto de vida, ser actriz famosa. Eric les consigue a las chicas entradas para el debut de “Cartouche”. Junto a Belmondo y Lollobrigida, las niñas conocen a un productor que le pronostica un brillante futuro a Marilou.

El productor invita a Marilou a una fiesta privada, y ofrece pagarle por si asistencia. Con reparos, Colette se emperifolla y acompaña a su amiga a un palacete en Saint Cloud. Ahí está feliz sacando fotografías, cuando nota que no hay nadie conocido y que las parejas andan manoseándose por los rincones.

Colette quiere marcharse, pero Marilou, medio borracha, lo está pasando bien, le alcanza dinero para el taxi. A la salida, Colette se tropieza con su amante. Eric le asegura (y es cierto) que ha caído en una trampa y que no sabía que era ese tipo de fiesta. El ministro le pide a Colette que lo espere mientras convence a Marilou de que deben salir de ahí. No lo consigue y cuando vuelve a buscar a Colette esta ha huido después de ser acosada por un par de invitados.

                                   Colette y Eric en una fiesta peligrosa

 Al día siguiente, un joven argelino en Nanterre (donde se han instalado los refugiados de África) descubre en una zanja el cadáver de Marilou. Antes de ser asesinada, fue violada. La asustada Colette revela la verdad a su madre (sin contar lo de Eric). Colette va al Ministerio a buscar consejo de su amante, pero la pareja es descubierta por Christine.

La reacción de Madame Beauval es la esperada. Acusa a su amigo de ser un degenerado. “La conoces desde que era una nena. ¡Estuviste en su bautizo!” Exige que no se vuelvan a ver, so pena de hacer públicas las fotos que Colette tomó de Eric en la fiesta. A solas, Christine recrimina a su hija. Después de todo lo que ha hecho para que Colette estudie y se prepare. Todo lo que ha querido es hacerla un ser autovalente que no dependa de un hombre.

                                 Christine enfrenta al seductor de su nena

Sabemos que Christine siempre se ha arrepentido de haber dejado la universidad para criar a sus hijos. ¿Acaso no está obligando a Colette a llevar la vida que ella no vivió? Esa parece ser la opinión de Colette quien tiene otras metas. Y ahí es donde vemos el tema de las opciones femeninas tratado de una manera que sería inconcebible en una serie americana. Colette se niega a cumplir los sueños de su madre. Ama a Eric y está segura de que él le corresponde, van a casarse y tendrán muchos bebés.

Aunque sus palabras nos horroricen a las sofisticadas hembras del Tercer Milenio, ¿era un sueño tan descabellado en 1962? ¿Por qué el objetivo de Colette es menos legítimo que el de su madre?  Christine no se plantea esta interrogante. Barre a Eric y Colette debajo de la alfombra y sigue intentando reparar todas las grietas que se han abierto en su vida.



Eric va a ver al Ministro del Interior y le revela la existencia de estas fiestas tipo Jeffrey Epstein, y de los políticos importantes que avistó la noche que fue a Saint Cloud. El cree que el asesino de Marilou estaba en la fiesta. ¡Pobre Eric,! A veces es tan ingenuo como su joven amante. El Ministro está metido hasta la nariz en el asunto y también Darnet. Este aprieta las tuercas de un inspector de policía corrupto para que le cuelguen el asesinato al jovencito que encontró el cadáver.

Mohamed “Momo” Attoun es un adolescente autista, argelino obligado a refugiarse en Francia (su padre fue asesinado por el FLN, su madre es judía). A pesar de ser golpeado bárbaramente por la policía, Momo insiste en que vio a los conductores de un Renault rojo (propiedad de Darnet) arrojar el cadáver a una zanja. Nadie lo escucha, es enjuiciado y condenado a la guillotina. Lucette Attoun, su desesperada madre, suplica a Christine que la ayude, y Madame Beauval, como si no tuviera suficientes problemas, se embarca en esa cruzada acompañada del periodista Philippe Lefevre que se convierte en su amante. Muy encomiable todo, pero tal vez a Christine le conviniese velar un poco por sus hijos.

                             Christine y Philippe su colaborador-amante

El Aborto como Opción y No Solución Obligatoria

Tal vez el sueño de Colette de casarse sea una quimera, pero lo de los bebés…Christine, ocupada con sus cosas, no nota que su hija se la pasa vomitando en el baño. Colette llama a Eric y este no le devuelve las llamadas, le escribe una carta que el ministro rompe, visita su departamento, pero ‘él no le abre la puerta. Es en esa escena con Colette llorando apoyada en la puerta y la pantalla dividida que nos muestra a Eric también llorando apoyado en la misma puerta, que nos hace caer en cuenta que la quiere y no es un mero pasatiempo.

Es Jean Claude, cada vez más involucrado con la OAS, quien reconoce los síntomas de su hermana y le consigue una cita para un aborto (hasta 1975 el procedimiento fue ilegal en Francia) pero Colette se arrepiente en la sala de espera. Entretanto, Christine comete la imprudencia de advertir a Darnet de que tiene pruebas que lo vinculan al asesinato de Marilou. Esto provoca un descalabro en el gobierno y la cabeza que rueda es la de Eric Jauffret.



                           Jean Claude aconseja a su hermana

El ex Ministro de Comunicaciones, al ver su carrera política acabada, decide que no va a perder a Collete también. Va a buscarla, le dice que la ama y quiere casarse con ella. El anuncio del embarazo añade urgencia al asunto. Eric llama a Christine y la cita en un cervecería. Quiere convencerla de dar su permiso para la boda, pero ignora que ese sitio, frecuentado por políticos, es blanco de la OAS. Precisamente, es Jean Claude quien coloca una bomba que mata a Eric y casi alcanza a Christine.

                                    Ultimo abrazo de Eric y Colette

Colette esta desolada y confiesa su embarazo a su madre. Ya Christine no puede seguir ocultando la verdad a su marido. Los Beauval celebran una reunión de emergencia en la que la más interesada, Colette, no está presente, no tiene voz ni voto. Su padre insiste en que debe ser enviada un convento para madres solteras y regresar sin él bebé. Christine es más drástica, quiere un aborto. Ambos cónyuges desean una solución express que les permita zanjar el asunto y volver a cosas más importantes.





Pierre se niega a lo que considera “un asesinato”, pero insiste en referirse a su nieto como “el bastardo” Colette se da cuenta de que no puede contar con sus padres. No les importan sus sentimientos, ni siquiera recuerdan que Eric fue un amigo que ambos quisieron y que, por su memoria, deberían velar por su único hijo. Nadie repara que desde el momento en que Eric planeó casarse con Colette legitimó su relación. Que la pareja compartía un proyecto en común y que lo único que le queda a la joven de ese proyecto es ese hijo

Christine lleva a su hija al médico de la familia quien, antes de examinar a la joven, ya les está pasando la tarjeta con el nombre de alguien que le puede ayudar a abortar. Horrorizada, Colette se marcha de su casa. Es extraordinario como en un país donde el aborto es ilegal, todos estén tan dispuestos a aconsejar a la chica a deshacerse de su hijo.

El caso más chocante es el de Michelle, amiga de confianza y asistente de Christine. Cuando se entera de la situación de la joven se sorprende que Christine tenga dudas de cómo actuar. Como madre tiene el deber de obligar a su hija a interrumpir el embarazo. Colette es menor de edad, no tiene poder de decidir sobre su vida.

                            Christine y Michelle

No debería escandalizarme. Así se vivía el feminismo francés de los 60. Ese es el mundo donde Simone de Beauvoir predicaba que no debía ser una opción femenina el ser amas de casa, que había que forzar a las mujeres a ser independientes y no planear ser madres de familia.

Colette tiene 18 años. Sin ser la más madura del mundo, hoy día ella tendría el poder de votar, beber alcohol y casarse sin permiso de los padres. No es como si fuera una niña, o enferma mental que necesite que su madre decida por ella. No hay razón médica para que aborte. Su embarazo no es ni producto de una violación ni de una relación tan poco trascendente que pueda considerarse accidental. Tampoco es como si Colette tuviese objetivos que lograr que estorbase un hijo.  Al no existir una causa de fuerza mayor, el aborto deja de ser una única opción.

Para las mujeres sudamericanas de países donde el aborto legal es algo nuevo, e incluso donde todavía no está legalizado, el mensaje de “Speakerine” resulta peligroso, pero en Francia donde es un procedimiento generalizado y aceptado se pueden examinar otras opciones para la madre soltera y eso hace a la serie interesante. Aunque el capítulo final es rocambolesco y deja muchas subtramas inconclusas, la de Colette tiene un final feliz precisamente porque los Beauval comprenden que tener una madre soltera en la familia no acarrea un estigma tan grande.



Termino este repaso por la visión de los 60 en la televisión francesa recalcando que “Emily in Paris” tenía razón, los franceses no se adhieren a la visión progresista angloparlante. Al menos en su ficción de los 60 aprovechan de crear personajes que serían imposibles aun en el drama de época de la BBC.

¿Se imaginan como cancelarían en Twitter el lenguaje y actitudes machistas del Comisario Laurence? ¿O la glorificación del Stalker en “Wonderland”? Aunque tengo sentimientos encontrados con los stalkers como Jeremie/Pierre de “Wonderland”, el público “woke” está clarísimo de que alguien como Joe Goldberg de “You” puede ser fascinante, pero que se trata un psicópata y ninguna mujer se podría sentir segura con quien tenga tan poco respeto por su privacidad.

Sin embargo, “Speakerine” es el caso más significativo, porque si tal historia fuese hecha por la televisión estadounidense no tendría final feliz (veamos el descarnado retrato de una madre soltera adolescente en “Mare of Easttown”) porque las adolescentes con críos no solo arruinan sus vidas sino también al estado que debe mantenerlas a ellas y a los hijos. En cuanto al romance Eric-Colette…les llegarían más piedras progres que al de Woody Allen y Soon Yi.



Aun así, me encanta saber que en Francia todavía se pueden tocar temas que en su contexto histórico no eran chocantes como lo ha hecho” Speakerine”. Después de todo, es el país con una Primera Dama que en sus días de maestra sedujo a un alumno adolescente que hasta hoy es su marido.

¿Les parecen atrevidos o inapropiados estos resabios de culturas patriarcales en series modernas?  ¿O el hecho de que solo ocurran en period dramas los hacen más aceptables?

Les Petites Meurtes” pueden verse (en USA) por Amazon Prime y MHZ Choice y en AcornTv (USA y America Latina). Wonderland” creo que ya apareció en TV5 y está en USA en MHz Choice. “Speakerine” está en USA en MHz y ha sido vista en el 2018 en la señal internacional de TV5, pero en octubre del 2020 fue parte de la programación de Europa Europa. Así que atentos Gatos Latinos que ese canal puede repetirla.

 

 

2 comentarios:

  1. Gracias a Dios, muchas televisoras a nivel mundial siguen haciendo lo que saben hacer, FICCION, sin ningún miramiento a su público. La gente debe entender a respetar, a respetar las costumbres que la gente tenía y no a cancelar porque ya no son actuales y/o correctas según sus criterios. Si a mi no me gusta X cosa, pues puede coexistir conmigo, simplemente NO la voy a apoyar. Pudiera criticarla, pero sino me interesa o importa, lo mejor es ignorar. La gente es cada día más sensible y de cristal a cosas que debería importarles, pero lo de ellos, lo de esta nueva generación, todo es peaches and cream... Cancelan a diestra y siniestra, pero hay que tener muchos cojones, los que hacen televisión, los productores, televisoras, casas productoras a no dejarse manipular por las tendencias del momento. Según esta nueva generación de llorones, todo lo de ellos es lo único correcto, política, social y sexualmente correcto... WTF!!! ¡BESOTES! RAFA

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    1. Besotes, Gracias por responder. Tienes razón para recrear el pasado hay respetarlo con fallas y todo. Yo creo que un esfuerzo valiente es pensar en un público heterogéneo que realmente presenta diversidad de opiniones y darles material para todos los gustos.
      Esta serie de visiones del drama de época que voy a hacer no es solo para quienes han visto las series mencionadas. Es para prepararlos si las encuentran, e informarlos a punta de fotos, video clips y resúmenes de como son, como trabajan lo histórico y las sociedades de otros tiempos. En este caso he escogido tres series bastante diferentes. A mí me disgustan los machistas, pero los hombres eran así hace 60 años. lo vimos en “Mad Men” y nadie se quejó.
      Los stalkers han existido siempre, pero a mi Romance/Wonderland me dejó incomoda porque no era un hombre del pasado trayendo sus malas costumbres al presente sino lo contrario y eso puede ser preocupante. Sobre todo, si se le glorifica.
      En el caso del romance Mayo-diciembre de “Speakerine” queda claro que eso solo podía ocurrir en el pasado, que la solución era boda y que aun muerto el novio, Colette no necesitaba abortar. Su único inconveniente eran los convencionalismos de sus padres. Pero me quedó esa pregunta, ¿realmente no podría pasar eso en el presente? ¿Y por qué la solución de Speakerine es imposible?
      Por último, “speakerine”me dio una lección de historia rápida. Yo en los 70 tuve una compañera en la UNIS que era judía argelina (Ahora con pasaporte francés) y que había salido bebé de Argelia junto con los pied-noirs y pienso en cuantos pueblos han sido expulsados u obligados a exiliarse de sus países y nadie los recuerda. Corrección, solo los recuerdan este tipo de series políticamente incorrectas
      Sobre lo que pasa en la televisión estadounidense, hasta sitios progres como Salón.com se están dando cuenta de que se ha vuelto un espacio para la mediocridad. Te pongo el artículo, ahí reconocen la mediocridad, pero niega que sea culpa de la cancelación. ¿Entonces a quien culpamos?
      https://www.salon.com/2021/05/16/the-nevers-cancel-culture-joss-whedon-donald-glover/

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