Para muchos,
Theodore Roosevelt ha sido el mejor presidente de los Estados Unidos. Mi admiración
por él no va por el camino de la política. Lo admiro como a un buen esposo y
padre de familia: como un aventurero
audaz, pero respetuoso de la naturaleza; como uno de los primeros en querer conservar
las maravillas naturales de esta nación; y como un representante de lo mejor del
espíritu estadounidense. Todo eso encontré en El Huésped Americano, una
coproducción brasileña-estadounidense que HBO trajo a sus pantallas este otoño.
Asma,
Tragedias, Fugas y Reinvenciones
Se han escrito
cientos de biografías y novelas sobre él, se han filmado un gran número de docu-semblanzas
de sus logros, incluyendo la fantástica docuserie
de Ken Burns Los Roosevelt. Sin embargo, en el cine y la televisión,
Theodore Roosevelt no pasa de ser una presencia periférica como en The Wind
and the Lion y la serie The Alienist. Hace rato que Scorsese viene
amenazando con una biopia que protagonizaría Leo Di Caprio, pero se ha quedado
siempre en veremos.
Por eso es por lo
que esta miniserie, filmada y financiada
por los brasileños, viene a llenar un importante hueco en la ficción sobre lo más
cercano a la realeza que ha tenido este país. The American Guest no
pretende narrar la saga de Theodore Roosevelt, pero gracias a una potente
introducción y estratégicos flashbacks nos revela la trayectoria de uno de los
presidentes más populares de los Estados Unidos. Todo gracias a una experiencia
que vivió Teddy, cercano a sus últimos años,
algo que puede llamarse su última aventura: una expedición por el Amazonas para
encontrar la desembocadura del Rio de la Duda.
La idea de ir a
meterse en un territorio salvaje e inexplorado es ya peregrina. Aún más
teniendo Roosevelt 57 años, mala salud (y como se lo hace notar su esposa) sobrepeso. Sin embargo, Alice, la hija mayor
de Roosevelt, comenta ácidamente que su padre suele involucrarse en esas
expediciones para huir de algo que lo incomoda. Eso es cierto, pero más que
huida o necesidad de encontrar refugio donde lamer sus heridas, lo que T.R.
buscaba en esos viajes era un espacio donde recargar baterías y reinventarse a sí
mismo.
Nacido en el seno
de una importante y antigua familia neoyorquina, Theodore Roosevelt vivió su
infancia dominado por un asma debilitante que muchas veces lo tuvo cerca de la
muerte. Sus asustados padres no se atrevieron a mandarlo a la escuela
prefiriendo educarlo en casa junto a su hermano Elliott (el padre de Eleanor
Roosevelt) y una vecinita llamada Edith Kermit.
Sin embargo,
Theodore no se dejó dominar por una enfermedad. Desde su niñez cultivo el
físico culturismo, llegando a desarrollar un cuerpo robusto donde no entraban
las enfermedades. Para su ingreso a Harvard, Theodor había incluso demostrado aptitudes
para el boxeo, pero dentro de su nuevo cuerpo vigoroso se escondía un espíritu
sensible y frágil.
Fue en su segundo
año universitario que Roosevelt recibiría uno de los primeros grandes golpes
emocionales de su vida. La muerte de su amado padre envió al joven Roosevelt a
buscar refugio en partidas de caza en los bosques de Maine. El segundo golpe sería
más fuerte y lo enviaría a viajes más lejanos.
En 1984, Teddy,
con solo 25 años, había entrado en la
política, publicado su primer libro y se había casado con una rubia muy
cotizada llamada Alice Lee quien en febrero dio a luz a Alice ( apodada Baby Lee)
, la hija mayor del político. La felicidad fue efímera. Unos días después del
parto, Alice sucumbió a una infección renal, el mismo día y en la misma casa
donde fallecía su suegra.
La doble tragedia
destrozó a Roosevelt. Entregó a su hija recién nacida al cuidado de su hermana Anna
y trató de hundirse en el trabajo político, pero al final del año no aguantó más.
Emprendió un viaje que duraría casi dos años a la región más inhóspita de los Estados
Unidos, Dakota del Norte, a una parte que por algo era conocida como “Las
Tierras Malas”(Badlands) .
Ahí compró un
rancho y se dedicó a experimentar todas las incomodidades que ofrecía un
territorio y un clima salvajes. Ese viaje no solo curó su dolor, además lo curtió para golpes futuros. En 1886
regresó a la civilización. Se casó con Edith Kermit, su amiguita de la infancia,
y tuvieron cinco hijos. Entremedio, Roosevelt encontró tiempo para
ser elegido Comisionado de la Policía de Nueva York y Subsecretario de la
Marina, , puesto que abandonó para servir en la Guerra de Cuba, siendo coronel de
su propio batallón, los Rough and Ready,
En 1900, cuando
era Gobernador del Estado de Nueva York, el candidato a la presidencia William McKinley
le solicitó que abandonara Albany y viniese a Washington a ser su vicepresidente.
En esa calidad, Roosevelt llegó a la Casa Blanca tras el asesinato de McKinley
en 1901. Completó el término de su antecesor y en 1904 fue elegido presidente
por un segundo término. Al cabo del cual, y a pesar de su inmensa popularidad,
prefirió dejarle el puesto a su vicepresidente, William Taft.
Durante todo este
tiempo, Roosevelt hizo cosas magnificas como iniciar un sistema legal que
protegiese el medioambiente y crear los primeros parques naturales de la nación.
Esas acciones lo llevaron a enfrentarse con los millonarios del país,
encabezados por el banquero J.P. Morgan. En asuntos exteriores, Roosevelt fue
instrumental en acabar la guerra Rusojaponesa, y aunque hasta hoy se le tilda
de imperialista/colonialista por ello, consiguió la construcción del Canal de Panamá
y para eso, fue artífice de la secesión de Panamá de Colombia.
La Ultima
Aventura de Teddy Roosevelt
En 1912,
Roosevelt acariciaba la idea de retornar a la Casa Blanca, pero su proyecto tenía
muchos opositores. Con sus reformas, se había echado de enemigos a la clase
millonaria y a su propio partido. Los Republicanos apoyaban la reelección del
gordito Taft. Roosevelt tomó una solución tajante como de costumbre, crear su
propio partido. El Partido Progresista tenía todas las de ganar. Hasta hoy
nadie se explica cómo es que Woodrow Wilson derrotó abrumadoramente a Roosevelt.
Lo peor es que T.R.
se había convertido en un paria, rechazado por los republicanos, por su clase
social, por toda la esfera política. Roosevelt se refugió en su propiedad en Oyster
Bay en la ribera norte de Long Island. Su depresión era tal que su familia temía
por su salud mental. Lo sacó de ella un curioso pedido. Desde Buenos Aires
recibió una solicitud del Museo Social para ofrecer una serie de charlas sobre
el tema de la naturaleza. Este pedido fue seguido por otros similares de parte
de instituciones en Brasil y Chile.
Esta carta con la
oportunidad de huir a otro mundo le vino como anillo al dedo al presidente.
Aunque en el Cono Sur, sus políticas imperialistas habían dejado un mal
recuerdo, su prestigio como naturalista era enorme. Roosevelt, además proyectaba usar el viaje para otras
cosas. Iba acompañado del Padre Zahm un catedrático de la Universidad de Notre
Dame, que planeaba alguna expedición
alejada de la civilización.
La idea de
internarse por el Matto Grosso brasileño le resultaba fascinante al ex
presidente que se apuntó para la expedición seguro que él sería el líder. Era
tanta la seguridad en el viaje que T.R. se consiguió un contrato con la
editorial Scribner’s, prometiéndoles un
recuento jugoso de sus aventuras en el bosque tropical.
La expedición
recibiría una subvención económica por parte del Museo de Historia Natural de
Nueva York a cambio de la promesa de especímenes recolectados durante la
expedición. A pesar de que en la serie Edith comente que su marido viajará
auspiciado por su archienemigo, J.P. Morgan quien era parte del comité de dicha
institución, el apellido Roosevelt siempre ha estado asociado con el museo. Fue
fundado por el padre de Roosevelt, Theodore
Sr. Y la estatua de T. R. estuvo hasta
este año custodiando la entrada, pero como el presidente está flanqueado por
las figuras de un nativo americano y de un africano, la escultura ha sido
acusada de racista y ofensiva y se ha votado para que se la retire.
Otra razón para
que Roosevelt desease viajar al Cono Sur era ver a su hijo Kermit. Después de
Alice , Kermit es el más conocido de los hijos de Teddy, quizás por ser el que
llevó la vida más trágica. Kermit desde su infancia demostró su erudición y
amor al estudio (hablaba no sé cuántos idiomas) , pero también dio muestras de
un temperamento hipersensible y dado a ataques de melancolía. Por un lado, deseaba
desligarse de la sombra de su padre, por otra anhelaba ser como T.R.
Parte de esa
rebeldía había llevado a Kermit a Sudamérica, donde fungía como ingeniero de la
compañía de ferrocarriles de Brasil. Recientemente comprometido con la joven de
sociedad, Bella Willard que se convertiría en su esposa de por vida, Kermit
planeaba un viaje a España donde el padre de su prometida era embajador.
Fue en Rio donde
Roosevelt supo de una expedición al Amazonas dirigida por el Coronel Cándido Rondon.
Auspiciada por el gobierno, la expedición pretendía, entre otras cosas, descubrir el nacimiento del enigmático Rio da Duvida.
El Coronel Rondon ya era considerado un héroe por haber sido el primero en
establecer líneas telegráficas en el Matto Grosso. En uno de esos proyectos, Rondon,
que era ingeniero militar, se había topado con este rio que se le había
vuelto una obsesión. Fue así como aceptó que se unieran a su equipo Roosevelt,
el Padre Zahm y un par de naturalistas enviados por el Museo de Historia
Natural. A ellos se les acopló Kermit, pero de muy mala gana.
Edith convenció a
su esposo de llevarse a Kermit porque ya intuía la depresión crónica y un
incipiente alcoholismo que marcarían la vida de su hijo mayor. A Kermit lo convenció
usando como argumento la mala salud del padre. Solo por eso Kermit aceptó no
ver a su novia e irse a la jungla como niñera de un Theodore Roosevelt que
efectivamente estaba físicamente deteriorado.
Al inicio de la
aventura, T.R. tenía, aparte de sufrir de otras razones para una mala salud,
una bala en el cuerpo. Tal como nos muestra la serie, durante su campaña
presidencial y en Wisconsin , el presidente fue víctima de un atentado. Camino
a dar un discurso recibió dos tiros de parte de un barman alemán de Nueva York
que creía que Roosevelt pretendía implantar la monarquía en Estados Unidos
(¡!!).
En una actitud
típica de su carácter, Teddy se negó a ir al hospital e insistió en dar su
discurso. Habló por más de una hora haciendo gran alarde de su camisa manchada
con sangre. Solo después del discurso, fue atendido por los médicos que
extrajeron una bala, pero al encontrar que la otra estaba alojada muy cerca del
corazón, prefirieron dejarla. Este cuerpo extraño debilitaba el proceso
cardiaco de Roosevelt quien aun así aceptó el desafío de emprender un viaje que—todos
creían—solo duraría un par de semanas. Duró casi un año.
Verdades y Mentiras
del Huésped Americano
Con esta
introducción, que es resumida en
raccontos y conversaciones a través de los cuatro episodios, tenemos una visión
de Roosevelt que explica su comportamiento, fortaleza y debilidad durante ese
viaje. Es en eso en que la serie varia de cuentos de aventuras de ficción tales
como El mundo perdido de Arthur Conan Doyle o falsos relatos históricos
como la sosísima película The Lost City of Z.
No es que sea una
historia aburrida. Fue un viaje a ratos espeluznante, donde los miembros de la
expedición estuvieron expuestos a una naturaleza salvaje, enfermedades
tropicales y violencia dentro de su grupo y fuera puesto que los indios Cinta
Blanca anduvieron persiguiéndolos por todo el camino. Al final, solo Rondon
estaba incólume y varios miembros del grupo habían perecido (no se encariñen
con el perrito Lobo).
Todo lo que
aparece en la serie sucedió, más o menos, en la realidad. Hay detalles que se han
agregado por dramatismo, pero son pocos. Entre ellos hacer que Paixao, el
camarada (así se llamaba a los porteros/cargadores) asesinado por uno de sus
compañeros, sea un oficial del ejército (y blanco) que hace amistad con Kermit. En la vida real,
el Sargento Paixao era negro.
A pesar de que
Kermit si fue culpable, en un exceso de hubris, de la muerte del camarada
Simplicio, el odio que le toman los brasileños y que incluso lleguen a atentar contra
la vida del hijo del Presidente Roosevelt, es falso. También es falso que Kermit,
para acabar con esa enemistad, solicitó
un castigo corporal.
Otros detalles
son escondidos para no obligar a que sensibilidades modernas juzguen
negativamente a los personajes. Por ejemplo, la serie no muestra que Roosevelt
y Rondon se dedicaron a la caza mayor, acabando con la vida de muchos jaguares,
hoy una especie en extinción.
A mitad del
viaje, Roosevelt y Rondon se dieron cuenta que les era imposible continuar.
Eran demasiados, la comida no alcanzaba, las reses y mulas que habían traído
para alimentarse se morían en el camino. Era necesario dividir al grupo.
Parte de la expedición
encabezada por el Padre Zahm se rezaga y emprende otra exploración por el Rio
Madeira. En la miniserie , nos muestran que es un alivio desembarazarse del
sacerdote que insiste en extravagancias tales como ser cargado en una litera en
vez de cabalgar como los demás, y en
bautizar a cuanto indio encuentran. Me sorprendió ver qué lo último irritaba a
Roosevelt, a pesar de ser este un buen cristiano, y no a Rondon, que era ateo. En realidad, el Coronel, por cortesía,
permitía estas excesos de fe y a Roosevelt nunca le molestaron.
Lo de las
parihuelas, en cambio, irritó de igual manera a ambos lideres de la expedición.
No es quemolestase que Zahm, gordito y
afligido de hemorroides, quisiese ser cargado. Lo que sucede es que su actitud
fue la guinda del pastel de racismo del clérigo. A juzgar por sus escritos, Zahm
era un poco más racista que los hombres de su tiempo. Lo asombró la mixtura de
razas que llegaba hasta lo más alto de la sociedad brasileña y que, según el curita, horrorizaría a cualquier dueño de plantación
de Virginia.
En una ocasión—algo
que no nos muestra la serie— la expedición consiguió un equipo de lo
que entonces era el equivalente a camionetas todo terreno. Durante el breve
tiempo en que pudieron utilizarlas, Zahm insistió en viajar en una, pero le
pareció indigno tener que sentarse al lado de un chofer negro.
Cuando Rondon y
Roosevelt lo reconvinieron por insistir en ser cargado por los camaradas como
si fuese un emperador romano, la respuesta sacerdotal fue que era un honor para
mestizos y mulatos portar su litera y que en el Perú los nativos se alborozaban
de tener que cargar un sacerdote en sus literas o espaldas. Como lo resumió Kermit
nadie se entristeció por ver partir al Padre Zahm que era “un poco tontito”(A
Little Fool).
La partida del Padre
Zahm y la división del grupo coincidieron con el adentramiento a la selva más espesa
y peligrosa. Ese es el Corazón de la Oscuridad—como lo llamó Joseph
Conrad— donde la civilización abandona al hombre y lo enfrenta con sus demonios y
negatividad. En la expedición comienzan a presentarse rencillas y rivalidades
entre los lideres, entre los gringos y los brasileños, entre los Roosevelt y
entre los camaradas. Uno de ellos, Julio, cobarde y perezoso, se convierte en ladrón de provisiones que cada
vez escasean más. Al ser descubierto, mata a Paixao y se interna en el follaje.
Semanas después, desde los botes oyen las suplicas de Julio pidiendo perdón y ofreciendo reintegrarse al equipo. Le niegan ese derecho y dejan que la jungla sea la que haga justicia. En ese mundo brutal se vale tomar decisiones brutales. El mismo Roosevelt, cuando se ve impedido de avanzar, suplica que se le abandone para no ser un peso muerto.
Rondon: La
Horma del Zapato de Roosevelt
La grandeza de la
serie es ver como se supera esta brutalidad. Como se afianzan los lazos entre
los Roosevelt, y como los lideres de la
exploración haya terreno común para comprenderse. Theodore Roosevelt encontró
la horma de su zapato en el Coronel Cándido Rondon, que, como el presidente,
era visto por sus compatriotas o como un héroe o como un radical peligroso.
Rondon era
mestizo, su padre lo era también, su madre era nativa pura. En el clima inclusivo
del Brasil moderno, esto no impedía a un hombre ascender tanto en el ejercito
como en la sociedad. El Coronel Rendon no solo era admirado por el coraje exhibido
en su empresa de llevar el progreso a la selva. Para 1913, era también el director de la Oficina Brasileña
de Protección del Indio, eso lo obligaba a adoptar una actitud pacificadora y
extender su protección a tribus no muy pacificas.
Roosevelt, que había
aprendido la máxima del Lejano Oeste de que el indio bueno es el muerto, no
compartía la cautela que su colega demostraba al tratar a tribus que les
andaban lanzando flechas envenenadas, con regalos y sin violencia. Kermit , al
comienzo de la expedición, intentó explicar la personalidad de Rondon a su
padre como un producto del positivismo en el que estaba basada la creación del
Brasil republicano.
Parte del credo
positivista son el ateísmo y el pacifismo. Teddy le dirá a Rondon que no
entiende el ateísmo, puesto que, sin su fe religiosa, él no hubiese podido sobrellevar las tragedias
de su vida. En cuanto al pacifismo, para un ex soldado como Roosevelt era un
anatema, mayormente en ese momento, en que T. R. veía las señales de una gran guerra futura.
Uno de los
mayores resquemores de Roosevelt de haber perdido la presidencia era lo que percibía
como debilidades en su rival Woodrow Wilson. Con sus dotes de pacificador,
Teddy creía poder evitar el conflicto europeo a punta de conferencias con los
poderes beligerantes. No sabemos si a lo mejor lo hubiese logrado, pero muy
errado no estaba al pensar que Wilson no sabía ni evitar el conflicto que se cernía
en el horizonte ni sabría manejarlo una vez estallado. Presintiendo esa guerra
que le robaría un hijo (Quentin) Roosevelt no estaba para soportar pacifistas a
su alrededor.
Aun así, la
integridad, fortaleza y decencia de Rondon ganaron al ex presidente que sabia
reconocer un espíritu como el suyo donde podían anidar coraje, curiosidad y humanismo.
El sumergirse en un mundo desconocido e incivilizado obligó Rondon y a
Roosevelt a ser flexibles con sus principios morales y a tomar decisiones
imposibles ante situaciones limites que no estaban preparados para afrontar.
Aun quienes saben
poco de Theodore Roosevelt habrán oído que una última expedición le acortó la
vida. Edith tenía razón al temer por la salud de su marido. En el Matto Grosso,
Roosevelt se reencuentra con la malaria que lo había afligido en Cuba. Su
corazón debilitado por la presencia de la bala no parece capaz de soportar los
embates del viaje. Para colmo al intentar salvar un bote de provisiones que
arrastran los rápidos, se hace una pequeña herida en el muslo.
En ese clima la
herida se infecta y T.R. cae en un estado febril donde, en medio de su delirio,
solo atina a recitar las primera estrofa del Kublai Khan de Samuel
Coleridge. Es ahí donde Kermit debe ejercer su deber filial al máximo. A pesar
de sufrir de ataques de paludismo, cede su quinina a su padre . Eso no aparece
en la miniserie, pero lo que si aparece es el modo en que Kermit zanja la discusión
sobre si se debe abandonar a su padre en la selva.
T.R. no quiere ser una carga inútil y suplica
que se le abandone con la suficiente morfina para acabar con su agonía. Kermit
le responde como responde un Roosevelt, Muerto o vivo el cargará a su padre “Y
pesarás más si eres cadáver”. Con eso Teddy consiente en ser atendido por el médico
de la expedición y que se le cargue hasta poder caminar sobre sus propios pies.
Las Secuelas
de la Expedición
Aunque Roosevelt
sobrevivió a la expedición, el mismo reconocería que el Amazonas se había
llevado diez años de su vida. El y Rondon fueron reconocidos y celebrados como héroes
a su regreso a Rio de Janeiro. El Rio de la Duda dejó de existir al ser
bautizado Rio Roosevelt (hoy los brasileños que no pueden pronunciar el apellido
lo llaman simplemente “Rio Teodoro”).
No fue tan
apoteósica la llegada de T.R. a Estados unidos. Lo esperaban críticas y dudas
de que el viaje hubiera sido tal como la narraba el en persona y en su libro.
Tal como nos muestra la serie, Teddy usó sus últimas fuerzas para denunciar a
los que ponían en entredicho su narrativa y su saga. Tras la muerte de
Roosevelt, en 1927 una segunda expedición demostró que el presidente tena
razón. Lo reconfirmó una expedición en 1992 que siguió exactamente los pasos de
la caravana Roosevelt-Rondon.
Tanto fascinaron
estas incursiones en la Amazonia a la periodista, y ex editora del National
Geographic, Candace Maillard que
escribió un libro titulado The River of Doubt . Mi hermano me lo prestó y
me ha servido para cotejar realidad y fantasía de la serie a la vez que ha
llenado espacios en la prodigiosa vida del primer Roosevelt en llegar a la Casa
Blanca.
La vida de TR
acabó en esa última gloriosa aventura. Su mala salud, unida a la depresión provocada por el
estallido de la Gran Guerra, más la muerte en ella de su hijo Quentin lo
llevaron a su propio final en 1919. Kermit lo sobreviviría un cuarto de siglo más,
pero como ocurrió con su padre, la expedición fue su canto del cisne.
Cansado de
esperar a que Estados Unidos entrase en la guerra, se enlistó en el ejército
británico. Sirvió en Mesopotamia y recibió la Cruz Militar. Se casó con Belle
Willard y tuvo cuatro hijos, entre ellos el pianista y compositor Joseph
Willard Roosevelt. Su vida en la posguerra fue una batalla constante contra la depresión
y el alcoholismo. Aun así, se las arregló para dirigir dos expediciones al Himalaya
y ser nombrado Vicepresidente de la Sociedad Neoyorquina de Zoología.
Estallada la Segunda
Guerra Mundial, Kermit se reintegró al ejército británico. Fue herido en la retirada
de Narvik. Esa herida aceleró su desintegración física y emocional. Hubo que dársele
y baja y enviarlo de regreso a Estados Unidos. El espíritu maltrecho de Kermit
hizo que su familia planease internarlo en un sanatorio. Lo salvó su primo, el
Presidente Roosevelt, enviándolo en una
misión especial a Alaska a crear un ejército de esquimales y aleutianos.
Era demasiado
tarde. En junio de 1943, Kermit se voló
los sesos. Un final triste para un gran hombre. Hay ciudades en Texas y Virginia
que llevan su nombre, y un tributario del Rio Roosevelt se llama Rio Kermit.
Para ser un hombre desdichado fue muy recordado. ¡Ya no se hacen como los
Roosevelt!
Quien tendría más
suerte y mejor final fue Cándido Rondon. Como militar, y a pesar de su
pacifismo, debió servir aplastando la revolución en Sao Paulo en 1927. En 1934
, el; gobierno de Getulio Vargas lo envió en una misión diplomática a mediar
entre Perú y Colombia en una disputa por la ciudad de Leticia. Tras eso abandonó
la actividad militar dedicándose totalmente a los asuntos indígenas
Fundó un estado
en Guarape que en 1954 recibiría el nombre de Rondonia con el que se le conoce
hoy en día. Emulando a Roosevelt, a fines de los 50 fundó el primer parque
nacional en Xingú. Falleció en 1958, a los 92, dos años después de ser nombrado
mariscal, el grado más alto del ejército brasileño.
Si solo fuese
para conocer la trayectoria de este gran hombre, O American Ospede ya
tendría un gran mérito, pero el personaje que tan magistralmente interpreta Chico
Rodríguez es solo uno de los grandes valores de la miniserie que nos lleva
conocer a un Roosevelt desconocido, a su importancia en la escena mundial, y a
su dinámica familiar. Eso no se conseguiría sin la magnífica actuación de Aidan
Quinn.
Siempre he sabido
que Aidan —aun en su etapa de galán— es un actor más que competente. Este rol
me ha dejado boquiabierta. Ha cambiado la voz, los gestos, hasta se ha
engordado, para ser la encarnación de Theodore Roosevelt. Chris Mason, a quien
yo creía otro más de los nenes inútiles de Riverdale me ha sorprendido
con su intensidad actoral y siempre es una delicia ver a Dana Delaney. Aunque
en un rol pequeño, Dana se traga la pantalla con su interpretación de la
devota, pero astuta, Edith.
Los actores no se
la podrían con este titánico proyecto si no tuviesen un muy buen libreto.
Pensar que se lo iban a encargar a David Weil, el bestia creador de Hunters. A Matthew Chapman yo lo conocía por thrillers
eróticos como El color de la noche y Hearts of Midnight, pero
aquí demuestra su versatilidad , no solo en lo que respecta al trayecto, sino a las intrincadas intrigas de la política
estadounidense.
Para el final
dejo al reconocido director (también productor de a serie) Bruno Barreto, quien sabe capturar el espíritu de Roosevelt, los
logros y fracasos que lo han llevado a esta encrucijada existencial que le significa
un último desafío como aventurero. Barreto sabe contrastar la verdadera jungla
con las lianas políticas que han atrapado al presidente. Y sabe convertir al Amazonas
en un personaje más, una femme fatale que engarza, traiciona y mata a quienes pretenden
conquistarla.
El Huésped
Americano puede verse con
subtítulos en castellano en toda America por HBO/Max, Hulu y también en línea si
están subscritos a HBO.
Is it watchable? It is so unusual seeing Aidan old. He disappeared for such a long time from my radar that I still remember him only as a young blue eyed star.
ResponderEliminarFirst, I have to thank you for this one. You steered me towards it. Is it watchable? First caveat for those who like that sort of thing: no sex, no gore (although it’s a story of violence.) If you are into strong psychological drama mixed with adventure and historical facts, yes it’s highly watchable.
EliminarYes, I also remember a gorgeous Aidan from Desperately Seeking Susan and Avalon. The last I saw him was in “Sarah’s Key” and that was a decade ago. But here, he’s still handsome in an old man’s way, but he is also a great thespian.
I always hate it when some of the British actors that I like disappear because they act for ten years in some US series I do not watch and then I keep wondering where are they? I had that with Ben Chaplin, Rupert Evans and many other of the lovely Brits from the 90s and early 00s who then gone off my radar after taking a long gig in some stupid US show or something like that.
EliminarYou are right. my brother couldn't believe how old Ben Chaplin looked in The Nevers because we never got a chance to see him grow old, he just vanished from the radar. Rupert Evans is sort of current in American TV, he was the lead in THe Man in the High Castle and he is a regular in the new (forbid myself to watch it) version of Charmed
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