La sexta entrega
de “Tiempos de Guerra” ha sido titulada “La Reina Enfermera” y ha contado con
una aparición especial de Cuca Escribano en su rol de Victoria Eugenia de
Battenberg, Reina de España. Ha sido un gusto ver a un personaje olvidado, a
veces malinterpretado, de la historia ibérica. Se ha expandido su rol en esta
serie sobre La Guerra de Marruecos, pero como ha dicho el guionista Carlos López,
Doña Ena merece una serie para ella sola.
Los historiadores
no han sido del todo justos con Doña Victoria Eugenia. Ahora que acabo de
terminar Los años del miedo de Juan
Eslava Galán me he sentido incomoda y con un poco de vergüenza ajena por el
modo burlesco, casi chulesco, con el que el autor se refiere a la familia real
española de esos años. Pase con Don Alfonso que fue un mal rey, pero burlarse
de la reina que tanto sufrió y tanto quiso a un país que la recibió a bombazo
limpio, me parece poco caballeroso.
En la imaginación
popular, la pobre reina Ena ha quedado como una pobre inútil, frívola y cornuda.
Se la retrata como perdida en una tierra cuya lengua nunca pudo aprender bien y
cuyo rey pronto dejó de quererla. Peor aún, se le acusa de haber sido portadora
del temido gen de la hemofilia.
Aida Flix dio vida a la reina en "Gran Hotel": |
Hija de la
Princesa Beatriz de Battenberg, a su vez hija menor y la más cercana a la Reina
Victoria, Victoria Eugenia nunca esperó ser reina. Sin embargo, desde su
infancia tuvo cercanía con España. Fue ahijada de la andaluza Eugenia de
Montijo, Emperatriz de los Franceses; sostuvo amistad infantil con el Duque de Alba;
y un solo encuentro con el ya rey de España fue el principio de una profunda,
aunque breve historia de amor. A Alfonso XIII que era tozudo no le importó (pero
solo por un momento) que Ena, como la apodaban, fuera protestante, no
perteneciera la realeza y fuese portadora de la hemofilia.
A pesar de la
oposición de la Reina Maria Cristina, madre del rey, Alfonso se casó en 1906
con Victoria Eugenia (ya convertida al catolicismo). Regresando de Los Jerónimos
tuvieron un mal encuentro con el anarquista Mateo Morral que, en típico humor anarquista,
les lanzó una poderosa bomba oculta en un ramo de flores. Aunque la pareja de
recién casados resultó ilesa, murieron muchos integrantes del sequito real y
varios transeúntes. Incluso la explosión
voló balcones matando a la Marquesa de Tolosa que se había asomado a ver pasar a
los novios. La nueva reina, de solo dieciocho años, se portó con gran entereza
y recibió a sus invitados en su vestido de novia ensangrentado. Sin embargo, es
comprensible pensar que ese recibimiento no presagiaba una buena relación entre
España y su nueva soberana.
Atentado de Mateo Morral |
Entre 1907 y
1914, Alfonso y Ena tuvieron siete hijos. Lo que superficialmente indicaría un
matrimonio bien avenido, en realidad era una demostración de la necesidad del
rey de tener un heredero sano. De los siete hijos de la pareja, solo tres eran
saludables y dos de ellos eran hembras. De los cinco varones, Fernando nació
muerto, Alfonso, el primogénito, y Gonzalo el menor, sufrieron de hemofilia.
Don Jaime, a los cuatro años quedó sordomudo culpa de una mastoiditis y una operación
chambona, El Rey culpó a su esposa por esta familia enfermiza. Buscó hijos con
otras mujeres, inclusive liándose con la institutriz de los principitos.
Victoria Eugenia y sus hijos en 1917 (Foto de Campua padre) |
La reina sufría
en silencio. No tenía ningún apoyo en su suegra, que la odiaba, ni en
cortesanos hipócritas. Buscó consuelo en obras de caridad. La enfermedad de su
primogénito la llevó a crear hogares para niños abandonados y delincuentes
juveniles. En recuerdo del suegro que no llegó a conocer, la reina fomentó campañas
contra la tuberculosis. Pero su proyecto más grandioso sería la reorganización
de La Cruz Roja Española. Fue ella quien impuso nuevos y más modernos reglamentos
y uniformes. Su mayor logro fue la creación de un cuerpo de “damas enfermeras”
quienes tenían que cumplir con un riguroso programa de entrenamiento antes de
recibir su diploma. En toda esta empresa, la reina contó con la ayuda de Carmen
Angoloti, Duquesa de la Victoria, amiga y dama de honor de Su Majestad.
La Reina en uniforme de la Cruz Roja |
Sería la Guerra
de Marruecos el escenario donde se desplegaría la importante labor de la Cruz
Roja Española. Tras recibir la noticia del Desastre de Anual, Victoria Eugenia
envía a la Duquesa de la Victoria y un contingente de Damas Enfermeras a
Melilla. Esa es la base de la trama de “Tiempos de Guerra”.
La serie nos
muestra los choques que tiene el ejercito con Doña Carmen y sus enfermeras
quienes traen otras ideas sobre la atención de herido y que superan los métodos
anticuados de los equipos de sanidad militar. La famosa frase “con la Reina o contra
la Reina” que Alicia Borrachero espeta al comandante Márquez es histórica. La
Reina representaba La Cruz Roja y la Cruz Roja traía cambios revolucionarios en
lo que se refiere a métodos antisépticos y otras maneras de atender heridos.
Durante el
Conflicto en África, La Duquesa viajó a menudo, a Madrid a conferenciar con su
jefa y soberana sobre el tema de los soldados, hospitales y enfermeras. En la
serie vemos a Carmen acudiendo a Doña Ena para impedir exitosamente un
fusilamiento injusto. No sorprendería que, dado el caso, Su Majestad hubiese
intervenido. Tenía buen corazón y mucho arrojo en las causas que emprendía.
Gracias al
material de soporte de “Tiempos de Guerra “ he descubierto que, aunque la única
visita oficial de la pareja real a África tuvo lugar en 1927, la soberana viajó
de manera informal y casi secreta en varias ocasiones a Melilla. En este sexto capítulo
vemos a la Reina llegar al hospital en busca de Carmen a quien quiere llevar a
convalecer a Madrid. A pesar de ser una visita privada, se la homenajea con una
recepción en la cual Fidel aprovecha de pedir la mano de Susana. Después que la
Reina es convencida por su Duquesa amiga de que debe dejarla en el
Protectorado, Doña Ena se embarca en planes de construir hospitales en todo
Marruecos, algo que realizaría La Cruz Roja antes de acabar La Guerra del Rif.
Contrasta el
cariño con que la serie ve al personaje histórico, con el poco afecto que
Victoria Eugenia se granjeó entre sus súbditos. Parece mentira, pero esta mujer
tan altruista y progresista fue percibida como un ente frívolo y ameritó casi
los mismos recelos y odios que otra famosa reina: Maria Antonieta. Siempre se
la vio como una extranjera con costumbres que chocaban con la severa cultura española,
sobre todo en lo que respecta al comportamiento femenino. Se la acusaba de
gastar en vestidos y joyas, de ser amiga de las fiestas, y tan moderna que
hasta fumaba con boquilla.
Es cierto que su
español siempre fue marcado por pronunciado acento. Su nieto Juan Carlos seria,
décadas más tarde, quien acabaría corregir la mala pronunciación de la abuela.
Doña Ena no soportaba el espectáculo taurino (para ser sinceros, tampoco yo) y
aparte del gazpacho, no gustaba de la comida española. Sin embargo, ella tan
culta, amiga de la ópera y música clásica, tenía afición por las coplas y por
tonadilleras de moda como Raquel Meller.
Philip de Lazlo la retrató con mantilla española, pero Victoria Eugenia fue siempre muy inglesa |
Como ocurriera
con Maria Antonieta, los peores enemigos de Victoria Eugenia fueron representantes
de la nobleza. Existió una camarilla que pretendía reemplazarla con la amante
del rey, Carmen “Nenuca” Ruiz de Moraga. Increíble, pero había nobles que preferían
de reina a una actriz divorciada en vez de una mujer noble en todos los
sentidos de la palabra. La misma Reina Maria Cristina demostraba más interés
por los bastardos de Nenuca que por sus nietos legítimos. Sabedora de que el
impulsador de la idea de reemplazarla era el Marqués de Viana, Doña Ena lo
mandó a llamar. En una acalorada discusión, la reina terminó emplazándolo
diciéndole que D-s habría de juzgarlo. Esa misma noche, el Marques caía
fulminado por un infarto. Muchos acusaron a Victoria Eugenia de haber
propiciado esa muerte con sus reclamos.
Mas crueles
fueron otros rumores. En España, Victoria Eugenia tuvo pocas amistades, pero
sus más devotos seguidores fueron los Duques de Lécera. Como a Maria Antonieta,
se le levantaron a la reina calumnias espantosas. Se decía que Doña Ena tenía
amores no solo con el Duque sino también con la Duquesa. Ningún historiador
serio ha encontrado pruebas de esa falsa acusación. Solo un rufián como Paul Preston
puede hoy en día seguir propagando ese chisme sin fundamento.
En 1931, Alfonso
XIII era derrocado. Huiría de España como un cobarde, dejando atrás a su esposa
y a sus hijos, algunos de ellos enfermos. Como Maria Antonieta, la reina pasó
una noche de terror ante el temor de ser víctima de una turba revolucionaria
que afuera del palacio gritaba insultos y obscenidades. Las asustadas Infantas,
esa noche la pasaron junto a su madre. Al día siguiente abandonaron España. Dicen que las últimas palabras de Su Majestad,
al dejar suelo español fueron “¡Cuidad de mi Cruz Roja!”
La reina descansa en ruta al exilio (ABC) |
La reina llega al Savoy |
La Familia Real
Española se reunió en Fontainebleau, en un hotel de cuarta llamado el Savoy. En
el lobby fue donde Victoria Eugenia se encontró con Alfonso de quien llevaba un
tiempo separada. Al exilio los habían acompañado algunos nobles leales como los
Duques de la Victoria, y por supuesto, los Duques de Lécera. No se sabe si
porque creyese rumores, o simplemente por fastidiar, Alfonso le exigió a su cónyugue
que despidiera a los Lécera. “O ellos o yo “dijo el infantil ex monarca. Doña
Ena eligió a sus amigos y le espetó al marido infiel: “I don’t want to see your
ugly face again!” (¡No quiero volver a ver tu fea cara nunca más!) Es cierto,
Alfonso que se creía Don Juan (y como lo describiera Pilar Eyre era todo un “depredador
sexual”) era feo y más encima halitoso.
La Reina se
separó de facto de su marido, dejando
atrás, por un tiempo, a sus hijos que ya eran adultos, Se fue a vivir a
Inglaterra con su madre. Mas tarde se iría a Italia donde varios de sus hijos
residían y donde sus hijas se casarían con nobles de ese país. En 1941, fallecía
en Roma el Rey Alfonso XIII. Basándonos en el recuento que Juan Eslava Galán da
en Los Años del Miedo, la reina no
estuvo al lado de su marido en las últimas horas del soberano. Alfonso no la
quiso cerca a pesar de estar ella en Roma. El rey con gritos de “¡Fuera, Fuera!”
la ahuyentó, prefiriendo la compañía de la Duquesa de la Victoria.
El gobierno de
Mussolini terminó por expulsar a Victoria Eugenia de Italia. No la veían con
buenos ojos creyéndola espía de los británicos. El inepto de Anthony Eden le
escribió a la reina diciéndole que se olvidase de volver a Inglaterra ya que no
podía prometerle protección de los simpatizantes de la Republica. Victoria
Eugenia entonces compró una villa en Lausana y se instaló en Suiza donde
pasaría sus últimos años.
El mayor problema
de la reina nacía de su mayor defecto. Era manirrota, y además de costear sus
cosas y sus sirvientes se hizo cargo de los hijos de su hijo Don Jaime, por eso
siempre andaba corta de dinero. Victoria Eugenia nunca se metió en políticas
españolas, solo lo concerniente a la sucesión al trono de su hijo Juan. A
diferencia de su marido que aportó ayuda monetaria al Movimiento Nacional, la
reina nunca se pronunció por ningún bando, aunque obviamente esperaba una
restauración de la monarquía. Solo se sabe que apoyó al Conde de Barcelona cuando
este rompió con el Franquismo en su Manifiesto de Lausana (1945). Por algo, Don
Juan hizo su pronunciamiento desde la ciudad suiza donde residía su madre.
Curiosamente, El
Caudillo no le guardó rencor a quien había sido madrina de su matrimonio. En
1955, le asignó a Doña Ena una pensión vitalicia de 255.000 pesetas anuales que
la Reina, siempre apuradilla, mucho necesitaba. En 1968, la anciana reina volvía
a pisar suelo español con motivo del bautizo de su bisnieto, el actual Rey de
España. Recuerdo los artículos con fotografías en Vanidades y otras publicaciones de ese histórico bautizo del Príncipe
de Asturias. Un año más tarde, Doña Ena fallecía en Lausana. En 1985, su nieto
el Rey Juan Carlos I, hizo trasladar los restos de su abuela a Madrid.
La reina en el bautizo de su bisnieto. |
La Reina Victoria
Eugenia es un personaje histórico olvidado y cuando se la recuerda es por
motivos nefastos: haber sido la pobre esposa abochornada y la culpable de la
enfermedad de sus hijos. Se la asocia con una monarquía desastrosa o es pasto para
la insidia de los chismógrafos. ¡Si hasta le inventaron un romance con su
compadre, el Duque de Alba!
“Tiempos de Guerra”
nos ofrece un retrato más fidedigno de Doña Ena y de las aportaciones que hizo
a España. La Reina Victoria Eugenia fue quien reorganizó y modernizó la Cruz
Roja española, expandiendo sus servicios por toda la Península y hasta el
Protectorado. Sin sus desvelos, no hubiesen estado las medidas de higiene y
medicina moderna al alcance de los heridos de La Guerra de Marruecos. Ella
fundó los cuerpos de "Damas Enfermeras” al que pertenecen Julia, Pilar y
Magdalena. Ella misma sirvió en sus hospitales contagiando con su ejemplo a
damas de la realeza y la de la nobleza. Ella fue “La Reina Enfermera” y sin
ella no tendríamos “Tiempos de Guerra”.
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