“Esos sueldos solo
deberían verse en un episodio de Mad Men”, así Barak Obama denunciaba la desigualdad de
salario entre hombres y mujeres en los Estados Unidos. La alusión provocó
elogios por parte de Matthew Weiner, creador de la icónica serie y confirmó que su Mad
Men era un programa feminista que denunciaba el machismo patriarcal
prevalente en los 60. Eso llevaría a un interés por series que mostraban
mujeres de los 50 y 60 que querían atravesar el techo de cristal.
Sobrecargos y
Espías en Panam
Es en el 2011,
casi en la cuarta temporada de Mad Men, cuando la NBC presenta Pan Am, un homenaje a las azafatas de los 60. La
serie comienza con tintineos feministas. Kate Cameron(Kellie Garner) quien ha dejado su pueblo para recorrer el
mundo como una auxiliar de vuelo de la aerolínea Panam, regresa a su hogar para
la boda de Laura (Margot Robbie), su
hermana menor.
Laura es la
consentida de sus padres, pero eso la ha hecho sumisa, dependiente y tímida. A
unos minutos de la boda, Laura confiesa a su hermana que no quiere casarse.
Quere ver el mundo como lo ha hecho Kate. Las hermanas huyen plantando novio,
padres e invitados. Laura decide seguir los pasos de su hermana y convertirse
en sobrecargo de Pan Am.
Eso coloca a ambas
hermanas en los mismos vuelos, provocando una constante fricción con Kate.
Laura cree que su hermana no desea ser su mentora, pero la realidad es otra.
Kate tiene un segundo empleo, se ha convertido en correo de la CIA y sus
misiones son peligrosas y ultrasecretas. Kate ha heredado el trabajo de su
colega Bridget (Annabelle Wallis de Los Tudor y Peaky Blinders)
quien, por meter las patas, ha tenido que ocultarse.
Además de Las
Cameron, conocemos a otras dos aeromozas: Maggie (Christina Ricci) la militante
izquierdista que siempre anda buscando conflictos; y
Colette (Karine Vanasse) , una francesa muy sofisticada, pero que oculta un
triste pasado. Hay dos pilotos muy latosos que parecen ser los únicos hombres
para estas mujeres que buscan ampliar su mundo, pero que en el amor se buscan parejas muy
payasas. Ese es uno de los problemas de la serie, su combinación de comedia,
thriller de espías y drama romántico nunca empalma.
El mayor problema
de Pan Am es que no se sabe que pretende. Cuando juega a ser comedia
romántica de los 60 , tipo Boeing Boeing, funciona perfectamente. No tanto cuando quiere
ofrecer un retrato fidedigno de la vida de una azafata o de sus pilotos—al
estilo Aeropuerto de Arthur Haley— pero donde falla garrafalmente es en el
relato de espionaje.
Muy necesitada
tiene que haber estado la CIA para contratar a una amateur despistada como
Kate. Un problema de Pan Am— que no sufría Mad Men— es creer que las
mujeres de la época eran tontas y que se lo traían escrito en la cara. Hasta Maggie
pone ojitos de pescadito de pecera.
Margot Robbie
parece sufrir de la deficiencia mental que afecta al cliché de las rubias, pero
al menos puede mantener los labios cerrados. Lo que es su hermana es un muestrario
de dientes, porque anda por el mundo de boquiabierta con eterna expresión de shock.
Me imagino que nadie la tomará por una espía ¿verdad?
Kate es tan atolondrada, distraída y desobediente
como la Amelia Garayoa de Dime quien soy. A diferencia de Amelia, Kate
siempre se las arregla para caer parada, para recibir promociones y para nunca
sufrir ningún tipo de percance. Eso aleja la serie del modelo Mad Men y
la convierte en una heroína de drama-comedia muy de los 60s, tipo La Chica de
Cipol.
Aunque la serie
ganó premio en Francia (tal vez porque la auxiliar de vuelo francesa es el único
personaje que se aleja del marco de caricatura), Pan Am dejó de volar al final
de la segunda temporada. Pan-am puede verse en Amazon Prime, en Sundance Now
y gratis en Tubi.
Las Comadronas
del East End
Curiosamente, una serie inglesa—lo más alejada del modelo de Mad Men— posible, conseguiría lo que Pan Am no logró mostrar: el mundo de los 50 y 60 a través de los ojos de un grupo de mujeres que en su profesión lograban abrirse camino en un mundo patriarcal cuyos dictámenes muchas veces costaban la vida a otras cuya salud era desatendida. Call the MIdwife está basada en las memorias de Jennifer Worth, pero la serie la convierte en Jenny Lee (Jessica Raines) una enfermera que viene a trabajar en una orden de monjas parteras que atiende a gente de bajos recursos de Poplar, un barrio del East End londinense.
Por diez
temporadas, desde 1956 hasta 1966, hemos
visto a las enfermeras y monjitas atender todo tipo de emergencias médicas,
partos en la nieve, en una barcaza del Támesis y durante un corte de luz en una
isla de las Hébridas. Hasta se fueron a Sudáfrica, en un especial navideño, a atender una población de mujeres marginadas
por su color.
A diferencia de Pan Am,
una serie enteramente blanca, Call
The Midwife nos muestra los problemas médicos de negros, chinos, hindúes, etíopes,
gitanos y judíos. Hemos visto todo tipo de parejas: gays casados con ingenuas,
tríos, incestuosas y entre las enfermeras hubo un romance lésbico. La “blancura”
de las parteras de St. Raymond Nonnatus cambió con la adición de una comadrona
jamaiquina y la ex Hermana Bernadette (hoy Mrs. Shelag Turner) adoptó una niñita china.
Aunque la serie
tiene muchos momentos de humor provocados casi siempre por la octogenaria hermana
Monica-Joan, toma muy en serio los tópicos de la salud y los cuidados de las
embarazadas, incluso de las que no quieren estarlo. Hemos visto a las
comadronas lidiar con los resultados de la talidomida, entrar en la era de la
píldora y atender a más de una mujer que ha abortado y sufre las consecuencias
de una operación que solo dejaría de ser ilegal a fines de los 60 en Inglaterra.
A diferencia de Pan Am,
donde a pesar del negocio del espionaje, ninguna azafata está en peligro, las
comadronas—monjas y seglares— están expuestas a todo tipo de horrores. Antes de
convertirse en Shelag, La Hermana Bernadette casi sucumbe a la tuberculosis. Su
hijastro sobrevivió apenas a una poliomielitis, Chummy sobrevivió un mal parto,
la Hermana Cynthia perdió la razón tras un ataque de un maniático sexual, y la enfermera Barbara murió de tétanos
Es esa
combinación de drama médico, realismo naturalista y un feminismo teñido de
humanidad y humor lo que han llevado a Call the Midwife a ser una
favorita del público, aun después de diez temporadas. No creo que haya otra
serie que enaltezca tanto la lucha de la mujer en décadas pasadas por sobresalir,
pero también por ayudar al prójimo. Call the Midwife puede verse en
America Latina por el Canal Europa, Europa, en Estados Unidos por la PBS, y, espero en todo el mundo, por Netflix.
Detectives
Matemáticas
Un intento de
volver al modelo “Panam/Mad Men”, pero también de celebrar la contribución
femenina al esfuerzo bélico fue The Bletchey Circle. Desde los 90s que
se había hecho pública la muy secreta actividad que durante la Segunda Guerra Mundial
se llevó a cabo en Bletchey Park. Se habían escrito libros y creado cine
alrededor de los decodificadores de esta propiedad de Buckinghamshire, sobre como su descifrado de códigos del enemigo
había ayudado a acabar la guerra. Nombres como Enigma, Ultra y Alan Turing se habían
hecho famosos y ya había conciencia de que el 75% del equipo de criptógrafos de
Bletchey lo componían mujeres. Hora era de homenajearlas.
La serie de la BBC
, The Bletchey Circle gira en torno a Susan (Anna Maxwell-Martin), un ama
de casa y madre de dos hijos cuya vida se ha vuelto rutinaria. Sucede que Susan
tiene una mente privilegiada que le permite resolver crucigramas en minutos. Lo
que nadie sabe, ni su esposo, es que durante la guerra fue una destacada
criptógrafa en Bletchey Park.
En la crónica
roja, Susan comienza a seguir las
andanzas de un asesino en serie y cree poder deducir su próximo crimen. Cuando la
policía no le cree, Susan busca a jean, su antigua jefa ahora una bibliotecaria
escondida en sus archivos; a Mary, la más
joven del grupo, ahora expuesta a los abusos de un marido golpeador; y a Millie,
que, a pesar de toda su sofisticación, tampoco ha encontrado un sitio en la vida
civil.
La serie hace
hincapié en la capacidad cerebral de estas damas, totalmente desperdiciada y olvidada, y en el documento firmado que exige que
guarden secreto sobre sus actividades durante la guerra. Este secreto les
provoca problemas en sus vidas personales, las disminuye ante una policía
sexista que solo las ve como desocupadas marrulleras, y evita que reciban el respeto merecido.
Después de dos
temporadas The Bletchey Circle dejó de reunirse, pero BritBox, consciente
de que este relato sobre la inteligencia femenina necesitaba un cierre adecuado
creó una serie limitada trasladando la trama al otro lado del Atlántico. Bletchey
Circle: San Francisco tiene a Millie y a Jean viajando a tierras
californianas en pos de una pista para resolver un asesinato ocurrido durante
la guerra.
En San Francisco
contactan a uno de sus equivalentes , Iris Bearden, que fue parte del servicio
de criptografía estadounidense. Iris, una ama de casa afroamericana, las
presenta con Halley la más joven de sus colegas. Juntas investigarán tres
crímenes diferentes en seis episodios. Entremedio, Millie se empareja con un
policía y Halley se enamora de Jean .
Mas allá de los líos
románticos y policiacos, la miniserie busca explorar todos los desbarajustes de
la sociedad de la época: desde el privilegio blanco hasta la campaña de los
derechos civiles, desde los espías rusos hasta la represión de la Era
McCartney, desde la cultura underground de los clubes bohemios y la música
Be-Bop hasta la homofobia. A mí me gustó más esta serie que la anterior, tal
vez porque no apareció Anna Maxwell-Martin a la que encuentro insufrible, pero
el público no concordó conmigo, acusando al programa de ser poco sutil en sus denuncias
sociales. The Bletchey Circle está en exclusiva en BritBox.
Tal vez por eso
es por lo que este tema de mujeres que, al entrar en profesiones nuevas o antes
vedadas, y donde encuentran liberación y satisfacción personal solo funciona en
escenarios artificiales, telenoveleros y alejados de realidades históricas.
Esos han sido los casos de Las Chicas del Cable y de The Marvelous Mrs. Maisel. Una pretendía homenajear a las primeras
telefonistas españolas., pero devino en un modelo de telenovela añeja que
privilegiaba amores y desamores por encima de la labor profesional de estas
jóvenes de diferentes estratos sociales.
Intentó ser una
historia detectivesca combinada on venganza feminista y ocultamiento a lo Big
Little Lies, pero la abundancia de recursos baratos, presentismo y
distorsiones históricas me la hizo tan ridícula y repelente como La Otra
Mirada. Las Chicas del Cable
es un producto exclusivo de Netflix
Una Comediante
sin Humor
El caso de Mrs.
Maisel es diferente . A pesar de elogios y galardones, se trata de una historia vacía, perpetuadora de estereotipos y otro ejemplo de
la sobrevaloración que rodea a Rachel Brosnahan. Se supone que es la saga de
una privilegiada ama de casa judía de fines de los 50. Su tragedia comienza
cuando su marido la abandona por la secretaria.
Midge encuentra
la solución convirtiéndose en comediante, tipo Lenny Bruce (que medio la
apadrina). La serie muestra como Mrs. Maisel (su nombre artístico) conquista
tugurios neoyorquinos hasta lograr penetrar en el exclusivo Circuito del Borscht
de los hoteles de Las Catskills.
Soy de los que no
entienden por qué esta serie ha tenido tanto éxito. Rachel Brosnahan es repelente.
insisten en ponerla haciendo de judía, cuando tiene más cara de mamerta que de
semita. A ratos parece estar imitando a Sarah Jessica Parker, y su mayor problema es que no es cómica.
La serie aparte
de estar poblada de estereotipos judíos parece una fantasía del éxito “blanco”. La falta de conflictos verdaderos, la
incapacidad de identificación con la protagonista y la facilidad con que Midge surca
por un mundo que no estaba muy abierto a mujeres independientes, es lo que ha cansado incluso a los que
inicialmente la aplaudieron.
Hay a quien le
molesta que el mundo de Mrs. Maisel sea tan ‘blanco” y eso que Midge construye
una especie de sociedad con un cantante de color (y gay) cuyo espectáculo ella
abre con su rutina cómica. También se critica que no cubra sucesos importantes
del momento. Para mí es extraño que ni ella ni su entorno mencionen sucesos
políticos que interesaban a los judíos de ese tiempo, como la Campaña de los Derechos Civiles o la Crisis
de Suez. Eso es lo que aleja a Mrs. Maisel de una realidad histórica, algo en
lo que no fallan ni Mad Men ni Pan Am.
Diferente fue el
caso de la serie de Amazon Good Girls Revolt, una visión de jóvenes y
talentosas periodistas subordinadas a una claque masculina en una revista .
Situada en la Manhattan de 1969, está basada
en el libro de Lynn Novich que describe como las empleadas de la revista Newsweek
demandaron a sus empleadores en 1970 por desigualdad laboral.
Aunque la serie
usa un nombre ficticio para Newsweek y solo aparecen dos personajes de
la vida real (Eleanor Holmes Norton y Norah Ephron) , la serie relata como las
jóvenes periodistas de la revista son convertidas, a pesar de su talento y
estudios, en un poco más que secretarias. El sexismo alcanza incluso a notas
investigadas y cubiertas por ellas que son publicadas dándole el crédito a sus
colegas varones.
A pesar de que la
serie tuvo un alto rating en sitios como Rotten Tomatoes y Metacritic, gozó de
la aprobación del público y fue comparada con Mad Men, se quedó
inexplicablemente en una sola temporada. Una lástima, porque es bastante
cercana a la fórmula “Mad Men” y es lo
mejorcito que Amazon ha hecho en términos de series de época o retro. Tanto The
Marvelous Mrs. Maisel como Good Girls Revolt son productos
exclusivos de Amazon Prime.
El Modelo
Pan Am y La Europa de los Sesenta
Donde sí hemos
podido ver esa verdadera lucha feminista de superación en un mundo machista es
en series de la Europa Continental. La primera es la soberbia adaptación de La
trilogía de Novelas Napolitanas de Elena Ferrante que, aunque producida
con dinero de la HBO, es totalmente
italiana. En La Amiga Estupenda y La Historia de un mal nombre,
la serie se ha centrado en dos amigas y condiscípulas, en la Nápoles de la posguerra, cuya tremenda inteligencia las convierte en
rivales , primero de estudios luego de amores.
My Brilliant Friend nos
muestra que en la clase obrera machista de donde provienen Lenú y Lila, ser
mujer e inteligente no es una combinación admirable. Lila es impedida de
continuar sus estudios y se convierte en la esclava de un sistema patriarcal
que incluso destruye sus ambiciones de diseñar calzado. En la segunda parte, Lila decide entrar en el juego del machismo como
esposa burguesa que se hace cargo del negocio del marido a la par que se rehúsa
a tener hijos. Solo tiene uno, pero producto de una relación adulterina y acaba
la segunda temporada, libre de ataduras, criando a su hijo (on un sistema
educacional que ella inventó) con su salario
de obrera.
Su amiga/rival Lenú,
con el apoyo de sus padres, termina
secundaria y universidad. Al final de la Temporada 2, Lenú, ahora en Milán, no
solo ha sacado un doctorado, además ha publicado su primera novela. Todo un
triunfo para la hija de padres analfabetos y de clase obrera. Lamentablemente, Lenú
no ha madurado emocionalmente y sigue obsesionada con su amor infantil, a pesar
de saberlo el padre del hijo de Lila. My Brilliant Friend puede verse en
la plataforma HBO/Max.
Ha sido en
Francia , en el 2017, donde el modelo femenino de Mad Men ha sido mejor
trabajado. En Speakerine, la protagonista tiene la oportunidad de subir en
el mundo de la televisión gracias a su visión, talento y audacia, pero como
mujer que es se espera que anteponga sus roles de esposa y madre a su carrera.
Con un trasfondo
de la Guerra de Argelia, y una historia de misterio que no convence mucho, Speakerine
logra demostrar lo difícil que era (y es) conjugar todos los roles femeninos y
como muchas veces, la felicidad está en sacrificar algunos. Speakerine puede
verse , en USA, en MHz Choice y en America Latina via Europa, Europa.
El que Speakerine,
a pesar de su alto rating, solo quedase en una temporada demuestra que el
modelo no da para mucho. Eso no es culpa del esquema sino de la torpeza con que
se le trata. Recientemente se anunció que el nuevo proyecto de Gemma Arterton
será una miniserie para la BBC titulada Funny Girl y que pretende ser
una versión inglesa de Mrs. Maisel. A ver cómo les queda.
Y gracias a Hollywood Spy, me entero de que en Italia se ha hecho una miniserie
sobre la afamada periodista Oriana Fallaci. La serie se centra en un periodo
desconocido de la vida de La Fallaci, su temporada hollywoodense donde fue
cronista de farándula, a fines de los 50. La fotografía de Miriam Leone, ex
Miss Italia, en el poster de Miss Fallaci Takes America se ve
definitivamente estilo “Mad Men/Pan Am”.
I think Funny Girl should be better than Maisel, first because it is British, second because Gemma is better than the other actress. I tried watching Maisel, it was soooo boring. I have never watched Pan Am but I remember it.
ResponderEliminarNewsreader, that I am watching on Tuesdays, is also very much about female fight as the female lead works in a very male dominated TV world of the 80s. I am rather enjoying it.
Newsreaders was a sitcom?
EliminarRachel Brosnahan is not funny, she’s not even pretty and always keeps, regardless of the role she’s playing, the same gestures, tone of voice and facial expression. I find Mrs. Maisel untruthful, insufferable, harmful to my tribe, and, like you said, very dull. It was very hard for women to break into the standup comedy arena. Even now, there are more funny boys than funny girls, and she has it so easy.
No, it is hourlong drama series in six episodes with Sam Reed, my husband as you recall. It is set in the 80s and follows him and a female newsreader covering all the biggest events in the famous year of 1986.
EliminarOhh it's Australian and is very new. I'll check it
Eliminar