martes, 8 de octubre de 2024

La Bella Cazadora: Diana de Poitiers en la ficción

 



Gracias a series como Reign y The Serpent Queen, el nombre “Diana de Poitiers” es conocido por los Gatos Seriéfilos. Se sabe que fue muy influyente en la Francia del siglo XVI, que fue amante del rey Enrique II, que les hizo la vida a cuadritos a Catalina de Médicis, y que se conservaba joven y bella a punta de tragar oro derretido (WTF?). Ahora llega de Francia La Favorita del Rey (The King’s Favorite y en francés simplemente Diane de Poitiers), a complementar eso mitos, porque, como dice el robot al inicio de la serie, realmente no sabemos nada de Diana.

Me pareció un recurso un poco rebuscado el presentar a un robot como guía de turismo de un museo que inicia la historia de Diana de Poitiers quien fue modelo de tantos grandes pintores de su época, además de ser mecenas de arquitectos. Es una manera de explicar su relevancia en el presente, pero nuevamente caemos en ficciones. ¿Diana hechicera? ¿Diana amiga de la causa protestante?  Es por eso que hay que repasar lo que si sabemos de ella,  y como se ha creado un mito que cada libro, cada filme, cada serie, busca opacar con nuevas fábulas sobre una mujer que a lo mejor no fue tan fabulosa.

La Infancia de una Cougar

Comencemos con el mundo de fechas y hechos. Diana nace en 1500, en el Castillo de Saint Vallier, cuyo dueño, Juan de Poitiers, señor de Saint- Vallier y Vizconde d’Estoile era padre de la recién nacida. Los Saint- Vallier eran cercanos a la realeza, y siendo una niña, Diana fue enviada como paje a la corte de Ana de Beaujeau, hermana del rey Carlos VIII y que en su ausencia servía de (muy apta) regente.

                                     Chateau de Saint-Vallier

Esta costumbre de enviar niñas a servir a grandes damas―lo vimos con Ana Bolena── era el equivalente renacentista de enviarlas a un internado suizo. Las niñas aprendían a ser independientes, a desenvolverse entre gente principal y a recibir una educación casi similar a la de los varones. Fue así que, desde una tierna edad, Diana de Poitiers, estudia idiomas, filosofía y hasta arquitectura que, junto con la cacería, se convertirá en su hobby favorito.

La grandeza de Diana le llega con el matrimonio. A los quince años es casada con Luis de Brezé, Gran Senescal de Normandía. No solo es el marido rico y dueño de importantes propiedades como el castillo de Anet, el Senescal es también de sangre real. Su madre es hija bastarda del ey Carlos VI (el de Juana de Arco) y de su amante Agnes Sorel. Gracias a este matrimonio, la adolescente Diana será cercana a la Familia Real. Para empezar, es nombrada dama de la reina Claudia, la esposa de Francisco I.



En 1524, el Vizconde d’ Estoiles, padre de Diana se ve involucrado en un complot para matar al rey. Solo la intervención de su poderoso yerno libra al Vizconde del cadalso. Pasará sus días en prisión perpetua, pero con ciertas comodidades. En la serie La Favorita del Rey se insinúa que Francisco I (muy cerdicola él) exige que la joven Diana se le entregue para evitar la decapitación del padre. ¿Será?

La Dama de la Corte

El caso es que Diana no pierde su espacio en la corte de la cual solo se retira para dar a luz a dos hijas: Luisa en 1518 y Francisca en 1521.  Tras la muerte de la reina Claudia, Diana pasa al servicio de la madre del rey, Luisa de Saboya. Es ahí que conoce a Ana de Pisseleu quien más tarde, recibirá el título de Duquesa de Etampes cuando se convierta en la amante oficial de Francisco I. Ciertamente que antes de esa elevación, Ana envidiaba ya a Diana, más hermosa, talentosa e importante que ella.

                             Virginie Ledoyen como Ana de Pisseleu

En 1524, Francisco sufre bochornosa derrota ante las tropas imperiales en La Batalla de Pavía y es llevado prisionero a España. No soporta estar preso y hace un trato con Carlos V. Acepta casarse con la hermana del emperador, Leonor, Reina Viuda de Portugal, y en su lugar dejará como rehenes a sus hijos pequeños Francisco y Enrique. ¿No les dije que era un cerdo?

Francisco acompaña a los principitos hasta la frontera española. En Bidasoa se despide el mal padre. El pequeño Enrique llora de miedo. Se le acerca una dama del cortejo paterno, lo consuela y lo besa. Se trata de Diana de Poitiers. Es ahí que inicia la historia de amor.

A pesar de servir en una corte licenciosa, de su gran belleza, y de estar casada con un hombre que le llevaba casi cuarenta años de más, La Senescala de Normandía es considerada mujer virtuosa, piadosa y discreta. Al parecer si amaba a su marido, puesto que mucho lo llora cuando el fallece en 1531. Desde entonces vestirá de medio luto, de blanco y negro.

                    Liduvine Sagnier como Diana en The Serpent Queen

Diana también pasa a ser una de las mujeres más ricas de Francia, pero el sistema legal patriarcal de entonces exige que, sin importar la edad o rango de una heredera, esta debe tener un “tutor”. Diana impresiona tanto al rey con su pericia como administradora que Francisco obvia la ley y la deja a cargo de sus propiedades. Así Diana dividirá su tiempo entre la Corte y el Castillo de Anet que hace reconstruir.

                            Castillo de Anet

En la serie francesa nos muestran a Diana viajando a la Corte para suplicar del rey que le permita hacerse cargo de sus propiedades. Esto coincide con el retorno del Delfín y de su hermano, ahora ya adolescentes, y la llegada de la nueva reina. Carlos V, que ha acompañado a la hermana, intenta reclutar a La Senescala como espía. La muy patriota Diana se niega, tal como tampoco le interesa hacer amistad con la nueva reina.  En realidad, Diana fue dama de Leonor y así mantuvo, hasta la muerte de Francisco, un espacio importante en la Corte.

¿Fue Diana una Roba-Cunas?

Hora es de hablar del gran momento de Diana de Poitiers y los sucesos que la llevaron hasta allá. Hora es de hablar de Enrique II, el peldaño a la gloria, de la relación de la Senescala con el rey, de su relación con Catalina de Médicis, y sus posturas religiosas. Para eso pondré a frente a  frente la ficción con la realidad, contada por contemporáneos de Diana como Brantome y por biógrafos modernos.



Diana de Poitiers pasó a la historia como una mujer de gran poder en un mundo donde sus congéneres no lo poseían. Para los mandamases de la revolución francesa fue un símbolo de la oligarquía. Por eso la turba de Sans-Culottes saqueó su tumba y hasta le robó su cabellera. A mediados del Siglo XIX, se descubrió y publicó la correspondencia de La Senescala de Normandía. Esto despertaría el interés de los novelistas.

Tanto Dumas con Las dos Dianas y Víctor Hugo con El rey se divierte (que serviría de base para la ópera “Rigoletto”) dramatizan el personaje de Diana de Poitiers. El autor de Los Miserables crea el mito de que Diana compró con su virtud la vida de su padre y en Las Dos Dianas, Dumas comparte lo que creyó Brantome de que Dianita, Duquesa de Castro, no era hija de Felipa Ducci sino de su tocaya.

Francamente, la literatura no ha sabido explorar bien el perfil de esta fascinante mujer y la falsa moral de la Era Woke la ve como una cougar, peor aún como una abusadora de menores, una adúltera y una mala persona. Por suerte, los franceses no tienen esos reparos presentistas (todavía) y Josee Dayan los evita en La Favorita del Rey.

                  Ponen a Enrique como un niño  en The Serpent Queen
                                 Y como un hombre en La Favorita del Rey

Es cierto que Diana tuvo amores con el hermano del Delfín cuando Enrique tenía quince años, pero él ya estaba casado con Catalina de Médicis. Para su época, él era un adulto. Un año después de iniciar sus amores con La Senescala, Enrique engendró una hija con una joven italiana. Realmente no podemos pensar en él cómo un niño abusado.

Sin embargo, en la Temporada 2 de The Serpent Queen, Catalina (Samantha Morton) le enrostra a Diana (Ludivine Sagnier) el haber “violado” a un niño. Para hacerlo todo más grotesco, su rival argumenta que ella fue violada esa misma edad. ¿De qué habla? ¿Qué inventan? Y caigo que, si Enrique es un niño abusado por una cougar pedófila, ella también lo fue por su pedófilo y anciano marido. Realmente no tienen limites estos wokes.



En diferentes videos que pretenden “ilustrarnos” sobre vida y milagros de La Poitiers, usan el término “grooming” (que en mi época quería decir “asearse”) para indicar que, desde ese besito en el Bidasoa, ella planeaba acostarse con un nene de siete años. ¡Por favor! En otros hablan del “Odioso” marido de Diana. Odioso porque era mayor. ¡En una le han inventado hasta que era jorobado!

No hay crónica contemporánea que no hable de la devoción conyugal de Diana, aun haciendo hincapié en la tremenda diferencia de edades de la pareja. El solo hecho de ella llevar luto por el resto de su vida, es muy significativo. No creo que estuviese enamorada, pero que había respeto, cariño y se llevaban bien, era evidente.

A pesar de haber vivido en cortes licenciosas, nunca se supo de indiscreciones de la Senescala, ni antes ni después de enviudar. En cambio, Enrique le fue infiel a ella y a Catalina en varias ocasiones, teniendo hijos bastardos con al menos tres mujeres. Una de ellas, la escocesa Janet Fleming, era la madre de una de las damas de María Estuardo. En Reign, se ha hecho que sea la hija Mary Fleming (o Kenna en la serie)  quien se de sus revolcones con el rey.

                 El Rey usa corona hasta en la alcoba. Enrique y Kenna en Reign

Diana Según Lana Turner

Es por esos mitos y falacias que es necesario revisar lo que la ficción histórica, sobre todo la audiovisual, ha hecho con Diana de Poitiers y como ha afectado su imagen en el imaginario popular. En el cine hay pocas apariciones de la Senescala. Diana Quick en un filme-fracaso Nostradamus de1997 y, por supuesto, la imagen que todo cinéfilo recuerda, Lana Turner en Diane (1956).



Christopher Isherwood, como muchos escritores, se había instalado en Hollywood en la MGM cuando le encargaron una historia inacabada de John Erskine sobre la famosa cougar. Mas tarde, el autor de Cabaret, renegaría de la película, diciendo que La Turner se había encargado de desmadrarle el libreto, haciendo cambios que la beneficiasen a ella. Por ejemplo, sabido es que rechazó tener a Edmond Purdom de galán, prefiriendo al joven, y entonces desconocido, Sir Roger Moore.

Lana se ve guapetona, aunque no se entiende por qué anda de luto puesto que su marido está vivo. Diana está casada con el Conde de Bezet (en realidad era el Conde de Maulevrier), no parece haber mucha diferencia de edad y se llevan bien. El Conde comete el error de apoyar al Condestable de Borbón en una conspiración en contra de Francisco Primero (en la vida real, eso hizo el padre de Diana). Arrestado y casi condenado su marido, Diana viaja a la corte a suplicar que no la dejen viuda.

Pedro Armendáriz interpreta pasablemente a Francisco I que, aunque se interesa en Diana, le avisa que su marido va a ser ejecutado. Entonces ella pierde los estribos y acusa a Francisco de ser un mal rey, de hambrear al pueblo y que, por ese motivo, su esposo se ha levantado contra su señor. Quedé estupefacta, la conspiración de Borbón no fue por esos motivos y Diana de Poitiers no era dada a discursos revolucionarios.



El rey le ofrece un cambalache:  la vida del conde por un revolcón con la condesa. La astuta Diana acepta, pero le recuerda a Francisco que el deshonor recaerá sobre él. El rey la deja en paz. Sin embargo, se esparce el rumor de que Diana compró la vida de su esposo con su cuerpo. Cuando el marido se entera, la repudia. Diana no tiene donde ir y el rey acude en su ayuda ofreciéndole “instruir” a su hijo segundo en sus deberes de cortesano para que no haga mal papel cuando se case con Catalina de Médicis.

Lana tenía 35 años cuando hizo este filme, la misma edad de Diana cuando inició su romance con Enrique. El futuro James Bond se ve más joven que su coestrella, pero no parece un niño abusado. Diana y su discípulo se enamoran, pero ella le recuerda que su deber es casarse y tener hijos.

Llega Catalina de Médicis, magníficamente interpretada por Marisa Pavan. Catalina le ofrece a Diana su amistad y esta última le dice a Enrique que sería incapaz de traicionar a su nueva amiga. Enrique pierde la paciencia y grita “¡Soy un príncipe! ¡Los príncipes ordenan no obedecen!”. Con eso Diana pierde todos sus reparos. Catalina se entera y le toma fastidio a su rival que cada vez adquiere más poder sobre Enrique que pronto se convierte en rey. El resto del filme sigue el patrón establecido para relatar ese episodio histórico. Solo me resta mencionar dos aspectos.



La conversación entre Diana y el príncipe, que define su relación, es espiada por Catalina desde un agujero en la pared. En La Favorita del Rey, es Diana quien hace que la princesa la espíe mientras hace el amor con Enrique para que aprenda trucos que puedan complacer al marido en la cama.

Aunque no se menciona a Nostradamus, vemos que Catalina, de Italia, ha traído a un poderoso alquimista llamado Ruggero Ruggeri (Sir Cedric Hardwicke). Este personaje existió y tuvo su gran apogeo en Francia donde adquirió reputación de brujo. Mantuvo una carrera de apotecario, aun después de muerta su protectora y cliente, y siguió metido en conspiraciones políticas hasta la minoría de Luis XIII. Interesante que en The Serpent Queen hayan preferido resucitarlo a él y no a Nostradamus.

Diana y María Estuardo

Nostradamus, en cambio, tiene un importante rol en Reign que ―con todas sus locochonas fantasías― es el mejor retrato de Catalina de Médicis en la ficción audiovisual. En Reign han superado el miedo a la cougar. Diana (Anna Walton) y Enrique se ven de la misma edad. Enrique, que por alguna razón anda con corona para todos lados, ha tenido otras mujeres, pero con Diana ha tenido un hijo varón, Bash. Según cuenta Catalina a María Estuardo, Diana y Enrique fueron amantes antes de ella llegar a Francia.

                                 Diana y Bash





Diana parece tener poder en la corte puesto que viene a recibir a María, aunque después no las vemos interactuar mucho. En La Reina Serpiente donde la Reina de los Escoceses es una caricatura―como casi todos los personajes― Diana y ella se llevan bien en su alianza de católicas contra protestantes. En La Favorita del Rey también Diana recibe a la futura esposa del Delfín y se hacen compinches.

                            Enrique y Diana reciben a Maria  Estuardo en Reign

                    La Reina de los Escoceses en La Favorita del Rey

Tal como solo en The Serpent Queen se recuerda que Diana y Catalina son primas, no se menciona casi en ninguna parte que una de las hijas de la Senescala era cuñada de María de Guisa, la madre de La Estuardo. Únicamente en La Favorita del Rey se mencionan a Luisa y Francisca, pero no que ambas hicieron estupendos matrimonios. Es gracias a ellas que la sangre de Diana de Poitiers perdura en familias aristocráticas como la de los Duques de Alba y casas reales como la de Bélgica.

                   Rey Felipe de Bélgica  y su familia, descendientes directos de Diana

En La Favorita…Francisco I (muy bien retratado por Samuel Labarthe) le pide a Diana que sea la “tutora” de su deprimido y deprimente hijo (Hugo Becker, absolutamente exquisito) recordando que La Senescal ha sido una excelente madre (léase ha casado bien a sus hijas). En esa misma serie vemos a Diana agonizante dictarle a Ambroise Paré (¿el mejor medico de Europa iba a ser su secretario?) instrucciones para su entierro diciéndole que no llame a sus hijas porque están distanciadas. Falso.

Las hijas de Diana estuvieron presentes durante su enfermedad y ellas recibieron órdenes para construir el monumento sobre la tumba de su madre. No solo Diana las ayudó a hacer excelentes matrimonios, también incorporó a su hija Luisa, Duquesa de Bouillon, al sequito de Catalina de Médicis. Y hablando de la muerte de Diana, esta fue muy simple. La Senescala, que cabalgaba diariamente, se cayó de su montura y se quebró una pierna. Las fracturas en la Tercera Edad suelen ser graves. Diana nunca se recuperó, no volvió a caminar y falleció poco después de su caída. Tenía 66 años.

                                Tumba de Diana de Poitiers en Anet

Así es como describen su final en La Favorita del Rey. Al final de la Segunda Temporada de The Serpent Queen, Diana todavía está viva, pero en Reign, es la propia Catalina quien la estrangula al descubrir que su rival provocó la muerte de sus gemelas. Aunque Catalina quedó imposibilitada de tener más hijos después de un casi fatal parto múltiple, su hija Juana nació muerta y la pequeña Victoria moriría poco después de nacida. Nunca hubo sospechas de asesinato, pero Reign es una fantasía histórica y lo de las niñas es casi tan fantástico como que Diana fuese en su infancia “pagana”.

La Religión de La Senescala

No nos riamos mucho del paganismo de Diana, porque un gran tema en La Favorita del Rey es la evolución religiosa de La Senescala, su interés en lo oculto y sus problemas con la Santa Inquisición. Todo este enredo ha sido provocado por la leyenda urbana―con visos de verdad― de que Diana consumía oro derretido para verse siempre joven y que fue este metal lo que la envenenó.



Se creía en el siglo XVI que ingerir oro derretido llevaba a la eterna juventud y mortalidad. Tanto The Serpent Queen como La Favorita del Rey nos muestran a Diana bebiendo regularmente oro derretido. Si bien es cierto que un examen de ADN comprobó que había restos de oro en el cuerpo de La Senescala, retratos de Diana en su vejez no la muestran eternamente joven.

                                   Diana en su edad madura

En la serie francesa, ella se lo compra a Nostradamus (Gerard Depardieu) que eventualmente se niega a venderle el elixir, temeroso de que su clienta se esté intoxicando. En la misma serie, Ana de Pisseleu (Virginie Ledoyne), cuya rivalidad es más importante en la trama que la de Diana con Catalina, acusa a la primera ante el inquisidor de ser bruja, de hacer hechizos para verse joven y guapa, y de simpatizar con la causa protestante.

En la serie vemos que Diana rechaza la oferta de su patrona, Margarita de Navarra (Jeanne Balibar), de acercarse a círculos protestantes y aunque no delata a su criada hugonote, no es amiga de la nueva fe. La vemos provocar la ruina y la ejecución de un incauto comerciante en pieles que se atreve a expresar su filiación reformista e increpar a la favorita delante de Enrique. Al verlo arder en la hoguera, Diana se muestra contrita, pero tanto en serie como en la vida real fue un bastión del catolicismo como corresponde a quien emparentó con los de Guisa a través del matrimonio de su hija menor.

Eso sí que no creo que haya llegado a los desvaríos de la Serpent Queen donde la caricaturesca Diana degüella a un osado protestante enfrente de la corte. Por eso es que es un absurdo que sea Ana de Pisseleu quien la acuse ante un inquisidor de ser protestante. Sobre todo, porque en la vida real, fue la Duquesa de Etampes la de las simpatías hugonotes y la cercana a Margarita de Navarra, la hermana de su rey -amante.

                   La Duquesa de Etampes y su rey-amante

Hechizos de Belleza

Otra acusación que Ana eleva en contra de su rival es la de brujería y como prueba argumenta que Diana mantiene su lozanía gracias a la magia. La serie juega con esté elemento fantástico. Nos muestra a Diana interesada en la arquitectura. Su arquitecto le dice que él pertenece a un cabal con lazos esotéricos que vienen desde el Templo de Salomón (la masonería). Diana le comisiona para que le construya una cámara secreta en el castillo de Anet donde ella puede ocultarse a leer libros prohibidos sobre alquimia y astrología.

 En The Serpent Queen también Diana es retratada como una devoradora del vil metal, pero no sabemos si ese era el secreto de belleza de la Senescala. Que consumía oro es cierto, pero también hacia otras cosas y no muy mágicas. Desde su infancia que Diana de Poitiers era asidua a la cacería, diariamente cabalgaba y también practicaba la natación. A diferencia de las fodongas damas de la corte, hacia ejercicio lo que explicaría su figura perfecta.

 En la serie la vemos que, para cabalgar, usaba una máscara que protegía su piel de los rayos solares, del polvo y del viento que agrieta la piel. Los “baños de luna” que la Duquesa de Etampes considera hechicería, son simples baños de agua helada recogida al amanecer. Como sabemos las mujeres, el agua fría afirma los tejidos y fortalece el busto erguido.



Antes de cerrar este retrato de Diana de Poitiers, hablemos de sus intérpretes. ¿Cuál era más parecida? Lana Turner si se asemeja a los retratos. La pobre Ludivine Sagnier fue tan caricaturizada que más parece Bette Midler que La Senescala. ¡Y en Reign y La Favorita del Rey se olvidaron que Diana era rubia! Ha habido quejas de que Isabelle Adjani a sus setenta años no puede interpretar a Diana los 35. Adjani no consume oro, pero si Botox, lo que la hace verse más joven y sigue conservando esa belleza extraordinaria, el único reparo son sus largos cabellos castaños.



Contenido Violento y Gory: La horrible muerte en una justa del rey Enrique, su larga agonía con una inmensa astilla enterrada en un ojo, la quema en la hoguera de un hugonote, son muestras de violencia extrema en esta serie.

Contenido Sexual y Desnudos: El sexo es importantísimo en toda la historia de Diana de Poitiers, pero no hay nada gráfico. Solo en una ocasión vemos las nalgas de La Senescala y como está de espaldas no podemos certificar que sean de La Adjani.



Factor Feminista: A pesar de que hoy se desprecia a la mujer que sube gracias a los hombres, Diana es un ejemplo de cómo una mujer noble de esa época podía superar el rol de la mera amante. Si Diana logró convencer a Francisco I que le permitiese hacerse cargo sus propiedades no fue gracias a sus artes amatorias, sino con sus dotes de administradora. En cambio, Ana de Pisseleu, que según la historia era bastante tonta, lo perdió todo.

Factor Diversidad: Aquí está lo único risible y reprochable de la serie. Han inventado un falso y ridículo complot de Ana para que su cómplice el Conde de Krevennes arroje acido vitriólico en el rostro de su rival. Es risible que le compren el ácido a Nostradamus. ¿Es la única farmacia de Paris?  Más ridículo es que se pasan años y muchas oportunidades de desfigurar a Diana, sin hacer nada.



Muerto Francisco, el nuevo rey descubre los nefastos planes de la ex favorita y la castiga duramente. Exilio de la corte, regreso de las joyas regaladas por el difunto rey + el título de duquesa. Todo eso pasa a manos de La Senescala aunado a otro título, Duquesa de Valentinois,  y como yapa el hermoso Castillo de Chenonceau. Cuando Catalina expulsó a su rival de la Corte, le quitó las joyas y el castillo (lo reemplazó con el más modesto Castillo de Chaumont), pero no los títulos.

La verdadera historia es que Pisseleu inventó que El Delfín conspiraba en contra del padre. Francisco y su hijo intercambiaron palabras fuertes y Enrique abandonó la corte solo regresando cuando su padre agonizaba. Es por eso que el nuevo rey se venga de ella apenas sube al trono. ¿Qué tiene esto que ver con diversidad?  Pues que el Conde Krevennes es interpretado por el rapero afro-francés Joystarr. ¿Desde cuándo los nobles bretones eran de piel de ébano? Que triste que tan bella serie, que vence en elenco y escenografía a The Serpent Queen, también deba caer en las garras de la inclusividad forzada.

                            Un conde breton con aire africano

Para quieran ver La Favorita del Rey, en USA está disponible en PBS Amazon y en otros países en la plataforma Walter Presents. Diane puede comprarse en Apple tv y The Serpent Queen puede verse en todo el mundo a través de Starz. Ohh, Amazon tiene disponible la primera temporada gratis.

 

martes, 1 de octubre de 2024

Patrulleras del ’71: Women in Blue (Las Azules) en Apple TV

 


Con cierto recelo me acerqué a esta producción de Apple, hecha en México, esperando otro bochorno como Vuelo 601. Pero la trayectoria de las pioneras de la policía femenina mexicana, aparte de traernos la siempre bienvenida presencia de Bárbara Mori, sabe acercarse al tema con una onda de telenovela combinada con un potente misterio policial.

Mujeres contra El Encuerador

Estamos en 1971, en la delegación de Tlalpan (México D.F.)  anda suelto un asesino serial de mujeres apodado “El Encuerador” ya que suele desnudar a sus víctimas después de asesinarlas. Pasamos a Los Pinos donde el presidente Luis Echeverría discute con su asesor de propaganda, Emilio Escobedo (Christian Tappan), sobre la mala prensa que está recibiendo la policía capitalina. No solo los agentes tienen fama de corruptos y brutales ( hace tres años de La Masacre de Tlatelolco), además ahora son vistos como incompetentes.

A la primera dama— o “compañera “como se hacía llamar María Ester Zuno— se le ocurre una idea. Integrar a las mujeres a la fuerza policiaca. Escobedo se va a un programa de Tele sistemas mexicanos (todavía no existía Televisa) y anuncia públicamente la formación de un escuadrón femenino. Cuando el locutor aventura si no es peligroso enviar mujeres en contra de un asesino de las de su sexo, Escobedo responde que se les proveerá de armas.

                   La "compañera" Maria  Ester Zuno

Lo primero es encontrar a alguien que adiestre y comande este escuadrón. Escobedo lo haya en un guardia de seguridad de un bar. Aunque ahora el ex capitán Octavio Romandía (Miguel Rodarte) se dedique a proteger a las ficheras de los borrachos, él fue un excelente policía expulsado de la fuerza por insubordinación. Romandía acepta un cargo que sus colegas han rechazado. Solo pone una exigencia. “cuando se acabe este teatrito” él podrá reintegrarse a la policía.



Entretanto, cuatro mujeres han respondido al llamado del nuevo escuadrón. Gabina Contreras (Amorita Rasgado) es hija de un comandante condecorado, tiene dos hermanos policías y uno detective. Lo lleva en la sangre, pero para su padre y hermanos su lugar es en la cocina, ayudando a su madre.

Diferente es el caso de Ángeles (Ximena Sariñana). Trabaja en el departamento de criminología de la policía, es una experta en huellas dactilares, pero su condición de mujer aunada a un Asperger (entonces desconocido) la hacen introvertida e incapaz de levantar la voz a su favor. Así ni se asciende ni se consigue un aumento de sueldo. Para Ángeles, ser mujer policía es un modo de conseguir el dinero que necesitan ella y su abuela (¡que viejita está Paloma Woolrich!) para comprar una nueva cocina.

Quien no tiene necesidad de dinero es María Elena (simplemente María) Camacho de La Torre. Barbara Mori nos crea un nuevo personaje con esta ama de casa de clase media acomodada, casada con un prestigioso y trabajólico arquitecto (Leonardo Sbaraglia). El objetivo de María es ser la esposa y madre perfecta, aunque eso signifique sofocar todo sueño propio incluyendo el infantil de ser detective.



Las cosas cambian cuando María, en el cumpleaños de su esposo, descubre que Alejandro le es infiel. El mundo de María se le viene al suelo. Esa noche paga la fianza de su hermana Valentina (Natalia Téllez), la feminista, la activista, la rebelde de la familia, que ha sido arrestada por protestar la pereza policial en el caso del Encuerador de Tlalpan.

Es a Valentina a quien María le confiesa la infidelidad de su marido. Valentina le aconseja dejar de ser “predecible” para Alejandro. Debe demostrarle que puede vivir sin él. Las Hermanas Camacho se unen entonces al nuevo proyecto: Valentina para cambiar a la institución policial desde dentro y María para demostrarle al marido que no es “predecible”.



Armadas con…silbatos

La segunda mitad del primer episodio es dedicada al adiestramiento de las chicas. No se gasta mucho tiempo en los clichés acostumbrados y no hay excesos tipo G.I. Jane.  Al final, María ha descubierto que sabe disparar, se atreve a lanzarse por paracaídas y ha convencido a Alejandro que la deje trabajar a ella también.



En cambio Gabina tiene que enfrentarse a su familia, primero su hermano, el detective Gerardo, viene a buscarla. Cuando intenta llevársela por la fuerza, Gabina se niega y sus compañeras la apoyan. El Comandante Herrera, su padre, es harina de otro costal. Su ira ante el desplante de su hija se manifiesta en aplicarle la Ley del Hielo.

                            Gerardo no se puede llevar a su hermana

Llega el gran día de la graduación, las cuatro amigas se gradúan y son encargadas de patrullar juntas el área de un parque. Tienen un uniforme muy sexy , azul con micro minis y botas de charol, pero ante su sorpresa, y contraviniendo lo dicho en televisión por Emilio Escobedo, no reciben armas con que defenderse. Únicamente un monedero para llamar a la policía “de verdad” si presencian un crimen y un silbato para alertar si hay un criminal amenazándolas. Su “patrulla” es el transporte público.




El primer día es humillante. En el bus, un niño las confunde con aeromozas, en el parque las tratan como guías de turismo, y se la pasan buscando un perrito perdido.  Es Bárbara quien encuentra a Austin, pero también encuentra otro cadáver. A la policía no les hace ni pizca de gracia que sean “Las Azules” las que hayan visto el cadáver.



Tanto Emilio Escobedo, como los detectives son presionados para encontrar al asesino. Arrestan a un jardinero que sufre de retraso mental. Bárbara ve como lo acribillan a preguntas y golpes que el pobre hombre no entiende. Un detective le encarga que acompañe a la hermana de la víctima a la morgue a reconocer el cadáver. Después de darle un aventón a la hermana hasta su casa, María se entera que la víctima fue vista subiéndose a un Cadillac la noche de su asesinato y que no era su costumbre andar con desconocidos.

Es obvio que el del Cadillac era el asesino y que el jardinero no era capaz de costearse un carro tan caro. Sin embargo, Romandía se niega a escuchar a María. Le reprocha haber interrogado a alguien sin permiso y le dice que el caso está cerrado ya. El broche final se lo da el suicidio del pobre jardinero. Aun así, María se niega a abandonar su investigación, convence a sus colegas de secundarla y cuando El Encuerador vuelve a atacar, hasta los policías deberán apoyarse en la evidencia encontrada por Las Azules.

Las Verdaderas “Azules”

Generalmente, suelo presentar las falsedades históricas como debilidades de la trama. Aquí no es el caso y es momento de mostrar los motivos para cambiar un poco la historia. Las primeras mexicanas en entrar al cuerpo policial lo hicieron en Los 30, en días de Plutarco Elías Calles, pero fue tal el clamor público que el cuerpo se disolvió. Lo resucitaron a fines de Los 60 o en 1971, difieren las versiones.



El hecho es que fue una cortina de humo para desviar la opinión del pueblo mexicano de los errores del gobierno de Echeverría. Hacia muy poco de La Masacre de Tlatelolco y no se olvidaba que el actual presidente había sido ministro del gabinete de Diaz Ordaz. La reincorporación de la mujer a la policía no se debió al Encuerador de Tlalpan, puesto que tal individuo no existió.

La ironía, y a eso apunta la historia creada por Fernando Rovzar y Pablo Aramendi, es que, en el 2020, si hubo un asesino de mujeres suelto por Tlalpan y quien lo atrapó fue una agente encubierta. No miento al decir que México tiene uno de los más altos índices de femicidio en América Latina (3,000 al año) y esto no es de ahora. Que hubiese un asesino en serie en la segunda década del siglo XXI y que la única en atraparlo sea una policía,  demuestra la urgencia e importancia de incorporar mujeres a las fuerzas de la ley hoy tal como lo fue en 1971.

La discriminación en contra del ingreso de la mujer a las fuerzas policiacas es un tropo que sirve de argumento a muchos filmes y series como la inglesa WPC56 donde una joven provinciana, en 1956,  intenta servir en la comisaría local con desafortunados resultados,  o la encantadora Neófita que sigue a la protagonista,  una brillante criminóloga en su primer encuentro con el duro mundo policial de la Rusia post-stalinista . La diferencia es que en Women in Blue son cuatro las postulantes y cada una tiene una personalidad diferente.



La Rica, La Feminista, la Hija de Policía y La Asperger

María no es un personaje totalmente simpático. Cuando usa su astucia femenina, aunada a un olfato natural detectivesco, resulta interesante, pero cuando trata de parecer persona fuerte y firme cae pesada, mete la pata y acaba volviéndose insoportable. En otros momentos peca de ingenua y pone su sonrisa plástica de muñeca de loza que invita al pescozón.

Su hermana alterna entre lo deprimente y repelente. Creo que no es accidental que Valentina tenga los peores aspectos de una feminazi, incluyendo su hipocresía. Es descontrolada, ilógica, ataca siempre a la más débil sea su hermana, cuyos puntos débiles conoces o la frágil Ángeles de quien critica su piedad. Para colmo esta odia-hombres, anda de ofrecida, persiguiendo a su ex, el periodista Lucas, al que ya cansó. Nunca sabemos si es que realmente ama a Lucas, al que usa descaradamente, o no soporta verlo feliz al lado de otra.

                 Valentina agrede a Angeles

Gabina es el caso más triste. Ha sido la consentida de su familia siempre y cuando cumplía las reglas. Su padre no le dirige la palabra desde el momento en que descubre que su hija quiere ser policía. Cuando al tonto de Emilio Escobedo se le ocurre sacar de portada de revista al Comandante Herrera y a su hija, el padre debe cumplir con la orden, pero abofetea a Gabina y luego la corre de su casa. La pobre chica acaba viviendo con Valentina quien le enseña a vestirse de hippie y la lleva a bares a go-go. El mayor descubrimiento de Gabina es que los hombres de su familia no son infalibles y que en su arrogancia, pueden atropellar la ley.

              El Comandante cachetea a su hija

He dejado para el final a mi favorita, Ángeles. Yo conocía a Ximena Sariñana por Niñas Mal. No sabía que además era cantante. Es ella quien interpreta el tema de la serie, una adaptación de “You Don’t Own Me” de Lesley Gore. Otra cosa que no sabía es que ha sido diagnosticada con Asperger.



Ese conocimiento del síndrome la ayuda a crear una visión realista, pero cercana, de Ángeles que habita un mundo que desconoce la existencia del autismo y si la supiera la discriminaría más que por ser mujer. Para las compañeras de Ángeles, ella es rara por que evita el contacto visual; se acurruca aterrorizada cuando le levantan la voz; y vomita cifras y datos a cada instante como si fuera una maquina dispensadora de refrescos.

Tampoco reparan en que es un genio, experta en huellas dactilares, pero la aceptan como parte del grupo. Eso permite a Ángeles evolucionar. No como Gabina, yendo al antro y poniéndose ropa hippie, sino como persona. Es en la policía donde Ángeles aprende lo que es ser “una buena amiga” y se abre a la posibilidad de un romance (con uno de los hermanos de Gabina).

                                  Angeles y su abuelita

Clasismo y Machismo

Para quien tema que la serie hace mucho énfasis en el machismo y la misoginia del cuerpo policial, esa misma discriminación la sufre Romandía a quien lo aguardan en la comisaria pullas y provocaciones por cómo fue expulsado de la policía y como regresó. Cuando decide saltarse la jerarquía del Comandante Contreras para solicitar de Escobedo una oficina para La Azules, son los hijos de Contreras—policías todos— quienes le darán una paliza a Romandía para recordarle “quien manda aquí”.

                                    

Gerardo, el más arrogante de los hermanos de Gabina, también sufre humillaciones como cuando se ve obligado a informar a Escobedo que arrestaron al falso Encuerador o cuando debe soltar a sospechoso solo por ser este hijo de un poderoso juez. El mundo de la Azules está dividido por géneros, clases sociales y jerarquías y así no hay justicia que valga.

La serie está dotada de tres virtudes que ayudan a superar sus bemoles. La primera es combinar un rito de pasaje con la caza de un asesino serial. La segunda es que este relato, sin caer en sentimentalismos y melodramas, sigue un esquema de telenovela al que los latinos estamos acostumbrados. Por último, presenta una buena atmosfera de época insertando personajes reales como Echeverría, la primera dama, y hasta al legendario periodista Don Jacobo Zabludovsky (alav-ha-shalom).

México en 1971 está muy presente en mi recuerdo de las telenovelas. Es adonde llega de Nápoles, Angelica María en Muchacha Italiana Viene a Casarse; es la urbe donde Ofelia Medina, en Lucia Sombras, busca cura para su ceguera; es donde Doña Silvia Derbez pone una estética en El amor tiene cara de mujer. Es esa misma fórmula, de varias mujeres unidas por un trabajo en común, al que pertenecen Las Azules, solo que es más peligroso ser policía que ser peluqueras.

                               Muchachas Italianas llegan al DF en 1971

Contenido Violento y Gory: Las imágenes de las víctimas del Encuerador ya nos introducen a un mundo violento donde las mujeres son las principales víctimas, desde la bofetada que el Comandante Contreras le planta a su hija hasta un sospechoso que agrede a María dentro de su coche rompiéndole los vidrios. Pero también vemos los métodos de la policía contra hombres, desde conseguir una confesión a punta de tortura hasta la paliza que le imponen a Romandía.

Una apoteosis de violencia ocurre al final del Capítulo 6, cuando Los Contreras torturan inocentes; un frustrado Escobedo descubre que su presidente aprueba esos métodos gansteriles; y él mismo agarra a patadas a un transeúnte que lo insulta. Hasta el atildado Alejandro le planta una madriza a su amigo y abogado por amenazar a María y el clímax es cuando Valentina llega un departamento violentado y se encuentra a Lucas malherido.

Contenido Sexual y Desnudos: Las víctimas son mostradas en paños menores, pero no hay desnudos en la serie. Tenemos una escena de sexo (nada gráfico) en el asiento trasero de un Volkswagen.

Factor Feminista: Vemos un mundo de mujeres sometidas  a esposos,  padres y hermanos. Vemos un mundo de discriminación de género a nivel laboral. No hay ascenso, Las Azules son tratadas con hostilidad a menos que sirvan café o respondan el teléfono.  A las primeras mujeres policías las tenían para la limpieza. No vemos mujeres profesionales. Pero también lo contrastamos con la hipocresía, el egoísmo y necesidad de controlarlo todo de Valentina, la feminista en residencia.



Sobre la necesidad de Valentina de vocalizar su frustración a gritos y en discursos airados e incoherente, lo opuesto es la timidez de la mujer en general, de la clase que sea que solo pueden expresarse sobre temas domésticos o frívolos. Una lástima que hayan caricaturizado a la “Compañera” María Ester puesto que fue una primera dama muy activa en obras sociales que beneficiaron a sus congéneres.

Sin embargo, no hay exageración en la sumisión de la mujer mexicana. Ximena Sariñana dijo algo muy interesante, que a las mujeres se nos impide ser “distintas”.  Si nos fijamos en la mujer de esa época, la indiferencia, incapacidad de expresar emociones y silencios de la Asperger, eran imitadas por las “normales”.



Era como si una sociedad patriarcal exigiese de su población femenina un completo control sobre sus emociones, una represión exagerada de su verdadero sentir, desconfianza de su entorno que le impidiese acercarse en otras mujeres y crear un grupo de apoyo. Había una necesidad de verse invisible o, a lo más, decorativa. Un ejemplo es que Ángeles no puede mirar de frente, pero el Comandante Herrera se enfurece cuando Gabina levanta la mirada. “¡No me mires a los ojos si yo no te lo pido!” le ruge.



Factor Diversidad: Es agradable ver una serie mexicana en donde los actores no estén teñidos de rubio.  Y si alguien se queja de que la única de ojos claros es María, porque es de “la alta”, recordemos que Bárbara es nacida en Uruguay, hija de madre libanesa y con abuelos japoneses. No se puede ser más diversa

El que Ángeles sea “especial” en una época en que no se conocían las variantes del autismo, sirve para mostrar como los Asperger tenían que lidiar con un mundo que no comprendía lo mismo que ellos tampoco sabían definir e identificar En el caso del pobre retrasado, inculpado por un crimen que no cometió, vemos como las enfermedades mentales eran consideradas indicadores de criminalidad en vez de tratarlas como circunstancias atenuantes