En mi entrada anterior
describí el fenómeno de la miniserie épica que tanto influyó en la imaginación
popular del público estadounidense y hermoseó la televisión de las últimas tres
décadas del Siglo XX. También hablé de como la miniserie épica sirvió para
recordar la contribución de los emigrantes a la Unión Americana. Otro modo en
que la miniserie épica nos benefició fue en sus lecciones de historia, pero ya
entrando en su periodo de decadencia, se enfocó más en personajes faranduleros
y del jet set.
Como dijera
anteriormente, las tres características principales de la miniserie épica
fueron a) limitación a determinado número de capítulos; b) estar basada en
algún tipo de literatura y c) tener lugar en el pasado. Debido a eso, las
mejores miniseries épicas fueron históricas. La miniserie de ese periodo se
puede dividir entre las situadas en el periodo clásico; la historia europea
pre-siglo XX; la Guerra de Secesión y la Segunda Guerra Mundial.
El Lado Epico
de los Presidentes
Antes de comenzar
a explorar estas avenidas históricas querría retroceder al final de mi entrada
anterior. Al hablar de la experiencia irlandesa en USA, hice alusión a la media
docena de telefilmes y miniseries que rindieron culto a John Fitzgerald Kennedy
y a su familia. Ocurrió algo parecido con otra “realeza” política
estadounidense: Los Roosevelt. Aunque Theodore Roosevelt todavía no ha
ameritado una biopia que lo retrate en todas sus dimensiones, diferente es el
caso de su sobrino Franklin Delano Roosevelt, otro presidente que ha adquirido
un aura heroica en la ficción.
Después de haber
interpretado a Roosevelt en su juventud en el filme “Sunrise at Campobello”,
Ralph Bellamy volvió a sentarse en una silla de ruedas y a ponerse la boquilla
entre los labios para ser FDR en “The Winds of War” y en “War and Remembrance”.
Sin embargo, Roosevelt y su esposa, la infatigable Eleanor, merecieron su
propia épica en “Eleanor and Franklin” (1976), una bellísima y fidedigna
recreación de la vida de estos fascinantes primos, de su entorno, de su
compromiso, boda y primeros años de matrimonio.
Edward Hermann
tuvo a cargo la tarea de encarnar a un FDR joven y prometedor. Jane Alexander
lo superó como la poco agraciada prima que se convertiría en su compañera, y en
un referente positivo para su generación y las siguientes. Un año más tarde vendría
la secuela “Eleanor y Franklin: Los años de la Casa Blanca” (con subtitulos en español) que cubriría todos
los gobiernos de FDR hasta su muerte prematura en 1944. En total, ambas series
cosecharían 18 Emmys.
Aprovechando este
interés nostálgico, la ABC presentó un proyecto diferente que combinaba la
fascinación por lo que sucedía en la Casa Blanca a puertas cerradas, con el
éxito alcanzado en la televisión gringa por la serie inglesa “Upstairs,
Downstairs”. La idea era mostrar la vida familiar de los presidentes a través
de la óptica de sus criados. Para mayor ventaja esto es vincularía con el auge
de programas televisivos dedicados a los afroamericanos puesto que “Backstairs
at the White House” (1979) se inspiraba en el libro de Lillian Rogers y en el
diario de Adele Rogers, madre de la anterior. Ambas obras describían el
servicio doméstico de Las Rogers en la Casa Blanca por más de tres décadas.
Olivia Cole y
Leslie Uggams (las dos habían tenido roles importantes en “Roots”) dieron vida respectivamente
a Maggie y a Lilian, y una plétora de reconocidos actores se encargó de encarnar
a todos los presidentes de Estados Unidos desde William Taft hasta Eisenhower.
La serie fue muy exitosa y ameritó once nominaciones a los Emmy (solo ganó como
Mejor Maquillaje).
Con esa serie se
cubrió la épica de la nación desde el punto de vista de sus gobernantes, ¿pero ¿qué
ocurría con los pioneros? ¿Con los grandes próceres del siglo XIX y sus
antecesores los Padres de la Independencia de los Estados Unidos? Pues, medio
siglo antes de la aclamada “John Adams”, tuvimos “The Addams Chronicles” (1976),
tan insípida que nadie la recuerda. La realidad es que los Addams serían muy
influyentes, pero aburridos.
Barry Bostwick
dio vida al primer presidente de la Unión Americana en “George Washington” (1984).
La serie tuvo una acogida respetable y seis nominaciones a los Emmy. ¡Cielos!
No ocurrió lo mismo con su secuela “George Washington: The Forging of a Nation”
que obtuvo uno de los ratings más bajos alcanzados por una miniserie épica.
Parecía como si
los presidentes pretéritos de Estados Unidos no fuesen lo suficientemente épicos
para miniseries. Thomas Jefferson solo mereció una miniserie inspirada por sus
escapadas sexuales con una esclava. Así tuvimos a Sam Neill y a Carmen Efogo en
“Sally Hemmings: An American Scandal” en
1998.Algo parecido ocurrió con el general/presidente Eisenhower. “Ike: The War
Years” (1998) giraba en torno al affaire, durante la guerra, del futuro
mandatario (Robert Duval) y su chofer (Lee Remick).
Abe Lincoln era
tan honesto que ni para escándalos daba, pero su figura inconfundible aparecía
encarnada en miniseries sobre la Guerra de Secesión como en “North and South”
donde lo interpretó Hal Holbrook y en “The Blue and the Gray” donde le dio vida
nada menos que Gregory Peck. Fue solo en 1999 que Sam Waterston protagonizó una
miniserie dedicada nada más que a Honest Abe, “Lincoln”, basada en la biografía
de Gore Vidal.
Cuando la
Miniserie Daba Clases de Historia
Es de imaginarse
que la historia de una nación relativamente joven, sobre todo su primer siglo
de vida proporcionaría amplio material para miniseries épicas. Curiosamente,
para el país de los westerns, el mundo de los vaqueros no tuvo mucha presencia.
Las miniseries más recordadas son “Centennial” (1976) “Buffalo Girls” (con
Anjelica Huston como Calamity Jane) y” Lonesome Dove” (1989).
Si alguien se
puede envanecer de habernos enseñado el lado épico de la historia estadunidense
decimonónica fue John Jakes cuyas series de novelas serian adaptadas a lo largo
de los 70 y 80. Se comenzó adaptando “The Bastard” en 1976. El tremendo éxito
de la historia de Philip Kent que, de campesino francés, pasa a bastardo de un
duque inglés y luego patriota en la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos, llevó a seguir las aventuras de Philip en “The Rebels” en 1978. Pero
“The Seekers” que narraba las aventuras de los nietos de Philip pasó sin pena
ni gloria y acabó con las adaptaciones de la larga saga de la Familia Kent.
Sin embargo,
Jakes tenía muchas historias que contar. En 1986, la NBC nos pasó “North and South”
basada en la primera novela de su trilogía. La historia gira en torno a dos
amigos y camaradas de West Point: Orry Main (Patrick Swayze), hijo de un dueño de
plantación del Sur, y George Hazard (James Read) proveniente de una familia de
industriales de Pennsylvania. La serie nos muestra sus vidas, sueños, amores, y
nos presenta sus familias. Importantísimo es el villano Elkanah Bent (Philippe
Casnoff), que desde West Point se las tiene jurada a Orry y a George, y tendrá
muchas oportunidades para vengarse.
“Norte y Sur” fue
un mega éxito, se la sigue catalogando como la séptima miniserie más vista de
la historia y ganó un merecido Emmy por vestuario. Al año siguiente, siguió la
saga con una adaptación del segundo libro que narra los efectos de la Guerra de
Secesión en las vidas de los Main y los Hazard. Un acierto fue que los escritores
dejaron vivo a Orry al final, en vez de matarlo como en la novela. Orry moriría
al comienzo de la adaptación de la tercera parte “Heaven and Hell” (1996) l y
eso contribuiría (también que habían pasado ocho años desde la miniserie
original) a que esta versión no tendría el éxito de las anteriores.
Épica y magnifica
como fue “North and South”, hoy recibiría muchas críticas por su enfoque histórico
sobre todo en el tema de la esclavitud. A diferencia de historias étnicas como
“Roots”, su visión de la esclavitud bordeaba en la de “Lo que el viento se
llevó”. Había esclavos buenos y devotos y otros malos y alborotadores. David
Carradine interpretaba a un perverso dueño de esclavos lo que contrastaba con
los benévolos Main cuya plantación también era sostenida por el trabajo
obligado —y no remunerado— de negros. Aun antes de saberse hija de mulata,
la heroína Madeleine (Lesley Anne Down) era gentil y cariñosa con los esclavos.
En cuanto a los
abolicionistas, tanto personajes reales como John Brown (Johnny Cash) o
ficticios como Virgilia Hazard (Kirstie Alley) eran retratados como fanáticos.
Virgilia era tan histérica y peligrosa que en la serie prefirieron matarla
porque ya era casi villana. Estas ambigüedades aparecerían en casi todas las
miniseries sobre la Guerra de Secesión de los 80, principalmente en la
adaptación de Beulah Land de Lonnie Coleman.
Beulah Land fue un tipo de novela muy de moda a
comienzos de los 70 que combinaba el género “magnolia y luz de luna”—cuyo
mejor ejemplo es GWTW— con otro tipo de ficción, las novelitas eróticas
tipo Mandingo. Yo aprendí inglés y todo sobre kinky sex gracias a
Beulah Land. La serie en cambio (a la que le rebajaron la mitad del sexo
presente en el libro) se concentró en imitar la obra de Peggy Mitchell, con fieles
y felices esclavos y una heroína (Lesley Anne Warren) que sobrevivía
infidelidad propia y de su esposo, traiciones, violación, ect. Todo para luchar
por una plantación que ni siquiera era de ella y que casi perdía por culpa de
los perversos yanquis (quienes solo violaban a exesclavas).
Oh y su hermana (Meredith
Baxter) que era villana se redimía atendiendo heridos en Atlanta, y debía huir
de la ciudad y de Sherman arrastrando, no una cuñada recién parida, pero si un
yerno que había perdido la vista. Ya eso fue como mucho para mí en una serie
que como dijo Joan Hanauer “tiene algo que ofende a casi todo el mundo”.
La Fascinación
con la Segunda Guerra Mundial
Nunca he
entendido porque la miniserie épica se concentró solo en dos conflictos de la
historia estadounidense: La Guerra de Secesión y la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1975 y 1995 no se hizo ninguna miniserie sobre la Guerra con México,
sobre La Guerra del 98, La Primera Guerra Mundial, ni siquiera Vietnam, aparte
de “A Rumor of War” que no tuvo mucho éxito, era bastante aburridita. Fue a
finales de los 80 cuando aparecieron series de televisión como “Tour of Duty” o
“China Beach” que la guerra en Indochina adquirió niveles épicos.
Incluso la guerra
en el Pacifico recibió menos atención que el teatro de acción europeo. En 1977,
tuvimos “Pearl” cubriendo los eventos que llevaron al ataque japones en Hawái.
Mas melodrama que historia, sus escenas del bombardeo fueron robadas del filme épico
“Tora, Tora, Tora”.
Aun así, me gustó
más” Pearl” que la adaptación en formato de miniserie del clásico de James Jones
“De aquí a la eternidad” (1979). Como el filme, la miniserie se concentró en
las escenas de cama de William Devane y Natalie Wood, en los roles de Burt
Lancaster y Deborah Kerr. Aquí faltaron las sólidas actuaciones de Montgomery
Clift, Frank Sinatra y Ernst Borgnine. Aun así, tuvo tanto éxito que se intentó
convertirla en serie de televisión, pero no pasó de una temporada.
Debido a que los
70 fue una época de nostalgia de los 40, se adaptaron muchas novelas que tenían
lugar en ese tiempo y más de una miniserie épica cubrió las experiencias
bélicas de los protagonistas, esos fueron los casos de las novelas de Anton
Myrer “Once an Eagle” y “The Last Convertible” En los 80s se siguió esta tradición con adaptaciones de sagas familiares
de novelistasdel género rosa como Judith
Kranz (“Crossings”y “Mistral’s Daughter”) y de Danielle Steele ( “The Jewels” y “The Ring”) .
Pero en 1983
llegó la gran miniserie épica sobre la Segunda Guerra Mundial y la que muchos
creen fue la mejor miniserie de ese tiempo. Herman Wouk había creado no solo la
gran novela americana sobre el conflicto con su The Winds of War y
War and Remembrance, también había llegado un peldaño menos que La
Guerra y La Paz de Tolstoi con su saga de La Familia Henry, típica familia (militar)
estadounidense.
Cuando a Víctor Henry (Robert Mitchum) lo
mandan como agregado naval a Berlín en 1939, su familia compuesta por su
frívola esposa (Polly Bergen) y su hija adolescente (Lisa Eilbacher), ni se
espera una guerra ni el papel que jugarán en ella. Tampoco se lo esperan los
otros hijos. Warren (Ben Murphy), el
mayor, que ha cumplido con todas las ambiciones de la familia ahora es un
oficial de marina como su padre.
El otro protagonista de la novela es Byron (Jan Michael Vincent), la oveja negra de la Familia Henry. Byron, que no encuentra su lugar en el mundo está pasando sus vacaciones de verano en la Italia fascista como asistente del famoso novelista judío Aaron Jastrow (John Houseman). Así conocerá a Natalie (Ali McGraw), sobrina de Aaron, que se convertirá en su gran amor.
El otro protagonista de la novela es Byron (Jan Michael Vincent), la oveja negra de la Familia Henry. Byron, que no encuentra su lugar en el mundo está pasando sus vacaciones de verano en la Italia fascista como asistente del famoso novelista judío Aaron Jastrow (John Houseman). Así conocerá a Natalie (Ali McGraw), sobrina de Aaron, que se convertirá en su gran amor.
La adaptación fue
primorosa. A pesar de que la novela acaba con el ataque de Pearl Harbor, no
escaseaban las escenas de batalla. La invasión de Polonia es vista a través de
los ojos de Byron y Natalie quienes han llegado a visitar a los otros Jastrow, la
familia de Berel (Topol), hermano de Aaron. En Berlín, los Henry tienen acceso
a la corte hitleriana, pero también son testigos de la persecución de los
judíos.
Byron y Natalie en Polonia |
El casto romance
de Víctor con la joven inglesa Pamela Tudsbury (Victoria Tennant) le permite
experimentar el Blitz de Londres. Ese romance los seguirá en un reencuentro en
la Rusia estalinista. Berel Jastrow quien con su familia está viviendo en la
parte de Polonia ocupada por los soviéticos, se ve nuevamente en peligro tras
la invasión alemana y decide unirse a los partisanos.
Victor y su amor prohibido por Pamela |
Byron tras ver
como los alemanes se comportan en Europa, está seguro de que USA debe entrar a
la guerra. Vuelve a su país y se enlista en la marina. Tiene un breve
interludio con Natalie en Lisboa que les permite casarse, pero Natalie, que es
ciudadana americana, no quiere abandonar a su tío que no lo es y regresa a
Italia donde dará luz a Louis, el hijo de Byron. La serie acaba con el ataque a
Pearl Harbor en el que se hunde el barco del cual Víctor es capitán.
Natalie atrapada en Italia con su hijo |
Filmada en
Croacia, Italia, Viena, Múnich y Londres,” The Winds of War” fue un exitazo,
cosechando múltiples nominaciones al Emmy y ganando estatuillas por cinematografía,
vestuario e iluminación. Un único problema fue el reparto. Jan Michael Vincent y Ali McGraw eran
demasiado viejos para sus roles. Jean Michael se la pasaba borracho y Ali, con
sus morisquetas, parecía estarse auto parodiando. Hubo que decidir si eran
dignos de integrar el elenco de la próxima adaptación. Otro problema fue John
Houseman quien falleció tras interpretar a Aaron Jastrow.
En 1986 la BBC
estrenó “War ad Remembrance”. Sir John Gielgud ganaría un Globo de Oro por su
maravillosa interpretación de Aaron Jastrow. Jane Seymour seria nominada por su
espectacular interpretación de Natalie Jastrow Henry, y Hart Bochner hizo un
competente trabajo como su marido Byron.
Sin embargo, y aun siendo ganadora de tres Emmy, “War and Remebrance “fue un mega fracaso en sintonía. A pesar del inmenso presupuesto, de ser la primera obra de ficción visual filmada en Auschwitz, a pesar del éxito del libro, a pesar de que el mismo Wouk escribió el guion, a pesar de las soberbias actuaciones “Recuerdos de Guerra” cometió el error de no tratar a la miniserie como tal.
Sin embargo, y aun siendo ganadora de tres Emmy, “War and Remebrance “fue un mega fracaso en sintonía. A pesar del inmenso presupuesto, de ser la primera obra de ficción visual filmada en Auschwitz, a pesar del éxito del libro, a pesar de que el mismo Wouk escribió el guion, a pesar de las soberbias actuaciones “Recuerdos de Guerra” cometió el error de no tratar a la miniserie como tal.
Parece una
ironía, pero “Vientos de Guerra “duró siete días consecutivos. Cada noche, al
acabar cada episodio sabíamos que al día siguiente continuaría. “Recuerdos de Guerra”
duró 30 horas divididas en una docena de entregas (dos más que “Band of
Brothers”). Eso es lo que hoy llamaríamos una temporada. El público no estaba
acostumbrado a ese ritmo. Agréguenle que decidieron, por no sé qué peregrina razón,
no ofrecerla ni los sábados, ni los lunes. La teleaudencia perdió ese hilo de
continuidad al que las miniseries los habían acostumbrado.
Mas encima, el
apegarse al libro, el intentar cubrir todas las variaciones del tema de la
Segunda Guerra Mundial, el seguir a cada personaje en un continente y espacio
diferente (Victor y sus hijos en el Pacífico, su mujer en USA teniendo un affaire
con un científico involucrado en el Proyecto Manhattan, los Jastrow gravitando de
país en país en la Europa Ocupada hasta caer en Auschwitz, y hasta Pamela
atrapada en Singapur) hacia la acción más lenta y por ende poco interesante.
El primer
episodio fue tres horas tan ocupadas en mostrarnos a cada personaje en su
espacio geográfico que no pasó nada importante. Ahí mi padre se descolgó de la
serie y eso que era un enamorado de los libros. Mi Ma aguantó hasta el segundo
o tercer capítulos donde ver pilas de cadáveres de judíos azulencos y cubiertos
de moscas la hizo retroceder asqueada. No fue la única, Sir Elie Wiesel
escribió un airado editorial en The New York Times denunciando “La Pornografía
del Holocausto”.
Al final yo fui
una de las pocas personas que la siguió religiosamente. Todos fuimos recompensados
con los últimos cinco episodios que son obras de arte y aun hoy me conmueven
hasta las lágrimas. Es una suerte que estén completan en YouTube
tanto “Vientos de Guerra” como “Recuerdos de Guerra”, ambas con subtítulos en español. Les
aconsejo (casi les ordeno) verlas si no las han visto.
Natalie y su tio llegan a Terezin |
Revisando la
lista de miniseries épicas, resalta la fascinación con la Europa ocupada, el
auge del fascismo y los actores de la Segunda Guerra Mundial. Mas allá de
nostalgia, existía un fuerte interés por el periodo que incluso en el cine acabaría
con el siglo y retornaría a mediados de esta década con ese repulsivo tufillo
de revisionismo histórico.
En otro post discutí
los filmes del holocausto, pero tuvimos miniseries rarísimas: Perry King interpretó
a un americano en el Paris Ocupado en “The Man Who Lived at the Ritz”; Dame
Joan Collins jugaba a ser de la Resistencia en “Montecarlo” y Dyann Cannon se
infiltraba en un stalag, un campo de prisioneros ingleses, para rescatar a su
hijo (Hugh Grant) en “Jenny’s War.
Aunque no
alcanzarían la maestría de Robert Carlyle en “Hitler: Portrait of Evil” que
corresponde a otro siglo, muchos actores dieron vida al Fuhrer, ¿los mejores
según mi criterio? Steven Berkoff en “War and Remembrance” y Anthony Hopkins (que
todavía no era Sir ni famoso) en “The Bunker” (1981). Mussolini en cambio tuvo
el dudoso honor de ser tema de dos miniseries en el mimo año. En 1985, la NBC
nos presentaba al Duce encarnado por George. Scott en “The Story of Mussolini”.
Mas tímida, CBS nos mostró a Bo Hoskins como el dictador italiano en “Mussolini
and I”.
Steven Berkoff como el Fuhrer |
La fascinación
por los Nazis abarcaba su corte y era examinada en miniseries basadas en memorias.
“The Nightmare Years” (1989) tenía a Sam Waterston interpretando a William
Shirer en su etapa de corresponsal en los 30 en la Alemania Nazi y en la Viena
post-Anschluss. Rutger Hauer debutó en la televisión estadounidense como Albert
Speer, el arquitecto de Hitler, en la miniserie “Inside the Third Reich” (1982).
Aprovechando esa
vena, el holandés volvería en 1984 como un oficial ruso en “Escape de Sobibor”
y protagonizaría en 1994, “Fatherland”. la primera miniserie sobre ese tópico de
la historia alternativa, en la que la Alemania Nazi gana la guerra. Esta afinidad
con la Segunda Guerra Mundial tendrá su broche de oro con “Band of Brothers”
que en el 2001 no solo termina con el tema bélico, sino que además es la última
miniserie épica que merezca ese nombre.
Entre Josefina
y Eva Perón
Sobre quienes se
pregunten si las miniseries épicas eran exclusivamente sobre guerras y etnias,
hubo un intento de hacer otras miniseries sobre periodos de historia europea pre-siglo
XX. Curiosamente a pesar de altos presupuesto y elaboradas cinematografías, “Marco
Polo” (1982), una coproducción con la RAI no tuvo éxito y hoy es tan olvidada
que ni hay versiones en DVD. Yo la encontré aburrida, sin el dinamismo que debe
tener una serie de aventuras y el obligatorio romance resultó indigesto.
Tuve la misma
sensación con “Cristóbal Colon” (1984). A pesar de la dirección de Alberto Lattuada
y del magnífico reparto, de nuevo me tropecé con el libreto. Presentismo,
revisionismo, un mal sabor de boca y nunca acabé de verla. Mas o menos lo mismo
que me ocurrió con “Napoleon and Josephine: A Love Story” (1987). Cero química
entre Armand Assante y Jacqueline Bisset, su apasionado romance se parecía más
a los conflictos amorosos de la soap opera de sobremesa que a una pasión que
transformó la historia.
El problema es
que en Estados Unidos los conocimientos de la historia universal (Y hablo de un
nivel académico) no pasan de algunos periodos. Su visión de los grandes eventos
de la historia europea es parroquial y limitado. Por eso aun sus mayores
esfuerzos como en su exploración de la historia rusa en “Pedro, el Grande” (1986),
muy recordada por la fantástica actuación de Maximilien Schell, y “Catalina la Grande”
con Catherine Zeta-Jones (1995) tampoco fueron muy memorables.
Tal vez las
reinas y emperatrices no eran muy interesantes como iconos de poder en los 80, más
éxito tendrían otras imágenes de mujeres poderosa. Judy Davis e Ingrid Bergman
se encargarían de dar vida a a la Primera Ministro israelí en “A Woman Called
Golda” (1982). Y antes del triunfo de Evita en Broadway, Faye Dunaway
hacia un personaje muy camp en “Evita Peron” (1981).
De Como Jesus
se Convirtió en el Héroe de la Miniserie Epica
Mas seguro
pisaron las miniseries cuando se adentraron en territorio “Cecil B. De Mille”,
ósea la Antigüedad. A pesar de cierto revisionismo, me agradó lo que Leonorcita
Varela, su novio Billy Zane, y el que no era su novio, Ciaran Hinds, hicieron
con “Cleopatra” en el ’99. Ciertamente mucho mejor que la repelente “Roma”.
En la gran era de
las miniseries épicas tuvimos erupción del Vesubio en “Los Últimos Días de
Pompeya” (1984); judíos vs romanos en “Masada” (1981) y cristianos lanzados a
los leones en “Annus Domini” (1984), pero la más impresionante no fue una
producción americana, aunque su elenco estuviera compuesto por actores
angloparlantes.
“Jesús de
Nazareth” (1977), una coproducción anglo-italiana, escrita y dirigida por el magnífico
Franco Zefirelli merece más espacio. Baste decir que fue una producción que
tuvo las bendiciones del Papa Pablo VI y del gran Rabino de Roma y que una
década más tarde, la revista TV Guide la consideró “La Mejor Miniserie”de todos
los tiempos. Que contó con un elenco donde se combinaron los talentos de Rod Steiger,
Sir Peter Ustinov, Christopher Plummer, Janes Mason y Sir Laurece Olivier.
Junto a ellos brillaron estrellas de cine europeo como Don Fernando Rey y
Claudia Cardinale.
Me da un poquito
de vergüenza decir que ver Jesús de Nazareth fue más entretenido que leer los
Evangelios, que era una serie diversa y de mente abierta, con judíos buenos,
con un Judas más humanizado y con mucho énfasis en el rol de las mujeres en
vida y ministerio de Jesús desde Maria Magdalena hasta Herodías. Tuvimos a
Salome la de los 7 Velos, a la adultera (Zefirelli la separó de Maria
Magdalena) pero también vimos a todas las santas (Isabel, Ana y Marta) y sobre
ellas a Olivia Hussey exquisita como la Virgen Maria.
Iba a callar lo
que me enloqueció de “Jesús de Nazareth” pero no sería una gata seriefila
honesta si no mencionase al “eye candy”. La serie era para darse taquitos de
ojo a granel. Y no hablo de los ojazos azules del Robert Powell (si ya sé que Jesús
no tenía ojos claros). Pero Uff, Christopher Plummer deliciosamente malévolo
como Herodes Antipas; Ian Mc Shane jovencito y arrebatador como Judas el
Traidor, ¡y Ohhh! Sir Michael York como
San Juan Bautista. Yo que Salome no le corto la cabeza, me lo sirvo enterito en
bandeja de plata. Pero quien me tuvo babeando por una semana fue James
Farentino como el San Pedro más sexy que hayan visto en pantalla.
Judas, Santiago Matamoros y San Pedro |
Algo que dejé
para el final fue un ingrediente que más allá de cinematografías espectaculares
e historias que capturaban la imaginación, dio sabor a la miniserie: los
actores. Para el público setentero era un lujo poder ver en pantalla junto a
nuevos talentos a estrellas clásicas de Hollywood y grandes nombres del cine.
Lord Olivier estuvo en cuatro miniseries épicas (sin contar su rol de Lord
Marchmain en “Brideshead Revisited”); Sir John Gielgud le ganó actuando en seis
miniseries estadounidenses incluyendo la horrenda “Scarlett”.
Actores del
Pasado, Nuevas Estrellas y los Reyes de la Miniserie Epica
Pero para la
generación de mis padres, era un asombro y un placer volver a ver a sus
estrellas de matiné ahora más maduros en roles secundarios y contundentes y mi
generación aprendió a reconocer el talento de estos histriones y nos hizo
interesarnos en verlos en sus días de gloria en el viejo Hollywood. Por ejemplo,
la primera miniserie épica “QB VII” tuvo un elenco en el que destacaban Lee
Remick, Signe Hasso, Dame Leslie Caron, Dame Edith Evans, Sir Anthony Quayle,
Sir John Gielgud, y Sir Jack Hawkins en su último rol. Con tanto nombre, solo
yo noté con mi ojo depredador la belleza de un joven recién llegado llamado
Anthony Andrews quien, una década más tarde, sería uno de los rostros más
apetecidos por telefilmes y miniseries épicos.
Sir Anthony Hopkins, Dame Leslie Caron y Anthony Andrews |
El elenco
secundario de ‘Rich Man Poor Man” parecía salir de una gran producción de los
50: Dorothy Mcguire, Gloria Grahame, Van Johnson, Dorothy Malone, Ray Milland.
Galanazos de Hollywood no tenían empacho en aparecer en miniseries. Así
tuvimos a Henry Fonda y Marlon Brando en “Roots: The Next Generation”, James
Stewart en “North and South” y Gregory
Peck en “The Blue and the Gray”. Por
supuesto el que renació en las miniseries épicas fue Robert Mitchum como protagonista
de la saga de Herman Wouk.
A la par de hacer
renacer a grandes estrellas, las miniseries épicas contribuyeron a crear
estrellas de cine. Nick Nolte saltó a la fama con “Rich Man, Poor Man”. Pierce
Brosnan debutó en la televisión estadounidense con “The Manions of America” a
la que seguiría su primer rol famoso en la serie de detectives “Remington
Steele” y antes de ser James Bond protagonizó otras dos miniseries épicas
“Noble House” y “La vuelta al mundo en 80 días”.
Antes de
convertirse en el mejor actor de su generación y de ser armado caballero,
Anthony Hopkins se ganó al público norteamericano interpretando complejos roles
en telefilmes y miniseries épicos. Así fue el medico polaco acusado de crímenes
contra la humanidad en “QB VII”; Hitler en “El Bunker”; el pobre “Jorobado de
Notre Dame” y un doctor empeñado en vengarse del agente de la Gestapo que mató
a su mujer en “Arco de Triunfo”.
En estas dos últimas
producciones hizo pareja con una hermosa actriz británica que se hizo
reconocible más por su carrera televisiva que por sus apariciones en el cine.
Lesley Anne Down, tal como Olivia Hussey, hallaría una fuente de fama en las
miniseries épicas. De “Upstairs Downstairs” pasó a “Los Últimos Días de
Pompeya” donde se le inventó un rol para ella especialmente. Luego sería la
gran protagonista de las tres temporadas de “Norte and South” para acabar con
mucha dignidad y muchos premios en otro género televisivo, las soap operas.
Lesley-Anne Downe y Anthony Andrews en Upstairs-Downstairs |
Como Madeline en North and South |
No se puede mencionar
a las actrices de miniseries épicas sin mencionar a su reina: Jane Seymour, de
quien he hablado en un post dedicado solamente a ella. ¿Pero si Jane Seymour
fue la reina de las miniseries épicas, quien fue el rey? Hubo muchos actores que cultivaron el género
como Perry King, Bruce Boxleitner y hasta Richard Thomas, pero el monarca
indiscutible fue Richard Chamberlain.
Tras hacerse
famoso como el “Dr. Kildare” en los 60, y lograr un éxito mediano en el cine,
Dick encontró su reino en las miniseries épicas donde entró primero en el
western épico “Centennial” en 1976 para luego capturar a todo un universo de
fans como el marinero ingles que en la era isabelina descubre la existencia del
Japón de los samuráis en “Shogun”. Chamberlain que ya había cosechado fama en
la televisión de los 70 protagonizando adaptaciones de novelas de Dumas como
El Conde de Montecristo y El hombre de la máscara de hierro, ganó un
Globo de oro por su trabajo en “Shogun” (en español).
Ganaría otro,
tres años más tarde como el cura enamorado en la apoteósica “The Thorn Birds”
basada en el superventas de Colleen McCullough. Aunque no hubo mucha química
entre Dick y Rachel Ward que interpretaba la ingenua Meggie que lo hace olvidar
sus votos sacerdotales, esta saga sobre una familia irlandesa en el Outback
australiano fue todo un éxito y definitivamente coronó a, Richard Chamberlain
Rey de las Miniseries.
En 1985 fue
nominado al Emmy y al Globo de Oro al dar vida al trágico diplomático sueco que
rescató judíos en la Hungría Ocupada en “Wallenberg: A Hero’s Story”. En 1987
dio vida al famoso aventurero y amante en “Casanova”; en 1988 protagonizó “Dream
West” donde interpretó al legendario fotógrafo Charles Fremont y fue el primer
Jason Bourne en la adaptación a formato de miniserie de “The Bourne Identity”
(1989).
A pesar del éxito
logrado y el impacto que tuvieron las miniseries épicas, como genero comenzaron
a fenecer en los 90. Fueron reemplazadas por un nuevo subgenero, las biopias
que tanto cubrían la vida de millonarios como Barbara Hutton y Onassis como la
vida de estrellas de cine y de cantantes como la bochornosa “Sinatra” donde La
Voz era interpretada por un mediocre Philip Casnoff que ni voz tenía (las canciones
fueron dobladas por Frank Sinatra Jr.)
El Siglo XXI con
el auge del cable, el recelo que sienten por los period pieces (“Mejor se los
dejamos a los ingleses”), y cierta fe en que el mejor programa es el que genera
un fandom que permanecerá fiel por varias temporadas, convirtió a las
miniseries épicas en un dinosaurio. Sin embargo, sin ese modelo no hubiesen
existido series exitosas como “Los Tudor” “El Imperio del Contrabando” y “Juego
de Tronos”.
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ResponderEliminarG Guillermo Casillas De todas las que hablas en esta segunda entrega solo recuerdo Norte y Sur.... pero nunca la vi... no me llamo la atención... incluso por esa época la rentaban en algún vídeo club de mi ciudad y la rente y no la vi... no se... pensé que no me iba a gustar... jajaja... recuerdo una escena donde estaban comiendo una familia sureña con esclavos y la actriz Kirstie Alley era como una chica rebelde que defendía a los esclavos (no recuerdo si era amante de uno de ellos) pero no recuerdo si era de Norte y Sur... que padre articulo... algunas otras mini series que has puesto (en esta y la otra ocasión) las medio recuerdo pero no creo que las haya visto... tal ves en los canales de México o en los canales americanos (recuerda que vivo en frontera y acá agarra canales de la ciudad vecina y mas en esa época que no existía el internet uno veía esos canales americanos) las vi anunciadas y no me llamaron la atención por alguna razón... hoy en día me da pena no haberlas visto... saludos amiga... gracias por estos recuerdos...
María Elena Venant G Guillermo Casillas por eso puse enlaces de sitos que las tienen dobladas o con subtitulos. Si esa escena incluso esta dentro de un video en el post. dEspues de ese discurso, Virgilia sale al patio y seduce a un esclavo-cochero con el que eventualmente se casa.
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ResponderEliminarAlfonso Velasco Sendra Ver no he visto muchas, la de Catalina la Grande y Cleopatra sí estaba basada en una novela de Margaret George que por cierto es una de las favoritas de mi hermana. De Theodore Roosevelt no hay miniserie pero está la maravillosa interpretación de Brian Keith en la película del líder marroquí Al Rashuri con Sean Connery. Norte y Sur vi algún episodio. Mi tío compró todas las novelas. Vi un cacho de la miniserie de la historia de Jefferson y la chica negra. Jefferson era Sam Neill. La de Marco Polo vi algo no sé si en Popular Televisión salía Leonard Nimoy haciendo de musulmán. Shogun ya hablamos de ella empecé a leer la novela de Clavell me pareció antihistorica antiespañola y la abandoné para eso es bueno leer el prólogo de Musashi de Eiji Yoshikawa. En cuanto al Jesús de Franco Zefirelli me alegró de que te guste uno de los guionistas fue el novelista Anthony Burgess. Si te gusto Christopher Plummer tienes que verlo como Cómodo en la Caída del Imperio Romano. Es su mejor interpretación hasta la fecha.
María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra No sabía que esa Cleo era de novela. Lo único que me molestó es que pusieron que ella solo había tenido un hijo, nada de los mellizos que tuvo con Marco Antonio. Si, esa interpretación de Brian Keith en The Wind and the Lion esta mejor que la de Robin Williams en Noche en el Museo. Los Roosevelt (todos ellos) merecen una serie épica. Sally Hemmings (y soy fanática de Sam Neill) me gustó más que Nick Nolte y Thandie Newton en “Jefferson in Paris” que es el mismo cuento. La Wikipedia es tan elitista que en la bibliografía de Anthony Burgess no pone sus guiones. El escribió una trilogía bíblica. Primero “Moisés” que Burt Lancaster hizo para la RAI, Jesús de Nazaret y Año Domini que yo en su época desprecié y ahora vería con gusto.
EliminarTranquilo, yo vi a C Plummer en La Caída en su día (1966) y eso que era para mayores de catorce años y porque ya el era mi chongo desde “La Novicia Rebelde”. Noo sus mejores actuaciones son recientes: La última estación (Tolstoi) The Exception (El Kaiser) y All the Money in the World (J. Paul Getty)
De esta segunda parte vi varias miniseries: Josefina y Bonaparte, Pedro el grande, Catalina la grande, Jesús de Nazareth, Masada, Hombre rico hombre pobre, vi solo la primera parte de Norte y Sur, no recuerdo haber visto las otras temporadas. El Conde de Montecristo y El hombre de la máscara de hierro, pobre niña rica. Recuerdo mucho a Perry King, Richard Chamberlain, Lesley Lesley-Anne Downe y Leslie Anne Warren, Anthony Andrews, Sam Neill, Peter Strauss, Armanda Assante, Richard Jordan son los actores que recuerdo que se repetían sus actuaciones en estas grandes producciones y yo veía todas las que pasaban por tv. Mucho de mi "conocimiento" de estos artistas son por estas series, sus vidas y entrevistas que aparecían en Vanidades, Buenhogar y Coqueta que eran las revistas que leía. Mucho de lo que sé de historia es por estas miniseries, claro que como siempre hay tanta ficción en ellas, pero me sirvió para leer mas o recordar tal o cual capítulo de la historia recordando estas producciones.
ResponderEliminarEl año pasado mi maridín me regaló la serie completa de Norte y Sur y la vimos completa y pucha que la disfrutamos jajajaja, no sabía que Orry moría en el libro, menos mal que no lo leí, porque me habría dado mucha pena.
Si, Orry muere y Madeline se casa con George. Veo que en países diferentes, igual estas miniseries impactaron nuestra imaginación. Fue la única época en que la televisión estadounidense rivalizó y a ratos superó la inglesa. Yo también aprendí historia. Veía algo histórico que me impresionaba y corría la biblioteca 9publica y la e mi universidad) y sacaba todo lo que podía sobre el tema. Estaba tratando de recordar que revistas me informaban sobre los actores de entonces. Supongo que las mismas de ahora: People, Cosmopolitan, Good Housekeeping, pero la mejor revista para la televisión aquí era el TVGuide. Me da pena acordarme de todos los actores que mencionas. Si no moría yo por ellos, moría mi hermana (estuvo años enamorada de Dick Chamberlain y nunca quiso aceptar que era gay) y ahora son unos viejos chuñuscos
EliminarGracias por incluir los videos de Norte y Sur. Mi mejor amiga y yo estabamos obsesionadas con esta serie. Kirstie Alley era guapisima pero habia algo en su personaje que nos molestaba, creo que era su agresividad, o tal vez como trataba a Orry, a quien adorabamos. Tampoco sabia que Orry moria en el libro. Yo creo que hubiera roto mi television si eso pasaba en la serie, ja ja. Madeleine no nos caia tan bien (y eso que era buena). Yo creo que por ser tan sufrida. Ashton era maldita pero interesante.
ResponderEliminarLa otra serie que vi de las que mencionas (pero en este siglo) fue Lonesome Dove, que me parecio maravillosa.
Por que no te gusto la pareja del Father Ralph y Maggie en El Pajaro Espino? Sera que su marido era tan maldito que yo preferia a Ralph (aunque cuando era chica se me hacia muy viejo para ella, ja ja).
Me acuerdo haber visto La Hija de Mistral, pero ya no me acuerdo casi nada. Viste la Princesa Daisy? Era otra de nuestras favoritas.
Me acuerdo que mi hermana y mi cuñado veian algunas de las historicas que mencionas como Shogun y Annus Domini pero yo era muy chiquita y no me interesaron.
Tu llegaste a la cola de la gran era de las miniseries. La Virgilia de Norte y Sur era tan histérica, yo quería darle un zapatazo, es el problema con los activistas de hoy. Virgilia no muere en el libro, pero Elkanah mata a Orrry. Si Madeleine era como muy victima para caer bien. La que me gustaba ahí era Brett, la hermana menor de Orry
EliminarA ver no es que me disguste la relación Ralph-Meggie. Por el contrario, es lo mejor del libro. Pero en su momento los críticos y el público notaron ausencia de química ente Dick y Rachel. Como yo era fanática de RC y mi hermano tenia un crush con Rachel, les echábamos la culpa yo a ella, mi hermano a él. Me jodio la serie por no ser como el libro, sobre todo por hacer a Meggie menos inocente y a Luke menos repulsivo, pero cuando Rachel y Bryan se casaron hicieron declaraciones que explicaron porque hubo más química entre ellos (algo que nadie esperaba ni deseaba) que entre Meggie y el curita.
A mi no me gustaba Judith Kranz por eso no vi esas miniseries que al final no son realmente épicas. Una épica que se me pasó fue “Hemingway” de Stacy Keach.
Me da tanta pena que no vi Lonesome Dove en su momento, mi obsesión con el Oeste fue entre 1990 (cuando volví a ver Valle de Pasiones) y el 2001 por eso no la vi el 89.
Iba a decirte que tu y yo habiamos hablado de Shogun en el pasao. Ahora me doy cuenta de que fue con el Coronel cuando nos carteabamos en sus dias en Afganistan. Tambien hablamos de The Last Convertible, pero no recuerdo si solo hablamos de los libros o de las miniseries tambien
EliminarShogun es su libro favorito, pero no creo que ha visto la serie. Yo nunca la vi ni lei el libro. Sobre The Last Convertible, creo que hablaron sobre el libro porque yo me acuerdo que el lo leyo (yo no sabia que habia serie).
ResponderEliminarEntonces nunca viste Lonesome Dove? Yo debo haberla visto hace unos diez años o mas pero es excelente! Recien descubri que Maggie y Luke estaban casados en la vida real. A mi en cambio RC siempre se me hizo viejo asi que no me gustaba mucho que digamos. En el libro tambien le pasan tantas tragedias a Maggie? La pobre creo que solo fue feliz la semana de su idilio en la playa con Ralph!
Si, Brett en Norte y Sur era muy dulce. Tambien la esposa de George (el me encantaba, por cierto) y tambien los hermanos menores de ellos.
A la esposa de George tambien la matan, por eso GEorge se casa con Madeline. Si, el Coronel no es de miniseries, a menos que sea Band of Brothers. The Last Convertible es un caso muy curioso. A pesar de las grandes diferencias entre ambos, miniserie y libro son magnificos. Yo perdí mi libro entre los libros. Te conté que la Angela fue la semana pasda y estan todos tirados en el patio, ella salvó algunos, pero no puede traerselos todos. Igual, para mi cumple, mi hermano me regaló TLC igualito en paperback como el que perdi. no, nunca vi ni Lonesome Dove la miniserie, ni la serie. Yo siempre he querido una nueva version de TTB, pero no la van a hacer porque es peor que un romance May-December. En el libro Ralph esta como enamorado de ella desde que era chiquita. Uff en el libro hasta que nace el hijo del cura Meggie no para de sufrir. De ahi se vuelve dura y odiosa. Dick tuvo mucha quimica con Lady Mariko en Shogun, con Alice Krige en Wallenberg, con Faye Dunaway en The Woman I loved y con Blythe Danner en Scott Fitzgerald and the Last of the Belles, pero su gran gracia era hacer roles que no lo tenian de galan romantico. Por ejemplo mis pelis favoritas de el son The Music Lovers y La Loca de Chaillot.
EliminarAcabo de ver quienes fueron los candidatos iniciales. Para Meggie hicieron casting Michelle Pfeiffer, Kim Basinger, y Olivia Newton Johns. Osea todas rubias y ttreintaneras. Hasta Jane Seymour casi lo consigue. Y para Ralph fueron Ryan o'Neal y Tristan Rogers que al menos era australiano.
EliminarSi vas a buscar fotos de Tristan R. te va a salir como esta ahora todo decrepito. Asi era en 1983. https://www.google.com/url?sa=i&source=images&cd=&ved=2ahUKEwiQg9jcuqzmAhXyqFkKHaWtAU4QjRx6BAgBEAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.pinterest.com%2Fpin%2F319755642264185712%2F&psig=AOvVaw2WPNVQKtSLnZnh2Z4dG_6B&ust=1576114614710725
EliminarAmiga, tienes que ver Lonesome Dove!!!
ResponderEliminarMaggie tambien se volvio odiosa y dura en la miniserie, como su mama. A mi si me molesto que le pasaran tantas tragedias. Todos los hombres que queria, empezando por sus hermanos, su padre, su hijo y hasta su amor se mueren. No podian darle una pizca de felicidad? Por lo menos al final hace las paces con la hija.
Como me conoces, ja ja. Ya fui a ver al "decrepito" (ja, ja) pero honestamente luce bien aun viejito. No me imagino a Ryan O'Neal de Father Ralph! Sabes que esa historia estaba llena de amores raros. Te acuerdas que la tia de Maggie (Barbara Stanwyck) tambien estaba enamorada del curita? Y hasta se le lanza una vez y lo manosea por todos lados, ja ja! Como dices, no creo que vuelvan a hacer El Pájaro Espino--demasiados tabúes en una sola novela!
Es que TR en esa época sí que era sexy y eso que mi hermano decía que Scorpio (su personaje en GH) tenia “a distorted face” Tristan fue una de las glorias de los días en que mas gente en USA veía General Hospital que Dallas o Dinastía. Él fue mi inspiración original para Dennis O ‘Reardon en Debs.
EliminarRyan O’Neal iba ser De Briccasart en una versión fílmica.
Querían a Bette Davis para el rol de Mary Carson, pero no quiso. Barbara se veía tan estupenda que la tuvieron que envejecer con maquillaje.
Colleen M dijo que Meggie era su mamá, que esa fue su inspiración. ¿También la mamá se acostó con el párroco?
Creo que el mayor tabú para hacerla hoy seria eso de que el cura comienza viendo a Meggie como una hija y luego como mujer. Eso si afronta la corrección política de hoy.