viernes, 2 de mayo de 2014

Fantasías de violación: Un extraño fenómeno de la televisión de fin de siglo (II Parte)


El héroe-violador no fue un invento latinoamericano. Las soap operas estadounidense también lo dieron a conocer. Tal individuo  sigue existiendo, aunque bajo antifaz,  en la ficción femenina porque el auge de Christian y Anastasia de 50 Shades of Grey es el equivalente al furor desatado en los 80’s por Luke y Laura de “General Hospital”.

 “General Hospital”, invierno de 1979. A sus dieciocho años, Laura Weber es todo un personaje. A los catorce huyó de casa para vivir en una secta; a los 15 perdió su virginidad con Scottie Baldwin, y mas encima lo impulsó a robarse la Master Card del padrastro para pagar el motel; a los 16 años es acusada de homicidio luego que accidentalmente mata a su amante, un hombre mayor. Sus padres respiran aliviados cuando, en el verano de 1978, Laura se casa con Scottie y se inscribe en la universidad de Port Charles.
Scottie y Laura(oocities.org)


Pero Laura pronto se siente frustrada en su rol de esposa de un pobre abogadito. Para ayudar con los gastos de la casa busca empleo como camarera en la discoteca del campus de su universidad.
La disco es propiedad del enigmático Luke Spencer. Luke tiene vínculos con el crimen organizado y está locamente enamorado de Laura. Ciega a los sentimientos de su patrón, la chica  confía en él, le cuenta sus cuitas y termina viéndolo como su mejor amigo. La mafia llega a cobrarle los favores que Luke le debe y exige que mate a Mitch Williams, un político local. Luke no es un asesino, pero tampoco puede discutir las órdenes de la mafia. Sabe que  lo matarán los mafiosos o los guardaespaldas de Williams.

Luke vuelve de la reunión con los mafiosos a su disco y comienza a beber. Entonces nota que Laura está sentada en una de las mesas. Está alterada porque es tarde y su marido no vino a buscarla. Comienza con sus quejas plañideras. Luke la manda de paseo, esa noche no está para jugar al confidente. Le grita que en un mes, su vida se habrá acabado. Estará muerto.

Laura, preocupada,  cambia de actitud. Como amiga se siente obligada a acompañarlo y a interrogarlo sobre sus extrañas palabras. La respuesta del patrón es confesarle su amor. La sorprendida Laura intenta irse, pero Luke pone música (hasta hoy asocio “Rise” de Herp Alpert con esa escena) y la lleva a la pista de baile. El baile acaba con Laura en el suelo y Luke arriba de ella. Corte comercial.


La próxima escena muestra a Laura llorando con la ropa desordenada, y la blusa hecha jirones. Se las arregla para huir, pero se desploma en un parque cercano. Para cuando la encuentra la policía, resulta obvio que ha sido victima de un agresor sexual. Un examen en General Hospital, donde trabajan los padres de Laura, confirma el ataque.

Inicialmente,  Laura finge estar amnésica, luego reconoce haber sido atacada por un desconocido en el parque. Los próximos meses tienen a Laura fingiendo ante familia, marido, policía y psiquiatras, mientras se empeña en proteger a su atacante. Muchos (comenzando por Scottie) sospechan que oculta algo. Entretanto, Laura sigue trabajando para Luke y están constantemente en contacto.

 La relación es ambigua. Luke se muestra arrepentido y se siente culpable, pero lo descoloca la actitud de su victima. Laura alterna entre el rechazo y el afecto por su violador. Lo insulta, lo acusa, amenaza con delatarlo, pero también hay resabios de su cariño y amistad pasadas y a la legua se ve que quiere protégelo. De hecho la noche en que Luke debe ir a matar al político, Laura lo lleva a un descampado y arroja las llaves del auto por un acantilado.

En esos días en que todavía no se conocía el termino de “Síndrome de Estocolmo”, la actitud de Laura era inexplicable para sus fans y provocaba ,aun en una era pre Internet, una gran polémica. En las aulas o la cafetería de mi universidad, nos reuníamos a tratar de encontrar una respuesta a la actitud de Laura. Las hipótesis  volaban: “Laura se siente culpable. Cree que ella atrajo ese ataque”; “Ella quería con Luke”; “Laura se siente culpable porque llegó al orgasmo”; “Laura se ha enamorado de Luke”; “Laura siempre estuvo enamorada de Luke” Etc.


De vuelta en “General Hospital”, Mr. Smith, jefe del crimen organizado, perdona la rebeldía de Luke, pero exige que a cambio se case con su bella hija Jennifer. Luke acepta encantado. La que no está encantada es Laura, pero se niega a confesarle a Luke que lo ama. Opta por contarle la verdad al marido el mismo día de la boda. Scottie, furioso, se aparece en el yate donde se celebra la ceremonia, golpea al violador y lo arroja por la borda. Cuando no encuentran el cuerpo, lo creen muerto. En realidad, Luke y Laura se han dado a la fuga y han emprendido un road trip que les tomará todo el verano del ‘79 y los convertirá en lo que en jerga de soap opera se conoce como “Supercouple” (súper pareja).

A fines del verano, cuando la súper pareja retorna a Port Charles a desenmascarar a la mafia, ya nadie los ve como violador y victima. Si ya hasta han hecho el amor en un establo. Sin embargo, Tony Geary, interprete de Luke, que se ha convertido en una especie de símbolo sexual cuenta como las mujeres lo persiguieron en una ocasión en un mall gritándole “¡Viólame Luke!”.


La famosa violación tiene repercusiones excelentes para la serie. “General Hospital” se vuelve la soap opera mas popular de Estados Unidos. El género adquiere respetabilidad gracias a Luke y Laura. Se descubre que no solo lo siguen amas de casas aburridas, sino profesionales y universitarios que se identifican con la extraña pareja. La boda de Luke y Laura, en el otoño de 1981, alcanza un record de sintonía, el más alto alcanzado por un programa de sobremesa. Desde entonces Tony y Genie Francis han acumulado una serie de Emmys. Hasta hoy, Tony Geary lleva el record de ser el actor con más Emmys a su haber (7 en total). Y Luke y Laura siguen siendo una leyenda del Daytime.


Luke no fue el único héroe violador de las soap-operas, los hubo antes y los hubo después. El público no se cansaba de ellos. En los 90’s tuvimos a Jack Deveraux en “Days of Our Lives”.El pobre Jack parecía  estar predestinado a ser violador. Su padre biológico había violado a su hermana. Por suerte para el  almita esnob de Jack, él creía ser hijo del poderoso senador Harper Deveraux y ni se imaginaba que era adoptado y que su verdadera familia eran los miserables Johnson.


 Jack ama a Kayla, su enfermera. Kayla ama a Steve Johnson (apodado “Patch” debido a un parche que cubre su ojo derecho). Steve descubre que Jack es su hermanito perdido, el que dieron en adopción cuando su familia se descalabró. Patch obliga a Kayla a casarse con Jack porque quiere hacerlo feliz. Eventualmente, Kayla y Patch vuelven a ser amantes. Jack los descubre e iracundo viola a Kayla y comienza una campaña para destruir a Steve. Eso se detiene cuando Jack descubre que él es un Johnson. Ahí inicia su campaña de “rehabilitación”.


Es entonces que Jennifer Rose, la niña bonita de Llanview, miembro del respetable Clan Horton, y la virgen más cotizada del pueblo, se encapricha con Jack. A pesar de que todos le advierten que es un violador, estafador, etc., etc. la enamorada chica lo persigue hasta finalmente entregarle su virginidad en una isla desierta después de un naufragio.



Jack y Jennifer iban camino a ser Supercouple, cuando de  la teleaudiencia se elevaron voces de protesta. ¡”Ya basta de glorificar a los violadores!” Los productores no sabían que hacer y al final encontraron una solución casi tan grotesca como la glamurizacion del violador. Hicieron que otro villano violara a Jennifer. Solo entrando en la piel de la victima podía Jennifer comprender la magnitud del crimen cometido por su amante. Jennifer rechazaba a Jack, lo golpeaba,  le gritaba “sucio violador” y se separaban…pero no por mucho tiempo. Jennifer y Jack se casaron, tuvieron una hija y siguieron juntos intermitentemente hasta el 2012, cuando él finalmente murió.



Lo asombroso de este caso es que los guionistas de “Days of Our Lives” optaron por  convertir la violación en un castigo. Jennifer debía se castigada por inconsciente al no darse cuenta de que su hombre era un criminal, y Jack debía ser castigado con el rechazo de la mujer que amaba. ¿Con eso se arregla todo?

Así fue el fenómeno del “héroe-violador” en la cultura femenina de fines del Siglo XX ¿Pero cómo están las cosas en nuestro civilizado y progresista siglo XXI? Or empezar, el héroe-violador desapareció totalmente de las telenovelas. El curioso caso de “Cuidado con el ángel” lo ilustra. La última consumación forzada ocurrió en “Amor Real” (2003) y ocasionó un debate en la comunidad telenovelera equiparable al provocado entre “troneros” por la violación de Cersei en “Juego de Tronos”. Los devotos de Fernando Colunga, intérprete del Dr. Fuentes Guerra, juraban que no era ultraje puesto que a la esposa le había gustado el “sexo rudo” y eso que la pobre Matilde (Adela Noriega) lloró y suplicó antes y después del hecho.

El "cariñoso" Dr. Fuentes Guerra


A pesar de que ya no se celebra el ultraje sexual en las telenovelas, sigue utilizándose como cliché sensacionalista que a veces causa tanto daño como la glorificación, ya que denigra a la victima y desestima el delito. Solo tres telenovelas, a mi parecer, han sabido retratar de manera justa y respetuosa el  tormento de una mujer violada. Esas son “La Jaula de Oro” (1999) de María Zarattini; “El Manantial” (2002) y “Mi Pecado” (2010). Las dos últimas escritas por la dupla Cuauhtémoc Blanco-Maricarmen Peña.

En la primera vemos como una niñita victima de abuso en su infancia se convierte en una mujer (Edith González) encerrada en un mundo de fantasía. En “El Manantial”, la heroína (otra vez Adela Noriega) es violada en su adolescencia por el padre del novio. Años más tarde regresa a su pueblo, no por venganza sino para enfrentar sus miedos y recobrar lo suyo, incluyendo el derecho a ser feliz en el amor. En la última, Lucrecia (Maite Perroni) vive perseguida por el inexplicable odio de Rosario, su madre (Daniela Castro). Cuando Lucrecia, ya casada, es violada por su marido, se sorprende al ver que Rosario la apoya por primera vez en su vida.

Madre-hija, pero también hermanas
En el penúltimo capitulo, Lucrecia se atreve a preguntarle a su madre los motivos de su odio “Yo soy tu hija” le dice. “Además de ser mi hija” responde Rosario,  “¡Eres mi hermana!” La verdad que  ha ocultado toda su vida es que su hija es producto de un abuso y del incesto. La confesión traumatiza más a Rosario que acaba por suicidarse.

En estas tras historias se ven las terribles secuelas (demencia, frigidez, incapacidad de ser feliz o hacer felices a los demás,) de un ultraje. Los violadores no son figuras románticas sino hombres déspotas y psicópatas. Se describe claramente la vergüenza, los sentimientos de culpa,  y el estigma que cae sobre una violada.

En las soap operas tampoco han surgido mas héroes violadores y la gran sorpresa fue que a comienzos del Siglo XXI, “General Hospital” un poco tardíamente, decidió encarar la violación de Laura y dejar de llamarla “seducción”. Durante una de las periódicas separaciones de la pareja, un cincuentón Luke le cuenta a Lucky, su hijo mayor, como empezó su romance con su madre.


Al regreso de Laura, Lucky la enfrenta. La acusa de muchas cosas; de ser mentirosa, de haberse casado con su violador, y termina diciendo burlonamente que a Laura le gusta que Luke haya comprado un club porque así revivirán su fantasía de violación.


La escena fue sumamente desagradable. Siendo que Luke y Laura siempre han estado a lado de sus hijos y dado a la impresión de que, a pesar de sus diferencias, se aman, resulta absurdo e impertinente que Lucky se inmiscuya en algo que es parte dela intimidad de sus padres. Como ocurrió en “Days of Our Lives, la torpe solución  acaba por hacer lo que siempre ocurre en estos casos, encajarle la culpa a la victima.

El presentar sexo no consensual y disfrazarlo de otra cosa sigue siendo parte de la televisión primetime y va acompañado de otra fantasía: el incentivo de meterse con un hombre peligroso. Después de todo,  eso es o que se oculta detrás los romances con vampiros y otras criaturas paranormales. La idea de jugar con fuego resulta sexy en estos días de  sexo aventurero. Y como vimos en Crepúsculo, puede ser un poco doloroso acostarse  con un vampiro.

La imagen erótica del sexo peligroso  puede verse en “Buffy, Cazadora de Vampiros” cuando Spike casi viola a la protagonista al salir de ella de la ducha. El que Spike sea un vampiro presenta una excusa a su comportamiento y no lo desmedra como figura romántica. En cambio, la ausencia de reproches por parte de Buffy y el encubrimiento del incidente, vuelven a  la cazadora de vampiros en cómplice de Spike.

Los vampiros no solo apetecen sangre


El estrafalario Adam, gran amor de la protagonista de “Girls” ni siquiera tenía la excusa de ser vampiro cuando protagonizó (la temporada pasada) un incidente que muchos vimos como agresión sexual. Tratando de olvidar a Hannah, Adam entra en una relación con Natalia, hija de una compañera de Alcohólicos Anónimos. La relación parece perfecta. Ambos se gustan y Adam hasta comienza a parecer “normal”. Sin embargo, hay señales de peligro que Natalia no reconoce.

 A pesar de ser hija de una alcohólica, Natalia vive la cultura de los bares y le insinúa al novio que le incomoda que él no pueda beber y divertirse con ella. Adam hace un esfuerzo y la acompaña a un bar. Esa misma noche se reencuentra con Hannah y descubre que la gordita todavía le importa. Entra en el bar y frustrado comienza a beber. Natalia, en vez de detenerlo o mandarlo a casa en un taxi, acepta regresar con él al departamento de Adam (hasta ahora siempre han hecho el amor en casa de ella).
Adam borracho


Natalia se sorprende (y con razón) ante lo sucio y desordenado del departamento y  lo comenta en voz alta. La reacción de Adam es inesperada. Le ordena ponerse en cuatro patas  y gatear por el inmundo (y lleno de astillas) parquet hasta el dormitorio. Lo más extraordinario es que Natalia obedece. En medio de su ingrato trayecto, Adam  alza a Natalia del suelo y como si fuera un saco de papas la lanza  sobre la cama. Acto seguido tienen un sexo bizarro y bochornoso para ella (no voy a entrar en detalles, pero este es el individuo que encontraba sexy orinarse sobre Hannah en la ducha).



Aunque el publicó sabe que Natalia no disfruta y no quiere esa relación, ella es incapaz de rechazarla. Solo usa excusas fútiles (“No me duché hoy”) o le pide a Adam que no eyacule sobre el vestido. A finalizar, Natalia dice “no me gustó nada esto” y la reacción de Adam es “¿Quieres terminar conmigo?”. La impresión que me quedó es que Adam buscó finalizar  un rmance que le era pesado. Solo que en vez de hablar las cosas con Natalia, prefirió castigarla con humillación sexual.

Poco después,  Adam regresa con Hannah y Natalia desaparece sin que nadie levante la voz por ella. El modo en que la ha presentado la serie es que se “lo buscó” por andar con un hombre poco confiable, por ir a su departamento cuando estaba ebrio, por no hablar claramente. De nuevo, la mujer es la culpable, algo que no me sorprende de “Girls”, un show que bajo su aparente mensaje feminista, oculta una profunda misoginia.

Según las estadísticas, el 57% de las mujeres sigue disfrutando de fantasías de violación y las vive a través de juegos de alcoba. Aunque haya quien no crea que una fantasía deba ser vivida,  o que a todas las mujeres les guste incluir “un poquito” de sumisión y dolor en su vida sexual, se sigue creyendo que el sexo forzado en la ficción es caso diferente ¿No? ¿Al final que son las 50 Sombras de Grey sino fantasías de violación consentidas? ¿La ingenua (por no llamarla idiota) de Anastasia, al firmarle un papelito a Christian Grey que le da poder sobre su vida, su cuerpo y su sexualidad, no está actuando un poco un poco como Clarissa Harlowe al confiar su persona al violador potencial Lovelace?



Mientras hacia mi investigación descubrí que existe un subgénero literario llamado “Dark Erotica” que frecuentemente abarca la  violación de la protagonista. Con lo dicho arriba no es de sorprender que tenga un gran público y que se puedan comprar en cualquier librería. En un artículo, una autora de ese tipo de literatura se refería a su obra como “inocente”, agregando “no le hago daño a nadie”. No puedo opinar puesto que desconozco el subgénero, pero como fan en el pasado de otras obras de ficción que glorifican al violador, debo preguntarme cuán nocivas son estas imágenes idealizadas o distorsionadas de un delito criminal.

De acuerdo a la National Health and Social Life Survey, solo el 4% de las mujeres violadas en los Estados Unidos son atacadas por extraños. El 96% de las violaciones son perpetradas por gente que la violada conoce, y el 46% de los atacantes son alguien que la victima una vez amó. Estas alarmantes  estadísticas, parecen indicar que nuestras parejas son todas violadores en potencia. ¿Tendrá la industria del entretenimiento  y sus retorcidas visiones del sexo algo que ver con esas cifras?

4 comentarios:

  1. Vamos a dejar una cosa en claro porque es importante: el BDSM NO es una violación. Ni siquiera es una fantasía o una simulación de violación. Pueden haber simulaciones de este tipo en los juegos BDSM, incluso en los juegos de parejas normales, pero no es algo que forme parte intrínseca del BDSM.

    En "50 Sombras de Grey" (novela mala e infumable donde las haya por otra parte, con nulo valor literario), lo que hay es una relación dominante-sumisa de BDSM. Eso significa, básicamente, un juego sexual consensuado y pactado libremente entre las dos partes en el se pueden incluír juegos de ataduras, cachetes o golpes eróticos, sexo duro, etc. Pero de ningún modo se trata de consentir una violación, ni siquiera de fingirla: se supone que son juegos para el placer de las dos partes, pactados libremente, y además existe la llamada "palabra de seguridad"; en cuanto uno la dice el otro debe detenerse de inmediato. Y la gente que practica esas cosas lo hace, porque sabe perfectamente a qué está jugando. Si en un BDSM se pacta una violación simulada, y la palabra de seguridad por ejemplo es "azul", la parte violada podrá gritar, suplicar y negarse repetidamente durante el juego, pero si dice "azul", el que juega el rol de supuesto violador la dejará en paz de inmediato. Y así con todo (azotes, ataduras, etc).

    Yo no soy practicante de BDSM ni he ido nunca a ningún club, pero conozco el tema y sé que ese tipo de práctica no es esquiparable con la violación, ni con el maltrato contra las mujeres, ni nada de eso. Se trata de juegos extremos que a unas personas les gustan y a otras no. De hecho, el bondage suave lo practican muchas parejas en todo el mundo; ¿quién no se ha dejado atar o vendar los ojos alguna vez por juego, o ha mordido o dado un cachete suave a la pareja en la emoción del momento? Pues el BDSM es lo mismo, pero llevado al extremo.

    En realidad, la violación propiamente dicha es una agresión física en la que no prima el deseo sino la ira. El violador no desea hacerle el amor a la víctima, sino humillarla, castigarla o vejarla de alguna manera. El mejor indicador es la estadística, muchas veces verificada, de que las mujeres violadas no son las más hermosas ni las que más carne enseñan, sino las que tienen la mala suerte de fiarse de la persona equivocada o de ponerse en el mal camino de un psicópata. Los hombres que violan a mujeres conocidas, parejas o ex parejas son hombres con perfil de maltratador, misoginos. que ven a las mujeres como seres inferiores a las que someter y las desprecian. Y eso no tiene nada, absolutamente nada que ver con un juego libremente consentido donde las dos partes buscan el placer de la otra desde una relación de confianza o al menos de mutuo respeto.

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    1. Reina Estelwen,
      Gracias por tu explicación. Estoy segura de que estos juegos tienen sus reglas y si se sigue el protocolo pueden ser experiencias fantásticas. Yo no puedo opinar porque no son parte de mi repertorio. No a todas nos gusta lo mismo en la cama (les sorprendería lo que a mi me gusta) y a quienes hemos experimentado golpes y humillación reales no nos provocan curiosidad ni queremos integrarlas a nuestra vida sexual, pero reitero lo dicho, para muchas parejas puede se algo placentero.
      Por supuesto que el BDSM no es una violación, pero te explico en que contexto veo las Sombras como fantasía de violación, primero que sigue las cuatro reglas que di en a primera parte de este ensayo (Grey es buenmozo, millonario; Anastasia tiene orgasmos con cada nuevo escenario que el le inventa; nunca experimenta angustia ni dolor, y al final están felizmente casados). Pero hay algo más oscuro.
      En la vida real muchas mujeres aceptan recrear fantasías o por curiosidad o por darle gusto a sus parejas. Esto se aplica a juegos de sumisión, a intercambiar parejas o a tener sexo con otra mujer delante de su hombre (esa era la moda en mis tiempos). Sucede que no les gusta, que se sienten incomodas, incluso he visto algunas que llegan al punto del trauma y me dicen “me siento violada”. Obvio que no es violación, pero como el caso de Natalia en “Girls” hubieran preferido no pasar por esa experiencia
      Las Sombras hacen ver ese tipo de sexo como ultra erótico o romántico, y sin embargo, mientras leo el librito siento que Anastasia no esta satisfecha, que Grey es un individuo con muchas trancas y neurosis y que no son un gran ejemplo de cómo debe se una pareja. En suma, no me parece muy sano un tipo de literatura donde se idealiza un tipo de romance en que el hombre controla a una mujer totalmente, hasta el punto de elegir que debe vestir o comer. Eso da un poco de susto. Y uno piensa ¿Y que pasa si un día Ana se rebela? ¿Cómo va a reaccionar Grey?

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    2. Evidentemente, una cosa es cierta: si una persona acepta participar en una práctica sexual, la que sea, aunque sea lo más inocente del mundo, sin estar convencida y sólo por complacer a su pareja o sintiéndose presionada, le va a resultar desagradable. Pero eso no es culpa de la práctica sexual, sino de esa persona por no saber decir que no y/o de su pareja por presionarla. Me parece mucho más desagradable y traumático en ese sentido acostarte con un hombre sin tener realmente ganas de ello, sólo porque él te insiste y tú te sientes culpable de haberle acompañado a su apartamento, que practicar bondage, azotes o sumisión con tu pareja de confianza cuando ambos estáis de acuerdo, os apetece y os queréis y respetáis mutuamente.
      Por supuesto, si tú has tenido la malísima suerte de haber estado con un desgacidado que te golpeaba y humillaba, es totalmente normal que los azotes o las palabras "guarras" te provoquen un recuerdo inmediato de ciertas escenas traumáticas que seguro no querrás recordar, y por lo tanto es normal que te niegues rotundamente a participar en ese tipo de prácticas y no encuentres placer alguno en ellas. Pero eso viene dado por tus circunstacias personales, no porque esas prácticas sean malas o humillantes en sí, siempre y cuando, como he dicho, sean consensuadas y deseadas por ambias partes.
      ¿Lo de los tríos y los intercambios y esas cosas? Tres cuartas partes de lo mismo. Yo no lo haría ni borracha porque no disocio el sexo del amor y me es imposible amar a más de una persona al mismo tiempo. Pero si hay personas que disocian el sexo del amor y a las dos les apetece hacerlo, pues que lo hagan. Eso sí, libremente y sin coaccionar ni obligar a nadie.

      Las "Sombas" es una trilogía pésimamente escrita, lo mires por donde lo mires. Los personajes son ridiculos, la trama es aburrida y las escenas de sexo mediocres. Y sí, es cierto que idealiza al hombre controlador y posesivo que quiere tener absolutamente bajo control todos los aspectos de la vida de su mujer, pero eso sucede en la mayor parte de novelas románticas, sobre todo de época (me viene a la cabeza "Outlander", donde Claire está perdidamente enamorada de Jamie, un bruto dominador que le da una paliza de muerte porque ella le desobedece, ¡y aún así es el héroe de la historia!), en las que el héroe ha de ser duro, dominante y posesivo, como si eso fuera una muestra de virilidad. Pero eso no tiene nada que ver, en realidad, con la fantasía de la violación. Tanto Grey como los "machos viriles" de las novelas románticas seducen a las mujeres, las derriten, no tienen que violarlas para despertar en ellas una sensualidad que desconocían y/o que pueden disfrutar así sin sentirse culpables.

      ¿Una novela que realmente ensalce la fantasía de la viiolación? El ejemplo perfecto es la trilogía de la Bella Durmiente, de Anne Rice. Son unas novelas eróticas en las cuales el príncipe despierta a la Bella Durmiente violándola, literalmente, y luego se la lleva a su castillo, donde tiene una colección de jóvenes nobles de ambos sexos prisioneros a los que viola, azota y obliga a hacer prácticas sexuales humillantes de todo tipo, tratándolos como esclavos. Una ida de pinza de novela erótica, vamos. Lo que importa para el tema del que estamos hablando es que en esa trilogía tranto la protagonista como sus compañeros de esclavitud sexual sufren con el tratamiento que les dan el príncipe y sus amigos, pero al mismo tiempo lo disfrutan, aunque sea en contra de su misma voluntad. Están deseando escapar para que dejen de inflingirles dolor y humillaciones pero luego cada vez que los violan tienen orgasmos. ¿Alguien lo entiende? Porque yo, no. Como ya he dicho, absurdo. Eso sí que es fantasía de violación pura y dura.

      PD: Que conste, por si quedaban dudas, que no tengo esa trilogía en casa ni nada de eso. Hojeé uno de los libros por casualidad porque Anne Rice me había gustado con su "Entrevista con el Vampiro" y me quedé con cara de WTF?? al darme cuenta de qué iban esos libros. Obviamente no me los compré.

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    3. A ver, estos posts eran sobre el modo en que los medios han retratado antes y ahora la violación, y cm hasta hoy la mujer sigue siendo representada com culpable de su propia agresión. No estoy cargando contra un estilo de vida sexual sino como puede ser retratado en la ficción y percibido por audiencias impresionables. He dado varios ejemplos extraídos de a cultura masiva y el único que incluye una versión (ergo distorsionada de acuerdo a lo que me dices) de la dominación es 50 Shades of Grey.

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