El final de “Ekaterina”
me dejó con nostalgia del Siglo de las Luces, con ganas de ver espadachines con
tricornios y damas disfrazadas de Pompadour con pelucas empolvadas. Mi búsqueda
dio con dos series situadas en el Londres del Siglo XVIII. Solo que, en vez de
emperatrices, sus ministros, rivales y amantes, me encontré con algo parecido
al arte de William Hogarth: prostitutas, delincuentes parecidos al Mark The
Knife original, y algún que otro juez honesto que busca inspirar justicia. Esta
es mi impresión de “Harlots” y de “City of Vice”.
Escritores en
Contra del Vicio
En el 2008, la
BBC decidió apostarle a un tipo de drama de época diferente. Tras hurgar en los
archivos históricos descubrió que los antecesores de la policía londinense no
fueron los famosos “Bobbies” creados por Sir Robert Walpole a comienzos del
Siglo XIX. Anteriormente, y en la cúspide de la delincuencia londinense, había
existido un equipo llamado los Bow Street Runners (corredores de la Calle Bow)
que habían operado en un Londres plagado de vicios que precedía a la urbe
victoriana que sería un siglo más tarde.
Aún más
fascinante, este equipo fue creado por órdenes de un juez llamado Henry Fielding,
un caballero que los maestros de literatura conocemos como el padre de la picaresca
inglesa y de la novela moderna. Yo no sabía que el autor de Tom Jones había
sido magistrado y llevado una vida tan pintoresca. Tampoco sabía que había
tenido un hermano—católico e invidente— que llegó a ser casi
tan famoso como Su Señoría. En “City of Vice” el Juez Fielding es interpretado
por Ian McDiarmid y su hermano por Iain “Jorah” Glen.
De los anales del
Old Bailey, los guionistas extrajeron cinco casos reales que dramatizaron. Esos
son los que componen la primera temporada de “City of Vice”. Por lo cinco episodios desfilan prostitutas
(y prostitutos), proxenetas, y criminales irlandeses. Para crear más atmosfera introdujeron
una voz narradora y un mapa del Londres de los 1740s que ayuda a trazar la
trayectoria de los precursores de la policía londinense, casi tan violentos
como los criminales que persiguen.
Es una lástima
que la serie solo durase una temporada. A pesar de los elogios de la crítica, “City
of Vice” ofendía sensibilidades de entonces y de hoy. Para comenzar no era un
show atractivo. El público amigo del period piece estaba acostumbrado a
escenarios lujosos, vestuarios fastuosos, historias románticas y bellos
protagonistas. No solo “City of Vice” carecía de todos esos ingredientes, era también
predominantemente oscura tanto en iluminación como en trama.
El espectador se
sentía perdido en esos espacios estrechos, miserables y poco iluminados, donde todo
era sórdido y violento. Como, nos guste o no, el público del drama de época es
principalmente femenino, los elementos que buscamos las mujeres en el género
(romance, protagonistas guapos y heroínas con las que podamos identificarnos)
son primordiales para que una serie nos atrape.
“City of Vice”
nos presentaba mujeres desaliñadas expuestas a la brutalidad masculina—el
primer caso involucraba a un asesino en serie de prostitutas— pero
no había entre ellas ninguna luchadora por los derechos femeninos, ni siquiera
alguna huerfanita que inspirase amor en los Hermanos Fielding. Estos caballeros
trataban al conglomerado femenino con una mezcla de moralidad puritana y la
falta de respeto que otorgaban a todo este lumpen de malhechores que combatían.
Para colmo hay
cierta hipocresía en los Fielding. El autor de Tom Jones puede dar
discursos de moral, pero como le recuerdan se ha casado con una criada a la que
embarazó.
Lamentablemente, este
factor que podría haberse trabajado en provecho de la serie queda reducido a
escasas apariciones de la segunda Mrs. Fielding. Su esposo se queja de que
sigue comportándose como una criada sin reparar que él mismo no le da el lugar
que corresponde a la mujer de un magistrado.
En suma, “City of
Vice” era aquejada —y no me gusta usar de este término—por una
masculine gaze. El Londres Hogarthiano necesitaba urgentemente de una mirada
femenina. Tomaría casi una década que; llegase esa mirada de parte de Alison
Newman y Moira Boffini, las creadoras de “Harlots”.
NOTA: Para
quienes tengan acceso a Tubi recomiendo ver “City of Vice”. Tambien esta gratis en YouTube
La Harris’ List
y las Meretrices
“Harlots “es una
serie de Hulu que el Canal Cosmopolitan pasó en España bajo el título de “Cortesanas”
y FoxPremium dio en America Latina. La primera escena trae un letrerito que dice
que, en 1763, una de cada cinco mujeres londinenses se dedicaba al oficio más
viejo del mundo. Inmediatamente vemos a esas mujeres y oímos como la virginal Lucy
Wells (Eloyse Smyth) les lee a las “pupilas” de su madre la descripción que de
cada una de ellas hace La Lista de Harris de Covent Garden.
Esta lista o directorio
existió en realidad. Lo componía un tal Samuel Derrick, inspirado por Jack
Harris (quien también aparece en “City of Vice”) un proxeneta londinense. Entre
1751 y 1795, Derrick compilaría este listado de prostitutas, de algún postín (nada
de callejeras). Creado para la satisfacción de los clientes (o culls como
los llaman en la serie) el catálogo era como una moderna guía turística de restaurantes,
puesto que indicaba direcciones, nombres, atributos y servicios prestados por
cada trabajadora sexual.
Con esta moral
ambigua e hipócrita que nos rige aun en el siglo 21, puede sorprendernos saber
que en la Inglaterra—que todavía no conocía el membrete de “Victoriana”— el
meretricio era considerado como otra profesión abierta la a mujer de bajos
recursos. Incluso más cómoda, lucrativa y con posibilidades de movilidad social
que vender pescado en la feria.
Así conocemos a
Mrs. Lidya Quiqley (Lesley Manville), una madame de alta esfera, que tiene jueces
en su bolsillo, se codea con la aristocracia, y regenta un establecimiento colmado
de refinadas damiselas que parecen ‘muñecas de porcelana empolvadas” (así las
describe Charlotte Wells). Un poco diferente al más prosaico burdel de Margaret
Wells (Samantha Morton), ex pupila de Mrs. Quiqley.
Yo conocía un
poco el mundo de la prostitución inglesa georgiana gracias a clásicos como la Moll
Flanders de Daniel De Foe (la versión de Alex Kingston y Daniel Craig está
gratis en Tubi) y tratados pornográficos como Fanny Hill y su secuela La
Hija de Fanny Hill, pero me interesó ver una visión más “seria”.
Me refiero a que
quería ver el impacto socioeconómico que las Damas del Pavimento provocaron en la
Inglaterra Georgiana. ¿Se alcanzó el nivel de importancia de lo ocurrido en
sociedades fronterizas, tales como la del Far West o la de Las Antípodas, donde
una prostituta podía enriquecerse, volverse respetable y convertirse en una de
las Madres Fundadoras de naciones emergentes?
Me fascinaba
saber que las rameras londinenses operaban en todos los estratos sociales y que
eran diversas. Esto no es una inserción artificial
de la serie. La población del Londres de 1763 abarcaba una amplia cantidad de
lo que hoy llamamos anglo-africanos, tanto esclavos como libres. Ese es el
ejemplo de William North (Danny Sapani), la pareja de Margaret Wells, o la
prostituta Harriet (Pippa Bennet-Warner),
La serie nos relata
que en ese entonces una sexoservidora podía ir de lo más bajo, la que atendía
clientes en callejones, hasta ser la dueña de un elegante establecimiento y
proveer servicios a lo más granado de la sociedad británica. “Harlots” también
nos describe una opción más apetecida, que es la que Margaret aspira para sus
hijas Charlotte (Jessica Findlay-Brown) y la inocente Lucy: ser la querida de
un noble millonario que la instale en lo que los latinoamericanos conocemos
como “la casa chica”, donde pueda sentirse y ser tratada como señora casada.
El Matriarcado
de la Prostitución
El problema con “Harlots”
es que, en vez de mostrar ambos lados del negocio, se concentra solo en la
parte más oscura y degradante. Termina siendo una fábula moralista mitutera donde
todas las mujeres son víctimas y todo los hombres (a menos que sean pobres y
negros) son monstruos pervertidos y pervertidores. Incluso las mujeres de la
aristocracia como Lady Caroline o Lady Isabella (Liv Tyler) son víctimas de
sistemas patriarcales.
Esto ‘ultimo no
es totalmente cierto a juzgar por las anécdotas escandalosas que nos ha traído
la historia social de ese entonces. Ahí tenemos los casos de la bígama Duquesa
de Kingston o la infamosa Lady Seymour Fleming que interpretara Natalie Dormer en
“The Scandalous Lady W” hace un par de años. De hecho, mujeres como Lady W que
no podían ser presentadas en la sociedad respetable, se reunían en el burdel de
Sarah Pendergast en lo que se conocía como The New Female Coterie.
Tras ser
rechazada por el exclusivo club Female Coterie—debido a sus adulterios
y conducta bisexual— la Condesa de Hartington fundó este club alternativo
para albergue de damas de sociedad que quisiesen discutir lo que hoy llamamos
liberación sexual y de paso, aceptar clientes y ganarse unas moneditas. Uno de sus
miembros, Lady Penelope Ligonier atendió en una ocasión (enmascarada) a su
propio marido.
El patriarcado no
podía dominar a toda una sociedad femenina, alta o baja. La ironía es que “Harlots”
nos describe que es un sistema “matriarcal” el que domina la prostitución. Hasta
la Tercera Temporada, vemos el mundo de la trata de blancas manejado por dueñas
de lupanares que fungen como figuras maternas de sus empleadas.
A Margaret la vendió su madre (por un par de
zapatos) a Lydia Quigley, cuando tenía solo 10 años. Margaret también vende la
virginidad de sus hijas al mejor postor. La serie intenta convencernos de que Margaret
es mejor que Lidya, pero sus acciones muchas veces lo desmienten. En la demente
rivalidad entre las dos madames, Lidya clava la puñalada más profunda al atraer
a Charlotte a su burdel. Cuando la convence de trabajar para ella, La Quigley
usa lenguaje maternal. Margaret, siente esa traición como el peor castigo. Lidya
Quigley no le ha quitado a la mejor prostituta, le ha robado el amor de su
hija.
Sin embargo, los
peores monstruos en esta historia no son ni las madames ni fanáticas religiosas
como las cuáqueras Cromwell que casi incendian el establecimiento de Margaret,
ni la justicia que a ratos es ciega, otras veces le hace guiños a la moral, y
otras se vuelve turnia y mira por el bienestar de las prostitutas.
El peor monstruo
es la sociedad secreta de Los Espartanos, un club de aristócratas que se
encarga de crear orgias, a lo Jeffrey Epstein, en las cuales se viola y tortura
jovencitas vírgenes. Aunque vagamente basado en el blasfemo Hellffire Club,
la Sociedad de los Espartanos lleva a su ultimo limite sus fantasías de
dominación y sadismo liderada por el atractivo Lord Fallon (Ben Lambert). Este
individuo, tan fascinante y letal como una cobra, se obsesiona con Lucy Wells.
Los Peligros
del Oficio
No he podido
encontrar un equivalente histórico de un club tan peligroso como Los Espartanos,
pero existe un equivalente literario. Cuando
la protagonista anónima de La Hija de Fanny Hill es llevada a una orgia
donde supuestamente solo asisten vírgenes, es desenmascarada por un ex cliente.
En castigo, la azotan públicamente. Durante el castigo, ella es testigo de la violación
de otras jovencitas.
La obsesión con vírgenes
en ese entonces se debía al temor de contraer enfermedades venéreas de parte de
una prostituta infectada. Existía (en toda Europa) un mito de que, para quienes
ya habían recibido una patada de Venus, la cura estaba en tener sexo con vírgenes
muy jóvenes, casi niñas. Lo que la serie no nos muestra es que la sífilis y la
gonorrea eran los flagelos de la profesión.
La pandemia de enfermedades venéreas representaba mayor peligro para las
rameras que cualquier Espartano.
La fijación de la
historia con Los Espartanos evita mostrar las posibilidades que una sexoservidora
tenía en aquel entonces. Aunque veamos a
Margaret en la ópera aceptando ofertas por la virginidad de su hija menor, “Harlots”
no nos cuenta que muchas cortesanas alternaban su oficio con el de actrices o
cantantes lo que les permitía acceder a estratos sociales más altos y clientes más
adinerados.
Un caso
interesante fue el de las Hermanas Guinan. A pesar de ser nietas legitimas de
Lord Mayo, la pérdida de fortuna de su familia las empujó a dedicarse a las
tablas. Ambas acabaron casadas con aristócratas. Aunque se desconoce si alguna vez,
Las Guinan, tuvieron que vender su virtud, hubo muchos casos de prostitutas célebres
que adquirieron fortuna y respetabilidad como queridas de hombres importantes y
con renombrados apellidos. No todos los
keepers de una cortesana eran ineptos como Sir George (Hugh Skinner) o
sádicos depravados como Lord Fallón.
El caso más
triste fue el de Martha Ray que desacredita la teoría de “Harlots” de que el
único hombre bueno para una prostituta es uno de baja calaña. Martha había
ascendido en la escala social gracias a su hermosa voz, así conquistó al Conde
de Sándwich (el inventor del emparedado). Lady Sándwich había perdido la razón,
por la cual su esposo formó otro hogar con Martha con la que tuvo cinco hijos.
Todo iba muy bien,
hasta que, en una velada, Martha conoció a un soldado llamado Janes Hackham.
Este individuo se obsesionó con ella, llegando a proponerle matrimonio en
varias ocasiones, y a pesar de los muchos rechazos de Martha. Creyendo que lo despreciaba
por baja estofa, Hackham abandonó el ejército y tomó las órdenes religiosas,
convirtiéndose en pastor anglicano. Este cambio no alteró su obsesión y al
verse nuevamente rechazado, esperó a Martha una noche que salía de una
representación teatral, y la mató.
No es que la
profesión en si no estuviese exenta de peligros. La Lista de Harris menciona
que muchas de las ingresadas en ella entraron al meretricio “a la fuerza” (léase: fueron violadas). Había conciencia de
que muchas prostitutas habían sido seducidas con falsas promesas y engaños por
parte de sus explotadoras. Hogarth, en una serie de grabados, ilustra las
trampas que una alcahueta utiliza para atrapar a una joven campesina y
obligarla a vender su cuerpo.
El público no
toleraba este tipo de abuso. Cuando Elisabeth “Mother”: Needham fue arrestada y
acusada de raptar jovencitas para prostituirlas, el populacho la apedreó hasta
matarla.
Cuando la
Prostitución era Respetable y Lucrativa
La incipiente clase media, compuesta por comerciantes,
no despreciaba más bien ayudaba al desarrollo de este negocio tan antiguo. Los
tenderos no tenían reparos en rentar cuartos arriba de sus tiendas para que las
prostitutas recibieran clientes. Carpinteros, verduleras y sombrereros no veían
con malos ojos que un burdel discreto abriese las puertas al lado de sus establecimientos.
Según el historiador
Dan Cruickschanks en su The Secret History of Georgian London, la
prostitución ayudó a construir el Londres moderno. De acuerdo con sus cálculos,
hubo casi 70.000 sexo servidoras en el Londres dieciochesco que generaban anualmente
1.5 billones de libras de hoy en día. Una trabajadora de un burdel bien
establecido ganaba 400 libras esterlinas anuales. Comparémoslas con las 5
libras que ganaría una criada y se entiende porque Emma Lyons dejó de fregar
pisos de taberna y se dedicó a un empleo más lucrativo que acabo convirtiéndola
en la célebre Lady Hamilton. Emma Hamilton no es la única historia con final
feliz en esta fábula de cortesanas.
Vivian Leigh como Emma Hamilton
Tres de las
inspiraciones detrás de Charlotte Wells, protagonista de “Harlots”, tuvieron
buenos matrimonios. Fanny Murray se casó con el actor David Ross; Kitty Fisher
con el miembro del Parlamento John Norris; y Emily Warren, que, como Kitty,
había sido modelo de Sir Joshua Reynolds, se casó con un funcionario de la East
India Company. Lamentablemente, la hermosa Emily pereció de fiebres cuando,
junto a su esposo, viajaba rumbo a la India.
No todas las
meretrices acaban ajusticiadas, exiliadas a otros continentes, asesinadas o en
la cárcel de deudores como nos muestra “Harlots”. Muchas podían retirarse a
vivir de sus ahorros, casarse respetablemente incluso algunas entraron en el
sitio más privilegiado del Reino Unido, la nobleza.
“Harlots” se empeña
en mostrarnos a los culls como degenerados que solo buscan dañar a las
pobres rameras y no era as. í Lord Sándwich lloró amargamente la pérdida de su
Martha a quien veía como su esposa. Más emotiva fue la historia de Charles James
Fox, uno de los más grandes políticos de la Inglaterra del Siglo de las Luces.
Enamorado de la
cortesana Elisabeth Armistead, se casó con ella en secreto temeroso de que el escándalo
destruyese su carrera política. A comienzos del Siglo XIX, decidió presentar a
su esposa a la sociedad británica. Sorprendentemente Elisabeth fue recibida cálidamente
tanto por la clase de su esposo como por la Familia Fox.
Tal vez porque su
suegra, Lady Carioline, no era muy cerrada de mente al ser una de las famosas
Hermanas Lennox. Estas cinco jóvenes, hijas del Duque de Richmond y bisnietas
de Carlos II, escandalizaron a su sociedad comportándose como Las Crawley de
“Downton Abbey” teniendo hijos fiera del matrimonio, casándose con criados y en
el caso de Lady Caroline, fugándose del hogar paterno con el viejo, feo, gordo
y pobretón Henry Fox de quien se había enamorado. Como ven no solo en la
prostitución, la mujer inglesa encontraba vías para ser independiente.
Charlotte
Armisted no fue el único caso de una Harlot convertida en aristócrata.
El noble escoses Lord Seaforth se casó con la prostituta Harriet Powell. Otra historia recuerda la de Martha Ray, pero
con un final feliz.
Lavinia Fenton se
crió en el burdel de su padrastro, cometió el error de entregarse a un noble
portugués que ni pagó por el privilegio de desflorar a una virgen. Lavinia
entonces combinó su trabajo de sexoservidora con el de actriz, llegando a ser
la primera Polly Peechum en el debut de The Beggar's Opera de John
Gay. Esta fabula del hampa londinense nos es más conocida por lo que Bertolt
Brecht y Kurt Weill crearon en Los Locos 20 bajo el nombre de The Three Penny Opera..
En 1729, Lavinia
dejó los escenarios para convertirse en la amante del Duque de Bolton. Como él
era casado, la pareja se fue a vivir a Paris. El contrato estipulaba que
Lavinia recibiría 400 libras anuales (Cien menos que lo que Lord Fallón le daba
a Lucy Wells en “Harlots”) y 200 libras en caso de separación. Vivieron 23 años
juntos y tuvieron tres hijos, entre ellos el Reverendo Charles Powlett, gran patrón
del cricket inglés. A la muerte de la esposa del Duque, él se casó con Lavinia
que murió convertida en Duquesa de Bolton.
Sin solicitar un
aluvión de finales felices, ¿es mucho pedir que hubiese un par de historias
como esta en este enjambre de tragedias donde todas las mujeres acababan mal? ¿Fue
la falta de equilibrio argumental la que acabó con “Harlots”, obligando antes a
su estrella retirarse?
Tal como hiciera
en “Downton Abbey” Jessica Findlay Brown empujó a su personaje a una muerte prematura.
Sin ella y con Samantha Morton cada vez menos visible, el relato perdió vigor y
auditorio. La excusa de la intérprete de Charlotte Wells fue que deseaba
avanzar su carrera. No hemos visto mucho avance, lo que lleva a pensar que la
verdadera razón es que su personaje no estaba avanzando mucho. “Harlots” fue
cancelada oficialmente el 2020.
En este Mes de la
Mujer, debemos recordar no solo a las santas, las mártires, las abnegadas, también
debemos aplaudir que, en el peor escaño de la sociedad, las mujeres
convirtieron hasta el malinterpretado trabajo de meretriz en una exitosa
carrera y una vía para la independencia y la felicidad. El mostrarnos ese lado
oculto de la emancipación femenina es el mérito de series como “City of Vice” y
“Harlots”.
En inglés, el primer episodio aquí
dEsde FB de George Llerena Torrico
ResponderEliminarEso de los espartanos deben habérselo inventado porque no recuerdo haberlo leído en ningún libro o ver algo similar, salvo ese caso literario de Fany Hill (que nunca leí pero me da curiosidad). Viendo Harlots se nota la ausencia de esas chicas de la vida alegre que obtuvieron la felicidad y lograron una buena posición, creo que el énfasis fue mitutero. Igual la disfruté, buen reparto y Liv Tyler impecable como siempre, ya quisiéramos muchos tener un catálogo similar al de Derrick en estos tiempos. Recién me entero que tuvo 3 seasons, yo sólo vi la primera y luego no trajeron más. Creo que está en Prime, si es así podré terminarla. ¿Mas o menos por donde se va la protagonista y decae todo? Tengo que buscar esa TV movie de Lady W, no puedo creer que pasó desapercibida, revisando veo que tiene buenas críticas y como no si la protagoniza la siempre espectacular Lady Dormer Bolena. Besos
George Eduardo Llerena Torrico Querido Sir George,
EliminarAunque dicen que los Espartanos está basado en el Hellfire Club, este grupo era reconocido por sus blasfemias y orgias, pero no eran asesinos. Yo creo que si se leyeron La Hija de Fanny Hill. Harlots está en Prime e I-Tunes por un precio. Quien tiene todos los derechos aquí es Hulu que se los cedió a Fox Premium para la distribución en America Latina. I no lo encuentras. Te pasaré un enlace por Messenger Es en la Tercera (y peor temporada) cuando muere Charlotte. Y también el enlace para que conozcas a Lady W.
Desde FB de Alfonso Velasco Sendra
ResponderEliminarHola lamento no haber intervenido. Tengo poca experiencia en este tema. Vamos Inglaterra parecía Venecia por la gran cantidad de prostitutas que tenía. Es curioso el año pasado leí Fanny Hill de John Cleland (lo reconozco soy un poco libertino). Se hizo un tanto repetitiva y pesada. A parte de que me parecía un contrasentido que se dedicará a describir las relaciones sexuales con tanto detalle, para al final decirle a su hijo. Ahora que sabes mi historia no lo hagas. Se hicieron varias versiones, pero creo que la más famosa es la del 1983 con Shelley Winters y Oliver Reed.
Los problemas las enfermedades venéreas (esto con la sífilis sería lo peor hasta el siglo XX no se encontró un tratamiento efectivo contra ella. A veces era traumático, como se vio en memorias de África había que bañarse en Mercurio), la hipocresía, la falta de libertad, y de higiene. La posible violencia a pesar de los proxenetas. Si había grupos muy extraños (lo digo por la conversación que manteniais antes. Hubo grupos muy raros como la Sociedad de Amigos del Infierno al que pertenecía Wilkes, o los Churchill.
Bueno yo siempre he sido un enemigo de la prostitución y estoy a favor de su abolición. El Partido Socialista va a presentar una ley, pero tengo poca fe en que lo consiga. Además en Andalucia el dinero de los parados se lo gastaron en prostíbulos y en cocaína por lo que no tengo mucha fe en esa ley. Yo recomiendo el maravilloso libro de Maxence van der Meersch "Una esclavitud de nuestro tiempo", ojalá se reeditase por cierto.
Alfonso Velasco Sendra y Pol Ginés No voy a discutir el tema porque si ya tienes una opinion formada no la puedo rebatir, ni tu la mia, y te explico por que. No es algo que yo conozca por fuentes abstractas o estadisticas. Que se escandalicen los que quieran, pero he conocido prostitutas toda mi vida, de todas las clases y en dos paises y son sus historias, sus deventuras, pero tambien sus success stories las que me han dado una perspectiva desde donde no cuelgo estigmas, no las miro ni con desprecio ni con l'astima. Recuerdo la opinion de San Agustin de que son un mal necesario", pero tambien una opcion en momentos de crisis. Yo se lo que es tocar fondo, yo se lo que es pasar hambre, y como me pasó cuando ya estaba muy vieja para montar un negocio con mi cuerpo, puedo entender quien lo haga. Al final como decía mi bisabuelo "todas las mujeres pueden ser putas asi que a tratar a estas ultimas con respeto"y yo lo he visto. La prostitucion siempre va a existir asi o nos hacemos los ciegos como con tantos problemas sociales o las ayudamos a practicar su trabajo con un modico de dignidad.
EliminarDesde FB de Alfonso Velasco Sendra
EliminarMaría Elena Venant Ese es el problema que no veo la manera de acabar con ella. Hombre siempre habrá alguna que le guste ya sea por el sexo, o por el dinero, pero no creo que la mayoría lo haga por vocación o porque le guste
Alfonso Velasco Sendra Ahí estamos de acuerdo. No hay una vocación, pero tampoco la hay para ser basurero o fontanero o especializarse en el tratamiento de las hemorroides y sin embargo que seria de nosotros sin gente que practicase esas profesiones.
EliminarAhora, ha habido cortesanas tan famosas e influyentes que uno se pone a pensar si no habrá tal vocación o ambición. Es como las chicas que se preparan para casarse o ser queridas de millonarios. ¿No es eso una forma de prostitución?
Volviendo al momento histórico de Harlots. ves lo que ganaba una prostituta (y lo que ganaba Londres gracias a su trabajo) y lo que ganaba una criada a la que al final los hombres de a casa donde servían también convertían en un objeto sexual sin los beneficios de la que ejercía la prostitución.
·
María Elena Venant María Elena estás de broma? Sabes lo que gana ahora un fontanero? Ahora creo que es la mejor profesión posible en serio. Como hay tan pocos se forran. De eso trataba Gigi de Colette. Educar a una niña para liarla con un millonario. Depende de cómo sea el marido, si a parte de millonario es buena persona y quiere a su esposa. Es cierto es posible que la prostituta gane dinero, pero no es libre y tener que acostarte con cada desharrapado muchos pervertidos o degenerados aunque no te apetezca. A parte de que hay otra cosa que no hemos considerado las mafias que se dedican a captar inmigrantes y luego les obligan a captarse el pasaje ejerciendo la prostitución. Es posible que con la crisis haya aumentado y haya más españolas, pero generalmente muchas son extranjeras. A parte de qué garantías tenemos que no las va a explotar el chulo o las va a maltratar. A parte de Fanny Hill tenemos el caso de Moll Flanders de Daniel Defoe. Paradójicamente se escribe como si fuera una situación transitoria de la que se quisiera escapar y se escriben en un tono moral, precisamente para concienciarnos de lo mala que es. A parte y habló de Fanny Hill cuando tiene que acostarse con el señor o tener relaciones sadomasoquistas, o BDSM. A parte y ahora vuelvo al presente al caso de España. No puede ser bueno que una sociedad se gaste los cuartos en prostíbulos. Eso no habla bien de la sociedad ni de nuestro país. Además esto sorprende cuando se saca pecho y aunque se ponga el grito en el cielo este país se enorgullezca de lo feminista que es. Cómo es posible que sea posible que lo sea cuando tienes que pagar a alguien para darte placer? No es una prueba de qué uno está sólo y que su vida social es un desastre?
EliminarAlfonso Velasco Sendra Y dale con el prostibulo y con el chulo. Si ya te he dicho que una buena medida es legalizar la prostitucion, tal como lo hacen muchos paise que ya he mencionando, prohibiendo esos factores. pEro sigamos como estan en eSpaña, que no se legalice la prostitucion, quien soy yo para decidir por ustedes. Que sigan muy contentos como estan y a lo mejor asi se acaba la prostitucion. Aqui el fontanero y el basurero ganan mas que los profes universitarios, pero te los ponia de ejenplo de ocupaciones desagradable, sucias, feas pero necesarias. Reitero mi hincapie en lo que San Agustin llamó un mal NECESARIO. Pero ya mejor no seguimos porque solo una mujer sabe que en este mundo muchas hemos tenido que acostarnos con quien no queriamos y ni dinero recibimos a cambio. Sobre si es bueno casarse/acostarse con un millonario si es bueno y guapo. ya quisieramos esa suerte.
EliminarPol Ginés A ver, en mi esquema de prostitucion legal (y no voy a habar de connotaciones morales que en esta sociedad occidental no parecen tener cabida) no entran ni prostibulos, ni tratantes.Ambos estan prohibidos en paises como Chile, Italia e Israel. Asi que no abogo por un modelo como el aleman que le creo a tu artículo no evita abuso. Pero yo veo otro tipo de abusos que surgen con el ejercicio de la prostitucion clandestina que podrian evitarse, regularse y vigilarse, y en cuanto a cosificacion de la mujer, esa es sistematica y no tiene nada que ver con el meretricio, porque al final toda mujer es cosificada en Occidente.
ResponderEliminar