El capítulo dedicado a la despedida de Cristina Yang de “su” hospital, el
Sloan-Grey Memorial, tuvo todo lo que necesitaba para se un digno (y explosivo)
final de temporada que selló la partida de su mejor personaje. Pero también este
episodio, titulado "Fear" (Miedo), dijo adiós a dos residentes, y
presenciamos las crisis de parejas de la protagonista y de las siempre
aproblemadas Callie y Arizona. Pero tal
vez lo mejor han sido los cliffhangers
que nos dejan esperando octubre con ansias.
Tal como a los personajes de la serie, me parecía inconcebible
que Yang se marchara, pero ya Sandra Oh había manifestado su decisión de
alejarse de la serie que la convirtió en estrella. Aun asi, ni Cristina ni sus compañeros,
ni Servidora, estábamos muy seguros de que tomaría ese avión a Zúrich. La misma
serie jugó con nuestros sentimientos haciéndonos creer que la Dra. Yang había
fallecido en la explosión en el Mall que tuvo en vilo al hospital con una
avalancha de heridos, y al país puesto que inicialmente se sospechó que había
sido un atentado terrorista.
Justo Cristina había ido a ese mall y Owen Hunt creyó que la
había perdido para siempre. (Zúrich queda más cerca que el Cielo de los Ateos).
Tremenda actuación de Kevin McKidd que se las arregla para transmitir su
angustia sin dejar de ser el profesional acostumbrado a lidiar con crisis
médicas. Eso si, le contagia su aprensión
a Alex. Todo un espectáculo ver a nuestro cínico en residencia conmoverse al
reencontrarse con Cristina. Por algo ella le deja la mejor recompensa, sus
acciones y un puesto en la junta del hospital.
Tenia un poco de miedo a las despedidas, aunque siempre supe
que Meredith y su “person” se despedirán con un de sus famosos bailes. El
abrazo que Cristina le dio a Bailey fue insuperable, porque ambas doctoras se
caracterizan por ser poco demostrativas. Y me encantó que a último momento Ross
se colara en el equipaje de su mentora. Nunca los vi como pareja y me molestó
que Yang se aprovechara de su subalterno para convertirlo en objeto sexual.
Pero ambos aprendieron algo de ese error, y es que su relación siempre será de
maestra y alumno y no deben separarse.
Mi mayor ansiedad era por la despedida de Yang y su ex marido.
Temía que la hicieran muy cursi o muy fría. Shonda Rimes y su equipo lo solucionaron
brillantemente evitando diálogos, permitiendo que ambos actores utilizaran nada
mas que la mirada y gestos en una
despedida a través de un cristal mientas Owen está en medio de una cirugía. Les
quedó emotiva y preciosa.
Aunque no puedo imaginarme Grey´s Anatomy sin Cristina Yang,
no olvido que hay otros cirujanos que merecen y atrapan nuestra atención. Vamos
a ver donde quedaron.
Mi pareja favorita, Los Avery, fue lo más flojo de la noche.
Estuvo chistoso que la primera persona en el hospital en enterarse de que
Jackson va a ser padre sea su ex Stephanie, pero lo emocionado que estaba él al
asistir a su primer parto sonó un poco artificial. Casi tanto como la nueva
“amistad” entre Catherine y April.
Que April se esconda a llorar en un armario es parte de su personalidad.
Que Catherine Avery se ponga a atender heridos durante una crisis nos recuerda
que es medico. Que nos haga saber que no siempre fue la mujer poderosa que
conocemos, y que alguna vez estuvo expuesta al racismo del Viejo Sur, es una
manera de humanizarla. Pero de ahí a que
consuele maternalmente a su nuera y le diga “sweetheart” sonó totalmente fuera
de carácter. La pragmática y dominante Catherine debería haberle recordado a
April que es una Avery y que los Avery no lloran. Quería mas tensión entre ese
par, no que se solucionara tan rápido el conflicto entre suegra y nuera.
Lo que si me gustó fue ver a April dilatando el momento de
ponerse el delantal anti radiación (no quería exponer a su bebé a rayos X pero
tampoco quería contarle a nadie lo de su embarazo). El modo en que se niega fue
tan abrupto como el modo en que Callie descubre instantáneamente la causa tras
la negativa. Ver a Callie llorar cuando April le muestra la foto de su sonograma,
nos recodó su tragedia. Calíope Ifigenia Torres ha vivido queriendo tener
muchos hijos, y saber que ni ella ni su compañera pueden ser madres es un golpe
terrible.
También me gustó el sutil modo (fue un capítulo lleno de sutilezas) en que Arizona descubre que Callie no se ha resignado a no tener más hijos. Esperemos que lo de la madre sustituta les traiga un rayo de esperanza. Apuesto a que Stephanie será la del vientre de alquiler.
La última osadía de Miranda Bailey (pensar que un día era ella
la que castigaba a los osados) tuvo un final feliz, pero pudo no tenerlo. Tanto
ella como Stephanie pusieron sus carreras en peligro y el niño pudo morir. Me preocupa
ese mensaje de que los médicos pueden/deben decidir sobre la vida de sus
pacientes, y de que en caso de ser el paciente un menor, el facultativo puede/debe
pasar por sobre la decisión de padres y tutores. Eso solo se hace cuando existe
sospecha de abuso, no era este el caso. Ni Bailey ni Stephanie estaban seguras
de que su tratamiento experimental daría el resultado esperado.
Sin embargo, Bailey no se muestra arrepentida. Ni siquiera
el saber que lo que hizo por razones humanitarias la ley lo ve como una
agresión la hace cambiar de actitud. . Por eso me parece justo castigar su arrogancia
destruyendo su sueño de ocupar el sillón que Yang ha dejado vacio en La Junta.
Ver regresar a Leah al hospital de donde fue despedida, sin rencores
ni falsos orgullos, dispuesta a ayudar en un momento en que están colapsados
los servicios médicos, se vio tiernísimo. Casi tanto como el momento preciso en
que comprende que ya está de más y se marcha sin despedidas lacrimógenas ni
reproches.
He dejado para el final a la protagonista. Meredith se pasó
la hora tratando de embarcar a su amiga rumbo a Suiza. Únicamente cuando ya Cristina
estuvo fuera de su vida es que Mer reaccionó y tomó una decisión que aunque a
Derek le parezca egoísta, es la acertada. Ella no se va a mudar. Seattle es su tierra,
donde están sus raíces. El Sloan-Grey
Memorial es su segundo hogar, su casa ancestral puesto que lleva su apellido, el
de su madre y de su hermana. Y eso que Meredith todavía no sabe que tiene otra
hermana trabajando en el mismo hospital.
Muchos dicen que inventarle otra hermana a la Dra. Grey es
telenovelero, por no decir rebuscado. Yo lo encuentro perfectamente plausible.
Una relación clandestina tan longeva y apasionada como la sostenida por Richard
y Ellis Grey por fuerza tiene que haber tenido un desliz en el uso de
anticonceptivos. Aparte que una mujer tan desordenada en su vida sentimental
como lo fue Ellis puede haberse descuidado. No iba abortar puesto que amaba a Richard,
pero tampoco iba a cargar con otra hija, para colmo ilegitima y mulata.
Todo coincide y me encanta la idea de que el Dr. Webber
finalmente tenga una hija biológica. ¿Cómo lo tomará Catherine? En cuanto a Meredith,
no va a ser muy distinto a como fue con Lexi. Frialdad y resentimiento al comienzo,
luego gran cariño. No estoy diciendo que
Maggie sea Lexi. Nunca habrá otra "Little Grey", como nunca mas habrá
otra Cristina, pero Maggie puede ser la nueva “person” en la vida de Meredith.
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