lunes, 25 de diciembre de 2017

¿Fueron amantes Isabel II y Porchey?: Aclarando ambigüedades de “The Crown”


Las dos temporadas de “The Crown” comparten un factor común, la inferencia de que el duque de Edimburgo es un marido infiel. Tal como en la vida real no existen pruebas para enjuiciarlo en ese aspecto, la serie se queda en ambigüedades. Pero, para confundir más al espectador, en el noveno capitulo de la temporada pasada, Peter Morgan embute la hipótesis de que la reina también se cobró con la misma moneda las infidelidades del marido. ¿Hay algo de cierto en eso?

Una de las muchas dudas que quedaron flotando a partir del final de temporada de “The Crown” fue la relación de Isabel II con su palafrenero Lord Porchester (más tarde Conde de Carnarvon). Al menos los celos del Príncipe Consorte parecieran indicar que la amistad entre reina y súbdito iba más allá de lo que exige el decoro. Ahora que ha comenzado una nueva temporada (y Porchey parece ser cosa del pasado) podemos hablar de lo que hay de verdadero, de falso y de exagerado en ese romance.

Se ha hablado que la Reina Isabel está molesta con “The Crown” por sus muchas falencias en lo que se refiere a sucesos reales que han exagerado, o simplemente falseado. No solo ella está enojada con esos errores que afectan su imagen. Y aunque Su Majestad no haga declaraciones públicas, me imagino que las implicaciones sobre su amistad con Lord Carnarvon están arriba de su lista de quejas. Yo creo que el episodio 9 de la Primera Temporada estuvo dedicado a satisfacer chismes que la prensa amarillista regó a fines de los 50s y, tal como esas crónicas escandalosas, lo que vemos en pantalla tiene poco o cero de fundamentos.

¿Qué es lo que se sabe a ciencia cierta?  El matrimonio de Isabel y Felipe atravesó muchos escollos, los peores en la época entre su coronación y el nacimiento del príncipe Andrés (1960). En algún momento, los rumores llegaron a la calle, y las noticias fueron tan estruendosas que la propia reina se vio obligada a hacer declaraciones públicas de que todo iba bien en su casa. Al parecer, y algo Su Majestad le confesó a Harold Macmillan, la fuente de todos sus problemas maritales había sido la negativa a que los hijos del duque llevasen el apellido del padre. De esa confesión surgirían cambios tales como el título de “Príncipe” para Felipe y el permiso para sus hijos apellidarse “Windsor-Mountbatten”.

Poco después, y tras diez años desde el nacimiento de la Princesa Ana, Isabel y Felipe anunciaron que esperaban un tercer bebé. Sabido es que Andrés es el hijo favorito de la reina. Incluso ese cariño abarca a sus hijas a quienes Isabel ha llamado “las mas bonitas de mis nietos” y hasta la madre de las niñas, la incorregible Sarah Ferguson, que, aunque divorciada, sigue gozando del apoyo de su real suegra.
Los Duques de York y sus hijas

El problema es que, en su día, los infaltables difamadores inventaron todo un cuento sórdido alrededor de este embarazo. Se dijo que Felipe no era el padre, inclusive que Andrés había sido concebido antes del Duque regresar de su itinerario de viajes oficiales. Todo totalmente falso. Luego nos sacan fotos del Duque de York y que dizque no se parece en nada a los padres, ni a sus hermanos. En cambio, le encuentran gran parecido con el Conde de Carnarvon. Yo digo que, si quieres encontrarle parecido con alguien, se lo vas a encontrar.


Yo, por ejemplo, si le encuentro a Andrés rasgos Windsor y un parecido con la familia. Pero luego nos salen que Andrés, es bajo, que es gordo, que no se ha quedado calvo como los Mountbatten. Yo creo que el chico “ha abueleado”. No saldría Mountbatten, pero salió Windsor. La fundadora de la casa Saxe-Coburgo-Gotha era una enanita rolliza. Su hijo, el Rey Eduardo VI, tatarabuelo de Andrés, recibía el apodo de “Tum-Tum” por tener un vientre prominente. Y si nos vamos a los Bowes-Lyon, la Queen Mum era bajita (vivía cayéndose por los tacazos que usaba) y gordita. Y vamos que Isabel II no es Brienne de Tarth, siempre se la ha considerado menuda. Pero echándole un ojito al Duque de York yo le veo parecido con la abuela paterna, la Princesa Alicia de Battenberg y sus despreciadas tías Nazis.
El Príncipe Felipe (vestido de marinero) sus padres y sus hermanas

Yo encuentro que Andres se parece a su abuela paterna, Alicia de Grecia.

Si descartamos los parecidos físicos y las posibilidades de que Andrés sea un “hijo del amor”, ¿qué otros factores podrían ligar a la reina y a Lord Porchester en una relación ilícita? The Crown” nos cuenta que la dependencia emocional de Isabel del hombre que manejaba sus caballos de carrera era tal que provocó iracundos celos en el Príncipe Consorte.  Mas encima el libreto de Peter Morgan nos hace creer que Isabel y Porchey tuvieron un romance antes de casarse, que Carnarvon era el prospecto de yerno favorito de la Reina Madre e incluso hacen que la novia oficial y futura Lady Porchester cuestione a su prometido preguntándole si ya la ha superado a “ella”.

Molesta e innecesaria es la escena en que mientras su futura esposa se baña en el cuarto contiguo, Porchey hace una llamada subrepticia a su reina, patrona y amiga. Molesta porque es anacrónica. En esa época, las novias no se bañaban en presencia de los futuros maridos. Todo lo que consigue hacer la escena es presentarnos a Porchey como un ente sexual, lo que lo hace candidato al tálamo real.
Absurdo. En la extensa y bien documentada biografía de la Queen Mum, The Queen Mother, William Shawcross menciona a todos los involucrados en la vida de Elizabeth Bowes-Lyon y su familia. Lord Porchester no aparece ni en una nota al pie de la página. Entonces no podemos hablar de una relación tan intensa con la princesa ni la de ser el yerno soñado de la madre de Isabel.
La Reina y el verdadero Porchey

Es cierto que la reina madre hubiese preferido que sus hijas se casasen con aristócratas del reino, preferiblemente escoceses. Es cierto que Isabel y Porchey se conocieron o en su adolescencia o infancia, pero no pasó de ser otro mas de los pocos conocidos de la futura reina. En una de esas ridículas páginas que busca destruir a la Familia Real tildándolos desde pedófilos hasta satánicos, una “ex dama “de Isabel, por supuesto anónima, describe la relación entre la princesa y Porchey datándola desde su juventud. Dice que Isabel sentía “una fuerte atracción sexual” por Porchey y que ambos solían ir a bailar al Café de Paris antes de ser este local bombardeado durante el Blitz.

A ver, Café de París fue bombardeado en marzo de1941. Para haber ido a bailar ahí, la reina tendría que haber ido al menos el año anterior, cuando ella tenía catorce años y Porchey dieciséis. No los hubieran admitido, y la verdad es que entonces (ojalá ahora) las chicas de catorce, y menos las princesas, no andaban recorriendo antros nocturnos. Porchey en ese tiempo estaba enterrado en una de esas famosas publicó schools inglesas donde era más fácil besarse con el compañero de pupitre que con una chica.

Por otro lado, “The Crown” se esmera en contarnos como los Windsor detestaban la idea de Felipe Mountbatten como yerno debido a su escandalosa familia. No tan escandalosa si la comparamos con la del pobre Porchey. Los Condes de Carnarvon tienen un pedigrí que se remonta al siglo XVIII, pero el más renombrado de sus hijos fue el abuelo de Porchey, el famoso arqueólogo que descubrió la tumba de Tutankamón y murió supuestamente debido a una maldición del joven faraón.
El Conde Carnarvon en Egipto

Cuando no andaba profanando tumbas, Lord Carnarvon se la pasaba en su mansión ancestral el Castillo de Highclere, más conocido por nosotros los “Downties” como la Abadía de Downton. Tal como Lord Grantham, Carrnarvon reparó su castillo con la dote de su mujer, hija (como Cora) de un judío millonario. Aunque el padre de Lady Almina no era estadounidense, si era muy adinerado. Ella era la hija ilegítima de Lord Alfred Rotchild. Con ese apellido sabemos que había para pagar servicio y mantenimiento y hasta comida de perros en el castillo.
El actual Lord Carnarvon, hijo de Porchey, y su esposa frente a Highclere

Sin embargo, a pesar de no tener carencias económicas, de cosechar fama en el mundo de la arqueología, y tener una esposa millonaria, Carnarvon era un individuo muy desagradable, un aficionado a coleccionar fotografías de chicas desnudas, que desahogaba sus instintos mas brutales en su heredero. Eran tales las palizas que le administraba a Henry, padre de Porchey que este fantaseaba constantemente con cometer parricidio. A pesar de que la maldición faraónica eventualmente le proporcionó la deseada orfandad, el pobre Henry quedaría psicológicamente marcado hasta el punto de convertirlo en otro tipo de monstruo.

Aunque Henry se casó con la estadounidense Catherine Terdick, madre de Porchey, pronto se divorciaron debido a las infidelidades del conde. Este volvió a casarse con la actriz alemana , de origen judío, Tilly Losch, pero su pasión era el adulterio. Mas allá de ser un mujeriego, Henry parecía sufrir de satiriasis, o lo que hoy se conoce como “adicción al sexo”. Necesitaba tener relaciones constantemente con diferentes compañeras, fueran matronas de sociedad o criadas. Lo peor, es que, si se le resistían, Henry las violaba. A una pobre victima que llegó a desmayarse la despertó brutalmente lanzándole una jofaina de agua. Digamos que el pobre Porchey no venía de una familia muy sana.

Uff y se me olvidó hablar de Almina, la condesa millonaria. Se consoló de tener un marido que nunca la quiso, con una ristra de amantes, antes y después de enviudar. Hay fuertes rumores de que el padre de Porchey en realidad era hijo del legendario Sir Victor Singh, hijo del Maharajá de Lahore. Se dice que el que no haya facciones exóticas en los descendientes de Almina se debe a que, el abuelo materno de Víctor era alemán.

Para coronar la lista de escándalos, a Almina, quien durante la Primera Guerra Mundial convirtió Highclere en un hospital, le quedaron gustando los asuntos médicos, y por un largo tiempo regentó una clínica de abortos clandestinos. Ósea, la familia Nazi y la mama esquizofrénica de Felipe eran la nada misma comparada con estos bochornos.

Es cierto que Porchey fue el gran amigo y confidente de la reina Isabel. Su muerte coincidió con 9/11. En su discurso sobre las víctimas, la reina mencionó con voz quebrada de llanto que “el precio del amor es el dolor”. Todos supieron que esas palabras eran en referencia Lord Carnarvon cuyo funeral es uno de los pocos sepelios privados a los que su Majestad ha asistido en su vida. ¿Pero vamos a confundir el cariño que se le tiene al mejor amigo con una confesión de infidelidad?

Uno de los detalles mas conmovedores que emergen de una inspección de la vida de Isabel es que (y a diferencia de otras reinas) no tiene amigas.  Margarita dejó de ser su confidente tras la crisis Townsend. A pesar de que la reina siempre ha confiado (por eso no hay que creerse todo lo de la ‘Crown’) en su madre y en su marido, en muchas ocasiones hay cosas que no les puede contar. Entonces es totalmente normal y sano que haya tenido como confidentes a amigos con los que compartía su gran pasión por los caballos como Porchey y Lord Plunkett.

Es cierto que la reina mantenía una línea privada de teléfono con Porchey que los comunicaba directamente . Es cierto que la reina se escapaba al cine sola, en esos años en que su matrimonio estuvo en la cuerda floja, con su caballerizo, pero también es cierto que Lord Porchester era muy unido a la Familia Real y que no apareció de la nada como nos cuenta “The Crown”.


Porchey era parte del Margaret Set. Tenía el joven vizconde una pasión por las tablas y colaboró en varias de las obras que la diligente, pero muy amateur, Princesa Margarita montó en escena, incluyendo la desastrosa adaptación La Rana de Edgard Wallace.

Porchey si pasó un tiempo en América donde conoció a la que sería su esposa, Jean Wallop. La reina fue amiga de la familia y hasta madrina del primogénito. En 1969, Porchey se convirtió en el administrador de las cuadras de Isabel, las dedicadas a los caballos de carera que posee la reina. A pesar de los supuestos celos del Duque de Edimburgo y los rumores, Porchey siguió siendo el confidente de la reina y su familia se llevaba bien con los Windsor.

Los Porchester, y su comadre Isabel II

Lady Carolyn Herbert, única hija mujer de Porchey, fue buena amiga de la Princesa Diana. Entre Koo Stark y Sarah Ferguson, Carolyn se hizo un espacio en la vida del Príncipe Andrés, Hasta se habló de “noviazgo oficial”.  ¿Qué mayor prueba que Andrés no era hijo de Porchey el que ambas familias viesen con buenos ojos su noviazgo con Carolyn?

Voy a detenerme aquí, antes de comenzar a destripar la segunda Temporada de “The Crown”. Como a muchos reseñadores y fans, nos ha dejado con la boca abierta y muy mal sabor, voy a dejar pasar unas semanas antes de volver a enfocarme en la serie del desubicado Peter Morgan. Hasta entonces trataré de entretenerlos con otras impresiones del Period Drama 2017. ¡Feliz Navidad a todos!


4 comentarios:

  1. Andres es demasiado Windsor, se parece mucho a su abela Isabel (Reina Madre) a aparte que en su juventud era el mas guapo seguido de Eduardo, y eso es de familia Windsor :)

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    1. Era guapisimo, de caracter es bien Windsor y en looks yo le encuentro un toque Mountbatten, se parece a su abuela Alicia. Miro la foto de Porchey y no veo ningun parecido. Este Morgan tan calumniador.

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  2. Algunos dicen que los ultimos hijos del matrimonio no son de felipe.

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    1. Bah te respondí y no salió. Se dicen tamtas cosas. Se le adjudicó la paternidad de Eduardo a Lord Plunkett que era gay. Se ha dicho que Felipe es Nazi y su mujer reptiliana. Yo prefiero creer lo que tiene bases sólidas, y todos los hijos de la pareja o se parecen a los Mountbatten o a los Windsor.

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