No es secreto que
la moda es dominada por los eventos que ocurren a su alrededor. Son los sucesos
históricos los que imponen estilos y moldean diseños. Un ejemplo fue el New Look de Christian Dior que
revolucionó la moda de Francia (y del mundo) en los duros años de la posguerra.
Amazon Prime y la BBC han creado en “The Collection”, una visión ficticia de cómo
nació esa moda. En esa serie, el New Look
está vinculado con la Familia Sabine, con sus secretos personales y con la
Segunda Guerra Mundial de la cual emerge una Francia maltratada, avergonzada y
violenta que tal vez no desee ser “feminizada” como pretende hacerlo la
colección de la Casa Sabine.
Aunque todavía no
ha tenido la exposición necesaria (solo se la ha visto completa en Australia,
Rusia, Corea del Sur y en USA tuvimos la suerte que la PBS la presentó en
“Masterpiece” este año) ya “The Collection” tiene sus seguidores. Producida por
Oliver Goldstick, quien también produjera “Petty Little Liars” y “Ugly Betty”,
esta serie no tiene ni el humor juvenil de las mencionadas, a pesar de que tenga lugar en
el mundo de la moda como la versión estadounidense de “Betty, La Fea”. Se trata
aquí de una serie sobria, dramática, adulta y con una sólida base histórica. Si
a algo se la puede comparar es a la icónica “Mad Men”.
Al igual que en
ese homenaje al mundo publicitario useño, “The Collection” se centra en un
personaje ambicioso e implacable, Paul Sabine (Richard Coyle de “The Fall”), el
dueño y diseñador estrella de la nueva y más innovadora casa de modas parisina.
Paul, como Don Draper, gusta desplegar su mayor trofeo una esposa que, como
Betty Draper, es rubia, guapa, refinada, y aparentemente sumisa. La diferencia
es que Helen Sabine (una Mamie Gumer , delicada como figura de porcelana y talentosa
como su madre Meryl Streep) ha aportado al matrimonio prestigio, dinero y
relaciones. Sin hijos, se involucra en el negocio del marido y presiente en que
él no le es fiel y que sus affaires románticos no son lo único que le oculta.
Como Don Draper, Paul Sabine trae a cuestas secretos peligrosos asociados con
guerras y usurpaciones de identidad.
Si Don intentó
siempre esconder sus orígenes y los pocos parientes que le quedaban, el pobre Paul
se ve abrumado por su muy visible familia. La más omnipresente es su madre, Ivette.
Interpretada por Frances de La Tour (ex novia de Hagrid, el de Hogwarts) que
con un maquillaje que recuerda al Guasón de Batman es la imagen perfecta de la cocotte avejentada que solo puede
provocar vergüenza en sus hijos. Sin embargo, Maman es mucho más peligrosa de
lo que parece y eso lo saben Paul y su hermano Claude (Tom Riley, el Leonardo
de “Da Vinci’s Demons”) el hermano menor, el rebelde de la familia.
Gay y antisocial,
Claude vive en un departamentucho desordenado con la única compañía de un
sufrido gato que tiene que soportar un desfile de amantes ocasionales que no
alivian la soledad de su amo. El ultimo es un marinero alemán que ataca a
Claude, le roba lo poco que posee y huye con un secreto que puede destruir a la
recién nacida Maison Sabine. Claude es el genio de la familia, es quien diseña
las maravillas que todos creen han sido fabricadas por Paul.
Ivette cercena la
hidra de un solo mandoble asesinando al marinero y enterrándolo en una especie
de basural en las tierras que rodean su casa en la campiña. Lamentablemente
para los Sabine, ese es el espacio de juegos de Josette, la vecinita que ahí ha
construido su” castillo” con cachivaches descartados, objetos rotos y otros
desperdicios. Claude en una visita se encarga de “diseñarles “ vestidos a los
muñecos de Josette y ahí nos damos cuenta de que el castillo es una metáfora
para Maison Sabine: una ilusión creada en base de retazos, chatarras y seres
reinventados bajo la cual se ocultan crímenes y cadáveres.
“La Colección “es
una coproducción franco-inglesa. Se ha filmado en los legendarios estudios de
Pinewood, en Gales y en escenarios rurales franceses. Resulta un poco gracioso ver a
actores británicos como James “Oso Mormont” Cosmo interpretando a un millonario
galo o al Inspector Foyle encarnando al
modisto Lemaire, ex patrón de Paul Sabine, un retrato velado del gran Lucien
Lelong.
La mayor parte de
la trama tiene lugar en el atelier de los Sabine donde Paul ha conseguido reunir
una cofradía de empleados que, como el patrón,
están buscando olvidar su pasado. Entre
ellos sobresalen Charlotte (Alix Poisson) amante de Paul y su mano derecha; la
jefa de taller, Marianne, (me costó reconocer a Irene Jacobs, ¿tanto tiempo ha pasado
desde “La doble vida de Veronique”?) y la hija de esta última, Nina, la
protagonista de una narración terrorífica disfrazada de cuento de hadas.
Interpretada por
la belga Jenna Thiam (“Les Revenants”) Nina es un personaje clave en “The
Collection”. Al comienzo es nada más que una adolescente desgarbada, una
colegiala que no va a la escuela y que trabaja en el taller de costura. En el
primer episodio descubrimos que Nina acaba de regresar después de pasarse meses en el campo cuidando de una tía enferma.
Obvio que ese cuento archiconocido tiene pañales y ha quedado atrás en un
convento-orfanato al cual Nina no tiene acceso. Digamos que antes de la
revelación de la paternidad del bebé de Nina, yo ya me la imaginaba, pero es
uno de los shocks de esta historia llena de sorpresas.
De la nada, Paul
decide convertir a la modistilla en la estrella de su colección. No solo Nina modelará
los preciosos diseños de Maison Sabine además se convertirá en la musa de Billy
Novak (Max Deacon) el joven periodista estadounidense que, como otros expatriados,
busca fortuna en el Paris de 1947. Sin
embargo, Nina no busca amor ni fama. Ella solo tiene una obsesión, recuperar a su
hijo, una obsesión que puede cambiar la vida de los Sabine.
A pesar de lo
fascinante de esta trama llena de vueltas, lo principal es la historia real
tras de ella que es la historia de la alta costura francesa y del rol que jugó
en los 40, tanto antes como después de La Liberación. Realmente existió una
revolución en la Haute Couture
parisina y tuvo que ver con los altibajos políticos que sacudieron a Francia en
esa década fatídica, pero también con las inevitables guerras de género que
siempre han tenido lugar en un mundo que sirve a mujeres, pero es manejado por
hombres.
Desde el Siglo
XIX que las grandes casas de moda parisinas estaban asociadas a diseñadores
como Worth o Poiret. Fue en los años de la Gran Guerra, que Gabrielle “Coco”
Chanel abría las puertas a las mujeres. Grandes diseñadoras de modas regirían
la moda parisina con nombres hoy icónicos como Jeanne Lanvin, Madeleine
Vionnet, Madame Gres, las italianas Nina Ricci y Elsa Schiaparelli, la belga
Maggy Rouff y por supuesto Chanel.
La Ocupación
alemana transformó la fisonomía de la moda parisina. Chanel se dedicó a colaborar “horizontalmente” con los alemanes, Schiaparelli se marchó a Estados Unidos y Vionnet cerró su casa de modas. La Francia
ocupada sufrió racionamientos y escaseces. Casi no se podían conseguir telas y
las francesas aprendieron a vivir con vestidos simples, cortos, sin adornos, y a renovar guardarropas antiguos. Sin
embargo, la industria de la moda tuvo un boom
en esos años en que nombres famosos como Lucien Lelong, Nina Ricci, Jean Patou
y otros vistieron a las esposas y “amiguitas” de oficiales alemanes y de los
mandamases de Vichy.
Hubo un momento
en que llegaron ordenes de Berlín de trasladar la industria de la moda parisina
a Alemania. Es ahí cuando Lelong se enfrenta a los Nazis y consigue que eso no
ocurra. Un acto valeroso que permite que acabada la guerra no se le acuse de
colaboración, a pesar de que la mayoría de sus clientes eran del alto mando
alemán. Es Lucien Lelong quien sirve de modelo para Lemaire, el mentor y ex
patrón de Paul Sabine. Es quien le recuerda
a su protegido que ahora tiene una medalla entregada por De Gaulle. Sabine no
tiene esa protección.
En 1945 llega el
momento de la venganza y los franceses juzgan, y fusilan a los collabo y rapan a las mujeres que colaboraron
“horizontalmente” con el enemigo. Muchas de esas mujeres han sido clientas de
los más famosos coutouriers cuyos
nombres también son agregados a las listas de traidores. La moda francesa queda
estancada hasta que la sacan a flote un
grupo de jóvenes diseñadores. Su vínculo en común será su juventud, que los
exime de crímenes de guerra, y su homosexualidad. Ellos son el vasco Cristóbal Balenciaga,
Pierre Cardin, y dos pupilos de Lelong (que no era homosexual) Pierre Balmain y
Christian Dior.
Dior será quien
revolucione la moda nivel mundial y él es la inspiración tras los Hermanos
Sabine. Los guionistas dividieron al personaje histórico en dos: Paul,
excelente vendedor y relacionador público, heterosexual y mujeriego, y Claude, retraído,
talentoso y homosexual enclosetado. Estas últimas cualidades las comparte con
Dior quien además sufría del estigma de Paul, aunque en menor medida. Catherine,
la hermana del modisto fue una valerosa resistente y sobreviviente del campo de
concentración de Ravensbruck, pero ese parentesco no conseguiría borrar del
todo el hecho de que Dior, en el taller de su patrón, vestía las mujeres de los
Nazis.
Financiado por
Marcel Boussac, apodado “el Rey del Algodón”, el industrial más acaudalado de Francia,
Christian Dior abriría una casa de moda propia en 1945. En febrero de 1947,
lanzaría a la pasarela su legendario New Look
que cumplía con su eslogan de que todo en “Maison Dior” sería “nuevo”. La ironía
es que como decían en Il Gatopardo, “ para que las cosas sigan iguales hay que cambiarlas”. En
realidad, el New Look era un regreso
al pasado, a un pasado cómodo, sin culpas, pero también retrogrado y
conservador.
La máxima característica
del New Look fue la abundancia de
tela, lo que implicaba un gasto mayor en material. Lo gastado que se reflejaba
en el precio de la prenda, era parte del mérito del producto. Mirando una escena en
que Helene sentada se ve prácticamente sumergida en sus faldas que cubren sus
tacones y se esparcen alrededor de ella como una vela desplegada, noto la
necesidad de exagerar, de demostrar que se puede gastar en tela porque la
economía nacional lo permite.
Aunque los dueños
de la industria textil francesa estaban gozosos con tanta demanda, para la
gente común—desempleada, sin recursos y todavía marcada por una ocupación brutal— el New Look era una afrenta. Efectivamente se
dieron escenas como la de la serie en que Nina es atacada por unas verduleras
que le rompen el vestido.
En USA hubo
clubes de mujeres que se negaban a usar esta moda. En Inglaterra, en solidaridad con su pueblo Isabel II usó sus
cupones para un económico vestido de novia, pero ya en su luna de miel encargó
vestidos de Dior. Es que no había manera de huirle a una moda tan esplendorosa
que a toda mujer hacía sentir como una reina.
Isabel y Margarita, las hermanas modelan a Dior |
La Reina Isabel en The Crown, tambien sigue el "New Look" |
En los 80s hubo
un intento de retornar a ese tipo de vestido con faldas acampanadas. En esta
foto en mi vigésimo quinto cumpleaños luzco un modelo “New Look” en lino color cereza .
Yo y mi hermana la hoy Dra. Janet Sendar. Imaginense nuestras faldas extendidas en un asiento. |
Recuerdo lo que
se sentía al caminar (sobre todo si había brisa) pero también las luchas por
recuperar mi vestido cuando en el transporte público algún distraído se sentaba
en mi inmensa falda y me dejaba atrapada. No era una moda muy cómoda. Pero
todos la usaban, observen el largo de la falda de la Duquesa de York.
Su concuñada La
Princesa Diana fue una gran exponente de este retorno ochentero del New Look.
Algo que “The
Collection” captura maravillosamente es
la atmosfera histórica del Paris de 1947 y como la moda sirve para reflejar un
estado casi en guerra entre la Francia que promueve el New Look, una Francia conservadora, opulenta, burguesa, consumista
que mira al pasado lejano para construir su futuro, y una corriente contraria revolucionaria, frugal,
que quiere remediar e impedir la
repetición de los vicios de un pasado reciente.
La serie nos ofrece esta lucha desde la
perspectiva de Billy Novak quien representa el lado oscuro del estereotipo del “Americano
en Paris”. Muy joven para haber sido marcado por la guerra, Billy está más que
dispuesto a enamorarse de este Paris esplendido encarnado en el envoltorio artificial
de Nina. Por estar cerca de la modelo, el fotógrafo incluso cubrirá los
crímenes de Paul Sabine, pero como le dice otro expatriado: “Paris es un
polvorín a punto de estallar”.
Nos queda saber
si veremos ese conflicto desarrollarse en una ansiada y merecida segunda
temporada de “The Colección”. Entretanto
recomiendo de todo corazón que vean la primera temporada que en Estados Unidos
ha ofrecido la PBS por lo que todavia se puede bajar de Thirteen Passport.
Con este post terminamos de maullar el 2017. Los espero en el 2018. ¡Feliz Año!
Con este post terminamos de maullar el 2017. Los espero en el 2018. ¡Feliz Año!
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