miércoles, 18 de agosto de 2021

Diverso y Woke, el Refrito de “Gossip Girl” no Pasa de Ser un Mediocre Fracaso

 


Un error del Reboot de” Gossip Girl “es insistir en que es una secuela de la otra. La original tenía muchas fallas, muchas locuras escandalosas, pero le sobraba lo que le falta a esta: glamur. Y nunca fue sórdida que es el calificativo que mejor le cuadra a la nueva. Sobre todo, nunca aburrió con una chabacanería que ofende al público (el pensante).  Ni con sus alardes de wokeness, esta “Gossip Girl” puede disimular una historia de mal sabor y mal olor que de pronto, a partir del capítulo cinco, vira de rumbo, retrocede y los personajes dejan de ser quienes creíamos que eran.

A medida que llegaba al final del capítulo mencionado, yo me preguntaba qué estaba viendo. Comprendo que el maestro acosado de pronto se vuelva un villano (y argentino, más encima) ¿pero que su acosador, un pansexual drogadicto y depravado, se convierta en la inocente presa de un pedófilo? ¿Que la idiota de Audrey se pase cuarenta minutos ninguneando egoístamente a su madre y de pronto en medio de una borrachera caiga que es ella es la culpable de sus  desavenencias?  ¿Justo cuando empujó a Kiki al suicidio? ¿Y desde cuando Gossip Girl quiere “ayudar” a sus víctimas?

¿Acaso Joshua Safran y su equipo presentían la lluvia de reproches que les caerían de parte de críticos y espectadores y trató de hacer un pequeño experimento social con el público?  ¿Una especie de sueño como en “Dallas”?  ¿Y se supone que debamos olvidarnos de los cuatro episodios anteriores donde denigraron a los maestros, a los latinos,  y expusieron las falencias de ser criados en un matrimonio gay?



La Fórmula Wharton-Fitzgerald

Todo comenzó con la inepta campaña del mercadeo que precedió a la serie. “Gossip Girl” resucitaba, pero más diversa, mas woke, más actual. Ya con eso sabíamoslos verdaderos fans que esto no iba a resultar. La esencia de “Gossip Girl”, el secreto de su éxito fue hacernos creer en una fantasía antigua que aparentemente ocurría al final de la primera década del siglo XXI, pero que bien pudo tener lugar un siglo antes.

A pesar de estar inspirados por la serie de novelitas juveniles de Ceciliy von Ziegesar, la verdadera madre de GG fue Edith Wharton. Originalmente se pretendía que el triángulo Olenka-Archer-Welland fuese recreado por Serena- Nate-Blair. A medida que los personajes se le escapaban a Joshua Safran de las manos, Blair pasaba a ser propiedad de Chuck Bass y Dan Humphrey adquiría poder, la serie tomaba otro rumbo.

                  Blair y Dan en una adaptación teatral de "The Age  of Innocence"de Edith Wharton

Serena dejó de ser la damisela inocente, pero calumniada de la Nueva York de fin de siecle, para ser una jazz baby a lo Daisy Buchanan con Dan convirtiéndose en la quintaesencia del Gran Gatsby.  Eso hacía que GG se sintiese nostálgica de un mundo que sus espectadores solo conocían de sus clases de literatura.

Tal como la telenovela alcanzó su cúspide promoviendo valores ya obsoletos en el mundo real, GG nos hizo creer que aun en la Era de Internet existía una clase social en el Upper East Side de Manhattan que vivía de acuerdo con códigos antiguos. Otra gran influencia en la serie fue la “Metropolitan” de Whit Stillmann, que, aunque tiene lugar en 1990, huele a baúl antiguo. Stillman siempre ha dicho que el filme fue una búsqueda proustiana de su pasado de la Era Kennedy cuando las fiestas de debutantes y el poder del “Old Money” todavía pesaban.



Hoy, Old Money en Nueva York es la Tribu Trump, que en Gossip Girl estaba representada por los buitres ambiciosos, los nuevos ricos Bass. En esta versión del 2021 ya ni se puede hablar de esa clase ni de valores vetustos. Los nuevos protagonistas son siete chicos muy privilegiados que aun siendo (tres de ellos) de piel oscura reflejan la superioridad que da un poder comprador. Esto es evidente cuando Obie (¿ben Kenobi?), el único del grupo dotado de conciencia social parte a “hacer el bien” con su cómplice Zoya, la chica pobre pero ultra progre que tiene el letrero de BLM como wallpaper de su celular.

Su obra de caridad es hacer abrir a medianoche una tienda de útiles de oficina tipo Staples y comprar kilos de útiles escolares para donar a una escuela pobre. Obvio que tal empresa sería imposible si Obie no poseyera una tarjeta con crédito de múltiples ceros. Y ahí está la primera falla de la tan pregonada wokeness. La caridad es fácil cuando se puede y no duele.

El Nuevo Brat Pack de Constance Billiard

Vamos a pasar revista a los nuevos integrantes del Brat Pack de Constance Billiard que intentan apegarse a los modelos dejados por la anterior e inimitable GG. Tenemos a la Abeja Reina, Julien Calloway; a su novio oficial el Nate Archibald del futuro, el tal Obie; y a sus minions, Luna y Monet. Agreguémosle a Max, el chico malo millonario que quiere ponerse los zapatos de Chuck Bass, y una pareja que a ratos parecen Blair y Nate y otros Polo y la Marquesa Carla de “Elite”.



¿Y dónde dejamos a Dan Humphrey?  Bueno, a veces el Obie cae en sermones Humphrey. Y Zoya es a ratos tan ingenua como Little J, su hermanita modista y a otros nos recuerda a lo más cercano a una woke de color de la GG original, Vanessa Abrams.  Zoya aes la medio hermana de Julien. Como Dan, se siente pez fuera del agua en medio de esta sofisticación ordinaria y adulta a pesar de que el grupo oscila entre los 16 y 17 años.  Zoya, como Jenny, solo tiene catorce. A pesar de su corta edad es súper militante y dada a expresar sus ideas tal como lo hacía Vanessa.

Sin embargo, el dúo Julien-Zoya se aleja de las series juveniles para caer en el modelo de “The Parent Trap”. Julien es hija de padre rico blanco y madre negra. Su madre los abandonó para irse con Nick un negro pobre (ok es un abogado muy decente, pero no es millonario). Zoya y Julien han vivido marcadas por la amargura paterna y la ausencia de una madre que murió prematuramente. Como sus padres se odian, han crecido separadas, pero en su adolescencia y aprovechando las redes sociales, llegan a comunicarse.



Julien tiene una idea para estar más unidas, traerse a la hermanita desde Buffalo hasta Constance Biliard. Para eso la hace aplicar (todo a espalda de los padres) para una beca que Zoya gana. Ya trasladada a Nueva York e ingresada en la escuela, la pequeña descubre que fue su hermana mayor quien arregló todo para que ella obtuviese la beca. Esto enfurece a Zoya que siente que le ha quitado la beca a alguien que la merecer más que ella. A ver,  Cielito, eres negra, de bajos recursos y muy talentosa. Nadie merece esa beca más que tú.



La cosa se complica cuando Zoya descubre que entre los superficiales compinches de la hermana hay un ‘Woke”. Esto la lleva a iniciar una relación con Obie que rompe el corazón de Julien y afecta su imagen de influencer. Julien es antes que todo la reina de Instagram (Twitter es para viejos y para Lin-Manuel Miranda) donde ofrece tips para maquillarse, también es modelo y a ratos va a la escuela. Como dice una maestra “¿Quién quiere ir a la universidad si te pagan por maquillarte en línea?”. Eso aleja más a Julien de la imagen de Blair Waldorf, quien vivía obsesionada con encontrar su lugar en el sol y cuya vida estaba dividida entre su futuro escolástico, su futuro laboral y su futuro matrimonial.

Julián ya tiene un presente exitoso que está a punto de desbaratarse por la llegada de su propia hermana. Zoya es demasiado joven para entender la repercusión de sus actos. Para entender que se ha convertido en una It Girl a una edad en que debería todavía jugar a las muñecas. Se crea un triángulo sosísimo, aunque casto.

Algo que no podemos decir del triángulo Audrey-Max y Aki que más que soso es indigesto. Y si es el tipo de triángulo bisexual que hizo famosa a “Elite”, pero son insoportables. Audrey es esnob, y habla como si le apretasen la nazi. Aki quiere ser sensato, pero está como Poloconfuso sobre su identidad sexual. Y Max quiere comérselos a ambos, aunque también tiene una obsesión con el maestro Rafa Caparro, que es parte de la moraleja Gossip Girl: nunca seas maestro de nenes privilegiados.



Mas Diversa, Mas Actual, Mas Woke

Parte de la wokeness tan cacareada de este mediocre refrito es su diversidad sexual y racial. Para comenzar es dirigida por una canadiense de 25 años llamada Karena Evans y que es negra. De los ocho protagonistas, tres son de origen africano (y Aki es de ascendencia asiática), una de las minions es latina como lo es Rafa Caparro, el objeto de deseo de Max que es blanco, pero bisexual tirando más hacia el lado gay. Aki también quiere explorar su lado homosexual y Julien, la protagonista (interpretada por Jordan Parker, una actriz queer) luce un corte de cabello no-binario, aunque está en una relación hetero y se pasa el primer episodio usando faldas.

Para redondear el cuadro diverso, Rafa Caparro es un maestro gay, y una empleada de administración que sale a menudo es lesbiana, como lo es la minion Monet. Sin embargo, tanta variedad no contenta a muchos. Junto con el Forward nos preguntamos que ha hecho el productor Joshua Safran con todos los judíos del Upper East Side. No aparece ninguno.  ¿Y dónde están los asiáticos? Para colmo, en Refinery29  ha habido un dramón porque ninguno de los actores negros es de piel oscura. Estas medidas de pigmentación ya me recuerdan las paletas de los nazis para revisar cual era el color azul propio de los ojos de un ario.

 Mi mayor ira contra el show es su ataque frontal contra los educadores. A pesar de que Zoya- la única vez que me ha caído bien- intenta explicar a Julien y a su corte que nadie es más mal pagado o ninguneado que un maestro de escuela privada (Lo sabré yo) el cuerpo docente de la Constance Billard está lleno de indeseables. En tres palabras, ellos son Gossip Girl ¡En serio!



Los Maestros Vengativos

En la GG original, con la excepción de Chuck, los alumnos le tenían terror a la administración, a las malas notas, a los reportes negativos que les impidiera ingresar a una Ivy League, de preferencia, a la que habían ido padres y abuelos. Los únicos maestros vulnerables eran los muy jóvenes e inexpertos, como Rachel que se atrevió a enfrentarse a Blair y termino acostándose con Dan.  ¡Tremendas metidas de pata!

                            Blair y Rachel

Eso no ocurre en esta versión woke. Ahora a nadie le interesa ir a la universidad. No se sabe para qué están los maestros. En realidad, son los bufones del alumnado que los mantienen a rayas amenazando con despedirlos. Los padres parecen hacerles caso a sus hijos en eso de darle la bota a los profesores y los despedidos no vuelven a encontrar empleo.

Hace treinta años yo también enseñé en una escuela privada donde la directora cambiaba las notas que yo le asignaba a mis alumnas, y las nenas,  cuando se ponían malcriadas, me amenazaban con sus padres.  Presenté mi renuncia, me largué, una semana más tarde estaba trabajando en un plantel universitario. En esta versión, los docentes no creen tener opciones. La más aterrorizada es Kate Keller, una maestra de inglés,  con ínfulas de escritora, que llega el primer día de clases disfrazada de Serena el día en que regresó a Nueva York. Mas allá de cualquier referencia al original, Kate está faltando al código de vestuario y provoca la bura del estudiantado.



Harta de tanta burla y amenaza, Kate consigue que dos colegas (uno blanco y una hindú) más una empleada de administración (lesbiana) la ayuden a resucitar a Gossip Girl, el único hombre del saco al que los chicos de antaño temían.  El problema es que por muy hartos que estén del estudiantado, esto de acosar alumnos vía medios anónimos, es poco ético y bastante infantil.

Sacarle fotografías, sin permiso, a una nena de catorce años en paños menores es ilegal. Aparte de perder la licencia, pueden ir presos. Por último, Kate se concentra en atacar a Julien y a Zoya que son las únicas alumnas que la estiman. Como pedagogos, Kate y su corte son unas bestias.

Si nos creemos el cuento de que Dan Humphrey era Gossip Girl, hay cosas que no cualquiera puede hacer para manipular desde las redes sociales. Dan estaba motivado por una relación amor-odio por ese mundo al que sometía con sus blasts y sus fotos indiscretas. Los maestros no saben realmente lo que quieren y acaban creando un Monstruo de Frankenstein.



Dan, como adolescente que era, conocía a sus víctimas y su cultura. Era un experto en tecnología, algo en lo que supera a los docentes. Por último, las redes sociales han evolucionado mucho. Pronto Kate es bloqueada,  tras ser acusada de postear mensajes inapropiados. Y hasta es chantajeada por Julien. Agreguémosle que a Kate le gusta Nick, el padre de Zoya, y ya presumimos el lio gordo en que se ha metido.



La Venganza de los Críticos

Es un triste consuelo que este refrito no haya gustado a nadie, ni a los fans del show original ni a los críticos que están divididos entre los que notan como palidece este refrito en comparación a su despampanante fuente de inspiración, y los que simplemente lo consideran un cuento mediocre. Si la serie demuestra que ha fracasado en su wokeness. ¿En qué descuella? Porque de los 219 comentarios de IMDB solo un cuarto son positivos. En popularidad tienen un 5.2. compárenla con el 7.5 de “Elite”

En Rotten Tomatoes solo tiene un 36% de la crítica a su favor. Los críticos de grandes publicaciones han mencionado lo aburrida que es o se han burlado de su “wokeness” como en New York Magazine donde Katheryn van Arendok ha dicho “cree que tiene y que debe haber una revolución, solo que no sabe lo que es una revolución ni contra quien’”  Robert Lloyd de Los Ángeles Times ha sido más burlesco reconociendo que cada vez que los personajes  rugen en contra del “patriarcado” es un reflejo de que los escritores saben que es una palabra que les gusta usar a los adolescentes aunque no sepan lo que significa.

En Salón.com donde son agresivamente pro-diversidad, han notado que meter personajes de color no los hace interesantes, que Obie sufre de sentimientos de culpa propios de ricachones y que, en su afán de demostrar conciencia social, cae en el complejo de Salvador Blanco. Pero mi favorita es Sophie Gilbert en The Atlantic que ha comparado el show a un ‘rodeo de chivos” (glossy goat rodeo) y dice algo que suena a verdad “los verdaderos adolescentes no se reconocerán en estos personajes”.



El público es más duro con frases como “aburrida, no es ingeniosa” y “una tortura ver los dos primeros capítulos”. Y algo que los críticos no han visto, pero nosotros los espectadores sí, es que no es una imitación de “Reina Cotilla” sino de “Elite”, y como dijo un comentarista “Básicamente es Elite con gente fea”. Esa es la mayor de las quejas. No es que no sea GG, es que los actores son feos, trabajan mal, se visten mal. La serie es oscura, mal dirigida, mal editada y, lo peor para mí, los personajes no inspiran nada positivo.

Es triste cuando lo woke se reduce a profesores blancos traicionando a alguien de color, una mocosa de catorce años quejándose de lo “blanco” que es Broadway, y Julien diciéndole a su hermana “la gente como tú no se gana las cosas, las roba”. Aunque era una alusión al padre de Zoya que le robó la esposa al padre de Julien, sonó como el tipo de cosas que los privilegiados dicen de los negros sin recursos.

Peor aún que de los personajes gay, el único que inspira simpatía y respeto sea Rafa Caparro que tiene que aguantar el acoso sexual de un alumno, que el susodicho lo meta en un buen lio cibernético, y más encima tiene que consolarlo y prestarle su sofá como si Max no tuviera dinero para comprarse un hotel donde pasar la noche. Ni saber, casi al final de la serie, que Rafa es un “groomer” ayuda a reinterpretar estas imágenes y eso se debe a la torpeza del libreto.



Es el Tercer Episodio donde uno puede ver claramente las grietas de esta historia. Los maestros son los villanos. En “Gossip Girl” y Elite” eran los padres. ¿Cuándo habrá una serie juvenil donde sean los jóvenes que acepten responsabilidad por sus actos?  Eso si quieren hacer cosas de adultos y ser tratados como tales.

Zoya, la Feminista

Zoya es una Greta de piel oscura, solo que su militancia abarca a Broadway y su feminismo es mitutero. En el capítulo tres, la minion Luna, que es estilista, decide darle un make over a Zoya. La chica la detiene, un make over es antifeminismo. Luna le explica que lo es si el propósito es atraer a un hombre “çis”. O sea si lo haces para sentirte bien tú, no hay problema. Yo también caí en ese cuento una vez.



Zoya convertida en el último grito de la moda 2021 acompaña a Obie a una obra de teatro indie (no voy a sentarme a discutir el motivo por el cual no creo apropiado llevar una niñita a ver una pieza de Jeremy O. Harris que incluye desnudos frontales masculinos). Zoya está tratando de seguir las reglas de Luna, no hablar mucho, no comer nada (a mí también me enseñaron que no debía comer delante de un hombre sino hasta estar casados), pero también está incomoda porque Obie la ha admirado.


              ¿A cual de estas influencers prefieren?

De ahí viene una deducción jalada por los pelos de que la razón por la cual Julien es una influencer es para estar a la altura de Obie, “El Príncipe de Nueva York”. Como el actor que interpreta a dicho “príncipe’ parece tener once años (aunque sus entradas en la frente pronostican pronta calvicie), una se pregunta porque estas hermanas se lo pelean. ¿Por qué Julien ha sacrificado vida e integridad par ser digna compañera de un individuo que tiene más de perro faldero que playboy?  Realmente debieron poner un actor más llamativo.

 Cuando pienso en todas las cosas terribles que Blair hizo por Chuck, y para estar a la altura de Chuck, el supuesto ‘Sacrificio” de Julien es grotesco. Al final, si Blair y Serena y querían ser influencers era por ellas mismas, no por ningún hombre blanco, negro o verde.



Sinceramente, el triángulo Julien-Obie-Zoya me tiene chata y me gustaría hacerles unos pases mágicos para que desaparecieran. Es algo que comparto con la teleaudiencia. Para bien o para mal, lo que da que hablar de esta serie es todo lo que rodea al sleazeball, Max (intraducible pero el epíteto perfecto. Gracias Decider por enchufárselo).

Max, el Favorito del Profesor

Dese el primer día sabemos que Max tiene solo un propósito, vivir su pansexualidad. Eso se traduce en acosar sexualmente a lo que se le cruce por delante, sea su amigo de la infancia Aki, la novia de este, o su maestro de Clásicos, Rafa Caparro. Si se tratase de un acoso heterosexual, ya oiríamos el griterío de la galería progre. Como no lo es, los críticos le echan la culpa a Caparro.


En el episodio 2, con la excusa de poner celoso al profe, Max consiguió un beso francés de Aki. Con Audrey llegó más lejos, pasando una noche juntos que la dejó perpleja, pero deseando más. Los remordimientos no dejan en paz a los tortolitos. Para compensar, Audrey intenta utilizar su nuevo conocimiento en la cama. El pobre Aki no responde muy bien a un “beso negro”. Así, como lo oyen.

¿Eso fue lo que Audrey aprendió con Max?  Disculpen si peco de anticuada, no soy quién para meterme en donde otros eligen meter su hocico, ¿pero anilingulo como solución a problemas de alcoba? ¡Guacala!  Ya llegamos a un límite innecesario y que sobrepasa al soft porn. O sea, no he visto la última temporada de “Elite”, pero no recuerdo que hayan llegado a ese nivel de sexo gráfico.

Hablando de “Elite” recordarán mi malestar cuando se implicó que todos los problemas del pobre Polo eran producto de haber sido criado por una pareja de lesbianas. Ahora descubrimos que Max es hijo de un matrimonio gay compuesto por “Pops” Roy, que lleva su homosexualidad de manera discreta y “Dad” Gideon, un empresario teatral cuyos looks (Inspirados en Jordan Roth) oscilan entre Liberace y Walter Mercado. Aparentemente Gideon no era tan flaming cuando se casó y Roy está un poco incomodo con la “evolución” de su consorte.

                       Gideon es una imitación de Jordan Roth



Max descubre que su padre anda navegando por sitios de citas gay. En vez de preguntarle que pasa o alertar discretamente a Gideon, decide hacer una de sus mugrosas trampas. Utilizando la foto de Rafa Caparro, Max contacta a su padre quien parece interesado en el profesor. Esa noche, en la puesta en escena de “Aaron” de   Jeremy O. Harris, Max pone en marcha un retorcido plan. 

Hace que todos se sienten juntos.  Gideon, reconoce a Rafa de las reuniones de padres y apoderados. Roy también lo reconoce…El único que está en babia es el pobre maestro. Y entonces Max suelta la bomba, sin importarle como humilla y hace daño a su Dad Gideon o que Rafa pueda demandarlo por usurpación de identidad.

Rafa y Gideon se van cada uno por su lado y Roy reprocha a su hijo lo que ha hecho y ahí viene la guinda del pastel. Max cae en un estereotipo de (sorry, pero es el apelativo que merece) de mariquita de comedia barata y añeja. se echa a llorar, cubre a su padre de reproches” ¿Que nos has hecho?”. ¿Se imaginan a Chuck haciendo eso?



No contento con la cagadita que se ha mandado, Max va a encontrarse con Aki y Audrey y  hace público sus escarceos con ambos. Realmente no entendemos cómo puede Rafa Caparros, aguantarlo, tenderle la mano, preocuparse por él, cuando el tipejo es una alimaña.

Mal Actuada, Poco Estética, Mal Narrada

Aparte de un argumento ilógico e irritante, en sus pobres intentos de parecer moderno, el Reboot de Gossip Girl no ofrece méritos artísticos. Las actuaciones son pobres. No sé quién es peor si Thomas Doherty (Max) que parece siempre estar bailando dentro de una pecera o Emily Alyn Lind (Audrey), una marioneta inexpresiva que solo mueve la boca.

El vestuario no ayuda.  Ya sé que las modas cambian. ¿Pero realmente los adolescentes andan con calcetines y sandalias? Ayyy. Yo sé que los jóvenes a veces tienen desastres de guardarropa. Recuerdo a Blair yendo a la escuela con hot pants y pantimedias color rojo bombero, pero un error lo comete cualquiera. Aquí chicos y chicas parecen haber encontrado prendas en un basurero y se las ponen una encima de la otra sin ton ni son.

                       Todos pueden tener un fashion disaster hasta Serena y Blair
                           ¿pero esto?
                              ¿Sandalias con calcetines?

La serie es muy oscura. No solo en las filmaciones nocturnas. Aunque hemos visto, mínimo, una fiesta por capitulo, no he sentido el deseo de entrar a esos antros, soirees de recaudación de fondos y ciertamente ni loca iría a ver una pieza de O. Harris. Es un mundo tan sin glamur, tan sin.. todo.  Son minimalistas hasta para contar cuentos.

En seis capítulos hemos visto todo tipo de situaciones sexuales, tres involucrando a Audrey y a Aki, en dos de ellas los hemos visto totalmente desnudos.  Hemos visto varias escenas de Max acosando a Rafa, en dos Rafa está desnudo, en una Max también lo está y hemos visto a Max y Aki (ambos desnudos) besándose. Lo interesante es que cuando Max pasa la noche con Audrey no se molestan en mostrárnoslo. Lo entiendo. La idea es que Max a pesar de su pansexualidad va a ser un icono gay por lo que sus aventuras en la heterosexualidad son nada más que incidentes marginales.



Sin embargo, hay otra escena importante que también ocultan. Cuando Max, drogado y lloroso, se arrastra hasta la puerta de Rafa a contarle que su Pops Roy lo rechazó, nos sentimos frustrados. ¿Una escena tan trascendente y no se molestan en filmarla? Además, Rafa arregló un encuentro con ambos padres. ¿Qué paso con Gideon? ¿También rechazó a su hijo biológico? Estoy casi por coincidir con The AV Club, que todo es un despreciable truco de Max para provocar la lástima y derribar los escrúpulos de su maestro, pero si no lo fuera tendríamos un grave problema de exposición indeseada. Los personajes se encargan de “contarnos’ sucesos que cambian la vida de estos.

Los Falsos Mensajes Woke

Como muchos, considere el capítulo 4 como la mejor entrega hasta la fecha. Aunque lleno de controversia, fue la primera vez que vinos a los personajes preocuparse por el bienestar de terceros y el mensaje final de Julien fue emotivo. Yo siempre voy a apoyar a quien declare la guerra al bullying, una enfermedad que se ha vuelto pandemia y que afecta a todos los géneros, edades y colores.

Pero precisamente porque las promesas de Julien son tan frágiles (tal como ‘No volveré a maquillarme”) y que esa fragilidad nace de la contradictoria y endeble ideología que gobierna esta serie, que el mensaje no tiene valor.  No se puede batallar contra el bullying si todos los personajes de la serie lo son desde la esnob Audrey hasta Max, el depredador sexual “depredado”.



Lo son Luna y Monet, lo son sus padres que acosan y aplastan a la administración. Los maestros cansados del bullying de padres y alumnos se convirtieron en una gran bully llamada Gossip Girl. Si Zoya se uniera a Milo Sparks pueden poner una compañía de asesoría de bulíes. “Gossip Girl”, la única e inimitable, fue fundada en el concepto más puro del bullying. Con ese mensaje de Julien, Joshua Safran parece burlarse de nuestra credulidad, pero no es la única vez que lo hace.

El cuarto capítulo es cuando se consuma la relación de Max y Rafa. El público está dividido entre los que los shipean y los que acusan a Rafa de pedófilo. No estoy en ninguno de esos extremos. Para mi esta relación es otro ejemplo de lo peligroso que es ser maestro en estos tugurios que pasan por escuelas élite.

En el penúltimo capítulo Rafa es expuesto: ya antes ha tenido sexo con otros estudiantes. Eso no quita que Max sea un Stalker que no deja al Profesor Caparros ni ir tranquilo al sauna. lo persigue, lo manosea, le grita ‘fuck me” de una manera que si fuera mujer me daría vergüenza ajena.  En el último capítulo, Rafa comenta que Max es su “fellow Conquistador”. En inglés eso no pasa de una comparación histórica. En castellano (idioma de Rafa), adquiere otro significado. Max es una variación moderna del mujeriego que acumula “conquistas”. Es, al final, un legado patriarcal.



Si Rafa no hubiese sido un “Conquistador” qué pudo hacer para defenderse de los intentos de Max de conquistarlo. ¿Golpearlo?  Iría a la cárcel. ¿Acusarlo con sus papás? Ya vimos que Roy se ha desentendido de su hijo y Gideon está encantado con el monstruito que ha creado. ¿Quejarse con las autoridades del colegio? No me hagan reír. Su única salida, y ya la perdió fue haberlo denunciado por haber usurpado su identidad para crear un perfil en un sitio de citas gay.

Sin embargo, Joshua Safran hace leña con su profe caído defendiéndose de cualquier acusación de que glorifica este tipo de relación. “No debemos sentirnos mal por Rafa” dice agregando que lo ocurrido, desde el punto de vista del profesor fue “morally wrong”. ¿Desde cuándo los titiriteros van adjudicándoles culpas a sus marionetas?  ¿Quien es él para hablar de moralidad si ha creado un retablo de personajes amorales, de la edad, color y orientación que sean. donde los únicos que merecen el calificativo de seres humanos , y un mínimo de respeto,  son los pobres padres de Julien y Zoya?

Inclusive, aunque me encantó ver cuánto ha crecido el bebé Milo (el hijo de Georgina Sparks), su aparición,  que en una comedia negra como lo fue la” Gossip Girl” original seria jocosa, en una serie que se precia de su ‘conciencia social” equivale a abuso infantil. Realmente siento lastima por los promotores de la “wokeness” si sus embajadores son Joshua Safran y la HBO. (Abajo, videos que muestran como ha crecido Milo en 10 años)




En el quinto y muy estrambótico capitulo, dos chicas ganan un concurso de Halloween disfrazadas de Blair y Serena. No solo no se parecen físicamente, sino que el look  es totalmente diferente  a comoe Blair y Serena lucirían. Esa en capsula es la verdad sobre este desafortunado Reboot. De “Gossip Girl” solo tiene el nombre y milieu, y su interpretación de la esencia de la original, woke o no, es totalmente errada.


                         No, no se parecen


El capítulo final es tan insufrible como el resto de la historia. Descubrimos que Max sabe cocinar, que la mamá de Aki es de origen asiático, que Luna es la única de ese grupo que merece un empleo (hagan un spinoff de sus aventuras como asesora de influencers) y que tanto Gossip Girl como sus víctimas son iguales de inútiles, pesados y poco interesantes. Admiro a quien quiera ver la segunda parte y espero que no haya segunda temporada.

 

6 comentarios:

  1. Desde FB de Rafael Ochoteco
    De todo lo que he leíido y me has comentado sobre esta serie, lo más peligroso que veo, como maestro, es que se nos ponga como los villanos. Quien se dedica a la educación sabe que hay muchos estudios y licencias, que lograr para pararte frente a un grupo, y que a principios de la pandemia fuimos héroes pero en el otoño pasado ya éramos "los malos" y "los vagos" del cuento... Esta serie NO le hace ningún favor al profesorado. Yo trabajé en una escuela élite en México, y nada que ver con lo que explicas aquí. A veces algunos estudiantes eran pesados y en especial los padres, pero la administración nunca llegaba a cambiar notas (al menos). De verdad NO me llama la atención, ni siquiera por el morbo que pudiera causar. Ni eso. Simplemente me parece un invento ridículo, y sobre todo, peligroso, poner a los maestros/as como los villanos, poner a los padres como blandengues y estúpidos, y poner a la muchachería privilegiada como las vícticas de la sociedad y "el patriarcado". Palabra muy dominguera en la boca de la juventud hoy día. Buen artículo. ¡BESOTES!

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  2. Para Rafael Ochoteco Hola, gracias por responder. ¿Te fijaste que no puse ninguno de los videos cochinones? Me contaron que en Europa te cierran el blog si pones cosas atrevidas”.
    Achh, que puedo decir. El insulto al profesorado es anormal, pero que hay escuelas donde mandan los padres y que hay alumnos que consiguen que expulsen a maestros con calumnias, eso es de ayer y hoy. Lo he visto aquí y en Chile, en escuelas privadas, elite o no. Y ya vimos como Danna Paola chantajeo hasta que expulsaron al (único) maestro en la primera temporada de Elite.
    Lo que no entiendo es porque los maestros no se van, no me creo el “nadie nos va a dar empleo”, por eso esa excusa para armar ese tremendo lio que en la vida real les costaría cárcel y licencia es inexplicable.
    Yo los he visto a ustedes trabajar como burros en pandemia y que una serie (que por suerte no ven los chicos) ls de una mala imagen no hace ese empleo mas fácil. Y al final son los maestros los que les quitan de las manos a los padres a los molestos hijos.
    No sé por que SAfran y su equipo le tienen tanto odio a los docentes. Al menos, lo de Rafa y Max, Safran dijo que era el “único tabú” que no se hubiese incluido en la anterior. Olvidadizo. Además de la relación Rachel-Dan, Serena tuvo amores con dos maestros, uno fue a la cárcel, el otro tuvo que renunciar a su puesto en Columbia. Pero convertir a maestros enojados en stalkers, bullies anónimos, y gente solapada. Solo porque son blancos. A lo mejor Safran se refería a una relación homosexual entre alumno y profe, pero le quedó peor. El villano es latino y ponen mal a los gays.
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  3. Dsde FB de Alfonso Velasco Sendra
    María Elena Venant Es que mi padre ya me previene contra los profesores que se acuestan con sus alumnos lo digo por una de las subtramas de la serie. En cuanto el Safray ese hablando de moralidad es como el zorro poniéndose a vigilar a las gallinas.

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    1. ParaAlfonso Velasco Sendra Tu papá tiene razón. En estos tiempos ese tipo de relación es muy peligrosa y desubicada. Pero si uno mira el siglo XIX, en areas rurales, el maestro de escuela siempre acababa (hablo de la Frontera de USA) casado con una ex alumna. Y no muy antaño, en un programa de posgrado, de siete catedraticos varones que teniamos, cuatro estaban casados con ex alumnas. Como se explica ese tipo de relacion?

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    2. Desde FB de Alfonso Velasco Sendra
      María Elena Venant Bueno mi padre se casó con mi madre que era secretaria del negociado

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    3. Para Alfonso Velasco Sendra Y el presidente de Francia está casado con su maestra de secundaria. Pero mas en serio, si la escuela , y mas la universidad, es un espacio cerrado donde se pasa casi todo el tiempo es normal encontrar pareja alli, los maestros se cssan con colegas o con gente que trabaja en la escuela, hasta con las madres de alumnos. Y hay casos de matrimonios con ex alumnas. El enfasis deberia er en "ex"pero hasta eso se ve mal aqui ahora.

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