Este julio, en su
cuota de dramas de época, además del insufrible “Der Uberlaufer”, MHZ
Choice nos trajo un telefilme francés y una miniserie italiana. Ambas giran en
torno a monstruos del cine internacional, la francesa Arletty y la italiana
Sophia Loren.
Arletty es una de
las más grandes actrices del cine francés. Solo superada por Catherine Deneuve,
y eso porque la Deneuve ha tenido una carrera más larga y libre de conflictos. Bueno, en el 2015 se enfrentó a las MeToo. ¡Hurra,
Madame Deneuve!
La carrera de Arletty
es más recordada por la controversia que por su talento. Fue la única estrella
de cine que fue enjuiciada por colaboración con el invasor. ¿En qué consistió
esa colaboración? En un tórrido romance con un comandante de la Luftwaffe.
Arletty nació
bajo el nombre de Leontine Bathiat en Auvernia. Aunque hija de una familia de
clase media tuvo una buena educación y cuidados médicos para un problema
pulmonar. Esto acabó cuando el padre murió en el 1916. Esta tragedia que finalizó
la educación de Leontine quien estudiaba secretariado, vino acoplada con otra mayor. A los 18 años, en
la Primera Guerra Mundial, Leontine perdió a su prometido, , a quien siempre
llamaría “Cielo”(por el color de sus ojos). La muerte del amor de su vida la
empujó a hacer un juramento: nunca se casaría.
Después se hablaría
de que también había hecho votos de que nunca tendría un hijo que fuese soldado.
Muchos han usado este juramento para explicar los abortos de la diva. eso es
infantil. Si Arletty abortó (al memos se le conocen dos terminaciones de
embarazo) es porque hijos y familia obstaculizarían su carrera y no formaban
parte de su plan de vida.
De Leontine a
Arletty, Gloria del Cine
El juramento, no indica
que Leontine vivirá en castidad. Un año después de la muerte del padre, Arletty
es la querida del banquero judío George Levie quien la lleva a conocer los
círculos más altos de la sociedad francesa. Acabada la relación, habrá otros
hombres. Pero, aunque Arletty bromee que en otros siglos hubiese sido una gran
cortesana, tiene otros planes laborales. Modela para artistas como Marie
Laurencin y Matisse, y para la casa de modas de Poiret. Toma clases de piano
con Alfred Cortot y de canto.
Cuando ingresa al
music hall, cambia su nombre por el de “Arletty”. De las revistas musicales
pasa al teatro serio y en 1930 entra al mundo del cine, pero no se hará
conocida hasta su rol de la prostituta Raymonde en “Hotel du Nord” de Marcel
Carne (1938). Para esa época, Arletty mantiene amores con el príncipe georgiano
Alexis Mdivani. Queda embarazada y aborta. Su relación con Marcel Carne la
convertirá en una estrella amada por toda Francia. En 1939 filma bajo las órdenes
de Carne,” Al despertar el día”, y en 1942, en la Francia Ocupada, “Los visitantes de la noche”.
Estos filmes
convierten a Arletty en la “Gloria nacional” de; cine francés, en un símbolo
sexual y eso que no es canónicamente guapa. Además, cultiva un aura vulgar,
habla en jerga de clase baja con muchas palabrotas. Eso la hace más cercana y
atractiva sobre todo para un juez militar de la Luftwaffe llamado Hans Jurgen
Soehring a quien Arletty es presentada
por Josee Laval, la primera dama (no oficial) de la Francia de Vichy. Esto
tiene lugar en la Opera en 1941.
Es que Arletty,
aunque se ha rehusado a viajar a Alemania a hacer filmes para los nazis, es parte
de Le Tout Paris. Y es consenso en autores-historiadores— desde
Sanche de Gramont hasta Anne Sebba— Le Tout Paris era colaboracionista total.
Biche y su
Fauno
Por alguna razón,
el filme inicia en 1943, situando en ese
año el primer encuentro entre la diva y su oficial. Ahora el encuentro tiene lugar en una fiesta
en Niza donde Carné y su equipo están filmando “Los Niños del Paraíso”, cuarta
colaboración del director y Arletty, un filme considerado como la máxima obra
del cine galo. (abajo escenas del filme csobre la filmacion de "Los niños del Paraiso"
La fiesta es
ofrecida por Josee Laval quien da un discurso en el que alaba la colaboración
franco-germana, sobre todo en el mundo
del cine. Hace que traigan el pastel y descubrimos que la fiesta honra el
cumpleaños #45 de Arletty (Laetitia Costa) . Con el pastel llegan dos oficiales
alemanes uno de ellos es Hans Jürgen (Ken Dukens) quien queda embelesado ante
Arletty. “Ahora sabe mi edad” comenta la actriz. “No he contado las velas”
responde él galantemente.
Como dirá más
adelante en su memoria La Defensa, Arletty se muestra indiferente ante
los galanteos del oficial. No ha venido sola, la acompaña su amante oficial, la
Duquesa D’Harcourt. Poetiza publicada, adicta al opio y casada con un miembro
de la más rancia nobleza francesa, Antoinette ama apasionada y posesivamente a Arletty.
No permitirá que ningún Boche (apodo despectivo de los alemanes) le
quite a su mujer. Se atreve a besar sin inhibiciones a Arletty ante el oficial
que la galantea.
Esto no cohíbe a Soehring
que antes de despedirse le pregunta al objeto de su adoración cuál es su gran sueño.
“El de toda jovencita” responde Arletty “que llegue un príncipe en su corcel a
raptarme”. A la mañana siguiente, Hans-Jürgen irrumpe en la suite del hotel de Arletty
y la lleva a su ventana para mostrarle su caballo que ha dejado abajo. Salen en
una cabalgata impetuosa por la playa. Ahí comienza una gran y legendaria
pasión.
La llamo pasión
porque no creo que fuese amor, al menos no de parte de ella. Tampoco fue
oportunismo. En 1943, ya no daba caché tener un amante alemán. es cierto que el
aura poderosa de Soehring que era juez militar de la Lutwaffe y protegido de Göring
puede haber jugado un papel. Lo cierto es que el atractivo, educación, y finesa
de Soehring ganaron a la actriz, tanto como el hecho de ser él diez años menor
que ella. Ella lo apodará “Fauno” El la llamará “Biche”(venadita).
Arletty y su Fauno en la vida real.
Mi Corazón es Francés,
mi Culo es Internacional
El romance,
publico e intenso, se traslada de la Riviera a Paris. Arletty no teme a las
habladurías ni siquiera a los reproches de Antoinette y de su criada-cuñada (se
supone que es hermana de Cielo) que le recuerdan que Soehring es el enemigo.
Ahí entra en juego a famosa frase de Arletty para excusar esta pasión “Mi
corazón es francés, mi culo es internacional”.
Los celos de
Antoinette se vuelven insoportables. Le
impone un ultimátum a su amante, ella o él. Arletty escoge a Soehring. El Fauno
no es tonto y hace que la Gestapo investigue a la Duquesa. Así descubre que
Antoinette es parte de la Resistencia. También descubre que la Resistencia
tiene una lista de traidores para ser ejecutados cuando la guerra acabe. El
nombre de Arletty está incluido.
Hans Jürgen hace
un trato con su rival. El la protegerá a cambio de que ella proteja a Arletty
cuando llegue el momento de hacerlo. ¿Será verdad esto? Lo de la lista es cierto y Antoinette era
resistente, pero no sabemos si tal arreglo existió.
Arletty y Soehring continúan su amou fou
tan despreocupadamente que da frutos. Arletty aborta sin consultarlo con su Fauno.
Su excusa, en el filme, es que Hans no ha saltado de contento al saberse
futuro padre. No me lo creo.
Una mujer de 45 años
que queda encinta (en ese entonces no se sabía que tener hijos a esa edad era
peligroso) ,es, como
lo llama el ginecólogo, un milagro de la
naturaleza. Una mujer que está locamente enamorada del padre de su bebé, y que tiene un reloj biológico que no da paz con
su tictac, no aborta si no tiene una razón de peso. Esa es la que da Soehring
en la película. Arletty no quiere estorbos en su vida. No necesita ni de marido
ni de hijos. Es muy simple. Como mujeres modernas la entendemos. Sin embargo,
el romanticismo del filme busca excusarla.
Tenemos esa escena
emotiva de ella filmando “Les Enfants de Paradis”, en la que un niño le
pregunta si tiene hijos y a ella se le humedecen los ojos. Tenemos a la niñita judía a la que oculta con la complicidad de
Hans. Esto no está en su biografía. Aunque si es cierto que acompañó a Sacha
Guitry a convencer a los alemanes de soltar al escritor Tristán Bernard del
campo de Drancy, no sabemos que haya hecho nada más a favor de los judíos ni de
nadie en peligro de arresto de los nazis. Eso incluye a Antoinette.
Uno de los
momentos más épicos del filme es cuando Antoinette es arrestada y torturada en
la prisión de Fresnes. Arletty corre en busca de Hans-Jürgen y le suplica
“Nunca te he pedido nada. ¡Sálvala! “algo que el oficial hace. Triste, pero
este relato es apócrifo.
Antoinette fue
arrestada y estuvo diez meses en prisión. Para sorpresa de todos sus conocidos,
Arletty no levantó ni un dedo para liberarla. Mal podría haber acudido a Hans
Jurgen Soehring si este había sido degradado y enviado al frente de batalla. Después
de participar en la batalla de Monte Cassino fue trasladado a Polonia. El filme
nos dice que fue un castigo por su relación con Arletty, tengo mis dudas. Para
el ’45 estaba en Berlín de nuevo como juez encargado de preparar un dossier
sobre el comité de la Alemania Libre, una organización formada en la Unión
Soviética por prisioneros de guerra alemanes.
La Mujer más Evitada
de Francia
Entretanto, Paris
es liberado. Arletty es arrestada y enjuiciada. Se la condena a 18 meses de
cárcel . Pasa los primeros meses en Drancy, otros en Fresnes, pero la mayor
parte de su sentencia la cumplirá bajo arresto domiciliario en un castillo de
unos amigos. Aun así, es despreciada por muchos que una vez la adularon. “De
ser la mujer más invitada en Francia” dirá “pase a ser la más evitada”. Su argumento
durante su juicio es “Si no querían que me acostara con los alemanes, no
debieron dejarlos pasar”.
En todo este
tiempo, las cartas entre Hans y Arletty son casi diarias. En la navidad de
1946, la diva por fin puede reunirse con su amante en Baviera. Las cosas no son
fáciles para ninguno de los dos. Aunque
Soehring dirá que nunca fue miembro del Partido, era imposible practicar la abogacía en el
Tercer Reich sin serlo. No hay trabajo para un ex nazi en la nueva Alemania.
Arletty convence
a su Fauno de escribir. Así, Soehring formará parte del Gruppe47,
publica una novela Casa Ducal, y una colección de relatos. También
traducirá al alemán la obra de otro aviador estigmatizado, Charles Lindbergh.
Aunque sabe que
ya no pueden formar una familia, Soehring quiere casarse con su Biche, ella le
recuerda su juramento. Podrán vivir en una casa que ha comprado en Bretaña,
pero nunca se casarán. La correspondencia se vuelve menos copiosa. Hans-Jürgen
ha conocido en Múnich a Hanni una joven estudiante. En 1949 se casarán, tendrán
dos hijos. Aun así, el mantiene su amistad con Arletty. En 1954, Hans es
aceptado en el servicio diplomático de la Alemania Democrática. Será Arletty
quien lo acompañe a comprar su guardarropa cuando es nombrado cónsul en Ruanda.
Tras años en África,
Hans-Jürgen es nombrado embajador en el Congo. Una tarde, tras un picnic
familiar, nadando con su hijo mayor en el río Congo, el Embajador Soehring
desaparece. Nunca encuentran su cuerpo, solo su sombrero de paja. Se cree que
fue devorado por los cocodrilos.
Cuando Arletty
recibe la noticia la escribe con tinta roja en su diario. Apenas puede va a
Alemania a reunirse con la viuda e hijos de su Fauno. En el telefilme, Hanni le
entrega a Arletty sus cartas que Hans-Jürgen había conservado. ¿Será cierto? La correspondencia de ambos pasó a manos de
una coleccionista suiza que las hizo publicar en esta década
pasada.
Un Amor
Culpable
Llegamos al subtitulo
“Un amor culpable”. ¿De que fueron culpables Hans Jürgen Soehring y su venadita?
Aunque siempre lo negó, El Fauno si fue
miembro del Partido Nazi. Fue asesor legal de la Legión Condor y juez militar y
protegido de Göring, pero los hubo peores en Alemania y a sus mujeres no las
castigaron.
Ser amante de un
invasor se convirtió en moda durante la ocupación entre las actrices desde Cecile
Sorel, Gran Dame de la Comedie Francaise hasta Danielle Darrieux. Aunque
sabemos que la pobre Darrieux todo lo hizo para sacar a su ingrato y canallita
amante, Porfirio Rubirosa, de un
campo de detención nazi. Con su humor ácido, Arletty decía que las actrices
emparejadas con alemanes “deberíamos formar un sindicato”.
A diferencia de
Darrieux, Arletty nunca hizo filmes para los alemanes. Su mayor pecado según L’Humanite fue atiborrarse de buena comida mientras Francia
pasaba hambre, pero otras lo hicieron y no sufrieron escarnio público por eso.
Arletty no era nazi como Corinne Luchaire, un sex symbol del cine galo que tuvo
una hija con un oficial de la Luftwaffe y fue condenada a la indignidad
nacional. Ni fue agente de la Gestapo como Coco Chanel que fue amante de un espía alemán y apenas estuvo
un día en la cárcel.
La carrera de Arletty
nunca se recuperó. Siguió en el teatro y no se le conoció amante después de su Fauno.
Murió pobre y ciega en 1994. Es una lástima que una loca pasión a haya hecho
caer en el olvido por décadas.
En mi mensaje mensual
de MHz Choice recibí aviso de que a fines de julio podría ver la miniserie
italiana “Mi casa está llena de espejos” basada en las memorias de Maria Scicolone.
Si no saben quién es ella, se trata de la hermana menor de Sofia Loren y
obviamente sus memorias giran en torno a La Diva y a su madre la formidable Romilda.
Pero mi interés en María es que vivió a la sombra de estas mujeres dominantes y
solo conquistó un poco de libertad al casase a los 23 años.
Su elección de
marido coloca a María en el bando de Arletty puesto que fue esposa del músico Romano Mussolini, cuarto hijo de Il Duce. Para su boda en 1962, Italia todavía no se recuperaba de los errores
y horrores del fascismo. ¿Fue Maria públicamente vilipendiada como Arletty? ¿Tuvo que pagar por apellidarse Mussolini?
Un Personaje
Periférico
Mi primera
impresión de “Mi casa está llena de espejos” es que ya la había visto, al menos
un capítulo por la Rai en Chile. Sofia
Loren vuelve, como en “The Story of Sofia Loren”, a interpretarse a sí misma (de
adulta) y a Romilda su madre. Debido a que la primera hora cubre cosas ya dichas
en “La historia de Sofia Loren” la serie pasa rápidamente por los años del
fascismo y la Segunda Guerra Mundial y se concentra en la carrera de Sofia.
Esto ya es un
desacierto porque la obra original es una autobiografía por lo tanto el enfoque
debería ser en la autora, pero Maria no pasa de ser un personaje periférico. Ni
siquiera se les ocurre ponerla como voz narradora. Tampoco es que La Loren sea
el foco central del cuento. Al parecer han querido contar la historia de Romilda
Villani, la madre.
La serie comienza
a mediares, en 1960. En Roma, Sofia y su marido Carlo Ponti reciben una llamada
trasatlántica de Cary Grant. Sofia ha ganado un Oscar, la primera vez que lo
gana una actriz extranjera, por “Dos Mujeres”, un filme que no es de habla
inglesa. El momento no se centra en la ganadora sino en su madre que piensa
nostálgicamente que ha esperado 30 años este momento.
De ahí nos vamos a
un largo racconto. Romilda, hija de familia obrera de Pozzuoli, un pueblito
cerca de Nápoles, gana un concurso de chicas parecidas a Greta Garbo. El premio
es un viaje a Hollywood y la oportunidad de convertirse en actriz. Los padres
de Romilda le prohíben viajar. Para consolarla la mandan a Roma a estar con una
prima. Ahí Romilda conoce a RIccardo Scicolone, un estudiante de ingeniería de
familia acomodada.
Inician un
romance, pero para cuando nace Sofia, Romilda está clara que ni Ricardo ni su
familia la toman en serio. Retorna a su pueblo. Aunque sus padres y sus vecinos
la reciben con cariño, a Romilda la humilla su condición de madre soltera. Para
velar por su hija, Romilda regresa con Scicolone y lo convence de legitimar a
Sofia, pero Riccardo insiste en no casarse ni siquiera cuando su amante le
revela que esperan otro hijo. Creyendo que ha sido una trampa de Romilda, por dos
décadas, Riccardo se negará a reconocer a Maria, incluso a conocerla.
Esa se volverá la
obsesión de Romilda, obligar a su amante a reconocer la paternidad de su hija
menor y convertir a la mayor en la estrella de cine que ella no pudo ser. Esos son los temas de la miniserie y también
su debilidad, porque poco tiene de la autobiografía. Incluso el titulo solo se
menciona una vez. Debió haberse llamado “Romilda” porque comienza y acaba con
la madre de María. Se entiende que es un proyecto para lucir a la joya del cine
italiano, pero para quienes leyeron Mi casa está llena de espejos, la
serie limitada es una desilusión.
Un día, cuando
Maria es todavía una niña, la casa se transforma. Los abuelos se preparan como
si fueran a recibir un rey. Ricardo
Scicolone ha avisado que vendrá visitar a Sofia. Romilda cree que viene a
pedirle matrimonio. Para no molestarlo, hace que Maria se encierre en su cuarto
. La niña conocerá al padre solo por el ojo de la cerradura. Todo es para nada.
El infame ha venido a avisarles que se ha casado, que siempre velará por Sofia,
pero jamás reconocerá a María.
La primera hora y
media relata los esfuerzos de Romilda para abrirle paso a Sofia en el mundo del
cine. Mientras ellas pasan penurias en Roma, en Pozzuoli , Maria crece
tranquila al amparo de los abuelos y la tía Dora que la quieren. Todos la
quieren en el pueblo. Sin embargo, la niña, pronta a ser adolescente, extraña a la madre. Finalmente, se la llevan a
Roma. Es allá donde Maria exige conocer a su padre. Le inventan a Riccardo que
Sofia necesita verlo. Cuando Scicolone descubre la estratagema, se porta
groseramente y se niega a estrechar la mano de su hija menor.
Romilda negocia
un buen contrato para Sofia en las fotonovelas. Con el dinero se compran un
departamento. Pero Sofia se está volviendo independiente, sobre todo después de
conocer al productor Carlo Ponti. Aunque Ponti es casado y como veinte años
mayor que ella, la joven se va a vivir con él. Romilda comprende que la ha
perdido y ahí se aferra a su hija menor, la saca de la escuela y obliga a estar
siempre con ella.
Aquí es una
contradicción. Se dice que Romilda se aferra a su hija, pero cuando Sofia
solicita que su hermana la acompañe a otros países, incluso a Hollywood, se lo
permite. Eso si le hace escenas de celos, la hace sentirse culpable y hasta se
muestra envidiosa de los vestidos que Sofia compra para su hermana.
De Como María
se Apellidó Scicolone
Una noche en
Nueva York, Maria canta un dueto con
Frank Sinatra. Impresionado con la voz de la jovencita, Frankie le consigue un
contrato para grabar un disco. La furiosa Romilda exige que su hija—todavía
menor de edad— regrese a su lado. Este fracaso de crearse su
propia identidad empuja a Maria a una depresión que la lleva a no comer y a
encerrarse en su cuarto. Un comprensivo médico convence a Romilda de permitir
que su hija menor vuelve a estudiar. A sus 20 años Maria puede cursar la
primaria y planear sus estudios secundarios.
Entretanto, RIccardo
Scicolone vuelve a acercarse a su “otra familia”. Sus negocios van mal , su mujer lo ha
abandonado, está a punto de perder la casa familiar. En suma, necesita que
Sofia, ahora millonaria, lo saque del
apuro. Sofia y Romilda deciden darle dos millones de liras, pero a cambio
exigen que reconozca legalmente a Maria.
Es increíble como
aun arrinconado, Scicolone se niega y cuando acepta comete la última humillación,
haciendo esperar a su hija y a Romilda por horas en la oficina del notario. Después
de esta desagradable situación, Romilda y Riccardo vuelven a tener un romance.
Ella intenta integrarlo a la vida de Maria y sueña con volver a vivir todos
juntos.
Sueño que acaba
cuando Romilda descubre que el padre de sus hijas tiene otra amante. El
descubrimiento, y subsecuente escena de
celos, provoca un estallido en el hombre
que acusa a Romilda de tener un carácter insoportable y de sofocar a la gente.
Romilda aleja a
Riccardo de su vida. Maria lo visita y él le da “un buen consejo, de parte de
un mal padre” Debe alejarse de su madre, casándose o yéndose a vivir sola, pero
debe evitar que Romilda la asfixie. Para entonces, Maria ya está enamorada. Ha
conocido a Romano Mussolini (“De esos Mussolini”) , el cuarto hijo del Duce.
De Como María
se Apellidó Mussolini
Su relación es
larga y compleja. Romano que es un famoso musico de jazz, está siempre en
tours, aparece de improviso en la vida de la joven, la llena de ilusiones para
luego marcharse. Curiosamente, a Romilda le encanta este romance y no se siente
celosa del novio de la hija. cree que, si se casan, vivirán todos juntos. Pero
cuando Romano pide finalmente la mano de Maria, deja claro que tendrán casa
aparte.
Otra cosa
curiosa. A nadie parece molestarle el vínculo con el gobierno fascista. Más
tarde, Sofia Loren dirá que nunca le gustó su cuñado, pero no por ser un Mussolini
sino porque lo vio siempre como un mujeriego débil de carácter .
La boda tiene
lugar en Predappio, un vasallaje de los Mussolini en presencia de Donna Rachele,
la viuda del Duce y todos los hermanos del novio. Como de costumbre, Romano
llega tarde. La gente no se da cuenta, todos se han congregado a ver a la diva,
hermana de la novia. Mas tarde Sofia calificará ese matrimonio como “Un circo”.
Maria recordara
su vergüenza y terror que la hacían sudar bajo un pesado velo. Los recién casados
no tienen un minuto de paz. Durante la luna de miel, Romilda sorprende a su yerno
con otra mujer y lo chantajea obligándolo a vivir con ella. Maria no entiende la razón de su marido para
estar cerca de su madre, pero acepta. Es una esposa sumisa.
En la serie, Maria
descubre la infidelidad de Romano junto con el chantaje de su madre y se aleja
de ambos. No he leído el libro, pero sé que si lo hizo fue por un breve tiempo.
En la misma serie regresa con él a sabiendas que un mujeriego no cambia. “Mi
casa está llena de espejos” acaba con Maria anunciándole a Sofia que espera un
hijo.
Pues su vida fue
mucho más que esta mediana narrativa donde ocupó el lugar de segundona que tuvo
dentro de su familia. Sin embargo, su
historia tiene un final feliz que merece ser contado.
A la Mesa con
Il Duce
Maria vivió casi
una década junto a Romano. Tuvieron dos hijas, Alessandra y Elisabetta y ella
soportó todas las infidelidades hasta el punto de que el marido fue quien tuvo
que abandonarla. En 1971, Romano se fue a convivir con su amante de años, Clara Pucci, con quien tuvo otra hija, Rachele. En 1976,
aprovechando la nueva Ley de Divorcio, Romano segó todo vínculo conyugal con María.
El shock sumió a
la pobre mujer en una depresión que acabó con ella internada. Fue ahí que
conoció al médico persa Magid Tazmiz que la regresó a la vida y ha sido su
compañero sentimental desde entonces. Ese es el final feliz que la serie no nos
da. Tal como tampoco nos muestra la singular relación de María con los Mussolini
y como aportó a la carrera política de esa familia.
“Mi casa está
llena de espejos” fue un éxito en Italia donde todos gozaron viendo actuar a un
monumento nacional como lo es Sofia Loren. La única queja, hecha por espectadores foráneos, es que no hay critica ni de parte del programa
ni de su protagonista al suegro difunto y enterrado, pero cuya ideología sigue
viva. Pues, hecha en un año en que el imperio
Berlusconi todavía no se tambaleaba y cuando el apellido Mussolini había vuelto
a sonar en la política italiana, la serie intentó darle un perfil bajo a la
conexión Scicolone fascismo.
Sin embargo, las
memorias de Maria describen su relación estrecha con su suegra, el tiempo
pasado con Donna Rachele en Predappio, y como la anciana le enseñó a cocinar.
Maria recolectó las recetas aprendidas, más
las anécdotas familiares que escuchó cerca del fogón, anécdotas que
inevitablemente involucraban al suegro ausente y las publicó bajo el título de
A Tavola con il Duce ( Ala mesa con el Duce) . ¿Se imaginan un libro “A la
mesa con Hitler”? ¿o “A la mesa con Franco?”.
La otra entrada a
la fama de Maria Scicolone ha sido a través de Alessandra, su hija mayor. Aunque en los últimos año,
Alessandra se ha hecho conocida por sus apariciones en realities y que el 2020 cesó
su carrera política, también es cierto que es la persona con apellido Mussolini
más famosa después de su abuelo.
Inicialmente
actriz, cantante y modelo de Playboy, en 1992, Alessandra se retiró de la
farándula para meterse en política. Ha sido elegida varias veces, ha sido
miembro del parlamento italiano y fundó su propio partido Azione Sociale de tendencia
ultraderechista. A pesar de que la derecha siempre la miró con sospecha debido
a que la parlamentaria era de ideas progresistas en lo que se refiere al
feminismo y al aborto, fue considerada “facha” por la mayoría del espectro político
italiano.
El que una Mussolini
sea representante del pueblo, el que se publiquen obras con anécdotas familiares
del Duce, demuestran que en Italia el periodo fascista no es tan temido como en
otros países que todavía no enfrentan su pasado sea para condenarlo o entenderlo.
Contrasta con el hipócrita repudio de Arletty que la ha mantenido oculta del público
por medio siglo.
Antes de cerrar
esta nota quería hacer una comparación en términos de cinematografía y estética
entre ambos programas. Los italianos— muy vivarachos ellos— hacen resplandecer
cualquier obra apoyándose en su maravillosos paisajes y arquitectura antigua,
pero “Mi casa está llena de espejos” no es algo en que a Rai haya invertido
mucho dinero. Las actuaciones siempre sólidas, pero el vestuario pudo ser más
llamativo. La ambientación hecha a base de clips de revistas y de noticiarios,
y un poco de música de fondo, da la
impresión de una pieza de principiantes.
Contrasta con la
maravillosa ambientación y otros méritos artísticos de “Arletty: un amor culpable”
donde priman la actuación de Laetitia Casta como la protagonista, su impetuosa
química con Ken Dukens, la bella escenografía que hace uso de escenarios
naturales, y de interiores cuidadosamente recreados. Pero sobre todo por la
moda que es tan deliciosa que dan ganas de comérsela a cucharadas. Mas
importante es totalmente fidedigna. Pareciera que los diseñadores trabajaron
pegados a modelos de las Marie Claire publicadas durante la Ocupación.
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