martes, 9 de mayo de 2023

El Que Mucho Abarca… Segunda Temporada de Perry Mason aburre con poca trama y mucho wokismo

 


Tras dos capítulos de esta segunda entrega, no sabía qué era más laborioso, si engancharme con una trama caótica o impedir que mi hermano se quedara dormido de aburrimiento. Con excelente reparto y una respetable atmosfera de época, Perry Mason sufre de un mal contagioso: libreto chapucero. Al menos ya para el segundo episodio, se sabe de qué se va a tratar este caso que el bufete Mason-Street ha tomado: el asesinato de un importante empresario del que acusan a los Hermanos Gallardo, un par de mexicanos marginales. El error es que el argumento se enfoca más en las vivencias personales de los personajes principales,  que en lo que ocurre en tribunales,  llegando a olvidarse que este es un noir legal.

Gato Rafa decía que tal vez el problema con esta serie,  lenta e inconexa,  es que se demoraron mucho en traernos una segunda parte y se perdió el hype que suscitara la Primera Temporada. Yo prefiero culpar a un libreto mediocre en donde se privilegia la diversidad antes que un cuento bien narrado.

Ya vemos eso en el primer episodio. Un Paul Drake desempleado celebra su fiesta de cumpleaños en la casa de su cuñado donde están de allegados Los Drake. Aparece Perry Mason que, cortésmente,  se queda en la calle como temeroso de acercarse a una festividad donde sería el único blanco. Clara le pregunta al marido porque no ha invitado a su ex jefe, pero Paul Drake es un personaje que representa los ideales de la nueva militancia BLM: no se Junta con los blancos, no recibe nada de los blancos, los deprecia. Finalmente,  va a la acera e interpela al abogado. Aquejado de lo que en wokismo se conoce como White Guilt (sentimiento blanco de culpa), el abogado intenta hacerle un préstamo que el ex policía rechaza.



Perry entonces le consigue un trabajo como espía y fotógrafo de Pete que ahora trabaja para el fiscal Hamilton Burger. Pete  sigue siendo mi personaje favorito porque, aunque oscuro,  es genuino. Necesita que Paul ingrese en un hotel de Perkins, un importante empresario afroamericano,  y documente con fotografías las actividades irregulares de este señor . Pues Drake descube que el empresario es un prestamista y traficante de licor (estamos en el último año de La Prohibición),  pero agrega que es buena persona ya que su dinero es empleado para ayudar a la gente de su comunidad.



Esto no impide que la Fiscalía arreste al empresario. Paul Drake monta en colera : acusa a Pete, acusa a Perry (que ni sabia en qué consistía el trabajo)  acusa al Establishment blanco de haberlo traicionado forzándolo a delatar a “uno de los míos”. . ¿A ver,  Paul Drake tiene ocho años?

Cuando aceptó el trabajo conocía las posibles consecuencias. ¿Acaso creyó que convencería a Pete  de no arrestar al empresario por ser este un pilar de la sociedad afroamericana? ¿Acaso se tomó en cuenta todo lo que Bill Cosby había hecho por su comunidad cuando lo declararon culpable? Si Perkins fuera una blanca paloma nadie lo hubiese arrestado. Por supuesto que era/es más fácil arrestar a una persona de color que a un blanco prominente y poderoso, pero eso no lo exonera de sus actividades delictivas.

Cuando Mason y Della solicitan los servicios de Drake este dice que no puede confiar en ellos y Perry humildemente concuerda en que no son dignos de confianza. Esto es tan estúpido como increíble. En medio de esa terrible Depresión, nadie iba rechazar un empleo legal y regular por militancias que desaparecen cuando no hay comida en la mesa familiar.



No sé qué sea más irritante si la acusaciones de Drake o los remordimientos de Mason. No solo es lo que ha hecho con Drake loque lo atormenta. Emily , su clienta de la primera temporada, se ha suicidado y Perry carga esa culpa innecesaria sobre sus hombros. El primer episodio lo trae borracho cayéndose de una motocicleta y yendo a llorarle a Lupe porque ha convertido la casa de sus padres en un bar.  No puedo tenerle lástima.  Le remuerde la conciencia debido a culpas que no le corresponden, pero no tiene empacho para envenenar innecesariamente a un inocente perro.



El detective-abogado llega sucio y sin afeitar a la corte y gana un caso de la manera más truculenta y aplastante, irritando a Della quien se ha pasado noches enteras preparando un alegato menos implacable, pero que no hubiese beneficiado a su cliente. Y es que, durante este periodo,  que trae a Mason en un purgatorio personal, es Della quien se ha hecho cargo del bufete. Ella es quien ha contratado una secretaria (china,  por supuesto) quien consigue clientes y los entrevista. Para ser francos, Della Street es la protagonista esta temporada, y posiblemente el personaje más interesante y mejor logrado.



Sabemos que es importante, porque se cambia cuatro veces de vestuario en cada episodio. La humilde secretaria del comienzo se ha vuelto una experta diplomática y mujer de sociedad porque consigue clientes, e información sin dejar de ser una dama. Es refinada tanto en una velada musical a la que acompaña a Hamilton Burger, como en un match de boxeo donde la lleva Anita, su nueva conquista. Increíblemente elegante es su primer encuentro con este espíritu libre inspirado por Anita Loos y eso que tiene lugar en un tocador de señoras. Aunque un estándar de la ficción gay son estos encuentros clandestinos en baños, aquí se la arreglan para hacerlo glamoroso y sensual sin que intercambien ni un apretón de manos.



Si me detengo en esta descripción porque es lo más claro en una oscurísima trama y tal vez lo único agradable,. A pesar de que hay comentarios del público que desaprueban que la recta Della le ponga los cuernos a Hazel. La famosa escena resultó un reverso del cliché, no solo porque la tensión sexual fue intensa haciendo innecesario un contacto físico, pero también porque como todo con el personaje de Juliet Rylance, fue elegante. La ropa, la conversación llena de doublé entendres y hasta la iluminación de las lamparitas del tocador con sus pantallas rosadas.



Eso aporta más  atmosfera de época que la banda sonora de jazz callejero o las visiones de una Los Ángeles poco atractiva y oscura aun a la luz del día. El problema de iluminación nos recuerda a City of Àngels con la que también comparte otra similitud: el mal uso del tema latino.

Curioso porque Tim van Patten se ha desligado de la dirección que ha caído en manos latinas: la Latinx Nina López Corrado, productora de El Mentalista, el brasileño Fernando Coímbra y mi compatriota Marily Rivas. Sin embargo, uno de los grandes problemas de esta temporada está en el libreto que ha caído en manos de Jack Amiel, autor de la infame The Knick.

Amiel y su equipo han llevado a la pantalla latinos miserables, incapaces de hablar el idioma y victimas del sistema. Aunque si bien es cierto que California tiene, hasta hoy, un récord de abusos en contra de la población hispanoparlante (que estaba ahí antes que los Anglos) cansa esta imagen de vagabundos siempre al borde de la delincuencia. Si hasta en Wednesday se describe a la Abuela Addams como una estafadora y a Tío Fester como un forajido fuera de la ley.



No soy la única descontenta con el rumbo que ha tomado la serie. Gato Rafa anunció que, si no se ponía mejor, más clara y específica,  para el cuarto capitulo,  la dejaba de ver. Mi hermano señaló que el gran problema está en un argumento incoherente cuya primera misión parece ser el espacio que ocupa cada actor en pantalla. Eso convierte a  Perry Mason en una serie de viñetas, muchas totalmente innecesarias que nos presentan personajes nuevos sin explicarnos su importancia.

Para el  tercer episodio sigo sin saber quién es Miss Lawson o porque le reventaron la cabeza a Harry Goldstein. Lo único invariable de este narración es que los ricos son sádicos perversos, que uno de ellos puede haber matado a McCutcheon, y que los pobres son oprimidos y patéticos, el más patético es , como siempre Perry Mason.



Contenido Violento o Gory: Un factor constante de la serie es que en cada episodio tendremos gore, sea un cadáver con un balazo en el ojo al final del primero;  Harry Goldstein con la cabeza prensada como una uva en el siguiente;  y en el tercero, Lidell McCutcheon le rebana la cara a un imprudente que vino a cobrarle una deuda .

Contenido Sexual y Desnudos: Curiosamente la woke Perry Mason tiene algo en común con las conservadoras series del Oeste de Taylor Sheridan. No hay sexo gráfico y muy pocos desnudos. Cuando Catherine Waterston, la nueva pareja de Perry va a su departamento por primera vez no los vemos ni besarse. Tenemos que adivinar (como en una novela victoriana) que han tenido un match en el ring de cuatro patas. En el próximo episodio los vemos en paños menores, escena muy poco atractiva. A Della y  Anita las vemos besarsevestidas con las colinas angelinas de fondo y luego Juliet Rylance se levanta totalmente desnuda de una cama para ir a encontrarse con su amante (ambas en bata) que hace Huevos Rancheros en la cocina.



Factor Feminista:  Toda la serie se centra en Della,  en su sentido común, su sentido de justicia, su lado practico y el diplomático que le permite conseguir clientes y tratar con ellos. Vemos también mujeres que surgen de la nada. Lupe que maneja su propio negocio y que es la contraparte de las vulnerables mujeres Gallardo. Anita,  espíritu libre que supera convencionalismos y tabúes para dedicarse a lo que le gusta,  y la millonaria Camilla Nyrgard que ha llegado alto sin necesidad de los hombres y que le señala a Della que no debería cargar a un lastre como lo es el temperamental Perry Mason.



Factor Diversidad: Mexicanos, negros, lesbianas, sus historias ocupan mucho tiempo en pantalla ¿pero avanzan realmente la trama? Hay una secretaria china que está ahí nada más que para llenar la cuota de asiáticos en la serie.



 

6 comentarios:

  1. Sometimes I wake up in the morning thinking what new wokismo will ruin the day ahead of me LOL Watching Eurosong semifinals last night, I puked out lunches from ten days ago - I just do not get the taste of these new times and it makes me sick. And then Lil Black Mermaid premiere yesterday.... pukeworthy..... Plus Facebook keeps pushing Queen Charlotte onto me on a daily basis, seems Shonda paid big buck for marketing.... ruins me day regularly whenever I see that abomination.... And the comments... my, my... you would not believe the idiocy.... someone wrote yesterday that her white portraits were a product of white race whitewashing the truth about her... took me a lot of strength not to go to the balcony and throw meself off it..... And then that vile racist actress from Charlotte, the old crone, who said "Royal family oh so white" while commenting on the coronation this weekend.... Why is not that evil bitch cancelled?

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    1. Netflix has thrown a lot of money in that cHarlotte garbage. including billboards in the street. Only ignoramuses fall for the story of a German Princess daughter and grandaughter of Germans to have African ancestry. I was witness to a fight in YT yesterday, when finally some idiot realized that having a Moorish ancestor didn't mean that fifteen generations after, her descendants would have "negroid"features, he jumped with 'she had other Back relatives". Really? Who? And they argue that hitorian and author Mario Valverde says. He is neither a historian nor has he authored books. He claims to be a "reseacher"" that's not enough to grant him credit since he has no sources to backup his outlandish claims.

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    2. And what do you say about the new historical Portuguese Brazilian drama that I posted about yesterday? That is your region of expertise :)

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    3. If it is Brazilian then you can go ahead and watch it . They are the tops in Latin America when it comes to period drama. nO presentism and full attention to historical detail. iT is just that I'm so inmered in westerns this spring and probably summer, that i have no interest in anything else. I wonder who will show it in USA though

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  2. Desde FB de Rafael Ochoteco
    Sin comentarios. Me entristeció dejarla, pero no pasaba nada de nada...

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    1. Para Rafael Ochoteco Hiciste bien. Comenzó a moverse en el penultimo capítulo de manera tan acelerada que parecia que le habían editado escenas importantes y uno no entendía nada. En el afan wokista se sacrifican hasta los elementos más elementales de la narrativa.

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