jueves, 29 de febrero de 2024

Las Princesas del Dólar: ¿Qué tienen en común The Gilded Age y Las Bucaneras?

 


A fines del Siglo XIX, el mercado de esposas británico había variado. Ya no era una cuestión de presentar a las hijas casaderas en la Corte con la esperanza de conseguir un buen partido entre los cortesanos. La aristocracia inglesa enfrentaba leyes e impuestos que menguaban sus fortunas , se veían obligados a vender propiedades y bienes,  y  sus castillos estaban en ruinas.

En su desesperación, muchos aristócratas preferían casarse con plebeyas adineradas que con nobles que estaban tan al borde de la miseria como ellos. Muchas veces, esas plebeyas venían del otro lado del Atlántico. Ese fue el nacimiento de “Las Princesas del Dólar”.



Aunque las estadunidenses que entraban en la nobleza por la vía matrimonial habían existido desde el comienzo de la república (Wikipedia trae toda una lista),  su pináculo llegó a fines del Siglo XIX. La clase de capitanes de la industria millonarios (los Robber Barons)  tenía un poder adquisitivo tan grande que hasta les compraban maridos a las hijas, ¿pero que podía ofrecerle un candidato a una chica que lo tenía todo? Pues un título nobiliario.

De como Alva y Bertha Vendieron a su Hijas

La primera “Dollar Princess” no fue estadounidense sino latina. Consuelo Yznaga era la heredera de un imperio azucarero en Cuba y coronó su fortuna convirtiéndose en Duquesa de Manchester. Consuelo era íntima amiga de Alva Vanderbilt, la inspiración tras Bertha Russell protagonista de The Gilded Age.  En honor a esa amistad, Alva le puso Consuelo a su única hija. La pobre Consuelo Vanderbilt no tendría consuelo luego que su madre la vendiera al Duque de Marlborough,  convirtiéndola en el objeto de escándalo y chismes por el resto de su vida.

Conocedor de este episodio famoso de La Edad Dorada neoyorquina, Lord Fellowes nos ha hecho conjeturar que para poder vencer a su rival Lina Astor, Bertha ha ofrecido a su hija Gladys, y a los millones Russell, para mantener y reparar el castillo del ficticio Duque de Buckingham. Parece un precio muy alto para quitarle un juguete a su rival.



Alva Vanderbilt tuvo una razón de mayor peso para especular en el mercado de esposas. Se había divorciado de su multimillonario esposo y planeaba casarse con un parvenu (y judío para colmo). Ya veía que la sociedad le cerraba sus puertas, algo impensable para un animal social como lo era La Vanderbilt.

Aprovechando la visita de Lord Marlborough,  y a sabiendas que el Castillo de Bernheim necesitaba de una manita de gato, Alva compró un yerno sin importarle la felicidad de su hija. Lo importante es que nadie le iba a cerrar las puertas a la suegra de un duque. Aunque Consuelo Vanderbilt no era la primera Dollar Princess, fue la que obtuvo el título más alto de esa competencia.

American Jennie: la Primera Dollar Princess

La primera de esta tribu urbana de la Gilded Age en obtener el título de “Lady” fue la cuñada del Duque de Marlborough.  Jeanette “Jennie” Jerome era hija de un corredor de bolsa, un hombre con afluencia económica, pero al que las grandes familias neoyorquinas consideraban un nuevo rico. Mrs. Jerome decidió que sus hijas no sufrirían humillaciones de parte del Old Money y se las llevó a Europa. Fue en plena Season, en la carrera de yates de Cowes de 1873,  cuando Jennie atraería el interés del joven Lord Randolph Churchill.



Fue amor a primera vista, pero las mercenarias familias se opusieron al romance. Los Jerome se quejaban de que el novio podría descender del gran Marlborough, pero no tenía un peso a su nombre. Los Churchill se oponían al matrimonio de Randolph con una plebeya,  y yanqui más encima. Se rumora que los tortolos tuvieron que encargar al futuro Sir Winston para que las familias diesen permiso para la boda.

Los Churchill fueron felices por un tiempo, pero hubo contratiempos, el mayor fue la sífilis que Randolph contrajo de una prostituta. La vida conyugal y familiar de la pareja fue afectada. Por suerte, Jennie se había hecho parte del círculo social del Príncipe de Gales, de quien se dice fue amante.

Tras la muerte de su esposo, contrajo matrimonio dos veces más y aun así tuvo tiempo para fomentar la carrera política de su hijo mayor. Si quieren conocer los detalles de esta fascinante Dollar Princess, pueden encontrar en Amazon, Tubi y Acorn Tv, la excelente miniserie Jennie, Lady Randolph Churchill (1977).



Una ventaja del matrimonio de Jennie fue que sus hermanas , gracias a la cercanía, a Los Marlborough, hicieron buenos matrimonios, dejando abierta la posibilidad de otras americanitas de venir a Londres a casarse. Por algo Anne de Courcy ha titulado su libro sobre las Dollar Princesses:  The Husband-Hunters.



De Courcy recoge una significativa anécdota. Cuando Leonie Jerome la hermana menor de Jennie Churchill,  llegó a Londres, se encontró, paseando por Hyde Park, a Sir Edward Gordon Cummings quien le espetó un: “¿Estás aquí de cacería?”. Aunque vulgar, la pregunta demuestra lo común que se había hecho la costumbre que ya les daba mala fama a las estadounidenses.

Las Bucaneras Abordan Londres

Edith Wharton,  descendiente del más vetusto linaje neoyorquino (su padre era primo hermano de Lina Astor),  había hecho carrera despellejando a la sociedad de la Gilded Age. En 1937, cercana a su muerte comenzó a escribir una novela sobre las Dollar Princess, la Season londinense y el mercado de esposas trasatlántico. 

En el personaje de Conchita Closson, Wharton combinó a Consuelo Yznaga con Jennie Jerome, pero Las St. George se parecen también a Los Jerome, una familia con dinero, aunque sin estirpe ni contactos que le permitan casar bien a sus hijas. Su salvación es llevarlas a Londres para casarlas con nobles británicos.



Edith Wharton falleció en 1938. Le faltaban seis capítulos para acabar con su novela. En 1993, Marian Wainwaring intentó terminarla y les puedo asegurar que le quedó infame. En este caso, la salvación la trajo la BBC que adaptó la novela inconclusa dándole un final feliz que enfureció a los críticos, pero nos encantó a los espectadores.

La serie,  como el libro gira en torno de Annabel “Nan” St. George (Carla Gugino) una ingenua adolescente,  hija de una familia adinerada de Saratoga. Los padres de Nan son gente respetable, pero como Bertha Russell,  no tienen oportunidad de acercarse a la alta sociedad. Un verano,  Mrs. St. George lleva a sus hijas Nan y Jinny (Virginia) a Newport, pero nuevamente recibe un rechazo social. La única que se le acerca es la vulgar Mrs. Ellmsworth cuya hija Lizzy (aquí no aparece Mabel) es amiga y rival de Jinny. Es Mrs. Ellmsworth quien declara en voz alta la triste realidad: “Estamos en Newport, pero es como si estuviésemos en Kalamazoo”.



La gran dama de Newport es Mrs. Padmore. Como Los St. George no pueden acercársele, contratan a la antigua institutriz de Mrs Padmore,  la inglesa Laura Testvalley (Cherie Lunghi). Aunque al comienzo Nan se resiste a tener una institutriz, pronto comienza a admirar a Miss Testvalley y se establece una relación maternofilial entre ambas.



Nan conoce a la misteriosa y audaz Conchita (Mira Sorvino), una brasileña que vive la buena vida gracias a la fortuna de su padrastro. Aunque a Mrs. St. George no le parecen muy respetables ni Conchita ni su familia, sus hijas y Lizzy Ellmsworth se hacen amigas de la brasileña.

                                  Conchita le enseña a fumar a Nan

El Coronel St. George exige a su esposa frecuentar a los Closson, puesto que tienen un gran casino en Manhattan que les permite ganar e invertir sus ganancias. Eso los hace buenos para los negocios. Mr. Closson ha traído a Newport a Lord Richard Marable, hijo segundo del Marqués de Brightlingsea.  La bella y exótica Conchita logra atraparlo.

El personaje más interesante y quien parece tener conexiones en todas partes es Laura Testvalley. Aunque su antigua patrona se rehúsa a saludar a las St. George, interroga a la institutriz sobre Lord Marabel. Parece que Laura también fue institutriz de las hermanas de “Dickie”,  pero descubrimos que fueron amantes. En realidad, conociendo el trato entre nobles y criados es posible que Richard haya abusado de ella usando su droit de seigneur.

Laura le exige a Lord Richard que haga feliz a Conchita. A cambio promete ocultar a Los Closson que “Dickie” cometió un desfalco en Inglaterra y por eso lo han exiliado de Old Friars, la mansión de Los Brightlingsea. A Miss Testvalley se le ocurre otra manera en que puede ayudarla Richard. Convence a Mrs. Padmore de invitar a Lord Marable y a su prometida a una gran fiesta . Además, vendrán Lady Honoria y Lady Sophia, hermanas de Dickie. Se trata en realidad de Jinny y Lizzy que mueren por ir a esa fiesta.


                                  Miss Testvalley engatuza a Mrs. Padmore

Mrs. Padmore descubre el subterfugio y está furiosa. Mrs. St. George gimotea. Ahora sus hijas se han cerrado las puertas de su sociedad. La astuta institutriz tiene un plan. Hacer que Las St. George sigan a Conchita ahora “Lady Richard”a Londres y las presenten allá a la sociedad inglesa. Así comienza una enredosa y entretenida historia de como las americanitas le entran a La Season.

Primero, Conchita es presentada con sus suegros. Sucede que Closson, viejo zorro que es, no le ha dado dote a sus hijastra, solo una mensualidad más una promesa de comprarle una casa en Londres. El cree que es el deber del marido mantener a la esposa. Richard suplica a su padre que le suba su mensualidad. Aunque los Brightlingsea le toman cariño a la nuera y dan alojo a los recién casados,  no les pasan ni una libra más.

En Londres, Laura conecta a sus nuevas pupilas con Jackie Marsh. Esta amiga es americana, pero se trasplantó en las Islas Británicas desde que el Marqués de Blightingsea la dejó vestida y alborotada. El Marques ni se acuerda de ella, pero su esposa parece tener cargos de conciencia y la sigue usando como asesora y consejera dándoles sus moneditas en pago.

                                      Miss  Marsh y Miss Testvalley

Lady Blightingsea tiene un grave problema. Su hijo mayor, el aburrido Lord Seadown, se rehúsa a casarse y formar una familia. Está atrapado en las faldas de la seductora Idina Hatton (Jenny Agutter de Call the Midwife). Entre Jackie, Laura y Lady Blightingsea deciden que quien lo puede salvar es Jinny St. George (y los millones del padre). Conchita invita a sus amigas a conocer a su familia. Todos (incluso Seadown) quedan deslumbrados con la rubia Jinny.

                                        Idina y Seadown

Jackie le dice a Laura que quiere crear una empresa para que las americanitas tengan un final más feliz que el suyo.  En el grupo incluye a Lizzy Ellmsworth que también ha llegado a Londres a hacer la Season. Jacky las apoda “Las Bucaneras”. Entre ella y Laura instruyen a la jovencitas en todos los aspectos de la etiqueta nobiliaria para que naveguen sin escollos la Season y puedan abordar el mercado de esposa y conseguir el mejor botín.



Jinny y Lizzy se convierten en rivales, compitiendo por el aburrido Lord Seadown. Jinny gana. Lizzy se consuela casándose con Hector Robinson, un ascendiente político, pero será Nan quien consiga el mayor premio.

La Triste Vida de una Duquesa

Conchita la ha presentado con Guy Thwaite (Greg Wise), guapo, noble, sensible, pero tan pobre que para mantener sus tierras y posición deberá casarse con una heredera. Eso no impide que surja una amistad romántica entre estas almas gemelas y algo parecido ocurra entre Laura Testvalley y Sir Helmsley  ( Michael Kitchen de Foyle’s War), padre de Guy. Aun así, Guy se marcha a Sudamérica a hacer fortuna. La desolada Nan conoce en un viaje a Cornualles al enigmático, Julius Folyat, Duque de Trevenick (James Frain) que se interesa en ella. Nan sabe que no puede despreciar al mejor partido del Reino Unido y se convierte en duquesa.

                                        Nan y Guy
                                                 Nan y Julius

Ahí comienza su martirio. Es encerrada en un castillo en la costa en compañía de su severa suegra. Julius la trata con frialdad, dilata la consumación del matrimonio y cuando lo hace,  esta se convierte en violación. La serie muestra algo solo implicado en el libro, el duque es homosexual. Nan sufre una caída que acaba con su embarazo.

                                           Los infelices Duques de Trevenick

Es una época sombría para Las Bucaneras. Nan está atrapada en un mundo de lujos y de alcurnia, pero sin amor. Jinny ha conquistado a sus suegros dando a luz a un heredero, pero su esposo sigue manteniendo amores con Idina. Lord Richard ha contraído sífilis y Conchita se consuela con amantes. Solo Lizzy, madre de gemelos, es feliz en su matrimonio.

                              Ser libre significa no ser duquesa

                       Jinny descubre que ha comprado un marido y un título   

                            Los amantes no son gran consolación

Guy retorna de Sudamérica y todo indica que se casará con una rica heredera. Sir Helmsley satisfecho planea casarse con Miss Testvalley, pero ni su hijo ni Nan pueden ya ocultar su amor. Lanzando todo por la borda, Guy rompe su compromiso y se fuga con su duquesa. Hay rumores de divorcio y escándalo.



Laura Testvalley apoya a Nan, aunque esto haga que Sir Helmsley la repudie. A pesar de que los críticos dijeron que Edith Wharton jamás le hubiese dado un final feliz a Las Bucaneras, hasta hoy soy la más satisfecha con este final. Por largo tiempo consideré que no habría otra adaptación que le hiciese justicia y tuve razón.



Una Adaptación Sin Pies ni Cabeza

El año pasado se anunció que Appletv le había encargado a Forge una adaptación de la novela inconclusa de Edith Wharton. Apple no aprendió nada de la extravagante Dickinson e insistía en el relato anacrónico creyendo emular a Bridgerton. La serie de Shonda Rhimes sufre de anacronismo musical (una enfermedad del producto Netflix), pero en lo demás es adecuada. Han declarado que retratan una historia alternativa donde siendo la Reina Carlota una mujer de color, su corte debe ser racialmente inclusiva, eso explica la cantidad de nobles negros.



Las Bucaneras 2023 se contenta en creer que siendo totalmente diversa en el elenco y equipo productor (hasta las encargadas de la musicalización son hembras) ya tiene los méritos para ser aceptada. Los actores son de origen somalí, palestino, daguestaní, hindú, noruego etc.. Tienen a la hija de Kate Winslet encarnando a una lesbiana y un actor mixto haciendo de Guy. Qué pena que este ramillete multicolor sea tan ajado, y todos sean casi tan feos como malos actores.

El libreto, según dijo un comentarista de IMDB, parece escrito por una tiktokera de 17 años y tiene a las heroínas constantemente borrachas, emitiendo gritos de ave de rapiña, dando brincos de chimpancés y lanzando pataletas que ni una nena de pecho.  Su presentación en la Corte es tan descabellada que ya parece el cotillón de Gossip Girl. Ni siquiera este esperpento de serie tiene la excusa de ser alternativa por lo que resultan muy ofensivos sus intentos de denuncia social.



Por ejemplo, nos dicen que Conchita, aquí negra, es repudiada por la racista aristocracia británica, pero aceptada socialmente en Nueva York. ¿Cómo se atreven a mentir de esa manera? ¿Que no han visto The Gilded Age? Para mayor incoherencia,  Guy y su padre, que son angloafricanos, son respetados y aceptados por esa misma elite que discrimina a la brasileña. La libretista, cuya única experiencia son los radioteatros, cae en errores argumentales solo superados por la horrorosa adaptación que Emily Mortimer hizo de The Pursuit of Love.

Al principio estuve dispuesta a seguirla,  a pesar de la música estrepitosa y del comportamiento aberrante de las “bucaneras”. Acepté los cambios como que Nan descubra que es ilegitima, algo que añadió patetismo a su natural timidez. Que el noble Guy sea un cazafortunas dispuesto a abandonar a Nan al saber que no es una heredera, me pareció interesante. Que Julius (ahora llamado Theo)  sea noble en todos los sentidos (y hetero) y que venga en socorro de Nan,  quien hasta recibe un espaldarazo de parte de la futura suegra,  me pareció super romántico.



Hasta acepté que degradasen a la magnífica Laura Testvalley a niñera cambia-pañales puesto que existía entre los espectadores una teoría de que era la verdadera madre de Nan, pero a medida que avanzaba la serie me iba defraudando y la veía atropellando todo sentido del libro. Nan parecía dispuesta a perdonar la traición de Guy, pero seguía comprometida con su duque al que trataba con desplantes y berridos que Theo perdonaba con paciencia de santo.



Asumí que Guy sería el ganador a pesar de que el cliffhanger de esta primera temporaday es que habrá segunda-fue una boda incongruente con el duque, pero lo que no soporté fue la destrucción de Laura Testvalley, una de las grandes creaciones de la pluma de Edith Wharton. No solo no es la mentora y figura materna de Nan, no solo no tiene romance con Sir Helmsley, pero además Richard la acusa de haber abusado sexualmente de él cuándo era un niño.  ¡Pero si en el libro solo hay diez años de diferencia y los amores ocurren cuando Richard tiene como 19 años! ¿En qué cabeza cabe?

The Buccaneers retrata un periodo puntual de la historia estadounidense en que el dinero lo compra todo. Para el siglo XX, las cosas habían cambiado. Las chicas de clase alta, de ambos lados del Atlántico ya no creían que su futuro estuviese ligado a un marido con título. Aun así, una millonaria como Barbara Hutton tuvo en su larga lista de esposos a dos príncipes rusos, un barón alemán y un conde danés.

Las plebeyas seguían soñando con casarse con un noble con castillo dilapidado o no. Las próximas en portar títulos, sin necesidad de comprarlos, fueron las estrellas de cine. Desde Gloria Swanson hasta Jamie Lee Curtis, existen ciudadanas de los Estados Unidos que se casaron con aristócratas europeos. Algunas han llegado más allá entrando a la realeza como Grace Kelly y Meghan Markle.



¿Les gustaría casarse con un noble y que les dijesen Lady Fulanita?

10 comentarios:

  1. Thanks for making me puke with that final photo LOL
    I am definamente giving Las Bucaneras the widest possible berth. I cannot deal anymore with any gen Z or millennial byproduct, I just cannot. I am, though, enjoying Alexander The Birth of a God over at Netflix, the actors are hot as sweet hell itself and the story fun and dynamic. I finished that garbage Winter King last week and will start something new next week but this week I am watching our local selection for Eurosong representative which lasts all week long.

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    1. Too bad you can’t find good stuff to watch. Although The New Look was a disappointment, I found real good series this February. I enjoy Masters of the Air; I love Feud although Ryan meanders as much as Capote with his writing; and Tuesday is defo my Japanese day. The second season of Tokyo Vice proves to be as good as the first and I was spellbound by Shogun’s first episode.
      I had to put Duchess Meg in the entry. In the XIX century rich Americans bought husbands with titles. In the XX century actresses let titled husbands buy them. Where does Meghan fit in? She didn’t marry for love. She married for status; whatever money she was making as an actress didn’t compare to the luxury of being part of the British Royal Family. Prior to her marriage she made claims as to how she would change royalty and do away with old fashioned monarchic ways. Well, she did enough harm; she put the Duke to grave, she destroyed a family, but what does she have now? Living in a place in California that she can’t afford; exposed to fires and floods, no job, a stupid husband, no friends. Really, Consuelo Vanderbilt and Grace Kelly got more for their foray in blue-blood land.

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    2. Oh, that bitch MeAgain has a job, she just started a new podcast and she and Harold the Idiot sold some new scripted shows to Netflix, they sit on hundreds of millions and little Cringe Ginge gets a million bucks to wash his private laundry in public every time he is hired for a speech somewhere, where he will always sell his moma to the press for some monies, of course. They disgust me to no extent but what disgusts me more is how Americans are blind to this. Deadline, for example, will never publish a nice comment on Charles whenever I put it there. The distorted way Americans see so many things surprises me on a daily basis even though I am used to it by now. Look at what they are right now doing to Trumpie at court and nobody sees it as a nasty political vendetta. I just don't understand that level of stupidity. but then again my people are even more daft, so daft it hurts.

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    3. I wish it were only Americans, but you'd be surprised (take a trip down YouTube) at the level of ignorance and stupidity that not only exists but it is encouraged all over the world. I imagine there are girls in India that worship Meghan and say "Poor Duchess, they wouldn't let her be queen because se is dark. she should come over here and become a Bollywood star."

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    4. Indeed there are. Especially among the wildly stupid gen Z who see most of these things superificially.
      And poor Kate, she has not been seen since Christmas, and with my experience in surgeries, I know that any surgery that needs more than a week for basic recovery is a very hard one. Poor William does not need all that burden right now and Charles does not either with his cancer. Camilla should take over the throne and become the regent while they recover.
      Speaking of royals, watched the penultimate ep of Balenciaga last night and it was the best one so far, they covered his making the wedding gown for Fabiola of Belgium.

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    5. Not only Z, Gattocito, toss in Millenials and last batch of X. I don’t know if it’s my age or the fact that I went to religious school, but from high school onwards, I learned to develop criteria, to express my opinion using valid arguments, to discern what was true or not. People under 35 today know extraordinarily little (I’m talking general culture) and refuse to learn. It has to do with education. In USA, Chile, and Spain (imagine the same happens in the UK) schools and universities have become centers of woke indoctrination. The result is that professionals emerge from those centers barely knowing skills to get a job, but experts in Me Too feminism, racial theories of white fragility, gender theory and a complete contempt for anything that has been created by “White Men.” Bottom line, we are in the hands of an underdeveloped professional class that is emotionally and psychologically impaired and is totally unprepared to perform. I see it now that my brother is in the hands of young health professionals. No compassion, no knowledge, relying totally on manuals and tests, but oh so willing to charge.
      I share your worries about the Princess of Wales. It would be awful if anything should happen to her.
      I love all Balenciaga wedding gowns. It is said that Meg had her gown follow Queen Fabiola's design.

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    6. You will like that episode as Fabiola had a very asymetric body with strange hips and shoudlers so he put sabre around those part and following the cape, to cover that up. He was a master technician and tailor and paid extreme attention to how everything will be sewn and ironed to get the perfect fall of the fabric. He was also the first one to start making his own fabrics and to banish the press from the fashion shows, allowing them in only a month after the premiere.

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    7. I wonder when Disney will bring it to our shores. Does it have a political angle? Balenciaga was Franco women's official couturier. In The New Look they portray him defending Chanel. The bitch hated gays as much as she hated Jews!

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    8. Oh, they are the best of friends in this one, but she gets angry at him in episode five or six when he refuses to pose for some magazine with her, because he almost never unveiled his image to the public except in the perfume ad. She is quite a cunt in this one too. They are portrayed as dressing teh Nazis too, but it is covered as if it is nothing bad. I think that Wladzio tells him in one scene, how can you be so calm with them when they have death camps around Europe, but Cristobal generally gives an air of a dull self/absorbed recluse in the series. There is also him having hots for young Givenchy whom he even gave the first tailors and a place for the studio across his own. Don't know if they two fucked but it seems like they had.

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    9. I’m sending you some stuff to read. Chanel publicly called out Balenciaga’s homosexuality. Givenchy never worked for Cristobal. He worked for Lelong and only two years after he went solo, he met Balenciaga. they may have had an affair or not, but I’ve never heard of it before This is getting me to like The New Look better. Even in lies they tell some truths. Someone told me, it’s supposed to be a series with a Second Season, but do they have material for that?

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