Eva Duarte de
Perón fue una mujer de carne y hueso. Evita es un mito. Lo fue en vida y
continuó siéndolo después de su muerte. Existe toda una leyenda sobre su cadáver,
lo que empujó a Tomas Eloy Martínez a
escribir una novela sobre ese tema. Entre Disney, Salma Hayek (productora
ejecutiva) y un eficaz elenco rioplatense han adaptado la novela convirtiéndola
en esta fascinante miniserie.
He visto a tantas
Evitas, Faye Dunaway, Esther Goris, Madonna, y muchas más. Natalia Oreiro las
opaca a todas. Dentro de una trama colmada de saltos de tiempo y diferentes perspectivas, es ella quien logra darnos un retrato creíble
de una mujer mítica.
Evita enloqueció
a las masas de una manera que ninguna estrella de cine pudo emular, y cambió
la política de un país a un nivel que otras mandatarias no alcanzarían. Solo
Isabel II consiguió esa combinación de amor-odio, esa veneración que las hace a
ambas reinas de la imaginación popular, aun
después de fallecidas.
Nacida Bajo
Tres Estigmas
No sé por dónde
empezar. ¿Por Eva Duarte de Perón, la verdadera; por la creación de Tomás Eloy
Martínez o por la serie? Creo que lo
natural será seguir la cronología histórica. Eva María Duarte nació en 1919, en
el villorrio de Los Toldos, provincia de Junín, Argentina. Su infancia estuvo
marcada por tres estigmas que la perseguirían de por vida: era ilegitima, pobre
y mujer.
Creció junto a
sus hermanos en un hogar de clase media baja, lo que no le impidió soñar y ambicionar ser
famosa. En 1935, se marchó a Buenos Aires y, después de mucho batallar, consiguió trabajo
en la radio convirtiéndose en reina de radioteatro. De ahí pasó al teatro y al
cine, pero la fama no le vendría de las tablas sino de la política.
Aparte de sus
sueños, Eva tenía conciencia social. El mundo de la radio estaba poblado de socialistas
y sindicalistas, Evita los adoptó a ambos convirtiéndose en, 1943, en presidenta del sindicato ARA (Asociación Radial
Argentina). Alternaba sus labores artísticas y sindicales con actos de caridad
como recaudar dinero para los damnificados del terremoto de San Juan de 1944.
Fue en uno de esos actos que conoció al entonces Ministro de Trabajo, General Juan
Domingo Perón.
Iniciaron un romance
que fue seguido por convivencia. Perón descubrió que Evita era más que una cara
bonita puesto que compartía su ambiciones e ideales. Eva se convirtió en el
puente entre los “descamisados” (léase el pueblo llano, pero en realidad los
miembros y lideres de sindicatos) y el gobierno. Cuando Perón fue relevado de
su puesto y quedó bajo arresto, Eva galvanizó a la central de trabajadores,
logrando la liberación del ex militar y su llegada al puesto más alto de la nación.
Durante la
primera presidencia de Perón, su mujer sería su mejor agencia de publicidad,
embajadora del peronismo, incluso en el extranjero , pero también propulsora de
sus propios planes que beneficiaban a la mujer argentina y a otros grupos
vulnerables. No voy a ponerme a vitorear o a atacar el peronismo. Este no es el
sitio indicado, pero recuerden que el justicialismo/peronismo actual, los movimientos
montoneros y el kirchnerismo, no son lo
que quería o en lo que creía Evita.
Durante el
mandato de Perón, Eva tuvo tres enemigos: la oligarquía, la iglesia y las
fuerzas armadas. La primera la despreciaba por “roja”, por ser de clase baja. El
clero la repudiaba por considerarla una pecadora, una mujer de vida disoluta
que apenas se había casado por el civil. En cuanto al ejército, la detestaba por
todas las razones anteriores, agregándole
que a los militares no les gustaba recibir órdenes de una mujer, sobre todo de
la calaña de esa a la que apodaban “La Yegua”. Los tres grupos resentían la
influencia de Evita y le inventaron una leyenda negra que sería la primera
mitología de la Primera Dama.
A Eva Perón la venció
otro enemigo, el cáncer que se la llevó en 1952. Consciente del poder que su
mujer ejercía sobre el pueblo, y temiendo haber perdido con ella ese poder, a Perón
se le ocurrió una idea macabra. Embalsamar a su cónyuge y ponerla en exhibición
ante el pueblo como si fuese una reliquia sagrada. Para eso hizo venir a un médico
español experto en la conservaciones cadáveres. Se dice que el Dr. Ara también
fabricó, en cera, tres copias exactas de
la difunta para despistar llegado el caso.
El cuerpo de Evita
fue expuesto en la CTG (Central de Trabajadores Argentinos) , el sindicato obrero
más grande del país donde fue venerada por su pueblo. La idea era construir un
monumento donde descansarían sus restos de manera pública. Algo así como la
tumba de Lenin, pero en 1955 una revuelta militar derrocó a Jun Domingo Perón.
Los Ladrones
de Cadáveres
El nuevo gobierno
no se demoró mucho en destruir todo vestigio de “La Yegua”, pero hubo dudas de
qué hacer con el cuerpo embalsamado. La mayoría lo quería en el fondo del mar,
pero el General Pedro Aramburu deseaba un entierro cristiano, discreto y sin
testigos. Se le encargo al coronel Carlos Eugenio de Moorig Koenig, entonces
jefe de los servicios de inteligencia argentinos, que hiciese desaparecer, a la muerta.
Koenig, junto a
tres secuaces, “secuestró” el cuerpo de Evita, lo profanó orinándole encima
(esto aparece en la serie, pero casi al final) , y se lo llevó ( posiblemente junto
con las réplicas) para despistar a los
devotos de la ex Primera Dama. Estos la seguirían buscando por años. Fue en Los
70 que se supo que los restos de Eva Perón habían sido llevados, con ayuda del Vaticano, a Italia donde permanecieron ocultos en una
cripta en Milán.
En 1971, como un
gesto de buena voluntad, el gobierno argentino regresó el cadáver a Perón,
ahora en su exilio español. El cuerpo de Evita permaneció en un ático por tres años
antes que Perón regresase a Argentina a hacerse cargo del gobierno. Fue ahí que,
por fin, Evita pudo descansar en paz , siendo
enterrada en el mausoleo de su familia, en el cementerio de la Recoleta.
Son todos estos
sucesos los que Tomás Eloy Martínez une en su novela. La mayor parte de su obra
literaria gira en torno a Perón y al peronismo, pero se cree que Santa Evita
es su opus magna. El Marqués de Vargas Llosa la describiría como “una novela
maestra”. Gabriel García Marques diría de ella “el libro que yo quería leer” y Carlos Fuentes
la definiría como una “alucinante novela gótica”.
Yo casi no puedo leer
ya si no está en línea, por lo que no creo que llegue a leer esta obra, pero sé
que hay mucho que no se puede incluir en la miniserie. Uno de los cambios
mayores—según entiendo— es que el investigador original es el mismo Tomas
Eloy Martínez. En la miniserie han creado un periodista ficticio para ese rol.
La historia
comienza en un semi presente, Buenos Aires,1971. A Mariano el director de su
periódico le encarga investigar, con
mucha discreción, si es cierto que el gobierno le devolverá a Perón los restos
de su esposa. La razón del encargo es que una vez Mariano entrevistó al ex
mandatario y se estableció una cierta amistad entre ellos, Efectivamente, en una llamada a Madrid, Perón
parece contento de hablar con su antiguo entrevistador y confirma la noticia,
pero la duda persiste. ¿Cómo van a devolver lo que lleva desaparecido por casi
una década?
Ahora Mariano
tiene otra misión: descubrir el paradero del cuerpo de Evita. Para eso inicia una
serie de entrevistas con involucrados en el caso. El médico embalsamador, la
madre de la Primera Dama, el peluquero de Evita, etc.. Así, y gracias a flashbacks, se va reconstruyendo
la vida de Eva Perón, desde su infancia en Los Toldos, su viaje a Buenos Aire y
sus luchas por sobresalir en la farándula, por ayudar al pueblo al lado de su
marido, hasta la batalla final contra el cáncer.
En el presente
las cosas se están agravando para Mariano. Buenos Aires es peligroso . Yo no me
había dado cuenta de que, en 1971, Argentina estaba bajo una dictadura militar o
de que después de depuesto Perón, el
país había vivido en un caos político de coup d’etats, revoluciones,
derrocamientos, juntas, generales y un par de presidentes títeres.
Tenía yo, en ese
entonces, recién entrada en la adolescencia, una vaga idea de que al otro lado de la
cordillera se fraguaban revueltas, que el peronismo se había vuelto un
movimiento de izquierdas y que los Montoneros eran guerrilleros peronistas de
armas tomar puesto que habían secuestrado y asesinado al General Aramburu quien
había reemplazado a Perón. Entre los crímenes atribuidos a Aramburu estaba la
desaparición del cadáver de Evita.
Mariano se mueve en terreno peligroso, sobre todo cuando todos los caminos apuntan a Moorig Koenig y el periodista comienza a rastrear al militar. Ahí aparecen civiles, que obviamente son o fueron parte de las fuerzas armadas. Amenazan y golpean a Mariano, su apartamento es vandalizado, Irene decide huir del país, pero su marido no quiere seguirla. Está obsesionado aun cuando el director de su periódico lo releva de su investigación.
La Saga de una
Obsesión
Santa Evita es una historia de seres obsesionados. Mariano
cree que investiga una nota, pero él también ha caído bajo el embrujo de esa
mujer que, a través de la serie, vemos ha sido cosas diferentes para personas
diferentes, todas obsesionadas con un mito.
Para Perón su
esposa muerta seguía siendo un arma política, para sus “descamisados” Evita era
una santa a la que veneraban casi como a la Virgen Maria, y para una chiquita, en cuya casa se ocultó al cadáver, era la Poupee,
una muñeca gigante. Sin embargo, el más peligroso aspecto que toma Eva Perón es
el de la diosa triforme: la vampiresa, el anima jungiana, y la destructora de hombres y mundos. A esa la
conocieron los hombres que intentaron desaparecer sus restos. Eso lo descubrirá
Mariano cuando encuentre a Moorig Koenig, quien, después de Evita, es el personaje más importante de este cuento.
La historia está
contada desde diferentes perspectivas, y repito, a punta de flashbacks. La perspectiva de Moorig
Koenig es interesante por ser totalmente subjetiva y estar basada en su
percepción de la realidad que cambia la interpretación de la desaparición de
los restos de Evita. En su novela, Tomas Eloy Martínez lo hace ser un frenemy
de la Primera Dama. Antes de la muerte de Evita, Perón le encarga al coronel que sea el guardaespaldas
de su esposa y lo mantenga informado de sus movimientos.
Aunque Evita lo
mira con el recelo con el que mira a todos los “milicos”, pronto lo acepta como
uno más del grupo. Esto hasta que lo descubre monitoreando el avance de su
enfermedad y lo saca a patadas de su vida. Nunca sabemos para quien la espía
Moorig. ¿Lo hace por órdenes de Perón, fue un doble agente que trabajaba para
los militares o la vigila por cuenta propia?
Aunque
comprometido y luego casado, Moorig se ha enamorado de “La Yegua”. Lo terrible
es que en su imaginación llega creer que ella lo corresponde, que detrás de la confianza
y amistad que le brinda se oculta una pasión como la que anida en el afiebrado
cerebro del coronel.
Cuando el nuevo
gobierno le encarga a Moorig encargarse de los restos de la difunta, el coronel
contrata un trio de cuasi delincuentes: Milton
Galarza, conocido por masacrar
indígenas, Gustavo Adolfo Fesquet, que para ocultar su homosexualidad está dispuesto
a cometer crímenes, y el fanático
religioso Eduardo Arancibia. Juntos secuestran el cadáver de Evita y sus réplicas.
Moorig les encarga una cada uno-—ninguno sabe cuál es la verdadera—ordenándoles
enterrarlas en secreto.
No hay tal
secreto, los devotos de Santa Evita les siguen la pista, los agreden, les envían mensajes inquietantes, llegando
incluso a amenazar la vida de la hijita de Moorig. A cada rato se encuentran en
su camino tenebrosos homenajes a la animita de la difunta con velas, ofrendas
florales y fotografías de ”Santa Evita”.
El episodio más macabro—más tratándose de un evento real—es cuando Moorig oculta a la verdadera Evita en el ático de la casona de Arancibia. A pesar de ser un fanático religioso, Arancibia está casado y espera su primer hijo. La presencia del cadáver lo enloquece. Confunde a su esposa con el fantasma de Evita y la mata a ella y a su hijo nonato.
¿Diosa, Santa
o Demonio?
Evita sigue
siendo una diosa implacable que exige el máximo sacrificio de sus adoradores,
pero también es un espíritu maligno, una Lilith que separa a los hombres de sus
esposas. La misma Irene se marcha del país sin convencer a su marido de
seguirla. Para Mariano, descubrir lo que ocurrió con Evita es lo más importante
y sin embargo su búsqueda lo lleva a una verdad a medias. El mito-hecho-mujer
ha sobrepasado su propia muerte y de paso ha afectado, muchas veces
negativamente, a quienes más la han amado y odiado.
Comprendemos esto
último cuando vemos a Moorig como lo ve Mariano, un guiñapo humano, un
alcohólico que se autodestruye ya que perdió lo más importante, su raison d’etre.
Hoy es solo una vergüenza para los militares y para su misma familia. Mientras él es un cadáver viviente, Evita se ha hecho inmortal.
Mi madre solía
decir que, si los argentinos se lo proponían, hacían algo “sobrio”. En su
vocabulario, “sobrio” pasaba a ser sinónimo de excelente. Es lo que sentimos al
ver Santa Evita, un drama sin excesos sin exageración, totalmente al
punto en todo: vestuario, atmosfera
histórica, actuaciones. Destacan en el elenco Ernesto Alterio, que parece que nació para interpretar
personajes entre patéticos y siniestros, y por supuesto Natalia Oreiro.
La Oreiro ha
madurado como actriz. Ya no es la “Muñeca Brava” ni la Reina del Festival de Viña
del Mar. Creo que es la mejor Evita que he visto, incluso supera a la de Ester Goris y su look es
perfecto. Con todo lo dicho es obvio que recomiendo la serie.
Contenido
Violento: Varias palizas,
aunque nada muy sangriento. Lo más Gory, Moorig y sus subalternos orinando sobre
el cadáver de Evita.
Contenido
Sexual y Desnudos: A
pesar de la obsesión necrófila de Moorig no vemos sexo. Eso si, el cadáver de Evita es expuesto desnudo y
enfocado desde todos los ángulos.
Factor
Feminista: La lucha de Evita
por conseguir el voto, y otros beneficios, para la mujer argentina se documenta
en esta serie. También es un examen del poder femenino en el imaginario
colectivo, incluso el miedo a la mujer dentro de la misoginia machista.
Factor
Diversidad: Muy poco. Se
haba del origen alemán de Moorig Koenig. La mujer de Mariano se apellida
Kaufman, por lo que podría ser judía. Hay dos personajes homosexuales. uno
positivo, el peluquero de Eva Perón. Otro que, para ocultar su debilidad, se ha vuelto un militar corrupto y violento.
I have not watched it but I started Cristobal Balenciaga this week, the first episode was watchable but lacking in style or character and I do not like the lead actor for some reason. He makes Cristobal unlikeable, but the guy who plays his lover is lovely.
ResponderEliminarI still don't know why Disney won't show it in the USA. Wladzio was a gorgeous being. I don't like Alberto San Juan either. I think only Javier Rey knew how to capture Balenciaga's class and debonair style in Lo que escondian sus ojos.
EliminarInteresante articulo, siempre me he preguntado tu opinión de Evita pero eso lo podemos hablar en privado. Mi papá siempre ha tenido opiniones fuertes con respecto a ella, a Perón y a Estela. Por lo que veo en los trailers, Natalia Oreiro debe estar genial como Evita y me imagino que mucho mejor que las actrices que mencionas que la interpretaron. Sin embargo, no tengo nada de ganas de verla. Me molesta mucho la idealización de figuras políticas socialistas, no solo en la vida real sino tambien en en la ficción. Por ejemplo, The Motorcycle Diaries. Tu sabes que, en general, no tengo mucho respeto por los políticos. Peor aún los que llegan a nivel de "santos".
ResponderEliminarComo tengo mucho que decir, seria mejor hablarlo en privado. LO primero es que la idealizacion nunca es buena, pero aqui fue una idolatria que nunca alcanzó a Peron que era el jefe de estado, sino a su mujer a la que idolatraron y odiaron. No, fijate que no hay idealizacion de Evita-mujer en la serie, la idealizacion viene despues y por diferentes motivos incluso de sus enemigos. Evita podia ser cruel con sus enemigos, el gobierno de Peron (hablo del primero) fue muy represivo, pero hay un error. Ellos no eran "rojos . Sus mayores enemigos (mas que la oligarquia ) eran los militares y comunistas. El justicialismo original era fascista, el gobierno mas parecido al de Mussolini y que incluso no era antisemita. Pero viendola de nuevo, me enfoco en como una mujer busca el poder (Por bienitincionada que sea) a traves de un hombre y como eso la hace prisionera de sus propios planes. Si has seguido viendo 'Feud"no es muy diferente Evita a Babe Paley.
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