El 28 de julio pasado se cumplía el Centenario de La Primera
Guerra Mundial, conflicto que dio origen a nuestro mundo moderno y uno los episodios
bélicos más cruentos de la humanidad. Sin embargo, la que recibiera el apodo de
“La guerra que iba a acabar con todas las guerras” no ha tenido una presencia fuerte
en la televisión, ni antes ni después de cumplir 100 años.
A diferencia de La Segunda, La Primera Guerra Mundial no ha
ameritado series de televisión dedicadas a dramatizar su trayectoria. Muy presente
en el cine y la literatura, principalmente los de los veinte años que la siguieron,
La Gran Guerra no alcanzó a convertirse en un referente de mi generación, ni
siquiera en mi historia personal. Eso, aunque mi abuelo paterno fue sargento en
el ejercito belga.
A pesar de que Remarque, Hemingway y Scott Fitzgerald me
dieran una probadita de lo que fue el conflicto y como afectó a los que combatieron
en el, la televisión de mi infancia no hacia eco de ese evento aun hoy tan incomprendido.
Para la década de Los 60, en la que se cumplía el cincuentenario del conflicto, la
televisión se había afianzado como un medio de entretenimiento masivo, pero no
se plegó a las conmemoraciones. Curiosamente, esa década y la siguiente se
caracterizaron por crear series sobre cuanta guerra hubiese afectado a USA (que
estaba ya involucrada en Vietnam).
Los westerns que
tuvieron su Edad de Oro en ese entonces no cesaban de aludir a La Guerra de Secesión. En 1972, iniciaba “MASH” un hito en la historia
de a televisión y que tenía de trasfondo a la Guerra de Corea. En 1971 , Aaron Spelling
probaba suerte con una guerra mas antigua en “Los Jóvenes Rebeldes” y a través
de los 60, la Segunda Guerra Mundial era homenajeada con series, algunas hoy de culto y otras olvidadas, como “Comando Aéreo”,
“Combate” “The Gallant Men”, “Los Comandos de Garrison” y la comedia “Hogan´s Héroes”.
Sin embargo, la guerra que la precedió seguía
siendo la gran ausente de la pantalla chica.
El primer gran conflicto moderno no hubiera pasado de ser
una anécdota para llenar series de viajes en el tiempo como “Dr. Who”; “El Túnel
del Tiempo” y “Highlander” de no ser por la serie-mito que en los 70 se
dedicaría a recrear los primeros treinta años de la Inglaterra del Siglo XX. En
su Cuarta Temporada, “Upstairs, Downstairs” puntualizó todo lo que les pasaba,
entre 1914 y 1918, a Los Bellamy, a su servidumbre y al Imperio Británico.
Georgina y su fiel Daisy despiden a los soldados |
Aunque el formato de la serie no dio espacio para cubrir la
guerra de trincheras, si se hizo un esfuerzo de filmar exteriores que simulaban
la Francia donde peleaba James Bellamy (Simón Williams)y donde curaba heridos
su prima y gran amor, Georgina Wellesley (Lesley-Ann Down).
James y Georgina en el frente |
A través de una temporada completa vimos los esfuerzos del Capitán (luego Mayor) Bellamy por huir de
un confortable puesto en el Ministerio de Guerra y lo seguimos hasta las campos
de batalla donde era gravemente herido. También vimos al lacayo Edward (Christopher
Beeney) sufrir de shock de trinchera, al novio australiano de la mucama
Rose (Jean Marsh) encontrar la muerte en combate, y a Hazel (Meg Wynn Owen),
esposa de James, perder a su joven amante-aviador. Hasta el mayordomo Mr.
Hudson (Gordon Jackson) era herido durante un bombardeo de Londres.
Hazel y su amante |
Vimos como las inglesas superaban la pérdida de sus seres
queridos hallando ocupaciones diversas: Ruby (Jenny Tomasin), la pinche de
cocina, acababa trabajando en una fábrica de municiones; Rose se convertía en
conductora de autobús, y Georgina recibía entrenamiento de enfermera y era trasladada
al frente.
Ruby, Georgina y Rose: mujeres que sirvieron a su patria |
“Upstairs, Downstairs” cubría aspectos que otras series sobre La Guerra del
‘14 (Léase “Downton Abbey”) nunca tocan, tales como la histeria anti-alemana en
Inglaterra que afectaba al carnicero de los Bellamy; el trauma de los
refugiados belgas, y un juicio por supuesta cobardía en combate que llevaba a
Lord Bellamy (David Langton) a conocer a Virginia (Hannah Gordon), madre del
acusado, que se convertiría en su segunda mujer. El final de la guerra, tal
como ocurrió en la realidad, no abandonaba a sus participantes Se sobrentendía
que todas las decisiones que James y Georgina tomaban en el futuro eran
dictadas por sus traumáticas experiencias en el frente.
Como si “Upstairs, Downstairs” no hubiese educado a su
audiencia los suficiente sobre las repercusiones de la conflagración, el próximo proyecto de John
Hawkesworth (director de UD) la soberbia “Duchess of Duque Street”, también
trataría el tema. En los años de la Gran Guerra, La ultra patriota protagonista
Louisa Trotter (Gemma Jones) convertía al Bentinck, su hotel de lujo, en un centro para atender y
agasajar a oficiales y sus parientes, entre ellos su socio y amante, Lord Charles
Hazelemere (Christoher Cazenove).
En “La Duquesa” se exponían otros aspectos de la Primera Guerra como el espionaje, y los
pacifistas que se rehusaban a servir en el frente. Eventualmente, Louisa
cerraba el hotel y trasladaba a su staff a Francia para estar cerca de Charlie
Hazelmere quien finalmente le pedía matrimonio. Una boda que no llegaba a
ocurrir. Gravemente herido, el oficial era enviado al Bentinck donde moría poco
después.
Charlie malherido regresa al Bentinck |
El cese de las hostilidades encontraba a una Louisa
destrozada y desorientada. Un viaje a las propiedades de su difunto amante
servía para develar uno de los innumerables monumentos que surgieron tras un
conflicto que diezmó a la población masculina de las Islas Británicas. Ese
evento empujaba a Louisa a reconocer y recuperar lo único que le quedaba de
Charlie, Lottie la hija de ambos.
A Louisa solo le queda la foto del difunto
A Louisa solo le queda la foto del difunto
Estas dos series
pusieron de moda el tema Gran Guerra en la BBC. Moda que culminó en una
adaptación del “Masterpiece Theater” de A
Testament of Youth, la autobiografía de Vera Brittain. Cheryl Campbell dio
un tour de forçe en su retrato de la
feminista y pacifista que se convirtió en ambas cosas tras servir de VAD
(enfermera de campaña) y perder en el espacio de cuatro años, a su novio, su
hermano, y dos de sus amigos más íntimos.
Cheryl Campbell como Vera Brittain |
El tema de pérdida y muertes gratuitas y constantes fueron
las características más prominentes del tratamiento de La Gran Guerra en la
televisión. Como “chonguera” profesional yo lo sentía en carne propia ya que
cada vez que me enamoraba de alguien en estos programas, de fijo que se me moría.
Asi me ocurrió con Christopher Cazenove en “The Duchess of Duke Street”; Nigel
Havers en “A Horseman Riding By” y hasta con Sam Neill en “Reilly, Ace of
Spies” que tenía al legendario espía sirviendo en la Rusia Revolucionaria
donde encontraba un triste final.
Mis lágrimas mas amargas fueron provocadas por la miniserie
“Flambards”. En esta adaptación del clásico infantil de K.M. Payton, Christina Parsons
(Christine McKenna) es rica en fortuna y pobre en familia inmediata. Acaba
viviendo con un tío siniestro que espera que se case con su hijo mayor
Christina se enamora de su primo menor, el aviador Wiliam (Alan Parnaby), quien
la convierte en madre y viuda al estrellarse su avión durante la guerra.
Christina y su hija heredan Flambards, logran alejar al primo Mark casándolo
con una amiga de la viuda. Christina termina casada con su fiel criado Dick,
otro veterano de la Gran Guerra.
Tanto furor causaban estas series que al otro lado del
Atlántico se acordaron que también habían participado en la Primera Guerra
Mundial. Asi, en 1976, tuvimos una miniserie basada en el clásico bélico de
Anton Myrer Once an Eagle. En la continuación
de “Raíces” “Roots. The Next Generation”, Dorian Harewood daba vida al padre
del autor Alex Haley quien sirvió en la Francia de 1917. Su experiencia era todo
un catalogo de las condiciones y prejuicios que afectaron a los combatientes
afro-americanos. Y en 1979, Richard Thomas, el actor juvenil más popular de la television de esa época, protagonizaba una versión del clásico de Erich María Remarque, Sin Novedad en el Frente.
Este auge no duró mucho. Para Los Ochenta, el tema de La Gran Guerra estaba
agotado, resurgiendo brevemente en la televisión australiana en series como la
tristísima “1915” y “Anzac” que se compró en Usa solo después que su
protagonista Paul Hogan alcanzase la fama como “Crocodile Dundee”.
La televisión del fin de siglo ni se acordaba de la Guerra
del '14. Notables excepciones fue “Las
Aventuras del Joven Indiana Jones” que eran toda una clase de historia y algún que otro dramatizado
como el fascinante “Un hombre peligroso: Lawrence después de Arabia” de 1990,
donde por primera vez vi a un actor llamado Ralph Fiennes.
La Primera Guerra Mundial solo reaparecía en la televisión del
nuevo siglo como un trasfondo histórico de biografías de famosos fueran Scott
Fitzgerald en “Zelda”; Agatha Christie o dictadores como en “Il Giovane
Mussolini” donde Antonio Banderas mostraba las experiencias bélicas del Duce o “HitlerThe Rise of Evil” donde Robert Carlyle hacia otro tanto con el Fuhrer.
El Cabo Hitler |
Seria" Downton Abbey" en su inexorable imitación de “Upstairs Downstairs”,
la que volvería a convertir a “La guerra que acabaría con todas las guerras” en
un tema romántico. Tan romántico que esa segunda temporada me resultó un poco
empalagosa y falsa. Sobre todo si la comparaba con la emotiva y realista visión
que nos legara su predecesora.
Si bien es cierto, que el presupuesto de Julian Fellowes y la ITV
permitieron una incursión a los campos de Flandes, no nos sirvió más que para
ver a Matthew ser herido y a Barrows darse un balazo en la mano para poder ser
retirado del frente. No niego que fue conmovedor ver al joven Crawley creer que
quedaría invalido, tal como me ganó Lady Mary en su devoción por el herido,, pero disminuía el dramatismo una
sensación de que la Gran Guerra no fue realmente traumática para Los Crawley ni
para su servicio domestico.
Barrows y Matthew: criado y amo en las trincheras |
Sybil, enfermera impecable en impecable mansión |
Georgina atiende a un herido en una estación de tren |
Anteriormente, las series de la BBC nos habían mostrado
mujeres enlutadas con el corazón destrozado como Louisa Trotter, Rose Parks de
UD y Vera Brittain. Muy diferentes a la única “viuda” de DA, la criadita Daisy.
Todos ( hasta Daisy) nos sentimos aliviados cuando murió William sabiendo que su
mujer no lo amaba y se había casado con él por lástima.
Daisy y su marido |
Al final, el único personaje de “Downton Abbey” que
realmente sufrió cambios con la Gran Guerra fue como siempre, la más
menospreciada. Fue Edith quien aceptó ayudar a un granjero que se había quedado
sin hombres para la labranza y casi terminó en la cama de su “patrón”. Fue
Edith a quien se le rompió el corazón cuando creyó haber recobrado al difunto
Patrick, y fue Edith a quien le agradecían los mismos oficiales que la Oveja
Negra de Las Crawley había cuidado, considerándola la más meritoria de su
familia.
Edith y el supuesto Patrick |
Si me explayo sobre las fallas de “Downton Abbey” al retratar
al evento más impactante de su generación es por ser esta un ejemplo de cómo la
imaginación colectiva del Siglo XXI percibe
La Gran Guerra. Aproximándose la fecha del Centenario, la BBC se ha enfocado en
el conflicto sacándose de la manga todo tipo de documentales y hasta programas
radiales. Es en la sección “drama” donde cojea. Se han hecho algunos
dramatizados un poco melifluos como “Birdsong” o la aclamada versión del clásico bélico
de Fod Maddox Ford “Parade´s End”. Ahí el omnipresente Benedict Cumberbatch
interpreta a un oficial de clase alta que tiene más problemas con su esposa y
con su amante que con el enemigo.
Este año crucial la BBC ha sacado al aire “The Crimson Field”
una exploración de la medicina en campaña protagonizada por Oona “Talisa”
Castilla-Chaplin. El hecho de que lo que iba a ser serie se haya quedado en
miniserie es significativo de la calidad del producto. Lo mismo ha ocurrido con
“Deadline Gallipoli” que también ha quedado en miniserie, a pesar de un elenco que encabeza Sam Worthington, y que abarca nombres como Anna Torv, Hugh Dancy, Bryan Brown y Charles Dance. El desastre de Gallipoli es un tema siempre fascinante para
quienes buscan dramatizar La Primera Guerra Mundial. Para el aniversario de esa
masacre, los australianos tienen ya preparada también su miniserie sobre
enfermeras titulada “Anzac Girls”.
Otro proyecto futuro de la BBC es “The Passing Bells”, pero
uno se pregunta si tendrá la calidad y emotividad de retratos de La Guerra del ‘14
en la pantalla grande ejemplarizados en este siglo por proyectos tan variados
como la francesa “Joyeux Noel” y la contribución de Steven Spielberg “War
Horse”.
Volviendo a “Downton Abbey”, otra falla fue que en la posguerra los personajes no parecían
afectados por el conflicto reciente. Para La Cuarta Temporada, la guerra ya era
un recuerdo vago y ultra lejano en al Abadía, algo imposible en la vida real donde
el conflicto siguió repercutiendo en los sobrevivientes y sus hijos hasta el
estallido de La Segunda Guerra Mundial.
Muy diferente es la posguerra de los personajes de “Boardwalk Empire”. Lo vemos en la amistad de dos jóvenes
veteranos llamados Jimmy Darmody (Michael Pitt)y Richard Harrow (Jack Huston). Jimmy huye de una relación
incestuosa enlistándose en el Cuerpo Expedicionario y regresa medio cojo,
amargado y con un solo camino por delante, el mundo del crimen. Su amigo
Richard Harrow, tras perder la mitad del rostro en las trincheras, pone al
servicio de gánsteres su estupenda puntería. Ambos son incapaces de reintegrarse
a una sociedad normal y deben vivir al margen de ella lo que les costará la
vida.
No es casualidad que Richard y Jimmy se conozcan en un
hospital a la espera de ser parte de un proyecto médico sobre veteranos. La
experiencia vivida los une como si fueran hermanos. Jimmy “contrata” a Richard
para vengar la muerte de su amante, pero antes del asesinato, Jimmy le cuente a
la victima una horrorosa experiencia de batalla. Tan terrible fue la guerra
para estos jóvenes delincuentes que en el aniversario del Armisticio, mientras Jimmy
hace un emotivo e impromptu discurso en un homenaje público, en un bosque de
New Jersey, Richard intenta suicidarse.
Incluso en una serie tan light como “Miss Fisher´s Murder Mysteries” la guerra sigue batallándose dentro de los personajes. Cec y Bert son los representantes de millones de soldados australianos que pelearon por un Imperio que exigió de ellos el máximo sacrificio. Las conversaciones de los ex diggers están plagadas de recuerdos de guerra ya que parecen haber servido en todos los frentes (algo no totalmente imposible puesto que hubo divisiones de la Primera AIF que pelearon en el Medio Oriente para luego ser trasladadas a Francia).
En “Death at Victoria Dock”, la usualmente risueña Phryne (Essie Davis) recuerda con amargura sus experiencias como enfermera en Francia, y más tarde
le dirá al Inspector Robinson (Nathan Page)que ha dejado de tomar la vida en serio desde
1918, señal de que la guerra transformó su carácter. En “Murder in Montparnasse”
descubrimos lo desorientada y desilusionada que quedó la detective al cese de
hostilidades y como esto la empujó a una desastroso y destructivo romance que
marcaría su vida romántica y sexual futura. Pero el más cambiado por la guerra
es Jack Robinson.
Miss Fisher en en el campo de batalla |
Desde el momento en “Death at Victoria Dock” en que Jack y
Hugh descubren el arsenal de los anarquistas que notamos como el espectro de
las trincheras sigue persiguiendo al usualmente impertérrito Inspector. Al
final de “Raisins and Almonds”, Jack le hace una confidencia a Phryne. La
guerra le costó su matrimonio ya que regresó del frente convertido en un hombre
totalmente diferente al que despidiera su mujer en 1914.
Aunque no he visto todavía la Segunda Temporada, sé que al
menos en dos episodios, Jack volverá a interactuar con Rosie, su ex esposa. Ella
nota que su marido se ha recuperado emocionalmentei(influencia de Miss. Fisher,
obviamente) y alude a que será tal vez por haberse librado de “un matrimonio
inconveniente”, a lo que su ex responde “era la guerra la que no me convenía”.
Como shipera creo que el hecho de que Jack y Phryne
compartan esas “experiencias históricas” es un buen ingrediente para una romance
con el que soñamos las seguidoras de Miss Fisher. En una visión mas
amplia, y tal como el bromance de Jimmy
y Richard en “El Imperio del Contrabando", nos demuestra como los recuerdos traumáticos de “La Guerra que iba a acabar con todas las
guerras” pueden crear vínculos positivos.
Reina Magrat que honor tenerte por aquí. Me alegro de recomendarte programas. Espero después ver tus impresiones en tus Crónicas.
ResponderEliminarMi padre creció entre veteranos de La Gran Guerra (incluyendo a su padre y a un tío) y lo que más le impresionaba es que nunca querían hablar de las trincheras, tan horrible había sido. Y ese es un tema común, esa reticencia a recordar inclusive en las memorias de posguerra. Por eso es que la ficción tiene que rellenar ese silencio y más ahora que ya no hay sobrevivientes de ese tiempo. Yo adoro Downton, pero fue un trabajo bien flojo el que hicieron en la Segunda Temporada. Para mi la peor fue a Tercera Temporada porque parecía que la guerra nunca había tenido lugar, todos felices. Muy diferente era el caso de Upstairs Downstairs, que sin la escenografía, vestuario y efectos especiales, te hacia vivir el conflicto en el frente y en la Inglaterra que los soldados habían dejado.
El problema de DA es que es muy glamorosa y por eso todo en ella es superficial.
El bromance Richard y Jimmy fue lo más tierno de Boardwalk. Con el asesinato de Jimmy cambió la serie totalmente. Al menos ahora Jimmy y Richard están juntos en el Más Allá. Ese es un ejemplo de cómo dos veteranos nunca pudieron sobreponerse a sus experiencias bélicas.
Sigue visitándonos, aunque sea para criticar Downton.