miércoles, 27 de agosto de 2014

Emily Thorne vs Olivia Pope (Glamur Televisivo II)


Revenge” y “Scandal” son las series más taquilleras de la televisión abierta en Estados Unidos. En ambas se retratan oscuras intrigas palaciegas, ocurran éstas en el  mundo empresarial o el de la política. Sus heroínas en lo físico son representantes del glamur televisivo, pero interiormente solo una de ellas (y la serie que protagoniza) es realmente glamorosa.

Dicho esto ya espero me caigan críticas de los fanáticos de “Scandal” por lo que hago una aclaración: decir que una serie no es glamorosa no es descalificarla. “Juego de Tronos” es una historia épica y no es glamorosa. Decir que un personaje no es glamoroso tampoco significa que sea malo, poco interesante, mal hecho. Por el contrario, debido a que “glamoroso” entraña ser enigmático, a veces serlo implica ser difícil de descifrar, poco cercano o querible.

Esta nota no es sobre la calidad de “Scandal” sino sobre su carencia de glamur. “Revenge” de la que ya hemos hablado, tiene lugar en escenarios sumamente glamorosos, mansiones, restaurantes, revistas de moda, etc. Y cuando los productores  se hartan de interiores opulentos se afirman en la belleza natural de la zona playera de Long Island.
La Mansión Grayson de Revenge


“Scandal” tiene lugar en Washington DC. Como neoyorquina adoptiva, me seria fácil decir “Washington es inferior en glamur a Nueva York”, pero seria injusta. La capital de los Estados Unidos posee espacios muy sofisticados, y bellísimos monumentos, museos y edificios públicos. Solo que cuando se trata de belleza natural, ni se compara a Las Hamptons ni a su aura del glamur de “Old Money”.
El Presidente y su amante en La Casa Blanca


Como el ambiente no lo es todo, veamos el libreto. “Revenge”, como su nombre  indica, es un cuento de venganza. Uno de sus grandes logros ha sido la capacidad de convertir  la revancha en un arte refinado. Lo notamos en esta temporada, en los preparativos para dar el golpe final en el que Amanda Clark alias Emily Thorne  espera vengarse del daño que Victoria Grayson les causó a ella y a su padre. Ese golpe final no incluye nada sórdido ni sanguinario. Es todo artificio, todo ilusión, todo glamur.

Emily planea un viaje de bodas en un crucero a Nantucket en el que la acompañarán la familia del novio. En ese viaje espera crear la impresión de que su suegra la ha matado. Victoria irá a la cárcel y el cadáver de la novia resucitará del Atlántico para huir con su verdadero amor a Las Maldivas. Una venganza con mucha clase.  Pero antes de la luna de miel y de la ceremonia ocurre toda una mis-en-scene que abarca hasta el más mínimo detalle de los preparativos de un matrimonio de la aristocracia neoyorquina. Desde el pastel de bodas  hasta ese desfile de posibles vestidos de novia para La Condesa de Montecristo de Long Island.































Lamentablemente, tanto boato termina mal. En  el  yate, el recién casado Daniel se entera que Emily fingió un embarazo para atraparlo y le da un tiro con balas de verdad. La imagen de Emily van Camp en cámara lenta, en ese vestido de novia ensangrentado, cayendo al mar es bella, es poética, es glamorosa.



Por supuesto que “Scandal” también está plagada de episodios cruciales, impactantes y con mucho suspenso, pero no se intenta glamurizar nada, aparte del adulterio de Olivia, la protagonista, con el presidente de los Estados Unidos.

Olivia Pope es lo mejor de “Scandal”. Tanto el personaje, como su intérprete, Kerry Washington, pertenecen a las grandes ligas en términos de actuación, caracterización y belleza. Pero Olivia es demasiado humana y real para  ser glamorosa, a pesar de que como las mujeres de “Revenge” use vestuario de marca. La dimensión trágica de Olivia la eleva por sobre lo engañoso del glamur.  No es que Amanda/Emily no sea un personaje trágico. Lo que sucede es que tanto ella como su némesis Victoria presentan  al mundo la imagen idealizada que se han manufacturado para así poder vencer los obstáculos y conseguir lo que desean.



La diseñadora de “Scandal” ha declarado  que cada vestido que Kerry usa cuenta una historia. Efectivamente, cada prenda de Olivia muestra el sentir de su personaje, las emociones de la abogado. Eso no quita  que Kerry  no se vea glamorosa cuando se enfunda un Armani o vista de Prada. Su falta de glamur nace de la integridad y humanidad de su personaje. A pesar de vivir una relación semi clandestina con el hombre más importante del país, Olivia no tiene mucho que ocultar. No tiene que esconder sus sentimientos ni crearse imágenes más allá de su idea de que ella y los que trabajan en su firma sean “gladiadores en trajes de dos piezas”.



En cambio, cada creación que luce Emily/Amanda es la máscara de la chica súper poderosa que viene a destruir a los villanos, es el envoltorio que cubre una estatua de hielo que no permite que emociones ni valores morales  le impidan cumplir con su cometido, es el disfraz que la diosa de la venganza utiliza para confundir a sus adversarios. La verdadera Amanda solo se revela a sus seres más íntimos: la verdadera Emily, su Aiden, y su gran amigo y apoyo Nolan Ross. Ni siquiera ante Jack, su novio de la infancia,  se saca totalmente el antifaz.



Cuando le explicaba a alguien los motivos por los que ni “Scandal” ni Olivia Pope eran glamorosos, mi interlocutora me saltó con la improcedente pregunta “¿Acaso crees que por no ser blanca, Olivia no puede ser un icono de estilo?” y me recuerda la influencia que el vestuario de Olivia tiene en la cultura popular. Se puede ser árbitro de elegancia, o imponer modas sin llegar a ser un personaje glamoroso. “Sex in the City” impuso estilos, creó clones de las cuatro protagonistas, pero ninguna era un personaje glamoroso. En cambio las adolescentes de “Gossip Girl” si lo eran y eso iba más allá de lo que llevaban puesto.



Kerry Washington entrando a la Casa Blanca con ese strapless bicolor, guantes arriba del codo y ese peinado asimétrico es una imagen del glamur, pero su personaje no es un maniquí, trasciende lo visual. En su vida privada, en su pasado familiar y en su trabajo Olivia debe dejar atras lo superficial y lo artificial para entrar al terreno de las verdades inconvenientes aunque sea para ocultarlas. Ella es la tapadera de los demás, tal como los criados de “Downton Abbey” deben esconder lo feo para realzar el glamur de sus amos. Por eso ni el servicio de los Grantham, ni gente como Olivia Pope ni Ray Donovan, otro fixer televisivo, pueden ser glamorosos.


Sin embargo, me quedé pensando que es difícil comprender la sutil diferencia entre personaje glamoroso y personaje heroico, épico, real, humano, o trágico, cuando no hay otras afro-americanas interpretando a lo primero en la televisión actual. En términos de glamur, Don Cheadle en “House of Lies” a veces alcanza casi a tocar el escalón donde se para Don Draper. pero es varón. En la televisión angloparlante hay muchos y fascinantes personajes femeninos de color. Hay heroínas épicas como Abbie Mills de “Sleepy Hollow”, humanas como Amanda Bailey de “Grey´s Anatomy” y trágicas y poderosas como Olivia Pope. Pero la única mujer de raza negra que se acerca al concepto de glamorosa, es un personaje terciario, también creación de Shonda Rimes. Se trata de Catherine Avery (Debbie Allen) en “Grey´s Anatomy”.


Cuando esta temporada, la madre de Jackson le suelta a su nuera una anécdota de su infancia en la racista Texas de los Sesentas me quedé en shock. Todo en Catherine da la impresión de haber recibido una crianza más cuidadosa y delicada que la de los visones. Parecía un producto de universidades privadas, institutrices e internados de lujo.  Nada en Catherine, mujer de negocios, millonaria, dama de sociedad, y matriarca de un clan de médicos famosos es lo que se suele asociar con chicas del Viejo Sur rural. Con esa revelación, Catherine se acerca más al personaje de Victoria Grayson que al de Olivia Pope.
(oblogdamari.com)


La televisión de mi época si tuvo divas glamorosas y afro-americanas. Recuerdo con particular agrado a dos: Dominique Deveraux de “Dinastía” y Whitley Gilbert de “A Different World”. En ese spinoff de “The Cosby Show”, Jasmine Guy se hizo famosa como la Southern Belle de piel de ébano. Esta Scarlett O’Hara étnica era  manipuladora, loca por las compras, esnob y tan delicada que tenia que tener humedecedores de ambiente en todos sus cuartos para “no tener piel de rinoceronte”. No se puede ser más glamorosa que esa Princesa Sureña.



En cuanto al personaje de Diahan Carroll, podría ser una Carrington ilegitima pero en belleza y glamur superaba a la temible Alexis que era una Carrington por matrimonio.

Diahann Carroll y Kerry Washington, dos divas de ébano

Tal vez sea preferible que a un grupo étnico lo represente alguien auténtico y terreno, identificable para su audiencia a pesar de los accesorios de Gucci, como lo es Olivia Pope, pero también el glamur ayuda a superar estereotipos. A ver cuando vemos una Amanda Clarke étnica que creo que la última también se quedó en el siglo XX. Era brasileña, telenovelera, a pesar de estar basada en un personaje histórico, y se llamó Xica da Silva.

2 comentarios:

  1. Que interesante, me dan ganas de ver Scandal..., Revenge no es mi tipo de serie, lo supe luego de tres capítulos...
    No sabía nada de Olivia Pope, pero definitivamente me atrae mas que sea un personaje mas realista que Emily.
    Siempre pensé que el glamour tenía que ver con el estilo de vida, el dinero y la fama, con la frivolidad pues, nunca había pensado en la posibilidad de que en realidad fuera una fachada consciente para fines ulteriores o una herramienta.
    Un placer como siempre!
    =)

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    1. El placer es mutuo, Gatita Blanca, que andamos tan desaparecidas que a veces parece que nos enterraron con el final de la temporada de Juego de Tronos.
      Entre nos, no me gusta Scandal, pero me encanta Olivia. Es un personaje súper poderoso, pero muy vulnerable. Una especie de Ray Donovan, pero más humana y menos sórdida. Una lástima que a Kerry no le dieran un Emmy. ¡Y la ropa es un sueño!
      Todos tienen ese concepto de glamur tuyo, es la traducción en la cultura popular. Pero su sinónimo es “sofisticado” y sofisticado significa “artificial” “artificioso”. Al buscar la etimología de glamur encontré ese concepto de la fachada mágica y eso me hizo entender lo que realmente entraña el término. Me explico mejor en la entrada anterior.
      http://confesionesgataseriefila.blogspot.com/2014/08/glamur-televisivo-i-mad-men-y-otros.html

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