En una era en la que el entretenimiento audiovisual sigue
pautas de realismo extremo, es difícil reconocer el glamur televisivo. Algo tan
sutil y arduo de definir, también resulta complicado de identificar. Aun asi,
ese misterioso glamur persiste en muchas series del momento.
“Glamur”, o “Glamorg”
es una palabra celta que explica la técnica mágica a través de la cual las hadas se esconden, o esconden
sus atributos de los humanos. En bujería, un hechizo de “glamur” es una manera
de cambiar la apariencia de la hechicera para verse como otra persona. Así lo
usaban Las Haliwell en “Charmed”. Por otro lado, “Glamur” es también la
capacidad de “persuadir” a alguien de no ver las cosas tal cual son sino como otro
desea que las vean. En “True Blood” los vampiros utilizan el glamur para borrar
las memorias de los humanos o para obligarlos a hacer su voluntad.
A comienzos del Siglo XX, los fotógrafos descubrieron que
podían hacer que sus modelos se viesen más bonitos gracias a ciertos trucos
(que hoy se consiguen con Photoshop), pero también gracias a prendas de vestir
y otra parafernalia con la que llenaban el trasfondo para resaltar las cualidades de quien posaba para el
retrato. Desde entonces, se venden vestidos, objetos y productos con la promesa
de que aumentarán el glamur de quien los usa. La palabra se ha convertido en sinónimo
de estilo distinguido, de sensualidad elegante y de una estética sofisticada.
Una serie glamorosa es una que intenta realzar, no solo el sex appeal de sus actores, sino también
el de su historia con detalles glamorosos que convenzan a su público que están viendo algo mágico, pero a la vez distinguido.
¿Cómo se consigue eso? Con una combinación de lujo, encanto, y romance que se aplique tanto al desarrollo
de los personajes como al modo en que se expresan y al ambiente en que viven.
El glamur no tiene realmente equivalente y se puede
confundir con “clase” o con linaje aristocrático.
Si bien es cierto que el glamur televisivo se asocia a personajes de clase alta
o escenarios del jet set, no siempre nacer en cuna de oro conlleva un estilo glamoroso. Es por eso que Don Draper
(Jon Hamm) de “Mad Men” es más “glamoroso” que todos los reyes de “Juego de Tronos”
y explica el que Lady Mary (Michelle Dockery) sea más sofisticada que su
hermana Edith (Laura Carmichael), en “Downton Abbey”, a pesar de ser ambas
hijas de un conde.
Ser tan envidiosa le restaba glamur a Lady Edith |
Hay ambientes que son glamorosos en extremo y aun asi los
que se mueven en su interior pueden ser ramplones. Los Marechal de “Revenge”
son bastante ordinarios y el pobre Peter Campbell (Vincent Kartheiser),de “Mad
Men” todavía (a pesar de ser de buena familia) parece el pariente pobre de sus
socios de Stirling, Cooper &
Partners.
Con esa ropita Pete Campbell nunca se verá glamoroso |
Volviendo al tema televisivo, hay series que sin ser
glamorosas abarcan elementos de glamur sea en el ambiente, en el decorado, o en
el idioma. Eso ha ocurrido con “Penny Dreadful” que a pesar de su gore, obligatorio en una serie de horror, sube su nivel gracias a unos diálogos impecables,
a un lenguaje exquisito, y repleto de alusiones poéticas y literarias, que
resultan más glamorosas que toda la música clásica y la pinacoteca de Dorian
Gray.
La palabra “glamur” frecuentemente va vinculada al
vestuario. No hay duda que ropa y moda
son componentes obligados de un estilo glamoroso. Por algo, cuando reseño “Downton
Abbey” o “Miss Fisher Murder Mysteries”, acostumbro elegir un vestido que encierre la sofisticación del capítulo. No es
casualidad puesto que ambas series son reconocidas por su guardarropa.
El vestuario y el Hispano Suiza son parte del glamur de Miss Fisher |
Mucha gente ve “Masters of Sex” por ver a Virginia Johnson (Lizzy
Caplan) desnuda, pero yo la veo por ver a Libby Masters (Caitlin Fitzgerald)
vestida. Cada atuendo que saca es soberbio.
Hasta embarazada lució espectacular. No solo es el vestuario sino también el garbo
de quien lo usa lo que crea un personaje glamoroso.
Libby y el glamur de Los 50
Aun embarazada se veía despampanante. |
“Once Upon a Time” es una serie “mágica”, pero ni sus
personajes ni sus diseñadores de ropa tienen idea de lo que es el glamur. En la
última temporada hemos visto a Emma (Jennifer Morrison) ponerse faldas, pero el
vestidito con el que asistió a su primer baile era lo que usaría la Jezabel
bíblica si visitara El Bosque Encantado.
Todos quedamos viendo rojo con ese atuendo |
No fue el peor asalto visual de la temporada. ¿Qué tal los trajecitos con los que Ariel (Joanna Garcia) y Blanca Nieves (Ginnifer Goodwin) se presentaron
al baile del Príncipe Eric? Ya parecían miembros de tribus urbanas. Ni hablar del vestido de novia de Belle (Emilie de Ravin), una mutación
del estilo del Gran Gatsby combinado con deshechos del closet Sesentero de
Twiggy.
La Sirenita y La Princesa van al prom |
Blanca y horripilante va la novia |
Pero si uno busca y rebusca encuentra el glamur de esa serie
encapsulado en un personaje: Regina Mills. Y hablo de La Señora Alcaldesa, no
de La Reina Mala que esa también usa mamarrachadas dignas de dominatrix
victoriana. En cambio, la mandamás de Storybrook siempre, (aun cuando la vapulea
La Bruja Mala del Oeste) se ve tan comme
il faut en su sencilla elegancia. Más allá de cómo viste. Regina ha destilado
clase, dignidad y glamur aun en sus días de nervios de mamá primeriza.
Ser La Madrastra Mala implica ser un fashion disaster |
Lana Parrilla no me convencía como actriz, pero esta última
temporada me ha ganado por completo con su tóxico humor, sus misterios, incluso
con su tristeza ante la idea de perder a su hijo. Nunca la brujería se vio tan
sofisticadamente representada que en esa batalla con su hermana mala que en
todo era inferior a Regina, incluso en su tosquedad que contrastaba con la
glamorosa flema de La Madrasta de Blanca Nieves.
La importancia de la envoltura en la creación de un aura
glamorosa es unisex. Que lo digan los productores de “Mad Men” que por siete
temporadas han impuesto a su protagonista, Don Draper, como un icono de
elegancia masculina.
Situada en el universo de Madison Avenue, “Mad Men” es un
ejercicio en glamur, en el verdadero sentido de la palabra. Es toda una lección
de como un imperio de la publicidad inventa slogans para glamurizar al publico
y llevarlo a comprar sus productos. Para esos efectos, la serie de Matthew Weiner
ha capturado la sofisticación de la New York de los 60 tanto en sus oficinas de la emblemática Avenida Madison como en
otros espacios de La Gran Manzana.
Extendiéndose más allá de Manhattan, “Mad Men” nos lleva conocer
el chic suburbano de Long Island, de sus clubes, centros hípicos y por supuesto
la casa modelo de Los Draper. Es un mundo de spot publicitario de la época,
donde todos son blancos y rubios, no hay niños obesos, los afro-americanos son
los encargados de la limpieza y todos rezuman felicidad, ya que lo
desagradable, lo malo y lo ilegal se hace discretamente. Esa es la esencia
total del glamur. Recordemos su significado primitivo: exagerar lo bonito,
ocultar lo feo.
Betty y Don redecoran su living |
Los Draper ¿La Familia Feliz? |
“Mad Men” contiene todos los ingredientes de una serie glamorosa: Un arrebatador elenco en ropa elegantísima,personajes glamorosos involucrado en un trabajo prodigioso y llamativo y todo tipo de símbolos de status desde las plumas fuente hasta los autos ultimo modelo, desde los muebles de oficina hasta los licores. Aunque lo de "personajes glamorosos" debería llevar un signo de interrogación. Efectivamente la serie nos expone a un espacio esplendoroso y pasea a los personajes por ese milieu elegante que eran los Estados Unidos en la Era de Camelot, pero sus personajes, por interesantes que sean, son demasiado humanos para ser realmente glamorosos.
A pesar de sus vestidos, conocemos a las mujeres
de carne y hueso que se esconden tras peinados escarmenados, faldas bouffant y sombreritos de Jackie
Kennedy. Sabemos cuales son los lados flacos, las virtudes y defectos de Joan (Christina
Hendricks) Peggy (Elisabeth Moss) y Megan (Jessica Paré), y eso les resta glamur,
Son reales, cercanas, y queribles, ese es su atractivo.
Curiosamente, aunque su ex esposa Betty Draper (January
Jones) también se ha creado una imagen que desea proyectar, no alcanza el extremo
de glamur de Don. Ni su compostura, ni su conducta reprimida ni sus esfuerzos (que culminan en un colapso nervioso)
por parecer una esposa-trofeo ejemplar evitan que la veamos como una ama de casa desesperada. Las falencias de
Betty como esposa, madre y persona son demasiado evidentes para ser camufladas por
su refinada educación o un estilo adquirido en sus años de maniquí en Europa.
En su intento de desenmascarar a Betty, la serie la ha obligado
a pasar por muchas pruebas en las últimas temporadas. La hemos visto encarar las primeras arrugas, la posibilidad de un cáncer y el terror más grande
que puede enfrentar una mujer en nuestra sociedad, la subida de peso.
Betty ya no cabe en su vestido |
Joan ¿Sexy o gorda? |
Un personaje realmente glamoroso no se preocupa por dietas. Siempre
luce perfecta, no bebe en exceso, no es histérica, nunca se pone en evidencia
ni hace el ridículo. En “Juego de Tronos”, Cersei Lannister (Lena Heady) será
toda una reina regente, pero su falta de tino, sus exabruptos desubicados y su amistad
con el vino del Dorne, (en los libros,
George R.R. Martin menciona que la melliza-amante de Jame Lannister está
engordando de tanto empinar el codo) la han expulsado del desfile de los
glamorosos.
Mas vino, mas libras de mas para La Leona Lannister |
Muy diferente es el caso de Daenerys Targaryen (Emilia
Clarkson). En el libro, Martin la describe como una diosa encarnada en mujer,
pero también la vuelve trágica y humana. La vemos violada, y embarazada, sucia,
con el pelo chamuscado y hasta con diarrea. Pero desde el momento en que los
productores de “Juego de Tronos” decidieron hacerla sobrevivir una pira funeraria
con sus plateados rizos intactos, supimos que la Khaleesi era la figura glamorosa
de la épica serie de HBO.
Emilia Clarke ha convertido a Daenerys en una nena
berrinchuda y frívola, muy parecida a las diosas del glamur del Viejo Hollywood.
De Madre de Dragones a Madre de esclavos libertos, Daenerys de la Tormenta es
una princesa que hechiza a todo el que la conozca con su belleza glamorosa, que
provoca que se levanten los esclavos contra sus amos, que un mercenario decapite a sus socios, y que Ser Jora (Iain
Glenn)olvide que su deber es traicionarla.
Daenerys está muy alta para sus súbditos |
Aunque puede a veces usar el mismo vestido, y en su etapa
Dothraki andaba casi harapienta, Daenerys ha aprendido a usar símbolos de
glamur para aumentar su majestuosidad tales como joyas; vestidos; un sequito disfrazado
con ropajes llamativos; ese salón del trono donde ella recibe a sus súbditos
sentada al tope de una escalinata como una estatua de diosa egipcia; y por supuesto, sus peligrosos, pero
glamorosos dragones.
El glamur de la Madre de los Dragones |
En cuanto a la personalidad de Daenerys, ella es la gran
controladora, sus órdenes no se discuten, es cruel con sus enemigos, generosa
con sus amigos y si mete las patas, jamás pide una disculpa. El temperamento de
Daenerys es igual al de una prima donna
de opera y sus pataletas son dignas de una “Gossip Girl” cualquiera, bueno no
cualquiera porque las adolescentes de esa serie eran divas en pañales, ósea
totalmente glamorosas.
En este momento, Daenerys es el personaje femenino mas glamoroso
de la televisión, solo eclipsada por Lady Mary Crawley de “Downton Abbey” y
Amanda Clarke, alias Emily Thorne (Emily van Camp) de “Revenge”. Del glamur de
“Revenge” y de “Downton Abbey” hablaremos más adelante ¿pero pueden pensar en
otros personajes glamorosos de la televisión actual? ¿Qué prefieren en sus
series? ¿Un toque glamoroso o crudo ruralismo?
Vaya, Malena, de verdad, esta chica es muy glamorosa. He visto poco de "Juego de Tronos", pero, la presencia de Daenerys sobresale por encima de los demás. :) Gracias por comentar el especial de la chica de Septiembre 2014.
ResponderEliminarGracias a ti por pasar. Hay todo un esfuerzo por parte de los productores de realzar el glamur del personaje y de la actriz que se ha convertido en estrella y Daenerys es ya un fenómeno en la cultura popular.
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