¡Hola! Hora de
sacar de la portada de este blog el rótulo de “Malena Homeless”. Primero porque,
aunque las vueltas de la vida pueden cambiarlo todo, ya tengo casa. Segundo, porque
si compartí con ustedes mi noche oscura llena de terrores (¡oh, Melisandre requiescat in lux!), también tengo que
compartir cuando se prendió la luz y, por último, porque es un ejercicio para
la memoria recordar cada ladrillo amarillo que esta Dorothy ha recorrido antes
de llegar a Oz. Pero como este blog es un confesionario de adictos a las
series, también les contaré que ha estado la Gata Seriefila viendo este tiempo.
Pues antes de
dejar el departamento, entregar mi servicio Spectrum, y embalar mi tele de dos
mil canales, terminé de ver la tercera temporada de “True Detective”, sin duda
la mejor y las más diferente a las anteriores. Aquí no hubo crímenes
asquerosos, ni villanos psicópatas, ni detectives medio locos, a pesar de que
el protagonista, que comienza la historia como un veterano de Vietnam cargado
de traumas, la acaba luchando contra el Alzheimer.
Si vieron a Mahershala
Ali en “The Green Book” todavía puede impresionarlos más en el rol del detective
Wayne Hays que, aun marcado por sus experiencias en las junglas de Indochina,
en 1980 se obsesiona con solucionar el crimen de dos hermanitos. Si alguien se
pregunta como un actor que recientemente ha aparecido en la escena puede
ganarse dos Oscares en menos de cinco años, después de verlo como Hays, un
hombre que gracias a su investigación crea una familia y forja una amistad para
luego casi perder ambas por su obsesión, se preguntarán como alguien podría
negarle a Mahershala un Emmy por este trabajo.
En la Posada del
Ancla
Volviendo a mi
saga, el 28 de marzo, una semana antes de que acabase el caos en mi casa, y
creyendo que mi hermano se reuniría conmigo en un par de días, partí con un
equipaje de dos maletas, dos bolsones y mi notebook al Anchor Inn en Bayside.
Un tip para quien venga a Nueva York, no desee gastar mucho y busque un lugar tranquilo
carca de todo, Bayside queda a mitad de camino entre Manhattan y las playas de
Long Island. El transporte público está al alcance de la mano. El Anchor Inn es
tranquilo y seguro, a pesar de que está a un par de cuadras de Bell Boulevard,
una arteria comercial llena de tiendas y restaurantes de todos los tipos.
Por menos de cien
dólares (si viajan solos o en pareja, un cuarto doble les cuesta unos $30 más) los
huéspedes reciben un cuarto grande—más grande que los de los hoteles de
custro estrellas y en Queens no hay de cinco—con un decorado muy
bonito, tipo shabby chic, un baño
privado con ducha, todo muy limpio, desayuno gratis, televisión,
estacionamiento gratis y bajo techo, y la mejor señal de wifi que he tenido
desde que llegué a USA.
La diferencia está
en que el Anchor es una inn (posada) entonces no tiene piscina (aunque si un bien
equipado gimnasio), ni salas de conferencias, ni salón de baile, ni cafetería,
ni restaurante, ni te traen la comida a la pieza, pero a mis ojos, era un lugar
muy completo. Sobre todo, tenía lo que yo necesitaba tranquilidad y gente
amable y cariñosa a mi alrededor.
Entre las referencias
sobre la posada encontré un comentario despectivo de que el sitio es una parada
para homeless. Es cierto que las
primeras dos semanas, conocí gente que estaba a mitad de camino, o buscando
casa, o esperando les tuvieran lista la suya, o a la espera (la mayoría eran adultos
mayores) de ser admitidos en asilos o lo que se llama aquí “assisted living facilities”
que son departamentitos dentro de comunidades para gente de la tercera edad.
Todos compartieron su historia conmigo, todos me dejaron contar la mía, y todos
me dieron buenos y sabios consejos.
Nuestro punto de
encuentro era el desayuno que servían en una sala común. Me dicen “en el Best Western
te dan fruta; ¡en el Adria te dan todo tipo de zumos, en el Hotel de Point te
sirven huevos con tocino!” Bleeeh! Este desayuno tipo continental era abundante
y sabroso. Tenían muffins de arándanos, dos tipos de pan (bollos y bagels), una
tostadora eléctrica, mantequilla, queso crema y dos tipos de mermelada. También
había yogures variados, tres tipos de cereal, más avena que te preparabas con
leche caliente. Es cierto que solo servían jugo de naranja Tropicana (mi úlcera
me prohíbe los cítricos), pero a cambio, tenían una máquina que servia té,
chocolate y hasta café descafeinado y… ¡oh maravilla! una waflera. ¡Gatos
seriefilos, Malena aprendió a hacer wafles!
Yo pronto me hice
un régimen diario. Levantarme temprano, desayunar en compañía, trabajar un
poquito (en el cuarto había una mesa grande y cómoda para instalar un laptop e
incluso mi teclado). A la hora de la limpieza,
me iba al lobby a leer. Aunque en el Anchor tenía cable (una gracia que no
tienen muchos hoteles de 4 estrellas es que tenía canales satelitales) vi poca
tele. Lo que si vi fue “Mrs. Wilson”. ¡Que fiasco! Pobre Iain Glen, fue lo único decente de esa
historia.
Me he dado cuenta
de que las series de la BBC, con su empeño en ser políticamente correctas,
están haciendo los argumentos densos y tortuosos no por lo que sucede, sino por
el modo en que las protagonistas actúan y reaccionan: Me ha ocurrido con tres series
inglesas este mes: “Mrs. Wilson”; “Traitors” y “Gentleman Jack”. Ni hablar de “Killing Eve” que solo la veo
por Villanelle que, como es psicópata, arrasa con todas las sensibilidades
modernas.
La pobre Ruth
Wilson interpretó a su abuela de manera tan enigmática que nunca pude sentir lástima
ni cariño por un ama de casa que, tras
perder a su adorado marido, descubre que
es solo una más en la larga lista de “Señoras Wilson” Nunca llegué a saber si
Alec Wilson (“Ser Jora” Glenn) tenía tantas familias porque eso ayudaba a su
labor de espionaje, o por que precisamente el ser espía le daba carta blanca
para coleccionar esposas. Una serie que no voy a recomendar.
Así se fue
pasando marzo y entramos en abril. Mi hermana me sacó a comer en la primera
semana, y mi hermano se daba vueltas, y yo incluso, el primero de abril, me fui
al departamento para ayudarlo y vi que estaba muy atrasado, y que no iba a
poder con todo. Mas encima el cuarto de almacenaje (y es grande) se colmó, no cabía
un alfiler.
Ahí mi hermano
tomó una decisión inesperada, le pagó a un chico, que trabajaba en el edificio,
cien dólares (+2 bicicletas estacionarias, un aparato de aire acondicionado, y
todas sus pesas) para que lo ayudará a sacar los muebles que quedaban (incluso
mi cama gigante) y los dejará en el basural. Yo alcancé a regalar a una vecina mi
cómoda gigante colonial. Haciendo cuentas creo que con lo que se abandonó y lo
que regalamos, si lo hubiéramos podido vender, se hubiera podido costear otro galpón
(son $400 mensuales) y un camión de mudanzas. En fin, eran sus cosas y él
decidió sobre ellas.
Cuando se fue,
estaba tan cansado que ni vació el refrigerador. Adentro quedaron una botella de
tequila añejo que alguien le trajo de México y una botella nueva de champaña. Llegó
muy cansado y gruñón al hotel y como se trajo sus dos computadoras se quedó con
mi mesita. Yo termine escribiendo sobre una tablita en la cama. No le podía
decir nada, porque él necesita las compu para trabajar. Además, venia todo
adolorido porque en su ultimo traslado de muebles, le cayó un librero de caoba
justo en la cara así que parecía que había estado boxeando. Para colmo, en abril,
falleció nuestro rabino E. Rosenblat (alav-ha-shalom) que fue como un padre
para JC, así que mi hermano estaba muy apesadumbrado.
Días de Stranger
Things
Para distraerlo
lo convencí de que viéramos “Stranger Things” en mi laptop. Yo había visto el
primer capítulo y casi me mató de susto. Así en nuestra estadía en el Anchor
Inn nos vimos entera la primera temporada y los primeros capítulos de la
segunda. En términos de argumento y efectos especiales es soberbia. Tal como se
ha dicho, es todo un homenaje a Stephen King y a Steven Spielberg. Tiene una
buena atmosfera ochentera (no tan buena como “True Detective”). Se me hacen
reconocibles las alusiones culturales, aunque a ratos salgan con algún vocablo
moderno que todavía no se había inventado, pero se entiende que haya que usarlo
para atraer al público juvenil.
Mi problema—y
recuerden que Malena es character oriented—son
los personajes. Con los adultos no tengo reparos. Me encanta David Harbour como
el Sheriff Hopper, me cae muy bien el profe de ciencias y a diferencia de sus
hijos, si aprecio a Karen Wheeler (Cara Buono). Joyce no se si me cae bien
porque es un buen personaje o porque la interpreta Winona Ryder. Pero los
niños…
Joyce lista para "The Shining" |
Con la excepción
de Eleven (Millie Bobbie Brown) los mocosos esos son insoportables. Nunca me
ocurrió con los niños de las pelis de Spielberg ni los de S. King, pero aquí me
reventaban. Nancy (Natalia Dyar) es una
odiosa, a ratos me cae mejor Steve (Joe Keery) que ella, y su hermanito Mike (Finn
Wolfhard) es un histérico gritón. Dustin (Gaten Matarazzo) es tolerable, pero
cuando está con sus amiguitos…. ¡Que niños tan odiosos y egoístas! Aparte que su
comportamiento con El, que tiene escrito “victima” en toda su anatomía, es
machista y bordea en el bullying.
La pobre El y El Club de Toby |
Las injusticias de los niños con El eran la
contraparte de lo injustos que eran Mike y Nancy con su madre que merecía un
premio como mujer dedicada a sus hijos y tolerante de todas sus chifladuras. Si
mi Ma se hubiese enterado de que, a esa edad en vez de irme a estudiar, me fui
a una orgia, como hizo Nancy, me hubiera molido a palos. Karen trataba de comprender
y Nancy le caía a rugidos. Mike tuvo escondida en el sótano a una niña, que él
y sus amigos juzgaron peligrosa y poco confiable, y ni una disculpa dio a su
madre cuando se supo la verdad.
Karen consolando a Mike |
Cuando pienso en
los Goonies o los niños de “It” que tenían padres terribles, me molesta que la
serie trate de mostrarnos que está bien que los Wheeler sean tan ingratos,
mucho mas que los hijos de Joyce con un padre ausente y una mamá que todos ven
como la loca del pueblo. En Usa existe una gran preocupación por sus
adolescentes criminales, asesinos en serie, e inadaptados socialmente. Sin embargo,
en su ficción muestran como normal y positivo que los chicos sean rebeldes,
desobedientes, insolentes e ingratos aun cuando sus padres intentan darles todo
como ocurre con los Wheeler.
Hasta Steve me caía mejor que Nancy |
De todos modos,
recomiendo esta serie porque es imperdible como fantasía retro, como una buena
historia de terror en la tradición de grandes escritores y cineastas como los
ya mencionados. Agreguémosle una excelente banda sonora y actuaciones
impecables.
El placer de compartir
la serie no borraba que mi hermano y yo estábamos a punto de irnos de las greñas.
No había compartido cuarto con él desde 1972 así que la cohabitación era muy
tensa. Mas encima todo lo que me gustaba del hotel a él le parecía mal, incluso
el baño. Era un baño pequeño con ducha, pero la ducha tenia cabeza grande, el agua
era transparente. Mi placer mayor fue poder lavarme la cabeza sin tener tierra
cayéndome junto con el agua (como ocurría en nuestro antiguo departamento).
En Busca del Departamento Perfecto
Otra cosa que nos
tenia con los nervios de punta era que se acercaba la mitad de abril y no
encontrábamos casa. Voy a tratar de abreviar esa odisea. Primero, para quien
busca vivienda, hay que tener cuidado con las fotos de los deptos. que encontramos
en anuncios online Siempre mienten. También cuidado con las medidas, suelen ser
menos que lo que la descripción indica. Finalmente encontramos un piso inmenso,
inmenso, 1,500 pies cuadrados, en un buen barrio, a media cuadra de
Metropolitan Avenue. Estaba perfecto, volvimos al día siguiente a medir las
paredes y la puerta estaba cerrada. ¡Desde adentro una voz femenina nos dijo
que el departamento ya estaba arrendado!
La experiencia
mas triste fue el primero de abril. Conocimos un chico al que solo llamaré D.,
un niño judío de una de las muchas provincias de la desmembrada Unión Soviética.
Nos había mostrado algunos pisos, pero la mayoría nos ponía en contacto con la
famosa “board” (comité) que, como los jueces de Hades, decidían quien podía
vivir o no en sus edificios.
Debido a que mi
hermano no tiene contrato de trabajo nuestra presencia era non grata
para muchas boards. Entonces a D. se
le ocurrió que otro amigo de alguna otra oscura república (Uzbekistán) podría
rentarnos su apartamento a espaldas de su comité. Sonaba ilegal, pero estábamos
muy desesperados.
El primero de
abril nos encontramos en el lobby del edificio con D. y su amigo que nuestro
guía insistía en recordarnos era un “hermano judío”. Ya eso olía mal. El amigo
uzbekito era muy extraño, casi mudo. Desde el comienzo insistió en que debía
marcharse. Nunca nos preguntó nada. ¿Hey Dude vamos a vivir en tu propiedad y
no tienes curiosidad por saber quiénes somos?
La cosa se puso más
bizarra aún. Nuestro supuesto casero no saludó a nadie ni en el elevador, ni en
el pasillo. Ni siquiera al super. Era como si no conociera nadie. El depto. No
estaba mal, aunque mi cuarto ocupado, por un camarote y una cunita, era muy
pequeño y solo había un baño. Lo extraño es que el uzbeko no parecía conocer la
casa, encontró un paquete en la puerta y lo corrió con el pie sin siquiera mirarlo.
Había juguetes en el piso del living. casi los pisó y aunque en todas las puertas
había mezuzot (unas cajitas que
contienen versículos de la Torá y que los judíos ortodoxos clavan en los
umbrales), el uzbekita (y anda a saber si era de Uzbekistán) nunca los besó.
Estaba claro que no era su casa.
Nosotros no
quisimos decir nada ahí. Pero ya en e;l hotel, llamamos a D. y exigimos ver una
copia del carné de conducir de Robert (¿y que ruso se llama Robert?) y una
copia del documento de compra del piso. Ni tengo que contarles que nunca los
recibimos. Me imagino que como el Dia de los Inocentes en Gringolandia cae en
abril primero (April’s Fools) esta fue la idea de D. de una inocentada.
Fue en esa semana
que caímos en manos de un joven corredor de propiedades muy hip que nos llevó a
un departamento ultra trendy donde tenían hasta peluquería de mascotas, pero
los departamentos eran del porte de una mascota…pequeñita. Ya para entonces yo descubrí
que existen sitios donde puedes encontrar reviews de edificios donde los
habitantes, y los que huyeron de ahí, te cuentan la firme sobre ese espacio.
Así me enteré de que hay ratas en el Bruselas que a mi hermano enloqueció por
la vista. En un piso once siempre habrá vista, pero imagínate como bajas esas
escaleras si falla el elevador. Y con roedores atropellandote...¡Peor!
Gracias a esas
recomendaciones descubrí que Lefrak City es considerado el Cuartel de las
Cucarachas de Queens y que Queens Woods es la parada obligatoria para los recién
egresados de manicomios. No es broma, aquí la municipalidad se encarga de
encontrarles casa a los ex pacientes de instituciones psiquiátricas y terminan
ahí en ese edificio tan lindo en Corona.
Ronica al rescate
Otra preocupación
es que nuestra estadía en el Anchor Inn llegaba a su fin el 15. Habíamos hecho
reservaciones en el Best Western Gold Coast, un poco más caro, pero mas
prestigioso. Solo que mirando las fotos del cuarto noté que se veía mucho más
pequeño, no tenía mesas, ¿dónde iba a poner sus ordenadores mi hermano?
Para entonces yo había
comenzado una especie de amistad con la maravillosa y formidable, Ronica
D. la camarera. Cuando le conté sobre
mis reparos, inmediatamente se puso en campaña. Ahí entró en juego, Rashid, el
conserje mágico. A pesar de que Booking decía que no había cuartos, ellos nos
encontraron uno y al mismo precio, pero cuando yo comenté que sabia de la
existencia de un par de suites en el hotel, rápidamente nos habilitaron una y
por cincuenta dólares menos que el precio normal.
Las suites del
Anchor Inn son un secreto muy guardado. Incluso los huéspedes normales no saben
que existen. Están en un anexo contiguo
al hotel, para llegar ahí no se puede utilizar el elevador, o se entra por la
calle o se baja por una escalera muy empinada interrumpida a mitad de camino
por una tinaja porque se llueve y desde abril que aquí no para de llover. La
suite está al nivel de la calle por lo que mantuvimos la ventana cerrada todo
el tiempo. A mí no me importó porque tenía aire acondicionado y calefacción con
termostato. Incluso había ambos por separado en el baño. ¡Que lujo!
Los que recuerdan
mi dormitorio en Recreo, la mayor parte de la suite era del porte de esa pieza tamaño
de potrero. La mitad estaba ocupada por un mullido sofá y muchas mesitas. Con
ellas le instalamos un escritorio para las computadoras de mi hermano y hasta
para su gabinete de archivos.
El resto estaba ocupado por las dos camas, un
velador gigante y el mueble de la tele. luego venia un espacio largo y vacío
con dos espejos, yo escamoteé una de las mesas y me hice un escritorio en ese
sitio.
Al final había un
closet gigante. Por primera vez desde que dejé Chile pude colgar mi ropa. El baño
era parecido al de arriba solo que tenía tina y una maravillosa barra de hierro
que me recordó a la de mi clase de ballet de mi infancia. Prestaba el mismo
servicio, permitirme flexionar las rodillas y llegar hasta el suelo, ahora para
lavarme los piecitos.
Pero lo mejor era una kitchenette con horno
normal y microondas, platos eléctricos y un refrigerador más grande que el de
arriba. También había una mesita y dos sillas. Gracias a Ronica, el hada
guyanesa, conseguí sartén y una olla. Tal vez no kosher le pesaj, pero me permitieron celebrar Passover con huevos
duros, fritos y revueltos. Con servicio de plástico y varias cajas de matzah
pudimos intentar tener una pascua judía aun sin tener casa. Complementamos
nuestras comidas de huevo, matzah y queso crema con lechuga y fruta.
Para mayor
milagro, mi hermano le comentó nuestro problema a uno de los abogados con los
que trabaja. Él nos recomendó un corredor que en tres días nos encontró un
depto. Este, en Forest Hills, de donde les escribo. Lo tomamos con todas las de la ley. Aquí no
hubo board sino un señor que es dueño de todo el edificio Solo que la operación
nos dejó con los bolsillos planchados. Mas encima el piso no iba estar listo
sino hasta el primero de mayo. Nuevamente Rashid se hizo cargo extendiéndonos nuestra
estadía (en el mismo sitio y precio) por cinco días más.
Fue entonces que,
por primera vez, desde el 2012, me sentí un poco en calma. Había preocupación e
incertidumbre, pero dormir (y eso que mi hermano y yo roncamos) en un cuarto
donde nadie podía entrar a sacarnos, en una cama que no necesitaba de
escaleras, tener un escritorio para mi sola, no tenía precio. Fue ahí que pude escribirles las primeras reseñas
de “Juego de Tronos”, que veía a cachitos por YT.
Killing Eve
Le di la tele a
mi hermano. El veía noticias dos veces al día y lunes y martes seguía “The
Voice”, pero un domingo aprovechando que teníamos AMC quiso ver si todavía seguía
“The Walking Dead”. Se había terminado. En cambio, nos encontramos con la segunda temporada
de “Killing Eve”. Se las voy a recomendar, aunque Eve se me hace insoportable
con esa bipolaridad psicótica que se manifiesta en su locura por las compras y
en su casi inhumana insensibilidad y cinismo con los que traiciona a todo el
mundo: Carolíne, Kenny, y, sobre todo, el pobre Niko. A medida que la serie
avanza, Eve pierde contacto con la realidad, con su humanidad, con el bien y el
mal, con la verdad y la mentira.
En cambio,
Villanelle ha sido una sorpresa este año. A diferencia de Eve, ella, en su
demente estilo, intenta ayudar a los demás: ahorcando a su nuevo amigo un
huerfanito que ha quedado destrozado físicamente por un accidente; liberando a
una anciana senil cuyo hijo la tenía secuestrada, asesinando a un holandés que
le era infiel a su esposa y, lo mejor, convenciendo a una colega de Niko que él
no es feliz con Eve y merece una mujer que lo ame. Ese encuentro con Niko fue genial. Sonó cruel, pero el profesor de matemáticas tiene que aceptar que su mujer no lo quiere.
Los dos primeros
episodios de esta temporada son imperdibles porque vemos a Villanelle en su
aspecto mas vulnerable; debiendo huir de un hospital a lo Umma Thurman en “Kill
Bill”; vagar por la campiña inglesa sin dinero y con una herida infectada en el
abdomen; hasta ser secuestrada por un maniático sexual. Y lo peor, ella tan fashionista
se ve obligada a vestirse en andrajos. Solo por eso recomiendo ver esta
temporada.
Los últimos días
de abril nos enfrentaron a varias realidades. La primera es que habíamos firmado
contrato y pagado más de $8,000 (+ $220 por garaje) por un departamento que
solo habíamos visto una vez y que estaba lleno de muebles y maletas ajenas. Agregándole los $4000
de estadía en hotel, no teníamos un peso (yo en ese momento tenia $500 que hoy
se han reducido a $200) y…” ¡No teníamos muebles!
La solución fue
irnos a Long Island, a una mueblería llamada Raymour&Flanigan donde, en el pasado,
mi hermano había tenido una línea de crédito. Nuevo milagro, como mi hermano había
sido muy buen cliente (léase comprado mucho, pagado mucho y a tiempo) nos
dieron un abundante crédito que nos permitió comprar algunos muebles, lámparas,
y hasta almohadas. Nos trataron súper bien y eso que llegamos empapados por la
lluvia, se quedaron casi tres horas atendiendonos incluso hasta después de cerrada la tienda
a las 10pm, y hasta nos dieron agua … ¡Y con marca de la tienda!
Así fue como el
miércoles, primero de mayo, por fin recibimos las llaves y nos fuimos a la casa
vacía. Fue un poco desalentador el primer vistazo. En Darrah Garden donde
vivíamos antes, mi hermano tenía un garaje (y por $20 menos) techado y cerrado
y aquí es una especie de estacionamiento totalmente a la intemperie. Eso
significa que en invierno va a quedar tapado de nieve.
El apartamento a pesar de estar recién pintado y con el parqué encerado (ni sé por qué tanto atado con el parqué, por ley hay que poner alfombras para no molestar a los vecinos) no se veía acogedor. Tal vez fue porque los antiguos dueños no nos dejaron ni una silla y se llevaron el aire acondicionado. Hasta se llevaron las persianas. La primera semana tuve que vestirme y desvestirme en el baño y tapar las ventanas con bolsones y peluches para defenderme de las miradas de los vecinos.
El apartamento a pesar de estar recién pintado y con el parqué encerado (ni sé por qué tanto atado con el parqué, por ley hay que poner alfombras para no molestar a los vecinos) no se veía acogedor. Tal vez fue porque los antiguos dueños no nos dejaron ni una silla y se llevaron el aire acondicionado. Hasta se llevaron las persianas. La primera semana tuve que vestirme y desvestirme en el baño y tapar las ventanas con bolsones y peluches para defenderme de las miradas de los vecinos.
En el baño descubrí
que se habían llevado lo que más me había gustado de la casa, las duchas de teléfono
y nos encontramos con otra modernidad, los inodoros sin estanque. No les veo
mucha utilidad aparte que cuesta harto tirar la cadena. Las tapas del estanque
sirven para colocar cosas. Pero no importa mi hermano me prometió que iba a
poner una ducha de teléfono en mi baño y ya vi en Walmart un mueblecito de
menos de $15 para guardar servilletas, papel de baño y toallas, porque tengo un
vanitorio, pero está atravesado por tubería así que ahí solo guardo productos
de limpieza.
Lo bueno del piso
son los closets, todos son walk-in, con mucho espacio incluso para cajoneras, y
la cocina con tantas alacenas que yo, que no llegó al segundo estante, puedo
colocarlo todo al alcance de la mano. También tiene muchos mesones, aunque mi
hermano, que instaló su oficina en el antiguo comedor que colinda con la
cocina, ya me quitó dos. Snif, snif.
Ese mismo miércoles
y temprano, llegaron de la mueblería e instalaron los muebles incluyendo mi
nueva cama. También vino el hombre del
gas para instalar la cocina. Volví a tener horno y aunque solo me ha servido
para calentar comida, hacer sándwiches de queso caliente y tostadas (la tostadora
estaba enterrada en el fondo del galpón) es divino poder volver a cocinar.
Sábanas nuevas de Bed, Bath and Beyond |
El jueves 2 de mayo
nos instalamos definitivamente y ese día vinieron de Spectrum a instalar cable
e Internet. Volví a tener todos mis canales y + un paquete de canales latinos
(tengo de Perú, Ecuador, Colombia hasta de Cuba), volví a tener la RAI y el
canal francés. Lo mejor es que el nuevo sistema nos permite ver Netflix en la
pantalla grande. Nunca más la oscuridad y pantalla limitada del laptop. Bueno
nunca más es mucho tiempo, pero esperamos que Tata D-s nos ayude a seguir así.
Hablando de
Netflix esto es lo que he visto en estos días:
TRAITORS: Se ha vuelto una obsesión en el cine y la
televisión el tema de los espías rusos (¿por qué será?) hoy y ayer. La Guerra Fría
está en el cine en “Red Joan” y en la BBC con la todavía sin estrenar “Summer
of Rockets” y en abril , Netflix presentó “Traitors”.
La historia
comienza en Londres en 1945 y gira en torno a Fiona “Feef” Symonds (Emma
Appleton) una “niña bien” con country
house (un poco
dilapidada) y padre en el Parlamento. Feef ha estado entrenando con las fuerzas
especiales pata ser agente en la Europa Ocupada, pero la única guerra que
conoce es en la cama con Peter (Matt Lauria), un oficial americano con esposa e
hijos en los United.
La guerra se acaba,
Peter debe volver a su país con su familia. Feef insiste en irse con él, adora América,
adora a Peter, pero lo más bien que se quiere bañar desnuda con un amigo de su
hermano, el escandalizado abogado Hugh Fenton (Luke Treadway, el Dr.
Frankenstein de “Penny Dreadful”). El mundo de Feef está cambiando. No solo se
le va el amante, Hugh, un devoto socialista, vence al hermano de Feef en las
elecciones locales. Mas atroz le parece a Feef que los Torys sean vencidos y
que Winston Churchill deba dejar el gobierno en manos del socialista Clement
Attleee.
La salvación de
Feef llega al entrar a trabajar al ministerio de relaciones exteriores (Foreign
Office) y de ser reclutada por Rowe (Michael Sthulbarg de “Bordwalk Empire" y “The
Shape of Water”) un americano que está creando, casi como un esfuerzo personal,
un servicio de espionaje para una nueva guerra. Como Rowe le explica a Feef, la
guerra no ha acabado, Solo han cambiado de enemigo. El necesita saber si entre
los colegas de Feef puede haber un agente ruso. También la anima a cultivar la
amistad (y el sexo) con Hugh.
¿Parece
interesante no? y sin embargo es (y este
es un consenso con los recappers) aburridísima, aun con asesinatos y violencia
con doquier. El problema es que los personajes son tediosos, pesados,
antipáticos. A ratos intenta ser “The Little Drummer Girl” y cae en el mismo
error de esa serie, nadie te simpatiza. Yo creo que, para ser un relato de
espionaje, los personajes no son inteligentes. Rowe es brillante pero obviamente
está desequilibrada, Feef es tonta de capirote y Hugh demasiado ingenuo para
ser político. Definitivamente no la recomiendo.
LAS ESCALOFRIANTES
AVENTURAS DE SABRINA: Me había prometido no verla más, pero es un imán, es muy
entretenida y les he tomado cariño a los personajes. A pesar de que advierto,
es una serie para gente de criterio formado. Aguirre-Sacasa sigue con esa manía de
escandalizar y ofender: desde tratar de convertir a Sabrina en una émula de Cristo
(hay una escena en el primer cap. que la muestra naciendo en un pesebre) hasta
que el demonio más feo que acosa a la brujita se llama …Asmodeo. A ver si las
fuerzas ocultas no le dan al nicaragüense una leccioncita uno de estos días.
Tras acabar la
primera temporada vendiendo su alma al Señor Oscuro, Sabrina decide cambiar su
vida, abandonar su escuela, no ver mas a sus amigos y dedicarse totalmente a
sus estudios en La Academia de las Artes Invisibles. Sabrina también ha cambiado
de carácter, está mas agresiva y gritona y lo demuestra en su primer día de
clases que coincide con la candidatura de Nick Scratch al puesto de Prefecto. A
pesar de que es un puesto solo para varones, Sabrina insiste en ser candidata.
Galantemente,
Nick la apoya, pero es el único. Hasta Tía Zelda no se ve entusiasmada con esta
Sabrina rompe-tradiciones, el novio de Ambrose se revela como un gay machista
que se opone a votar por Sabrina. También Ambrose está en contra de la
candidatura de su prima.
Ambrose le dice a
Sabrina que ella no merece ese puesto ya que desprecia las tradiciones y las
reglas de la escuela que un prefecto debe cumplir y mantener. Sabrina, petulantemente,
le dice que ella ha venido a destruir lo viejo y cambiarlo todo. Suena típico
discurso del feminismo radical de hoy. Sin embargo, hay fuerzas ocultas
empeñadas en impedir el acenso de la brujita.
Tres demonios se
le aparecen en determinadas ocasiones, justo antes de las tres pruebas de
competencia que Brina debe superar, y la asustan impidiéndole prepararse. Aun así,
Sabrina las supera gracias a la ayuda de Prudence y sus Hermanas, luego gracias
a la Tía Hilda que es la única preocupada con el cambio de Sabrina y la única
en pararle el carro cuando la sobrina se le encabrita
Sabrina le
confiesa a su tía que se ha visto obligada a alejar a la gente que quiere (léase
amigos humanos) porque no quiere dañarlos cuando el Diablo se ponga a exigirle
hacer maldades. Ese es el miedo de Sabrina, por eso está de tan mal humor y tan
apurada en cambiar cosas que ve erradas. Debe hacerlo antes de volverse mala.
En su último desafío
es ayudada por Nick. Ambos conjuran a los tres reyes demoniacos, pero no llegan
a saber su propósito puesto que son desterrados por el Padre Blackwood. El Sumo
Sacerdote está tan indignado que acaba con la competencia nombrando a Ambrose,
Top Boy. Mejor, Sabrina puede destruir la Iglesia de la Noche desde fuera. Nunca
hubiera sido un buen prefecto y esto nos lleva a una pregunta ¿puede una mujer
a aspirar al puesto de un hombre si no está preparada para este? ¿Puede una
mujer sin estudios de medicina reemplazar a un médico solo porque no hay
doctoras en su hospital? Y eso es lo que vemos en el caso de Susie.
La pequeña
transgénero quiere ser parte del equipo de basquetbol de la escuela, pero en
Baxter High no hay equipo femenino. Susie intenta ser parte del equipo de
chicos y ya se imaginarán el bullying al que es sometida. Bufando, Susie
irrumpe en la oficina de Miss Wardwell. La pobre Lilith está teniendo
dificultades para conseguir el respeto que merece como nueva directora, pero no
lo va a obtener si desde ya las alumnas pueden invadir su oficina como si
fueran toros en San Fermín.
Wardwell va a
hablar con el entrenador quien le explica que el mayor problema de Susie no es
su vagina, sino que es enana (como yo también lo soy, puedo usar esa palabra) y
no sabe jugar basquetbol. WTF? Impertérrita,
Lilith dice que en SU ESCUELA no permitirá actitudes sexistas. Susie es
incorporada al team y está a punto de pasar tamaña vergüenza cuando aparece
Sabrina ex machina y consigue que su
amiguita haga más canastas que Michael Jordan en su vida
Pues qué bien,
¿no? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Sabrina siempre va a tener que apuntalar a Susie? ¿Como
Susie no se sorprendió de sus milagrosas e inesperadas cualidades? En cambio,
su inexplicable triunfo la orientó a salir del closet trans y a anunciar que es
chico y se llama “Theo” Muy bien, pero en teoría ahora al definirse como varón,
Susie no tiene impedimentos para estar en el equipo.
¿De que sirvió su
esfuerzo? ¿Como ayuda en eso a chicas que si tienen aptitudes para el deporte y
quieran tener su propio equipo? Por eso me gusta este programa porque te impone
interrogantes y te hace meditar en cosas reales poniéndote ejemplos mágicos.
Eso es lo que he
visto en Netflix. En la televisión normal estoy siguiendo “The Spanish
Princess” de la que pronto espero escribir una reseña, pero abandoné “Chernóbil”.
Mas allá del desastre y de la tragedia humana, no me gusta una historia que
comienza con un suicidio para llevarnos en flashback a las circunstancias que
llevan al Ingeniero nuclear Valery Legasov a quitarse la vida. Saber de
antemano que un personaje (mas si lo interpreta Jared Harris) se va a morir de
tan fea forma te quita las ganas de invertir emocionalmente en un relato de por
si amargo y sombrío.
A veces los
spoilers te ayudan a no perder tiempo con determinadas series. El saber del
final agridulce del matrimonio de” las Annes” (Lister y Walker) fue un factor
que me hizo dejar de ver “Gentleman Jack” Aunque en realidad fue que no me
simpatizó la protagonista (Suranne Jones) y no por su condición de lesbiana.
Anne Lister (apodada “Fred” por sus amantes y “El Caballero Jack” por el vulgo).
fue toda una rareza del Yorkshire de comienzos del Siglo XIX. Latifundista
independiente, viajera infatigable (falleció en las estepas rusas) y hasta alpinista,
Lister documentó su vida, incluyendo sus affaires con varias mujeres, en
diarios que escribió en un código mitad griego y mitad algebra.
Son esos diarios
(hoy descifrados) los que proporcionan las bases de este cuento de una mujer
que es mitad Capitán Poldark (intenta restaurar la mansión familiar, proteger
sus minas de carbón y luchar contra los Rawson, tan implacables y corruptos
como los Warleggen) y el Señor Darcy (anda en busca de esposa solo que esta
debe ser rica). La candidata perfecta la encuentra Lister en su tocaya, la melancólica
y frágil Anne Walker (Sophie Rundle, la Adah de “Peaky Blinders”).
La historia está
bien contada, es dinámica, bien actuada y tiene un vestuario fenomenal. Lister
no anda de pantalones, como la original prefiere un vestuario negro y severo, pero
elegante. Aunque usa sombrero de copa se permite sus coqueterías. Al matrimonio
de una de sus examantes, luce un tocado de plumas (a la última moda de 1832) que
da la impresión de que se plantó un gallo negro en su cabeza.
Mi problema con
la serie es que no soporté que Lister fuese tan arrogante, egoísta y pragmática
con una mentalidad de propietario y llena de privilegios de clase. Trata bien a
sus criados, empleados e inquilinos mientras le sirvan. De lo contrario, les da
puerta. Aquí no entran las compasiones ni lealtades de un Poldark. Las mujeres
en el libro de Lister son u objetos sexuales, o sirvientas u obstáculos como su
hermana Marian (Gemma “Yara” Whelan).
Lo desagradable
es que la serie toma el partido de Lister y coloca a Marian, que para mis ojos
es una mujer mucho más reformista, compasiva y sensata que la mayoría de su
época, como un personaje ridículo. Cuando Marian comenta con amistades lo
contenta que está que en Inglaterra ahora puedan votar todos los hombres, su
hermana burlona le dice que el voto la excluye a ella y por eso no lo alaba.
Marian le recuerda
que antes el hoi polloi masculino no podía
votar, pero eso a Lister la tiene sin cuidado. A ella no le importa que sus
criados y criadas no puedan votar. Lo importante es que ella carece de ese
derecho. Sin ser una mala persona, Lister nunca fue ni revolucionaria ni
reformista, solo quería vivir a su manera y si le creemos a la serie lo
consiguió, pero eso no la hace mejor que su hermana.
La criada está preñada.¿ La despedirá Lister? |
Uff ya llevo diez
páginas, mejor la corto aquí. Díganme si han visto algunas de estas series, si les
han gustado y el porqué. Y si no les han gustado, también cuéntenme.
En cuanto a mi
saga personal. Seguimos trayendo cosas del galpón de a poco. Nada hasta ahora
parece haberse perdido ni roto con la excepción de la cubierta de una de las
luces traseras del auto de mi hermano (doscientos dólares en repararla y por
suerte no fue el foco que eso hubiera sido mas de $1,000) que por andar
cargando muebles bajo la lluvia, se resbaló, casi se parte un dedo y dejó caer
la mesa del comedor de mi madre sobre el foco. Pero ya tenemos comedor. (Por razones de espacio, la tenemos cerrada, pero tiene una hoja que le permite expandirse hasta acomodar seis comensales).
También Don
Anselmo—el super, un señor peruano muy super gente— nos instaló las
persianas, los aparatos de aire acondicionado y en mi baño, una barra de protección
¡y la ducha flexible!
Yo creo que ahí vamos a tener que pararle al asunto de las compras. Eso significa no reemplazar los estantes de libros que se rompieron al desarmarlos. Eso significa que mis libros seguirán en sus cajitas, pero tiempo al tiempo. Nomás recen para que a mi hermano le terminen de pagar los $40,000 que todavía le deben y que haya salud. Por primera vez, en años, me siento serena. Espero que eso se traduzca en notas interesantes para seguir con este debate continuo sobre la calidad de nuestra televisión.
Hola Male, me alegro muchísimo de que el problema habitación al se haya solucionado, el piso os ha quedado de lo más coqueto (aunque me he encogido un poco por dentro cuando has mencionado la de cosas de las que os tuvisteis que deshacer). También resulta reconfortante saber que has encontrado a gente que trabaja ha ofrecido ayuda o mera simpatía y compañerismo (obviemos a D.). Espero que los otros problemas se resuelvan: he leído el comentario en el que mencionas los problemas de salud de tu padre, espero su pronta recuperación y siento lo de tu gato, sé lo mucho que te gustan (solo hace falta mirar este blog). Te abrazo y te envío buenos deseos para ti y los tuyos.
ResponderEliminarEn cuanto a series, The Spanish Princess te la comento en su post. Sabrina me ha parecido más de lo mismo, no veo evolución, es ella revelándose y siendo muy rebelde y mucho rebelde, que estaría bien si llevará a alguna parte, pero siento que están dando vueltas sin llegar al ninguna parte que me interese especialmente. Nick muy guapo, pero muy desdibujado, la estética de las Hermanas Fatídicas es lo que más me gusta de la serie (superficial que es una), Harvey, un sopor, las cuitas de las amigas humanas me dan igual o, en el caso de Susie/Teo me parece mal planteado por lo que señalas, me creo más que Aguirre-Sacasa esté satirizando sobre el tema a que lo esté defendiendo. Las otras series no me llaman nada, yo ahora estoy con Good Omens y Big Little Lies.
Te mando besos y Buenos deseos.
Gracias por los buenos deseos, fue mi perrita Bianca la ue fallecio el jueves pasado y mi papá cada vez esta peor, ya no sabemos que hacer. Es como si uno tuviera que pagar por cada momento de felicidad con un doble de desdicha. No habia pensado en que Aguirre-Sacasa esta satirizando lo de los transgeneros. Tal vez porque a veces no se le entiende, como esos angeles con agencia propia, o Sabrina anunciando que sirve al Señor Oscuro que es mas chambón que el Mago de Oz. Igual me conmovio Sabrina cuando creyó que se moria Salem, y Nick y su loba con miriñaque, y Lilith enamorada.
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