jueves, 23 de enero de 2020

Las Novias de Carlitos: Lo que la Tercera Temporada de The Crown Olvidó



La Tercera Temporada de “The Crown” deja a Camilla casada y al Príncipe de Gales con el corazón destrozado, pero eso ocurrió en 1973 y la temporada acaba en el ’77. ¿Tenemos que pensar que Carlos lloraría hasta su boda con Lady Diana Spencer? Medios de comunicación, biografías, y entrevistas con los participantes nos dicen lo contrario. Carlos se consoló rápidamente de su desengaño amoroso. Aun antes del sexto aniversario de matrimonio de los Parker-Bowles, ya estaba encamado con Camilla. Pero antes y después, su mayor esfuerzo sería encontrar una esposa digna del trono británico y de paso,…divertirse. Vamos a ver como conjugó diversión con devoción.


Es más, o menos un consenso entre los biógrafos que entre el rompimiento con Camilla y su boda con Lady Diana, Carlos tendría “algo” romántico-pasional con 25 mujeres. Algunos “algo” serian breves aventuras como la noche de amor que se rumora pasó con Barbra Streisando, otros affaires fueron más largos, pero también sin futuro.
Con Barbra Streisand

Las Escandalosas
Ese sería el caso del romance que Carlos tuvo con Susan George, actriz que había alcanzado la fama con filmes como “Twinky” y “Straw Dogs”. Se sabe que tuvieron un affaire a fines de los 70, pero Susan siempre ha sido muy discreta y no ha dado detalles.
Con Susan George

Otro romance famoso fue con Fiona Watson, que sería muy hija de Lord Manton, pero cuando llenó 11 páginas de Penthouse con su destapada anatomía pasó a tener tantas oportunidades de ser Princesa de Gales como las que tuvo la hija del carnicero local que Carlos “se sirvió” en un sofá en casa de su compañero de polo, Luis Basualdo.
Fiona Watson

Sabrina Guinness seria la heredera de una fortuna cervecera, pero su reputación de ex de Micky Jagger, Bowie y Jack Nicholson, no la hacían muy cotizada por Los Windsor. Cuando Carlos la llevó de visita a Balmoral sus padres la recibieron con sonrisas congeladas, pullas, y la reina la hizo levantarse de una silla porque “ahí se sentaba la Reina Victoria.”
Con Sabrina Guinness


Las Casadas
Aparte de todas estas fulanitas, tenemos también un listado separado de los amores innombrables, ósea las casadas. El príncipe sería muy Defensor de la Fe, pero practicaba el adulterio con el mismo vigor que el polo. De esta lista la más conocida es Camilla. La sigue otra famosa y trágica dama, Lady Dale Tryon. Apodada “Kanga” por el príncipe, esta australiana rubia y pechugona llegó a Londres a conquistar fortuna. Conquistó un marido con un título y a un príncipe.

Con Lady Kanga

Años más tarde, cuando estaba en una silla de ruedas, medio loca, arruinada y roída por el cáncer, Lady Kanga reveló a la prensa detalles de sus amores con Carlos quien cada vez que estaba estresado se dejaba caer en la casa de campo de los Tryon donde se desahogaba con la anfitriona. Kanga, de quien Carlos diría “es la única mujer que me ha comprendido” murió de septicemia antes de cumplir los 50 años.
Lady Kanga antes de su muerte.

Ahora, y en peligro de que se me acuse de difamar, quiero comentar la relación de Carlos y una señora a quien la prensa de 1975 unió en artículos y fotografías, pero hoy pretende ignorar por completo. Me refiero a la intensa amistad de Carlos y su prima Elizabeth de Yugoslavia.  En 1975, se les fotografió juntos asistiendo a varios eventos y la lengua de la prensa del corazón estuvo muy activa con conjeturas.
Con la Princesa Elizabeth de Yugoslavia

Aun así, no había esperanza de matrimonio.  Isabel Karadordevic tenía sangre real, su madre era princesa de Grecia (prima del Duque de Edimburgo), su padre, el Príncipe Pablo, había sido regente de Yugoslavia, pero la apartaban de Carlitos doce años, su parentesco, un torrido romance con Sir Richard Burton en el '74, y lo peor. Aunque separada, Elizabeth seguía casada con su (segundo) esposo y ya tenía tres hijos. ¿Será por eso por lo que ya nadie la incluye en las listas de conquistas del heredero? Solo quedan estas fotos.

Las Fabricaciones Mediáticas
Es interesante que algo que en su día se dio como un romance consumado, hoy haya desaparecido en las brumas del tiempo junto a otras más improbables “novias” de Carlos. Algunas de las cuales ni llegaron a conocer al futuro marido. Me refiero al extraordinario caso de la princesa Astrid de Luxemburgo. Hija del Gran Duque Jean y de la Princesa Josephine-Charlotte de Bélgica, Astrid era guapísima, de sangre azul, seis años menor que Carlos y ya tenía un título de enfermera universitaria aparte de haber hecho una especialidad en enfermedades tropicales en el Congo.

Su primer problema es que era católica. Como nunca se la vio con el príncipe Carlos (yo creo que ni se conocían) nunca se supo que opinaba de conversiones, bodas y tronos. Fue la prensa del corazón y las revistas especializadas en la realeza las que debatían las muchas posibilidades de que Astrid pasase a ser Princesa de Gales.

El acabose fue cuando el Daily Express, el periódico más bochinchero de Reino Unido anunció con bombos y platillos la boda real entre la princesa y Carlos. No solo no hubo boda. Ni siquiera hubo desmentido. Es que todo era tan WTF, pero los shiperos monárquicos somos una peña de porfiados. Con el tiempo se corrió un rumor de que el Papa Pablo Vi había prohibido tal unión (triple WTF?). Por suerte, tanta fábula no afectó la reputación de Astrid que contrajo un feliz matrimonio con otro Carlos, el Archiduque Carl-Christian de Austria, y siguen felizmente casados.

No sería la única loca invención mediática respecto del tema. En 1972, leí en la revista Ritmo que Grace Kelly había anunciado al mundo que su hija Carolina, de catorce años: “Va a ser reina de Inglaterra”. Me quedé de una pieza. ¿Ósea, chao Lucia? ¿Hola Carola?  La revista añadía que la Queen Mom indignada había jurado que su nieto no se casaría con “la hija de una actriz”.

En ese entonces la opinión de la Reina Madre me valía madre. Carolina se veía bonita. Los Príncipes de Mónaco la mandaron a estudiar en Inglaterra. A Carolina le gustaba la equitación como la Princesa Ana. Aun así, nunca se la vio ni cerca de Buckingham Palace.

A medida que pasaban los años su belleza aumentó y los rumores también. Para 1975, Carolina era la It Girl de la realeza europea. ¿Qué más podían pedir los ingleses para reina? El único impedimento es que Carlos ya estaba metido entre Janes y Davinas y no parecía interesado en conocer a la princesa monegasca.

Por fin, en 1977, el Príncipe de Gales se dignó a conocer a quien ya los medios consideraban su prometida. Fue en Paris en primavera, ¿todo perfecto…o no? Carolina era una Wild Party Girl y estaba un poco bebida. Encontró al futuro rey “viejo y aburrido”. Carlos la consideró irritante y muy pintarrajeada. Mas tarde diría que “la prensa nos estuvo casando por años. Bastó una noche para divorciarnos”. Un año mas tarde Carolina se casaría con un viejo aburrido y plebeyo.



Al Príncipe le Llega su Waterloo
Por fin legamos a los “prospectos reales”. Y hubo varias. Menos de un año después de Camilla, Carlos comenzó a verse en fotografías acompañado de Lady Jane Wellesley. Descendiente directa del gran Wellington, hija de un duque (que además era grande de España), parecía destinada a reinar. Sin ser una belleza, sus largos cabellos y su porte majestuoso la hacían una favorita del público.



Caroline-Jane había estudiado historia como Lucía Santa Cruz, pero no poseía ni la diplomacia de mi compatriota ni sabia escuchar como Camilla. Jane tenía opiniones y las expresaba con vehemencia. Era antimonárquica, hoy es tan republicana que no le gusta que la llamen “Lady”. Si Camilla representaba un arquetipo de la rebeldía Sesentera, The Wild Party Girl, Jane era la otra moneda, The Radical Chic.

Jane tampoco creía en el matrimonio. Tenía muchas metas, incluso laborales. Por entonces trabajaba en una galería de arte y vivía sola. Su actitud anti matrimonial la ha seguido hasta hoy puesto que nunca se ha casado.

A pesar de sus muchos amores (uno con un colega que si tenía pareja) no le impedían practicar lo que entonces se conocía como “amor libre”. El Príncipe de Gales pasó muchas noches con ella en la casita de Lady Jane en Chelsea, mientras su guardaespaldas dormía en el auto afuera. En una ocasión la señora de la limpieza lo encontró paseándose por la casa en el albornoz de Lady Jane (y nada debajo).

Carlos quería una esposa. Jane quería trabajar para la BBC. A pesar de que pasó el Año Viejo de 1974 en Sandringham junto a los Windsor y que más de 100 mil personas se acercaron para ver a quien creían iba a ser reina, Jane tomó una decisión y aceptó un empleo con la BBC. Con la prensa, Jane se las arregló magníficamente. Se les plantó brazos en jarra y les dijo “¿De veras creen que quiero ser reina? Yo ya tengo un título”.



Jane llegó a ser una gran ejecutiva, publicó un libro Wellington: A Voyage Through My Family, y es dueña de su propia productora. No se casó ni tuvo hijos, pero si muchos amores. El ultimo ha sido con Anthony Holden, uno de los biógrafos más duros del Príncipe de Gales.

Entre Davina y Amanda
Este Waterloo le demostró a Carlos que Tío Dickie tenía razón. Había que conocer mujeres para saber lo que se buscaba en una esposa. Era un secreto a voces que Mountbatten quería que Carlos, quien siempre lo llamo el abuelo que nunca tuve”, llegase a ser su nieto de verdad.

En 1974, un poco antes de su ruptura con Lady Jane, el Príncipe de Gales había pasado revista a sus primitas. India Hicks era una nena de seis años. Eso dejaba en la palestra a su hermana Edwinna de 17, su prima Joanna Knatchbull, y Amanda, la hermanita de esta, de 16 años. Fue Amanda la elegida.
Lady Amanda Knatchbull

El príncipe le escribió a Lady Brabourne, su madrina y madre, de Amanda solicitando su opinión sobre un futuro enlace. Lady Patricia fue cautelosa. Le recordó al ahijado que Amanda era una colegiala, pero dejó abierta la posibilidad de una relación futura. En lo que Amandita crecía, Carlos volvió a enamorarse…

La conoció en 1975, en una fiesta dada por la mismísima Lady Jane. A pesar de no ser aristócrata (era nieta de Lord McGowan) Davina Sheffield se movía en los mismos círculos que el Príncipe de Gales. Yo odiaba a Davina Sheffield, pero tenía que admitir que era despampanante y con clase.

Rubia, ojos claros, figura perfecta, aire de Olivia Newton- John, era para portada de revista. Además, era tan señorita. Carlos quedó flechado con ella apenas la vio. La invitó a cenar, pero ella se negó porque estaba de novia con James Bearde, el as de las lanchas a motor. Carlos insistió, Davina rompió con Bearde y comenzó otra historia de amor que a Peter Morgan no le interesó mostrarnos.

Aparte de hermosa y discreta, Davina era un ángel. Si hasta había ido a rescatar a huerfanitos de guerra a Vietnam. Todos la amaban, menos el despechado Bearde quien a fue a la prensa y “likeó” todo sobre sus revolcones con la pobre ex.
Davina con bebés viertnamitas.

Si esto se hubiera sabido antes (aquí es donde se necesitaba a un Cromwell o a un Tommy Lascelles), se hubiera acallado con amenazas y sobornos, pero el escándalo fue mayúsculo. La relación no sobrevivió al bochorno, y otra vez, Carlos quedó destrozado.

Es posible que lo haya ayudado a buscar consuelo en Camilla, pero él debía pensar en La Corona y el futuro. Las Camillas, las Kangas servían para escuchar, pero no para reinar. Anna Wallace, la millonaria escocesa apodada el “látigo” (whiplash) podría ser fabulosa en la cama, pero el príncipe quería una madre para sus hijos. Además, Anna tenía una lista de amantes tan larga que la princesa Ana la apodó “The Wallace Collection”. Carlos se dio el gusto de dejarla plantada en el octogenario cumpleaños de la Queen Mum y la escocesa nunca más le devolvió el saludo.
Anna Wallace

Era hora de volver a Amanda, ahora estudiando en la Universidad de Kent. Nadie sabe exactamente cómo sucedieron las cosas y la “novia” nunca ha hecho declaraciones, pero el Príncipe de Gales entregó toda su correspondencia sobre el tema a Jonathan Dimbleby. Así sabemos que en 1978 se estaba preparando un gran tour de Carlos por la India. Este tour estaba planeado para 1980.

Lord Mountbatten quería acompañar a Carlos y llevaría a Amanda que entonces tendría 22 años. El Duque de Edimburgo se opuso al plan de su tío. No quería que la presencia de Dickie, quien había sido el último Virrey de la India, opacase a su hijo. Lord Brabourne, padre de Amanda, también se opuso. Le parecía que la presencia de su hija desataría una campaña de prensa que podría afectar el incipiente romance.

Sin embargo, todo da a entender que el matrimonio era más que una posibilidad. Carlos incluso estuvo en planes de comprar una mansión para vivir con Amanda después de casados. Pero en 1979 ocurrió el horrible atentado que cobró las vidas de Lord Mountbatten, de la abuela y hermano de Amanda y dejó a su padre malherido. Pasado el luto, y después del tour indio, Carlos invitó a Amanda a pasar unas vacaciones con él en el Caribe.

Fue en las Bahamas donde formalmente le pidió matrimonio a su prima, y Amanda lo rechazó. Por las fotos vemos que la estaban pasando bien, pero la tragedia familiar había marcado a Amanda y la había hecho entender lo importante que era llevar una vida normal, lejos de atentados y peligros.

Amanda Knatchbull eventualmente sacó un certificado de visitadora social (también tiene un título en mandarín de la Universidad de Beijing) y dedicó su vida a trabajar con los más vulnerables, ósea niños y ancianos. Su trabajo solo ha sido interrumpido para casarse, en 1987, con el escritor católico Charles Ellingworth con quien tiene tres hijos.

Amanda tuvo suerte y escogió el camino indicado, pero en 1980, Carlos volvía a foja 0. Sería una de sus muchas exnovias quien vendría en su ayuda.

Lady “Cupido” Spencer
En 1978, la prensa que a cada rato ligaba al heredero del trono con alguna encopetada aristócrata añadió a la lista a Lady Sarah hija del Conde Spencer. Las familias eran amigas, los Spencer pasaban mucho tiempo en círculos reales. Sarah tenía un pedigrí admirable, descendiendo no solo de los Spencer Churchill sino también de Carlos II.

Su problema era a) era de todo menos virgen b) sufría de anorexia c) era una alcohólica en receso y d) como se iba a descubrir, tenía una bocaza. Sarah había sido expulsada de su colegio por beber vodka en clase. El gusto por el alcohol no se le acabó y cuando su romance con el futuro Duque de Westminster terminó, Sarah dejó de comer.

Aun así, se veía guapa, pelirroja y alegre cuando se reencontró con el príncipe Carlos en Ascot en 1977. Carlos la había conocido niña, ahora lo impactó su agudo ingenio, y su audacia. Lo que siempre él ha buscado en las mujeres. Sarah, en cambio, vio en él una posibilidad de hacer algo con su vida.

Su primer acto constructivo fue asumir su enfermedad y buscar ayuda en una clínica donde tratasen desórdenes alimenticios. La misma a la que acudiría su hermana años más tarde. Para el otoño, Carlos y ella eran inseparables. Sarah lo llevó a Althorp para presentarlo con su familia, incluyendo a su hermana Diana de solo 16 años.

En febrero de 1978, la feliz pareja se fue a esquiar a Suiza. Una noche en que, por alguna razón, Sarah cenaba sola se le acercaron dos periodistas ingleses James Whittaker y Nigel Nelson. Lo normal es que Sarah hubiese dicho que no daba entrevistas o incluso que se hubiese marchado, pero no se sabe si porque estaba enojada con Carlos, si había bebido, o si fue presa de esos violentos cambios de ánimo que afectan a los anoréxicos, pero dio una entrevista…la peor…

Muy parlanchina, Lady Sarah, habló de sus examantes, de su anorexia, de su alcoholismo. Contó que estaba haciendo un álbum de recortes con toda la prensa que había surgido de su romance: “para mostrárselo a mis nietos”. ¡Epa! Sus nietos no serían de la realeza puesto que como dijo muy enfática la pelirroja ¡no me casaría con Carlos ni si fuese el rey de Inglaterra, ni el barrendero!”.
Con Lady Sarah en Suiza

A la mañana siguiente, Lady Sarah al recordar lo hecho, entró en pánico. Se lo contó a Carlos como si fuera una broma. Él no le vio la gracia al asunto. “Has hecho algo muy estúpido” fueron las palabras con las que terminó el compromiso.

Para Carlos este rompimiento marcó el fin de su búsqueda. Se centró en affaires con amantes expertas como Susan George y Anna Wallace, y cifró sus esperanzas de una familia en su prima Amanda. En 1979, Lady Sarah se casó con su primo Neil McCorquodale con el que ha tenido tres hijos.

En cuanto a Carlos, después que Amanda le dio calabazas, estaba bastante alicaído. Tenía 31 años y el cuento de buscar novia no lo llevaba ninguna parte. En el verano de 1980 aceptó pasar un fin de semana en la country house de Philippe de Pass en Sussex. Una mañana, mientras jugaba polo, notó que otra invitada lo observaba. La reconoció como la hermana de su ex. Así entró Lady Diana a alborotar a los Windsor.

¿Como tomó las cosas Lady Sara? Pues a la prensa le puso su mejor sonrisa. “He sido Cupido” dijo en una entrevista a The Guardian, pero entre sus allegados hay un consenso.  Sarah jamás perdonó a su hermana. Testigos han dicho que mientras ayudaba a Diana a ponerse el vestido de novia le gruñía “Debí haber sido yo. ¡Todo esto debió sucederme a mí!”.
La Princesa y La Despechada

Y ahora que hemos visto a los especímenes principales de la fauna de mujeres del Príncipe de Gales, vienen dos preguntas. ¿Cuál de todas hubiese sido la mejor Princesa de Gales? ¿Y Cuál hubiese hecho más feliz a Carlos? Aunque no lo parezca son dos trabajos diferentes.

6 comentarios:

  1. Desde FB
    Ray Badilla Excelente. Creo que la pareja Carlos y Camilla es una de las historias más extraordinarias ocurridas en la realeza en las últimas décadas. Astrid y Carlos habrían sido indudablemente una pareja estupenda e ideal. De jóvenes Carolina y Carlos se han frecuentado seguro pero que fueran una pareja no me resulta. Es conocido que la Reina Ena le sugirió a Grace de Mónaco que el candidato ideal para el marido de Carolina debía ser Ernest de Hannover. Se dice que la abuela materna de Sarah y Diana Spencer, Lady Fermoy, dama preferida y amiga confidente de la Queen Mum, habría expresado claramente sus reservas acerca de la idoneidad de la candidatura de sus dos nietas para futura mujer de Carlos. Lady Fermoy era una aristócrata a la vieja usanza que se sentía tremendamente vinculada al viejo sistema de castas y no se enorgullecía de que una de sus nietas se casase con Carlos porque temía que las nietas no estuviesen a la altura de su cargo.

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    1. María Elena Venant Ray Badilla, fijate como el relato hist'orico cambia con el tiempo. Los primeros biografos de Diana, y el rumor popular era que el matrimonio fue concertado por la Queen Mum y Lady Fermoy. Y yo decia como la Reina Madre querr'a su nieto, tan fragil y sensible, con una hist'erica? Y ahora lo que dices tiene sentido. Por qué Doña Victoria Eugenia habrá ofrecido a Ernest de Hanover? Aunque su título es imponente, no es una gran persona. dE Carolina podría hablar dias enteros. Seguí su desdichada "carrera desde su adolescencia hasta su matrimonio con Casiraghi. Sabias que anduvo con el hermano de Camilla? Hizo tan mal primer matrimonio, cosechó tan mala fama. Una lástima, la princesa mas bella de su tempo. Y Charlotte...otra perdida.

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  2. Desde FB
    Alfonso Velasco Sendra Es una tarea titánica. Ante todo felicidades por el artículo y gracias por Charles Ellingworth (no conocía a ese escritor católico inglés y además está en Goodreads). Ya sabes que a mí me gustan mucho las ucronías y la historia ficción, o qué hubiera pasado sí? Chesterton ya hizo un experimento cuando hizo que Don Juan Austria se casase con María Estuardo. Pero en este claro lo tengo muy claro. Creo que la mujer que le haría feliz sería Camilla, o de ser cierto lo que cuenta la australiana. Sobre quién habría sido la mejor esposa. Por el currículum que veo, lo tengo clarísimo la Princesa Astrid de Luxemburgo. Porque era la mejor por el rol, y además era una persona religiosa, caritativa, y de buen corazón. No creo que le hubiera costado enamorarse de Carlos, mucho. Lo malo que era Católico y desde las leyes orangistas jamás se habría consentido. Los matrimonios mixtos no se reconocen sino educas a los hijos en la fe católica, y la ceremonia anglicana no está reconocida por currículum ella. No hubiera sido mala opción la Wellesley. Bueno el Príncipe Carlos está hecho un Florentino Ariza, como no puedo tener a Camila me lío con unas mil 😁, y yo que quiero ser libertino, y no puedo 🤣.

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    1. María Elena Venant Alfonso Velasco Sendra Yo tampoco conocia a Ellingworth. Uff yo casé a Maria Tudor con su tio Charlie Brandon, influencias del fanfiction de The Tudors. Pero a la Estuardo siempre la dejé con Bothwell. Yo creo que no hubiese resultado con Camilla entonces. Necesitaban madurar. Por supuesto que Astrid iba a ser una gran reina, pero me alegro que haya encontrafo a su verdafero amor. nOoo, la Wellesley hubiese sido peor que Diana y Kanga, pobrecita, estaba medio loca. Yo creo que Davina, si alguien hubiese sido capaz de cortarle la lengua al novio, hubiese hecho feliz a Carlos. En terminos de reina, Lady Amanda, por el parentezco, personalidad y crianza hubiese aguantado, tal vez sacado del medio a Camilla y hubiese apoyado a Carlos y servido de puente con la reina.

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  3. YA VINEEEEE! Me esperabas? Antes de dormir comento.

    Impecable entrada! Entiendo la desesperación de Carlos hasta cierto punto. Es así cuando tu trabajo es tu vida personal al mismo tiempo,y para entonces su deber era buscarse una mina adecuada para el laburo. Da lástima que de tanto esfuerzo terminó con la más desequilibrada.

    Para mí Carlitos hubiese sido feliz con Kanga, pero Amanda era LA CHICA para La Firma. La verdad me hubiese gustado, me quedé con tantas ganas como Dickie de que la Casa Real se llamara Mountbatten que con Amanda habría sido una venganza perfecta post-mortem.

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    1. Por supuesto que te esperaba.
      El problema de Kanga es que peinaba la muñeca. También tenía problemas con la botella y estuvo internada y se lanzaba por las ventanas. No, definitivamente Amanda hubiese sido la mejor opción.
      a) Tenía más sangre real que la Queen Mom y Lady Diana. Si Diana descendía de reyes de cuadros de van Dyck, Amanda era tatarataniea de la reina Victoria, alguien más cercano a la imaginación popular. Estaba emparentada con las familias reales de Grecia, España y hasta Suecia. Aunque era nieta de la infamosa Edwina Ashley, era también nieta de un héroe nacional (y mártir de la realeza).
      b) A diferencia de Diana, y a pesar de su linaje cosmopolita, era muy inglesa. Había estudiado en colegios y universidades ingleses. Su padre pertenecía a la nobleza británica (por parte de su abuela paterna Amanda descendía de esos reyes míticos de Irlanda) y su tatarabuelo por parte de madre era judío lo que le daba diversidad. Diana en cambio no tenía lazos con ninguna parte, descendería del Duque de Marlborough (también Amanda), pero había vivido en el campo o en internados de donde la sacaron por porra y se pasó seis meses en un internado en Suiza donde acumuló más malas notas. Sus padres serian nobles, pero su única contribución era aparecer en tabloides.
      c) Amanda era instruida, profesional, había elegido una carrera no para ganar plata sino para servir a la comunidad. ¡Hasta habla chino! Diana fue pésima alumna, a los 17 años estudio cocina y nunca aprendió a cocinar. Antes de casarse era limpiadora de baños y nana (de niños). No que yo desprecie esos trabajos en alguien que no puede aspirar a más, o que los usa para pagarse los estudios, pero en Diana era un bajón social, demostraba su inutilidad.
      d) Soy promotora del matrimonio de primos y creo que el ser primos lo suficiente lejanos para no heredarles taras a los hijos, era una ventaja. Amanda hubiese ayudado a su marido limar roces con la familia real, ella hubiese sido vista como “una de ellos”.
      Hace cien años, la costumbre era que las mujeres se casaran antes de los 21amos y los hombres después de los 30 cuando ya tenían una posición económica estable. Eso cambi’o con la segunda Guerra Mundial cuando los hombres se casaban jóvenes temerosos de morir sin alcanzar a engendrar un hijo. El padre de Amanda se casó a los 21, el príncipe Felipe a los 26. Por eso Carlos se sentía presionado a casarse antes de los 30. Para cuando perdió a Amanda, tenía claro que, si quería una mujer refinada, con sangre noble, y sin pasado bochornoso iba a tener que casarse con una cabrita muy joven y así le cayó la Diana en las rodillas.
      Yo voy a seguir con The Crown, si D-s me lo permite, con semblanzas de la princesa Ana y de los Duques de Windsor. A una Morgan la postergó, a los otros los exaltó demasiado. Hora de ver la verdad. Pero tenemos que encontrar otros temas para copuchar. Muchas gracias por haber pasado por Latinas de Ayer. Un abrazo.

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